Emilio Mola para niños
Datos para niños Emilio Mola |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Emilio Mola Vidal | |
Apodo | El Director | |
Nacimiento | 9 de julio de 1887 Placetas (Cuba) |
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Fallecimiento | 3 de junio de 1937 Alcocero (España) |
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Causa de muerte | Accidente aéreo | |
Sepultura | Monumento a los Caídos | |
Nacionalidad | Española | |
Educación | ||
Educado en | Academia de Infantería de Toledo (Infantería; hasta 1907) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar y oficial militar | |
Años activo | 1904-1937 | |
Cargos ocupados |
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Seudónimo | W. Hooper Koeltz | |
Lealtad |
Reino de España |
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Rama militar | Ejército de Tierra | |
Unidad militar | Cuerpo de Regulares | |
Rango militar | General de brigada | |
Conflictos | ||
Distinciones |
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Emilio Mola Vidal (nacido en Placetas, Cuba, el 9 de julio de 1887 y fallecido en Alcocero, España, el 3 de junio de 1937) fue un importante militar español. Tuvo un papel destacado durante un periodo de gobierno especial en España y también durante la Segunda República Española. Como General de brigada, fue conocido como «el Director» por su participación en la planificación de un levantamiento militar en 1936. Este levantamiento, al no lograr sus objetivos iniciales, llevó al inicio de la guerra civil española. Durante la guerra, Mola dirigió operaciones militares al mando del Ejército del Norte, especialmente en la región del País Vasco.
Es recordado por haber organizado el plan del levantamiento militar que dio origen a la guerra. También por sus instrucciones secretas, donde detallaba cómo controlar a los grupos que apoyaban al Frente Popular. Estas instrucciones fueron aplicadas durante el conflicto. Mola colaboró con Francisco Franco en la dirección de las fuerzas sublevadas. Su muerte en un accidente aéreo generó algunas preguntas, ya que su fallecimiento beneficiaba a Franco, pero no hay pruebas de que hubiera alguna intervención en el accidente.
Contenido
Biografía de Emilio Mola
Sus primeros años
Emilio Mola nació el 9 de julio de 1887 en Cuba, que en ese momento era una provincia española. Su padre, Emilio Mola López, era capitán de la Guardia Civil y estaba destinado allí. Su madre, Ramona Vidal Caro, era cubana. Después de que España perdiera Cuba en 1898, la familia de Mola se mudó a España. El 28 de agosto de 1904, Mola ingresó en la Academia de Infantería de Toledo, comenzando así su carrera en el ejército.
Las campañas en Marruecos
Después de terminar su formación y graduarse como teniente en 1907, Mola fue enviado a diferentes regimientos. Sirvió en la guerra de Melilla en 1909, donde recibió la Medalla Militar Individual por su valentía. Se convirtió en un experto en temas militares. En 1911, se unió a las Fuerzas Regulares Indígenas y participó en operaciones en la llanura de Zaio. En mayo de 1912, fue herido gravemente y ascendió a capitán por sus méritos en combate.
Más tarde, fue enviado a otras unidades y luchó en la zona de Tetuán, donde ascendió a comandante también por méritos de guerra. En 1915, estuvo en Barcelona y luego en Ceuta. Al mando del Grupo de Regulares de Ceuta n.º 3, participó en varias batallas en el Marruecos español entre 1919 y 1920. En junio de 1921, fue ascendido a teniente coronel y luego a coronel por sus méritos. Participó en el desembarco de Alhucemas, una importante operación militar. En 1927, a los cuarenta años, fue ascendido a general de brigada y al año siguiente se hizo cargo de la Comandancia General de Larache, una de las principales bases militares en el Protectorado.
Su rol en la Dirección General de Seguridad
En febrero de 1930, Mola fue nombrado director general de Seguridad. Este era un puesto importante en el gobierno. En este cargo, sus ideas conservadoras no fueron bien recibidas por los grupos políticos de oposición.
Una de sus tareas más importantes fue reorganizar la policía. En noviembre de 1930, se aprobó un nuevo reglamento que puso a la policía bajo el mando directo del director general de Seguridad. La policía se dividió en dos cuerpos: el Cuerpo de Vigilancia y el Cuerpo de Seguridad. Aunque eran cuerpos civiles, el Cuerpo de Seguridad seguía normas militares.
