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Antonio Escohotado para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Antonio Escohotado Espinosa
300
Fotografía por Igor Gayarre Conde
Información personal
Nombre de nacimiento Antonio Zacarías Escohotado Espinosa
Apodo Escota
Nacimiento 5 de julio de 1941
Madrid, España
Fallecimiento 21 de noviembre de 2021 (80 años)
Ibiza, España
Causa de muerte Fallo multiorgánico
Sepultura Santa Agnès de Corona
Residencia Galapagar, Madrid
Nacionalidad Española
Religión Agnosticismo
Lengua materna Español
Características físicas
Altura 1.76cm
Familia
Padres Román Escohotado
Dolores Espinosa
Cónyuge Cristina Álvarez de Lorenzana
Mónica Balcázar
Beatriz Salama
Hijos 6
Familiares Juan José Espinosa San Martín (tío)
José Luis Escohotado (primo)
Educación
Educación Doctor en Filosofía del Derecho
Educado en Universidad Complutense de Madrid
Información profesional
Ocupación Filósofo, jurista, traductor, escritor y profesor universitario
Área Liberalismo, Filosofía
Empleador Universidad Nacional de Educación a Distancia
Estudiantes doctorales Juan Carlos Usó
Géneros genealógía, ensayo, artículo
Sitio web
www.laemboscadura.com
Distinciones Premio Juan de Mairena (2019), Premio de Ensayo Espasa (1999), Premio de Ensayo Anagrama (1992), Premio de la Nueva Crítica (1972)
Firma Firma de Antonio Escohotado.svg

Antonio Escohotado Espinosa (Madrid, 5 de julio de 1941-Ibiza, 21 de noviembre de 2021) fue un filósofo, jurista, ensayista, traductor y profesor universitario español, cuyas obras, si bien centradas principalmente en el derecho, la filosofía y la sociología, abordaron una gran variedad de campos.

El leitmotiv de su obra es, de la misma manera, una afirmación de la libertad como antídoto frente al miedo o las coacciones que empujan al ser humano hacia toda clase de servidumbres. Su pensamiento se enmarca en el libertarismo.

Resumen de su trayectoria intelectual

Escohotado declaró más de una vez «no tener otro estímulo que la autoaclaración, ni brújula distinta de averiguar cómo nace y acaba cada cosa». Según él, su obra se ha desarrollado como un proceso de autoaprendizaje de la variedad de temas que aborda aplicando un método de análisis genealógico, un enfoque histórico que organiza cronológicamente la información y recela de las taxonomías.

Durante los años 1960 se formó como jurista y filósofo en la corriente raciovitalista de Ortega y Gasset y de Zubiri —influido por los conceptos de razón vital y razón histórica—, a través de los cuales accedió al conocimiento de Freud y sobre todo de Hegel, cuya filosofía de la religión analizó en su tesis doctoral La conciencia infeliz (1972). Esta obra junto con Realidad y substancia (1985) —una incursión en el campo de la lógica y metafísica pura— ponen los cimientos de una sólida base filosófica sobre la que se asienta el resto de su producción intelectual. Con De physis a polis (1975) se remontó además a los pensadores presocráticos, mientras que a la vez jugaba un papel protagonista en el surgimiento de la isla de Ibiza como foco contracultural en la España del final del franquismo y el despertar democrático, al fundar la discoteca Amnesia (1976). Con el paso de los años evolucionó, de una mayor aplicación a lo abstracto en su juventud y primera madurez, hacia un interés creciente por los datos extraídos de la observación de la realidad más concreta, tomando la opción de «una ciencia observante, arrinconada hoy por su rama predictiva».

Desde entonces y hasta su muerte se dedicó a estudiar y divulgar el origen y la evolución de entidades humanas impersonales que representan la complejidad propiamente dicha, «que no son ni sujetos volitivos ni objetos inertes, sino seres de tercer tipo —como el entendimiento humano, la familia o la economía política—, resultado de concurrir ilimitadas acciones individuales en algún orden no planeado a priori». Este interés por la realidad como principio emancipador del simplismo sitúa la obra de Escohotado en el gozne entre la ontología y las ciencias del Hombre —según la expresión de Hume—: su perspectiva interdisciplinar combina una gran diversidad de saberes e intereses desde una posición humanística. Partiendo de la lógica y la metafísica, se interna en la epistemología y la teoría de la ciencia, para derivar después hacia fenómenos aun más propiamente humanos, como la economía y el poder político, los mitos de género y las costumbres familiares, entre otras. El impulso común en todos estos campos es una afirmación de la libertad humana como antídoto frente al miedo, o a las imposiciones de autoridades ajenas a la responsabilidad personal.

