Golpe de Estado de julio de 1936 en la Armada española para niños
Datos para niños Sublevación militar de julio de 1936 en la Armada Española |
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Golpe de Estado de julio de 1936 | ||||
![]() Destructor Almirante Valdés que fue el primer buque de la flota, junto con el Sánchez Bartcáiztegui, cuya dotación se amotinó para evitar que cayera en manos del bando sublevado
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Fecha | 18 - 20 de julio de 1936 | |||
Lugar | ![]() |
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Resultado | Victoria parcial republicana, porque los sublevados pierden la flota pero controlan la base naval principal de Ferrol y la de Cádiz. | |||
Consecuencias | La mayor parte de la flota permanece en manos de la República, pero no así la base naval de Ferrol con los tres buques importantes que allí se encontraban | |||
Beligerantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La Sublevación militar de julio de 1936 en la Armada Española fue un evento clave al inicio de la Guerra Civil Española. Trata sobre cómo la Armada española intentó unirse a un levantamiento militar y cómo la mayoría de los marineros (llamados "dotaciones") se rebelaron contra sus oficiales. Casi todos los oficiales apoyaban el levantamiento, pero los marineros impidieron que la Marina de Guerra de la República Española cayera en manos del bando sublevado.
A pesar de esto, el bando sublevado sí logró tomar el control de las importantes bases navales de Ferrol y Cádiz. Esto les permitió contar con algunos barcos que estaban allí, como el acorazado España, el crucero Almirante Cervera y el destructor Velasco. En los meses siguientes, se les unieron dos cruceros modernos que se estaban construyendo en Ferrol: el Canarias y el Baleares. Estos sucesos marcaron el comienzo de la Guerra Civil Española en el mar.
Contenido
¿Cómo se planeó el levantamiento en la Armada?
El plan para el levantamiento en la Armada no estaba tan avanzado como en el Ejército. Sin embargo, casi todos los jefes y oficiales de la Armada no estaban de acuerdo con el gobierno de la República.
Los primeros contactos entre los militares que planeaban el levantamiento y los oficiales de la Armada española ocurrieron en marzo de 1936. Los hermanos Francisco y Salvador Moreno Fernández, ambos militares de la Armada, participaron en estas reuniones. Se les pidió que la Marina se mantuviera neutral durante el levantamiento. También se les pidió que permitieran el paso de tropas desde el Protectorado español de Marruecos hacia la península.
Cuando el general Mola tomó el mando de la conspiración en abril, pidió la ayuda de la Armada. Sus instrucciones, del 20 de junio, decían que la Armada debía controlar las bases navales de Ferrol y Cádiz. También debían vigilar la costa norte y ayudar en el levantamiento de Marruecos. Los hermanos Moreno fueron los principales enlaces con la Armada.
Durante unas maniobras navales en las Islas Canarias, el general Franco, que era el comandante militar de la zona, se reunió con los jefes y oficiales de los barcos. Les dijo que el país estaba en peligro y que el Ejército y la Marina tenían la misión de salvarlo.
Miembros de los suboficiales y marineros de la flota informaron al gobierno de Madrid sobre estas reuniones. También supieron que algunos oficiales se habían reunido con jefes militares en Melilla y Ceuta. En algunos barcos, como los cruceros Libertad, Miguel de Cervantes y Almirante Cervera, y el acorazado España, los marineros formaron comités para vigilar a los oficiales.
El 13 de julio, tras la muerte del líder político José Calvo Sotelo, el ministro de Marina, José Giral, ordenó el cese de algunos oficiales implicados en el plan. También envió un mensaje para que se tomaran precauciones. El 15 de julio, ordenó que varios destructores zarparan para mantener el orden en diferentes lugares.
¿Qué pasó durante el levantamiento?
El levantamiento en los barcos de la flota
En la tarde del 17 de julio, la central de radio de la Marina en Madrid recibió las primeras noticias del inicio del levantamiento militar en Marruecos. Un oficial de radio, Benjamín Balboa López, que apoyaba al gobierno, sospechó que sus superiores estaban implicados.
En la madrugada del 18 de julio, el general Franco envió un telegrama felicitando a Melilla por el éxito del levantamiento. Este mensaje fue enviado a las bases navales. Balboa se negó a transmitir el mensaje a toda la flota y detuvo a su superior. Luego, Balboa contactó con los radiotelegrafistas de todos los barcos de la Armada. Les informó que sus oficiales podrían estar a punto de rebelarse contra el gobierno y acordaron una clave para comunicarse si esto sucedía.
Esa misma madrugada, el ministro de Marina, José Giral, ordenó que todos los barcos de la flota se dirigieran al estrecho de Gibraltar. Su misión era bombardear las posiciones de los sublevados en Marruecos e impedir el paso de tropas. Sin embargo, los comandantes de algunos destructores, como el Almirante Valdés y el Sánchez Barcáiztegui, desobedecieron. El destructor Churruca y el cañonero Dato no solo desobedecieron, sino que transportaron tropas desde Ceuta a Cádiz.
En la noche del 18 de julio, las tripulaciones de los destructores Almirante Valdés y Sánchez Barcáiztegui se rebelaron. Detuvieron a sus oficiales y abandonaron Melilla, dirigiéndose a la base naval de Cartagena. Al día siguiente, 19 de julio, la tripulación del Churruca también se rebeló y detuvo a sus oficiales. Ese mismo día, otras tripulaciones obligaron a sus comandantes a dirigirse al puerto internacional de Tánger.
