Imperio otomano para niños
Datos para niños Sublime Estado Otomanoدولت عليه عثمانیه (turco otomano) Devlet-i Aliyye-i Osmâniyye |
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Imperio transcontinental | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
1299-1922 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Lema: دولت ابد مدت Devlet-i Ebed-müddet (El Estado eterno) |
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Himno: Mecidiye Marşı | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Época de máximo poder otomano Ubicación de Imperio otomano
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Coordenadas | 41°N 29°E / 41, 29 | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Capital | • Söğüt (1299-1326) • Bursa (1326-1365) • Edirne (1365-1453) • Constantinopla (1453-1922) |
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Entidad | Imperio transcontinental | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Idioma oficial | Turco otomano (oficial) | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• Otros idiomas | judeoespañol, asirio-arameo, griego, tamazight,kurdo, árabe (lengua litúrgica), persa (diplomacia), armenio, eslavo meridional, albanés, etc. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Superficie | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• Total | (en 1683) 5 200 000 km² | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Población (1912) | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• Total | 24 000 000 hab. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• Densidad | 4,62 hab/km² | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Superficie hist. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1307 | 25 000 km² | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1453 | 690 000 km² | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1882 | 3 450 000 km² | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1914 | 1 550 000 km² | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Población hist. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1844 est. | 35 350 000 hab. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1914 est. | 18 520 016 hab. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Gentilicio | turco/a / otomano/a | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Religión | Islam suní Escuela: Hanafí Credo: Maturidí |
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Moneda | Akçe, para, sultani, kuruş y lira | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Historia | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1299 | Fundación | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 29 de mayo de 1453 |
Conquista de Constantinopla | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1645-1699 | Gran Guerra Turca | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1876-1878 | Primera constitución | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1908 | Revolución de los Jóvenes Turcos | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1914-1918 | Primera Guerra Mundial | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1915-1923 | Genocidio armenio | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1 de noviembre de 1922 |
Abolición del Sultanato otomano | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Forma de gobierno | Monarquía absoluta (1299-1876, 1920-1922) Monarquía absoluta bajo una dictadura totalitaria autocrática (1878-1908) Monarquía parlamentaria constitucional (1876-1878, 1908-1913, 1918-1920) Monarquía parlamentaria bajo una dictadura militar totalitaria de partido único (1913-1918) Califato (1517-1922; hasta 1924 en la República) |
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Sultán • 1299-1326
• 1918-1922 |
Osmán I Mehmed VI |
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Gran visir • 1320-1331
• 1920-1922 |
Alaeddin Pasha Ahmet Tevfik Okday |
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Legislatura | Asamblea General | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• Cámara alta | Cámara de los Notables | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
• Cámara baja | Cámara de Diputados | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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El Imperio otomano, conocido oficialmente como el Sublime Estado Otomano, fue un gran estado que existió por más de 600 años. Fue gobernado por la dinastía osmanlí y abarcó territorios en Europa, Asia y África. Aunque sus gobernantes nunca lo llamaron así, sus contemporáneos a menudo lo conocían como el Imperio turco.
Este imperio comenzó como uno de los pequeños estados turcos en la región de Anatolia (hoy Turquía). Poco a poco, los turcos otomanos fueron ganando control sobre otros estados. Bajo el sultán Mehmed II, lograron conquistar lo que quedaba del Imperio bizantino en 1453.
La expansión otomana empezó con Osmán I (1288-1326) y continuó con sus sucesores. Conquistaron ciudades importantes como Bursa en 1326 y Edirne en 1361. Sus victorias en la península de los Balcanes hicieron que Europa Occidental se preocupara por su avance.
En su momento de mayor poder, entre los siglos XVI y XVII, el Imperio otomano se extendía por tres continentes. Controlaba gran parte de los Balcanes, Oriente Próximo y el norte de África. También tenía influencia en partes de Europa Central y Europa Oriental.
El Imperio otomano fue un puente importante entre Oriente y Occidente durante seis siglos. Con Constantinopla como su capital (más tarde llamada Estambul), y con las tierras conquistadas por Solimán el Magnífico (1520-1566), el Imperio otomano se convirtió en el sucesor islámico del Imperio Romano de Oriente. Adoptaron muchas costumbres y tradiciones de esa región, como en la arquitectura, la comida y la forma de gobierno. Estas costumbres se mezclaron con las de los diferentes grupos de personas que vivían en el Imperio, creando una nueva y única cultura otomana.
Aunque se pensó que el Imperio otomano empezó a decaer después de la muerte de Solimán el Magnífico en 1566, los historiadores modernos creen que el Imperio siguió siendo fuerte en su economía, sociedad y ejército durante gran parte del siglo XVIII. Sin embargo, después de un largo periodo de paz (1740-1768), su sistema militar se quedó atrás en comparación con el de sus rivales europeos, como los imperios Habsburgo y ruso.
Esto llevó a importantes derrotas militares a finales del siglo XVIII y principios del XIX. El Imperio perdió territorios y prestigio. Para intentar mejorar, se inició un gran proceso de reforma y modernización llamado Tanzimat. A lo largo del siglo XIX, el Estado otomano se hizo más fuerte y organizado internamente. A pesar de esto, siguió perdiendo territorios, especialmente en los Balcanes, donde varias regiones se independizaron. Las derrotas en guerras y el surgimiento de movimientos nacionalistas debilitaron el poder del Imperio.
A finales del siglo XIX, algunos pensadores otomanos buscaron modernizar la sociedad y la política, inspirándose en Europa. Esto llevó a la Revolución de los Jóvenes Turcos en 1908. Este movimiento, liderado por el Comité de Unión y Progreso (CUP), estableció una monarquía constitucional con elecciones. Sin embargo, después de las Guerras de los Balcanes, el CUP se volvió más nacionalista y tomó el poder en 1913.
El CUP decidió aliarse con Alemania para evitar el aislamiento. Así, el Imperio otomano entró en la Primera Guerra Mundial del lado de las Potencias Centrales. Aunque el Imperio resistió durante el conflicto, enfrentó grandes desafíos internos. Su participación en la Primera Guerra Mundial, junto con la ocupación de Constantinopla y los movimientos revolucionarios en Turquía, llevaron a su fin. El Imperio perdió sus territorios del sur a manos de Reino Unido y Francia. El gobierno del sultán fue abolido el 1 de noviembre de 1922. Un año después, el califato también fue eliminado. Los movimientos revolucionarios que lo habían derrocado fundaron la República de Turquía el 29 de octubre de 1923, poniendo fin oficialmente al Imperio otomano.
Contenido
Origen del Imperio Otomano