A partir de la militancia clandestina en las filas del Partido Comunista durante el franquismo, sus posiciones políticas fueron evolucionando hasta llegar a definirse a sí mismo como «un liberal demócrata», mientras que en su obra maduraba la idea de que «cualquier utopía política acaba siendo indiscernible de uno u otro proyecto eugenésico, eufemismo para empresas genocidas». Políticamente fue un pensador singular en el panorama español, y no siempre bien comprendido, ya que no se inscribía en el tradicional eje izquierda/derecha, sino que se centraba en la cuestión libertad/autoritarismo, rechazando el utopismo y el autoritarismo desde posiciones pragmáticas y racionalistas. No obstante, él se declaró como "el paradigma del hombre de izquierdas en España". Escohotado se convierte para sus coetáneos en historiador y analista de la actualidad, los usos sociales y la cultura durante la Transición a través de sus numerosos artículos publicados primero en El País y después en El Mundo y Diario 16. Por ejemplo, aquellos crímenes de Estado perpetrados por los GAL son desvelados ante la opinión pública por Escohotado en tribunas de opinión y ensayos sobre sociología del poder político como Majestades, crímenes y víctimas (1987), o El espíritu de la comedia, Premio Anagrama de Ensayo en 1992.

En el plano profesional se desempeñó también como traductor de más de cuarenta títulos. Entre otros, tradujo las obras de Newton, Hobbes, Jefferson y Bakunin, ha divulgado especialmente la obra de Thomas Szasz y la de Ernst Jünger. Ejerció hasta su jubilación en 2013 como profesor de Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED. Estuvo inmerso en el estudio de la historia del movimiento comunista con la redacción de Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad (2008-2014), una monografía de tres volúmenes. En 2019 se le concedió el Premio Juan de Mariana por su defensa de la «libertad como respuesta a las coacciones que acaban sometiendo al individuo a todo tipo de esclavitudes».

Primeros años

De Brasil a España

La familia Escohotado, residente desde antiguo en el noroeste de la sierra madrileña, tiene el primer miembro notorio en su bisabuelo Vicente, que apoyó la Revolución Gloriosa de 1868 como alcalde de Galapagar. El hijo del anterior (y abuelo de Escohotado), también llamado Vicente, fue uno de los primeros becados del pueblo para formarse en Leyes, y cuando había publicado ya una extensa historia del teatro en verso, La teatrada (1925), junto con varios libros de endechas y canciones, pasó de procurador a alcalde de El Escorial. El sexto de sus hijos, Román (1908-1970), padre de Antonio Escohotado, empezó votando al socialista Julián Besteiro y acabó firmando el Manifiesto de la Falange. Fue jefe de la secretaría de Dionisio Ridruejo durante su etapa como director general de Propaganda, dirigió Radio Nacional desde 1941, obtuvo los principales premios periodísticos (incluyendo el Mariano de Cavia) y fue agregado de prensa en Brasil desde 1946 a 1956.

Escohotado habló sobre su interés por el conocimiento en esta época:

Desde muy pronto me atrajeron los volúmenes en principio menos amenos de la biblioteca familiar, y de cuando era pequeño conservo un cuaderno con el pomposo título «Historia del pensamiento occidental», en el que copiaba fragmentos de la obra homónima de Bertrand Russell con pueril seriedad. Estaban a punto de terminar diez años de vida en Río.

Al retornar la familia a España, Escohotado experimentó el abrupto contraste entre el paraíso tropical de su primera infancia y la gris y severa sociedad del nacionalcatolicismo, lo que le llevó a forjar un espíritu de rebeldía excitado por el autoritarismo y la represión.

Escohotado halló su vocación por el saber de una forma precoz, hecho que le llevó a iniciar la carrera de Filosofía. Sin embargo, el statu quo intelectual de la Facultad de Filosofía le llevó a una decepción y, en consecuencia, siguió los consejos de su padre Román de estudiar una carrera con más salidas profesionales:

Teniendo claro que estudiaría Filosofía, y reconociendo la sensatez del consejo paterno que sugería una carrera con más salidas profesionales –como Derecho-, empecé ambas aunque sólo terminase los estudios de leyes, decepcionado por un cuadro docente de Filosofía sumido aquellos años en un diálogo de sordos entre neotomistas, neopositivistas y neomarxistas.

