Guerra civil española para niños
Datos para niños Guerra civil española |
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Parte de período de entreguerras | ||||
Partiendo de arriba a la izquierda, en el sentido de las agujas del reloj: un tanque republicano en la batalla de Belchite; Granollers tras ser bombardeada por la aviación legionaria en 1938; una bomba en el Sáhara; tropas durante el asedio del Alcázar de Toledo; un cañón antiaéreo del bando sublevado durante el asedio de Madrid; el batallón Lincoln.
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Fecha | 17 de julio de 1936-1 de abril de 1939 (2 años, 8 meses y 15 días) | |||
Lugar | España | |||
Casus belli | Fracaso parcial del golpe de Estado de julio de 1936 | |||
Resultado | Victoria del bando sublevado e implantación de la dictadura de Francisco Franco | |||
Consecuencias | Véanse Consecuencias | |||
Beligerantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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~500 000 muertos en total
~120 000 en retaguardia |
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La Guerra Civil Española, desencadenada en 1936 por un golpe de Estado contra el Gobierno de la Segunda República, dividió a España en dos bandos: el republicano y el sublevado. Apoyado por potencias extranjeras como Alemania e Italia, el bando sublevado, liderado por Francisco Franco, triunfó en 1939, instaurando una dictadura que duró hasta 1975. La guerra, compleja y multifacética, involucró luchas de clases, nacionalismos opuestos y enfrentamientos ideológicos entre fascismo y comunismo. Ambos bandos cometieron crímenes atroces, y las consecuencias de la guerra, tanto demográficas como materiales e intelectuales, marcaron profundamente la historia de España durante décadas.
Contenido
- Antecedentes
- El detonante: el golpe de Estado de julio de 1936
- Las operaciones militares
- La guerra naval
- Evolución de la zona sublevada
- Evolución de la zona republicana
- La Iglesia y la guerra civil española
- La represión en las retaguardias
- Consecuencias
- Memoria histórica
- La guerra civil en el arte
- Frases célebres sobre la Guerra Civil Española
- Datos de interés
- Galería de imágenes
- Véase también
Antecedentes
En enero de 1930, el general Miguel Primo de Rivera reconoce el fracaso de la Dictadura instaurada en septiembre de 1923 y dimite. Alfonso XIII nombra presidente del gobierno al general Dámaso Berenguer, pero no logra restaurar la "normalidad constitucional". En febrero de 1931, el almirante Juan Bautista Aznar convoca elecciones municipales para el 12 de abril. Las candidaturas republicano-socialistas ganan en las ciudades, y el 14 de abril, Alfonso XIII abandona el país. En Madrid, el "comité revolucionario" proclama la República y asume el poder como Gobierno Provisional, presidido por Niceto Alcalá-Zamora. Durante el primer bienio, se aprueba la Constitución republicana, y el gobierno de coalición de republicanos de izquierda y socialistas profundiza las reformas para modernizar España.
Los gobiernos del Frente Popular enfrentaron un aumento de la violencia política provocada por Falange Española, un partido fascista marginal que ganó fuerza tras el triunfo del Frente Popular. El 12 de marzo de 1936, perpetraron un atentado contra el diputado socialista Luis Jiménez de Asúa, resultando muerto su escolta. El gobierno prohibió el partido y detuvo a su líder, José Antonio Primo de Rivera, pero continuaron los atentados y la violencia contra la República. Incidentes graves ocurrieron el 14 y 15 de abril, donde hubo muertes y heridos, aumentando la tensión política. Entre abril y julio, la violencia de Falange causó más de cincuenta víctimas entre organizaciones de izquierda y ataques a edificios religiosos. La percepción de un gobierno débil contribuyó a la preparación de un golpe militar.
El domingo 12 de julio, en Madrid, el teniente José del Castillo, reconocido por su activismo izquierdista, murió posiblemente a manos de extremistas de derecha. En represalia, policías dirigidos por el capitán Condés dieron muerte a José Calvo Sotelo, líder monárquico, sin relación con la muerte de Castillo. Esto exacerbó la tensión política. Un estudio detalla que entre febrero y julio de 1936 hubo 262 muertos en 189 incidentes, siendo 112 causados por fuerzas de orden público. La violencia fue utilizada como justificación por los vencedores de la Guerra Civil. Historiadores debaten sobre si el Frente Popular perdió el control, concluyendo que la crisis no justificaba el levantamiento militar. La polarización política reflejaba una sociedad dividida, con raíces en el siglo XIX, marcada por la dictadura de Primo de Rivera y la tradición de los pronunciamientos.
El detonante: el golpe de Estado de julio de 1936
Nada más conocerse la victoria del Frente Popular en las elecciones, se produjo un intento de «golpe de fuerza» por parte de la derecha para frenar la entrega del poder. Gil Robles y el general Franco intentaron declarar el «estado de guerra», desautorizados por el presidente en funciones y el ministro de la guerra. Generales como Mola organizaron un «alzamiento militar» para derrocar al gobierno y establecer una dictadura militar presidida por Sanjurjo. La trama golpista se desplazó a Pamplona, dirigida por Mola como "el Director". Se planeó la sublevación de guarniciones comprometidas y el apoyo de milicias antirrepublicanas. El asesinato de José Calvo Sotelo aceleró el compromiso con la sublevación. El día 14 de julio se adelantó la fecha de la sublevación, fijada para los días 18 y 19 de julio de 1936.
