Ejército realista en América para niños
Datos para niños Ejército realista en América |
||
---|---|---|
Participante en Guerras de independencia hispanoamericanas | ||
![]() Mapa de la nación española en las Cortes de Cádiz
|
||
Actividad | 1808-1833 | |
Objetivos | Defensa de la integridad de las Españas y permanencia de la unidad de la América española y la España peninsular. | |
Organización | ||
Parte de | Fuerzas armadas de la monarquía española | |
Líder | Líderes realistas | |
Área de operaciones |
Imperio español | |
Relaciones | ||
Aliados | Constitucionales y absolutistas | |
Enemigos | Independentistas | |
Símbolos | ||
Estandarte del Reinado de Fernando VII de España | ![]() «Reino de España e Indias» durante el absolutismo de Fernando VII, y «Reino de las Españas» bajo el régimen Liberal. |
|
Pabellón naval y bandera nacional entre 1785 y 1873 | ![]() Pabellón empleado por la Armada española y las fortalezas y fortificaciones |
|
Armas reales de España (1761-1843) | ![]() Mostrada en los estandartes de sus regimientos de infantería. Lema: "Por el rey, la fe y la patria" |
|
El Ejército realista en América fue el nombre que se dio a las fuerzas militares que defendieron la unidad del Imperio español en América. Estas fuerzas lucharon contra los movimientos que buscaban la independencia de las colonias españolas a principios del siglo XIX. La mayoría de sus integrantes eran personas nacidas en América, incluyendo muchos pueblos indígenas.
La palabra realistas se hizo popular al final de estos conflictos. Se usó especialmente cuando el rey Fernando VII volvió a gobernar de forma absoluta en 1823. En España, también se llamó realistas a quienes defendían el antiguo sistema de gobierno. El término realistas también se usaba para referirse a la población que apoyaba al rey, aunque no participara en los combates.
Los diccionarios de la Real Academia Española definen a los realistas como aquellos que, en tiempos de conflictos internos, apoyan al rey. También se les describe como defensores de los derechos y el poder de los reyes.
Contenido
- El Conflicto en la Monarquía Española: Una Visión Global
- La Transformación Política en la Monarquía Española
- El Conflicto Interno en los Territorios de la Monarquía Española
- El Ejército Realista
- Campañas Militares
- El Fin del Movimiento y la Rendición de sus Fuerzas
- Operaciones Navales y Últimos Reductos
- Fin de la Guerra
- Véase también
El Conflicto en la Monarquía Española: Una Visión Global
El conflicto por la independencia en América tuvo un alcance mundial. Después de que Napoleón Bonaparte tomara el trono de España en 1808, intentó que las autoridades americanas reconocieran su poder. Sin embargo, estas autoridades lo rechazaron. Mientras tanto, el Reino Unido apoyó a Fernando VII como rey legítimo de España. A cambio, recibió dinero y ayuda de las colonias americanas para luchar contra Napoleón en Europa.
Desde 1808, las batallas en América se extendieron por vastas regiones. Incluyeron territorios como la Florida española y varias islas. También hubo conflictos en la propia península ibérica, como la rebelión de una gran expedición militar.
La organización de las expediciones y las batallas navales también fue global. Abarcó desde Cuba y Puerto Rico, pasando por las islas Canarias y los puertos de España, hasta las Filipinas. Muchos barcos corsarios (barcos privados autorizados para atacar naves enemigas) operaban desde puertos de los Estados Unidos.
Desde el punto de vista político, este conflicto fue una mezcla de luchas internas y un enfrentamiento internacional. Las potencias europeas no intervinieron directamente en América, pero permitieron que empresas privadas contrataran soldados para los ejércitos independentistas. Tanto el Reino Unido como los Estados Unidos de América ayudaron con armas y permitieron que corsarios salieran de sus puertos. Además, fueron los primeros en reconocer a los nuevos países americanos.
La Transformación Política en la Monarquía Española

A principios del siglo XIX, la monarquía española y sus defensores enfrentaron grandes cambios. Esto ocurrió por la renuncia de los reyes de España en Bayona y el inicio de una nueva forma de gobierno, el liberalismo. Hubo dos procesos políticos al mismo tiempo: la creación de una constitución en España y la independencia de las colonias americanas. Ambos llevaron a la formación de nuevos países y al fin del gobierno absoluto.
El antiguo sistema, donde varios "Reinos" (europeos y americanos) estaban unidos bajo una misma corona, intentó mantenerse. Pero fue rechazado tanto en España como en América.
Este modelo de unión cambió con la aparición de los Estados-nación. En 1810, las Cortes de Cádiz (una asamblea de representantes) proclamaron una autoridad centralizada para el "Reino de las Españas". Esto provocó el inicio de los movimientos de independencia en América. Este proceso fue interrumpido en España por un tiempo, pero no evitó la separación de los nuevos países americanos.