Los orígenes de los turcos se encuentran en las estepas de Asia Central, en una región llamada Turquestán. Eran grupos seminómadas que se dedicaban a la ganadería, especialmente de caballos, y al comercio. Con el tiempo, tuvieron contacto con las culturas musulmanas de su alrededor, adoptando el islam en su rama suní. Este contacto pudo darse a través de la ruta de la seda, por donde pasaban muchos comerciantes musulmanes.
Las primeras tribus turcas llegaron a la región que sería el Imperio otomano como soldados. Los ejércitos del Califato abasí los necesitaban para sus conflictos internos y para luchar contra cristianos y bizantinos en el siglo siglo IX. Poco a poco, los turcos fueron ganando importancia en el ejército y la administración del Califato. La llegada de tribus turcas a esta zona se dio de dos maneras: ocupando el territorio poco a poco y luchando contra el Imperio bizantino, que había dominado la región por mucho tiempo.
La ocupación de Anatolia por los turcos se aceleró después de la batalla de Manzikert en 1071. En esta batalla, los turcos, que servían a los selyúcidas, derrotaron al ejército bizantino. Esto permitió a los selyúcidas crear un gran sultanato que abarcaba Irak e Irán. Hacia 1243, una invasión mongola debilitó este sultanato, que se dividió en pequeños principados autónomos. Uno de estos principados fue el sultanato de Rüm, con capital en Konya.
Uno de esos pequeños principados, donde vivían los turcos, fue entregado por el sultán selyúcida a Ertuğrul, el primer líder de la dinastía otomana. La capital de este territorio era Söğüt. Cuando Ertuğrul falleció en 1290, su hijo Osmán I tomó el liderazgo. De su nombre, "Osmán", viene el nombre de "otomanos". Con Osmán I, los turcos comenzaron a expandirse en Anatolia, sentando las bases de un imperio que duraría casi siete siglos.
Expansión del Imperio Otomano
Primeras Victorias y Avances
Los otomanos ganaron suficiente poder para establecer un verdadero estado bajo el gobierno del hijo de Osmán, Orhan I (1324-1360). Él conquistó Nicea en 1331 y Bursa. Bursa se convirtió en la capital y ayudó a organizar la administración otomana. Orhan también ayudó a Juan Cantacuceno, un candidato al trono bizantino, a cambio de poder saquear territorios bizantinos.
Desde 1354, las tropas otomanas se establecieron de forma permanente en la península de Galípoli en Europa. Bajo el mando de Murad I (1360-1389), se realizaron las primeras conquistas estables en el sureste de Europa. Tomó Edirne en 1361 y la hizo su capital. El emperador bizantino tuvo que pagar tributo a los otomanos. Murad I fue un sultán muy importante por sus victorias militares en Tracia y los Balcanes. Fue el primero en ser llamado sultán, ya que los anteriores eran emires.
El papa llamó a una Cruzada en 1366 para defender Europa de los otomanos, pero fue un fracaso. Los otomanos tenían una política de tolerancia hacia los cristianos y judíos, a quienes se les permitía practicar su religión y mantener sus propiedades si aceptaban el gobierno musulmán y pagaban impuestos. No se les forzó a convertirse al islam. Durante el reinado de Murad I, se creó el cuerpo de los jenízaros, soldados de élite que fueron clave para el Imperio.
Enfrentamientos con Hungría

Las amenazas para el Imperio otomano crecían, incluyendo la expansión mongola de Tamerlán. Los turcos otomanos continuaron avanzando hacia Europa, lo que alertó al Reino de Hungría. El rey Luis I de Hungría luchó contra ellos en 1375.
Después de la muerte del rey Luis I, Segismundo de Hungría subió al trono. Él tomó en serio la amenaza otomana y formó una alianza con los estados eslavos del sur. En la batalla de Kosovo (1389), los otomanos vencieron al Imperio serbio, lo que les permitió nuevas conquistas al sur del Danubio. Esto dejó a Hungría como el único oponente importante en el sudeste de Europa. En esta batalla, un soldado serbio, Milos Obilic, mató a Murad I. Su hijo, Beyazid I (1389-1402), lo sucedió y consolidó la victoria. Para evitar conflictos por el trono, Beyazid I fue el primer sultán en eliminar a todos sus hermanos, una práctica que se hizo común después.
En 1396, los ejércitos otomanos de Beyazid I derrotaron a las fuerzas cruzadas de Segismundo de Hungría en la batalla de Nicópolis. Segismundo continuó en el poder y contuvo los ataques turcos. En 1408, fundó la Orden del Dragón para proteger el cristianismo y la independencia de Europa. A esta orden pertenecieron príncipes como Vlad II Dracul y su hijo, Vlad III, conocido como Drácula. Los otomanos siguieron avanzando y en 1427 ocuparon la fortaleza de Golubac en el Danubio.
Las tropas otomanas parecían imparables. En 1444, el rey húngaro y polaco Vladislao III Jagellón organizó un ejército, pero los otomanos, bajo el sultán Murad II, ganaron la batalla de Varna, donde el rey cristiano murió. Después de esto, Juan Hunyadi se convirtió en el líder de los ejércitos húngaros.
Hunyadi continuó la lucha y logró una gran victoria en el sitio de Belgrado (1456), la primera gran victoria europea contra los turcos. En honor a esto, el papa Calixto III ordenó que las campanas de las iglesias tocaran al mediodía. Hungría fue conocida como el "último bastión del cristianismo en Europa". Después de Hunyadi, su hijo Matías Corvino fue coronado rey en 1458. Matías Corvino mantuvo a raya a los otomanos, pero se enfocó en expandirse en Europa, lo que permitió a los otomanos seguir avanzando después de su muerte.
En 1521, los otomanos tomaron Belgrado. La época dorada de Hungría terminó en 1526 con la batalla de Mohács, donde el rey Luis II de Hungría murió. En 1541, Buda, la capital húngara, cayó en manos otomanas.
Luchas Internas y Consolidación

