Monarquía compuesta para niños
La monarquía compuesta es un tipo de reino que existió mucho en Europa durante la Edad Moderna, especialmente en los siglos XVI y XVII. Imagina varios reinos, estados o territorios que se unen bajo un mismo rey o reina, pero cada uno mantiene sus propias leyes, costumbres y formas de gobierno. Es como tener muchos países diferentes, pero con un solo líder principal.
Un experto del siglo XVII, Juan de Solórzano Pereira, explicó que en estas monarquías, los reinos se gobernaban como si el rey fuera el único gobernante de cada uno por separado. Esto significa que el rey debía respetar las reglas y tradiciones de cada lugar.
Un gran ejemplo de monarquía compuesta fue la Monarquía Hispánica. Nació en 1479 cuando los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, se casaron. Así, unieron sus reinos: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. Con el tiempo, esta monarquía fue añadiendo más territorios en Europa y América, volviéndose muy poderosa. En 1580, el rey Felipe II incorporó el Reino de Portugal, uniendo gran parte de la península ibérica bajo un solo monarca.

Contenido
¿Qué es una Monarquía Compuesta?
Origen del concepto
El historiador Helmut Koenigsberger fue el primero en usar el término "Estado compuesto" en 1975. Él explicó que la mayoría de los países en la Edad Moderna eran así. Tenían más de un territorio bajo el mismo gobernante.
Koenigsberger clasificó estos estados en dos tipos:
- Separados: Países que estaban divididos por otros estados o por el mar. Por ejemplo, la Monarquía Hispánica o la Corona inglesa con Irlanda.
- Continuos: Países que estaban unidos geográficamente. Como Inglaterra y Gales, o Polonia y Lituania.
Aunque Koenigsberger usó "Estado compuesto", hoy en día es más común decir "monarquía compuesta".
Características principales
El historiador Xavier Torres señala dos características importantes de estas monarquías:
- Formación por agregación: Se formaban añadiendo territorios de diversas maneras, como conquistas, matrimonios o herencias. La Monarquía Hispánica de los Austrias es un buen ejemplo de esto.
- Diversidad interna: Cada territorio dentro de la monarquía podía tener su propio idioma, costumbres, instituciones, leyes y sistema de impuestos. Esto significaba que el rey necesitaba la colaboración de los líderes de cada región para gobernar. A cambio, el rey solía respetar los derechos y privilegios locales.
Esto se basaba en el "pactismo", una idea de que el rey y los territorios hacían un acuerdo para gobernar juntos.
La visión de los juristas
Los expertos de la época también notaron esta forma de gobierno. El jurista Juan de Solórzano Pereira explicó que un nuevo territorio podía unirse a un reino de dos maneras:
- Unión "accesoria": El nuevo territorio adoptaba las mismas leyes y costumbres del reino principal. Por ejemplo, las Indias se unieron a la Corona de Castilla de esta forma.
- Unión aeque principaliter: Esta es la que corresponde a las monarquías compuestas. Los territorios seguían siendo distintos, manteniendo sus propias leyes y privilegios. El rey tenía la obligación de respetar la identidad de cada uno.
Nicolás Maquiavelo, un pensador del siglo XVI, ya había notado las ventajas de esta forma de unión. Decía que permitir a los territorios conquistados vivir con sus propias leyes, pagando un tributo, los hacía más fáciles de gobernar. Así, los habitantes aceptaban mejor el cambio de gobernante.
La estabilidad de estas monarquías dependía mucho de la colaboración entre el rey y los líderes de cada provincia. Si el rey lograba que la nobleza de sus diferentes reinos le fuera leal, la monarquía era más fuerte. Por ejemplo, Carlos V invitó a nobles de todos sus reinos a unirse a la orden del Toisón de Oro para fomentar esa lealtad.
Algunos pensadores del siglo XVII, como Giovanni Botero y Tommaso Campanella, sugirieron ideas para mantener unidas estas monarquías. Propusieron fomentar matrimonios entre nobles de diferentes regiones o distribuir los cargos importantes de manera justa. Así, la gente de distintos lugares se conocería mejor y se sentiría más unida.
Cambios en las Monarquías Compuestas
A medida que avanzaba el siglo XVII, con guerras como la Guerra de los Treinta Años y problemas económicos, los gobernantes empezaron a pensar que la diversidad de las monarquías compuestas era un obstáculo. Querían más unidad para poder movilizar recursos y dinero para las guerras.
Por ejemplo, en Francia, los consejeros del rey Luis XIII querían aplicar las mismas reglas en todas las regiones. El Conde-Duque de Olivares, en la Monarquía Hispánica, también buscaba una mayor uniformidad. Su lema era "Muchos reinos, pero una ley". Él creía que la diversidad de leyes impedía que la monarquía fuera más fuerte.
La búsqueda de unidad en el siglo XVIII
A principios del siglo XVIII, entre 1707 y 1716, las tres monarquías compuestas más importantes de Europa se reorganizaron para ser más unitarias, cada una a su manera:
- Monarquía Británica: En 1707, los parlamentos de Inglaterra y Escocia acordaron unirse. Se creó el Reino Unido de Gran Bretaña. El parlamento escocés se integró en el de Londres, pero Escocia mantuvo muchas de sus leyes e instituciones. Irlanda, sin embargo, siguió siendo un reino conquistado.
- Imperio de los Habsburgo: En 1711, se llegó a un acuerdo con el reino de Hungría. Se respetaron sus leyes y costumbres, a cambio de que reconocieran a los Habsburgo como sus reyes. Esto abrió el camino para una "Monarquía Dual" más adelante.
- Monarquía Hispánica: El rey Felipe V, de la Casa de Borbón, aprovechó la rebelión de los territorios de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia y Cataluña) para abolir sus leyes e instituciones propias. Esto se hizo a través de los Decretos de Nueva Planta. Fue la solución más unificadora de las tres.
Galería de imágenes
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Bandera del Reino de Escocia.
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Bandera del Reino de Inglaterra.
Ver también
Véase también
En inglés: Composite monarchy Facts for Kids