Guerra a muerte (Chile) para niños
Datos para niños Guerra a muerte |
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Parte de la guerra de la Independencia de Chile | ||||
El malón (1845) por Mauricio Rugendas, durante la Guerra a Muerte los mapuches atacaron pueblos y haciendas en el sur de Chile, en ocasiones llevándose ganado o personas.
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Fecha | 1819-1824, extendido a 1827 o 1832 | |||
Lugar | La Frontera, la Araucanía y el sur del valle central (actual Chile), y la cuenca neuquina (actual Argentina) | |||
Resultado | Victoria patriota | |||
Consecuencias | ||||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La Guerra a Muerte fue un período muy difícil en la historia de Chile, que ocurrió entre 1819 y 1832. Este nombre fue creado por el historiador Benjamín Vicuña Mackenna para describir la última parte de la guerra de independencia chilena. Se llevó a cabo principalmente en el centro y sur del país.
Durante esta etapa, el pueblo mapuche se vio involucrado en el conflicto. Algunos grupos mapuches apoyaron a los republicanos chilenos, mientras que la mayoría se unió a los realistas (quienes apoyaban al Rey de España). Esto se debía a antiguos acuerdos con la Corona Española o por razones económicas y políticas. Algunos grupos mapuches, como los boroanos, se trasladaron a lo que hoy es Argentina.
Entre los mapuches que apoyaron a los republicanos estaban el cacique Venancio Coñoepán y el cacique Lorenzo Colipí, junto con los nagche (también llamados "abajinos").
Por otro lado, el bando realista recibió el apoyo de los lafkenches y sus caciques Huenchukir, Lincopi y Cheuquemilla. Los pehuenches, liderados por Martín Toriano, Chuika y Juan Neculmán, también apoyaron a los realistas, al igual que los grupos de Truftruf y los boroanos. Los wenteche ("arribanos"), con líderes como Mariwán y Mangin Wenu (y su hijo Quilapán), también se unieron a los realistas.
El virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, encargó a Vicente Benavides que mantuviera la resistencia en el sur de Chile, aprovechando el apoyo de los grupos indígenas. Benavides controló las zonas cercanas a la frontera, al sur del río Biobío. Dividió su control en tres áreas: Benavides se encargó de los llanos centrales, el sacerdote Juan Antonio Ferrebú de la costa, y los Hermanos Pincheira de la zona de la cordillera.
Después de varios enfrentamientos, Benavides fue derrotado y ejecutado en 1822. Le siguió por un corto tiempo Juan Manuel Picó, quien fue emboscado en 1824. Ese mismo año, Ferrebú también fue ejecutado.
Después de esto, solo quedaron algunos grupos de guerrilleros que fueron vencidos. El último en rendirse fue el capitán español Miguel de Senosiáin en 1827. Luego, en esas zonas, solo quedaron grupos de bandidos, principalmente liderados por José Antonio Pincheira y sus hermanos. Ellos dejaron de luchar por la causa realista y se dedicaron a actividades ilegales en las zonas montañosas del sur de Chile y en las pampas de Argentina, hasta que fueron derrotados en 1832 por tropas chilenas.
Contenido
¿Cómo fue la lucha en la Guerra a Muerte?
Las fuerzas chilenas continuaron la lucha contra los grupos realistas irregulares en lo que se llamó la "Guerra a Muerte". Las fuerzas de Argentina no participaron en estas campañas, ya que estaban ocupadas en el norte del país o regresando a sus provincias para preparar la expedición al Perú.
Esta última fase del conflicto fue muy diferente a las batallas en el centro de Chile. En lugar de grandes enfrentamientos entre ejércitos, se caracterizó por ataques sorpresa, robos, incendios y emboscadas. Estos actos eran realizados por grupos formados por campesinos, exsoldados, indígenas y personas de la frontera. Ambos bandos cometieron actos de gran violencia.
La mayoría de las tribus mapuches lucharon del lado del Rey. Esto se debió en parte a la influencia de los "capitanes de amigos", que eran mediadores entre españoles y mapuches. También influyó la religión, ya que muchos caciques eran católicos y los misioneros franciscanos tenían gran peso.
