Artillería para niños

La artillería se refiere a un grupo de herramientas de guerra diseñadas para lanzar objetos grandes a distancias lejanas, usando una carga de explosivo para impulsarlos. También se llama artillería a la unidad militar que maneja estas herramientas.
Cada pieza de artillería tiene una parte por donde sale el proyectil, que es un tubo de metal con un tamaño y largo específicos, y una base donde se apoya, llamada cureña o afuste.
Contenido
¿De dónde viene la palabra "artillería"?
El origen de la palabra "artillería" no es muy claro, y hay varias ideas sobre cómo surgió. Una teoría dice que podría venir del latín artillus, que significa "ingenio". Otra idea es que la palabra se relaciona con un fraile llamado Juan Tillery, y que con el tiempo, "el arte de Tillery" se convirtió en "artillería".
Una tercera explicación sugiere que la palabra "artillero" se usaba para describir a la persona que "armaba" o preparaba un castillo o fortaleza. Esto se basa en una antigua orden del rey Eduardo II de Inglaterra, que decía que un solo artillero debía encargarse de construir balistas, arcos, flechas, lanzas y otras herramientas para el ejército. Hasta el año 1329, el término se usaba de forma general, incluyendo no solo las máquinas de guerra, sino también todo tipo de objetos civiles y armamento diverso.
Breve historia de la artillería
La invención de la pólvora y del cañón marcó el inicio de la historia de la artillería, diferenciándola de las antiguas máquinas de asedio.
Primeros usos en Europa
En Europa, hay registros del siglo XIV sobre el uso de piezas de artillería primitivas por los árabes en el sitio de Baza. También se sabe que el ejército de Alfonso XI las usó entre 1342 y 1344 en el sitio de Algeciras. Parece que la pólvora también se usó contra fortificaciones en el asedio de Niebla, alrededor de 1261-1262, por las tropas de Alfonso X el Sabio. En Inglaterra, se mencionan en una obra sobre los "oficios del rey". En todos estos casos, se describen como una especie de "potes de hierro" que disparaban bolas de piedra y flechas grandes. En la Batalla de Crécy en 1346, entre Inglaterra y Francia, se usó un cañón que disparaba bolas de piedra como munición.
La artillería en el Siglo XVI
En el siglo XVI, se fabricaban cañones de bronce fundido y de hierro. Los de hierro se hacían de forma similar a los toneles, uniendo láminas de hierro al rojo vivo y luego colocando aros de refuerzo. Estas piezas eran algo peligrosas y podían explotar, hiriendo a quienes las manejaban. Para disparar, primero se limpiaba el cañón con una esponja húmeda, luego se introducía la pólvora, se apretaba con un taco, y después la bala. En la parte trasera del arma había un pequeño agujero llamado "oído", por donde se ponía un poco de pólvora y se encendía una mecha para provocar el disparo. El cañón retrocedía varios metros, y los artilleros debían empujarlo de nuevo a su posición. Su alcance máximo efectivo era de uno a dos kilómetros.
En esta época, había dos tipos principales de artillería:
- El cañón: una pieza larga en relación con su tamaño, diseñada para disparar a un objetivo visible con una trayectoria casi recta, lo que se llama tiro directo.
- El mortero: con un cuerpo metálico corto y ancho, que permitía disparar con ángulos entre 45° y 90° para atacar objetivos dentro de fortificaciones o detrás de muros, usando municiones explosivas.
La mayoría de la artillería se usaba para atacar o defender ciudades y fortificaciones, ya que era difícil de mover, o se montaba en barcos.
Existían varios tipos de cañones en los siglos XV y XVI, como la bombarda, que tenía un tubo atado a una base de madera. También estaba el falconete, un cañón ligero que se montaba en una horquilla de hierro fija a un muro o a un barco. Una mejora importante fueron los muñones, piezas cilíndricas a cada lado del cañón que encajaban en la cureña y permitían cambiar el ángulo de elevación.
