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Golpe de Estado de julio de 1936 en Sevilla para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Golpe de Estado de julio de 1936 en Sevilla
Golpe de Estado en España de julio de 1936
Parte de guerra civil española
Sevilla city walls.JPG
Murallas de la Macarena, un lugar importante durante los eventos.
Fecha 18-22 de julio de 1936
Lugar Sevilla, España
Resultado Victoria de las fuerzas sublevadas
Consecuencias
Cambios territoriales Sevilla y el aeródromo de Tablada pasan a control de las fuerzas sublevadas.
Beligerantes
Flag of Spain 1931 1939.svg República española Bandera de España Fuerzas sublevadas
Comandantes
José M.ª Varela Rendición
José F. de Villa-Abrille Rendición
José Loureiro Ejecutado
Saturnino Barneto
Manuel Delicado
Andrés Palatín  Ejecutado
G. Queipo de Llano
José Cuesta Monereo
Antonio Castejón
Fuerzas en combate
Desconocidas Fuerzas sublevadas
• unos 4000 soldados
• Voluntarios de Falange
• Voluntarios carlistas
Bajas
Entre 3000 y 6000 personas perdieron la vida 13 personas perdieron la vida


El intento de cambio de gobierno en España en julio de 1936, que marcó el inicio de la Guerra Civil, tuvo en Sevilla uno de sus momentos más importantes.

El 18 de julio de 1936, una parte del ejército en Sevilla se levantó contra el Gobierno. El día anterior, otras fuerzas militares ya habían tomado el control del protectorado español de Marruecos. En la Península, Sevilla fue el primer lugar donde ocurrió este levantamiento.

Los militares que se levantaron en Sevilla arrestaron al general José Fernández de Villa-Abrille. Él era el jefe de todo el ejército en Andalucía. En su lugar, pusieron al general Gonzalo Queipo de Llano. Rápidamente, tomaron el control de los principales cuarteles y lugares importantes de la ciudad. Solo la Guardia de Asalto, la base aérea de Tablada y algunos voluntarios se mantuvieron leales al Gobierno.

Los sublevados intentaron tomar el edificio del gobierno civil. Allí encontraron una fuerte resistencia de la Guardia de Asalto. Solo lograron vencerlos cuando llegó la artillería. El gobernador Varela se rindió por la tarde. Poco después, el cuartel de la Guardia de Asalto y la base de Tablada también se rindieron. Mientras tanto, otras guarniciones en Andalucía se levantaron siguiendo la señal de Queipo de Llano. El levantamiento tuvo éxito en Córdoba y en la provincia de Cádiz, pero fracasó en Málaga. Dos días después, la guarnición de Granada también se levantó y tomó el control de la ciudad tras vencer una fuerte resistencia.

En Sevilla, muchos voluntarios de izquierda construyeron barricadas en barrios como Triana, la Macarena y San Bernardo. Se prepararon para resistir con armas ligeras. El Gobierno envió refuerzos desde la provincia de Huelva: unos 120 guardias y una columna de mineros con dinamita. Sin embargo, el jefe de los guardias se unió a los sublevados. El 19 de julio, les tendió una emboscada a los mineros, que perdieron la vida en la Pañoleta. Por su parte, los sublevados sí recibieron refuerzos. Llegaron tropas de la Legión y de Regulares por tierra y aire.

El 20 de julio, los militares sublevados atacaron Triana y la plaza de San Marcos, pero fueron rechazados. Al día siguiente, una nueva ofensiva sobre Triana, con más tropas, logró vencer la resistencia del barrio. El 22 de julio, los sublevados tomaron la Macarena y los demás barrios controlados por los voluntarios de izquierda. Durante estos combates, muchas personas que resistían o eran sospechosas de hacerlo perdieron la vida. En los meses siguientes, miles de personas más perdieron la vida. En el otro bando, 13 personas perdieron la vida. Sevilla se convirtió en una de las bases principales de los sublevados. Desde allí, lanzaron ofensivas hacia Huelva, Madrid (por Extremadura) y Málaga.

Sevilla en 1936: Antes del Levantamiento

¿Cómo era la situación política en Sevilla?

