Campaña de Andalucía para niños
Datos para niños Campaña de Andalucía |
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Frente de Andalucía - Guerra Civil Española Parte de guerra civil española |
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![]() Queipo de Llano mostrando su lealtad a la República en 1931, cosa que en la guerra civil se pasaría al bando sublevado.
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Fecha | Julio - octubre de 1936 | |||
Lugar | Andalucía, España | |||
Resultado | Victoria sublevada | |||
Cambios territoriales | Los sublevados consiguen dominar la mayor parte de Andalucía occidental. | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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La Campaña de Andalucía se refiere a los enfrentamientos militares que ocurrieron en la región de Andalucía, en el sur de España. Estos eventos tuvieron lugar entre julio y octubre de 1936, durante los primeros meses de la Guerra Civil Española. En esta campaña se enfrentaron las fuerzas que apoyaban al gobierno de la Segunda República Española y las fuerzas militares que se habían levantado en su contra, conocidas como el Bando sublevado.
Aunque el levantamiento militar tuvo éxito en algunas ciudades andaluzas como Sevilla, Córdoba, Granada y Cádiz, gran parte del territorio se mantuvo leal al gobierno. Sin embargo, la llegada de tropas desde el Ejército de África y las dificultades de las fuerzas republicanas permitieron a los sublevados tomar el control de la mayor parte de Andalucía occidental. Esto les ayudó a conectar las ciudades que ya controlaban. Después de asegurar esta zona, la mayoría de las fuerzas sublevadas se dirigieron hacia otras regiones, como Extremadura y el centro de la península. Por esta razón, el frente en Andalucía se volvió menos importante durante el resto de la guerra.
Contenido
¿Qué pasó antes de la Campaña de Andalucía?
El 17 de julio de 1936, por la tarde, un levantamiento militar comenzó en Melilla. Después, se unieron otras zonas del protectorado de Marruecos. Al día siguiente, el 18 de julio, el general Francisco Franco lideró un levantamiento en las Islas Canarias.
Ese mismo día, el levantamiento se extendió a la Península ibérica. A las dos de la tarde del 18 de julio, una parte del ejército en Sevilla se levantó contra el gobierno. El general Gonzalo Queipo de Llano, quien era el líder principal de este plan en Andalucía, tomó el control de la II División Orgánica y arrestó a sus jefes. Aunque hubo mucha resistencia de la gente en Sevilla, Queipo de Llano logró dominar el centro de la ciudad y el aeropuerto de Tablada. Luego, dio la orden a otras guarniciones (grupos militares) en Andalucía para que también se levantaran, sin esperar al día 19 como estaba planeado.
Horas después, en Córdoba, el coronel Ciriaco Cascajo también levantó a su regimiento de artillería y tomó el control de la ciudad. Durante la tarde, se unieron las guarniciones de Cádiz (general José López-Pinto), Jerez de la Frontera (comandante Salvador de Arizón), Algeciras (teniente coronel Manuel Coco) y Málaga (general Francisco Patxot). Sin embargo, el levantamiento en Málaga fracasó, y esta provincia quedó bajo el control del gobierno. Por el contrario, el éxito en Cádiz fue muy importante, ya que permitió que algunas unidades del Ejército de África cruzaran el estrecho de Gibraltar, lo cual fue clave para los sublevados.
La guarnición de Granada se levantó el 20 de julio por la tarde. Lograron controlar la ciudad por completo varios días después, tras vencer la resistencia de la población. Por otro lado, las provincias de Huelva, Jaén y Almería se mantuvieron leales al gobierno republicano, a pesar de un intento fallido de levantamiento en Almería.
¿Cómo se desarrollaron las operaciones militares?
Sevilla: Un punto clave para las operaciones
El 22 de julio por la tarde, las fuerzas sublevadas lograron asegurar el control de Sevilla. Esto fue muy importante, ya que Sevilla se convirtió en una base principal para sus operaciones en el sur de España. También era un centro clave para la logística y las comunicaciones. Desde Sevilla, se enviaron grupos de soldados a los pueblos cercanos para asegurar el control de la capital andaluza.