Al principio, casi todas las juntas (gobiernos locales) americanas declararon su lealtad al rey Fernando VII, que estaba prisionero de Napoleón. Sin embargo, querían tener sus propias monarquías independientes. También hubo ideas de establecer monarquías con otras familias reales europeas o incluso una monarquía incaica. En todos los casos, buscaban la independencia. La situación se volvió más tensa y llevó a un conflicto militar, que resultó en las declaraciones de independencia y el triunfo de las ideas republicanas en América.
El Conflicto Interno en los Territorios de la Monarquía Española
En España, la monarquía, que gobernaba de forma absoluta, fue debilitada por Napoleón en 1808. Desde 1812, fue controlada por españoles que querían una monarquía constitucional. La defensa de la monarquía en América quedó en manos de las fuerzas locales, con poca ayuda de Europa. Sin embargo, cuando Fernando VII volvió al poder en 1815, envió una gran expedición de unos diez mil soldados españoles para detener las revueltas en América.
Pero en 1820, una segunda expedición de unos veinte mil soldados, que iba a salir de Cádiz, se rebeló contra el propio Fernando VII. Esta rebelión no pudo ser controlada. El nuevo gobierno liberal en España suspendió toda ayuda a los realistas en América y envió negociadores a los líderes independentistas, pero sin éxito. Esto significó que España, en la práctica, renunció a los territorios americanos que aún estaban en conflicto. El año 1820 marcó el inicio del fin para el bando realista.
Socialmente, ambas partes, realistas e independentistas, tuvieron un impacto diferente en la gente. En España, se reclutaba a la fuerza para las expediciones. En América, se buscó el apoyo de comunidades indígenas y de personas de diferentes orígenes (mestizos, mulatos, personas de ascendencia africana que no eran libres). Se les prometieron mejoras sociales. Las familias criollas (descendientes de europeos nacidos en América) apoyaron a uno u otro bando según los intereses de su región. La Iglesia también estaba dividida.
Fue muy importante que el Virreinato del Perú se mantuviera fuerte. Se convirtió en el centro principal de las fuerzas realistas en Sudamérica. Esto permitió que, entre 1815 y 1816, la mayoría de las provincias cercanas a este virreinato volvieran a estar bajo el control del rey.
El gobierno del virrey José Fernando de Abascal en Perú logró derrotar a los movimientos revolucionarios con fuerzas locales. Conflictos similares ocurrieron en otras regiones que se mantuvieron leales, como Coro, Maracaibo, Santa Marta, Panamá, Pasto, Chiloé y Valdivia. También se mantuvieron firmes los gobiernos de Nueva España, Cuba y Puerto Rico.
Al principio, las guerras fueron entre ciudades que querían extender sus ideas revolucionarias y los lugares leales a las autoridades del rey. Como había pocas guarniciones o refuerzos de España, los primeros años de guerra se libraron principalmente con milicias locales. Más tarde, la llegada de soldados europeos y armas de otros países ayudó a organizar mejor los ejércitos.
El Ejército Realista
Honores de batalla del ejército realista | ||
---|---|---|
Nueva España y Guatemala
Nueva Granada, Venezuela, Quito
Río de la Plata y Paraguay Perú, Alto Perú y Chile |
||
El ejército realista no era el mismo ejército que España tenía en América antes de las guerras de independencia. Ese ejército anterior se encargaba de defenderse de enemigos externos. Sin embargo, el ejército de los virreinatos tenía un fuerte carácter local, con un 80% de tropas y oficiales nacidos en América.
El ejército español en Europa cambió mucho en 1808. Cuando comenzaron las revoluciones en América, el ejército colonial español se desintegró. Grandes partes de él se unieron a los ejércitos independentistas.
El ejército realista en América fue una organización que se formó de manera rápida. Su objetivo era detener la independencia de las colonias. La mayoría de las unidades realistas eran nuevas y estaban formadas por soldados americanos. También había unidades que venían de España, pero estas se mantenían con el tiempo gracias a los reemplazos de soldados americanos.
En 1820, había unos 9.954 soldados españoles de Europa luchando en América. A partir de ese año, el gobierno español no envió más refuerzos desde Europa. En diciembre de 1821, 492 oficiales y 3.699 soldados europeos regresaron a España desde México.
El virreinato del Perú tenía una fuerza de 7.000 hombres en 1820. Para diciembre de 1824, cuando las guerras de independencia en Sudamérica estaban en su punto más alto, solo quedaban unos 1.500 soldados europeos en todo el virreinato.