Mientras tanto, los problemas con otros grupos turcos, especialmente con Karaman, el principado turco más fuerte en Asia Menor, obligaron al sultán a luchar en el este. Esto llevó a la anexión de estos pequeños estados. Sin embargo, un enemigo mucho más poderoso apareció: Tamerlán. En 1402, los tártaros de Tamerlán ganaron la batalla de Ankara, lo que causó un gran revés para el poder otomano en Asia Menor. Beyazid I fue capturado y murió en prisión en 1403.
La autoridad otomana entró en crisis durante once años, con cuatro príncipes otomanos luchando por el trono. Finalmente, Mehmed I (1413-1420) ganó. Con él y, sobre todo, con Murad II (1421-1451), el gobierno otomano recuperó su unidad. Mehmed I impulsó el comercio con Europa y firmó un tratado con Venecia.
Murad II desarrolló el sistema del devşhirme, que consistía en reclutar periódicamente a jóvenes cristianos de los Balcanes para convertirlos al islam y que sirvieran al Imperio de por vida. Estos jóvenes, llamados jenízaros, se convirtieron en una fuerza militar muy importante.
Mehmed II el Conquistador (1451-1481) se apoyó en el devşhirme. Su gran victoria fue la conquista de Constantinopla el 29 de mayo de 1453. Esta victoria puso fin al Imperio romano de Oriente y consolidó el gran Imperio otomano, que trasladó su capital a Constantinopla, rebautizada como Estambul. Después de esta victoria, Bosnia y Serbia se convirtieron en provincias otomanas.
Para evitar que el Imperio se dividiera, Mehmed II y sus sucesores establecieron el principio de que el poder era indivisible. También se hizo común que el sultán ejecutara a sus hermanos para evitar disputas por el trono. Mehmed II comenzó a codificar estas leyes en el Kanunname, tarea que fue completada por Solimán el Magnífico.
La Edad de Oro (1453-1566)


Después de Mehmed II, le sucedió su hijo Bayezid II (1481-1512). Su reinado fue un periodo de calma para el Imperio, donde se consolidaron las acciones de su padre y se resolvieron problemas económicos y sociales. Bayezid II fue prudente en sus relaciones exteriores debido a los problemas internos. También tuvo que enfrentar una revuelta de su hermano, Cem Sultán.
Bayezid II anuló algunas reformas agrícolas de su padre, devolviendo tierras a sus antiguos dueños. Reorganizó el sistema de impuestos y, bajo la influencia de los ulemas (eruditos religiosos), se adhirió al islam ortodoxo. A pesar de esto, permitió la llegada masiva de judíos expulsados de España y otras partes de Europa.
Bayezid II tuvo ocho hijos, y la lucha por la sucesión era evidente. Los jenízaros lo obligaron a ceder el trono a su hijo Selim I en 1512.
El nuevo sultán Selim I (1512-1520) fue un líder fuerte y organizador. Después de la muerte de su padre, eliminó a sus hermanos y primos, ganándose el apodo de "el cruel". Su primer objetivo fue fortalecer el Estado y se dirigió hacia el este, contra los chiíes de Irán. También conquistó Egipto a los mamelucos en 1517, y logró el control de La Meca y Medina en Arabia. Su reinado, aunque corto, fue muy importante para asegurar las fronteras orientales y controlar el comercio entre el Mediterráneo y el océano Índico.
Solimán el Magnífico (1520-1566)

Selim I fue sucedido por su único hijo, Solimán I (1520-1566), conocido como Solimán el Magnífico. Él continuó el trabajo de su padre, llevando al Imperio otomano a su máxima extensión geográfica, que duraría hasta 1683. Solimán restauró el poder del gran visir y fue generoso con los jenízaros, permitiéndoles casarse.
Solimán desarrolló una importante actividad legislativa, organizando el ejército, la propiedad de la tierra y el sistema de impuestos. También lideró varias campañas militares. La más famosa fue el primer sitio de Viena en 1529, que no tuvo éxito. Sin embargo, los otomanos controlaban el centro y este de Hungría. Solimán también dio mucha importancia a las artes y embelleció Estambul.
Durante su reinado, el Estado otomano alcanzó su mayor desarrollo civil. Recopiló las leyes en el Kanunname y concedió privilegios comerciales a Francia en 1535. El Imperio otomano incluso se alió con Francia, como se vio en el sitio de Niza en 1543, donde tropas otomanas y francesas actuaron juntas.
Un personaje clave en el reinado de Solimán fue su gran visir, Pargalı İbrahim Paşa (1523-1536). Su gran trabajo en campañas militares y como líder del ejército fue vital para la mejor época del Imperio. Muchos dicen que la influencia de Ibrahim fue incluso mayor que la de Solimán en ese tiempo.
Organización del Imperio Otomano
El plan de Mehmed II era crear un imperio inmenso que uniera a mongoles, musulmanes y cristianos. Para ello, repobló su capital con gente de diferentes orígenes. También animó a líderes religiosos como el patriarca ortodoxo griego, el Catholicos armenio y el gran rabino judío a establecerse allí. Se les permitió ser líderes civiles y religiosos de sus comunidades, que se organizaron en grupos autónomos llamados millet. Estas millet eran las unidades básicas de gobierno para las comunidades no musulmanas dentro del Imperio.
Mehmed II se convirtió en "el señor de dos mares y dos continentes". Durante su gobierno, se crearon las instituciones que caracterizarían al Imperio. El sultán se separó del pueblo con un elaborado ceremonial para ser respetado y temido. También eliminó a las grandes familias de la administración y nombró a Zaganos Paşa como gran visir.
Para evitar que el Imperio se desintegrara, Mehmed y sus sucesores establecieron el principio de que el poder era indivisible. Todos los miembros de la clase dirigente debían obedecer al gobernante. Se estableció la costumbre de ejecutar a los hermanos del sultán para evitar disputas por el trono. El padre elegía al hijo más capaz como sucesor. Mehmed comenzó a codificar estas reglas en el Kanunname, completado por Solimán el Magnífico.
Economía del Imperio Otomano
Gracias a su ubicación geográfica, los otomanos se convirtieron en intermediarios esenciales para el comercio entre Europa y Asia. Venecia fue una de las principales ciudades europeas con las que comerciaban, convirtiéndose en un gran centro de importación de arte oriental a Europa.
Hasta 1566, el Imperio otomano era poderoso y próspero, con un superávit anual en sus finanzas. Era casi autosuficiente, produciendo alimentos y materias primas. También tenía contactos comerciales con Génova, Florencia y Ragusa. El control del Imperio sobre tres continentes y varios mares le permitía obtener grandes ingresos del transporte, especialmente en la ruta de las especias y la seda.
Transilvania, un Estado Vasallo
Después de que Solimán el Magnífico derrotara a los húngaros en 1526, surgieron varios candidatos al trono húngaro. El príncipe germánico Fernando I de Habsburgo y el conde húngaro Juan I Szapolyai, líder de Transilvania, se coronaron reyes. En 1533, Fernando y Solimán firmaron un acuerdo: Fernando renunciaba a sus ambiciones en Hungría central y reconocía a Szapolyai como gobernante vasallo del Imperio otomano. A cambio, el sultán reconocía el gobierno de Fernando en el norte de Hungría, a cambio de un pago.
Aunque Szapolyai se declaró a favor del sultán, en secreto acordó con Fernando I que, a su muerte, el trono pasaría a los Habsburgo. Sin embargo, en 1540, poco antes de morir, su esposa dio a luz a un hijo, Juan Segismundo Szapolyai. Juan Szapolyai hizo coronar a su hijo, rompiendo el acuerdo con Fernando I.
Considerando a los húngaros poco confiables, el sultán movilizó sus ejércitos y en 1541 tomó Buda, la capital húngara. El reino se dividió en tres partes: una bajo control germánico, una central bajo dominio otomano, y una oriental en la región de Transilvania. Transilvania se convirtió en un estado independiente, el Principado de Transilvania, pero bajo el control del Imperio otomano.
Durante el siguiente siglo y medio, los príncipes de Transilvania eran elegidos con la aprobación del sultán. Sin embargo, los húngaros se aliaron con el Sacro Imperio Romano Germánico en la guerra de los Quince Años contra los turcos, recuperando muchas ciudades. Después de esta guerra, Transilvania siguió siendo vasalla de los otomanos.
En el siglo XVII, hubo varias guerras entre Polonia y Turquía por el control de Europa Oriental. El Imperio otomano tenía tanto control sobre Transilvania que incluso las campañas militares de sus príncipes debían ser aprobadas por el sultán. Por ejemplo, cuando el príncipe Jorge Rákóczi II (1648-1660) atacó Polonia sin permiso, el sultán ordenó a sus ejércitos saquear Transilvania como castigo.
En 1683, el príncipe Miguel Apafi I de Transilvania se unió a los ejércitos otomanos en el asedio de Viena. Después de la derrota, turcos y transilvanos se retiraron. En 1686, el ejército del emperador germánico Leopoldo I de Habsburgo recuperó Buda. Los turcos fueron expulsados de Hungría en los años siguientes, y el reino se reunificó bajo los Habsburgo. La Paz de Karlowitz en 1699 marcó el fin de la influencia otomana en Hungría.
Transformación y Desafíos (1566-1700)