En 1811, en un encuentro en Concepción, solo algunos caciques mapuches aceptaron apoyar al nuevo gobierno chileno. Sin embargo, en otro encuentro en Chillán en 1814, el general realista Gabino Gaínza prometió respetar los acuerdos anteriores y la frontera del Biobío. Esto hizo que muchos grupos mapuches, como los pehuenches, wenteches, boroanos y costinos, movilizaran a sus guerreros para defender la causa realista.
Es importante mencionar que el libertador José de San Martín también intentó llevarse bien con los pueblos indígenas. En 1816, se reunió con 2000 pehuenches para pedirles ayuda y seguridad para cruzar la cordillera. Así, 200 indígenas lo acompañaron en su famoso cruce de los Andes.
Por su parte, el cacique mapuche Venancio Coñoepán, que llegó a tener entre 2000 y 4000 guerreros, se mantuvo del lado de la independencia durante toda la guerra. Lo mismo ocurrió con su rival, Lorenzo Colipí, cuya familia podía reunir mil guerreros. Ambos eran enemigos de Francisco Mariluán, líder de los arribanos. Colipí también tuvo conflictos con Juan Mangin Hueno por el liderazgo en la Araucanía.
Después de que el general realista Osorio y sus tropas se fueran a Perú, quedaron en Concepción y Talcahuano entre 1100 y 1500 soldados, a los que se sumaron 700 tropas bien entrenadas. Los patriotas querían terminar con los realistas, así que enviaron al coronel José Matías Zapiola con 400 soldados hacia el sur. Él tomó Chillán, pero luego retrocedió, dejando la zona desprotegida.
El 18 de noviembre, el coronel Sánchez, líder realista, se retiró de Concepción a Los Ángeles con 1600 hombres y cientos de civiles. Allí, logró el apoyo local y avanzó hacia el norte. Esto hizo que el líder patriota O'Higgins respondiera con fuerza. Zapiola fue reemplazado por Freire, quien logró reunir más de 1600 hombres para detener a Sánchez.
Finalmente, en enero de 1819, un ejército patriota de 4000 soldados avanzó hacia Chillán, obligando a los realistas a retroceder a Los Ángeles. Los patriotas dividieron sus fuerzas: Freire fue a Concepción y Balcarce persiguió a Sánchez, quien intentó cruzar el río Biobío. Sánchez fue atacado mientras cruzaba el río el 19 de enero. Perdió a muchos hombres, pero logró retirarse a Angol y luego a Tucapel, donde consiguió el apoyo de caciques mapuches.
Las fuerzas republicanas tomaron Los Ángeles el 20 de enero, pero no persiguieron a sus enemigos. Freire entró en Concepción el 25 de enero, encontrando la ciudad casi vacía y con muchos robos.
Durante la retirada, muchos realistas habían desertado. Vicente Benavides logró animar a los que quedaban, que eran unos mil soldados mal armados. Benavides convenció a Sánchez de no rendirse y continuar la guerra. El 6 de febrero, Benavides fue nombrado comandante militar de las tropas realistas en La Frontera. Balcarce, pensando que los realistas estaban vencidos, regresó a Santiago, dejando a Ramón Freire como intendente de Concepción con una pequeña guarnición.
El virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, encargó a Vicente Benavides que mantuviera la resistencia en el sur, usando el apoyo de los grupos indígenas. Benavides controló las zonas fronterizas al sur del río Biobío en tres frentes: los llanos centrales (Benavides), la costa (el sacerdote Juan Antonio Ferrebú) y la cordillera (los hermanos Pincheira).
Así comenzó la Guerra a Muerte, un período muy violento. Se caracterizó por la destrucción de La Frontera y una guerra de guerrillas, cuyo único objetivo era la derrota total del enemigo.

Benavides rápidamente reunió a las tropas realistas dispersas y levantó la guarnición del fuerte de Santa Juana, donde estableció su cuartel general. Nombró a Juan Manuel Picó como su segundo al mando y logró que la mayoría de las tribus indígenas y bandoleros se unieran a él, pagándoles con lo que obtenían de los saqueos. Sus ataques eran muy violentos. En junio, tenía 800 jinetes. El 19 de julio, saqueó Tucapel, matando a hombres y ancianas, y llevando a las mujeres.