A pesar de haber permanecido en el calabozo buena parte de los dos veranos exigidos por las milicias universitarias, pues «había convertido la tienda en un seminario de marxismo y desobediencia», su falta de espíritu militar no le impidió hacer gestiones para alistarse con el Vietcong en su guerra contra Estados Unidos. Una hepatitis crónica le permitió acortar el periodo de servicio militar y le obligó a reflexionar sobre su futuro. Decidió entonces preparar oposiciones compatibles con el compromiso izquierdista —lo que excluía las de Diplomático, carrera a la que parecía estar naturalmente inclinado por el ejemplo paterno y su formación en idiomas y cultura general—, y finalmente ingresó en el Instituto de Crédito Oficial (ICO) en el año 1964 para gestionar el servicio de Fusión y Concentración de Empresas durante cinco años de bonanza económica. Un puesto que era compatible con el de ayudante en las facultades de Derecho y Políticas de la Universidad Complutense; así como organizar un seminario sobre Kant y Hegel en la Universidad Autónoma de Madrid y un curso sobre Psicoanálisis en la extinta Escuela de Antropología.

Empezó entonces a publicar, además de impartir clases prácticas o seminarios en las facultades de Políticas y Filosofía, donde desarrolló la relación con colegas como Carlos Moya, Eugenio Trías y Felipe Martínez Marzoa, y descubrió de paso a autores algo más jóvenes como Savater, Azúa y Echeverría. Unidos de un modo u otro por el mundo que anunciaban el Mayo del 68 y Woodstock, también caldo de cultivo para núcleos específicamente ácratas como el de Agustín García Calvo, formaron todos parte de una improvisada «tribu» cuyo sector razonable siguió con sus estudios, mientras un ala más radicalizada redescubría el terrorismo, y otros como Escohotado decidieron llevar una vida alejada del consumismo.

Publicaciones iniciales

Empezó a publicar de la mano de José Ortega Spottorno, que acababa de relanzar la editorial y reeditar la Revista de Occidente —ambas fundadas por su padre, Ortega y Gasset—. En estas publicaciones iniciales, Escohotado mezcla cualquiera de los asuntos tratados con su pasión filosófica del momento, el estudio de la obra de Hegel y Freud, dos autores que le influirán permanentemente.

Su catedrático de Filosofía de Derecho y posterior director de tesis —Luis Legaz Lacambra, que tradujo La ética protestante y el espíritu del capitalismo y fue discípulo de Kelsen— quedó asombrado cuando Escohotado le presentó el trabajo académico cuatro meses antes de acabar la carrera. El catedrático se tomó unos días para examinar el texto y tan sólo sugirió al doctorando que incluyera un capítulo sobre la ley moral y la ley positiva en Kant.

Con idénticos mimbres escribe su tesis doctoral, La filosofía moral del joven Hegel, que presentada en el año 1970 molestó a parte de un tribunal que la recibió como «apología sobre el maestro de Marx, un protestante por añadidura», provocando en varias ocasiones la ausencia del cuórum requerido para calificar el trabajo. En aquella España algunos se escandalizaban todavía con lo anunciado en la introducción:

Convertir en concepto (Begriff) lo que el Antiguo y Nuevo Testamento solo ofrecen como representación (Vorstellung). Para la representación, por ejemplo, la naturaleza divina de Jesús viene probada por milagros y dogmas, cuando su concepto apunta más bien a que lo divino y lo humano se pertenecen de modo inseparable, y eso mismo funda la exigencia de un respeto absoluto entre las personas, en definitiva los «derechos humanos».

Cuando se publicó —como La conciencia infeliz. Ensayo sobre la filosofía de la religión de Hegel (Revista de Occidente, 1972)—, al pequeño revuelo académico le sucedió la inclusión de la obra en el Index de textos heréticos, a la vez que ganaba el premio de la Nueva Crítica, un galardón de vida breve. Cuarenta años después, recapitulando sobre la investigación, Escohotado sostiene «una distinción entre espíritu y religión positiva. Al encarnar el desgarramiento entre la vida y su fósil, el cristianismo sería la realidad captada en forma de fantasía y viceversa, la verdad extrañada de sí. Fue mi primer contacto con la divergencia entre intención y resultado».

Las trabas académicas hicieron que apareciese antes el posterior Marcuse, utopía y razón (Alianza Editorial, 1968), libro centrado en examinar la compatibilidad de Marx con Hegel y Freud propuesta por uno de los fundadores de la Escuela de Fráncfort, cuya síntesis era muy atractiva para aquél preciso momento. Escohotado analizó las premisas que articulaban las tesis marcusianas. Primero, se centró en la figura de Freud que «era sometido a una camisa de fuerza típica del marxismo entonces, que era una identidad de estructura entre alienación y represión, a todas luces insostenible». El segundo autor era Hegel que «resultaba olvidado en lo esencial de su método -la dialéctica-, que no consiste en "enjuiciar" sino "exponer"». Y el último punto concluía que «resultaba cómodo presentar el leninismo como una traición al marxismo, pero era una tesis puramente romántica proponer que la sociedad comercial podría abolirse sin un recurso a Partido único, censura y otras violencias». El libro incomodó a ciertos sectores del marxismo español de la época al calificar el texto como "revisionista" e incluso provocó una breve polémica con uno de los intelectuales relevantes del momento, Gonzalo Fernández de la Mora. Sin embargo, obtuvo alguna reseña positiva.

