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Isabel I de Inglaterra para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Isabel I de Inglaterra
Reina de Inglaterra e Irlanda
Darnley stage 3.jpg
Retrato Darnley (h. 1575)
Reinado
17 de noviembre de 1558-24 de marzo de 1603
(44 años y 127 días)
Predecesor María I de Inglaterra y Felipe
Sucesor Jacobo I de Inglaterra
Información personal
Otros títulos Gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra
Coronación 15 de enero de 1559 Londres
Nacimiento 7 de septiembre de 1533
Palacio de Greenwich, Inglaterra
Fallecimiento 24 de marzo de 1603

Palacio de Richmond, Inglaterra
Sepultura Abadía de Westminster
Apodo Reina Virgen
Buena Reina Bess
Gloriana
Familia
Casa real Tudor
Padre Enrique VIII de Inglaterra
Madre Ana Bolena
Hijos Ninguno

Firma Firma de Isabel I de Inglaterra

Isabel I de Inglaterra (nacida en Greenwich el 7 de septiembre de 1533 y fallecida en Richmond el 24 de marzo de 1603) fue la reina de Inglaterra e Irlanda. Gobernó desde el 17 de noviembre de 1558 hasta su fallecimiento en 1603. Su largo reinado, de más de 44 años, es conocido como la era isabelina. Fue la quinta y última monarca de la dinastía Tudor.

Isabel era hija del rey Enrique VIII de Inglaterra y de Ana Bolena, su segunda esposa. Ana Bolena perdió la vida dos años y medio después del nacimiento de Isabel. El matrimonio de Ana con Enrique VIII fue declarado no válido, e Isabel fue declarada no apta para heredar el trono. Su medio hermano, Eduardo VI, gobernó hasta su muerte en 1553. Él quiso que la corona pasara a lady Juana Grey, ignorando los derechos de sus dos medias hermanas, la católica María y la joven Isabel, a pesar de lo que decía la ley. El deseo de Eduardo no se cumplió y María se convirtió en reina, quitando a Jane Grey del trono. Durante el reinado de María, Isabel estuvo bajo vigilancia por casi un año, sospechosa de apoyar a grupos protestantes.

Después de la muerte de su media hermana en 1558, Isabel subió al trono. Contó con el apoyo de un grupo de consejeros de confianza, liderados por sir William Cecil. Una de sus primeras decisiones como reina fue establecer una Iglesia protestante independiente del Papa, de la cual se convirtió en gobernadora principal. Esta decisión llevó al establecimiento definitivo de la Iglesia de Inglaterra. Se esperaba que Isabel se casara y tuviera un heredero, pero a pesar de varias propuestas de matrimonio, nunca lo hizo. Finalmente, fue sucedida por su pariente, Jacobo VI de Escocia, quien sentó las bases para el futuro Reino de Gran Bretaña. Antes de esto, Isabel había sido responsable de la muerte de la madre de Jacobo, María I de Escocia.

Durante su gobierno, Isabel fue más moderada que su padre y sus hermanos. Uno de sus lemas era "video et taceo" (en latín: "veo y callo"). En cuanto a la religión, fue bastante tolerante y evitó la persecución. Después de que el papa Pío V la declarara no apta para gobernar en 1570, varias conspiraciones buscaron quitarle la vida. Todas fueron descubiertas gracias a la ayuda de los servicios de inteligencia de sus ministros. Isabel fue cuidadosa en sus relaciones con otros países, buscando el equilibrio entre Francia y España, las grandes potencias de la época. Apoyó algunas campañas militares en los Países Bajos, Francia e Irlanda. A mediados de la década de 1580, Inglaterra no pudo evitar la guerra con España. El fracaso de la invasión a Inglaterra por parte de la Gran Armada en 1588, es una de las victorias militares más importantes de la historia inglesa.

A medida que envejecía, Isabel se hizo famosa por no casarse. Se creó una imagen especial alrededor de ella, celebrada en retratos, desfiles y obras literarias. El reinado de Isabel es conocido como la era isabelina. Este período es famoso por el gran desarrollo del teatro isabelino, con escritores como William Shakespeare y Christopher Marlowe, y por la habilidad de marineros aventureros como Francis Drake. Algunos historiadores describen a Isabel como una gobernante con carácter fuerte, a veces indecisa, que tuvo momentos de buena suerte. Hacia el final de su reinado, algunos problemas económicos y militares afectaron su popularidad. Isabel es recordada como una gobernante carismática y una gran superviviente en una época difícil. Después de los cortos reinados de sus medio hermanos, sus 44 años en el trono dieron mucha estabilidad al reino y ayudaron a crear un fuerte sentido de identidad nacional. Su reinado ha sido el sexto más largo en la historia inglesa.

Los primeros años de Isabel I

Archivo:Henry VIII and Anne Boleyn
Enrique VIII y Ana Bolena, padres de Isabel I.

Isabel nació en el palacio de Placentia, el 7 de septiembre de 1533. Era hija de Enrique VIII de Inglaterra y de su segunda esposa, Ana Bolena. Fue bautizada el 10 de septiembre de 1533.