Fuerzas militares en América a principios del siglo XIX (antes de la independencia):
Provincia | Regulares | Milicias | Total fuerzas |
---|---|---|---|
Capitanía General de Puerto Rico Florida española |
9000 | 2400 | 11400 |
Capitanía General de Cuba | 2000 | 3700 | 5700 |
Virreinato de Nueva España | 7200 | 20 800 | 28 000 |
Capitanía General de Yucatán | 900 | 2600 | 3500 |
Capitanía General de Guatemala | 1000 | 4100 | 5100 |
Virreinato de Nueva Granada | 2000 | 9000 | 11 000 |
Capitanía General de Venezuela | 1500 | 9000 | 10 500 |
Virreinato del Perú | 2600 | 43 800 | 46 400 |
Capitanía General de Chile | 1550 | 4500 | 6050 |
Virreinato del Río de la Plata | 3000 | 17 000 | 20 000 |
Capitanía General de las Filipinas | 1500 | 11 000 | 12 500 |
Total de Mario Pereyra | 24 750 | 127 900 | 152 650 |
Virrenato de Nueva España | 10 000 | 20 000 | 30 000 |
Isla de Cuba | 2680 | 21 831 | 24 511 |
Virreinato de Nueva Granada | 3600 | 8400 | 12 000 |
Capitanía General de Venezuela. Virreinato de Nueva Granada | 11 900 | ||
Virreinato del Perú | 12 000 | 49 000 | 61 000 |
Total de Alexander von Humboldt | 139 411 | ||
Nueva España | 9500 | 24 000 | 33 500 |
Guatemala | 1083 | 7560 | 8643 |
Yucatán | 2000 | ||
Cuba | 1.560 | ||
Florida | 2000 | ||
Puerto Rico | 4400 | ||
Venezuela | 9000 | ||
Nueva Granada | 11 000 | ||
Perú | 11 200 | ||
Chile | 3550 | ||
Río de la Plata | 21 000 | ||
Filipinas | 12 000 | ||
Total del Niles' Register | 129 053 |
Las tropas estaban concentradas en varias ciudades importantes de América. Otros lugares estratégicos como Cuba y Cartagena de Indias también tenían fuertes guarniciones.
Componentes Americanos y Europeos
El ejército realista estaba compuesto principalmente por soldados nacidos en América, que representaban más del noventa por ciento de las tropas. Sin embargo, los puestos de mando más altos eran ocupados en su mayoría por españoles de la península. La población de españoles peninsulares en las colonias americanas a finales del siglo XVIII era de unas 150.000 personas, menos del 1% del total.
Unidades Formadas en América

Las unidades formadas en América estaban compuestas por tropas locales. Su composición social y étnica reflejaba la población de cada lugar. Por ejemplo, en el Virreinato del Perú, los oficiales hablaban quechua o aimara para comunicarse con las tropas indígenas. Estas tropas locales rara vez salían de sus lugares de origen. La mayoría de los soldados eran personas de origen indígena o mestizo, así como personas de ascendencia africana que habían sido liberadas. Las tropas americanas se dividían en "milicias" y "veteranas". Las milicias que recibían entrenamiento de soldados veteranos se llamaban "milicias disciplinadas".
Unidades Formadas en la Península

España tenía experiencia en enviar tropas para mantener su control en América. A pesar del caos político y la ruina económica por la guerra contra Napoleón, se enviaron varias expediciones. Entre 1812 y 1820, se organizaron 30 expediciones con un total de 47.000 hombres. La más grande fue la del general Pablo Morillo en 1815. Sin embargo, solo 30.000 hombres llegaron a América para luchar; el resto fue a Cuba o se perdió. A lo largo de la guerra, siete expediciones con más de 9.000 hombres fueron a México, cinco con 6.000 a Perú, y otras cinco con 7.000 soldados a La Habana y San Juan, que eran puertos clave. A partir de 1817, los esfuerzos se centraron en preparar una expedición que se rebeló en España. Después de 1820, las autoridades de Madrid se dedicaron principalmente a apoyar a los ejércitos realistas que ya estaban en América.
En la siguiente tabla se muestran los refuerzos enviados desde España a las fuerzas realistas en América. Estos refuerzos fueron clave para que los realistas recuperaran gran parte del territorio entre 1815 y 1820. Su disminución fue importante para la derrota de la monarquía. También se puede ver qué lugares tenían mayor prioridad en la estrategia de Madrid.