Al hacer las bombardas más ligeras, surgió en el siglo XVI la culebrina, un cañón muy largo montado sobre una cureña con dos grandes ruedas para facilitar su transporte. Esto permitió tener una artillería de campaña más primitiva para el campo de batalla. En ese siglo, Carlos I de España intentó unificar los tamaños de los cañones en sus ejércitos para evitar problemas de suministro, estableciendo siete modelos diferentes. La mayoría de los ejércitos europeos intentaron seguir este camino. Desde el siglo XVII, el término "cañón" reemplazó a los nombres antiguos como bombarda o culebrina.
Primeros proyectiles especiales
Hasta el siglo XVII, la munición solía ser bolas de piedra o metal, buenas para derribar muros o atacar barcos, pero con poco efecto sobre la infantería o caballería, salvo asustar a los caballos.
En ese mismo siglo, se crearon nuevos tipos de municiones:
- Bolas de metal huecas rellenas de munición de mosquete o fusil, que al chocar se abrían y esparcían su contenido.
- Pequeños sacos llenos de balas que se desintegraban al salir del cañón, esparciendo las balas en un área amplia. Esto se llamó "metralla".
- En batallas navales, se usaban dos bolas unidas por una cadena o barra que cortaban mástiles o dañaban personas.
- También se empezó a usar munición explosiva para aumentar la fuerza de la metralla, poniendo pólvora con una mecha lenta dentro de las bolas. Antes, las bombardas o morteros ya usaban "bombas", que eran esferas de metal llenas de explosivos e incendiarios con una mecha lenta.
La artillería entre los siglos XVII y XVIII
Durante los siglos XVII y XVIII, la artillería y su uso cambiaron mucho. Antes, eran herramientas peligrosas y a veces los líderes militares las llevaban más para impresionar que por su utilidad. En el siglo XVII, la artillería no cambió mucho; seguía siendo difícil de mover, a menudo requiriendo muchos caballos para su transporte. Si un ejército estaba en problemas, a veces se abandonaba la artillería, pero los artilleros podían inutilizarla para que el enemigo no la usara.
El siglo XVIII fue un buen momento para la artillería. Las mejoras en la movilidad hicieron que los cañones fueran menos un estorbo. Se encontraron otros materiales para construirlos. Ingenieros holandeses, por ejemplo, usaron bronce para hacer cañones más ligeros y ágiles, aunque este método era costoso. Los escoceses incluso fabricaron cañones de cuero cuando el metal era escaso.
Aun así, la artillería siguió siendo principalmente un "arma de apoyo". Los cañones eran útiles en el campo de batalla y en los asedios, pero su efectividad estaba limitada por la munición, el alcance, el retroceso (que no se solucionaría hasta el cañón francés de 75 mm), el peso y el transporte. Por eso, durante el siglo XVIII, los cañones se usaban más para desorganizar a las tropas enemigas que para una destrucción masiva.
Avances después de la época napoleónica
Poco después de las guerras napoleónicas, apareció el obús, una herramienta similar al cañón que permitía por primera vez el tiro indirecto de forma básica. Esto significaba que podía atacar posiciones ocultas por el terreno o muros, gracias a que podía disparar con ángulos de 45° o más. Además, se empezó a rayar el interior del cañón (el ánima) de algunas piezas, lo que mejoraba su precisión, pero acortaba su vida útil si eran de bronce. Por ello, se empezó a usar hierro fundido en las piezas rayadas, y para soportar el desgaste y la presión, se reforzaba la parte trasera con un segundo anillo de fundición. El alcance máximo de las piezas más grandes no superaba los 4 km. También surgieron las primeras municiones con forma de cilindro y espoletas de contacto, que permitían disparar munición explosiva de forma segura.