Para capturarlo, el coronel Pedro Nolasco Victoriano salió de Chillán. Benavides aprovechó para atacar la ciudad el 18 de septiembre, pero los habitantes la defendieron. Victoriano persiguió a Benavides y lo derrotó en Quilmo al día siguiente. A pesar de la derrota, Benavides y Picó no se desanimaron. Poco después, Benavides saqueó Nacimiento y Rere, mientras Picó era enviado a Perú para conseguir más ayuda.
Benavides intentó negociar el intercambio de su esposa, Teresa Ferrer, que estaba prisionera en Concepción, por 30 prisioneros. Freire aceptó, pero cuando Ferrer fue liberada, Benavides ordenó matar a los prisioneros y a la escolta. Freire persiguió a Benavides, pero este se retiró rápidamente. Freire decidió establecer guarniciones para vigilar la zona, mientras Benavides reorganizaba sus fuerzas.
Con la ayuda que Picó trajo de Perú (armas, dinero y nombramientos), Benavides se sintió fuerte para continuar sus ataques. Mientras tanto, los republicanos tenían problemas: motines frecuentes y divisiones internas.
Freire viajó a Santiago para pedir refuerzos, pero solo recibió una compañía de soldados. Las fuerzas patriotas en La Frontera estaban distribuidas así:
- En Los Ángeles: el brigadier Pedro Andrés del Alcázar con un batallón.
- En Tucapel: el teniente coronel Carlos O'Carroll con dos escuadrones de caballería.
- En Yumbel: un escuadrón de caballería.
- En Concepción: el coronel Rivera con dos batallones de infantería y artillería.
- En Talcahuano: una compañía de infantería.
Freire supo que Benavides estaba cerca de Los Ángeles y decidió proteger el pueblo. Reforzó la guarnición con tropas de O'Carroll, de Yumbel y del norte. El 22 de septiembre, fueron emboscados cerca del río Laja, y O'Carroll fue capturado y ejecutado.
Así, Alcázar quedó aislado en Los Ángeles. Si Benavides tomaba esa ciudad, controlaría todas las tierras al sur del Biobío. La situación de Alcázar empeoraba cada día. Decidió evacuar a la población y sus tropas a Chillán. Una columna de 500 soldados y más de 1000 civiles (ancianos, mujeres y niños) salió de Los Ángeles. Benavides los siguió y, con engaños, los llevó a un lugar llamado vado de Tarpellanca. Cuando los patriotas cruzaban el río, Benavides atacó. Alcázar se rindió para proteger a los civiles, pero Benavides los atacó y mató a muchos, incluyendo a Alcázar. A los soldados que sobrevivieron se les dio la opción de unirse a Benavides o morir, y la mayoría aceptó.
Después de esto, Benavides controlaba casi toda La Frontera, con un gran ejército de soldados y guerreros mapuches. Freire, en cambio, tenía menos de 1000 hombres, mal pagados y con muchas deserciones. Benavides decidió atacar Concepción, que ocupó el 2 de octubre. Luego, sitió Talcahuano, donde se había refugiado Freire.
Freire, al ver su situación difícil, decidió atacar por sorpresa. En el combate de Las Vegas de Talcahuano (25 de noviembre), se dio cuenta de que las tropas realistas no eran tan fuertes. Dos días después, lanzó un ataque masivo en Concepción, sorprendiendo a Benavides. La batalla fue muy dura, pero cuando las antiguas tropas de Alcázar cambiaron de bando, los republicanos lograron una victoria decisiva. Benavides perdió a sus mejores soldados.
Benavides logró escapar, pero sus fuerzas estaban destrozadas. Freire no lo persiguió, lo que le dio tiempo a Benavides para reorganizar su ejército.
La caída de Valdivia
El gobierno chileno había hecho un gran esfuerzo para equipar su nueva flota, pero le faltaban buenos marineros y oficiales. Bajo el mando de Manuel Blanco Encalada, la disciplina no era buena.
El coronel Álvarez Condarco contrató al marino Thomas Cochrane para dirigir la flota chilena. Cochrane llegó a Chile en noviembre de 1818.