Antes de un levantamiento conocido como la sublevación de Jaca en 1930, Mola intentó convencer a uno de los líderes, Fermín Galán, de que no llevara a cabo el plan. Le advirtió sobre las graves consecuencias.
Madrid, 27 de noviembre de 1930Señor don Fermín Galán – JACA
Mi distinguido capitán y amigo:
Emilio Mola
Le escribo como compañero y amigo. El Gobierno sabe de sus actividades y planes de levantamiento con tropas. El asunto es grave y puede causarle problemas serios. El actual Gobierno no tomó el poder por la fuerza, así que puede aplicar las leyes militares sin remordimientos. Además, recuerde que nosotros servimos a la Patria, no a una forma de gobierno, y las armas que se nos confían son para su defensa. Le pido que piense bien lo que le digo y que su decisión no sea por un impulso, sino por lo que le dicte su conciencia. Si viene a Madrid, me gustaría verlo. No es una orden, solo el deseo de un buen amigo que lo aprecia y lo saluda.

A pesar de la advertencia de Mola, la sublevación de Jaca ocurrió y fracasó. Los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández fueron castigados severamente. Otros líderes fueron encarcelados, pero luego liberados.
Las manifestaciones pidiendo la amnistía (un perdón general) continuaron. En marzo de 1931, hubo enfrentamientos en la Antigua Facultad de Medicina de San Carlos de Madrid, donde varias personas resultaron heridas y algunas perdieron la vida. Los grupos de izquierda culparon a Mola y pidieron que fuera destituido, pero el Gobierno lo mantuvo en su puesto. Estos incidentes ocurrieron poco antes de las elecciones municipales de España de 1931 que llevaron a la caída de la monarquía y la Proclamación de la Segunda República española el 14 de abril.
La Segunda República
El 14 de abril de 1931, se proclamó la Segunda República Española. Debido a su pasado y sus ideas, el nuevo Gobierno republicano lo destituyó de su cargo. Después de un levantamiento fallido del general Sanjurjo en 1932, Mola fue pasado a la reserva, lo que significaba que no tenía un puesto activo y su sueldo se redujo. Para ganar dinero, Mola escribió libros y artículos.
Escribió cuatro libros, tres de ellos sobre sus experiencias como director general de Seguridad. En ellos, criticaba a los políticos. En su cuarto libro, El pasado, Azaña y el porvenir. Las tragedias de nuestras instituciones militares, defendió la autonomía del ejército frente al gobierno civil y criticó las reformas militares de la República, considerándola un régimen que iba en contra del ejército.
En mayo de 1934, Mola fue perdonado y regresó al ejército. Colaboró con el Estado Mayor Central del Ejército junto a otros generales, como Francisco Franco. En agosto de 1935, fue nombrado general jefe de la Circunscripción Oriental de Marruecos. Durante este tiempo, mantuvo correspondencia con el general Sanjurjo, quien estaba exiliado en Portugal. En sus cartas, Mola expresaba sus ideas políticas, preocupado por la situación de España.
A finales de 1935, Mola llegó a la Jefatura de las Fuerzas Militares de Marruecos. En febrero de 1936, tras la llegada al poder del Gobierno del Frente Popular, Mola fue trasladado a Pamplona como gobernador militar, con la idea de alejarlo de los asuntos políticos.
La planificación del levantamiento militar

Mola pronto se unió a un grupo de oficiales que planeaban un levantamiento para cambiar el gobierno de la Segunda República Española. A finales de abril, Mola tomó la dirección de este movimiento militar. En sus primeras instrucciones, dejó claro que el levantamiento sería puramente militar. En la segunda instrucción, del 25 de mayo de 1936, se fijó Madrid como objetivo principal. El plan era atacar Madrid desde varias ciudades como Valencia, Zaragoza, Burgos y Valladolid. El 1 de julio, Mola finalizó sus instrucciones, incluyendo el apoyo de algunos partidos políticos. La fecha acordada para el inicio era la madrugada del 19 de julio.
Mola negoció con los carlistas, un grupo político importante, a través de Raimundo García García. Las negociaciones fueron difíciles, especialmente sobre el tipo de gobierno que surgiría después del levantamiento y la bandera que usarían. Mola quería usar la bandera republicana, mientras que los carlistas querían la bandera monárquica. Los carlistas no aceptaban una dictadura militar y pedían un gobierno basado en sus ideas tradicionales y católicas, sin partidos políticos y con Sanjurjo como presidente. Mola consideró estas peticiones inaceptables.
