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Casa de Austria para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Monarquía Hispánica
Casa de Austria
Casa real y Estado desaparecido
1516-1700
Estandarte real de 1580-1668.svg
Escudo de Armas de Felipe II a Carlos II.svg

Philip II's realms in 1598.svg
Dominios de Felipe II en 1598
Capital Madrid (1561-1601)
Valladolid (1601-1606)
Madrid (desde 1606)
Entidad Casa real y Estado desaparecido
Religión Catolicismo
Período histórico Edad Moderna
 • 14 de marzo
de 1516
Autoproclamación de Carlos I
 • 1 de noviembre
de 1700
Muerte de Carlos II
Forma de gobierno Monarquía compuesta
Rey
• 1516-1556
• 1556-1598
• 1598-1621
• 1621-1665
• 1665-1700

Carlos I
Felipe II
Felipe III
Felipe IV
Carlos II
Precedido por
Sucedido por
Reyes Católicos
Reformismo borbónico
Casa de Austria
Escudo de Armas de Felipe II a Carlos II.svg

Origen(es) Casa de Habsburgo

Lugar de origen Austria, Sacro Imperio Romano Germánico'
Títulos
Gobernante en Monarquía Hispánica

Disolución 1 de noviembre de 1700
Destitución Guerra de sucesión española
Miembros
Fundador Carlos I de España
Último gobernante Carlos II de España

La Casa de Austria es el nombre que se usa en España para referirse a la Casa de Habsburgo, una importante familia real que gobernó la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI y XVII. Su reinado comenzó en 1516 con Carlos I de España y terminó en 1700 con la muerte de Carlos II de España, quien no tuvo hijos que lo sucedieran. Esto llevó a la guerra de sucesión española.

Durante este tiempo, la Monarquía Hispánica, también conocida como Monarquía Católica, fue una de las potencias más grandes de Europa. Los primeros reyes de esta casa, Carlos I y Felipe II, conocidos como los Austrias mayores, llevaron a España a su máximo poder e influencia. Gracias a la herencia de Carlos I (territorios de los Habsburgo como los Países Bajos Borgoñones y el Franco Condado de Borgoña, y de los Trastámara como las Coronas de Aragón y Castilla), junto con la conquista de América, se formó el gran Imperio español.

Sin embargo, los reinados de los Austrias menoresFelipe III, Felipe IV y Carlos II—, aunque coincidieron con el Siglo de Oro de las artes y la literatura, marcaron un periodo de "decadencia española". España perdió su liderazgo en Europa y sufrió una fuerte crisis económica y social. En la segunda mitad del siglo XVII, Francia bajo Luis XIV y Gran Bretaña bajo Ana de Gran Bretaña superaron a España en poder.

Es importante saber que en otros idiomas, como el alemán, el término Casa de Austria (Haus Österreich) no solo se refiere a la Monarquía Hispánica. Es un nombre antiguo que viene del Ducado de Austria, la tierra principal de los Habsburgo, y se aplica a otros territorios de esta dinastía.

Historia de la Casa de Austria en España

Los inicios del gran imperio (1516-1521)

Archivo:Juan de Flandes 003
Reina Juana I de Castilla (r. 1504-1506), Kunsthistorisches Museum, Viena.
Archivo:Reyes de España-Austrias-genealogias-02
Árbol genealógico de los reyes de España y familia de la Casa de Austria (en azul).
Nota: Felipe I fue solo rey de Castilla.

La forma actual de España como país no se consolidó hasta la muerte de Carlos II. Con su fallecimiento, la línea de los Habsburgo en Madrid terminó. Entonces, Felipe V subió al trono, iniciando la Casa de Borbón y sus importantes reformas. Antes, lo que se conocía como España era una unión de muchos territorios diferentes, que se habían juntado bajo un mismo rey.

El matrimonio de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla en 1469 fue muy importante. Sus decisiones y la suerte influyeron mucho en la formación de España. Por ejemplo, pudo haber sido posible que Castilla se uniera con Portugal en lugar de Aragón.

En 1504, la reina Isabel falleció. Aunque Fernando quiso seguir gobernando Castilla, las Cortes de Castilla eligieron a la hija de Isabel, Juana, como reina. Su esposo, Felipe de Habsburgo, hijo del emperador Maximiliano I, se convirtió en rey consorte. Poco después, la salud mental de Juana empezó a deteriorarse. En 1506, Felipe asumió el gobierno, pero murió ese mismo año. Como su hijo mayor, Carlos, solo tenía seis años, las Cortes permitieron a Fernando, el padre de Juana, gobernar Castilla como regente de Juana y Carlos.

Así, España quedó unida bajo un solo gobernante, Fernando II de Aragón. Como único rey, Fernando adoptó una política más fuerte, expandiendo la influencia de España en Italia y fortaleciéndola frente a Francia. Fernando ya estaba en conflicto con Francia y Venecia por el control de Italia. Estos conflictos se volvieron centrales en su política exterior. En 1509, las tropas españolas se destacaron en la Batalla de Agnadello contra Venecia. Un año después, Fernando se unió a una alianza contra Francia para intentar recuperar Nápoles y Navarra. En 1516, Francia aceptó una tregua que dejó Milán bajo su control, pero reconoció el poder español en Nápoles y el sur de Navarra.