Año | Plazas | Batallones | Destino |
---|---|---|---|
1811 | 2034 | 3 | Montevideo y La Habana |
1812 | 5944 | 8½ | Veracruz, Montevideo y La Habana |
1813 | 4564 | 6 | Veracruz, Montevideo, Puerto Cabello y Callao |
1815 | 12 999 | 11 | Venezuela, Panamá, Veracruz y Puerto Rico |
1816 | 2063 | 3 | Panamá, Callao, Puerto Rico y La Habana |
1817 | 4839 | 6 | Venezuela, Veracruz y Callao |
1818 | 1600 | 2 | Callao |
1819 | 2200 | 2 | La Habana |
1824 | 2400 | 2 | La Habana |
1825 | 1400 | 1 | La Habana |
Las unidades que venían de España se llamaban "expedicionarias". Sin embargo, al llegar a América, recibían continuamente soldados americanos para reemplazar las bajas. Esto significaba que, con el tiempo, estas unidades se volvían más "americanizadas". Por ejemplo, el batallón Burgos tuvo que completar sus filas con un tercio de soldados americanos al llegar a América, incluso antes de combatir. En la batalla de Maipú, solo una cuarta parte del ejército realista era europeo. A partir de 1817, no llegaron más refuerzos europeos a Perú, y desde 1820, a ningún lugar de América. En total, entre 40.000 y 50.000 españoles europeos fueron enviados a América, pero no más de 30.000 combatieron en tierra firme. Una parte importante de ellos, entre 15.000 y 20.000, se quedaron en la estratégica isla de Cuba. En 1820, el número de españoles peninsulares que combatían en toda América no llegaba a los diez mil. En 1824, solo 500 españoles peninsulares formaron parte del ejército realista en la batalla de Ayacucho.
Se pensaba que los soldados europeos eran más leales y ayudaban a mantener la cohesión de las unidades. Sin embargo, eran más propensos a enfermar y, si no estaban bien disciplinados, eran más difíciles de controlar que los americanos. Esto también ocurría con los miles de soldados de otras naciones europeas contratados por los independentistas.
Líderes del Movimiento Realista
Los líderes del ejército realista tenían orígenes diversos. Los españoles de la península solían ocupar los puestos de jefes de gobierno y los rangos más altos, especialmente en las unidades que llegaban de España. Los oficiales americanos que se unían al ejército podían llegar a ser un tercio de los mandos en las expediciones. Esto ayudó a que las unidades militares continuaran con tropas americanas, pero también hizo que perdieran parte de su identidad española.
La mayoría de los oficiales del ejército colonial eran americanos (60%), y los que eran peninsulares llevaban más de 30 años viviendo en América. En 1820, el 85% de los oficiales peninsulares que combatían en América se habían formado en la guerra contra Napoleón.
La proporción de líderes locales en las unidades americanas era mayor. Se calcula que dos tercios de los oficiales en las unidades veteranas eran americanos, y casi todos los jefes en las milicias eran americanos. También hubo americanos que lideraron ejércitos completos, como Agustín de Iturbide o José Manuel de Goyeneche.
Líderes realistas
Banderas, Condecoraciones y Música
Las banderas de los ejércitos de la monarquía española eran de varios tipos. La bandera Coronela mostraba el estandarte real y se entregaba una por cada regimiento. Las banderas de Ordenanza o Batallona mostraban la Cruz de Borgoña. Todas tenían adornos y lemas. Los estandartes de caballería mostraban el escudo real sobre un fondo carmesí.
Estas banderas eran usadas tanto por unidades españolas como americanas. Además de los lemas en las banderas, se usaban distintivos como cintas de colores (rojo y negro, o rojo y blanco) atadas a la ropa o las armas. Se entregaban condecoraciones y medallas a los líderes y soldados realistas por sus acciones destacadas.
Los ejércitos realistas tocaban la misma música oficial. Las unidades que venían de España también cantaban canciones de la Guerra de Independencia española. Los cuerpos de infantería tenían músicos con pífanos y tambores. La caballería usaba cornetas y tambores montados.
Equipo y Uniforme del Soldado Realista

Desde finales del siglo XVIII, se intentó unificar los uniformes del ejército colonial en América, aunque siempre hubo variaciones locales. A principios del siglo XIX, el uniforme más común era de color azul. Las unidades se diferenciaban por el color de los cuellos, mangas, chalecos, botones y bordados.
En 1796, se ordenó que las milicias usaran una casaca (chaqueta larga) azul con solapas y cuello rojo, y chaleco y pantalón blanco. La infantería llevaba galones de oro y la caballería de plata.
Hacia 1810, todas las milicias seguían las normas de uniformes. El estilo inglés, que se adoptó en España en 1811, pudo haber sido usado por algunas unidades enviadas a América. Desde 1814, se generalizó el uso del shakó (un tipo de gorro militar) en lugar de los bicornios. Aunque el azul seguía siendo el color principal, algunas unidades especiales usaron estilos más modernos y coloridos.
Con la llegada del ejército expedicionario en 1815, se adoptó un nuevo estilo de uniforme basado en las normas españolas de ese año. En 1816 y 1817, aparecieron los uniformes de lino para las campañas de verano en América.