Sería una de las primeras, si no la primera monografía dedicada a esta escuela en España, y también el primer éxito de ventas del escritor. La edición se agotó en apenas un mes, quizá gracias a que media Europa había amanecido aquellos días con pintadas como «Marx, Mao y Marcuse». Pero el autor se opuso a reimprimirlo, entendiendo que estaba escrito con precipitación y «en pleno síndrome de autoimportancia». Tras estas obras iniciales, Escohotado va desapegándose cada vez más de las posiciones utópicas.

Ibiza y la metafísica

Archivo:Escohotado Ibiza
Antonio Escohotado en Ibiza (1976).

Gracias a una excedencia en su puesto de funcionario que en principio no iba a durar más allá de dos años, Escohotado se lanzó en 1970 a experimentar una vida sin lujos, sustentada con los ingresos obtenidos mediante traducciones, y que prescindía de hábitos convencionales. En aquellos días Ibiza ofrecía casas payesas diseñadas según las técnicas ancestrales, sin luz eléctrica ni agua corriente pero muy baratas, que sus nuevos moradores convirtieron en una especie de monasterios, tan entregados a la vida colectiva y a tradiciones como los del medievo. Aunque solo una minoría dispusiera de vehículo, bastaba caminar y hacer autostop para sostener una vida social muy intensa.

Realidad y substancia

La segunda parte del proyecto metafísico de Escohotado se concretó en la obra Realidad y substancia (Taurus,1985). De physis a polis concluye con el nacimiento simultáneo del mundo físico como cosmos emancipado del recurso a la magia, y de la democracia como orden sostenido sobre las libertades civiles. Realidad y substancia empieza con el mundo físico como «unidad de la diferencia entre ser y pensamiento», donde la tarea del filósofo es pasar «del hecho al hacerse» analizando modalidades de la acción.

El tratado metafísico u ontológico al modo clásico es ya entonces un género en desuso o considerado por muchos como obsoleto, que parte de definir categorías básicas del discurso para después deducir las siguientes categorías ligándolas de la primera a la última, y Escohotado elige:

[...] invertir la lógica hegeliana, regresando desde el sujeto al objeto, desde la Idea a la Naturaleza. Es un ejercicio de arquitectura, tributario del templo antiguo, que aspira solo a restablecer su simetría [...] para evitar el monopolio de una conciencia asubstancial y el irrealismo que se sigue de subjetivar el principio de las cosas; para instalar el tiempo en la objetividad también, distinguiéndola de la objetividad reducida por el sujeto a masa inercial, donde pasado y futuro son intercambiables [...] para poder afirmar lo que el idealismo afirma, y afirmar igualmente lo que niega.

Comentando el Significado y verdad de Bertrand Russell, en 1944, Einstein detectaba «un nefasto miedo a la metafísica [...] y me complace especialmente constatar que en el último capítulo se reconozca lo imposible de arreglárnoslas sin ella. Solo puedo reprochar al respecto la mala conciencia intelectual que se percibe entre líneas». Escohotado abunda en esta perspectiva con dos apéndices extensos sobre positivismo y empirismo lógico, enterradores de la metafísica y guardianes de una ortodoxia corporativa que «otorga a la mente un lugar subordinado». En su opinión, «lo común a ambos es una actitud pseudoempírica, que ni siquiera llegó a plantearse la relación entre ser y pensamiento, guiada por la meta de convertir la ciencia en un nuevo instituto religioso, dogmático y sectario a partes iguales».

Cuando pasó a estudiar fenómenos complejos, los doce años dedicados a «pulir la poesía en prosa que es la metafísica» serían recordados por el autor como fruto de una «tozudez anacrónica» cuya única justificación a posteriori pudiera ser la de crear familiaridad con «esas pocas palabras —esencia, existencia, materia, causa, accidente...— sobre las cuales descansa el sentido de las otras», como una condición sine qua non para poder pensar por sí mismo.