El 17 de julio en Melilla, coroneles y oficiales trazaron planes para el alzamiento militar, informados a la Falange. El general Romerales, informado, envió una patrulla para registrar el departamento cartográfico, pero fue detenida por sublevados. Arrestaron a Romerales, proclamaron el estado de guerra y adelantaron el levantamiento, avisando a Marruecos. La sublevación se extendió a guarniciones en la península, Canarias y Baleares. Los sublevados controlaban gran parte del territorio, incluyendo Sevilla, Córdoba y parte de Aragón. En la zona rebelde, crearon una Junta de Defensa Nacional en Burgos. Las fuerzas republicanas sofocaron el alzamiento en zonas industriales y urbanas, manteniendo el control en la mitad este de la Península. España quedó dividida en dos zonas, preparándose para una guerra civil que desangraría al país durante tres años.
Las operaciones militares
Aunque es un tema controvertido, la mayoría de los historiadores estima que cerca del 70% de los 15,000 jefes y oficiales en activo en 1936 se unieron al bando sublevado (1,236 fueron ejecutados o encarcelados por desafiar al bando vencedor en cada lugar). La mayoría de los 100 generales no participaron en la sublevación. De los 210,000 soldados y suboficiales, alrededor de 120,000 quedaron en la zona sublevada, incluyendo los 47,000 del Ejército de África, las mejores tropas. La Guardia Civil quedó dividida entre leales y rebeldes. Durante la guerra, el bando sublevado aumentó su fuerza militar mientras que la del bando republicano disminuyó, con muchos oficiales pasando al bando rival. La ayuda extranjera favoreció al bando sublevado, recibiendo armas y tropas de la Alemania nazi y la Italia fascista.
Leyenda Zona controlada por los sublevados República Española Principales centros de los sublevados
Principales centros de la República]] El 17 de julio, tras el éxito de la sublevación en el Protectorado español de Marruecos, el ministro de Marina, José Giral, ordenó el bloqueo de Ceuta, Larache y Melilla con barcos de guerra republicanos. Desde Cartagena, los destructores Almirante Valdés, Lepanto y Sánchez Barcáiztegui partieron con esta misión. Sin embargo, las tripulaciones se rebelaron contra oficiales comprometidos con la sublevación, impidiendo que los sublevados usaran inicialmente el Ejército de África, integrado por la Legión Extranjera y los regulares. Mientras se sofocaba la rebelión en Madrid el 19 de julio, columnas republicanas se movilizaron hacia la Sierra de Guadarrama para detener las fuerzas enviadas por el general Mola. Este frente se estabilizó, marcando el inicio de la batalla de Guadarrama. Desde Barcelona, se organizaron expediciones a Aragón y Baleares, aunque sin éxito. El avance de los sublevados desde Sevilla hacia Madrid se aceleró con la Campaña de Extremadura, que culminó con la caída de Talavera de la Reina el 2 de septiembre. La rápida caída de las poblaciones se debió al mejor entrenamiento y disciplina de las tropas sublevadas en comparación con las milicias republicanas.
El 21 de septiembre, el Ejército de África capturó Maqueda, a menos de 60 kilómetros de Madrid, mientras los generales sublevados nombraban a Franco como mando único. Este desvió fuerzas hacia Toledo para levantar el asedio del Alcázar, ganando prestigio y capital político. El 28 de septiembre, Franco fue nombrado generalísimo y jefe del Gobierno del Estado Español. El 8 de octubre, el Ejército de África llegó a San Martín de Valdeiglesias, a 40 km de Madrid, contactando con las fuerzas del norte en Guipúzcoa, cercando Madrid en un semicírculo. A principios de noviembre, comenzó la Batalla de Madrid con la resistencia republicana, marcando el fin del primer período de la guerra. Los sublevados intentaron envolver Madrid por el noroeste y el sureste, sin éxito. En febrero de 1937, tomaron Málaga, evidenciando la ineficacia republicana y provocando tensiones políticas. La Batalla de Guadalajara en marzo fue la primera victoria contra el fascismo, con la ayuda rusa y el fracaso italiano. El Ejército Popular demostró su capacidad de resistencia y organización, cambiando el curso de la guerra hacia enfrentamientos más tácticos y prolongados.
La Batalla de Guadalajara representó el último esfuerzo del bando sublevado por tomar Madrid. Iniciada apenas una semana antes de la Ofensiva del Norte, la Campaña del Norte fue un ataque de las fuerzas sublevadas contra la franja cantábrica fiel a la República pero aislada del resto de la zona republicana. El objetivo principal era controlar los valiosos recursos mineros e industriales, especialmente las siderurgias y las fábricas de armas, además de trasladar la flota sublevada al Mediterráneo para interrumpir el tráfico marítimo hacia los puertos republicanos. La ofensiva, liderada por el general Emilio Mola, contaba con un considerable respaldo italiano y alemán. A pesar de algunos avances republicanos iniciales, la batalla terminó en una victoria para el bando sublevado. Este éxito les permitió concentrar sus fuerzas en otros frentes, marcando un punto crítico en la guerra civil española y estableciendo las bases para una futura victoria.