El acorazado Jaime I y los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes también recibieron la orden de ir al Estrecho de Gibraltar. Sus radiotelegrafistas recibieron los mensajes de Balboa sobre la posible rebelión de los oficiales. El 19 de julio, la tripulación del crucero Libertad se rebeló y tomó el control del barco, dirigiéndose a Tánger. La tripulación del crucero Miguel de Cervantes hizo lo mismo. La tripulación del acorazado Jaime I se rebeló el 21 de julio. Hubo enfrentamientos y algunos oficiales perdieron la vida. El Jaime I también se dirigió a Tánger.
En Tánger, los barcos intentaron conseguir combustible, pero no lo lograron. El general Franco había dicho que la flota era "pirata" para que no recibiera ayuda. Finalmente, un barco petrolero enviado desde Málaga les permitió llegar a ese puerto el 23 de julio.
El crucero Méndez Núñez, que estaba en Guinea Ecuatorial, recibió órdenes de regresar a España. Su comandante fue destituido por sospechas de querer unirse al levantamiento. El Méndez Núñez llegó a Málaga el 21 de septiembre.
Varios submarinos también recibieron órdenes de ir al estrecho. Sus tripulaciones se rebelaron cuando sospecharon de sus oficiales. La mayoría de los submarinos quedaron del lado del gobierno.
En la base naval de Cádiz, el levantamiento tuvo éxito rápidamente. Tropas traídas de Ceuta y la acción de los jefes militares impidieron cualquier intento de rebelión de los trabajadores o marineros. Dos nuevos mandos nombrados por el gobierno fueron detenidos y perdieron la vida. Gracias al control de la base, los sublevados tuvieron en su poder algunos barcos, aunque algunos estaban en reparación.
En la base de Cartagena, el levantamiento no triunfó. Los mandos navales no actuaron con decisión, y el gobernador militar de Cartagena se mantuvo leal al gobierno. La llegada del destructor Almirante Valdés selló el fracaso de la rebelión. Así, la mayoría de los destructores y otros barcos en construcción o anclados quedaron del lado del gobierno.
En la base naval de Ferrol, el mensaje del general Franco llegó el 18 de julio. El jefe de la base, Indalecio Núñez Quijano, no se decidió a actuar, por lo que fue destituido. La tripulación del crucero Almirante Cervera se rebeló, pero no pudo sacar el barco del dique seco. Tras un bombardeo aéreo, el barco se rindió. El comandante y otros miembros de la tripulación fueron ejecutados. La tripulación del acorazado España también se rebeló, pero el barco no podía usar sus cañones. Finalmente, la base y los barcos importantes que estaban allí se unieron al levantamiento.
En la base de Mahón, en la isla de Menorca, hubo un intento de levantamiento que fue sofocado. Las tripulaciones de los submarinos se rebelaron porque sus oficiales apoyaban el mensaje del general Franco. Así, la base y los submarinos quedaron del lado del gobierno.
El levantamiento en Guinea Española
El 19 de septiembre de 1936, dos meses después del levantamiento de julio, la guardia Colonial en Fernando Poo se rebeló y unió la isla al bando "nacional". Un barco mercante, el "Fernando Poo", que transportaba suministros, se encontraba en la zona. Recibía mensajes contradictorios sobre qué ciudades eran leales. Al final, el barco se dirigió a Bata, que era leal al gobierno.
Sin embargo, otro barco, el "Ciudad de Mahón", con voluntarios "nacionales" armados, alcanzó al "Fernando Poo" en Bata. Hubo un pequeño enfrentamiento. El "Fernando Poo" se hundió y Bata cayó en manos de los "nacionales". Así, toda la colonia de Guinea Española pasó a ser controlada por el bando sublevado, al igual que otras colonias españolas.
¿Qué barcos quedaron de cada lado?
Después de estos eventos, la mayor parte de la Armada española quedó del lado del gobierno de la República. Contaban con:
- El acorazado Jaime I (construido en 1914).
- Los cruceros ligeros Libertad (1925), Miguel de Cervantes (1928) y Méndez Núñez (1923).
- Dieciséis destructores.
- Siete torpederos.
- Doce submarinos.
- Un cañonero.
- Cuatro guardacostas.
- Casi toda la Aeronáutica Naval (aviación de la Marina).
El bando sublevado solo contaba con tres barcos importantes al principio:
- El acorazado España (1913), que estaba en reparación.
- El crucero ligero Almirante Cervera (1928).
- El destructor Velasco (1923).
También tenían el crucero ligero República (luego Navarra)(1920), pero no entró en servicio hasta 1938. Además, contaban con cinco torpederos, tres cañoneras y cinco guardacostas.
Aunque el bando sublevado tenía menos barcos al principio, esta desventaja se compensó rápidamente. Ellos controlaban el principal astillero de la Marina en Ferrol. Allí se estaban terminando de construir dos cruceros pesados muy importantes: el Canarias (que entró en servicio en septiembre de 1936) y el Baleares (que entró en servicio en diciembre de 1936). También controlaron los dos únicos minadores de España, el Júpiter y el Vulcano.