El 19 de julio, los sublevados tomaron Dos Hermanas. Dos días después, un grupo de soldados fue rechazado en Carmona por milicias (grupos de ciudadanos armados) que defendían al gobierno. Sin embargo, Carmona fue tomada al día siguiente después de un fuerte ataque. Estos movimientos fueron importantes porque al tomar Dos Hermanas, aseguraron la comunicación entre Sevilla y Cádiz. Al tomar Carmona, aseguraron la comunicación con Córdoba. El 22 de julio también cayó El Arahal.
El 7 de agosto, una columna salió de Sevilla para tomar Lora del Río, que cayó al día siguiente tras un breve ataque.
Una columna liderada por el teniente coronel Castejón salió de Sevilla hacia el este. En varias incursiones, sus fuerzas lograron tomar Alcalá de Guadaira, La Puebla de Cazalla, Morón de la Frontera, Écija, Osuna, Estepa y La Roda. La toma de Alcalá de Guadaira fue importante por su producción de pan. En otra acción, el 26 de julio, las fuerzas de Castejón tomaron La Palma del Condado en Huelva, después de un breve ataque.
Desde Huelva, las autoridades republicanas organizaron una columna de mineros y guardias civiles para intentar detener el levantamiento en Sevilla. La columna salió de Huelva y recogió voluntarios en su camino. Pero la mañana del 19 de julio, sufrieron una emboscada en La Pañoleta, cerca de Camas, y fueron casi derrotados. Poco después, los sublevados organizaron una columna al mando del capitán de corbeta Ramón de Carranza, que rápidamente tomó Huelva el 29 de julio. Los sublevados entraron en la ciudad al descubrir que muchas autoridades republicanas habían huido por mar. Con esta acción, la mayoría de los pueblos hasta la frontera con Portugal cayeron en manos de los sublevados. Luego, los sublevados avanzaron sobre las importantes zonas mineras de Tharsis y Riotinto. El resto de la provincia de Huelva siguió en manos republicanas hasta finales de agosto. La resistencia en las zonas mineras fue muy fuerte, a pesar de que las milicias tenían menos recursos militares. El 19 de septiembre de 1936, con la toma de Cumbres de Enmedio, Cumbres Mayores e Hinojales, toda la provincia fue ocupada.
En Cádiz, los sublevados dominaron desde los primeros días la ciudad de Cádiz y su base naval, Algeciras, Jerez de la Frontera y otras localidades importantes. Hubo resistencia en lugares como San Fernando o La Línea de la Concepción, donde incluso tuvieron que enviar refuerzos. La llegada de tropas del Ejército de África y la formación de milicias locales ayudaron a asegurar el control del resto de la provincia de Cádiz para finales de agosto. De hecho, para el 18 de agosto, la mayoría de las ciudades y pueblos de Cádiz estaban bajo el control de las fuerzas sublevadas.
Desde finales de julio, Alemania e Italia proporcionaron aviones de transporte a los sublevados para que pudieran llevar a las tropas del Ejército de África a la península. Entre el 29 de julio y el 5 de agosto, se trasladaron unos 1.500 soldados africanos por aire. A partir de ese día, la cifra fue de 500 soldados trasladados diariamente. Además, el 5 de agosto, un convoy sublevado logró cruzar el Estrecho de Gibraltar y trasladar a otros 3.000 soldados africanos a la península con todo su equipo. Con todas estas tropas, se pudo organizar una fuerte columna militar que salió de Sevilla el 2 de agosto y se dirigió a Extremadura, bajo el mando del teniente coronel Juan Yagüe. En su camino, lograron tomar algunas localidades de la sierra, como Cazalla o Constantina. Esta última fue capturada el 9 de agosto.