En la segunda mitad del XIX, la artillería tuvo una gran mejora gracias a las nuevas técnicas de fundición del acero. Esto permitió hacer tubos rayados de acero, que eran más resistentes, y reemplazar las antiguas bases de madera por nuevas cureñas de acero laminado mucho más fuertes. Además, la resistencia de los materiales hizo posible desarrollar un cierre en la parte trasera del cañón para cargarlo por detrás (llamado "armas de retrocarga"). La munición ya venía en un solo paquete con su carga, o en dos o más partes para armas muy grandes. La artillería de campaña ya podía alcanzar distancias de casi 10 km. Finalmente, en 1897, apareció en Francia el primer cañón con un sistema hidromecánico para controlar el retroceso. Este sistema absorbía la fuerza del disparo, haciendo que la pieza no se moviera de su posición de tiro, una innovación que se extendió rápidamente a todas las piezas.
El tiro indirecto se hizo más común usando mapas topográficos y observadores que veían el objetivo y daban información por teléfono o radio para corregir el disparo. Todas las piezas terrestres ligeras y medianas se convirtieron en cañón-obús, un arma que podía disparar con ángulos entre 0° y casi 90°, combinando las funciones de ambos tipos. Las más pesadas se hicieron solo obuses. El cañón tradicional se mantuvo para uso naval y aumentó su tamaño y potencia, como los cañones del acorazado Yamato en la Segunda Guerra Mundial, capaces de lanzar un proyectil de casi una tonelada a 40 km de distancia.
Avances en el Siglo XX
Durante la Primera Guerra Mundial
En la Primera Guerra Mundial, gracias al control del retroceso y a las mejoras en las cargas de propulsión, se realizaron bombardeos de artillería a más de 20 km de distancia. Incluso se fabricaron cañones especiales montados sobre rieles de ferrocarril que podían bombardear ciudades a 100 km. Esto fue necesario debido al sistema de trincheras, que requería disparar a grandes distancias. El desarrollo de munición explosiva, de fragmentación e incendiaria, dio una potencia de fuego nunca antes vista.
Después de la Primera Guerra Mundial
Entre las dos grandes guerras, surgieron nuevas formas de artillería, como los cañones antiaéreos. Estas armas disparaban munición con una espoleta de tiempo que se ajustaba para explotar a una distancia específica, incluso si no impactaba directamente en el objetivo o avión, causando daños. Otra pieza nueva fue el cañón antitanque, a menudo adaptado de cañones antiaéreos, ya que su alta velocidad de salida era ideal para perforar blindajes. Un ejemplo famoso es el cañón alemán de 88 mm que, durante la Segunda Guerra Mundial, destruyó muchos aviones y tanques de los Aliados. Los alemanes y soviéticos también crearon la artillería de asalto: cañones montados sobre vehículos oruga con protección blindada, que acompañaban a la infantería y los carros, destruyendo defensas enemigas.
Las piezas más ligeras seguían montadas sobre bases metálicas con ruedas y un soporte que se anclaba al suelo para facilitar su movimiento. Las piezas pesadas solían usar una base que se abría en forma de V para soportar el retroceso. Desde la Primera Guerra Mundial, el mortero se había perfeccionado, convirtiéndose en un tubo ligero que podía ser transportado por pocas personas. Actualmente, también se montan en vehículos blindados para mayor movilidad. Algunos modelos tienen ruedas y sistemas de carga rápida para disparar muy velozmente.
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy

Desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, las principales innovaciones han sido la incorporación de computadoras para calcular rápidamente la trayectoria de los proyectiles. Antes, se necesitaban varios disparos de prueba y observadores para corregir el tiro. Las mejoras en los materiales permiten tubos más duraderos y bases más eficientes para desplegar las piezas rápidamente. En los años setenta, se hicieron comunes las plataformas de despliegue rápido para transportar piezas medianas y pesadas en camiones especiales, que las colocaban en posición casi al instante. También es común el uso de artillería montada directamente sobre vehículos de ruedas u orugas (artillería autopropulsada).