Archivo:Estandarte Real de Felipe II
Estandarte de los monarcas de la Casa de los Austrias en España, usado desde 1580 hasta 1668.

La muerte de Fernando llevó al joven Carlos al trono como Carlos I de Castilla y Aragón. Su herencia española incluía las tierras en el Nuevo Mundo y los territorios de Aragón en el Mediterráneo. En 1506, al morir su padre, Carlos también heredó los Países Bajos y el Franco Condado. En 1519, con la muerte de su abuelo Maximiliano I, Carlos heredó los territorios de los Habsburgo en Alemania y fue elegido Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre de Carlos V. Su madre, Juana, siguió siendo la reina de Castilla hasta su muerte en 1555, pero debido a sus problemas de salud, Carlos ejerció todo el poder. Esto causó la Guerra de las Comunidades en Castilla, una rebelión que fue controlada en 1521, al igual que la de las Germanías en Aragón. En ese momento, el Emperador y Rey Carlos era el gobernante más poderoso de la Cristiandad.

La gran cantidad de poder en manos de Carlos y su familia preocupó mucho al rey de Francia, Francisco I, quien se sentía rodeado por los territorios de los Habsburgo. En 1521, Francisco invadió las posesiones españolas en Italia, iniciando una nueva serie de conflictos entre Francia y España. Las Guerras Italianas fueron un desastre para Francia, que sufrió derrotas en batallas como Biccoca (1522) y Pavía (1525), donde Francisco fue capturado. Finalmente, Francia tuvo que ceder y abandonar Milán, que volvió a manos de España.

Un emperador y un rey (1521-1556)

Archivo:Habsburg Map 1547
Un mapa de los dominios de los Habsburgo después de la Batalla de Mühlberg (1547) como se muestra en The Cambridge Modern History Atlas (1912); las tierras de los Habsburgo están pintadas en verde.

La victoria de Carlos en la Batalla de Pavía en 1525 sorprendió a muchos en Italia y Alemania. El papa Clemente VII cambió de bando y se unió a Francia y a importantes estados italianos contra el Emperador Habsburgo en la Guerra de la Liga de Cognac. En 1527, los ejércitos de Carlos, al no recibir suficiente pago, se rebelaron y saquearon Roma. Esto obligó al Papa y a los futuros papas a ser más cuidadosos en sus relaciones con los gobernantes. La Paz de Barcelona, firmada entre Carlos y el Papa en 1529, mejoró su relación. El Papa nombró a España protector de la causa católica y reconoció a Carlos como rey de Lombardía.

En 1543, Francisco I de Francia se alió con el sultán otomano, Solimán el Magnífico. Juntos, ocuparon la ciudad de Niza, que estaba bajo control español. Enrique VIII de Inglaterra se unió a Carlos en su invasión de Francia. Aunque el ejército español fue derrotado en la Batalla de Cerisoles, Francia fue forzada a aceptar los términos de paz. Los austríacos, liderados por el hermano de Carlos, Fernando, continuaron luchando contra los otomanos en el Este. Con Francia vencida, Carlos pudo concentrarse en otro problema: la Liga de Esmalcalda.

Archivo:Carlos V en Mühlberg, by Titian, from Prado in Google Earth
Carlos I de España en su victoria contra los Protestantes en la Batalla de Mühlberg (1547), pintado por Tiziano.

La Reforma Protestante había comenzado en Alemania en 1517. Carlos, como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, tenía un gran interés en mantener la estabilidad en la región. Los protestantes se habían organizado en una liga defensiva para protegerse del Emperador. Esta Liga de Esmalcalda se había aliado con los franceses. La derrota de Francisco en 1544 rompió esa alianza, y Carlos aprovechó la oportunidad. Intentó negociar en la Dieta de Worms de 1521 y el Concilio de Trento de 1545, pero los líderes protestantes decidieron ir a la guerra. Carlos invadió Alemania con un ejército español y flamenco. En la Batalla de Mühlberg en 1547, Carlos derrotó a los protestantes, pero no fue una victoria definitiva. En 1555, Carlos tuvo que firmar la Paz de Augsburgo, que permitía a los príncipes alemanes protestantes del norte elegir su propia religión. La participación de Carlos en Alemania estableció a España como protectora de la causa católica de los Habsburgo.

En 1526, Carlos se casó con la infanta Isabel, hermana de Juan III de Portugal. En 1556, Carlos dejó sus tronos. Su Imperio español pasó a su único hijo, Felipe II de España, y el Sacro Imperio Romano Germánico a su hermano, Fernando. Carlos se retiró al monasterio de Yuste en España, donde se cree que tuvo problemas de salud, y murió en 1558.

De San Quintín a Lepanto (1556-1571)

Archivo:The Triumph of Death P001393
El triunfo de la Muerte (c. 1562), por Pieter Brueghel el Viejo, refleja las duras condiciones que las Diecisiete Provincias vivieron en el siglo XVI.