Estos rápidos avances de las columnas sublevadas lograron, a finales de julio, controlar un amplio territorio que iba desde la frontera con Portugal hasta Huelva y Sevilla, y desde allí hasta Algeciras. Esto permitió a los sublevados conectar algunos de los puntos donde había comenzado el levantamiento, creando una importante zona de control en el sur de España.
El frente en Granada
Para el 25 de julio, los sublevados ya controlaban Granada y sus alrededores. Sin embargo, estaban aislados en medio de la zona republicana, ya que la mayor parte de la provincia seguía siendo leal al gobierno. Durante los primeros días de la guerra, la línea del frente pasaba por Güéjar Sierra, Sierra Nevada, Órgiva, La Malahá, Santa Fe, Láchar, Íllora, Cogollos Vega, Huétor Santillán, Beas, Dúdar y Quéntar. En algunos puntos, los republicanos estaban a solo ocho kilómetros del centro de la ciudad.
En Granada, las fuerzas sublevadas no tenían muchas tropas y dentro de la ciudad aún había muchos partidarios del gobierno. A las afueras de Granada, el pueblo de Víznar se volvió un punto estratégico importante para los sublevados, ya que desde allí podían detener cualquier ataque republicano sobre Granada, especialmente desde las montañas que los republicanos controlaban al norte de la ciudad. Durante el resto de la guerra, los republicanos mantuvieron estas posiciones sin cambios importantes.
Con la ciudad rodeada por territorio republicano, estos intentaron recuperarla. Durante los primeros días, las fuerzas del gobierno bombardearon la ciudad desde el aire. El 30 de julio, una columna de milicianos intentó reconquistar Granada atacando por la zona de Huétor Santillán, pero fueron rechazados por los defensores. Los milicianos se retiraron dejando muchos muertos y armas. Ese fue el único intento importante de los republicanos por recuperar la ciudad. A principios de agosto, una bandera de la Legión fue enviada por aire y acuartelada en la ciudad para reforzar su defensa.
El frente en Córdoba
Después del éxito del levantamiento en la capital cordobesa, una parte importante de la provincia se mantuvo leal al gobierno. Muchos municipios cayeron inicialmente en manos de los sublevados, pero a partir del 21 de julio, muchas de las localidades sublevadas volvieron a estar bajo control republicano. Ese mismo día cayeron Nueva Carteya, Santa Eufemia y Pedro Abad. El día 22, campesinos de Espejo y Castro del Río tomaron el control de sus localidades. También cayeron Montoro y Villafranca de Córdoba. El 23 de julio, Posadas y Puente Genil volvieron al control republicano después de una fuerte lucha. A pesar de esto, varios pueblos de la provincia siguieron bajo control de los sublevados. En la capital de la provincia, la guarnición era muy pequeña y apenas tenía apoyo de otras tropas sublevadas.
En el centro de la zona minera del norte de la provincia, Peñarroya-Pueblonuevo, se iba a celebrar un congreso sindical. Allí se encontraban muchos líderes sindicales de la minería. El congreso fue suspendido, pero Peñarroya se convirtió en el centro de operaciones del norte de la provincia y de las milicias mineras. Aunque estaba previsto, la Guardia Civil en la zona no se unió a los sublevados. Desde Peñarroya se intentó reconquistar la capital de la provincia, pero estos intentos no tuvieron éxito. Los esfuerzos se centraron más en recuperar pueblos cercanos que se habían levantado, como Villaviciosa. El Comité de Defensa local formó el «Batallón del Terrible», aunque tardó mucho en organizarse y poder actuar en el frente. El diputado Eduardo Blanco, que se convirtió en uno de los líderes republicanos en el norte de la provincia, viajó a Madrid para intentar conseguir armas y municiones.
El 1 de agosto, una columna de Sevilla al mando del teniente coronel Castejón avanzó sobre Puente Genil. Logró tomar esta localidad sin mucha dificultad, a pesar de la fuerte resistencia de sus habitantes. Algo similar ocurrió en Baena, que después de ser dominada inicialmente por un comité anarquista, el 28 de julio fue tomada por una columna al mando de Sáenz de Buruaga.