Archivo:El bieta I lat 13
Isabel Tudor como princesa, hacia 1546, de autor desconocido.

Aunque Enrique VIII quería un hijo varón para asegurar la sucesión de la Casa de Tudor, Isabel se convirtió en la siguiente en la línea al trono de Inglaterra. Esto fue porque su hermana María, hija de Catalina de Aragón, había sido declarada no apta para heredar el trono después de que el matrimonio de sus padres fuera anulado. Sin embargo, la posición de Isabel duró poco. Tenía dos años y ocho meses cuando su madre perdió la vida el 19 de mayo de 1536. Ana Bolena no había dado un hijo varón al rey, lo que hizo que Enrique perdiera interés en ella. Se organizó un proceso que permitió a Enrique ejecutar a la reina bajo acusaciones que hoy se consideran falsas. Isabel fue declarada no apta para heredar el trono y perdió su lugar en la sucesión real.

Archivo:Embroidered bookbinding Elizabeth I
The Miroir or Glasse of the Synneful Soul, un librito de poemas traducido del francés, escrito por Isabel a los once años, como regalo para Catalina Parr en 1544. El bordado de la encuadernación también es obra de Isabel.

Cuando su madre falleció, Isabel quedó al cuidado de lady Margaret Bryan. Después, fue educada por Katherine Ashley. Isabel tenía tres años cuando fue declarada no apta para heredar el trono y perdió su título de princesa. Vivió lejos de la Corte, de su padre y de sus siguientes esposas. Sin embargo, la última esposa de su padre, Catalina Parr, ayudó a que padre e hija se reconciliaran. Gracias a la Tercera Acta de Sucesión de 1543, Isabel recuperó sus derechos en la línea de sucesión, después de su hermano el príncipe Eduardo (hijo de Juana Seymour) y de su hermana María Tudor (hija de Catalina de Aragón), quien también fue restituida en esa misma Acta.

Entre sus ayudantes durante este tiempo, destacaron Katherine Champernowne y Matthew Parker. Katherine fue una amiga cercana de Isabel. Matthew Parker fue un sacerdote que prometió a Ana Bolena cuidar de su hija antes de su fallecimiento.

Isabel compartía muchas características con su madre: era carismática y muy protestante. También heredó su complexión delgada y sus rasgos faciales. Del rey, solo su cabello rojizo.

Después de la muerte de Enrique VIII en 1547 y el ascenso al trono de su hijo, Eduardo VI, Catalina Parr se casó de nuevo con Thomas Seymour, tío de Eduardo. Isabel se fue a vivir con ellos. Allí, recibió una excelente educación y aprendió a hablar muy bien inglés, francés, italiano, griego y latín. Bajo la influencia de Catalina, Isabel se formó como protestante.

Mientras su hermano estuvo en el trono, la posición de Isabel fue incierta. Sin embargo, en 1553, Eduardo falleció a los 15 años. Antes de morir, y en contra de la ley de sucesión de su padre, Eduardo nombró heredera a lady Jane Grey. Jane fue depuesta pocos días después, el 19 de julio de 1553. Con el apoyo del pueblo, María regresó triunfante a Londres acompañada de su media hermana.

María se casó con el príncipe Felipe de España, futuro rey Felipe II, a pesar de la opinión pública. La impopularidad de esta unión hizo que María temiera ser derrocada por una rebelión que nombrara a Isabel como nueva monarca. Este temor casi se hizo realidad con la rebelión de Thomas Wyatt en 1554, que intentó evitar su boda. Tras su fracaso, Isabel fue prisionera en la Torre de Londres. Algunos miembros de la corte española pidieron su ejecución, pero la corte inglesa se negó a enviar a un miembro de la familia Tudor al patíbulo. La reina intentó entonces quitar a Isabel de la línea de sucesión como castigo, pero el Parlamento se lo impidió. Después de dos meses en la Torre, Isabel fue puesta bajo vigilancia. A finales de ese año, corrió el rumor de que María estaba esperando un bebé. Se permitió entonces que Isabel regresara a la corte, ya que Felipe prefería que el trono pasara a Isabel si su esposa fallecía durante el parto. Cuando se desmintió el rumor, María, incapaz de evitar que Isabel la sucediera, intentó convertirla al catolicismo. Isabel fingió aceptar, pero en su interior siguió siendo fiel a la fe protestante.

Desde octubre de 1555, Isabel vivió en Hatfield House, Hertfordshire. En 1558, Felipe, que ya era rey de España, envió a Gómez III Suárez de Figueroa y Córdoba a hablar con Isabel, debido al empeoramiento de la salud de María. Para octubre, la joven princesa ya estaba haciendo planes para su gobierno. El 6 de noviembre, María reconoció a Isabel como su heredera. El 17 de noviembre, la reina falleció, dejando a Isabel como nueva reina de Inglaterra. Se dice que Isabel recibió la noticia bajo un roble y recitó un verso del salmo 118: A Domino factum est illud et est mirabile in oculis nostris (en español: Esta es obra del Señor y es maravilloso ante nuestros ojos).

La llegada al trono de Isabel I

Archivo:Elizabeth I in coronation robes
Retrato de Isabel en su coronación.
Copia de un original, h. 1600.