Europa no estaba en paz. Enrique II de Francia subió al trono en 1547 y reanudó los conflictos. El sucesor de Carlos, Felipe II, derrotó al ejército francés en la Batalla de San Quintín en 1557 y de nuevo en la Batalla de Gravelinas al año siguiente. La Paz de Cateau-Cambrésis, firmada en 1559, confirmó las reclamaciones de España en Italia. Durante las celebraciones, Enrique murió. Durante los siguientes treinta años, Francia sufrió guerras civiles y no pudo competir con España. Sin una oposición francesa fuerte, España alcanzó el punto más alto de su poder y expansión territorial entre 1559 y 1643.

El Imperio español había crecido mucho desde los tiempos de Fernando e Isabel. Los imperios azteca e inca fueron conquistados durante el reinado de Carlos. Se fundaron asentamientos españoles en el Nuevo Mundo: Florida en los años 1560, Buenos Aires en 1536 y Nueva Granada (hoy Colombia) en los años 1530. Manila, en las Filipinas, se fundó en 1572. El Imperio español en el extranjero fue la fuente de riqueza y poder de España en Europa, pero también contribuyó a la inflación. La plata de América hizo que España dependiera de recursos y productos de otros países.

Archivo:Battle of Lepanto 1571
La Batalla de Lepanto (1571) marcó el final de la expansión del Imperio otomano en el Mediterráneo.

Después de la victoria de España sobre Francia en 1559, las ambiciones de Felipe crecieron. El Imperio otomano había amenazado los territorios de los Habsburgo en Austria y el Norte de África. Fernando e Isabel habían enviado expediciones al norte de África, tomando Melilla en 1497 y Orán en 1509. Carlos prefirió luchar contra los otomanos por mar. En 1565, los españoles derrotaron un desembarco otomano en la isla de Malta, defendida por los Caballeros de San Juan. La muerte de Solimán el Magnífico al año siguiente y la llegada de Selim II, menos capaz, animaron a Felipe a llevar la guerra a tierras otomanas. En 1571, una flota conjunta (con Génova, Venecia y el Papado) liderada por el hermano de Carlos, Juan de Austria, destruyó la flota otomana en la Batalla de Lepanto, una de las batallas navales más famosas de la historia. Esta victoria cristiana alivió la presión otomana en el Mediterráneo Occidental.

El rey agitado (1571-1598)

Archivo:Portrait of Philip II of Spain by Sofonisba Anguissola - 002b
Retrato de Felipe II de España obra de Sofonisba Anguissola (antes atribuida a Sánchez Coello).

La alegría en Madrid duró poco. En 1566, hubo disturbios liderados por calvinistas en los Países Bajos Españoles (hoy Países Bajos y Bélgica). Esto llevó al Duque de Alba a enviar una expedición militar para restaurar el orden con duras medidas. En 1568, Guillermo de Orange lideró una rebelión armada contra Alba. Fue el inicio de la guerra de los Ochenta Años, que con el tiempo dividió el territorio: el norte, mayoritariamente protestante, obtuvo su independencia (las Provincias Unidas), y el sur católico permaneció bajo control español.

Para España, la guerra fue muy difícil. En 1574, el ejército español fue rechazado en el asedio de Leiden después de que los holandeses inundaran el territorio. En 1576, debido a los altos costos de mantener su ejército en los Países Bajos y la flota de Lepanto, Felipe tuvo que declarar la quiebra del estado. El ejército en los Países Bajos se amotinó y saqueó Amberes, lo que hizo que varias ciudades del sur se unieran a la rebelión. Los españoles negociaron y pacificaron la mayoría de las provincias del sur con la Unión de Arras en 1579.

El acuerdo de Arras exigía que todas las tropas españolas abandonaran esas tierras. En 1580, esto le dio a Felipe la oportunidad de fortalecer su posición en Europa. El último miembro masculino de la familia real portuguesa, el Cardenal Enrique de Portugal, murió. Felipe reclamó sus derechos al trono portugués y envió un ejército a Lisboa para asegurar su control. Los territorios de Castilla y Portugal en ultramar dieron a Felipe casi todo el Nuevo Mundo explorado, además de un vasto imperio comercial en África y Asia.

Archivo:Invincible Armada
La Armada Invencible (1588).

Mantener Portugal bajo control requería un gran ejército de ocupación, y España aún se recuperaba de la quiebra de 1576. En 1584, Guillermo de Orange fue asesinado. Se esperaba que esto terminara la guerra, pero no fue así. En 1586, la reina Isabel I de Inglaterra apoyó a los protestantes en los Países Bajos y Francia. Además, Sir Francis Drake atacaba los intereses comerciales españoles en el el Caribe y el Océano Pacífico, y asaltó el puerto de Cádiz. En 1588, Felipe envió la Armada Invencible para atacar Inglaterra. De los 130 barcos, solo la mitad regresaron a España, y unos 20.000 hombres murieron. Muchos fueron víctimas del mal tiempo. Este desastre llevó a una revisión y mejora de los barcos, armas y tácticas de la armada española. España también apoyó una guerra en Irlanda que agotó los recursos de Inglaterra. Sin embargo, la Casa de Austria tenía ahora otro enemigo, lo que obligó a España a mantener una armada aún más fuerte y costosa, además de los gastos de sus ejércitos en muchos territorios dispersos.