La ofensiva del general Varela
Después de reunir suficientes tropas africanas, a principios de agosto, el general José Enrique Varela lanzó una ofensiva. Su objetivo era establecer comunicación entre Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada. Al frente de un tabor de soldados marroquíes, compuesto por unos 400 hombres, Varela logró cruzar Andalucía y se dirigió a Granada. Antequera cayó el 12 de agosto, seguida por Loja y Archidona. Finalmente, la amenaza sobre Granada terminó a mediados de mes, cuando las fuerzas de Varela lograron unir la ciudad con el resto de la zona controlada por los sublevados. Esto dejó a la provincia de Málaga aislada geográficamente. Sin embargo, las fuerzas de Varela no se dirigieron hacia Málaga. Varela recibió la orden de ir a Córdoba para reforzar a las tropas locales.
Esto significó que Varela tomó el control de las columnas sublevadas que operaban en la provincia de Córdoba. En el camino a la capital cordobesa, conquistó el pueblo de Castro del Río, tras vencer la resistencia de las milicias locales. Las operaciones de la columna se extendieron durante agosto y septiembre. A principios de septiembre, sus fuerzas regresaron al sur, a la zona de Málaga. Ronda cayó el 16 de septiembre, lo que provocó una huida masiva de civiles hacia Málaga. Las tropas marroquíes lograron evitar que los milicianos destruyeran el famoso puente nuevo.
A medida que avanzaban, en la retaguardia (la zona ya controlada), los sublevados reorganizaron los servicios de vigilancia. En algunos territorios, bajo la dirección del coronel Juan Seguí, se organizó una «Policía Montada de Voluntarios». Esta estaba compuesta por terratenientes y se encargaba de la vigilancia en la retaguardia. El torero José García Carranza «el Algabeño» se hizo cargo de esta Policía Montada de Voluntarios, por orden de Queipo de Llano.
La respuesta republicana: la columna de Miaja
El gobierno republicano, al darse cuenta de que no tenía fuerzas militares organizadas en Andalucía, decidió enviar una columna de tropas al sur. El general José Miaja fue el encargado de dirigir esta columna. Estaba formada por fuerzas militares de Castellón, Alcoy, Alicante, Murcia y Cartagena. Todas estas fuerzas se unieron en Albacete, desde donde marcharon hacia las provincias de Ciudad Real, Jaén y Córdoba, recogiendo voluntarios de las milicias en el camino. El avance de las fuerzas de Miaja fue muy lento. El 28 de julio, la columna llegó a Montoro, donde su avance se detuvo. A pesar de tener más tropas, Miaja no atacó la capital cordobesa y se dedicó más a realizar pequeñas operaciones en la zona del Valle de los Pedroches. Allí, las fuerzas republicanas recuperaron Adamuz (10 de agosto), Belalcázar (14 de agosto), Villanueva del Duque, Hinojosa del Duque y Pozoblanco (15 de agosto).
El 20 de agosto, Miaja lanzó una ofensiva contra Córdoba. Si bien la guarnición de la ciudad había sido muy débil al principio, para entonces se había reforzado lo suficiente para resistir un ataque fuerte. Las fuerzas del general Varela reforzaron las posiciones en Alcolea, que fueron un punto clave durante el ataque. Las columnas republicanas, especialmente la liderada por Pérez Salas, lograron acercarse a los alrededores de la ciudad, pero no pudieron entrar en ella. Aviones del aeródromo de Tablada atacaron fuertemente a la columna de Pérez Salas cuando estaba a solo ocho kilómetros del centro de la ciudad. El ataque terminó el 22 de agosto. Poco después, las unidades sublevadas contraatacaron y fueron tomando los pueblos alrededor de Córdoba. Las fuerzas de Varela conquistaron Cerro Muriano el 6 de septiembre, tras un sangriento asalto de las tropas marroquíes. Muy debilitadas, las fuerzas republicanas se retiraron hacia Montoro. Este fracaso eliminó la amenaza sobre Córdoba, y las fuerzas republicanas no volvieron a lanzar ninguna nueva ofensiva.