En septiembre de 1819, Cochrane zarpó con cinco barcos hacia el Callao, un puerto defendido por 2000 hombres y 128 cañones. Después de un ataque fallido, capturó un barco y luego se dirigió a Guayaquil.
De regreso al sur, el 17 de enero de 1820, Cochrane llegó a la costa de Valdivia con la idea de tomar este importante lugar realista. La flota se presentó en la bahía de Valdivia con bandera española, logrando engañar a los realistas y capturar un bote. Así obtuvo información sobre las defensas de los fuertes de Valdivia.
Después, Cochrane fue a Talcahuano para informar al general O'Higgins y pedir 250 soldados al general Ramón Freire para su plan. Freire aceptó, a pesar de su propia situación difícil con Benavides.
Luego, Cochrane se dirigió al sur y atacó la ciudad de Valdivia, que era un cuartel general español. Perdió uno de sus barcos, pero con el otro y la tripulación, atacó los fuertes. Avanzando de fuerte en fuerte, logró llegar a la ciudad y la capturó el 4 de febrero de 1820.
Con la caída de Valdivia, la Corona española perdió un lugar clave en Chile. Los grupos realistas que aún luchaban en el sur perdieron su principal fuente de suministros, y la Guerra a Muerte entró en una etapa decisiva.
Después de su derrota, Benavides reorganizó sus fuerzas y volvió a luchar. Sin embargo, llegaron refuerzos patriotas al sur, incluyendo al coronel Joaquín Prieto. El 12 de diciembre de 1820, Prieto llegó a Chillán y reforzó las guarniciones. Los realistas atacaron varios pueblos, y una gran tropa dirigida por Picó cruzó el río Laja para atacar Chillán. Prieto los enfrentó y derrotó a Picó.
Después de esto, Prieto envió su caballería al fuerte de Arauco, desde donde Freire hizo varias incursiones en la Araucanía. Para debilitar a su enemigo, Freire ofreció perdón a los realistas que dejaran las armas, y muchos aceptaron. En 1821, Benavides capturó varios barcos, obteniendo un gran botín, incluyendo 15.000 fusiles y municiones. Con esto, formó un nuevo ejército de 4000 hombres y se alió con varios caciques mapuches. Seguro de su victoria, organizó un gobierno y reanudó los ataques.
A principios de septiembre, Benavides cruzó el Biobío con 1500 combatientes hacia Chillán. Prieto lo enfrentó en campo abierto. Cuando los realistas cruzaban el río Chillán en las Vegas de Saldías, fueron sorprendidos por la caballería del capitán Manuel Bulnes. Benavides fue completamente derrotado y apenas logró escapar. Prieto lo persiguió hasta el Biobío.
El 28 de diciembre, los indígenas aliados de Benavides atacaron la zona del Laja. Benavides, sabiendo que no podía ganar, pidió la paz e incluso se ofreció a pacificar la región para el gobierno republicano. Pero Prieto lo rechazó y lo persiguió. Benavides intentó escapar a Perú en un bote, pero fue descubierto, encarcelado y llevado a Santiago, donde fue ejecutado el 23 de febrero de 1822. Su cuerpo fue exhibido como advertencia en La Frontera. Un mes después, el 27 de marzo, el coronel realista Vicente Bocardo se rindió, y los patriotas entraron en el campamento principal de la guerrilla, Quilapalo, donde encontraron a miles de refugiados en muy malas condiciones.
Aunque la muerte de Benavides se considera el fin de las operaciones militares en la región, los mapuches continuaron con sus ataques. Los líderes y soldados realistas que sobrevivieron se refugiaron entre ellos, pero ya no luchaban por el Rey, sino que se habían convertido en grupos de bandidos. En 1822, varios líderes de estos grupos fueron capturados y ejecutados.
El gobierno de Santiago quería anexar el archipiélago de Chiloé, pero para eso debía pacificar Arauco primero. El cacique Cayehuepán, aliado del gobierno, derrotó al líder realista, el sacerdote Juan Antonio Ferrebú, en Tucapel el Viejo el 21 de febrero de 1824. Meses después, Ferrebú fue capturado y ejecutado el 2 de septiembre. Durante ese año, Picó también murió. Las fuerzas de ambos líderes muertos se unieron en gran parte a las de los Pincheira.