España se involucró en la guerra religiosa de Francia después de la muerte de Enrique II. En 1589, Enrique III, el último rey de la dinastía Valois, murió. Su sucesor, Enrique IV de Navarra, el primer rey Borbón de Francia, era muy capaz y obtuvo victorias clave. Para evitar que Enrique se convirtiera en rey de Francia, los españoles dividieron su ejército en los Países Bajos e invadieron Francia en 1590.

"Dios es español" (1596-1626)

España, ya agotada, se enfrentaba a guerras contra Inglaterra, Francia y los Países Bajos, cada una con líderes muy capaces. La piratería dificultaba el comercio marítimo en el Atlántico, aunque los envíos de oro desde el Nuevo Mundo seguían llegando. La Hacienda Real tuvo que declarar la quiebra de nuevo en 1596. España intentó salir de varios conflictos, primero firmando la Paz de Vervins con Francia en 1598, reconociendo a Enrique IV como rey de Francia. Un tratado con Inglaterra se acordó en 1604, después de que Jacobo I subiera al trono.

La paz con Inglaterra y Francia permitió a España concentrarse en los Países Bajos. Los holandeses, liderados por Mauricio de Nassau, hijo de Guillermo de Orange, habían logrado tomar varias ciudades fronterizas desde 1590. Después de la paz con Inglaterra, el nuevo comandante español Ambrosio Spinola presionó a los holandeses. Spinola no pudo conquistar los Países Bajos, en parte por una nueva quiebra en 1607. En 1609, se firmó la Tregua de los Doce Años entre España y las Provincias Unidas de los Países Bajos, un periodo conocido como Pax Hispánica.

España no obtuvo grandes ventajas de la tregua; las finanzas seguían desordenadas y el imperio colonial sufría ataques, especialmente de Holanda. En los Países Bajos, el gobierno de la hija de Felipe II, Isabel Clara Eugenia, y su esposo, el archiduque Alberto, restauró la estabilidad en el sur. El sucesor de Felipe II, Felipe III, era un rey con poca capacidad política, que prefería dejar los detalles a otros. Su valido, el duque de Lerma, se hizo muy rico, pero también tuvo muchos enemigos. En 1618 fue reemplazado por su hijo. No fue hasta 1621, con la llegada del nuevo rey, Felipe IV, que los Sandoval fueron reemplazados por los Zúñiga. Zúñiga creía que la clave para detener a los franceses y holandeses era una alianza más cercana con los Habsburgo de Austria.

En 1618, Austria y el Emperador del Sacro Imperio Romano, Fernando II, iniciaron una campaña contra los protestantes. El nuevo rey y sus ministros eran más activos que Felipe III. Ambrosio Spinola, un general español, fue enviado a intervenir en el Palatinado. Así, España entró en la guerra de los Treinta Años. A la muerte de Zúñiga en 1622, fue reemplazado por su sobrino, el Conde-Duque de Olivares, quien creía que los problemas de España venían de Holanda. Los bohemios fueron derrotados en la batalla de la Montaña Blanca en 1621 y en Stadtlohn en 1623. La tregua con los Países Bajos terminó en 1621 y no se renovó. Spinola tomó la fortaleza de Breda en 1625. La intervención del rey danés Cristián IV en la guerra aumentó las preocupaciones, pero las victorias del general imperial Albrecht von Wallenstein sobre los daneses en Dessau y Lutter en 1626 eliminaron la amenaza. Había esperanza en Madrid de que los Países Bajos volvieran al Imperio. Francia estaba de nuevo en problemas internos, y el poder de España parecía innegable. El Conde-Duque de Olivares dijo: "Dios es español y combate con nuestra nación estos días", y muchos de los enemigos de España lo habrían aceptado a regañadientes.

El camino hacia Rocroi (1626-1643)

Archivo:Philip IV by Velazquez
El rey Felipe IV de España (r. 1621-1665) por Velázquez.

Olivares se dio cuenta de que España necesitaba reformas y, para ello, necesitaba paz. Quería acabar con las Provincias Unidas de los Países Bajos porque el dinero holandés estaba detrás de todas las alianzas contra los Habsburgo. Spinola y el ejército español se concentraron en los Países Bajos, y la guerra parecía ir bien para España.

En 1627, la economía de Castilla se desplomó. Los españoles habían devaluado su moneda para pagar la guerra, y los precios subieron mucho en España. Hasta 1631, algunas partes de Castilla funcionaban con trueque debido a la crisis monetaria. El gobierno no podía recaudar muchos impuestos de los campesinos y dependía de sus colonias. Los ejércitos españoles en Alemania tuvieron que "pagarse a sí mismos" en el terreno. Olivares fue culpado por una guerra costosa en Italia. Los holandeses, que habían fortalecido su armada, dañaron el comercio marítimo español y portugués, del que España dependía. España, con sus recursos dispersos, era cada vez menos capaz de enfrentar las crecientes amenazas navales.