En 1936, la provincia de Sevilla era una de las zonas con más conflictos en España. En 1931, durante una huelga, algunos militares causaron la muerte de cuatro personas. Poco después, el general Sanjurjo intentó un levantamiento contra la República en Sevilla, pero fracasó. También en Sevilla se realizó la primera reunión pública de la milicia carlista en 1934.

En las elecciones de febrero de 1936, ganó el Frente Popular. Esta era una unión de partidos de izquierda, tanto en la ciudad de Sevilla como en el resto de la provincia. Los partidos más importantes de izquierda eran la Unión Republicana y el Partido Comunista de España. Este último era el más grande entre los trabajadores. Después de las elecciones, la tensión política y social aumentó mucho. Solo en febrero, hubo 34 muertes violentas en la provincia de Sevilla. El 15 de julio, el gobernador civil, José María Varela Rendueles, prohibió todas las reuniones públicas.

¿Cómo estaba organizado el ejército en Sevilla?

En 1936, el ejército español estaba dividido en "divisiones orgánicas". La 2.ª División Orgánica tenía su base en Sevilla. Era responsable de todas las fuerzas militares en Andalucía. Su jefe era el general José Fernández de Villa-Abrille.

Unidad o lugar Jefe Notas
Cuartel general de la 2.ª División Orgánica general de división J. Fdez. Villa-Abrille
Cuartel general de la 2.ª Brigada de Artillería general de brigada J. López Viota
Regimiento de Infantería Granada n.º 6 coronel M. Allanegui Muchos soldados estaban de permiso de verano.
Regimiento de Caballería Taxdir n.º 8 coronel S. Mateo
Regimiento de Artillería Ligera n.º 3 coronel S. Rguez. Cerezo
Parque de Artillería comandante J. Méndez (?) Guardaba 40.000 fusiles.
Batallón de Ingenieros y Zapadores n.º 2 teniente coronel E. Marqueríe
Grupo de Intendencia comandante F. Núñez
Base aérea de Tablada comandante R. Martínez Esteve
Guardia de Asalto comandante J. Loureiro
Guardia Civil (17.º Tercio) coronel A. Blanco El teniente coronel J. Conde lo sustituía por enfermedad.
Carabineros (7.ª Zona) coronel L. Pilar
Unidades militares de Sevilla y sus jefes el 18 de julio de 1936.

¿Quiénes planearon el levantamiento?

Archivo:VictorHurtado-LaSublevacion-PlanGolpista
Según el plan, la 2.ª División Orgánica debía asegurar los puertos de Algeciras y Málaga. Esto permitiría al Ejército de África desembarcar y luego ir a Madrid.

El grupo principal que planeó el levantamiento en Sevilla estaba formado por seis militares. El líder era el comandante José Cuesta Monereo. Otros conspiradores importantes eran el comandante Eduardo Álvarez-Rementería y los capitanes Francisco Carrillo y Modesto Aguilera. También estaban el capitán Manuel Gutiérrez Flores y el capitán Escribano Aguirre.

Contaron con el apoyo de otros oficiales en puestos clave. Sin embargo, la Guardia de Asalto, bajo el mando del comandante José Loureiro, era el único grupo militar leal al Gobierno en Sevilla. Además, la mayoría de los soldados rasos, que eran jóvenes que hacían el servicio militar, apoyaban a la izquierda. Por eso, los conspiradores dieron permiso a muchos de ellos para que se fueran a casa antes del verano.

Los conspiradores de Sevilla estaban en contacto con Valentín Galarza, quien coordinaba el levantamiento desde Madrid, y con el general Emilio Mola, el director de la conspiración. Como los conspiradores de Sevilla no tenían un rango muy alto, necesitaban un general que pudiera tomar el mando. Primero pensaron en el general Julián López Viota, pero él no quiso. Por eso, a finales de junio, se le informó al general Gonzalo Queipo de Llano que él debía liderar el levantamiento en Sevilla.