Tamaños de la artillería
Los tamaños estándar de la OTAN para la artillería terrestre van desde los 105 mm del cañón-obús de campaña más común, hasta los obuses de 155 y 203 mm. Estos tienen alcances efectivos de 11, 20 y 50 km, aunque pueden llegar hasta 60 km con munición que tiene un impulso adicional de cohete.
Los misiles han reemplazado en muchos casos a la artillería tradicional, especialmente en funciones antiaéreas, antitanque y ataques a larga distancia. También existe munición autopropulsada con un motor cohete para mayor alcance, así como sistemas de munición inteligente con aletas que corrigen su trayectoria después de ser disparada, usando información de una computadora conectada a GPS que puede seguir varios objetivos a la vez.
Uso de cohetes en artillería
En la Segunda Guerra Mundial, apareció la artillería de cohetes, aunque ya se había usado antes de formas muy básicas, por ejemplo, en China desde el siglo XIII, en la India contra los británicos en el siglo XVIII o en Paraguay en el siglo XIX en la Guerra de la Triple Alianza. Los británicos adoptaron el Cohete Congreve como arma incendiaria y por su efecto más "psicológico" que físico contra la infantería. En el siglo XIX se siguió mejorando para que mantuviera una trayectoria regular y aumentara su capacidad. Incluso en la Primera Guerra Mundial se usaron cohetes en la aviación de forma limitada.
El cohete, a diferencia del misil, no tiene un sistema de guía después de ser lanzado. Se usa para cubrir completamente una zona, con cargas de alto explosivo o incendiarias. Para esto, se montan varios cohetes en un sistema de rieles o tubos, y todo el conjunto se coloca sobre un vehículo o plataforma móvil. Se apunta al área que se quiere cubrir y se disparan todos al mismo tiempo. Los famosos cohetes rusos katiusha de la Segunda Guerra Mundial, lanzados desde camiones, se siguen usando hoy en versiones modernas. Incluso ejércitos como el estadounidense, que antes no valoraban los cohetes, han incorporado vehículos que pueden lanzar muchos cohetes para cubrir un área, o misiles guiados.
Tipos de artillería

- Artillería de campaña: Herramientas móviles usadas para apoyar a los ejércitos en el campo de batalla. Incluye:
- Cañón de apoyo de infantería: Apoyo directo a las unidades de infantería.
- Cañón de montaña: Piezas ligeras que pueden ser transportadas por terrenos difíciles, completas o desmontadas.
- Cañón de campaña: Capaz de disparar a largas distancias.
- Obús: Capaz de disparar con grandes ángulos, usado para fuego indirecto.
- Cañón-obús: Combina características del cañón y del obús, disparando con ángulos pequeños o grandes.
- Mortero: Herramientas de cañón corto que realizan disparos curvos para fuego indirecto.
- Artillería antitanque: Herramientas móviles diseñadas para atacar a carros de combate.
- Artillería antiaérea: Piezas móviles diseñadas para disparar contra aeronaves desde tierra. Algunas pueden usarse también como cañones antitanque o de campaña.
- La Artillería antiaérea autopropulsada (AAA): Vehículos móviles con armamento antiaéreo.
- Artillería de cohetes: Lanza cohetes en lugar de proyectiles.
- Artillería motorizada: Artillería remolcada por vehículos tractores de artillería o con su propio motor.
- Artillería autopropulsada: Cañones, obuses, morteros o cohetes montados en vehículos.
- Artillería ferroviaria: Cañones grandes montados, transportados y disparados desde vagones de tren especiales.
- Artillería naval: Cañones montados en barcos de guerra, usados contra otros barcos o para apoyar a fuerzas en tierra.
- Artillería de costa: Puntos fijos de cañones para defender un lugar específico, como una zona costera o un puerto. La artillería de costa moderna es autopropulsada.
Galería de imágenes
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Artillería con una carga de 15 kilotones, disparada desde un cañón de 280 mm el 25 de mayo de 1953 en el Campo de Pruebas de Nevada (EE. UU.).
Véase también
En inglés: Artillery Facts for Kids