En 1630, Gustavo Adolfo de Suecia, uno de los mejores comandantes de la época, desembarcó en Alemania. Marchó hacia el sur, obteniendo victorias notables en Breitenfeld y Lützen, atrayendo más apoyo para la causa protestante. La situación para los católicos mejoró con la muerte de Gustavo en Lützen en 1632 y una victoria de las fuerzas imperiales en la batalla de Nördlingen en 1634. El Emperador ofreció la paz a los estados alemanes en 1635; muchos aceptaron.

El Cardenal Richelieu de Francia había apoyado a los holandeses y protestantes desde el inicio de la guerra. Decidió que la recién firmada Paz de Praga no beneficiaba a Francia y declaró la guerra al Emperador y a España. Las fuerzas españolas, más experimentadas, tuvieron éxitos iniciales. Olivares ordenó una campaña rápida en el Norte de Francia desde los Países Bajos Españoles, amenazando París.

Archivo:Rocroi, el último tercio, por Augusto Ferrer-Dalmau
Rocroi, el último tercio, por Augusto Ferrer-Dalmau (2011). La Batalla de Rocroi (1643) es el principio del fin simbólico de España como la gran potencia dominante.

Después de 1636, Olivares detuvo el avance, temiendo otra quiebra. El ejército español nunca volvió a penetrar tan lejos. Esto dio tiempo a los franceses para organizarse. En la batalla de las Dunas en 1639, una flota española fue destruida por la armada holandesa. El Ejército de Flandes español, lo mejor de los soldados españoles, se enfrentó a una invasión francesa liderada por Luis II de Borbón en los Países Bajos Españoles en Rocroi en 1643. Los españoles fueron derrotados, y la reputación del Ejército de Flandes se rompió en Rocroi, marcando el declive del poder español.

El fin de la Casa de Austria (1643-1700)

Archivo:Habsbourbon
Árbol genealógico de la Casa de Austria y su relación con los Borbones.

Apoyados por los franceses, los catalanes, napolitanos y portugueses se rebelaron contra el rey español en los años 1640. Con los Países Bajos Españoles casi perdidos después de la batalla de Lens en 1648, los españoles hicieron la paz con los holandeses y reconocieron la independencia de las Provincias Unidas en la Paz de Westfalia. Esta paz puso fin tanto a la guerra de los Ochenta Años como a la guerra de los Treinta Años.

La guerra con Francia continuó durante once años más. Aunque Francia sufrió una guerra civil (las Guerras de la Fronda), la economía española estaba tan agotada que no pudo aprovechar la inestabilidad francesa. Nápoles fue recuperada en 1648 y Cataluña en 1652, pero la guerra terminó con la batalla de las Dunas, donde el ejército francés derrotó a los restos del ejército español en los Países Bajos. España aceptó la Paz de los Pirineos en 1659, cediendo territorios a Francia.

Portugal se había rebelado en 1640 bajo el liderazgo de Juan IV, en lo que se conoce como la Guerra de Restauración. Los portugueses apoyaron ampliamente la rebelión, y los españoles, ocupados con otras revueltas y la guerra contra Francia, no pudieron responder. España y Portugal vivieron en una paz no oficial de 1644 a 1657. Cuando Juan IV murió en 1657, los españoles intentaron recuperar Portugal, pero fueron derrotados en Ameixial (1663) y Montes Claros (1665). Esto llevó a España a reconocer la independencia portuguesa en 1668.

Archivo:Carlos II
Carlos II, el último Habsburgo rey de España (r. 1665-1700).

Felipe IV, que había visto la devastación del imperio español, cayó en una depresión después de tener que despedir a su ministro favorito, Olivares, en 1643. Se entristeció aún más tras la muerte de su hijo Baltasar Carlos en 1646, a los diecisiete años. Felipe se volvió más religioso al final de su vida. Murió en 1665, esperando que su hijo tuviera más suerte. Carlos, su único hijo, tenía problemas de salud graves y dificultades de desarrollo, y permaneció bajo la influencia de su madre toda su vida. Luchando contra sus problemas, las expectativas y las burlas de su familia y la corte, Carlos tuvo una vida difícil, lo que le valió el apodo de "el hechizado".

Carlos y su gobierno fueron incapaces de manejar la Guerra de Devolución que Luis XIV de Francia llevó a cabo contra los Países Bajos Españoles en 1667-1668, perdiendo territorio y prestigio. En la guerra de los Nueve Años, Luis volvió a invadir los Países Bajos Españoles. Las fuerzas francesas derrotaron a los españoles en Fleurus (1690). La guerra terminó con la mayoría de los Países Bajos Españoles bajo ocupación francesa. Esto mostró al mundo lo vulnerables que eran las defensas y la administración españolas.