A pesar del envío de la columna de Miaja al sur, los republicanos no lograron recuperar el control de Andalucía occidental.
Los combates en Peñarroya
A mediados de octubre, las fuerzas sublevadas iniciaron una nueva ofensiva en el norte de la provincia de Córdoba. Se organizaron varias fuerzas. Una columna al mando de Álvarez Rementería atacó desde Hornachuelos, mientras que la columna de Sáenz de Buruaga atacó desde El Vacar. Desde el norte de la provincia de Sevilla, salieron otras dos columnas que marchaban hacia Fuente Obejuna. El objetivo era unirse en Peñarroya, tomar la localidad y asegurar el control de la zona minera.
Las milicias republicanas en la zona no pudieron detener el avance, lo que provocó una huida masiva de civiles hacia Pozoblanco, Villanueva de Córdoba o Puertollano. La noche del 12 al 13 de octubre se organizó la evacuación de Peñarroya-Pueblonuevo. Las autoridades locales decidieron que las minas y la industria no fueran destruidas. Peñarroya finalmente cayó en manos de los sublevados el 14 de octubre. Dos días después, el propio Queipo de Llano visitó la localidad y dio un discurso desde el balcón del Ayuntamiento. Con esto, los sublevados tomaron el control de la importante zona minera del norte de la provincia.
Esta fue la última ofensiva importante antes de la Batalla de Madrid.
¿Qué pasó después de la Campaña de Andalucía?
Hacia el otoño de 1936, los avances de los sublevados en Andalucía disminuyeron, y sus conquistas se consolidaron. Sevilla se había convertido en una base de operaciones muy importante desde donde salieron varias ofensivas hacia Huelva, la serranía de Ronda, el valle del Guadalquivir, Extremadura y Madrid. Para entonces, los sublevados habían logrado controlar las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla, así como parte de las provincias de Córdoba y Granada, y la franja norte de la provincia de Málaga.
Además, los sublevados contaban con un importante centro logístico, industrial y militar en Sevilla. Tenían los puertos de Algeciras, Cádiz, Huelva y Sevilla, además de la Base Naval de San Fernando. También controlaban las importantes zonas mineras de Tharsis-Riotinto y Peñarroya-Pueblonuevo. En Sevilla, los sublevados disponían de la importante Pirotecnia Militar, y en Granada controlaban la Fábrica de pólvora y explosivos de El Fargue, que era la fábrica de explosivos más grande de Andalucía.
Por el contrario, la mayor parte de Andalucía oriental, así como parte de la provincia de Córdoba y casi toda la provincia de Málaga, siguieron bajo control republicano. En Málaga, los republicanos tenían un puerto importante. Sin embargo, Málaga y su provincia estaban prácticamente aisladas del resto de la zona republicana.
El general Gonzalo Queipo de Llano fue nombrado comandante del Ejército del Sur y se convirtió en uno de los principales líderes de la zona sublevada. De hecho, llegó a ser como un "virrey" de Andalucía, debido a los grandes poderes que tenía y la autonomía con la que administraba las provincias andaluzas.
Sin embargo, para el otoño de 1936, la mayoría de las operaciones militares se centraron en la capital de España, donde estaba a punto de ocurrir una importante batalla. A diferencia del verano anterior, Andalucía pasó a ser un frente secundario, aunque siguió teniendo cierta importancia. Dentro de la zona republicana, un grupo de guardias civiles y sus familias resistían asediados en un santuario cerca de Andújar. A finales de año, Queipo de Llano lanzó una ofensiva limitada en la zona de Córdoba para intentar conectar con Jaén y liberar a los sitiados de Andújar, pero el ataque no logró sus objetivos.