A partir de 1818 y 1819, debido a la escasez por la guerra, se usaron más chaquetones y chaquetas de color gris plomo y pardo, que eran más baratos. También se acortaron los faldones de los chaquetones. Algunas unidades, como los voluntarios de Chiloé, usaron uniformes verdes.
Desde 1821, se establecieron nuevos reglamentos con uniformes azules y pantalones grises o blancos. Las unidades ligeras usaban verde oscuro.
El distintivo español y realista más común era la escarapela roja, que los soldados llevaban en el gorro. Las cintas de las banderas del ejército español también eran rojas.
Armamento, Táctica y Sanidad
Los ejércitos que se enfrentaron en las guerras de independencia en América no eran tan grandes como las divisiones militares de las Guerras Napoleónicas. La estrategia dependía mucho de la lealtad de las provincias americanas y de la geografía.
En las batallas, la táctica de las formaciones regulares se basaba en armas blancas y armas de fuego de la época (principalmente mosquetes). La infantería usaba formaciones en orden cerrado, como la formación en línea o batalla, donde los soldados disparaban en varias filas. Otra formación cerrada, en cuadro, se usaba para defenderse de los ataques de caballería. La formación en orden abierto, llamada guerrilla, era para unidades de élite que se desplegaban para disparar libremente, especialmente en terrenos difíciles. La caballería era fundamental para atacar y perseguir. La artillería de la época no era muy efectiva en selvas o montañas. En estas grandes concentraciones de personas, las enfermedades y la falta de alimentos eran una preocupación constante.
Grupos de Resistencia Realista
Se debe diferenciar entre las guarniciones que se atrincheraban en fortalezas (a veces con población civil dentro) y las provincias donde la mayoría de la gente apoyaba al rey. En la primera categoría están Montevideo, Valdivia, Cumaná o Callao. En la segunda, Coro, Chiloé, Pasto y Huanta.
Los grupos de resistencia eran organizaciones permanentes para la lucha irregular. En contraste, las "montoneras" se reunían de forma espontánea y dejaban de luchar después del levantamiento. Había grupos de resistencia formados por habitantes locales, muchos de ellos campesinos indígenas. También había grupos formados por militares realistas que se habían dispersado después de ser derrotados.
Todos los grupos de resistencia monárquicos se ubicaron en América del Sur. No surgieron donde el ejército regular se impuso, como en América del Norte. Tampoco se formaron en el Alto Perú, Jujuy o Salta, donde los militares monárquicos combatían a los grupos separatistas.
En la región de San Juan de Pasto y Patía, después de la rendición de la guarnición en 1822, la lealtad a la monarquía llevó a los campesinos indígenas a levantarse dos veces entre ese año y 1824. Se estima que eran entre 2.000 y 4.000 combatientes. Su importancia estratégica era que controlaban el camino terrestre de Bogotá a Quito. Los últimos grupos de resistencia desaparecieron en 1826.
En la costa caribeña, surgieron pequeños grupos de resistencia que estuvieron activos hasta 1821. El movimiento se reactivó en 1822. En enero de 1823, lograron tomar Santa Marta. Aunque algunos hablan de 3.000 a 4.000 indígenas luchando, probablemente no fueron más de 500. La respuesta de los independentistas fue rápida y para marzo ya estaban derrotados.
En Perú, los grupos irregulares de Ica, Huamanga y Huancavelica surgieron cuando el ejército de José de la Serna se retiró a Cuzco. En 1823, las victorias monárquicas hicieron que se les unieran habitantes de otras ciudades. El virrey ayudó a organizar estas milicias para luchar contra los independentistas. Después de la capitulación de Ayacucho, estalló la Rebelión de Iquicha entre 1825 y 1828. Su líder principal era Antonio Huachaca.
En Venezuela, después de la declaración de independencia, surgieron grupos de resistencia en Siquisique en 1812. Estos grupos, liderados por Juan de los Reyes Vargas, sumaron más de 1.000 indígenas y mestizos. En 1820, Reyes Vargas cambió de bando. Después de la derrota en Carabobo, los monárquicos que sobrevivieron se refugiaron en Puerto Cabello y continuaron la lucha. La mayoría eran milicianos locales. Después de la caída de Puerto Cabello en noviembre de 1823, los grupos de resistencia continuaron activos en varias regiones.
En los Llanos, desde 1812, surgieron pequeños grupos que contribuyeron a la caída de la Primera República de Venezuela. Después, volvieron a surgir con más fuerza, movilizando hasta 3.000 jinetes. El movimiento más importante fue el liderado por José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, que llegó a formar un ejército semiregular. Algunos autores dicen que estas fuerzas no eran "ejércitos realistas" propiamente dichos, sino grupos de milicianos que defendían su autonomía. Cuando Pablo Morillo los desmovilizó, muchos llaneros cambiaron de bando, lo que fue decisivo para el curso de la guerra.