Las últimas décadas del siglo XVII vieron un estancamiento en España. Mientras el resto de Europa experimentaba grandes cambios en el gobierno y la sociedad, España siguió aislada. La administración española, que había funcionado bien con los carismáticos y trabajadores Carlos I y Felipe II, necesitaba un monarca fuerte. La debilidad de Felipe III y IV llevó a la decadencia de España. Como último deseo, el rey Carlos II, sin hijos, quiso que el trono pasara al príncipe Borbón Felipe de Anjou. Carlos II murió en 1700, finalizando la línea de la Casa de Austria en el trono de España, exactamente dos siglos después del nacimiento de Carlos I.

La sociedad española y la Inquisición

Archivo:Francisco rizi-auto de fe
Auto de fe celebrado en la Plaza Mayor en 1680 en presencia de Carlos II. Óleo de Francisco Rizi conservado en el Museo del Prado.

La Inquisición española fue creada formalmente durante el reinado de los Reyes Católicos, continuada por los Habsburgos, y no terminó hasta el siglo XIX. Bajo Carlos I, la Inquisición se convirtió en una parte formal del gobierno español. Carlos también aprobó los Estatutos de limpieza de sangre, una ley que impedía el acceso a muchos cargos públicos a quienes no fueran cristianos viejos puros, sin ascendencia judía. Aunque los métodos severos de interrogación eran comunes en Europa, la forma en que se practicaban en la Inquisición fomentó la corrupción. Una acusación, incluso si no tenía mucho fundamento, podía llevar a un proceso largo y difícil que duraba años, y la reputación del acusado quedaba arruinada. El auto de fe era un evento público donde se humillaba a los penitentes.

Si Carlos continuó la Inquisición, Felipe II la expandió y convirtió la ortodoxia religiosa en un objetivo de su política. En 1559, tres años después de que Felipe subiera al poder, se prohibió a los estudiantes españoles viajar al extranjero, los líderes de la Inquisición se encargaron de la censura y se impidió la importación de libros. Felipe intentó eliminar el protestantismo en España, buscando evitar el caos que ocurría en Francia.

La Iglesia en España había sido reformada en el siglo XV por el Cardenal Cisneros. La Inquisición sirvió para controlar a los reformadores más radicales que querían cambiar la teología de la iglesia. España, recién salida de la Reconquista, se convirtió en la impulsora de la Contrarreforma. Dos importantes figuras de la Contrarreforma surgieron en España: Santa Teresa de Jesús e Ignacio de Loyola. Teresa defendía una vida monástica estricta y el regreso a tradiciones antiguas de penitencia. Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, tuvo una influencia mundial en su énfasis en la excelencia espiritual y mental. En 1625, el Conde-Duque de Olivares fundó el Colegio Imperial jesuita en Madrid para educar a los nobles españoles.

Archivo:Embarco moriscos en el Grao de valencia
La expulsión de los Moriscos de Valencia, por Pere Oromig.

Los moriscos del sur de España habían sido convertidos a la fuerza al cristianismo en 1502, pero bajo Carlos I tuvieron cierta tolerancia. Se les permitió practicar sus costumbres, vestimenta e idioma. Sin embargo, en 1568, bajo Felipe II, los moriscos se rebelaron (véase Rebelión de las Alpujarras) después de que se impusieran de nuevo las antiguas leyes. La revuelta solo pudo ser controlada por tropas italianas bajo Don Juan de Austria. Después de la revuelta, se llevó a cabo un gran programa de reasentamiento, donde 12.000 campesinos cristianos reemplazaron a los moriscos. En 1609, aconsejado por el Duque de Lerma, Felipe III expulsó a los 300.000 moriscos de España.

La Ilustración criticó a los españoles por su excesivo celo religioso y su "pereza". La expulsión de los trabajadores moriscos y judíos afectó la economía y la sociedad española, que dependían de su trabajo y habilidades más de lo que los cristianos creían.

La administración española

Los españoles recibieron una gran cantidad de oro de las colonias en el Nuevo Mundo, que Carlos usó para sus guerras en Europa. No fue hasta los años 1540 que se encontraron grandes depósitos de plata en Potosí y Guanajuato, lo que proporcionó una fuente de ingresos estable. Los españoles dejaron la minería a la iniciativa privada, pero establecieron un impuesto llamado el "quinto real", por el cual una quinta parte del metal era para el gobierno. Los españoles lograron aplicar este impuesto en todo su vasto imperio en el Nuevo Mundo. Todo el metal debía pasar por la Casa de Contratación de Indias de Sevilla. El suministro de mercurio de Almadén, vital para extraer plata del mineral, era controlado por el estado.

Aunque las primeras conquistas en América aumentaron las importaciones de oro, no fue hasta los años 1550 que se convirtieron en una fuente regular y vital de ingresos para España. La inflación –tanto en España como en el resto de Europa– fue causada principalmente por la deuda. Carlos había financiado la mayoría de sus guerras con préstamos, y en 1557, un año después de abdicar, España se vio obligada a declarar su primera quiebra.

Archivo:Spanish Galleon
Un galeón español, el símbolo del imperio marítimo de España.