Muy pocos civiles de derecha estuvieron involucrados al principio. El líder local de Falange, José García Carranza, fue informado solo el 17 de julio por la tarde. Los carlistas tuvieron un papel menor al principio. Sí participaron varios militares retirados, como Pedro Parias González, a quien Queipo nombraría gobernador civil el 18 de julio.

El gobernador civil de Sevilla, José María Varela Rendueles, escribió en sus memorias que confió demasiado en la lealtad de los militares. Él creía que si le decían que apoyarían a la República, esa era la verdad. Pensaba que dudar de la palabra de hombres de honor sería una ofensa.

17 de julio de 1936: Primeras Señales

Alrededor de las 4 de la tarde del 17 de julio, Sevilla recibió un mensaje cifrado. Alertaba de que el ejército se había levantado en Melilla. El general Villa-Abrille fue informado, pero no tomó medidas porque no pudo verificar la noticia. Casi al mismo tiempo, un aficionado a la radio informó a los conspiradores de Sevilla de movimientos inusuales de tropas en Marruecos.

Hacia las 5 de la tarde, el Gobierno de Madrid confirmó por teléfono el levantamiento en Melilla y en todo el Ejército de África. Una de las primeras órdenes del Gobierno fue enviar aviones a la base de Tablada (cerca de Sevilla) para atacar los cuarteles en África al amanecer. Sin embargo, durante la noche, dos oficiales conspiradores sabotearon la orden. Cuando llegaron los aviones, no había bombas disponibles.

El gobernador civil de Sevilla, Varela, tomó precauciones. Colocó grupos de guardias y voluntarios de izquierda alrededor de los cuarteles. Pero se negó a dar armas a la población.

Por su parte, el general Queipo de Llano pasó el 17 de julio en Sevilla. Por la tarde, se fue a Huelva con la excusa de un evento. Allí, recibió un mensaje de los conspiradores de Sevilla. Pasó la noche en Huelva y por la mañana regresó a Sevilla.

El Levantamiento en Sevilla

La mañana del 18 de julio fue tranquila al principio. El presidente del Gobierno ordenó al gobernador civil que retirara a los guardias y obreros de los cuarteles. Al mediodía, Varela dijo a la prensa que todo estaba normal en Sevilla. Pero en ese mismo momento, los conspiradores del regimiento de Artillería Ligera preparaban sus cañones.

En la sede de la 2.ª División, el general Villa-Abrille tuvo una reunión con los jefes militares. Queipo de Llano llegó durante la reunión y luego se fue a su hotel. A la 1:15 de la tarde, Queipo regresó con el capitán Carrillo. Se escondió en un despacho. Mientras tanto, muchos oficiales conspiradores entraban y salían del despacho de Cuesta. Villa-Abrille les preguntó qué pasaba. Cuesta le dijo que todos estaban levantados. Inmediatamente, trajeron a Queipo de Llano. Él le dio a Villa-Abrille la oportunidad de unirse a ellos, pero Villa-Abrille se negó. Queipo ordenó encerrarlo en un despacho con otros generales. Como la puerta no tenía llave, Queipo puso a un cabo con un fusil de guardia.

La primera orden de los sublevados fue enviar soldados a reforzar el Parque de Artillería. Querían evitar que los fusiles cayeran en manos de los voluntarios de izquierda. Cuesta se quedó para terminar el "bando de guerra" (un anuncio público del levantamiento) y mandarlo a imprimir.

Queipo de Llano fue a pie con otros conspiradores al cuartel de Infantería. Intentó convencer al jefe, el coronel Manuel Allanegui Lusarreta, de unirse al levantamiento, pero él se negó. Queipo propuso ir a la División a hablar con Villa-Abrille. Allanegui y sus hombres aceptaron, pero al llegar, fueron arrestados y encerrados. Queipo regresó al cuartel, puso a otro comandante al mando y habló con los soldados. A las 2:30 de la tarde, de vuelta en la Gavidia, ordenó que la artillería saliera hacia el centro de la ciudad.

Los Enfrentamientos

Batalla por el Centro de Sevilla

Archivo:VictorHurtado-LaSublevacion-Sevilla1
Mapa de los enfrentamientos en el centro de Sevilla el 18 de julio de 1936.
Archivo:Edificiotelefonica
Edificio de Telefónica en la plaza Nueva, donde hubo combates el 18 de julio.