La transformación del Imperio otomano comenzó después de la muerte de Solimán el Magnífico y el inicio del reinado de Selim II en 1566. Una serie de gobernantes menos capaces llevaron a intrigas en el palacio. Sin embargo, el sultán Murad IV y la Casa de Koprulu impulsaron importantes reformas administrativas. El Imperio sufrió un gran revés durante la Gran Guerra Turca cuando su intento de tomar Viena en 1683 fracasó, gracias a la ayuda de un ejército europeo liderado por el rey polaco Juan III Sobieski.
El Estado otomano fue una máquina militar muy efectiva entre 1300 y 1566, gracias a diez sultanes hábiles. Estos sultanes daban responsabilidades a los jóvenes príncipes y permitían que el más fuerte de ellos sucediera al trono. Sin embargo, después de Ahmed I (m. 1617), los príncipes ya no recibían puestos de responsabilidad. En cambio, eran confinados en el harén, rodeados de lujos pero sin experiencia. Al mismo tiempo, se abandonó la costumbre de eliminar a los hermanos, y el sucesor pasó a ser el miembro varón de mayor edad de la familia real.
Estos cambios se arrastraban desde el reinado de Solimán, quien, cansado de las campañas militares, se apartó de los asuntos públicos. El puesto de gran visir, ocupado por su amigo Pargalı İbrahim Paşa, ganó mucho poder. Esto marcó el inicio de un cambio, ya que el gran visir podía realizar muchas tareas del sultán, pero no mantener la lealtad y unidad de todos los grupos del Imperio.
La llegada de sultanes menos competentes, junto con la presencia de muchos tíos y hermanos en el harén, llevó a intrigas en el palacio. Los líderes de la administración, especialmente los del sistema devşirme, comenzaron a controlar a los sultanes y a usar la estructura del Imperio para su propio beneficio. La administración, que antes era eficiente, se fragmentó en familias que buscaban los negocios más rentables. Estas familias a menudo se aliaban con líderes militares y personas influyentes en el harén, como las madres o esposas de los sultanes. Los historiadores otomanos llaman a esta época el "Sultanato de las mujeres", seguido por el "Sultanato de los Agas", cuando los jenízaros comenzaron a intervenir directamente en la política. Los sultanes se convirtieron en figuras con menos poder, y los jefes militares ganaron influencia.
De Selim II a Ibrahim I (1566-1648)