El espíritu de la comedia

El espíritu de la comedia —Premio Anagrama de Ensayo en 1992— retorna a la sociología del poder político abordada en Majestades, crímenes y víctimas, pero se centra en el poder ejecutivo. Moliére, y mucho antes la Retórica de Aristóteles, habían definido como comedia aquella representación donde el héroe trágico y el coro son sustituidos por tres únicos personajes recurrentes: el impostor, el bufón y el magnate. Partiendo de sus variantes prácticas, el libro se aplica a analizar a la clase política surgida con la transición democrática, distribuyendo su materia en dos partes.

La primera analiza el miedo como pasión individual y social, cuidando de marcar las fronteras que separan el miedo del dolor por un procedimiento de muestreo. Tras comparar las tesis de Hobbes y Thomas Jefferson, entre otras, introduce al pensamiento de los hermanos Jünger, Ernst y Friedrich Georg, cuya meditación sobre la técnica precede y guía la de Heidegger.

La segunda parte se centra en la clase política como estamento o casta, reflexionando sobre los horizontes institucionales de la democracia parlamentaria y una de sus alternativas, la democracia directa. Presta especial atención al terrorismo como bucle realimentado, en el cual siempre coinciden los intereses del terrorista y el antiterrorista, y contrapone a ese círculo vicioso las premisas de un círculo virtuoso alternativo, analizando desde qué parámetros de población podría un grupo reclamar el derecho a autodeterminarse como, por ejemplo, el País Vasco . A propósito de ello, examina de cerca el modelo suizo, así como la tensión entre centralismo, federalismo y confederalismo.

Caos y orden

Escohotado retomó la investigación en el sentido fuerte del término con Caos y orden (Espasa, 1999), al descubrir que la geometría fractal de Mandelbrot era una alternativa a la idealización de Euclides, y las estructuras disipativas de Prigogine un replanteamiento del segundo principio de la termodinámica. Comprobó de paso que no eran hazañas aisladas, sino parte de un renacimiento científico general, que «trasciende el paradigma reduccionista con progresos en capacidad para captar lo complejo». También le permitió confirmar la insuficiencia del determinismo, una de las intuiciones más antiguas:

en cuya virtud toda suerte de sistemas físicos exhiben relaciones de incertidumbre porque se van inventando a cada instante, a diferencia de las entidades idealizadas, donde antes o después alguna abstracción se proyecta como ley del acontecer.

Que ni el premio Nobel de Química recibido por Prigogine, ni la medalla Fields —su equivalente en matemáticas— no otorgada a Mandelbrot, hayan evitado su ausencia de los planes españoles de estudio —donde siguen siendo sistemáticamente ignorados no solo por los estudiantes de secundaria, sino por quienes se doctoran en Exactas, Ingeniería, Física o Química—, llevó a Escohotado a afirmar:

el dogmatismo arraiga en los sectores de la ciencia más dependientes de una subvención progresiva, donde cualquier testimonio de procesos no lineales contraría a quienes aseguran estar a punto de tener la fórmula cósmica de todo, comprimida en media línea de signos.

Caos y orden critica desde diversas perspectivas ese «infalibilismo gremial», argumentando que más bien empezamos a atisbar la realidad, tras siglos de pretender adaptarla al ideal de alguna fe teológica o atea, gracias precisamente a comprender fenómenos de autoorganización. Compara modalidades de órdenes abiertos y cerrados, unos realimentados por el medio, como el termostato, y otros aislados de él como el reloj, ironizando sobre la confusión entre ambos, como si el orden del cuartel y el convento pudiera considerarse sinónimo de lo real. El dogmático lo intenta reduciendo, abstrayendo u olvidando lo que convenga en cada caso, pero según Escohotado eso implica optar por el círculo vicioso en detrimento del virtuoso —usando la expresión de Wiener en su Cibernética—, «al desatender las señales del medio como hace el reloj, sensible solo a su cuerda, en contraste con un termostato permanentemente realimentado».

El ensayo, que recibió el Premio Espasa y agotó cinco ediciones en un semestre, cosechó también las ásperas críticas de cuatro profesores de Física y Matemáticas, que lo consideraron intrusismo desinformado, «bazofia» y «filosofía posmoderna», lo cual generó una amplia polémica. En los mismos términos había sido recibido el extenso prólogo a su edición de los Principia newtonianos (1980). Escohotado repuso, entre otras cosas, que llevaba muchos años denunciando el fraude de la posmodernidad francesa y contestó en detalle cada una de las críticas.