El 12 de diciembre de 1937, la 11 División republicana, bajo el mando del miliciano comunista Enrique Líster, inicia la batalla de Teruel, estratégicamente planeada por el coronel Vicente Rojo. El objetivo es tomar Teruel para reforzar la confianza en la causa republicana tras la derrota en la Campaña del Norte. Franco intenta romper el cerco, pero las bajas temperaturas y la nieve dificultan sus acciones. El 8 de enero, la ciudad cae ante las fuerzas republicanas. Sin embargo, las ofensivas «nacionales» minan las defensas republicanas, y el 21 de febrero de 1938, Teruel vuelve a manos de Franco. Leyenda Zona controlada por los sublevados República Española Principales centros nacionalistas
Principales centros republicanos]] La Batalla de Teruel, en diciembre de 1937, marcó las debilidades del ejército republicano, llevando a Franco a cambiar su estrategia y lanzar la Ofensiva de Aragón contra Cataluña y Valencia, en lugar de atacar Madrid. La ofensiva comenzó al sur del río Ebro el 9 de marzo de 1938, con los "nacionales" avanzando rápidamente. Tomaron Alcañiz y Caspe, luego Fraga y Lérida. Franco desvió hacia el Mediterráneo, alcanzando Vinaroz en abril, dividiendo la zona republicana. La crisis de marzo de 1938 llevó a cambios en el gobierno republicano. La Ofensiva del Levante buscó tomar Valencia, pero encontró resistencia en la línea XYZ. La Batalla del Ebro, desde julio hasta noviembre de 1938, resultó en una victoria para los sublevados, mientras la comunidad internacional observaba sin intervenir, especialmente después de los Acuerdos de Múnich en septiembre de 1938.
Los dos ejércitos salieron muy quebrantados de la batalla del Ebro, pero los "nacionales" lograron rehacerse rápidamente, estando, a principios de diciembre de 1938, preparados para comenzar la ofensiva de Cataluña, la última significativa de la guerra. El ataque a Cataluña se retrasó debido al mal tiempo y comenzó el 23 de diciembre, encontrando una fuerte resistencia. El avance de las tropas "nacionales" fue prácticamente imparable a partir de enero de 1939. Los ejércitos republicanos se retiraron hacia la frontera francesa, y el 26 de enero los "nacionales" entraron en Barcelona, mientras el presidente del gobierno republicano, Juan Negrín, intentaba reactivar la guerra en la zona centro-sur. Se gestaba una conspiración militar y política liderada por el coronel Segismundo Casado. El 4 de marzo se produjo la sublevación de la base naval de Cartagena, mientras la guerra llegaba a su fase final.
El 5 de marzo, tras la sublevación de Cartagena, comenzó el golpe de Casado, liderado por el general Miaja. El Consejo Nacional de Defensa depuso al gobierno de Negrín, pero no mencionó las negociaciones de paz. Las fuerzas comunistas resistieron en Madrid, pero fueron derrotadas, y Negrín y los líderes comunistas abandonaron España para evitar ser capturados. Franco rechazó un nuevo "abrazo de Vergara" y solo aceptó una rendición sin condiciones. Casado y su consejo fueron evacuados a Marsella el 29 de marzo. Las tropas nacionales ocuparon Madrid y el resto de la zona centro-sur sin resistencia. En Alicante, miles de personas esperaban embarcar en barcos británicos o franceses, pero la mayoría fueron capturadas por tropas italianas. El 1 de abril de 1939, Franco anunció la victoria y el fin de la guerra civil española.
En la guerra civil española, las acciones marítimas fueron limitadas, con las flotas evitando enfrentamientos directos. Tras los combates en el estrecho de Gibraltar en 1936, las estrategias se volvieron conservadoras, priorizando la preservación de los recursos. La Marina republicana, aunque superior inicialmente, no logró equipararse a la sublevada. La ayuda extranjera favoreció a los sublevados, mientras la República recibió limitado respaldo. La disciplina y moral republicanas se vieron afectadas por la represión inicial. Aunque la Marina republicana protegió rutas comerciales, su eficacia fue cuestionada. La base naval de Cartagena ganó importancia estratégica para la República, mientras el bando sublevado recibió apoyo naval extranjero. Incidentes como el bombardeo de Almería influyeron en la diplomacia internacional. La inferioridad marítima republicana se agravó al final del conflicto.
La guerra civil española (1936-1939) presenció un cambio significativo en la guerra aérea, con un intenso uso de la aviación en bombardeos sobre la retaguardia, afectando a la población civil. Ambos bandos recibieron ayuda extranjera, con modernos bombarderos: los Savoia-Marchetti S.M.81 y S.M.79 italianos y los Junkers Ju 52 y Heinkel He 111 alemanes para el bando sublevado; y los Katiuskas soviéticos para la República. El bando sublevado empleó el "bombardeo de terror" en Madrid, Durango, Guernica y otras ciudades para desmoralizar a la población civil. Las ciudades más devastadas incluyen Barcelona, Madrid, Valencia, Tarragona, y otras. La aviación se convirtió en un arma decisiva, con la ayuda italiana y alemana siendo crucial para la victoria franquista. Otros hitos incluyen el primer puente aéreo, la importancia de los aviones de caza en el dominio aéreo, y los bombardeos ideológicos mediante octavillas y mensajes sobre ciudades en retaguardia.
Evolución de la zona sublevada
Tras la etapa de provisionalidad representada por la Junta de Defensa Nacional tras la muerte del general Sanjurjo, los sublevados nombraron a Franco como generalísimo y jefe del Gobierno del Estado a partir de octubre de 1936. Con la guerra prolongándose, Franco inició la configuración del "Nuevo Estado", destacando el Decreto de Unificación de abril de 1937, que integraba fuerzas políticas bajo un único partido, la Falange. La construcción del "Nuevo Estado" fue acompañada por la destrucción de todo vestigio republicano. En la zona sublevada, se procedió a una contrarrevolución, reprimiendo cualquier vestigio de la República. La Junta de Defensa Nacional, presidida por Cabanellas, asumió todos los poderes del Estado y extendió el estado de guerra por toda España. Franco consolidó su liderazgo tras la liberación del Alcázar de Toledo y fue nombrado Jefe del Gobierno del Estado Español con poderes absolutos. Este decreto de septiembre de 1936 estableció la legitimidad del poder de Franco durante los siguientes 39 años.
El 1 de octubre de 1936, en el salón del trono de la Capitanía General de Burgos, Francisco Franco tomaba posesión de su nuevo cargo, como Generalísimo del ejército sublevado y Jefe del Gobierno del Estado.