Frente a la creciente amenaza de la piratería, en 1564 los españoles adoptaron un sistema de escolta muy avanzado para su época, con las flotas del tesoro saliendo de América en abril y agosto. Esta política fue efectiva. Solo dos convoyes fueron capturados: uno en 1628 por los holandeses, y otro en 1656 por los ingleses. Sin embargo, incluso sin ser capturadas, las flotas eran atacadas con frecuencia, lo que tenía un costo. No todo el comercio marítimo del vasto imperio podía protegerse con grandes convoyes, lo que permitía a los corsarios holandeses, ingleses y franceses, y a los piratas, atacar el comercio entre las costas americanas y españolas, y asaltar asentamientos aislados. España también tuvo que lidiar con la piratería berberisca en el Mediterráneo y la piratería holandesa cerca de las Filipinas.

La expansión del Imperio español en el Nuevo Mundo se llevó a cabo desde Sevilla, sin la dirección cercana de los líderes de Madrid. Carlos I y Felipe II estaban principalmente ocupados con sus deberes en Europa, por lo que el control de América lo ejercían virreyes y administradores coloniales que funcionaban con mucha autonomía. Los reyes Habsburgo consideraban sus colonias como sociedades feudales, no como partes integrales de España. Los Habsburgo, que tradicionalmente habían gobernado diversos territorios no contiguos y habían delegado autoridad a administradores locales, aplicaron estas políticas en España, especialmente en el País Vasco y Aragón.

Esto significaba que los impuestos, la mejora de infraestructuras y las políticas de comercio interno eran definidas de forma independiente por cada región. Esto llevó a muchas barreras aduaneras internas y peajes, y a políticas contradictorias incluso dentro de los dominios de los Habsburgo. Carlos I y Felipe II lograron controlar las diferentes cortes gracias a su gran energía política, pero Felipe III y IV permitieron que esto decayera, y Carlos II fue incapaz de controlarlas. El propio desarrollo de España se vio obstaculizado porque Carlos I y Felipe II pasaron la mayor parte de su tiempo fuera de España. Durante la mayor parte del siglo XVI, España fue administrada desde Bruselas y Amberes. Solo durante la guerra de Flandes Felipe regresó a España, donde pasó la mayor parte de su tiempo en el palacio monástico de El Escorial. El imperio, mantenido unido por un rey decidido que controlaba la gran administración, se desmoronó cuando un gobernante débil llegó al trono.

Hubo intentos de reformar la anticuada administración española. Carlos, al convertirse en rey, tuvo conflictos con sus nobles durante la Guerra de las Comunidades de Castilla cuando intentó nombrar a oficiales holandeses y flamencos en puestos de gobierno. Felipe II encontró una fuerte resistencia cuando intentó imponer su autoridad en los Países Bajos, lo que contribuyó a la rebelión. El Conde-Duque de Olivares, ministro principal de Felipe IV, siempre consideró esencial para la supervivencia de España que la administración estuviera centralizada. Olivares incluso apoyó la unión completa de Portugal con España, aunque nunca pudo llevar a cabo sus ideas. Sin la mano firme y la diligencia de Carlos I y Felipe II, la administración se volvió cada vez más grande y con problemas, hasta que, con la destitución de Olivares en 1643, se volvió ineficaz.

La economía española

Archivo:Vista de Zaragoza en 1647
La ciudad de Zaragoza, por Juan Bautista Martínez del Mazo, lienzo frecuentemente atribuido a Velázquez.

Como la mayor parte de Europa, España había sufrido hambrunas y la peste durante los siglos XIV y XV. Para el año 1500, Europa comenzaba a recuperarse de estos desastres, y las poblaciones empezaron a crecer. Sevilla, que tenía 60.000 personas en 1500, creció rápidamente a 150.000 a finales de siglo. Hubo un movimiento significativo hacia las ciudades de España para aprovechar las nuevas oportunidades como constructores de barcos y comerciantes para servir al creciente Imperio español.

La inflación en España, causada por la deuda del estado y la importación de plata y oro del Nuevo Mundo, provocó dificultades para los campesinos. El costo promedio de los bienes se quintuplicó en el siglo XVI en España, especialmente la lana y los cereales. Aunque esto parece razonable comparado con el siglo XX, los precios en el siglo XV cambiaron muy poco, y la economía europea se vio afectada por la llamada revolución de los precios. España, junto con Inglaterra, era el único productor europeo de lana, y se benefició inicialmente de un rápido crecimiento. Sin embargo, la alta inflación, el peso de las guerras de los Habsburgo y los altos impuestos aduaneros que dividían el país y restringían el comercio con América, frenaron el crecimiento de la industria que podría haber proporcionado una fuente alternativa de ingresos en las ciudades.

La cría de ovejas se practicaba mucho en Castilla y creció rápidamente con el aumento de los precios de la lana, apoyado por el rey. Las ovejas merinas eran trasladadas anualmente cada invierno desde las montañas del norte al sur más cálido, ignorando los senderos establecidos por el estado que buscaban evitar que las ovejas pisotearan las tierras de cultivo. Las quejas contra el gremio de pastores, la Mesta, fueron ignoradas por Felipe II, quien obtenía buenos ingresos de la lana. Finalmente, Castilla se volvió menos productiva, y España dependió completamente de alimentos importados que, debido al costo del transporte y el riesgo de piratería, eran mucho más caros en España que en cualquier otro lugar. Como resultado, la población de España creció mucho más lentamente que la de Francia.