En Chiloé, la mayoría de la población fue leal al rey y pudo enfrentar al gobierno revolucionario de Santiago con pocos recursos. El gobernador, Antonio de Quintanilla, resistió con éxito hasta 1826. Fuentes de la época hablan de 5.000 combatientes bajo su mando. Finalmente, una expedición al mando de Ramón Freire logró su derrota final.
En La Frontera, varios líderes formaron poderosos grupos de resistencia en alianza con tribus indígenas. En su momento de mayor fuerza, en 1820, dominaban toda la región de Concepción. Estos grupos fueron unificados y llegaron a formar un "ejército semiregular" de 1.800 soldados regulares, más de 3.000 milicianos y al menos 2.000 indígenas aliados. Para 1824, casi todos los líderes habían muerto o se habían rendido.
Campañas Militares
Campañas militares de la Independencia Hispanoamericana
Periodo inicial | Periodo intermedio | Periodo final | |
|
|
|
El Fin del Movimiento y la Rendición de sus Fuerzas
La Gran Expedición de Ultramar
El inicio del fin para los realistas puede fecharse el 1 de enero de 1820, con la rebelión liderada por Rafael de Riego. Esta rebelión ocurrió en España y fue llevada a cabo por el ejército que supuestamente iba a ser enviado a América. Era la gran expedición de Ultramar.
Después de las dificultades para organizar la expedición de Pablo Morillo, las condiciones eran aún peores para enviar un segundo ejército. Se creía que esta gran fuerza iba a ser enviada a Buenos Aires, pero la caída de Montevideo y los éxitos de los revolucionarios en Nueva Granada y Venezuela hicieron que el objetivo cambiara. Además, las victorias del virrey José Fernando de Abascal en Rancagua y Viluma hicieron pensar que el Virreinato del Perú podría acabar con los rebeldes por sí solo.
Morillo zarpó de Cádiz el 15 de febrero de 1815. El 9 de mayo, el rey Fernando VII anunció que la flota iría a Caracas en lugar de Buenos Aires. También se enviarían más refuerzos a Panamá y Perú, y se preparaba una segunda expedición para el Río de la Plata. Esta última tendría veinte mil soldados. La noticia de la expedición causó temor, especialmente en Buenos Aires.
Desde mediados de 1816, se empezó a organizar la segunda fuerza. Sin embargo, los malos resultados de la guerra cambiaron la opinión del gobierno. En 1816, se reconoció que enviar la expedición de Morillo a Venezuela, en lugar de reforzar México (que era más importante por sus ingresos), fue un error que cambió el curso de la guerra.
En 1817, solo se destinaron algunos refuerzos a Perú y Chile, que partieron al año siguiente en barcos rusos. La compra de estos barcos fue polémica porque estaban en malas condiciones. Algunos regresaron a Cádiz con problemas, otros se hundieron, y esto provocó una rebelión en uno de ellos, que se entregó en Buenos Aires, dando información clave.
El proyecto de una gran expedición resurgió al llegar a Madrid las noticias del desastre de la batalla de Maipú. Se hizo evidente que era imposible recuperar el Río de la Plata solo con tropas peruanas. Además, la costa del Pacífico hasta México había quedado desprotegida, y el virreinato peruano estaba en peligro. El rey reunió a su consejo, y se propuso enviar al menos 16.000 hombres a Buenos Aires. Sin embargo, la falta de recursos y las complicaciones por la invasión de la Banda Oriental hicieron que se diera prioridad a los envíos de refuerzos a La Habana y Nueva España. Otro factor fue la presión de grupos que consideraban el Río de la Plata una región menos importante. Finalmente, España comprendió que no tendría el apoyo de otras potencias europeas para mantener su imperio.
Orden de batalla | |||
---|---|---|---|
Armada expedicionaria de Francisco Mourelle | Ejército expedicionario de Enrique José O'Donnell | ||
Comandante en Jefe Fuerza 6.000 marinos (I) Buques de Guerra Una docena de buques mayores:
Otros buques menores: (II) Buques de transporte |
Comandante en Jefe Fuerza 22.000 efectivos militares expedicionarios (16 regimientos de infantería)
|
||
La Gran Expedición fue organizada por el antiguo virrey de Nueva España, Félix María Calleja del Rey. Sus fuerzas terrestres sumaban 20.200 soldados de infantería, 2.800 de caballería y 1.370 artilleros con 94 cañones a finales de 1819 en Cádiz. Poco después, una epidemia afectó a las tropas. El comandante de la expedición era Enrique José O'Donnell. Las fuerzas navales, al mando de Francisco Mourelle, incluían cuatro navíos de línea y varias fragatas y barcos menores. La tripulación era de 6.000 marinos.