A las 3 de la tarde, los sublevados enviaron unos 100 soldados para anunciar el "bando de guerra" por las calles. Cerca de la plaza Nueva, se encontraron con guardias de asalto. Los engañaron diciendo que estaban a favor del Gobierno. Caminaron juntos hasta la plaza. El gobernador civil, que estaba cerca, alertó a los guardias del engaño, y comenzó un tiroteo. Los soldados de Infantería tuvieron que huir, dejando algunas ametralladoras.

Los sublevados enviaron más soldados a la plaza Nueva. También desplegaron soldados en otras zonas para aislar el centro de los barrios populares. Armaron a algunos civiles que apoyaban el levantamiento. Por otro lado, los guardias de asalto leales al Gobierno dieron unos 80 fusiles a civiles. Formaron dos columnas con vehículos blindados. Una fue hacia el Parque de Artillería, donde fueron rechazados. La otra fue a defender el gobierno civil.

El gobernador Varela pidió ayuda al coronel Mateo, jefe de Caballería. Él envió soldados para proteger el gobierno civil. Esta columna se encontró con la artillería sublevada que iba al mismo destino. Los de caballería les dieron escolta sin saber que iban en contra del Gobierno. Al llegar al gobierno civil, el teniente de caballería decidió no seguir las órdenes de Varela. Mientras tanto, otros oficiales de caballería arrestaron al coronel Mateo y unieron su unidad al levantamiento.

Desde Triana, una multitud de personas de izquierda cruzó el puente. Algunos fueron al Parque de Artillería a pedir armas, pero fueron atacados sin previo aviso, y once personas perdieron la vida. Más tarde, intentaron avanzar hacia la plaza Nueva, pero no pudieron.

Dentro del Gobierno civil, Saturnino Barneto, un líder sindical, pidió varias veces al gobernador Varela que diera armas a la gente. Varela se negó.

El combate en la plaza Nueva se decidió hacia las 6:15 de la tarde. Llegaron los artilleros sublevados y usaron dos cañones contra las fuerzas leales. Dispararon contra el edificio de la Telefónica, y los que resistían se retiraron. Luego, dejaron fuera de combate a un vehículo blindado y dispararon contra el hotel Inglaterra, de donde también tuvieron que retirarse los leales.

A las 8 de la tarde, después de un último cañonazo contra el gobierno civil, Varela se rindió por teléfono a Queipo de Llano. Con él se rindieron el comandante José Loureiro y otras personas. El líder Saturnino Barneto logró escapar. Queipo nombró a su amigo Parias como nuevo gobernador civil. Este, a su vez, logró que Queipo nombrara alcalde a Ramón de Carranza Gómez. Después de la caída del gobierno civil, los sublevados obligaron a José Loureiro a ordenar por teléfono la rendición del cuartel de la Guardia de Asalto. Unos 500 guardias se rindieron. Loureiro y varios de sus oficiales perdieron la vida el 23 de julio.

La Base Aérea de Tablada

Archivo:VictorHurtado-LaSublevacion-Sevilla5
Mapa de los principales combates en Sevilla y alrededores entre el 19 y el 23 de julio.

La mañana del 18 de julio, la base aérea de Tablada fue el único lugar militar en Sevilla con actividad de guerra. Durante la noche, habían aterrizado varios aviones de Madrid para cargar bombas y atacar a los sublevados en Marruecos. Durante la mañana, hubo actos de sabotaje por parte de militares que apoyaban el levantamiento. Por eso, solo un avión pudo despegar y bombardear Tetuán.

Después del levantamiento en el centro de Sevilla, el capitán Carrillo fue a la base. Tenía órdenes de quitar del mando al comandante Rafael Martínez Esteve y poner en su lugar al comandante Azaola. Esteve se negó y, con ayuda de un oficial, arrestó a los dos conspiradores. Luego, envió grupos para bloquear los puentes de San Juan de Aznalfarache y el puente de Hierro. Este último fue levantado para evitar que los sublevados cruzaran.