Un día antes, el obispo de Salamanca Enrique Pla y Deniel había publicado una pastoral, legitimando la guerra como "una cruzada por la religión, la patria y la civilización", otorgando así una nueva legitimidad a los sublevados. La primera ley de Franco creó la Junta Técnica del Estado, presidida por el general Dávila, y con la Secretaría General a cargo de Nicolás Franco. La sede principal se ubicó en Burgos, aunque la capital política era Salamanca, donde residía el Cuartel General de Franco.
El siguiente paso fue el Decreto de Unificación de abril de 1937, buscando fusionar los carlistas y falangistas en un "partido único". Ramón Serrano Súñer, asesor de Franco, promovió esta unificación, aunque las diferencias ideológicas eran difíciles de superar. Franco consolidó su poder con la detención de Manuel Hedilla y el establecimiento del lema "Una patria, un Estado, un caudillo". La muerte de Emilio Mola en junio de 1937 favoreció a Franco, eliminando a un rival clave. En octubre de 1937 se formó el Consejo Nacional de FET y de las JONS, aunque solo tuvo funciones consultivas.
En enero de 1938, durante la batalla de Teruel, se inicia la configuración del «Nuevo Estado». Franco promulga la Ley de la Administración Central del Estado, creando una estructura ministerial. Su primer gobierno, formado el 30 de enero, lo encabeza como Presidente, con Francisco Gómez-Jordana como Vicepresidente y Ministro de Asuntos Exteriores. Destaca la influencia de Ramón Serrano Súñer como ministro de Gobernación. Este gobierno institucionaliza el régimen con el «Fuero del Trabajo», derogando el Estatuto de Autonomía de Cataluña, y promulgando leyes de prensa, enseñanza media y pena de muerte. La amalgama ideológica del «Nuevo Estado» combina elementos fascistas y católicos. En 1939, el desfile de la Victoria en Madrid y la imposición de la Gran Cruz Laureada de San Fernando a Franco consolidan su poder.
Evolución de la zona republicana
En la tarde del viernes 17 de julio se conocía en Madrid que en el Protectorado de Marruecos se había iniciado una sublevación militar. Al día siguiente la sublevación se extendió a la península y las organizaciones obreras (CNT y UGT) reclamaron «armas para el pueblo» para acabar con ella, a lo que el gobierno de Santiago Casares Quiroga se negó.
El 18 de julio, Casares Quiroga renuncia y Diego Martínez Barrio intenta formar un gobierno conciliador para detener la rebelión sin apoyo armado obrero. Sin éxito, dimite, y Azaña nombra a José Giral, quien entrega armas a las organizaciones obreras. Esta decisión desencadena una revolución social, perdiendo el Estado el monopolio coercitivo. Surge un poder obrero autónomo que colectiviza empresas y asegura la producción. A pesar de la revolución, el Estado republicano persiste, reducido a la inoperancia. Giral, en el plano internacional, busca apoyo armamentístico y en el interior intenta controlar las ejecuciones indiscriminadas. A pesar de los tribunales especiales, las actividades de las "checas" continúan. La caída de Talavera de la Reina y la ocupación de Irún por los sublevados llevan a la dimisión de Giral el 3 de septiembre de 1936.
El periodo que abarca desde la dimisión de Giral hasta el gobierno de Juan Negrín fue crucial en la historia de la Segunda República Española durante la Guerra Civil. Tras la renuncia de Giral, Azaña encomendó a Largo Caballero la formación de un gobierno de coalición, con el objetivo de crear una alianza antifascista. Largo Caballero priorizó la guerra y tomó medidas como la unificación del ejército y la dirección de la guerra.
Sin embargo, las acciones del gobierno no lograron detener el avance de las tropas rebeldes hacia Madrid. Ante la inminente llegada del ejército sublevado a la capital, el gobierno decidió trasladarse a Valencia, dejando la defensa de Madrid a cargo del general Miaja.
El gobierno de Largo Caballero también buscó restablecer la autoridad del Estado, pero enfrentó tensiones con las regiones autónomas como Cataluña y el País Vasco. En Cataluña, se creó un ejército propio y se aprobó el decreto de colectividades, mientras que en el País Vasco se estableció un gobierno autónomo.
La primavera de 1937 marcó una crisis en el gobierno de Largo Caballero, debido a diferencias entre los anarquistas y los comunistas sobre la estrategia a seguir en la guerra. Los enfrentamientos en Barcelona en mayo de 1937 evidenciaron estas divisiones y llevaron a la dimisión de Largo Caballero, siendo reemplazado por Juan Negrín.
El gobierno de Negrín mantuvo la lucha contra el avance franquista, pero las derrotas en Teruel y Aragón provocaron una crisis en marzo de 1938. Azaña y Prieto abogaban por negociar una rendición, mientras que Negrín prefería resistir. La batalla del Ebro y los Acuerdos de Múnich marcaron el declive final de la República. La campaña de Cataluña significó la caída definitiva de la resistencia republicana, y el exilio de las autoridades republicanas puso fin a la guerra civil española.
La Guerra Civil Española tuvo un impacto inmediato en las complejas relaciones internacionales de la década de 1930. Europa se vio envuelta en una lucha política, diplomática e ideológica entre las potencias democráticas (Gran Bretaña y Francia), los regímenes fascistas (Alemania de Adolf Hitler y Italia de Benito Mussolini), y la Unión Soviética de Iósif Stalin. Cada Estado abordó el conflicto español desde sus propios intereses.