Factores clave en el fracaso de la expedición fueron la falta de compromiso de los liberales en España y la actividad de agentes enviados por el gobierno argentino. Estos agentes lograron obtener mucha información en Cádiz.
Algunos historiadores creen que el plan era desembarcar cerca de Montevideo y tomar la ciudad, donde se esperaba apoyo realista. Desde allí, avanzarían hacia Buenos Aires. Una vez pacificado el Río de la Plata, la Gran Expedición iría a Chile y luego a Perú. Esta amenaza fue una de las razones por las que José de San Martín desembarcó en Perú en 1820. Este plan era similar al del virrey José Fernando de Abascal, quien lamentaba que la expedición de Morillo hubiera sido enviada a Venezuela, un lugar con un clima difícil para los soldados europeos.
Otros historiadores afirman que la Gran Expedición en realidad iba dirigida a México, para asegurar la parte más valiosa de la monarquía.
El Trienio Liberal
La rebelión del ejército liderada por Rafael de Riego llevó a España al llamado Trienio liberal (un periodo de gobierno liberal) y a la consolidación de las independencias en América. El levantamiento militar buscaba restaurar la constitución de 1812 y evitar que la Gran Expedición llegara a América. El rey, sin apoyo militar, tuvo que aceptar un gobierno constitucional. Sin embargo, el nuevo gobierno español no logró un acuerdo de paz con los independentistas. Interrumpió unilateralmente las operaciones militares en apoyo de los realistas en América, lo que causó desánimo entre los leales a España. La ausencia de la expedición y de nuevos refuerzos en un momento tan importante garantizó la independencia de América.
Así, en Nueva Granada y Venezuela, en diciembre de 1820, se permitió el regreso a España del militar Pablo Morillo. Hubo una deserción masiva de tropas locales desde principios de 1821. Por ejemplo, en la Batalla de Carabobo, la caballería de milicias americanas, que sumaba 1.372 jinetes, desertó por completo sin combatir. La resistencia española en Venezuela terminó en la fortaleza de Puerto Cabello en noviembre de 1823. La desorganización del ejército realista desde finales de 1820 afectó a todos los frentes de lucha.
Unidades americanas. Composición del ejército expedicionario de Costa firme, febrero de 1821 | Infantería | Caballería | Total |
---|---|---|---|
Blancos del país | 633 | 210 | 843 |
Castas (mestizos y morenos) | 3169 | 2209 | 5378 |
Nativos indios | 935 | 45 | 980 |
El problema era más grave entre los criollos (descendientes de europeos nacidos en América). En abril de 1821, 230 soldados abandonaron las armas. La desorganización del ejército realista no se puede atribuir a una sola causa. En Nueva España, las luchas entre absolutistas y liberales en España también dividieron a los defensores de la monarquía. Los militares españoles, que en su mayoría apoyaban la monarquía constitucional, fueron abandonados por los líderes criollos, quienes se oponían al Trienio liberal. Así, los criollos realistas de Nueva España, a pesar de haber controlado a los rebeldes, decidieron negociar con ellos en 1821 la independencia del Imperio Mexicano con el Plan de Iguala. La inestabilidad del gobierno virreinal en Nueva España hizo que los oficiales y tropas europeas regresaran a España, quedando solo en el fuerte de San Juan de Ulúa.
La Restauración Absolutista

La situación en España cambió de nuevo en 1823. Los partidarios del absolutismo (gobierno con poder ilimitado del rey) pidieron ayuda a las potencias europeas que habían vencido a Napoleón. Un ejército de 132.000 franceses invadió España para reprimir el Trienio liberal y restaurar a Fernando VII en el gobierno absoluto. El 1 de octubre de 1823, Fernando VII abolió todo lo aprobado durante el Trienio liberal. Esto incluía los nombramientos de jefes militares en América, lo que causó insubordinación y nuevas rebeliones. Por ejemplo, la rebelión de Pedro Antonio Olañeta dividió a los últimos defensores de la monarquía española.
Rafael del Riego, líder de los rebeldes de Cádiz, fue ejecutado el 7 de noviembre de 1823. Los promotores del movimiento liberal fueron castigados o exiliados. El ejército de la Santa Alianza (alianza de potencias europeas) ocupó España varios años más para mantener la monarquía absoluta de Fernando VII. Definitivamente, no se formó ninguna expedición más en España, y el colapso en América ya era irreversible. Los líderes realistas que sobrevivieron y sus ejércitos, debilitados por el desgobierno en España y divididos por las disputas entre liberales y absolutistas, se rindieron finalmente después de la batalla de Ayacucho. Sin embargo, algunos puntos como el archipiélago de Chiloé y la Fortaleza del Real Felipe en Callao resistieron hasta enero de 1826. Después de eso, solo las islas de Cuba y Puerto Rico quedaron bajo soberanía de España en América.
