robot de la enciclopedia para niños

José García Carranza para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
José García Carranza
Información personal
Nacimiento 26 de febrero de 1902
La Algaba (Sevilla)
Fallecimiento 30 de diciembre de 1936
Lopera (Jaén)
Causa de muerte Muerte en combate
Nacionalidad Española
Familia
Padre El Algabeño
Cónyuge Araceli Benjumea Vázquez
Hijos José
Información profesional
Ocupación Terrateniente, matador de toros y rejoneador
Seudónimo Algabeño hijo
Conflictos Guerra civil española

José García Carranza, apodado Pepe el Algabeño Hijo (La Algaba, 26 de febrero de 1902-Córdoba, 30 de diciembre de 1936) fue un torero, garrochista, rejoneador y terrateniente español que se significó por su ideología fascista y la colaboración violenta que prestó al general Queipo de Llano durante la guerra civil española.

Biografía profesional

Mayor de cinco hermanos hijos del también matador de toros José García Rodríguez, alias el Algabeño y sobrino materno de Pedro Carranza García, alias Algabeño II, tomó la alternativa el 29 de julio de 1923 en Valencia, de manos de Rafael Gómez El Gallo y Juan Silveti ("el Tigre de Guanajuato") como testigo, con toros de Campos Valera. El Cossío le dedica mucho espacio y lo presenta como alguien atraído irresistiblemente hacia un destino taurino por su aureola familiar y vital, pero contra los deseos de su padre. Describe su toreo como tosco y campero aunque lleno de vigor, exactamente igual que su complexión física viril. Tras actuar en la inauguración de la plaza de toros de Cádiz en mayo de 1929, sufrió una grave cogida en Bayona (Francia) el 28 de septiembre del mismo año. Posteriormente actuó, ya siempre como rejoneador, en 1933 en la plaza de las Ventas con Antonio Cañero, fue uno de los padres del rejoneo moderno con un estilo muy campero. Fue herido por los toros en tres ocasiones.

Este perfil rudo se completaba con una buena figura, una esplendidez hasta la prodigalidad, simpatía natural y éxito con las mujeres, sobre todo aristócratas. Al contrario de lo que se cree, Algabeño tuvo mucha relevancia pública en su época tanto en los medios taurinos, como de sociedad y cinematográficos. Intervino en las películas "La medalla del torero" (1924), "La hija del Corregidor" (1925) ambas de José Buchs, y "Currito de la Cruz" de Alejandro Pérez Lugín (1926).

Actividad pública

Algabeño estuvo involucrado con Manuel Díaz Criado y otros «cívicos» derechistas sevillanos en la muerte de cuatro obreros en el Parque de María Luisa de Sevilla la madrugada del 22-23 de julio de 1931 hecho conocido como «el incidente de la ley de fugas».

En represalia, su casa familiar de Sevilla de la calle San Vicente fue asaltada en la reacción popular consecutiva. Se adhirió muy pronto a la ideología falangista, como muchos esnobs de tronío. A su boda, celebrada en la iglesia de San Vicente de Sevilla en diciembre de 1933, asistieron como testigos dos conspicuos falangistas : Miguel Primo de Rivera y Sáenz de Heredia y Sancho Dávila y Fernández de Celis. Fue declarado como enemigo del pueblo por los libertarios y, en venganza por el hecho del Parque de María Luisa y por su talante claramente provocador, sufrió en Málaga un atentado del anarquista Antonio Raya Díaz en el que fue gravemente herido por disparos dentro de su coche al salir de la plaza de toros el 11 de marzo de 1934.

Se hizo famoso por su violencia típicamente fascista y por la colaboración voluntariosa que prestó a la limpieza política de Queipo de Llano. En lo planeado por los militares desleales estaba previsto que en un primer momento, y antes de que empezasen a hacerse efectivas las sanciones a que diera lugar el bando de Estado de Guerra, debían consentirse ciertos tumultos a cargo de civiles armados (pistoleros) para que determinadas personalidades de izquierda fueran eliminadas o se destruyesen centros y organismos leales al gobierno. Queipo de Llano contaba en este sentido para el golpe con la experiencia de Algabeño y su gente. Pero la colaboración de los 1500 falangistas previstos fracasó. Algabeño es localizado en los primeros momentos del golpe entre la camarilla de guardaespaldas de Queipo de Llano en el cuartel de la II División Orgánica así como en la represión de los barrios de Sevilla, luego en Córdoba el 7 de agosto, en el entorno del general Varela en el frustrado asalto a Castro del Río y poco después vuelve a Sevilla, junto a su mujer y su suegra, radicándose en el hotel Majestic (Colón actual), sede de la aristocracia refugiada en la ciudad y de los militares golpistas. En la conquista de Manzanilla (Huelva) es visto junto al comandante Castejón y al marqués de Nervión.

El contexto de actuación de Algabeño

Racistas

Producido con éxito el golpe militar en Sevilla, por temperamento y por casta Algabeño y su grupo se movieron entre las bandas de militantes voluntarios de extrema derecha-policías-paramilitares (bandas negras, en el acervo popular) quienes, empujados sin duda por un interés de clase se ofrecieron inmediatamente a Queipo de Llano y se encargaron de realizar el trabajo sucio de la represión, cuya responsabilidad principal pertenecía, desde luego, a los militares profesionales golpistas. El Ejército rebelde disimulaba así su compromiso en la lucha de clases. Las escuadras estaban compuestas, sobre todo, de hombres jóvenes con armas, someramente uniformados, atraídos por los atributos de la masculinidad, a menudo dirigidos por propietarios adultos. Casi todas estas columnas disponían de su capellán voluntario. La prensa rebelde acuñó el equívoco término escrito de "racistas" (sin duda derivado de razia) para definir semánticamente la estructura funcional de estas partidas.

