Batalla del ''José Luis Díez'' para niños
Datos para niños Batalla del José Luis Díez |
||||
---|---|---|---|---|
Parte de Guerra naval - Guerra civil española | ||||
![]() Destructor José Luis Díez, de la Armada republicana.
|
||||
Fecha | 1.ª: 26 - 27 de agosto de 1938 2.ª: 30 de diciembre de 1938 |
|||
Lugar | Estrecho de Gibraltar | |||
Beligerantes | ||||
|
||||
Comandantes | ||||
|
||||
Bajas | ||||
|
||||
La batalla del "José Luis Díez" fue un enfrentamiento naval importante que ocurrió durante el tercer año de la Guerra civil española. Se desarrolló en dos momentos clave. El primero fue en agosto de 1938, cuando el destructor José Luis Díez de la Armada republicana intentó cruzar el Estrecho de Gibraltar. El barco regresaba a su base en Cartagena después de ser reparado en Francia. Sin embargo, fue gravemente dañado por los barcos del otro bando que lo esperaban, y tuvo que refugiarse en Gibraltar, una colonia británica.
El segundo momento ocurrió a finales de diciembre de ese mismo año. El José Luis Díez, ya reparado, intentó salir de Gibraltar. Fue atacado de nuevo por los barcos del bando nacional justo al salir del puerto. El destructor quedó varado en la Playa de los Catalanes. La tripulación fue llevada por destructores británicos a Gibraltar y luego regresó a la zona controlada por el gobierno de la Segunda República Española.
Contenido
¿Qué pasó antes de la batalla?
La situación de la Armada republicana en el Cantábrico
En octubre de 1936, la mayor parte de la Armada republicana regresó al mar Mediterráneo. En el mar Cantábrico, solo quedaron el destructor José Luis Díez, dos submarinos (el C-2 y el C-5 (1930)), y un torpedero llamado T-3.
Sin embargo, esta pequeña flota no era muy activa. El José Luis Díez era conocido en Bilbao como "Pepe el del puerto" porque casi no salía a navegar. Esto se debía a que algunos de sus comandantes no eran muy confiables. Los comandantes del José Luis Díez y del submarino C-5 apoyaban al bando nacional, y el del torpedero T-3 no era un oficial de carrera.
Mientras tanto, los barcos del bando nacional controlaban los accesos a los puertos republicanos del norte. Capturaban fácilmente los barcos mercantes que intentaban llegar a ellos.
Peticiones de refuerzos y problemas de lealtad
El gobierno de Valencia, que era la capital de la República en ese momento, pidió que se enviaran más barcos al Cantábrico. Pero el jefe del Estado Mayor Central de la Armada, Luis González de Ubieta, no quería dividir las fuerzas navales. Tampoco hizo nada para que el José Luis Díez y el submarino C-2 fueran más activos.

Cuando comenzó la ofensiva de Vizcaya el 31 de marzo de 1937, el lehendakari Aguirre (presidente del gobierno vasco) volvió a pedir más destructores y submarinos. Solo se enviaron dos submarinos (el C-4 y el C-6) y un destructor nuevo, el Císcar. El comandante del Císcar, José García Presno, pronto mostró que no era muy confiable para la República. Aguirre informó al ministro de Defensa, Indalecio Prieto, que los oficiales del Císcar podrían ser influenciados por el otro bando, como había ocurrido con el José Luis Díez. También mencionó la inactividad del C-2, del torpedero T-3 y, de nuevo, del José Luis Díez. El comandante de este último, Evaristo López, no apoyaba al gobierno y ya había causado problemas antes.
Cambios en las tripulaciones
A medida que las fuerzas del bando nacional se acercaban a Bilbao, que caería el 19 de junio, la falta de disciplina de las tripulaciones de los destructores Císcar y José Luis Díez se hizo más evidente. Por una orden del 2 de junio del presidente Aguirre, los miembros de estas tripulaciones fueron reemplazados y asignados a otras tareas.
Fueron sustituidos por miembros de los Voluntarios del Mar, un grupo creado por el gobierno vasco para tripular barcos. Se nombraron "delegados políticos" a dos capitanes de barcos pesqueros armados, que eran muy respetados por su actuación en la batalla del cabo Machichaco. El comandante del Císcar fue destituido y su puesto lo ocupó José Antonio Castro Izaguirre. Sin embargo, el comandante del José Luis Díez siguió en su cargo. Aunque el gobierno de Valencia no vio con buenos ojos esta decisión al principio, el ministro de Defensa, Indalecio Prieto, la ratificó.
A pesar de estos cambios, el comportamiento del José Luis Díez y del Císcar no mejoró mucho. Algunos pensaron que la sustitución de las tripulaciones podría haber sido un plan de los mandos, como el jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico, Enrique Navarro Margati, que no era muy leal a la República. Así, poco antes de la caída de Bilbao, el 15 de junio, el José Luis Díez huyó a un puerto francés, y lo mismo hizo el Císcar. Los comandantes de ambos barcos escaparon en un bote salvavidas al llegar a puerto.