Cuando comenzó el ataque al gobierno civil, el gobernador Varela pidió a Martínez Esteve que bombardeara a los sublevados. Esteve se negó, pero aceptó enviar unos 100 hombres para defender el gobierno civil. Sin embargo, las malas noticias del centro de la ciudad lo hicieron cambiar de opinión. Varios aviones despegaron por la tarde para misiones sobre Marruecos. Cerca de medianoche, al rendirse el gobierno civil y el cuartel de la Guardia de Asalto, Martínez Esteve se desanimó y decidió rendirse también. Le cedió el mando a Azaola. Esteve fue condenado, pero su pena fue cambiada.

Entre la tarde del 19 y la mañana del 20, llegó a Tablada una compañía completa de la Legión. También llegaron por tierra un grupo de Regulares.

La Columna Minera de Riotinto

Cuando en Madrid se supo de los combates en Sevilla, se ordenó enviar refuerzos desde la provincia de Huelva. Se formó un grupo de voluntarios en las zonas mineras de Huelva para llevar dinamita a Sevilla. El plan era que los mineros se unieran en La Palma del Condado a un grupo de guardias civiles y de asalto enviados desde Huelva. Juntos entrarían en Sevilla. Sin embargo, el comandante de estos guardias traicionó a sus superiores. Se unió a los sublevados y el 19 de julio por la mañana, les tendió una emboscada a los mineros en La Pañoleta, a las afueras de Sevilla. Los guardias atacaron a los mineros, y la dinamita explotó. 25 mineros perdieron la vida y 71 fueron hechos prisioneros. Algunos camiones pudieron escapar. Los capturados fueron condenados y perdieron la vida, excepto uno que era menor de edad.

Los Combates en Triana

Archivo:Puente de triana 2010
El puente de Triana fue uno de los tres puntos de ataque de los sublevados el día 21.

El 19 de julio, el barrio de Triana amaneció con sus entradas cubiertas por barricadas. Detrás de ellas, había voluntarios de izquierda con armas ligeras. Los sublevados colocaron cañones en la orilla opuesta, apuntando a Triana.

El 20 de julio, los sublevados lanzaron un primer ataque, que fracasó. Una compañía de la Legión, otra de Infantería y un grupo de voluntarios, apoyados por artillería, cruzaron el río por el puente de San Telmo. Pero fueron rechazados en las barricadas y tuvieron que retirarse. Sí lograron tomar Dos Hermanas, un punto importante para la comunicación entre Sevilla y Cádiz.

Al día siguiente, los sublevados atacaron de nuevo, esta vez por tres puntos diferentes. Por el puente de San Telmo avanzó la Legión, con artillería y un vehículo blindado. También iban voluntarios. Lograron cruzar el puente y avanzar por las calles. Por el lado derecho, cruzaron la pasarela del Agua guardias civiles y voluntarios. Esta fuerza liberó el cuartel de la Guardia Civil. Por el centro, por el puente de Triana, atacó un grupo de guardias de asalto, más legionarios y voluntarios. Llegaron a la zona del Altozano, donde el capitán Lindo perdió la vida. Desde allí, se dividieron en grupos para unirse a las otras dos columnas.

En la parte final del ataque, en las calles interiores del barrio, los sublevados atacaron con ametralladoras y granadas cualquier casa donde encontraran resistencia. Hubo muchas personas que perdieron la vida. A la una de la tarde, la lucha casi había terminado. Ese mismo día, los sublevados ocuparon San Juan de Aznalfarache y atacaron Alcalá de Guadaira.

La Macarena y San Julián

Archivo:VictorHurtado-LaSublevacion-Sevilla2-3-4
Desarrollo de los combates en la Macarena y barrios cercanos.

Al igual que en Triana, en los barrios de la Macarena, San Gil y San Julián, los voluntarios de izquierda levantaron barricadas. Se prepararon para defenderse esperando refuerzos.

El 20 de julio, los sublevados atacaron la plaza de San Marcos con caballería. El ataque fue rechazado, y el comandante de los atacantes perdió la vida. Por la puerta de Córdoba, atacaron infantería y voluntarios, que también fueron rechazados. Los sublevados usaron a mujeres y niños como escudos, y al menos dos de ellos perdieron la vida. El 21 por la tarde, hubo un nuevo ataque de legionarios por la Macarena, que también fracasó.

