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Sublevación de Cartagena (1939) para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Sublevación de Cartagena
Golpe de Casado - Guerra civil española
Parte de golpe de Estado de Casado
Arsenal de Cartagena 1900.jpg
Cartagena y su base naval hacia 1900.
Fecha 4–7 de marzo de 1939
Lugar Cartagena (España)
Consecuencias
Beligerantes
Bandera de España Fuerzas sublevadas

Flag of Spain (Civil) alternate colours.svg Quinta columna

Bandera de España España franquista
Bandera de España República Española

Bandera de España Consejo Nacional
de Defensa
Comandantes
Bandera de España Gerardo Armentia  
Bandera de España Lorenzo Pallares  Rendición

Flag of Spain (Civil) alternate colours.svg Rafael Barrionuevo  Rendición
Flag of Spain (Civil) alternate colours.svg Fernando Oliva  Rendición

Bandera de España José Hernández  
Bandera de España Francisco Galán  Rendición
Bandera de España Artemio Precioso

Bandera de España Miguel Buiza
Bandera de España Joaquín Pérez Salas
Fuerzas en combate
Fuerzas sublevadas
• Desconocido
3.er Regimiento de Infantería (83.ª División)
• 2212 efectivos
Armada franquista
• 1 Crucero pesado
• 2 cruceros auxiliares
• Otras embarcaciones
206ª Brigada Mixta
• 3000 hombres
Armada republicana
• 3 Cruceros ligeros
• 8 Destructores
Bajas
• 1 Crucero auxiliar
• +/-1500 muertos
• 342 heridos
• 700 prisioneros
• Mínimas

La Sublevación de Cartagena fue un levantamiento que ocurrió en la base naval de Cartagena entre el 4 y el 7 de marzo de 1939. Esto sucedió justo un mes antes de que terminara la guerra civil española.

Este evento fue el inicio de un plan más grande, pero rápidamente se convirtió en una rebelión. Militares y marinos que apoyaban al bando de Franco intentaron tomar el control de la base y de la flota republicana que estaba allí.

El objetivo principal era quitarle a la República su puerto naval más importante y su flota de guerra. Aunque las fuerzas republicanas lograron recuperar la base, la flota se fue. El almirante Miguel Buiza, jefe de la flota, decidió navegar hacia Bizerta, en el Protectorado francés de Túnez.

La pérdida de la flota fue muy importante. El 30 de marzo de 1939, las autoridades francesas entregaron los barcos a los representantes de Franco. Esto significó que los republicanos perdieron el único medio que tenían para evacuar a muchas personas que querían escapar de los peligros al final de la guerra.

¿Qué pasó antes de la sublevación?

El deseo de terminar la guerra

Después de la batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938), muchos oficiales del Ejército Popular de la República pensaban que la guerra estaba perdida. Querían que terminara de una manera "honorable". Creían que si los militares de ambos lados se ponían de acuerdo, podrían lograr la paz.

Para ellos, el principal obstáculo era la presencia de ciertos grupos políticos en el gobierno y en el ejército. El coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro, fue quien reunió a todos los que pensaban así.

Casado empezó a hablar con el presidente Juan Negrín y otros generales en noviembre de 1938. Quería que Negrín quitara a ciertos grupos del gobierno para buscar una forma de terminar la guerra sin que hubiera problemas para los vencidos. Pero Negrín no estuvo de acuerdo, porque Franco solo aceptaba una rendición total.

Contactos con el bando de Franco

Después de que Cataluña cayera en febrero de 1939, el coronel Casado habló directamente con los agentes de Franco en Madrid. Les contó su plan de cambiar el gobierno. Estos agentes le dijeron que Franco ofrecía "benevolencia" a los militares republicanos que ayudaran a terminar la guerra.

Sin embargo, Franco dejó claro que lo que quería era una rendición sin condiciones del ejército republicano. Solo después de la victoria, ofrecería "benevolencia".