Los regímenes fascistas europeos y el Portugal de António de Oliveira Salazar respaldaron a los militares sublevados, mientras que la República recibió ayuda de la Unión Soviética y las Brigadas Internacionales. La política de "no intervención" de Gran Bretaña y Francia, aunque teórica, fue socavada por el apoyo armamentístico a los sublevados por parte de Alemania, Italia y Portugal. La intervención extranjera, especialmente el respaldo militar a los sublevados por parte de Alemania e Italia, influyó significativamente en el curso de la guerra.
La Guerra Civil Española, conocida como la "guerra de España" en la prensa internacional, tuvo un impacto inmediato en las complejas relaciones internacionales de la década de 1930. En Europa, la lucha reflejó una confrontación política, diplomática e ideológica entre potencias democráticas como Gran Bretaña y Francia, potencias fascistas como Alemania e Italia, y la Unión Soviética de Stalin. Los regímenes fascistas y Portugal respaldaron a los militares sublevados, mientras que la República obtuvo apoyo de la Unión Soviética y las Brigadas Internacionales.
La política de "no intervención" de Gran Bretaña y Francia buscaba aislar el conflicto español, influenciada por la política de apaciguamiento hacia la Alemania nazi. Sin embargo, la intervención extranjera en favor de los sublevados fue evidente, con Italia y Alemania proporcionando ayuda militar significativa. Por otro lado, la República recibió apoyo de la Unión Soviética y de voluntarios de varios países, formando las Brigadas Internacionales.
La financiación de la guerra fue crucial para ambos bandos. La República financió la guerra con el "oro de Moscú" y enfrentó estafas en la compra de armamento. En contraste, los sublevados obtuvieron ayuda económica y financiera de Italia, Alemania y otros países, así como de individuos como Juan March y Alfonso XIII. La Guerra Civil Española se convirtió en un campo de pruebas para las potencias europeas, anticipando la Segunda Guerra Mundial y demostrando la complejidad de las alianzas internacionales y las rivalidades ideológicas de la época.
La Iglesia y la guerra civil española
El golpe de Estado en España de julio de 1936 se convirtió en una cruzada o guerra santa para legitimar el golpe militar, a pesar de que la motivación religiosa no figuraba en los pronunciamientos iniciales. José María Pemán, ideólogo del bando sublevado, fusionó la guerra con la fe, mientras el papa Pío XI se pronunció sobre el conflicto como una guerra civil. Aunque la mayoría de los obispos esperaron el pronunciamiento del Vaticano, la carta colectiva de los obispos españoles respaldó la visión de Franco, obteniendo apoyo católico mundial.
En la zona republicana, especialmente en Cataluña y el País Vasco, se desencadenó una persecución religiosa brutal, aunque algunos esfuerzos gubernamentales intentaron proteger a la Iglesia. Sin embargo, el gobierno republicano luchó por reconciliarse con la Iglesia, permitiendo el culto doméstico y posteriormente intentando restablecer el culto público, pero enfrentó resistencia anarquista y eclesiástica. La ofensiva final de Franco en Cataluña detuvo los intentos de reconciliación republicana. A pesar de los esfuerzos de algunos católicos, la guerra dividió profundamente a la Iglesia en España.
La represión en las retaguardias
El historiador Fernando del Rey Reguillo resalta que la Guerra Civil Española no solo fue un conflicto bélico, sino una lucha entre vecinos, con una brutalidad que deshumanizó a los adversarios. Los factores que desencadenaron la ruptura democrática se gestaron mucho antes de la Segunda República en 1931. Los crímenes más notorios incluyen la ejecución de Federico García Lorca en Víznar y la masacre de Badajoz por el bando sublevado, así como las Matanzas de Paracuellos por el bando republicano. Las localidades intermitentemente ocupadas por ambos bandos sufrieron ejecuciones y venganzas. En la zona republicana, los enfrentamientos internos, como las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona, también resultaron en represiones sangrientas, documentadas por George Orwell en Homenaje a Cataluña.
Consecuencias
Esta guerra, que ha durado 989 días, ha sido una de las luchas intestinas más largas, sangrientas, costosas y brutales de la historia moderna.Teniente coronel Henry B. Cheadle, agregado militar de Estados Unidos, 3 de abril de 1939
Ambos bandos en la Guerra Civil Española enfrentaron enormes gastos, agotando las reservas de oro del gobierno republicano para comprar armas y dejando a la zona republicana sin reservas monetarias. El bando sublevado, tras el conflicto, dependió en gran medida de la explotación de las reservas mineras por parte de Alemania hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La devastación fue palpable en muchas zonas, con pueblos totalmente arrasados, y la economía española tardó décadas en recuperarse, retrocediendo su PIB a niveles de 1922 hasta principios de los años 50.
Las víctimas civiles se cuentan entre 500,000 y 1,000,000, con muertes que no solo ocurrieron en combate, sino también por represión, ejecuciones sumarias y "paseos". La represión franquista fue particularmente severa contra elementos republicanos, resultando en exilios masivos y persecuciones sistemáticas. Las relaciones internacionales se vieron afectadas, con España aislada y el interés internacional desviado hacia la Segunda Guerra Mundial. Las regiones devastadas, incluidas Asturias, Cantabria, Extremadura, Guadalajara, Guipúzcoa, Madrid, Teruel, Vizcaya y Zaragoza, sufrieron graves pérdidas materiales y humanas, marcando profundamente la historia y la geografía española.
Memoria histórica
En 2007 el Gobierno de España aprobó la Ley de Memoria Histórica, que intenta restaurar la memoria y dignidad de los represaliados. Esta incluye renombrar vías públicas con nombres franquistas, eliminación de símbolos falangistas de monumentos, mapas de fosas comunes, etc.