En el año 1800, la flota española tenía más de 50 navíos de guerra y otros 50 barcos menores. Era una armada defensiva. Sin embargo, la invasión de España por Napoleón Bonaparte paralizó la construcción y reparación naval. La mayoría de los barcos se arruinaron por falta de mantenimiento.
Las flotas de esa época se componían de:
- Barcos grandes: navíos (con dos o tres baterías de cañones) y fragatas (con una o dos baterías y hasta 60 cañones).
- Barcos menores: corbetas, bergantines, goletas y pailebotes (con menos de ocho cañones). También había embarcaciones costeras y fluviales más pequeñas.
Durante los seis años de la Guerra de Independencia contra los franceses, los barcos de la Armada española quedaron en gran parte desarmados o abandonados. Sus tripulaciones y oficiales combatieron en tierra. En 1814, de los 42 navíos de línea que había en 1808, solo quedaban 16, y apenas cuatro podían navegar.
De la antigua flota española, en 1814, solo quedaban cinco navíos y diez fragatas en condiciones de navegar y combatir. El resto de los barcos de combate no pudieron seguir en servicio. Muchos oficiales se unieron al ejército de tierra.
En 1818, España contaba con un navío y diez fragatas, de las cuales cuatro estaban fuera de uso. Para 1822, el número de fragatas se había reducido a ocho. El ministro de marina señaló en 1820 que solo cuatro navíos estaban armados. Uno de ellos, el San Telmo, naufragó en la Antártida en 1819. Otro, el Asia, junto con el bergantín Aquiles, salió de Cádiz en 1824 para apoyar a los realistas en las costas del Pacífico. Después de la capitulación de Ayacucho, se le ordenó ir a Filipinas, donde su tripulación se rebeló y entregó el barco a las autoridades mexicanas.
Río de la Plata y Pacífico Sur | Golfo de México y Costa Firme |
Montevideo, hasta el 23 de junio de 1814
José María Salazar |
Angostura, provincia de Guayana, hasta el 17 de julio de 1817
Pascual Enrile |
Defensa de Cuba y Última Expedición a México (1825–1829)
Después de perder la fortaleza de San Juan de Ulúa en Veracruz en 1825, España reforzó su presencia naval en el Caribe con tropas y barcos en Cuba. Bajo el mando del capitán Ángel Laborde, la flota cubana luchó eficazmente contra los corsarios de las nuevas repúblicas de México y Colombia. Esto ayudó a detener sus intentos de invadir la isla.
Esta superioridad naval permitió a España organizar desde La Habana la última expedición militar para intentar recuperar el virreinato perdido. En 1829, el brigadier Isidro Barradas lideró una expedición de 3.586 soldados con el objetivo de restaurar la autoridad de Fernando VII en Nueva España. La expedición zarpó de Cuba y desembarcó en Cabo Rojo el 27 de julio, dirigiéndose hacia Tampico.
Sin embargo, el apoyo popular a los españoles que se esperaba nunca llegó. Las fuerzas de Barradas se atrincheraron cerca de Tampico, donde fueron sitiadas por el ejército mexicano. Finalmente, Barradas se rindió el 11 de septiembre de 1829, poniendo fin al último intento formal de reconquista. La expedición fue evacuada 47 días después de su llegada a México.
Fin de la Guerra
Después de que Fernando VII fuera restaurado en el gobierno absoluto de España en 1823, los gobiernos de Inglaterra y Francia acordaron no intervenir en América para ayudar al rey español. El gobierno español, sin embargo, decidió mantener la guerra, afirmando que el rey nunca reconocería a los nuevos estados americanos y seguiría usando la fuerza contra sus súbditos rebeldes.
En 1828, hubo un último levantamiento realista en América, liderado por el brigadier Francisco Javier de Aguilera, quien ocupó la ciudad de Vallegrande por unos días. Fue derrotado poco después.
La expedición de Barradas en 1829 fue el último esfuerzo militar de España en el continente americano contra la independencia. En 1830, Fernando VII perdió toda posibilidad de ayuda de Francia. Se ordenó a la armada española defender únicamente el comercio de Cuba y Puerto Rico. Finalmente, todos los planes españoles de reconquista de América cesaron con la muerte del rey Fernando VII el 29 de septiembre de 1833. En ese momento, se puso fin a todas las operaciones militares de España contra la independencia de los estados hispanoamericanos.
A pesar de la rendición de los ejércitos regulares, los grupos de resistencia realistas locales continuaron luchando durante varios años más.
|
Véase también
En inglés: Royalist (Spanish American independence) Facts for Kids