El 2 de febrero de 1939, Casado se reunió con otros generales. Les dijo que quería levantarse contra el gobierno de Negrín y crear un "Consejo Nacional de Defensa". Este consejo estaría formado por militares y representantes de casi todos los grupos políticos, excepto uno. Su misión sería "hacer la paz" y hablar con el bando de Franco lo antes posible.

El regreso de Negrín y la tensión con Casado

Cuando el presidente Negrín regresó a España desde Francia el 10 de febrero de 1939, solo contaba con el apoyo de una parte de su propio partido y de un grupo político específico. Mientras tanto, la propaganda de los grupos que apoyaban a Franco en secreto, especialmente en Madrid, Valencia y Cartagena, decía que la guerra terminaría si Negrín y sus aliados desaparecían del poder.

El 12 de febrero, Negrín se reunió con Casado en Madrid. Casado le explicó que las fuerzas republicanas no podían resistir más. Negrín le respondió que, aunque estaba de acuerdo, no podía renunciar a la idea de seguir resistiendo.

El 16 de febrero, Negrín se reunió con todos los altos mandos militares republicanos. La mayoría, incluido Casado, pensaba que la guerra debía terminar. El almirante Buiza, jefe de la flota, incluso amenazó con que la flota se iría si no se buscaba la paz. Negrín insistió en que Franco solo aceptaba la rendición incondicional, por lo que la única opción era resistir.

El 24 de febrero, Negrín se trasladó a una finca cerca de Elda, en Alicante, llamada "Posición Yuste". Esta decisión fue usada por los que planeaban el levantamiento para decir que el gobierno se estaba preparando para huir.

El 27 de febrero de 1939, Francia y Gran Bretaña reconocieron oficialmente al gobierno de Franco. Al día siguiente, el presidente de la República, Manuel Azaña, renunció. La posición de Negrín se volvió muy difícil.

El 2 de marzo, Negrín llamó a Casado y a otro general para decirles que serían reemplazados. Pero ellos se negaron y se fueron a Valencia, donde decidieron no esperar más para actuar contra el gobierno de Negrín. Casado regresó a Madrid decidido a actuar.

Negrín intentó que Casado fuera a verlo, pero Casado se negó. Horas después, comenzó la sublevación en la base naval de Cartagena. Al día siguiente, el 5 de marzo, el levantamiento de Casado comenzó en Madrid.

La doble conspiración en Cartagena

En la base naval de Cartagena, había dos grupos que planeaban levantarse.

El 2 de marzo de 1939, el comandante de la flota republicana, Miguel Buiza, que estaba de acuerdo con el plan de Casado, reunió a los mandos de la flota. Les informó sobre la creación del Consejo Nacional de Defensa que reemplazaría al gobierno. Algunos comandantes de barcos querían entregar la flota y la base a las fuerzas de Franco.

Ese mismo día, el presidente Negrín, que sabía de los planes, nombró al coronel Francisco Galán como nuevo jefe de la base naval de Cartagena.

El 3 de marzo, Negrín envió a un ministro a Cartagena para informar sobre el nombramiento de Galán. Pero los mandos militares y navales, incluido Buiza, no aceptaron. Por eso, Negrín decidió enviar a la 206.ª Brigada Mixta, una unidad leal, para acompañar a Galán a tomar posesión de su cargo.

Pero en Cartagena también había otro grupo, formado por militares y civiles que apoyaban a Franco en secreto. Ellos querían entregar la base y la flota directamente a Franco. La ciudad estaba muy tensa, y estos grupos habían crecido mucho. Querían tomar la base naval para ayudar al bando de Franco.

La sublevación en Cartagena

El inicio de la rebelión en la base naval

En la noche del sábado 4 de marzo, la sublevación estalló en Cartagena. Fue liderada por el capitán de navío Fernando Oliva y el coronel de artillería Gerardo Armentia, quienes tomaron el control de la base naval y el puerto. Arrestaron a Francisco Galán, el nuevo jefe de la base.

Pero durante la madrugada del 5 de marzo, la rebelión cambió. Algunos oficiales que al principio apoyaban el levantamiento de Casado fueron superados por los que querían entregar la base a Franco. Estos últimos empezaron a transmitir mensajes por radio diciendo que Cartagena obedecía a Franco y a emitir canciones de su bando. El general Rafael Barrionuevo se hizo cargo del mando de la base.