El sucesor de Solimán fue su hijo Selim II (1566-1574). Él cometió el error de atacar la isla de Chipre y sufrió la primera derrota otomana en Europa en la batalla de Lepanto en 1571. A su muerte, su hijo Murad III (1574-1595) subió al trono. A partir de este reinado, la influencia del harén en las decisiones del gobierno creció. Murad III se dedicó a los placeres, al igual que su sucesor Mehmed III (1595-1603), dejando todo el poder en manos del gran visir. El caos y la inseguridad aumentaron en el Estado.
El siglo siglo XVII, bajo los sultanatos de Mustafa I, Osmán II y Murad IV, fue una época difícil. Osmán II (1617-1622) fue un sultán culto que intentó reformas, pero los jenízaros se opusieron y lo asesinaron. Después de la nueva ascensión de Mustafa I, Murad IV (1623-1640) se convirtió en el nuevo líder. Él logró algunas reformas en la administración, pero a su muerte, el Imperio quedó sin un liderazgo fuerte durante veinte años.
El sultán Ibrahim I (1640-1648) sucedió a Murad IV. Se le considera uno de los peores sultanes otomanos. Anuló las reformas de Murad IV, lo que llevó a una gran corrupción y problemas en el gobierno.
El Sultanato de las Mujeres
Este término se refiere al periodo en que las mujeres, a menudo las madres o esposas de los sultanes, tuvieron un gran poder en el gobierno. Esto ocurrió porque los sultanes eran muy jóvenes, estaban ausentes o no eran capaces de gobernar.
Esta época abarca desde mediados del siglo XVI hasta finales del siglo XVII. Comenzó con el nombramiento de Roxelana en 1534 como esposa legal de Solimán I. Terminó con las regencias oficiales de Mahpeyker Kösem y Turhan Hatice en 1683. Durante este tiempo, los jenízaros también empezaron a intervenir directamente en la política del Imperio.
El gobierno de Kösem Sultan (1623-1651) es un ejemplo clave del "sultanato de las mujeres". Ella es considerada la mujer más poderosa en la historia otomana. Fue la primera regente oficial del sultanato durante la minoría de edad de su hijo Murad IV. Mantuvo influencia durante el reinado de su hijo menor Ibrahim I y volvió a ser regente de su joven nieto Mehmed IV. Después de su muerte, su nuera Turhan Sultan fue la segunda y última mujer regente, aunque su poder fue limitado por la influencia del gran visir.
Desafíos Militares y Administrativos
Durante la segunda mitad del siglo XVII, los jenízaros, los soldados profesionales del Imperio, que antes dedicaban su vida al ejército y no se casaban, obtuvieron el derecho a casarse, vivir fuera de sus cuarteles y tener otros trabajos. También lograron que sus hijos pudieran unirse al cuerpo, lo que llevó al fin del devşhirme (el reclutamiento forzado de niños cristianos) en 1637. Esto aseguró que las familias de la élite militar mantuvieran sus privilegios.
Aunque el número de jenízaros aumentó, se volvieron menos efectivos. Sus puestos se hicieron hereditarios, y su disciplina militar disminuyó, ya que se dedicaban más al comercio o a la política. Además, se negaban a adoptar las armas y técnicas modernas de Europa, creyendo en su superioridad militar.
La economía del Imperio dependía mucho de las guerras de expansión, que traían riquezas y botines. Cuando las guerras dejaron de ser victorias y se convirtieron en derrotas, el Imperio entró en una crisis grave. Los jenízaros se desmotivaron y se negaban a luchar, ya que no había más botín de guerra.
A esta crisis militar se sumó una crisis en la administración. El sistema de méritos fue reemplazado por uno de sobornos y favoritismo, lo que llevó a mucha corrupción política. La inflación y las guerras constantes causaron un déficit en las finanzas públicas. Los sultanes y sus ministros empezaron a pedir "regalos" a quienes buscaban un puesto en la administración. Los cargos se daban al que ofrecía el mayor soborno, sin importar sus habilidades. Esto llevó a que la administración estuviera llena de personas incompetentes.
La población del Imperio creció mucho a finales del siglo XVI y durante casi todo el siglo XVII. Como la economía no crecía al mismo ritmo, y la agricultura y ganadería disminuían, hubo mucha miseria en las zonas rurales. Los agricultores que no podían pagar los altos impuestos perdían sus tierras. Algunos se hicieron trabajadores en grandes fincas, otros se fueron a las ciudades y se convirtieron en mendigos sin empleo, y otros se unieron a bandas de ladrones. Estas bandas se hicieron comunes en las montañas de los Balcanes y Anatolia, cobrando impuestos y formando sus propios gobiernos locales.
Con una administración y un ejército corruptos y débiles, el gobierno central no podía controlar el vasto territorio. Los imperios vecinos, como Austria e Irán, aprovecharon esta debilidad para tomar territorios. Austria, después de la Paz de Karlowitz en 1699, arrebató importantes territorios en los Balcanes. El surgimiento de Rusia como potencia europea también representó una nueva amenaza desde el norte del mar Negro.
Pérdidas Territoriales y Aislamiento

La debilidad del gobierno central llevó a que la mayoría de las provincias fueran controladas por gobernantes locales, llamados beys. Estos beys asumieron el control de grandes distritos o provincias enteras. Podían mantener su autoridad porque el gobierno otomano no tenía suficientes recursos militares para controlarlos, y porque la gente prefería ser gobernada por ellos que por los funcionarios otomanos corruptos de Estambul. Estos líderes locales recaudaban los impuestos para sí mismos y enviaban solo una pequeña parte al gobierno central.
Esto dificultaba que la corte del sultán mantuviera a la población de las grandes ciudades que dependían del gobierno imperial. La gente de las ciudades sufría escasez de alimentos y otros productos, lo que llevaba a disturbios.
La mayoría de la élite otomana no veía la necesidad de cambiar el Imperio, ya que se beneficiaban de la corrupción. Además, la mentalidad otomana estaba muy aislada y no prestaba atención a lo que ocurría fuera de sus fronteras. Creían en la superioridad de su sociedad sobre el mundo "de los infieles". Por eso, los avances en ciencia, tecnología y administración en Europa eran desconocidos o rechazados. El único contacto significativo con Europa era en el campo de batalla. Las derrotas militares se atribuían a fallos en las técnicas antiguas, no a que Europa estuviera más avanzada.
En 1683, el Imperio otomano, que ya controlaba Hungría desde 1541, avanzó hacia Viena. El sitio de Viena fue un fracaso, ya que las fuerzas del Sacro Imperio Romano Germánico, Lorena y la Mancomunidad Polaco-Lituana formaron una alianza. Después de expulsar a los turcos de los territorios germánicos, los ejércitos de la alianza avanzaron hacia Buda, la capital de Hungría ocupada por los turcos. En 1686, Hungría fue liberada y pasó a control germánico.
Estas derrotas y el aislamiento diplomático contribuyeron al declive del Imperio. Algunos otomanos intentaron romper este aislamiento en el siglo siglo XVIII a través de contactos con Occidente. Un pequeño número de embajadores otomanos fueron enviados a firmar tratados y negociar, y fueron los primeros en entender algo de lo que pasaba en Europa.
Economía en Transformación

En la segunda mitad del siglo siglo XVI, el Imperio otomano comenzó a enfrentar una crisis económica. Su riqueza generó nuevas necesidades en la clase dirigente, que quería que la capital fuera espléndida. Esto llevó a un aumento de la población y una mayor demanda de productos. Algunos de estos productos no se producían en Oriente o los occidentales eran de mejor calidad. Esto obligó a los otomanos a abrir su mercado a productos extranjeros, lo que fue aprovechado por algunas naciones occidentales para intervenir en los asuntos internos del Imperio.
El declive económico del Imperio otomano después de 1566 fue relativo, comparado con la revolución industrial y comercial que ocurría en Europa Occidental. El Imperio otomano no experimentó esta revolución. Sus industrias y comercios se quedaron con técnicas manuales y organizaciones antiguas, por lo que no podían competir con las exportaciones europeas.
El capitalismo de Occidente no solo hizo que la economía otomana pareciera atrasada, sino que la debilitó. El tratado de las Capitulaciones, firmado por Solimán en 1535, dio a los franceses el derecho de comerciar libremente en los dominios otomanos. Aunque al principio esto fue un gesto de generosidad, en el siglo siguiente el Imperio otomano se encontró en una posición inferior. Además, una inflación creciente, causada por el oro y la plata de América en Europa, afectó la economía del Imperio. Las fábricas occidentales introdujeron productos hechos en masa, lo que arruinó la producción artesanal otomana, especialmente la textil. El Imperio otomano no pudo seguir el ritmo del crecimiento económico ni enfrentar la alta inflación europea.