Sesenta semanas en el trópico

Tanto o más escándalo que divulgar la teoría del caos produjo el hecho de que se definiera en los últimos capítulos como «liberal demócrata», cuando muchos de sus incondicionales lo veneraban como símbolo del izquierdismo irredento. Sin embargo, él se definió como "el paradigma del hombre de izquierdas en España." Algunos de los que habían apoyado su crónica sobre el uso de substancias psicoactivas pasaron a preguntarse qué necesidad tenía de combinarla con un programa de bioensayos, considerándolo una provocación cínica —hasta apología del delito, como declararon Menem y Maradona—, e incluso prueba irrefutable de degeneración neurológica. Desde entonces ha sido señalado como «neoliberal» —sin que nadie haya acertado todavía a aclararle «en qué se distingue del liberal»—, aunque no por eso haya dejado de mostrarse sarcástico con los seguidores de Murray Rothbard, a quienes llama «liberales dogmáticos» y «fanáticos del ciento por ciento» (por oponerse al coeficiente de caja que habilita el crédito bancario) o con Ayn Rand tildándola de ser una «anfetamenómana ». Su vocación de independencia podría explicar también la cadena de desencuentros con el gremio docente.

La publicación de Caos y orden coincidió también con el trance más traumático de su vida sentimental, pues rompió un matrimonio de veinte años para formar una nueva familia y trasladarse a vivir a las antípodas, aprovechando un año sabático propiciado por la Universidad Católica de Bangkok, con el proyecto de investigar sobre las causas de la pobreza y la riqueza. Deslumbrado por el descubrimiento de la figura de Carl Menger, padre de la utilidad marginal, se concentró en estudiar teoría e historia económica, «como conjuro para no perder enteramente la propia estima», redacta un híbrido de diario, notas de trabajo sobre la Escuela Austriaca y turismo de investigación, publicado como Sesenta semanas en el trópico (Anagrama, 2003).

Por otra parte, el recorrido por el Sudeste asiático lo convence de que «los pueblos educados son ricos, con independencia de sus recursos». Vuelve por eso la mirada hacia atrás, revisando el sentido de su propia «alma roja» juvenil, movido por el deseo de «encontrar razones y datos útiles para los formados desde la infancia en pantallas […] a quienes conviene un concepto lo más distante posible del conformismo y el sectarismo».

La investigación sobre el movimiento comunista: Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad

Archivo:Trilogía de Los Enemigos del Comercio.
Trilogía de Los enemigos del comercio.

Según Escohotado, con la tercera edad emprendió el esfuerzo «por pasar de original a sabio, y de ingenioso a ecuánime», concretado en componer Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad, en su opinión «el libro de mi vida». En principio, dicho proyecto se limita a precisar quiénes, en qué contexto y con qué resultados «han sostenido que la propiedad privada es un robo y el comercio su instrumento».

Sin embargo, lo primero que descubrió al estudiar el asunto fue la necesidad de retroceder hasta Esparta y Platón, por una parte, y por otra hacia la secta esenia —que interpretó el sexto mandamiento como «no comerciarás»—, convertida luego en credo ebionita («pobrista») y finalmente en el manifiesto expuesto por el Sermón de la montaña. Contextualizar ambas líneas le supuso llevar a cabo una investigación sobre los orígenes de la sociedad esclavista, caldo de cultivo para el nacimiento del redentor mesiánico —un «cordero que lava los males del mundo» cuya novedad es ser un chivo expiatorio que asume también la Restitución o venganza de «los últimos sobre los primeros»—, prefigurando el progreso mediante guerra civil planteado más adelante por Marx como ley del desarrollo social.

Toma perfiles más nítidos el proceso en cuya virtud resurge la sociedad comercial, rechazada y apoyada al tiempo por numerosas sectas comunistas, que culmina en las guerras campesinas del Renacimiento, mientras la Reforma y la Contrarreforma convergen en dejar atrás el ideal pobrista, proponiendo al buen cristiano ser previsor y próspero. Siguen dos centurias de acumulación material, con la Fábula de las abejas de Mandeville como compendio de su realismo, y finalmente la gran Revolución francesa como campo de batalla para liberales y autoritarios, seguida por la Conjura de los Iguales y su líder Babeuf. Esta postura fue rebatida por la escritora María Elvira Roca Barea en un debate con el autor en unas jornadas de conferencias organizadas por la Fundación Cajasol en Sevilla acerca de la Leyenda Negra española .

El primer volumen, publicado en 2008, fue recibido por la crítica especializada con un silencio prácticamente absoluto. El segundo volumen, aparecido en 2013, tuvo mucha más repercusión, especialmente en Internet, que lo promocionó vigorosamente. Por otro lado, el creciente volumen de datos impidió entonces llevar la pesquisa hasta nuestros días, como se proponía el autor, pues documentar el siglo XIX superó las 700 páginas, forzando la composición de un tercer volumen. Bromeó entonces sobre su sino de documentar minuciosamente una u otra variante del miedo:

La perspectiva de euforias químicas lo vuelve hacia dentro –en forma de miedo a uno mismo–, y el programa expropiador lo mantiene dirigido hacia fuera –como miedo a los demás–, en ambos casos con la inestimable colaboración de un fanatismo que personaliza lo impersonal.

