Herbert Marcuse para niños
Datos para niños Herbert Marcuse |
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Marcuse en Newton, Massachusetts, 1955.
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Información personal | ||
Nacimiento | 19 de julio de 1898 Berlín, Imperio alemán |
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Fallecimiento | 29 de julio de 1979 (81 años) Starnberg, República Federal de Alemania |
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Causa de muerte | Hemorragia cerebral | |
Sepultura | Dorotheenstadt cemetery | |
Nacionalidad | Alemana Estadounidense |
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Familia | ||
Cónyuge | Sophie Wertheim (matr. 1924; viu. 1951) Inge Neumann (matr. 1955; viu. 1973) Erica Sherover (matr. 1976) |
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Hijos | Peter Marcuse | |
Educación | ||
Educación | doctorado | |
Educado en |
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Supervisor doctoral | Martin Heidegger | |
Información profesional | ||
Ocupación | Filósofo, sociólogo | |
Empleador |
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Estudiantes doctorales | Paul Gottfried, Andrew Feenberg y Angela Yvonne Davis | |
Movimientos | Escuela de Fráncfort, Teoría crítica y Marxismo | |
Obras notables | Eros y civilización (1955) El hombre unidimensional (1964) |
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Conflictos | Primera Guerra Mundial | |
Partido político |
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Herbert Marcuse (pronunciación en alemán: /maɐ̯ˈkuːzə/; Berlín, 19 de julio de 1898-Starnberg, 29 de julio de 1979) fue un filósofo y sociólogo germano-estadounidense. Es una de las principales figuras de la primera generación de la Escuela de Fráncfort.
Biografía
Nació el 19 de julio de 1898 en Berlín. Era hijo de Carl Marcuse, un fabricante de productos textiles de origen judío procedente de Pomerania, y de Gertrud Kreslawskyun. Sirvió como soldado en la Primera Guerra Mundial y participó en la revolución alemana de noviembre de 1918.
Después de completar sus estudios en la Universidad de Friburgo de Brisgovia obteniendo el grado de doctor en 1922, regresó a Berlín donde trabajó en una librería y editorial. En 1924 contrajo matrimonio con Sophie Wertheim. En 1928 volvió a Friburgo para continuar sus estudios de filosofía con Edmund Husserl y Martin Heidegger. Admiraba a Heidegger por su «filosofía concreta», pero al mismo tiempo le criticaba su individualismo y su enfoque ahistórico. Escribió una tesis sobre La ontología de Hegel y la teoría de la historicidad. Su propósito en 1929 era obtener con este tema su habilitación (disertación postdoctoral para obtener el permiso para ejercer la docencia universitaria y postular a una plaza de profesor) en Friburgo, bajo la dirección de Heidegger. El proyecto no prosperó debido a las diferencias de Marcuse con Heidegger, principalmente debidas a que este último mantuvo al principio una opinión positiva del nacionalsocialismo. No obstante, el trabajo inicialmente preparado como disertación se publicó como ensayo en 1932.
En enero de 1933, el mismo mes de la toma del poder por Hitler, Leo Löwenthal (1900-1993) puso en contacto a Marcuse con Max Horkheimer y sus colaboradores del Instituto de Investigación Social, entre los que se encontraban Theodor W. Adorno y Erich Fromm. Debido a las dificultades para continuar con el proyecto bajo el régimen nazi por su condición de judío, Marcuse emigró a Suiza y ese año dirigió en Ginebra la sucursal del Instituto, que agrupaba a quienes habían emigrado desde Fráncfort del Meno. Continuó rumbo a París, ya convertido en un destacado teórico de la Escuela de Fráncfort.
En 1934 se trasladó a los Estados Unidos y continuó trabajando en Nueva York, en la Universidad de Columbia, que había puesto a disposición una nueva sede para el Instituto de Investigación Social. Obtuvo la ciudadanía estadounidense en 1940. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos (US Office of Strategic Services), precursora de la CIA, analizando informes de estrategia sobre Alemania (1942, 1945, 1951).
En 1952 inició una carrera docente como filósofo político, primero en la Universidad de Columbia y en Harvard, luego en la Universidad Brandeis desde 1958 hasta 1965, cuando fue profesor de filosofía y política, y finalmente (ya jubilado), en la Universidad de California, San Diego. Trabajando como profesor en esta universidad participó activamente en los debates sociopolíticos de las décadas de 1950 y 1960, en los que alcanzó tal notoriedad que se llegó a hablar de «las 3M»: Marx, Mao y Marcuse. Fue amigo y colaborador del sociólogo e historiador Barrington Moore Jr. y del filósofo político Robert Paul Wolff. Con posterioridad a la guerra, fue el miembro más políticamente explícito e izquierdista de la Escuela de Fráncfort, debido a su dedicación a aplicar políticas de emancipación, como la liberación de la mujer o las ideologías juveniles a la primera Teoría Crítica. Empieza a ser consciente de las principales limitaciones prácticas de la primera escuela de Fráncfort, y de la necesidad de perfilar las tesis sobre cultura y sociedad, identificándose a sí mismo como marxista, socialista y hegeliano. Fue además un referente teórico para los movimientos juveniles de protesta, como el movimiento hippie.
Murió después de haber sufrido un ataque cerebrovascular durante una visita a Alemania. El teórico Jürgen Habermas, de la segunda generación de la Escuela de Fráncfort, cuidó de él durante sus últimos días.
Objetivos
Marcuse muestra un análisis muy profundo y duro en cuanto a los procesos de cambio, a pesar de eso él reconoce «la posibilidad de alternativas» y los diferentes caminos y sobre todo la tarea de la filosofía en este aspecto. Una nota al pie muy curiosa de su libro El hombre unidimensional dice: “«Todavía existe el legendario héroe revolucionario que puede derrotar incluso a la televisión y a la prensa: su mundo es el de los países ‘subdesarrollados’» (Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, pág. 101, nota 14).
Pero la pretensión de hacer posible el distanciamiento a través del arte para evitar la dominación, muestra claramente un problema que impide utilizarlo como medio de evasión. Según Marcuse, el arte es capaz de sacarnos de la vida diaria, nos hace ver la realidad de otra forma porque nos coloca en otra posición. Sin embargo, el arte está distanciado, pero no separado de la realidad porque está mercantilizado, por lo tanto, no se puede utilizar como medio de evasión porque está bajo el control de la clase dominante, como el resto de los ámbitos de la sociedad.
En diferentes pasajes se evidencia su idealismo que luego se traduce a su militancia política. Esta contradicción es reconocida por Marcuse, quien vivió en una eterna disputa teórica acerca de la interrogante fundamental de si la sociedad tenía la posibilidad o no de cambiar desde adentro y por tanto de trascender el statu quo. Está clara la existencia de esperanza en su pensamiento, aunque el análisis de la realidad y los acontecimientos se contrapongan a este tema. Para ilustrar esta contradicción, en sus conclusiones sobre el «hombre unidimensional» Marcuse cita al final una frase de Walter Benjamin que dice lo siguiente: «Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza» (Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, pág. 286).
Véase también
En inglés: Herbert Marcuse Facts for Kids