Cuando el José Luis Díez regresó a Santander, siguió siendo ineficaz, al igual que el Císcar, para proteger a los barcos que intentaban romper el bloqueo del bando nacional. El 22 de agosto de 1937, la flota republicana del Cantábrico zarpó de Santander hacia Gijón ante la inminente llegada de las fuerzas nacionales.
Para defender Asturias del bloqueo, los republicanos contaban con los destructores Císcar y José Luis Díez, además de tres submarinos. Pero dos de los submarinos pronto se fueron, diciendo que necesitaban reparaciones en Francia. El C-4 entró en Le Verdon el 29 de agosto y el C-2 en Brest el 1 de septiembre. Por esas mismas fechas, el José Luis Díez fue alcanzado por tres bombas y su capitán decidió llevarlo al puerto inglés de Falmouth, donde llegó el 31 de agosto. "La brújula no funcionaba y la tripulación, muy cansada, incluso pasaba hambre", según Michael Alpert.
Después de la caída de Asturias, la República recuperó los submarinos que estaban siendo reparados en el extranjero, donde sus comandantes habían desertado. Estos submarinos pasaron a ser dirigidos por oficiales soviéticos, ya que no había oficiales leales con experiencia en esa arma. En cuanto al destructor José Luis Díez, fue reparado en Falmouth. Pero cuando recibió la orden de volver a España, sus oficiales abandonaron el barco. El 15 de septiembre, 68 miembros de la tripulación también se fueron y fueron detenidos. Finalmente, el destructor zarpó el 25 de septiembre de 1937 hacia Le Havre, donde llegó con daños dos días después.
El desarrollo de la batalla
El destructor José Luis Díez fue reparado en Le Havre. Su comandante, el joven Juan Antonio Castro, rechazó un intento de soborno del bando nacional para que llevara el barco a una zona controlada por ellos o lo hundiera.
En la noche del 26 al 27 de agosto de 1938, el José Luis Díez intentó cruzar el estrecho de Gibraltar a toda velocidad. Intentó parecerse a un destructor británico, el Grenville. Llevaba su número de identificación D19 y la bandera británica en la proa. Además, sus chimeneas habían sido pintadas con dos franjas negras, como las de una flotilla británica, y su cañón fue camuflado para parecer más grande. Sin embargo, fue atacado por la flota del bando nacional que lo estaba esperando. Con graves daños, se refugió en Gibraltar.
En el ataque, murieron veinticuatro pescadores que habían sido capturados por el José Luis Díez en alta mar, ya que estaban realizando tareas de reconocimiento para el bando nacional. También murieron cinco marineros y otros cinco resultaron heridos. Una flotilla de siete destructores republicanos que estaba al otro lado del Estrecho para escoltarlo hasta Cartagena no intervino. Temían perder algunos de sus barcos ante la mayor potencia de fuego de los dos cruceros del bando nacional, especialmente el Canarias, que fue el que impactó al José Luis Díez. A pesar de las protestas del gobierno de Burgos (del bando nacional), el barco fue reparado en Gibraltar. Las reparaciones las hicieron ingenieros de la Armada republicana con obreros y materiales españoles traídos de Cartagena, porque la única empresa de construcción naval de Gibraltar se negó a hacerlo, ya que trabajaba para el bando nacional.
En la madrugada del 30 de diciembre, el José Luis Díez salió del puerto de Gibraltar. Pero fue atacado de nuevo por los cañoneros-minadores Júpiter, Vulcano y el recién entregado Marte. Estos barcos lo estaban esperando porque habían sido avisados con bengalas por agentes del bando nacional en Gibraltar. El destructor fue alcanzado y quedó varado en la Playa de los Catalanes. El destructor británico Vanoc acudió en su ayuda, obligó a los minadores del bando nacional a alejarse, bajó la bandera española del barco y desembarcó a la tripulación. El destructor fue remolcado de nuevo al puerto de Gibraltar, donde permaneció hasta abril de 1939.
¿Qué pasó después de la batalla?
Los 153 oficiales y marineros que sobrevivieron fueron llevados a una prisión militar en condiciones difíciles. El presidente del gobierno republicano, Juan Negrín, protestó ante el gobierno británico por el trato dado a la "heroica tripulación del José Luis Díez". Todos rechazaron la oferta de ir a la zona controlada por el bando nacional. Fueron repatriados el 11 de enero de 1939 por dos destructores ingleses que los llevaron a Almería. "Así fue el final —verdaderamente trágico— de este destructor, de vida llena de incidentes, el cual, por poco hábiles que fueran su joven comandante y su tripulación, se había comportado dos veces con valor y valentía".
Después del final de la guerra civil española, el joven comandante del destructor José Luis Díez, el teniente de navío Juan Antonio Castro, se unió en 1940 a las fuerzas de la Francia Libre del general De Gaulle. Allí obtuvo el mando de un destructor. Después de 1945, continuó su carrera en la Armada francesa, donde llegó a ser capitán de navío, dirigió el puerto de Tolón y fue jefe de los servicios meteorológicos de la Armada.
|