En la narración, añade al cuadro ideológico el detalle de cada medio económico y la evolución de instituciones paralelas —los instrumentos de crédito, gremios y sindicatos, las primeras grandes empresas, los sistemas de seguridad social, la aclimatación del papel moneda, el derecho de patentes— y un análisis sobre lo específico de las revoluciones políticas en Norteamérica, Inglaterra, Francia, España, Alemania y Rusia. Según Escohotado, el historiador contemporáneo dispone al fin de innumerables datos organizados temáticamente por los buscadores de Internet, que le comprometen a dar «el salto de la crónica a algo más parecido a un retransmisión articulada sobre cámaras múltiples», posibilitando como nunca antes «el ejercicio de una neutralidad valorativa». En su caso, el resultado de investigar el tortuoso tránsito de la sociedad servil a la comercial le ha servido para acabar documentando un triunfo de la movilidad sobre el inmovilismo, «acechado a cada paso por el vértigo a la libertad y las seguridades de la servidumbre».

En el apartado 4.I.2 del primer volumen, se presenta la siguiente traducción del Cilindro de Ciro:

"Las personas serán libres en todas las regiones de mi imperio para moverse, adorar a sus dioses y emplearse, mientras no violen los derechos de otros. Prohíbo la esclavitud, y mis gobernadores y subordinados quedan obligados a prohibir la compraventa de hombres y mujeres (27)(27) El cilindro se conserva en el British Museum, y ha sido traducido a todas las lenguas de Naciones Unidas.

Efectivamente,

  • Una teoría reciente propone considerar el Cilindro de Ciro como la primera carta de derechos humanos. Esta interpretación tuvo sus comienzos cuando, en 1971, con motivo del aniversario número 2500 de la monarquía persa, el Sah Mohammad Reza Pahleví hizo de Ciro el Grande una figura clave de la ideología gubernamental, con el fin de establecer una legitimidad preislámica de su gobierno. Ese mismo año, su dinastía ofreció una réplica del Cilindro de Ciro a las Naciones Unidas, con una "traducción" al inglés incompleta y muy manipulada, para demostrar así que Ciro hizo la primera carta de derechos humanos.
El problema es que esta última traducción ha sido ampliamente difundida por la ONU y en la Internet, contribuyendo a esta idea equivocada sobre el Cilindro de Ciro, ya que hablar de derechos humanos o de su proclamación por él es un anacronismo. En realidad, Ciro había hecho efectivamente una política de tolerancia en algunos puntos menores, especialmente en lo que se refiere a los cultos religiosos, siendo esta política continuada por sus sucesores más de 200 años después. Pero tomar "(...) que encontraran descanso (...) de su servidumbre (...)" (L.26) como una abolición de la esclavitud, por ejemplo, es un anacronismo indiscutible, como lo demuestra la existencia de múltiples tipos de esclavos durante el gobierno aqueménida. Así que debemos entender estas políticas de tolerancia más bien como una forma de integrar rápidamente a nuevos súbditos en su imperio, con el fin de tener los menores problemas posibles en el mismo. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-166/cilindro-de-ciro/
Archivo:Antonio-Escohotado
Antonio Escohotado durante una conferencia en el Instituto Juan de Mariana (Madrid, 2014).

El segundo volumen terminaba precisando la disyuntiva entre modelos mesiánicos y democráticos de socialismo. Pero quedaba por describir el siglo XX y la era totalitaria, y la obra se propone entonces llevar su proyecto hasta Chávez y Ahmadineyad (cuya alianza promovió Jorge Verstrynge). Según el autor, nada de lo que daba por cierto sobrevivió al estudio detenido de cada episodio —de hecho, su alegría cotidiana ha sido verse llevado a cambiar sin pausa de idea, pasando del prejuicio al juicio—, y solo cuando la crónica se asome al siglo XX habrá universo estadístico suficiente para avanzar conclusiones generales sobre «el espíritu comunista».

Dentro de la trilogía sobre el origen y desarrollo del movimiento comunista, el tercer y último volumen de Los enemigos del comercio en diciembre de 2016 supuso una investigación sin precedentes. Ninguna historia del fenómeno comunista había añadido hasta ahora al debate ideológico el detalle de su contexto económico, la evolución de instituciones paralelas como el sindicato, la gran empresa, la propiedad defendida por derechos de autor o los distintos sistemas de seguridad social. Si en el volumen I se analizaba su desarrollo hasta la Revolución francesa, y en el volumen II los hechos ocurridos hasta los primeros años del siglo XX, el tercero trata desde Lenin hasta los últimos movimientos populistas surgidos en el siglo XX en Latinoamérica y su reflejo en Europa en el XXI a través de partidos como Syriza en Grecia o Podemos en España.