A media mañana del domingo 5, Franco supo del levantamiento en Cartagena. Inmediatamente, ordenó que más de 30 barcos, incluyendo el crucero Canarias, zarparan desde Castellón y Málaga con más de 20.000 hombres para desembarcar en Cartagena.

A las 9:30 de la mañana, Negrín se comunicó con el coronel Galán, que había sido liberado. Negrín le dijo que no quería violencia y que la flota y la base eran importantes para la seguridad de la gente. Le anunció que enviaría a un subsecretario para tomar el mando y evitar más problemas.

Una hora después, aviones de Franco bombardearon la flota, dañando a algunos destructores. Mientras tanto, una división del ejército republicano, incluyendo tanques, fue enviada para ayudar a recuperar Cartagena.

La flota republicana se hace a la mar

Archivo:Miguel de Cervantes Cruiser
Crucero Miguel de Cervantes, buque insignia de la flota republicana.

Casi al mismo tiempo que la flota era bombardeada, el general Barrionuevo, que controlaba la base, dio un ultimátum: si la flota no zarpaba antes de las 12:30, sería atacada por las baterías de la costa.

Los oficiales de los barcos se reunieron con el jefe de la flota, Buiza, y decidieron abandonar Cartagena. Salieron del puerto poco antes de que se cumpliera el plazo, llevando a bordo a unos setecientos civiles y militares que buscaban refugio. Buiza intentó mantener un equilibrio, negándose a entregar la flota a Franco, pero también rechazando que un militar de un grupo político específico tomara el mando de la base. Muchos marineros también apoyaron la salida de la flota.

Así, al mediodía del domingo 5 de marzo, Cartagena quedó en manos de los partidarios de Franco, y la flota ya no estaba allí. Se informó a Franco que la flota había abandonado el puerto con rumbo desconocido.

Horas después, Franco respondió que enviaría "importantes refuerzos" a Cartagena. Sin embargo, en ese momento, la 206.ª Brigada republicana ya había entrado en la ciudad y estaba atacando los puntos clave de los rebeldes.

Después de la medianoche, los jefes de la 206.ª Brigada supieron que el levantamiento de Casado había tenido éxito en Madrid y que se había formado un Consejo Nacional de Defensa. A pesar de esto, decidieron seguir luchando para recuperar Cartagena, ya que era un lugar estratégico para resistir o para evacuar a quienes no confiaban en las promesas de Franco.

La recuperación de la base naval por los republicanos

Al saber del levantamiento en Madrid, la 206.ª Brigada Mixta dijo que recuperaría el puerto en nombre del nuevo Consejo. Al anochecer del lunes 6 de marzo, la Brigada ya había tomado el Arsenal, algunas baterías de la costa, el suministro de electricidad y la central telefónica. Solo quedaban unos pocos edificios en manos de los sublevados, que pedían ayuda desesperadamente a las fuerzas de Franco.

Mientras tanto, los barcos de Franco con las tropas de desembarco se reunieron frente a Cartagena. Pero se dieron cuenta de que la situación no era segura, ya que una de las baterías de la costa, La Parajola, les disparó. Así que esa noche, la flota de desembarco esperó. A la mañana siguiente, el martes 7, al ver que la resistencia de los sublevados había terminado y que la base estaba casi completamente controlada por la 206.ª Brigada Mixta, decidieron no desembarcar y regresar a sus puertos.

Hacia las diez de la mañana del martes 7 de marzo, la 206.ª Brigada tomó el Parque de Artillería, donde murió el coronel Gerardo Armentia. Poco después, controlaron las últimas baterías de la costa que aún estaban en manos de los rebeldes. A primera hora de la tarde, la Brigada ya tenía el control total de toda Cartagena y sus instalaciones militares. Se hicieron unos 300 prisioneros.