Igualmente, otras administraciones económicas han actuado en la misma línea, llegando a pronunciarse a favor la ONU.
En 2020 el Gobierno de España aprobó la Ley de Memoria Democrática, expandiendo así la Ley de Memoria Histórica de Zapatero con medidas como la creación de un banco de ADN y un censo de víctimas, la resignificación del Valle de los Caídos o la prohibición de la Fundación Nacional Francisco Franco.
La guerra civil en el arte
La Guerra Civil Española es un tema central en la historiografía española, generando debate social y político, especialmente en la memoria histórica. Mientras las fechas del conflicto son acordadas, los revisionistas cercanos al franquismo proponen la Revolución de 1934 como su inicio. La declaración del estado de guerra divergió entre ambos bandos: el gobierno republicano la declaró casi al final para mantener el control civil, mientras que Franco la mantuvo durante años para asegurar su control militar.
En el cine, se realizaron películas documentales durante la guerra, como "España 1936" de Luis Buñuel, y ficciones como "Tierra y Libertad" de Ken Loach. En el teatro, obras como "Noche de guerra en el Museo del Prado" de Rafael Alberti reflejan el trasfondo del conflicto. La poesía de Machado, Hernández, Vallejo y Neruda retrata los sentimientos de la época.
La literatura también aborda el tema, desde obras clásicas como "Por quién doblan las campanas" de Hemingway hasta novelas contemporáneas como "Soldados de Salamina" de Javier Cercas. En las artes visuales, el "Guernica" de Picasso es emblemático. Además, videojuegos como "1936, España en llamas" y "Hearts of Iron IV" recrean los combates de la guerra civil.
Frases célebres sobre la Guerra Civil Española
- "La España que muere y la España que bosteza." - Antonio Machado, refiriéndose a la división ideológica y social durante la guerra.
- "¡No pasarán!" - Eslogan republicano que se hizo famoso durante la defensa de Madrid contra las fuerzas franquistas.
- "La guerra ha terminado, pero no ha cesado." - Francisco Franco, al término de la guerra, refiriéndose a la represión y la consolidación del régimen franquista.
- "Frente al capitalismo de Estado, la autogestión social." - Eslogan anarquista que refleja la lucha de las milicias anarquistas y los colectivos obreros durante la guerra.
- "No hay vencedores ni vencidos, solo vencidos." - Refleja el dolor y la tragedia de una guerra civil que dejó profundas heridas en la sociedad española.
Datos de interés
- Intervención extranjera: La Guerra Civil Española atrajo la atención y la intervención de otras potencias extranjeras. Por ejemplo, la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini apoyaron activamente al bando nacionalista de Franco, mientras que la Unión Soviética proporcionó ayuda militar y apoyo logístico al bando republicano.
- Brigadas Internacionales: Durante la guerra, miles de voluntarios de todo el mundo se unieron a las Brigadas Internacionales para luchar del lado republicano. Estos voluntarios provenían de más de 50 países y se unieron en solidaridad con la causa republicana.
- Guerra de propaganda: La Guerra Civil Española fue uno de los primeros conflictos en los que se utilizó la propaganda de manera extensiva por ambos bandos. Se produjeron pósteres, folletos, películas y otras formas de propaganda para influir en la opinión pública nacional e internacional.
- Papel de las mujeres: A pesar de que la sociedad española de la época era predominantemente patriarcal, muchas mujeres desempeñaron roles activos durante la guerra. Algunas lucharon como combatientes en el frente, mientras que otras desempeñaron roles en la retaguardia, como enfermeras, propagandistas y trabajadoras en la industria de guerra.
- Destrucción cultural: La Guerra Civil Española también provocó una enorme pérdida de patrimonio cultural e histórico. Muchos edificios, monumentos y obras de arte fueron destruidos durante los combates o como resultado de la represión cultural durante el régimen franquista que siguió al conflicto.
- División geográfica: La guerra dividió España en dos bandos enfrentados, con el norte y el este del país mayoritariamente controlado por los republicanos, y el sur y oeste por los nacionalistas. Esta división geográfica marcó profundamente la historia y la memoria colectiva de España durante décadas.
Galería de imágenes
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Manuel Azaña reunido con un grupo de militares, entre los que se encuentra Francisco Franco (a la derecha).
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Logo de las Juventudes de Acción Popular (JAP), grupo que fue adoptando la retórica fascista y aclamaron al líder de la CEDA José María Gil Robles como su "Jefe". Tras las elecciones de febrero de 1936, muchos afiliados a las JAP pasaron a integrarse en las milicias de la Falange Española.
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Santiago Casares Quiroga en 1931
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Mapas que representan los planes esbozados por Mola para dar el golpe de Estado que derribase a la Segunda República.
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Cartel propagandístico del bando sublevado, donde la Falange insta el reclutamiento militar para luchar por "La Patria, el Pan y la Justicia".
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Cartel propagandístico del bando republicano. Muestra al generalísimo Franco, como la Muerte, apoyado por un general de las potencias del Eje, un capitalista y un sacerdote.
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Miliciana posa con un rifle sobre un cañón en Barcelona, 1936. Tras la revolución social española de 1936, se reivindicó la incorporación de las mujeres en el entorno militar.
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Iglesia en Almendralejo (Badajoz) destruida tras la toma de la ciudad por las tropas de Cabanillas en agosto de 1936.
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Puente de los Franceses, sobre el río Manzanares. Disputado puente durante la batalla de Madrid.
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Niños escondiéndose durante un bombardeo sobre Madrid en 1937.
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Trinchera nacional en El Escorial, Madrid (enero de 1937).
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Artilleros italianos del bando sublevado disparando un cañón en la batalla de Guadalajara.