Tras la finalización de la obra, la entrevistas realizadas por Federico Jiménez Losantos y Pablo Iglesias al pensador español y emitidas a través de Internet, han contribuido a la difusión de la figura de Escohotado.

Una historia del pensamiento

A los escritos referenciados debe añadirse Génesis y desarrollo del análisis científico, que empezó llamándose Filosofía y metodología de las ciencias sociales, nombre de la asignatura que impartió en la UNED desde 1983 a 2013. Revisado y ampliado en varias ocasiones, este libro constituye un texto considerablemente extenso aunque aligerado de notas.

La Emboscadura

Archivo:Jorge&Antonio
Antonio Escohotado junto a su hijo Jorge Escohotado en 2018 durante una entrevista acerca del proyecto editorial de La Emboscadura.

El último lustro de vida del pensador se vio marcada por una estrecha colaboración profesional con su tercer hijo, Jorge Escohotado Álvarez de Lorenzana (Madrid, 1977), periodista y emprendedor. A finales del año 2017, decide fundar "La Emboscadura Editorial" con el objetivo de difundir el pensamiento de Antonio Escohotado a nivel global a través de la reedición de la mayoría de sus obras que estaban descatalogadas y digitalizando en formato E-book la totalidad de la misma . Para forjar el proyecto editorial contó con el manejo de la mayoría de redes sociales abriendo perfiles en Twitter, Facebook o Instagram y con un canal en YouTube que almacena y recopila un vasto contenido audiovisual del filósofo que va desde entrevistas e intervenciones en distintos medios de comunicación hasta conferencias impartidas tanto en España como en algunos países de Latinoamérica. Dicho canal contaba a finales de 2021 con una comunidad que superan los 125.000 suscriptores.

Su hijo Jorge no solo desempeñó una labor como community manager, también fue el editor del tercer volumen de Los enemigos del comercio (Espasa, 2017) e impulsor de obras como Mi Ibiza privada (Espasa, 2019) y La forja de la gloria (Espasa, 2021). Último texto publicado por Escohotado donde el autor recorre y recoge brevemente la historia del Real Madrid desde un punto de vista filosófico, moral y cultural.

El nombre de la editorial fue elegido en honor al célebre ensayo de La emboscadura (1951) de Ernst Jünger que según palabras del propio Escohotado es «el más grande libro de todo el siglo XX, junto con El hombre rebelde de Camus».

Refugio ibicenco y últimos días

No cabe duda de que el entorno ibicenco ha sido una pieza fundamental tanto en la biografía como en el desarrollo intelectual de la obra de Antonio Escohotado. A finales del año 2019, el ensayista abandona su domicilio habitual en la localidad madrileña de Galapagar para instalarse en las Pitiusas con la intención de pasar sus últimos años de vida.

Durante este periodo, el periodista del diario El Mundo, Ricardo F. Colmenero publica Los penúltimos días de Escohotado (La Esfera de los Libros, 2021), una recopilación de conversaciones entre el filósofo y el columnista donde declara abiertamente, entre otras cosas, que había retornado a Ibiza para esperar su muerte.

Pese a que el escritor se encontraba retirado no dejó de recibir visitas periódicas de curiosos, fans y discípulos, aunque también de personalidades tan dispares como el cantante Jorge Drexler, José Antonio Matamoros o el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. También era bastante activo en los medios ya que seguía concediendo entrevistas y colaboraba en algún programa en streaming de YouTube.

Antonio Escohotado Espinosa falleció en la madrugada del 21 de noviembre de 2021 a los 80 años de edad a consecuencia de un fallo multiorgánico (renal, pulmonar y cardiaco) en la Policlínica de Nuestra Señora del Rosario en Ibiza rodeado de sus seres queridos. Sus restos mortales descansan en el cementerio civil del recoleto pueblo de Santa Inés de Corona. Tras la noticia de su fallecimiento, personalidades del mundo de la cultura y de la política expresaron sus condolencias y muestras de reconocimiento hacia su figura como uno de los últimos sabios en habla hispana. La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, presentó el 29 de noviembre de 2021 una iniciativa en el pleno municipal para erigir una estatua de Escohotado en la Ciudad Universitaria que obtuvo la unanimidad por parte de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario presentes en el pleno del Ayuntamiento de Madrid.

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Antonio Escohotado para Niños. Enciclopedia Kiddle.