Archivo:The Harvesters by Brueghel
Los segadores, de Pieter Brueghel el Viejo.

El crédito se convirtió en una herramienta de negocio muy extendida en España en el siglo XVI. La ciudad de Amberes, en los Países Bajos Españoles, era el centro del comercio europeo y sus banqueros financiaron la mayoría de los préstamos para las guerras de Carlos V y Felipe II. El uso de "notas de cambio" se hizo común a medida que los bancos de Amberes se volvieron más poderosos, lo que llevó a una gran especulación que ayudó a exagerar los cambios de precios. Aunque estas tendencias sentaron las bases para el desarrollo del capitalismo en España y Europa, la falta de regulación y la corrupción significaron que los pequeños propietarios a menudo perdían todo con un solo golpe de mala suerte. Las tierras en España se hicieron progresivamente más grandes y la economía se volvió menos competitiva, especialmente durante los reinados de Felipe III y IV, cuando repetidas crisis sacudieron a España.

La Iglesia Católica siempre fue importante para la economía española. Especialmente en los reinados de Felipe III y IV, que tuvieron momentos de gran devoción personal, grandes áreas del país fueron donadas a la Iglesia. Los últimos Habsburgo no hicieron nada para fomentar la redistribución de las tierras, y a finales del reinado de Carlos II, la mayor parte de Castilla estaba en manos de unos pocos terratenientes, siendo la Iglesia el mayor de ellos.

Arte y cultura española

Archivo:El Escorial
Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

El Siglo de Oro español fue un periodo de gran florecimiento para las artes y la literatura en España, que duró aproximadamente desde 1492 hasta 1650. En esta época surgieron figuras muy importantes como El Greco y Velázquez en pintura, y Garcilaso de la Vega, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Lope de Vega y Calderón de la Barca en literatura. En América, destaca la poeta Juana Inés de la Cruz.

El monumento arquitectónico más importante de la época es el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, mandado construir por Felipe II. Este monasterio, con su estilo renacentista pero sobrio, simbolizaba la monarquía católica universal y el esplendor del Imperio español en su momento de mayor poder.

Los pintores más destacados del Siglo de Oro fueron El Greco y Velázquez. El Greco, activo a finales del siglo XVI, es conocido por sus pinturas religiosas. Velázquez es considerado el artista español más importante en pintura por sus retratos precisos y realistas de la corte de Felipe IV. Además de ellos, hubo otros grandes pintores como Bartolomé Esteban Murillo, Francisco de Zurbarán o José de Ribera.

El Greco, que se formó en Creta y luego en Italia, donde aprendió de Miguel Ángel, llegó a España para desarrollar un estilo único relacionado con el espíritu religioso y místico de la época de Felipe II.

En cuanto a Velázquez, además de sus retratos de la corte, pintó temas religiosos como El Cristo, y mitológicos como La fragua de Vulcano o El triunfo de Baco. Sus obras maestras son Las hilanderas y, sobre todo, Las Meninas, un cuadro que ha generado muchas reflexiones.

El esplendor de las letras castellanas comenzó con la obra del humanista Antonio de Nebrija, quien en 1492 publicó la primera Gramática castellana. A partir de 1528, con la poesía de Garcilaso de la Vega, la lírica cambió, adoptando la métrica italiana del Renacimiento y dando forma a la literatura del Siglo de Oro español.

Una obra anónima y realista, El Lazarillo de Tormes, inició el género de la novela picaresca. Su enfoque en la vida de los marginados y su crítica a la sociedad inspiraron otras novelas, como Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Este género fue muy imitado en otros países.

Miguel de Cervantes escribió a principios del siglo XVII Don Quijote de la Mancha, la obra más universal de la literatura española. Concebida como una parodia de los libros de caballería, esta novela, considerada el inicio de la novela moderna, muestra la realidad del campo español y combina diferentes géneros narrativos con una perspectiva irónica y profunda.

También fue muy importante la creación de la Comedia Nueva por dramaturgos liderados por Lope de Vega. Su habilidad para conectar con el público y sentar las bases del teatro español le valió el apodo de «Fénix de los Ingenios». Tragedias como El caballero de Olmedo o comedias como La dama boba son ejemplos de su obra. Su sucesor fue el más complejo y barroco Calderón de la Barca, quien dominó la escena después de la muerte de Lope. La vida es sueño es considerada la obra cumbre del teatro español por sus ideas filosóficas.

En la poesía barroca, destacaron dos figuras: el brillante y complejo Luis de Góngora y el ingenioso y mordaz Francisco de Quevedo. Juana Inés de la Cruz fue la última gran escritora del Siglo de Oro. Murió en Nueva España en 1695. Sus poemas muestran una defensa de la condición femenina y un lenguaje profundo.

Véase también

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Casa de Austria para Niños. Enciclopedia Kiddle.