La situación entre Mola y los carlistas se rompió el 9 de julio. Mola les dijo que contaban con ellos porque el ejército no tenía suficientes soldados. Sin embargo, el conde de Rodezno, líder de los carlistas navarros, contactó con Mola y le propuso negociar directamente con los requetés navarros, quienes estaban dispuestos a unirse al levantamiento. El asesinato de José Calvo Sotelo el 13 de julio aceleró los acontecimientos, y los carlistas aceptaron posponer la discusión sobre el nuevo régimen.
El 16 de julio, Mola se reunió con su superior, el general Domingo Batet, quien le preguntó si estaba involucrado en el levantamiento. Mola le aseguró que no participaría en ninguna "aventura". Batet, confiado, informó al Gobierno. Mola, usando el seudónimo de «Director», envió las instrucciones secretas a las unidades. Después de algunos retrasos, el 18 de julio de 1936 fue la fecha elegida para el inicio del levantamiento. Aunque el levantamiento tuvo éxito en el protectorado de Marruecos y en las Islas Canarias, Mola esperó hasta el 19 de julio para levantarse en Navarra, donde contaría con el apoyo de los carlistas. Sus instrucciones para el levantamiento eran muy claras:
La acción debe ser muy fuerte para controlar al enemigo lo antes posible, ya que es fuerte y organizado. Se encarcelará a todos los líderes de partidos políticos, asociaciones o sindicatos que no apoyen el movimiento, y se les aplicarán castigos ejemplares para detener cualquier intento de resistencia o huelga.
La Guerra Civil Española
El inicio del conflicto
Se esperaba que el levantamiento en Navarra tuviera mucho apoyo y poca oposición. Sin embargo, el comandante de la Guardia Civil en Navarra, José Rodríguez-Medel, se opuso. Mola habló con él por teléfono y Medel se mantuvo leal al gobierno. Cuando Medel reunió a sus hombres, se dio cuenta de que no lo seguirían y que apoyaban a Mola. Intentó escapar, pero perdió la vida en un tiroteo. La noche del 18 al 19 de julio, Diego Martínez Barrio, presidente del Gobierno por unas horas, habló con Mola por teléfono. Le pidió que evitara una guerra y le ofreció un puesto en el gobierno, pero Mola dijo que era demasiado tarde para echarse atrás. El 19 de julio de 1936, Mola dio otra instrucción:
Es necesario crear una sensación de miedo, hay que mostrar control eliminando sin dudar a todo el que no piense como nosotros. Debemos causar una gran impresión; todo aquel que apoye abierta o secretamente al Frente Popular debe ser castigado severamente.General Mola: Instrucción Reservada. Base 5.ª
El 18 de julio, el general Batet fue detenido por sus propios subordinados al negarse a unirse al levantamiento. Mola lo reemplazó como jefe de la VI División Orgánica, que incluía varias provincias. Sin embargo, el levantamiento no logró controlar la mayor parte de España, y la situación se convirtió rápidamente en una guerra civil. España quedó dividida en dos zonas: una bajo el control del Gobierno y otra bajo el control de las tropas sublevadas. Mola se convirtió en el jefe principal de la zona norte.
Además, el general Sanjurjo falleció en un accidente aéreo el 20 de julio, cuando intentaba volar desde Portugal para liderar el levantamiento. Esto dejó un gran vacío de poder.
Tras la muerte de Sanjurjo, Francisco Franco fue nombrado jefe del Ejército Español de África, la unidad militar con más posibilidades de avanzar. Mola, como antiguo "director" del levantamiento, se convirtió en el jefe principal de la zona norte sublevada y de sus fuerzas militares, siendo nombrado comandante en jefe del nuevo Ejército del Norte sublevado. Franco logró cruzar el estrecho de Gibraltar y avanzó rápidamente hacia Madrid. El 1 de octubre, debido a su popularidad y éxitos militares, Franco fue nombrado jefe del Estado y generalísimo de los Ejércitos. La dirección militar y política del levantamiento se le había escapado a Mola.