Sin embargo, entre 1825 y 1827, los grupos de los Pincheira, del cacique arribano Francisco Mariluén y del teniente coronel español Miguel de Senosiáin realizaron varias incursiones. El gobierno los combatió. A partir de 1826, el brigadier José Manuel Borgoño lanzó campañas contra estas bandas en el sur. Los Pincheira fueron derrotados y tuvieron que refugiarse en Neuquén, desde donde continuaron sus acciones por varios años. Senosiáin se rindió y fue perdonado. Mariluán se sometió y falleció en 1836.
Los grupos de los Pincheira
Después de la independencia de Chile, algunos grupos mapuches que habían luchado con los realistas emigraron a la región de la pampa argentina, formando la Confederación boroana. Hacia 1823, se establecieron en Salinas Grandes y otras zonas. Formaron una alianza con los pehuenches y el grupo realista de los Hermanos Pincheira. Este grupo de los Pincheira estaba formado por unos 1000 hombres. En ese momento, ya no luchaban por el Rey, sino que eran un grupo de bandidos bien armados.
A partir de 1826, se vieron obligados a buscar refugio en lo que hoy es Neuquén, con 300 chilenos armados y entre 1500 y 2000 guerreros pehuenches. Se instalaron entre los boroanos. Estos habían sido sus aliados desde 1818 hasta 1821, cuando, al ser derrotados, se vieron forzados a migrar a las pampas. En 1827, el cacique arribano Maguín Hueno se negó a apoyarlos, pero dos años después cambió de opinión y les ayudó en varias incursiones. Incluso intentaron tomar Chillán, pero su principal aliado, Mariluán, los abandonó y fracasaron.
Realizaban sus ataques en la Cordillera de los Andes y en los valles cercanos a Chillán, saqueando tierras entre el Biobío y el Cachapoal, llegando incluso hasta San Luis y Carmen de Patagones, en Argentina, en 1829. Pero poco después, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, logró una alianza con los boroanos, quienes abandonaron a los Pincheira. Los Pincheira tuvieron que buscar refugio con sus últimos aliados, los pehuenches del jefe Chuica.
En 1832, Manuel Bulnes partió con una expedición de 1000 hombres para derrotarlos. Atacó por sorpresa su campamento en las lagunas de Epulafquen, matando a más de 200 bandidos. Fue el fin de este grupo.
¿Qué consecuencias tuvo la Guerra a Muerte?
Al finalizar la Guerra a Muerte, se logró la derrota de los realistas que se negaban a rendirse y el control definitivo de la zona centro-sur de Chile hasta las orillas del río Biobío.
Aunque aún quedaban soldados realistas en el sur, estos se dedicaron a actividades ilegales y pronto fueron derrotados en campañas posteriores del gobierno chileno contra los grupos de Miguel de Senosiáin y los hermanos Pincheira. El último de estos grupos fue derrotado en 1832 en Lagunas de Epulafquen, en la Provincia del Neuquén.
En 1825, se logró la paz con los mapuches mediante el Parlamento de Tapihue. En este acuerdo, se establecieron las relaciones entre la nueva República de Chile y el pueblo Mapuche, liderado por el Lonko Francisco Mariluán, quien dejó de apoyar a los grupos realistas. En este parlamento también se estableció el río Biobío como frontera entre ambos pueblos.
La guerra causó que muchas tribus mapuches emigraran a la pampa argentina, especialmente los boroanos que habían luchado del lado del Rey. También los costinos, en cuyo territorio ocurrió la mayor parte del conflicto, se vieron obligados a huir hacia el interior.
La guerra también resultó en la captura de unas 20.000 personas por parte de las fuerzas de Vicente Benavides, los Hermanos Pincheira y sus aliados indígenas. Al ser derrotados los realistas, lograr la paz con los indígenas y vencer a los Pincheira, se pudo rescatar a estas personas.
En resumen, la Guerra a Muerte fue un conflicto muy violento y destructivo. Se perdieron muchas vidas, tanto de militares como de civiles. Los campos del sur quedaron devastados, lo que afectó la agricultura y obligó al nuevo Estado chileno a buscar otras formas de recuperarse económicamente.
Véase también
En inglés: Guerra a muerte Facts for Kids