Durante este periodo, holandeses e ingleses lograron cerrar la antigua ruta comercial internacional que pasaba por Oriente Próximo. Esto redujo los ingresos del Imperio otomano y la prosperidad de sus provincias árabes. A mediados del siglo siglo XVII, el Imperio otomano, que antes era próspero, tenía un gran déficit anual en sus finanzas.
El Imperio otomano no pudo seguir el ritmo de Europa en muchos otros aspectos. En Europa, el capitalismo se desarrolló junto con nuevas instituciones políticas, métodos científicos y tecnología militar. La innovación más importante en Europa fue la idea del Estado nación, una unidad política donde la gente se identificaba con su nación. El Imperio otomano, en cambio, siguió siendo una mezcla de diferentes religiones y grupos étnicos. La identidad y lealtad se centraban en la familia o la millet.
Las instituciones educativas y científicas europeas, revitalizadas en el Renacimiento, superaron a las otomanas, que se quedaron estancadas. La "revolución científica" en Europa trajo nuevos avances y cambios en las armas y técnicas de guerra. Solo un pequeño grupo de pensadores en el Imperio otomano se dio cuenta de que su civilización se estaba quedando atrás en comparación con Occidente.
El surgimiento de estados fuertes en Europa fue un factor clave en la caída otomana. El Imperio era una máquina militar que funcionaba con guerras cortas y victoriosas que permitían la expansión territorial y la prosperidad. Cuando los otomanos se encontraron con ejércitos mejor preparados y con armas nuevas, el Imperio llegó a sus límites de expansión y comenzó a retroceder. En el siglo siglo XVII, el Imperio otomano empezó a perder territorios constantemente en Austria, Rusia y otros países europeos. El Estado otomano no pudo seguir manteniendo sus finanzas a través de una máquina militar que consumía más de lo que aportaba.
Estancamiento y Reformas (1703-1789)
Pérdidas Territoriales Continuas
Durante la guerra ruso-turca de 1768-1774, en enero de 1769, turcos y tártaros de Crimea realizaron una de las mayores incursiones en la historia del sur del Imperio ruso, que fue rechazada. Como resultado de la guerra de 1774, el Imperio otomano perdió la costa norte del Mar Negro y Crimea, lo que afectó gravemente su economía y defensas.
A pesar de los intentos de evitar el contacto, mercaderes, viajeros y cónsules europeos llegaron al Imperio otomano. El comercio con el extranjero estaba muy controlado, dominado casi por completo por franceses y venecianos. Poco a poco, las costumbres y conocimientos europeos comenzaron a influir en las clases dirigentes. Esto marcó el inicio del conocimiento de Europa, pero fue limitado, ya que la mayoría de la población lo veía como algo extraño y no deseado.
Los otomanos se dieron cuenta de que su poder militar estaba disminuyendo frente a las armas de fuego y la artillería europeas. Decidieron abrirse a la diplomacia occidental. Los comerciantes cristianos de Constantinopla (los fanariotas) ganaron influencia en la administración otomana, gracias a sus contactos comerciales con Europa y su conocimiento de idiomas extranjeros. Este proceso duró todo el siglo siglo XVIII, pero también dio origen a la idea de un "Gran Imperio Griego" que reemplazaría al otomano.
Los griegos se levantaron en armas en 1821 y obtuvieron su independencia en 1823. Ante esta humillación, los líderes otomanos se volvieron más conservadores. El Imperio sobrevivió casi cien años más gracias al apoyo de Gran Bretaña y Francia, que no querían que Rusia ganara demasiado poder en la región.
Sin embargo, esto no impidió que los otomanos perdieran el control de Egipto en 1882, cuando el gobierno británico tomó el poder para cobrar la gran deuda externa del líder egipcio. Al mismo tiempo, los pueblos cristianos de los Balcanes (Serbia, Rumania, Bulgaria y Albania) se independizaron uno tras otro a lo largo del siglo siglo XIX, con el apoyo de Rusia.
Declive y Modernización (1789-1908)

A pesar de siglos de declive y derrotas, cuando Selim III (1789-1807) subió al trono, el Imperio todavía controlaba toda la península de los Balcanes al sur del río Danubio, toda la península de Anatolia y el mundo árabe desde Irak hasta el norte de África. La era de reformas del siglo siglo XIX se dividió en tres fases:
- Un periodo de transición y preparación (1789-1826).
- Un periodo de acción intensa (1826-1876).
- Un periodo de culminación (1876 hasta la Primera Guerra Mundial).
El primer periodo fue liderado por dos sultanes reformadores, Selim III y Mahmud II (1808-1839). Su principal objetivo era eliminar la corrupción y el favoritismo en la administración. También crearon nuevas fuerzas militares, llamadas Nizam-i Cedid, porque las derrotas militares demostraban la superioridad europea. Sin embargo, los antiguos cuerpos militares eran muy hostiles a estas nuevas fuerzas. Cuando los Nizam-i Cedid provocaron una revuelta de los jenízaros contra Selim en 1807, no pudieron evitar su derrocamiento ni su asesinato. Mahmud II fue puesto en el trono y tardó muchos años en restablecer un nuevo cuerpo militar.
Además de la oposición interna, Selim y Mahmud tuvieron que enfrentar peligros militares constantes debido a las Guerras revolucionarias francesas y guerras napoleónicas. Francia se convirtió en enemigo cuando Napoleón Bonaparte invadió Egipto y Siria en 1798.
Rusia y Austria representaban una amenaza constante en los Balcanes. Su influencia provocó revueltas nacionales contra el Imperio otomano, primero en Serbia en 1815, y luego una gran revuelta en Grecia en 1821. Esto llevó a la autonomía e independencia de estas regiones. Las amenazas externas y la continua intervención extranjera dificultaron las reformas. Los jenízaros eran lo suficientemente fuertes para oponerse a los sultanes, pero no para neutralizar los peligros extranjeros.