La lucha en la sierra de Guadarrama
Aunque el levantamiento fracasó en Madrid, Barcelona y otros lugares, Mola siguió adelante con su plan. Las fuerzas sublevadas debían avanzar hacia Madrid desde el norte. Sin embargo, los movimientos de tropas fueron detectados por el Estado Mayor de Madrid el 20 de julio. Las columnas de Mola encontraron resistencia. El coronel José Gistau perdió terreno en el puerto de Somosierra, y Mola envió refuerzos. Las tres columnas que avanzaban desde el norte eran la única esperanza de Mola. La V División Orgánica de Aragón, al mando del general Cabanellas, se quedó defendiendo su territorio y no pudo ayudar al plan de Mola.
Entre el 21 y el 23 de julio, las fuerzas republicanas ocuparon los puertos de montaña, derrotando a las guarniciones de falangistas, carlistas y monárquicos que habían llegado de Madrid. La llegada de milicianos con artillería reforzó las posiciones republicanas. El 24, la columna del coronel Francisco García-Escámez llegó al puerto de Guadarrama y tomó algunas alturas, haciendo huir a los defensores. Las tropas de Escámez continuaron su ataque por la carretera de Burgos hasta el embalse de Puentes Viejas. En otro punto de la sierra, en el puerto de Guadarrama, el coronel Castillo, junto con Enrique Líster y Juan Guilloto León, lideró a los milicianos. El 22 de julio, la columna de Valladolid al mando del coronel Serrador llegó a San Rafael y reforzó las fuerzas presentes.
Finalmente, la situación se estancó el 27 de julio. Esto significó que el plan inicial de Mola para conquistar Madrid desde el norte había fracasado. El Ejército Español de África sería el siguiente en intentar conquistar la capital.
La Quinta Columna
En el otoño de 1936, las fuerzas sublevadas avanzaban hacia Madrid, y parecía que la capital caería. En una emisión de radio, el general Mola mencionó que, mientras cuatro columnas militares avanzaban hacia Madrid (desde Toledo, por la carretera de Extremadura, desde la Sierra y desde Sigüenza), existía una «quinta columna». Esta "quinta columna" estaba formada por personas dentro de Madrid que apoyaban el levantamiento y trabajaban en secreto para ayudar a las fuerzas sublevadas. Otros autores, como Mijail Koltsov, afirman que fue el general José Enrique Varela quien usó la frase. Desde entonces, la expresión "quinta columna" se usa para referirse a un grupo de personas dentro de un territorio que apoya al enemigo en un conflicto.
Al mando del Ejército del Norte
Desde el inicio de la guerra, Mola dirigió las operaciones militares contra la zona norte que se había mantenido leal a la República. Su objetivo era controlar Guipúzcoa, especialmente el paso fronterizo de Irún, que era vital para la comunicación y el suministro de armas desde Francia. A principios de septiembre, Mola logró conquistar Irún y el paso fronterizo, extendiendo su control a toda Guipúzcoa para el otoño de 1936. Sin embargo, la resistencia de vascos y republicanos le impidió entrar en Vizcaya. Hubo varios intentos fallidos de las milicias vascas por recuperar los territorios. Una vez detenida la campaña, las tropas sublevadas se reorganizaron en el nuevo Ejército del Norte bajo el mando de Mola, con su cuartel general en Pamplona.
Su principal objetivo seguía siendo la conquista de Vizcaya y la ciudad de Bilbao. El 31 de marzo, se lanzó un gran ataque. Después de un intenso bombardeo de aviación y artillería, las tropas avanzaron. Hubo una lucha muy fuerte en los alrededores de Ochandiano. Ante la inesperada resistencia de los vascos, Mola decidió detener las operaciones debido al mal tiempo y reorganizar sus tropas. El 20 de abril, comenzó un nuevo avance en Vizcaya. Después de los bombardeos, muchos defensores se retiraron desordenadamente. Había un ambiente de pesimismo y pánico.