Al amanecer del día siguiente, 22 de julio, los sublevados lanzaron un ataque más grande. Usaron la Legión, tropas del ejército regular, Guardia Civil y algunos voluntarios. Atacaron al mismo tiempo por tres puntos: arco de la Macarena, calle Sol y puerta de Córdoba. El objetivo era llegar a la calle Valderrama.

El ataque comenzó con dos cañonazos contra el arco de la Macarena. La artillería fue destruyendo las barricadas. Los legionarios avanzaron, respondiendo al fuego desde ventanas y balcones. Tomaron las barricadas con granadas. Los sublevados tomaron el barrio de la Macarena. Muchas personas capturadas con armas perdieron la vida.

Por la calle Sol, atacó un grupo con mucha caballería. Llegaron a las plazas de San Julián y del Pelícano. Desde allí, se dividieron en grupos que se dirigieron a la plaza de San Marcos. Allí también llegaron los guardias civiles que habían entrado por la puerta de Córdoba. En la plaza de San Marcos, hubo un duro combate. Los sublevados usaron artillería, un vehículo blindado y granadas.

En el asilo de San Luis, se habían refugiado personas que huían de los combates. Su administrador, Andrés Palatín Ustriz, protegió a las monjas y ayudó a los refugiados. Durante la tarde del 22 de julio, los sublevados asaltaron el asilo. Capturaron a Palatín y él perdió la vida allí mismo, junto a otros empleados. Los sublevados no pudieron identificar a los verdaderos líderes de la resistencia. Dijeron que Palatín había sido el cabecilla, llamándolo comunista o anarquista. Sin embargo, hoy se sabe que Palatín no era marxista, sino que pertenecía al partido Unión Republicana. Probablemente, los verdaderos líderes de los voluntarios lograron esconderse y escapar.

Últimos Enfrentamientos

El 22 de julio por la tarde, fuerzas sublevadas atacaron y tomaron el barrio de San Bernardo. Este era el último lugar de resistencia en Sevilla. Hicieron cientos de prisioneros. Ese mismo día, también tomaron Carmona, el último obstáculo en la ruta entre Córdoba y Sevilla, así como El Arahal.

Consecuencias del Levantamiento

Impacto Estratégico

Entre las 2:30 y las 3 de la tarde del 18 de julio, poco después de que comenzaran los combates en Sevilla, Queipo de Llano dio la orden de levantarse a las demás guarniciones de Andalucía. Esto fue antes de lo previsto en el plan original. Durante la tarde, las guarniciones de Cádiz, Jerez de la Frontera, Algeciras, Córdoba y Málaga siguieron su llamado. Aunque el levantamiento fracasó en Málaga, su éxito en la provincia de Cádiz permitió que algunas unidades del Ejército de África cruzaran el estrecho de Gibraltar. Estas unidades fueron muy importantes en la batalla de Sevilla en los días siguientes. La base aérea de Tablada se convirtió en una de las principales entradas a la Península para legionarios y regulares. Durante julio, llegaron a Sevilla 2073 soldados del Ejército de África, la mayoría por aire.

Los combates del 18 de julio en el centro de Sevilla mostraron que los grupos de voluntarios no podían vencer a los militares sublevados sin muchas armas. Esto hizo que los partidos y sindicatos de izquierda insistieran en que el gobierno les diera armamento. El 19 de julio por la mañana, el nuevo presidente del Gobierno, José Giral, aceptó. Esto fue clave para que las fuerzas del gobierno detuvieran el levantamiento en Barcelona y en Madrid.

Desde Sevilla, los sublevados reforzaron la guarnición de Córdoba para resistir posibles ataques del gobierno. También desde Sevilla salieron las fuerzas que conquistaron el sur de la provincia de Huelva a finales de julio. A principios de agosto, Sevilla se convirtió en una de las bases principales para el avance de las tropas sublevadas hacia Madrid, dirigido por el general Franco. A mediados de ese mes, salió de Sevilla otra columna para conquistar la zona minera de Huelva. La última acción militar importante en la que Sevilla participó fue la ofensiva sobre Málaga en enero de 1937. Después de eso, la ciudad quedó lejos del frente de guerra.