Mahmud II y sus partidarios se dieron cuenta de que no podían crear nuevas instituciones militares sin eliminar las antiguas. En 1826, los jenízaros se rebelaron, y los hombres de Mahmud bombardearon sus cuarteles, organizando una gran eliminación de jenízaros en todo el Imperio. Este evento, llamado Vaka-i Hayriyye, fue muy importante porque eliminó la oposición militar a las reformas.
Sin embargo, el efecto militar del Vaka-i Hayriyye fue desastroso. El antiguo ejército fue destruido y no había otro que lo reemplazara. Las grandes potencias aprovecharon la debilidad militar del Imperio otomano y obligaron al sultán a aceptar la independencia griega y la autonomía de Serbia, Valaquia y Moldavia en la conferencia de Londres y en el Tratado de Edirne (1829). El gobernador de Egipto, Mehmet Alí, declaró su independencia virtual y conquistó territorios.
Cuando Gran Bretaña y Francia retiraron su ayuda, el sultán se vio obligado a firmar un tratado con el zar ruso en 1833, que ponía al Imperio otomano bajo una especie de "protección rusa". Las potencias europeas, al no ponerse de acuerdo sobre cómo dividir el Imperio, obligaron a Mehmet Ali a retirarse, salvando a Mahmud. Después de estos eventos, Mahmud pudo realizar las reformas que formaron la base del Tanzimat.
De 1839 a 1876, se produjo un periodo conocido como la "Época de Tanzimat", con importantes reformas. Se reconoció la igualdad de todos los habitantes del Imperio otomano, pasando de "súbditos" a "ciudadanos" con derechos y libertades protegidos por la ley. También se estableció un sistema judicial más independiente. El Tanzimat se extendió durante los gobiernos de los sultanes Abdülmecit I (1839-1861) y Abdülaziz I (1861-1876), y culminó con una constitución y un parlamento durante el reinado de Abdul Hamid II (1876-1908). El Tanzimat fue un esfuerzo de la clase dirigente otomana para mantener su posición, modernizando el gobierno, la administración y el ejército.


Abdülmecit I (1839-1861) adoptó un estilo de vida europeo y gastó mucho en reformas. El sultán Abdülaziz I (1861-1876) mantuvo la apertura a Europa. Fue el primer líder otomano en visitar oficialmente un país extranjero. En 1867, regresó de Londres y gastó mucho dinero para imitar lo que había visto. Su gobierno fue caótico y llevó al Imperio a la ruina. En 1876, fue depuesto (y asesinado) por un movimiento nacionalista llamado los Jóvenes Otomanos.
En 1876, se creó una constitución en respuesta a las demandas de reforma social. La promulgación de la Constitución otomana, que establecía una monarquía parlamentaria con dos cámaras, fue obra de Midhat Paşa, quien convenció al nuevo sultán Abdul Hamid II (1876-1909). Con este paso, el sultán y la clase dirigente otomana se sometieron a la constitución. Sin embargo, el sultán tenía cláusulas que le permitían suspender el parlamento y desterrar a quienes actuaran contra el Estado. En 1877, el sultán inauguró el parlamento, pero lo disolvió poco después con la excusa de la guerra contra Rusia, y gobernó de forma autoritaria hasta 1908.
Crecimiento de la Influencia Extranjera en el Siglo XIX
La derrota en la guerra de 1877-1878 contra Rusia y la pérdida de Bulgaria causaron nuevas dificultades. Los esfuerzos por modernizar la administración otomana llevaron a más interferencias de las potencias europeas, que la élite otomana no pudo evitar.
Bajo el pretexto de proteger a las minorías religiosas (cristianos y judíos), los diplomáticos europeos exigieron cada vez más concesiones al gobierno otomano. Llegaron a establecer sus propios servicios postales en puertos otomanos y derechos de extraterritorialidad para sus ciudadanos, lo que redujo la autonomía de las autoridades otomanas.
La economía del Imperio estaba bastante bien, pero esto se debía a las grandes inversiones financieras de extranjeros en el comercio, ferrocarriles, banca e industria. Por ello, la corte de Estambul se veía obligada a aceptar las presiones de las potencias europeas, de las cuales dependía la economía nacional, lo que reducía su soberanía. La balanza comercial era deficitaria, ya que el valor de las importaciones superaba al de las materias primas exportadas. La industria era escasa y dominada por el capital financiero extranjero.
Para financiar el Imperio, el gobierno otomano se endeudó con bancos europeos a partir de 1838. Como las fuentes de riqueza no aumentaban, las deudas se hicieron difíciles de pagar. La situación empeoró después de la guerra de 1877-1878 y el Congreso de Berlín de 1878, que privó al Imperio de ricas provincias en los Balcanes.
Para evitar la quiebra, el Imperio otomano tuvo que renegociar su deuda externa con los bancos europeos. Así se fundó la Administración de la Deuda Pública Otomana en 1881. Esta entidad controlaba gran parte de la recaudación de impuestos y las rentas del gobierno, quitando esta función a los funcionarios del sultán y reduciendo la soberanía financiera del Imperio.
Rusia se convirtió en protectora de los cristianos ortodoxos griegos y armenios, exigiendo concesiones al Imperio otomano. Francia siguió una política similar con los católicos maronitas, lo que incluso justificó una intervención armada francesa en Líbano en 1860. Mientras tanto, Gran Bretaña influyó alegando la protección de la minoría judía.
Otras potencias europeas vieron al Imperio otomano como un mercado para sus productos industriales y una fuente de materias primas. El Imperio alemán se acercó al Imperio otomano, pero su superioridad económica hizo que también exigiera privilegios, compitiendo con británicos, rusos y franceses. El Imperio austrohúngaro mantuvo su hostilidad y redujo la poca influencia otomana en los Balcanes.
Grecia (con apoyo ruso y británico) fomentó movimientos independentistas en Creta y Chipre a finales del siglo siglo XIX. Esto llevó a que los habitantes griegos de esas islas obtuvieran autonomía comercial. Grecia incluso lanzó una guerra contra el Imperio en 1897. Aunque las tropas otomanas lograron detener las ofensivas griegas, la presión extranjera continuó.
Incluso el Reino de Italia, aunque económicamente más débil, tuvo suficiente fuerza para invadir y conquistar las regiones de Tripolitania y Cirenaica en 1911. La corte de Estambul no tenía los medios para impedir que su última posesión en el Norte de África se convirtiera en una colonia italiana.
Los Jóvenes Turcos