Las tropas que se retiraban del frente debían pasar por Guernica para llegar a las posiciones del Cinturón de Hierro. Guernica era un lugar importante para la cultura vasca. Antes del ataque, tenía unos 7000 habitantes, además de tropas y refugiados. No tenía defensas antiaéreas, pero sí tres fábricas de armas. El ataque comenzó el 26 de abril de 1937 por la tarde. Aunque se dijo que el objetivo era un puente, tanto el puente como una fábrica de armas quedaron intactos. El ataque fue muy destructivo: los bombarderos lanzaron muchas bombas sobre la ciudad. Los cazas disparaban a las tropas que huían. Este ataque causó un gran rechazo internacional y fortaleció la resistencia de los vascos. Mola no estuvo contento con el ataque, y aunque fue realizado por fuerzas alemanas e italianas, no se sabe con certeza cuánto sabía él al respecto.
El avance de las fuerzas sublevadas continuó, pero la resistencia vasca seguía fuerte. El mal tiempo retrasó las operaciones de Mola contra Bilbao. A mediados de mayo, las tropas vascas habían retrocedido casi hasta el Cinturón de Hierro, mientras los bombardeos continuaban.
Su fallecimiento
El 3 de junio de 1937, el general Mola falleció en un accidente aéreo. El avión en el que viajaba, un Airspeed Envoy, se estrelló en una colina cerca de Alcocero, Burgos, durante una fuerte tormenta. Mola había insistido en viajar para supervisar las operaciones militares más cerca del frente. Desde el día de su muerte, surgieron rumores, ya que su fallecimiento beneficiaba a Franco al eliminar a un posible rival. Sin embargo, Mola usaba ese avión con frecuencia, y no hay pruebas de que el accidente fuera un sabotaje.
Las muertes en accidentes de avión de Sanjurjo y Mola dejaron a Franco como el único líder indiscutible de los militares sublevados. El general Dávila lo sucedió como jefe del Ejército del Norte. Para los carlistas, la muerte de Mola fue un golpe duro, ya que, a pesar de las diferencias iniciales, habían establecido una fuerte colaboración durante la guerra. Bilbao finalmente cayó el 19 de junio, pero Mola no pudo ver cumplido este objetivo.
Mola fue enterrado en el cementerio de Pamplona en 1937. En 1961, sus restos fueron trasladados al Monumento a los Caídos en esa ciudad. En Alcocero, se levantó un monumento en su memoria, y la localidad fue renombrada en su honor como Alcocero de Mola. Franco le concedió, con fecha del día de su muerte, la Gran Cruz Laureada de San Fernando. En 1948, también recibió, después de su muerte, el título de duque de Mola con Grandeza de España. A finales de agosto de 2016, el ayuntamiento de Pamplona decidió retirar los restos de los generales Mola y Sanjurjo de la cripta del Monumento a los Caídos de Pamplona. El 24 de octubre de 2016, sus restos fueron retirados y luego incinerados.
Su legado
Después de la guerra, durante el periodo de gobierno de Franco, se construyeron muchos monumentos en honor a Mola. Muchas calles, avenidas y lugares públicos fueron renombrados en su memoria. Estos nombres comenzaron a cambiarse a sus nombres originales después de que se estableció el sistema de gobierno actual en 1978. Por ejemplo, en Madrid, la calle Príncipe de Vergara se llamó General Mola, al igual que la estación de Metro debajo de ella. En Barcelona, el actual paseo de San Juan se llamó paseo del General Mola durante un tiempo, y la actual estación Verdaguer del Metro se llamó General Mola desde 1970 hasta 1982. Lo mismo ocurrió con el aeropuerto de Vitoria, que después de la guerra civil se llamó aeropuerto General Mola.
El poeta chileno y premio Nobel en 1971, Pablo Neruda, dedicó un poema al general en su libro España en el corazón (1937), titulado «Mola en los infiernos».
Investigaciones posteriores
En 2008, Emilio Mola fue uno de los altos cargos de ese periodo investigados por la Audiencia Nacional en un proceso judicial. Se le investigó por posibles delitos relacionados con detenciones y acciones contra personas durante la guerra civil española y los primeros años del gobierno de Franco. El juez a cargo, Baltasar Garzón, declaró que la responsabilidad de Mola se había extinguido al confirmar su fallecimiento, ocurrido más de setenta años antes. La investigación fue muy debatida, y el juez Garzón fue acusado y luego absuelto por el Tribunal Supremo, que consideró que la investigación había sido un error.
Para saber más
- Quinta columna
- Junta de Defensa Nacional
- Nombramiento de Francisco Franco como Generalísimo
Véase también
En inglés: Emilio Mola Facts for Kids