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Soldados italianos del Corpo Truppe Volontarie durante la batalla de Guadalajara
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Mapa de la Campaña del Norte
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Bombardeo de Guernica, el 26 de abril de 1937
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Nido de ametralladoras en una de las secciones del Cinturón de Hierro de Bilbao.
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Tropas nacionales entran en Bilbao después de su captura a mediados de 1937.
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Tanque T-26 republicano en la Batalla de Teruel (diciembre de 1937).
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Infantería del bando sublevado cruzando el Río Llobregat (enero de 1939), durante la Ofensiva de Cataluña.
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Militares nacionales en un pueblo próximo a Tortosa, entre 1938 y 1939.
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Bombardeo del puerto de Bilbao en junio de 1937 durante la batalla de Bilbao.
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Un militar del Bando nacional realiza el saludo fascista a bombarderos alemanes.
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Acceso a un refugio antiaéreo en Valencia, una de las ciudades más castigadas por los bombardeos.
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Mola junto al General Franco en una aparición en Burgos el 27 de agosto de 1936, recogida por el periódico alemán Berliner Illustrierte Zeitung. Mola es el que sobresale por la derecha.
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El acorazado alemán Admiral Scheer atracado en Gibraltar en 1936.
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Francisco Franco siendo elegido jefe de Estado de la España sublevada en el Palacio de Capitanía General, Burgos (octubre de 1936).
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Casa del Cordón, en Burgos, sede de la Junta Técnica del Estado.
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Bandera de Falange Española.
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En España amanece. Arriba España, propaganda falangista que muestra las siluetas de tres hombres realizando el saludo fascista.
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Cartel de propaganda del bando republicano en el que se muestran caricaturizados los integrantes del bando sublevado («Los nacionales»). Además del Ejército, la Iglesia y los «moros», aparece un capitalista con monóculo y la esvástica nazi.
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Primer Consejo de Ministros de Franco reunido en Burgos en febrero de 1938.
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Pancarta con el lema No pasarán en la calle Toledo de Madrid. Esta frase se convirtió en un popular lema antifascista, muy empleada durante el asedio de Madrid.
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Barricada levantada frente a la Iglesia de San Marcos, en Sevilla (1936).
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Trabajadores de una fábrica colectivizada de autobuses en Barcelona (1936). A comienzos de la guerra, muchos empresarios de las zonas industrializadas republicanas fueron asesinados o se exiliaron, quedando las fábricas sin dirección. Esto llevó a la toma de las fábricas por los sindicatos y la autogestión de las mismas por los trabajadores.
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Póster propagandístico del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), obra del cartelista Josep Renau. Se representa a los cuatro grupos que intentaba aglutinar la Revolución Social; obreros, campesinos, militares e intelectuales.
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Escultura levantada en la plaza de Cataluña de Barcelona en marzo de 1937 en homenaje al Soldat del Poble (al soldado del Ejército Popular de la República). En su realización colaboraron varios artistas como Josep Bartolí.
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Vehículo de la Generalidad de Cataluña habilitado para transportar las donaciones de sangre al frente.
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Manuel Azaña, Juan Negrín y el general Miaja visitan a las fuerzas de la 46.ª División, en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares (noviembre de 1937).
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Fábrica de armas de Alginet.
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Juan Negrín pasa revista a los combatientes antes de la batalla del Ebro (1938).
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Reconstrucción de las trincheras republicanas en Alcubierre, Huesca.
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Entrada de las tropas del general Mola en San Sebastián (12 de septiembre de 1936). El desfile estuvo encabezado por las banderas nacionales acompañadas por las de Italia y de Alemania, las dos potencias fascistas que apoyaban a los sublevados.
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Buque soviético Kursk desembarcando suministros militares para el bando republicano en el puerto de Alicante (diciembre de 1936).
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Bandera de las Brigadas Internacionales
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Vidriera en el Ayuntamiento de Belfast conmemorando la participación irlandesa en la guerra.
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Propaganda del Bando Nacional de finales de la Guerra civil española, entendiendo el conflicto como una cruzada en defensa de la religión.
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Retrato del obispo de Vitoria Mateo Múgica, quien denunciaría ante la Santa Sede los crímenes cometidos por los sublevados, reprochando el silencio y la pasividad de las autoridades eclesiásticas españolas. Fue obligado a renunciar y a partir al exilio por la Junta de Defensa Nacional en 1936.
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Fotografía del Cardenal Gomá, autor y promotor de la Carta colectiva de los obispos españoles con motivo de la guerra en España en la que dieron apoyo y justificación la causa del bando sublevado.
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Coronación del papa Pío XII, marzo de 1939
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Cartel propagandístico anticlerical de UGT, relacionando a la Iglesia con el fascismo, el nazismo y la represión en la zona sublevada durante la guerra.
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Las siete religiosas contemplativas de la Orden de la Visitación de Santa María, de Madrid, asesinadas durante la guerra civil española en 1936
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Milicianos republicanos vandalizando la estatua del Sagrado Corazón, en el Cerro de los Ángeles (Madrid), el 28 de julio de 1936. Este monumento se encuentra en el centro geográfico de la Península Ibérica, por lo que esta ejecución simbólica pretendía representar el fin del catolicismo en España.
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Interior de una Iglesia en Almendralejo (Badajoz) al momento de la toma de la ciudad por las tropas nacionales en agosto de 1936. El edificio había sido expoliado, fortificado y utilizado como garaje y almacén militar por los republicanos.
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Fotografía del Cardenal Vidal, obispo de Tarragona, quien destacó por mantenerse neutral y abogar por una reconciliación entre enemigos, así como por reclamar que la Iglesia tampoco debería posicionarse a favor de ningún bando. Se negó a firmar la Carta Colectiva de los Obispos tachándola de propaganda, lo que le valió el exilio al terminar la guerra.