En 1906, se creó en Salónica un partido llamado los Jóvenes Turcos. Estaba formado por jóvenes oficiales del ejército, intelectuales y burócratas que rechazaban el gobierno del sultán Abdul Hamid II y buscaban grandes reformas políticas. El gobierno prohibió esta asociación, pero el movimiento se extendió rápidamente. El sultán tuvo que ceder, promulgando una nueva constitución y concediendo una amnistía general para los presos y exiliados políticos.
Abdul Hamid II fundó un cuerpo especial de caballería formado por kurdos, llamado Hamidiye, y otros proyectos que eran una carga enorme para las finanzas del Estado. Estas finanzas dependían cada vez más de préstamos de potencias europeas, que a cambio exigían más concesiones al Imperio. Así, el Imperio otomano se fue endeudando gradualmente. Ante las agitaciones nacionalistas, el sultán reaccionó. Sin embargo, el ejército otomano se rebeló pidiendo la vuelta de la constitución. Aprovechando la situación, el Imperio austrohúngaro se anexionó Bosnia-Herzegovina sin que el gobierno de Estambul pudiera oponerse, poniendo fin a la débil presencia otomana en los Balcanes.
Todos estos hechos llevaron al sultán a una crisis de popularidad. Los jóvenes oficiales del ejército, burócratas e intelectuales culpaban al absolutismo del sultán por la humillación política del Imperio. El Imperio estaba casi sometido a las presiones financieras de otras potencias y muy debilitado para imponer su autoridad. El sultán Abdul Hamid II intentó detener a los líderes de los Jóvenes Turcos, pero fue derrocado por un golpe de Estado de los Jóvenes Turcos en julio de 1908, que lo forzó a aceptar la Constitución de 1876.
La política de los Jóvenes Turcos se basaba en el Tanzimat. Intentaron varias reformas y modernizaciones del Imperio (servicio militar obligatorio, sufragio universal y educación masiva), pero les faltó tiempo de paz para lograr una revolución completa.
Disolución del Imperio Otomano (1908-1922)


El sucesor del sultán derrocado fue Mehmet V (1909-1918), quien había estado cautivo por su hermano durante treinta y tres años. Fue proclamado sultán y dejó claro que no sería una marioneta de los Jóvenes Turcos.
Entonces estalló la Primera Guerra Mundial, y el Imperio otomano se alió con Alemania y la Triple Alianza desde diciembre de 1914. Aunque el Imperio otomano tenía líderes militares capaces, la mayoría de los puestos de mando fueron ocupados por los Jóvenes Turcos, que buscaban aumentar su propio poder. Los combates comenzaron entre tropas otomanas y del Imperio ruso en las montañas del Cáucaso, donde los rusos detuvieron ofensivas otomanas mal planificadas.
El gobierno imperial enfrentó grandes desafíos internos. Para fortalecer la alianza con las Potencias Centrales, los líderes Enver Pachá, Ahmed Djemal y Mehmed Talat pusieron tropas otomanas bajo el mando de generales alemanes.
La guerra mantuvo al Imperio a la defensiva. El sultán Abdul Hamid, como califa, hizo un llamado a la Yihad islámica contra la Triple Entente, pero sus llamados no fueron escuchados por las tribus y clanes de la península arábiga, Siria e Irak. Allí, las intrigas de Gran Bretaña y Francia habían sembrado la hostilidad hacia la autoridad de Estambul.
A pesar del apoyo alemán en dinero, armamento y líderes militares, las fuerzas armadas del Imperio tuvieron constantes problemas. Esto se debió al control militar por una élite burocrática ineficaz, disputas político-étnicas entre oficiales y tropas, y comunicaciones e infraestructuras muy deficientes para un esfuerzo bélico en un imperio tan vasto.

La situación para el Imperio otomano empeoró en todos los frentes desde principios de 1917. En el este, la Campaña de Mesopotamia terminó con un triunfo británico al tomar Bagdad en marzo de 1917. Más al sur, la Campaña del Sinaí y Palestina contra las tropas de la Commonwealth y la Revuelta Árabe (apoyada por los británicos) resultaron en derrotas otomanas. Para 1918, las fuerzas otomanas estaban en retirada en todos los frentes.
La asistencia alemana disminuyó, ya que el mando alemán priorizó otras ofensivas. Con menos ayuda alemana, la situación militar del Imperio otomano empeoró. El Ferrocarril del Hiyaz fue destruido por los rebeldes árabes en mayo de 1918. Británicos y australianos entraron en Siria, tomando Damasco en octubre de 1918 y Alepo a finales de mes. En los Balcanes, una expedición greco-franco-serbia derrotó a Bulgaria, forzando su armisticio en septiembre, lo que complicó la situación otomana. Después de un ataque naval británico a Estambul, el gobierno otomano aceptó el Armisticio de Mudros el 30 de octubre, retirando sus tropas hacia Anatolia.
Partición del Imperio (1918-1922)
El Imperio otomano, gravemente debilitado por la Revuelta Árabe (apoyada por Gran Bretaña), se desmoronó. Los líderes de los Jóvenes Turcos, Cemal, Enver y Talat, huyeron para evitar ser arrestados.
El primer presidente de la República de Turquía, Kemal Atatürk, abolió el sultanato en 1922 como parte de sus reformas y modernización. Declaró la renuncia a la idea imperial, lo que marcó el fin del Imperio otomano.
Galería de imágenes
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El emperador bizantino Juan V Paleólogo.
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El descubrimiento del cuerpo del rey Luis II, por Bertalan Székely.jpg
Muerte del rey Luis II de Hungría en la batalla de Mohács en 1526.
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Áreas con presencia de griegos anatolios en 1910
Véase también
- Anexo:Cronología del Imperio otomano
- Organización territorial del Imperio otomano
- Estados vasallos y tributarios del Imperio otomano
- Dinastía osmanlí
- Ejército del Imperio otomano
- Mujeres en el Imperio otomano
- Historia de los judíos en el Imperio otomano
- Economía del Imperio otomano
- Dhimmi
- Devşirme
- Yizia
- Guerras otomanas en Europa