Estos grupos paramilitares, cuyos componentes se consideraban a sí mismos «patriotas», no pudieron actuar siempre arbitrariamente al necesitar algún tipo de certificación pasiva o activa de la autoridad militar; pero algunas disfrutaron de tal autonomía, que influyeron sobremanera en la forma, extensión, justificación y magnitud de la limpieza política. Por ejemplo, la escuadra negra de Rafael Medina Villalonga (en la fotografía, con mono blanco) o la del marino Ramón de Carranza se distinguieron en este sentido en la despiadada represión sevillana. Queda constancia testimonial fílmica de algunos desmanes razistas en la zona de Almonte (Huelva).

Saneamiento de los campos

En las columnas "racistas" y en muchos pueblos se alinearon desde el principio del golpe unidades voluntarias e irregulares de caballería, (la pintoresca policía montada de Sevilla, de Córdoba o de Huelva, cuyos más conspicuos jinetes fueron respectivamente Pepe el Algabeño, el rejoneador Antonio Cañero o el teniente Morillo). Columnas financiadas por el capital latifundista andaluz. Francisco Moreno describe su composición: "caballistas de la capital, capataces y aperadores de las grandes fincas, señoritos acostumbrados a recorrer sus cortijos a caballo, aficionados a la equitación y mozos de las ganaderías bravas" [...]. Como en la Edad Media, cada caballista aportaba a sus expensas el equipamiento y uno o más criados, también montados, que le servían. Para el general Queipo de Llano "aportaban con sus caballos y sus servidores, equipos, un entusiasmo extraordinario, buen armamento y buena puntería". Vestían a la campera y con sombrero cordobés o de paja con una escarapela con la bandera monárquica. En algunas ocasiones esta aportación no fue del todo desinteresada porque les permitía vigilar su patrimonio sobre el terreno.

Probablemente Algabeño perteneciera primero a la partida de Ramón de Carranza, alcalde de Sevilla, y más tarde al escuadrón del comandante Alfredo Erquicia Aranda. Agregado al Estado Mayor de Queipo de Llano, se ocupaba de tareas represivas y de enlace cuando le sorprendió la muerte.

Mito

Personaje fabuloso, siempre se le veía acompañado de gente importante. Con su popularidad, Algabeño pronto se convirtió en una personalidad temible y destacadísima de Falange, señor de vidas y haciendas y paradigma del llamado "terror blanco" en Andalucía.

Cayó herido en acción de guerra en el frente de Lopera (Jaén) contra las Brigadas Internacionales en la toma del Cerro de San Cristóbal, el 29 de diciembre de 1936 concretamente en la carretera de Villa del Río, muy cerca del cortijo Medina, junto al cruce de la carretera de Madrid. Fue enterrado en el panteón familiar de La Algaba, pueblo donde todavía hasta 2016 persistía una calle con su nombre. Dejó un hijo póstumo.

El mito poético de Joselito El Algabeño

La prematura muerte en el frente de José García Carranza causó profunda consternación en las filas fascistas y fue utilizada en la prensa como estímulo de la violencia y ejemplo del heroísmo. Tuvo categoría épica y algunas de sus pertenencias fueron expuestas a la admiración pública en los museos de guerra de la época. Pero los poetas "nacionales" intentarían que la violencia no apareciera retratada en toda su crudeza.

Algabeño fue ensalzado de distintas maneras. Bien en el contexto urbano de la conquista de Sevilla junto al general Queipo de Llano:

¡Aquella tarde de Julio!...

¡Cómo se ufana el recuerdo
con propia voz de heroísmo
y son de romance prieto!
Al lado del general
iba Pepe, el Algabeño,
dando a la lucha prestancia
de noble valor sereno,
sin euforia de contornos
ni aire de jaque flamenco,
viendo poblarse las calles
de golpes rudos y secos.
y de metralla, que funde

defensas y parapetos.

Bien en su faceta rural y campera como "policía montado": {{cita|

Caminos de reconquista
para su paso se abrieron
y desde la lucha urbana
fue al combate en campo abierto,
donde se ensanchan las voces
y no halla topes el eco,
para que tengan los tiros
vigor y blanco perfecto [...].

[...] Lleva pantalón de pana
el gorrillo rojo y negro
y cazadora rosada
con guarniciones de cuero
con altas botas de campo
y espuelas de duro acero.
La fusta de su sonrisa
y el rifle de su contento
¿No busca la gloria un novio
que tenga el color moreno?...

O en las virtudes tópicas de un señorito latifundista sin incidir propiamente en la vibración violenta que emanaba del héroe.

Las estrofas seleccionadas corresponden a los poetas Pelayo, Francisco Arévalo y Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña.

¡Llorad mocitas gitanas,
la muerte del Algabeño!
Fina estampa de señor
con buen empaque flamenco
y un aire de valentía,
que se le va, sin quererlo,
por dondequiera que pone

la planta, a los cuatro vientos[...].
kids search engine
José García Carranza para Niños. Enciclopedia Kiddle.