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Fotografía del Cardenal Segura, quien fue muy crítico con el gobierno republicano desde antes de la guerra.
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El militar Queipo de Llano retransmitiendo un discurso a través de Unión Radio S.A. durante la Guerra civil española. Se han contabilizado hasta seiscientas intervenciones suyas, desde que las tropas sublevadas ocuparon Sevilla.
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Puerta de Alcalá de Madrid decorada con propaganda soviética.
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Revistas y prensa anarquista de la CNT-FAI.
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Barrer España, póster propagandístico del bando sublevado que incita a la represión contra comunistas, anarquistas, masones, intelectuales y separatistas para "limpiar" el país.
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Retrato del obispo de Jaén, Manuel Basulto Jiménez, una de las víctimas de los Trenes de la Muerte de Jaén (agosto de 1936).
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Ruinas de la Iglesia del Colegio de las Escuelas Pías de San Fernando, en el barrio de Lavapiés, en Madrid. El edificio fue incendiado y destruido al comienzo de la guerra en 1936.
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Puente del ferrocarril sobre el río Llobregat a la altura de Martorell, volado por los republicanos en retirada.
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Vista frontal del Valle de los Caídos, un conjunto monumental construido a partir de 1940 para dar sepultura a combatientes del bando sublevado y a sus líderes como Primo de Rivera o el propio Franco. Poco antes de su inauguración en 1959 se inhumaron también combatientes del bando republicano. Oficialmente contiene los restos de 33 847 personas de ambos bandos.
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Refugiados republicanos trabajando de agricultores en Pachuca de Soto (México), los españoles simpatizantes de la Segunda República española huyeron a otros lugares ante la victoria del bando sublevado.
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El expresidente Alcalá Zamora en el exilio en Buenos Aires, 1942.
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Canalización del Canal de los Presos, una infraestructura hidráulica construida durante la posguerra con presos políticos, con el fin de proporcionar agua de riego a las plantaciones de los terratenientes que habían apoyado el Golpe de Estado de 1936 en las provincias de Sevilla y Cádiz.
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Evacuación de niños en una zona de conflicto por el Servicio Civil Internacional (SCI) en 1937. Muchos niños fueron enviados a Gran Bretaña, Bélgica y la Unión Soviética, algunos de ellos volvieron con sus familias después de la guerra.
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Ramón Serrano Súñer, Francisco Franco y Benito Mussolini en la Entrevista de Bordighera (1941).
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Bandera utilizada por la División Azul en la Segunda Guerra Mundial.
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Retrato de La Pasionaria en una manifestación en Budapest, Hungría, en 1949.
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El yate Vita, que fue utilizado por Juan Negrín para enviar al extranjero un valioso cargamento de obras de arte y una enorme colección numismática y de joyería requisadas por toda España. La embarcación acabó en México, donde se pierde la pista del cargamento, que nunca regresó.
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Reproducción de un vehículo de la Junta del Tesoro Artístico, en el momento del traslado de las obras de arte del Museo del Prado.
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Ruinas de Guernica tras el bombardeo realizado por la aviación alemana en abril de 1937.
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Viviendas destruidas durante la Batalla de Guadalajara (1937).
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Al pie del cañón, de Augusto Ferrer-Dalmau, pintura que recrea la Batalla de Belchite.
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El fotógrafo húngaro Robert Capa, pionero como reportero de guerra, inició su carrera en la guerra civil española.
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Propaganda anarquista de la CNT-FAI en un libro de partituras del himno A las barricadas (1936).
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Propaganda republicana denunciando la intervención de la Italia fascista en favor del bando sublevado: "La garra del invasor italiano pretende esclavizarnos".
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Póster propagandístico fascista italiano animando al combate en la Guerra Civil Española. Frente al No pasarán, responde Estamos pasando y pasaremos.
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Póster propagandístico soviético llamando a la ayuda republicana en la guerra, donde aparecen marcadas ciudades castigadas por los bombardeos, como Bilbao, Valencia y Almería.
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Cartel emitido por la Generalidad de Cataluña (1936) en esperanto buscando la ayuda internacional en favor de la República y denunciando la intervención en el conflicto de la Italia fascista y la Alemania nazi: ¿Qué haces para evitar esto? Esperantistas de todo el mundo, ¡Actúa con energía contra el fascismo internacional!
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Retrato del Cardenal Tavera, obra de El Greco (hacia 1610). La pintura fue vandalizada y la cara desgarrada durante el asalto de milicianos armados al Hospital de San Juan de Toledo en 1936. Aunque pudo ser restaurado con fotografías de la época, las marcas del incidente aún se pueden apreciar en el lienzo.
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Torre de la iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares, donde fue bautizado Miguel de Cervantes. El edificio fue incendiado por milicias anarquistas al comienzo de la guerra, conservándose solo el campanario y una de sus capillas.
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Ruinas de la Iglesia de San Pedro (siglos XVII y XVIII) de Corbera de Ebro (Tarragona), destruida durante la Batalla del Ebro
Véase también
En inglés: Spanish Civil War Facts for Kids
- Simbología del franquismo
- Operación Úrsula
- Pabellón de la República española
- Nombramiento de Francisco Franco como Generalísimo
- Nombramiento del general Franco como Jefe del Gobierno del Estado
- Anexo:Aviones de la Guerra Civil Española
- Anexo:Buques utilizados en la Guerra Civil Española
- Anexo:Armamento portátil utilizado durante la Guerra Civil Española
- Anexo:Tanques en la Guerra Civil Española
- 1936 Guerra Civil