El hundimiento del Castillo de Olite

Mientras tanto, el Consejo Nacional de Defensa había nombrado al coronel Joaquín Pérez Salas como nuevo jefe de la Base Naval de Cartagena y lo envió a la ciudad con tropas leales a Casado.

Cuando se ordenó cancelar la operación de desembarco, no todos los barcos de transporte habían llegado a Cartagena. El jefe de la expedición ordenó a los barcos que regresaran a sus puertos de origen. Pero el Castillo de Olite, que tenía la radio estropeada, no recibió el mensaje y siguió hacia Cartagena.

En la mañana del 7 de marzo, al acercarse al puerto, vieron que en los edificios de la ciudad ondeaba la bandera republicana. Esto causó confusión en el barco. Mientras los militares a bordo discutían, escucharon un disparo de una batería de defensa costera. El barco intentó maniobrar, pero fue demasiado tarde. Después de varios disparos de la batería de costa La Parajola, un proyectil alcanzó el Castillo de Olite y lo hizo explotar, hundiéndose rápidamente. De los 2.112 hombres a bordo, 1.476 murieron, 342 resultaron heridos y 294 fueron hechos prisioneros.

Otro barco, el Castillo de Peñafiel, que tampoco pudo ser avisado, fue alcanzado por un disparo de la misma batería, pero logró regresar a su base.

La huida de la flota republicana

Archivo:Destructor Almirante Valdes (AV)
Destructor Almirante Valdés, uno de los buques de la flota republicana que huyó a Bizerta.

Mientras se luchaba en Cartagena, la flota republicana seguía en alta mar. Estaba formada por tres cruceros y ocho destructores. A las 0:17 horas del lunes 6 de marzo, se supo que se había formado el Consejo Nacional de Defensa. Buiza, el jefe de la flota, no confió en la noticia y ordenó mantener el rumbo, quizás también porque no estaba seguro de cómo reaccionarían las tripulaciones si ordenaba volver a Cartagena.

A las 2 de la madrugada del lunes 6 de marzo, varios mensajes confirmaron que el levantamiento de Casado había tenido éxito. Hubo mucha confusión entre los oficiales. A las 4:20, desde una estación cercana a Cartagena, se ordenó en nombre del gobierno de Negrín que la flota regresara a su base. Buiza ya había recibido esta orden de Negrín horas antes.

A las 5:54 horas del lunes 6, el almirante Miguel Buiza ordenó el regreso a Cartagena. Pero los oficiales que querían entregar la flota a Francia se impusieron. Buiza finalmente se inclinó por esta opción, lo que significaba entregar la flota a Franco, ya que Francia había reconocido al gobierno de Franco. En esta decisión pudo influir un mensaje de Casado que le decía que no entrara en Cartagena.

Buiza puso rumbo a Argel, pero luego recibió órdenes de las autoridades francesas de dirigirse a Bizerta, en Túnez, a donde llegó esa noche. Antes de entrar al puerto, Buiza pidió a todos los barcos que mantuvieran la disciplina. A primera hora de la tarde del martes 7, la flota republicana, bajo control francés, estaba anclada en Bizerta. Las autoridades francesas les dijeron que los barcos serían entregados a Franco.

El objetivo de la sublevación de Cartagena, según un oficial, era "hacer salir a la Flota", y eso se había logrado. La República se quedó sin su último medio de resistencia.

Consecuencias de la sublevación

Aunque las fuerzas republicanas lograron controlar el levantamiento en la base naval de Cartagena, la pérdida de la flota (3 cruceros, 8 destructores y otras unidades más pequeñas) fue un desastre para el bando republicano.

Los oficiales de la marina, liderados por Buiza, lograron escapar. Sin embargo, esto significó que miles de personas que podrían haber huido en los barcos se quedaron sin medios para hacerlo. Esta situación fue muy difícil para muchos, ya que después de la guerra, algunos enfrentaron graves problemas.

La huida y entrega de la flota republicana no fue un momento fácil. Demostró que la flota, quizás, fue uno de los puntos más débiles de la República durante la guerra.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Cartagena uprising Facts for Kids

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Sublevación de Cartagena (1939) para Niños. Enciclopedia Kiddle.