Acciones Violentas de los Grupos de Izquierda

El 18 de julio, al comenzar el levantamiento, una multitud de voluntarios y simpatizantes de organizaciones de izquierda salió a la calle. Querían defender al Gobierno y atacar a quienes sospechaban que apoyaban a los sublevados. Tres voluntarios y dos o tres sacerdotes perdieron la vida. También fueron saqueadas e incendiadas unas veinte casas de familias adineradas. A partir de la tarde, muchas iglesias comenzaron a arder: Omnium Sanctorum, San Marcos, San Román, Santa Marina, San Gil, San Roque, San Bernardo, Santa Ana y La O.

Acciones Violentas de los Grupos de Derecha

El ejército y los grupos de derecha causaron la muerte de varios miles de personas en Sevilla y su provincia durante el levantamiento y los meses siguientes. No se sabe la cifra exacta porque la mayoría de las personas que perdieron la vida no fueron registradas oficialmente. La estimación más baja es de 2417 personas en toda la provincia. El exgobernador Varela calculó unas 6000 personas que perdieron la vida. Antonio Bahamonde, exdelegado de prensa de Queipo de Llano, escribió que fueron 20.000 solo en Sevilla capital. Se ha confirmado que entre julio de 1936 y febrero de 1937, 3028 cuerpos sin identificar fueron enterrados en un lugar común en el cementerio de la ciudad. Probablemente, todos ellos perdieron la vida a manos de los sublevados. Entre ellos, se cree que están los restos del alcalde de la ciudad, Horacio Hermoso, y del presidente de la Diputación Provincial, José Manuel de Puelles, ambos perdieron la vida.

Las acciones violentas de los sublevados tuvieron varias etapas. Durante el levantamiento, muchas personas que luchaban contra ellos fueron capturadas y perdieron la vida. La ciudad se llenó de cárceles improvisadas con miles de personas. Los arrestos y las muertes eran llevados a cabo por diferentes grupos (voluntarios, militares, etc.) sin ningún proceso legal. A partir de agosto, Queipo de Llano nombró al capitán Manuel Díaz Criado para organizar estas acciones. El 12 de noviembre, Franco lo reemplazó por Santiago Garrigós, quien aumentó el ritmo de las muertes. A partir de febrero de 1937, estas acciones se formalizaron a través de juicios militares dirigidos por Garrigós.

Información y Mitos

Las fuerzas sublevadas usaron algunos eventos del levantamiento en Sevilla en su propaganda de guerra, cambiando la verdad. Queipo de Llano lo hizo a menudo en sus discursos por radio. Por ejemplo, dijo que la columna minera quería "volar Sevilla".

Se creó una historia alrededor de Queipo de Llano para exagerar su valor e inteligencia. Se hizo creer que Queipo tomó Sevilla con solo unos pocos soldados y que logró que los barrios de izquierda se rindieran solo mostrando tropas en camiones. En realidad, los sublevados contaron con varios miles de soldados, casi todo el ejército de Sevilla, excepto la Guardia de Asalto y la base de Tablada. Una crónica anónima de 1937 detalla los nombres de 5782 hombres que lucharon con los sublevados esos días. Los barrios de izquierda solo fueron conquistados después de violentos combates.

Los seguidores de Queipo contaron los arrestos de Villa-Abrille y Allanegui como escenas tensas donde Queipo se impuso por su astucia, actuando casi solo. En realidad, el general siempre estuvo acompañado de un grupo grande de oficiales sublevados. Villa-Abrille no puso objeciones, y a Allanegui le tendieron una trampa. Además, hoy se sabe que el verdadero cerebro del levantamiento en Sevilla no fue Queipo de Llano, sino el coronel José Cuesta.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: July 1936 military uprising in Seville Facts for Kids

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Golpe de Estado de julio de 1936 en Sevilla para Niños. Enciclopedia Kiddle.