A los 25 años, Isabel se convirtió en reina. Declaró sus intenciones a su Consejo privado y a los otros nobles del reino que habían llegado a Hatfield para mostrarle su apoyo. Su discurso ante ellos es el primer testimonio que se conserva sobre la idea medieval de los "dos cuerpos" de un gobernante: el natural y el político.

Mis señores, la ley de la naturaleza me hace llorar por mi hermana; la responsabilidad que recae sobre mí me asombra. Sin embargo, considerando que soy una criatura de Dios, Él me ordena obedecer Su nombramiento. Me rendiré, deseando desde el fondo de mi corazón que pueda tener la ayuda de Su gracia para ser instrumento de Su voluntad celestial en este puesto que ahora se me ha confiado. Y como yo no soy más que un cuerpo considerado naturalmente, aunque con Su permiso un cuerpo político para gobernar, así desearía que todos vosotros... seáis mis ayudantes, para que yo con mi gobierno y vosotros con vuestro servicio podamos rendir una buena cuenta a Dios Todopoderoso y dejar algo de consuelo a nuestra posteridad en la Tierra. Pretendo dirigir todas mis acciones con buen asesoramiento y consejo.

A su regreso triunfal a Londres, antes de su ceremonia de coronación, fue recibida con entusiasmo por los ciudadanos. La saludaron con oraciones y espectáculos de carácter protestante. Las respuestas abiertas y amables de Isabel fueron recibidas con alegría por la gente, que estaba "maravillosamente encantada" con su nueva reina. Al día siguiente, el 15 de enero de 1559, Isabel fue coronada y ungida por Owen Oglethorpe, obispo católico de Carlisle, en la abadía de Westminster. Luego fue presentada para la aceptación del pueblo, en medio de un gran ruido de órganos, flautas, trompetas, tambores y campanas. Aunque Isabel fue recibida con alegría y esperanza, el país aún estaba preocupado por la amenaza de los católicos, tanto dentro como fuera del país, y por la elección de con quién se casaría.

Los primeros años de gobierno

Archivo:Elzbieta przyjmuj ca ambasadoró
Isabel I recibiendo embajadores (ing., Queen Elizabeth and the Ambassadors), 1560.

Al principio de su reinado, la política exterior de Isabel se caracterizó por su relación cautelosa con la España de Felipe II, quien le había propuesto matrimonio en 1559. También tuvo relaciones complicadas con Escocia y Francia. Inglaterra estaba en guerra con Francia porque su hermana María Tudor había apoyado a su marido Felipe II de España en la guerra casi continua entre España y Francia desde 1522.

La reina de Escocia, María Estuardo (nieta de Margarita Tudor, hermana de Enrique VIII), estaba casada con Francisco II de Francia. Aunque vivía en Francia, su madre, María de Guisa, que era de una de las familias nobles católicas más poderosas de Francia, gobernaba Escocia en su ausencia. Ella defendía los intereses de los católicos en Escocia. Debido a la guerra contra Francia, Francisco II apoyó las pretensiones de su esposa al trono inglés, mientras que la madre de María permitía la presencia de tropas francesas en bases escocesas.

Rodeados por la amenaza francesa, Isabel y Felipe se vieron obligados a unirse a pesar de sus diferencias religiosas. Por un lado, y gracias a la mediación de Felipe, Inglaterra se unió al tratado de paz de Cateau-Cambrésis en 1559. En este tratado, Isabel renunció formalmente a la última posesión inglesa en el continente, Calais, capturada el año anterior por Francisco de Guisa, hermano de María de Guisa. Por su parte, Francia se comprometió a dejar de apoyar las pretensiones de María Estuardo al trono inglés. Durante las celebraciones de este tratado de paz, Francisco II falleció, lo que hizo que su esposa María regresara a Escocia en 1561.

Además, en el mismo año (1559), Isabel apoyó la reforma religiosa de John Knox, un líder protestante escocés, que quería eliminar la influencia católica en Escocia. Isabel envió un ejército a sitiar Leith, donde estaban las tropas francesas, y una flota para bloquear el Fiordo de Forth, donde se esperaba que los franceses desembarcaran refuerzos. Aunque el sitio de Leith no tuvo éxito, la flota impidió el desembarco francés y ayudó a la victoria de los rebeldes. Después de la muerte de María de Guisa en 1560, representantes de María Estuardo firmaron el Tratado de Edimburgo, que eliminó la influencia francesa en Escocia. Sin embargo, María siempre se negó a ratificar este tratado.

Mientras tanto, Catalina de Médicis, que gobernaba Francia en nombre de Carlos IX tras la muerte de Francisco II, no pudo evitar que Francisco de Guisa llevara a cabo conflictos contra los hugonotes. Esto desató una guerra religiosa entre la familia católica de Guisa y la familia protestante de Borbón. Isabel apoyó la causa protestante, llegando a comprarles el puerto de El Havre, que pensaba intercambiar por Calais al final de la guerra. Sin embargo, después de la tregua entre protestantes y católicos en 1563, Isabel no pudo mantener El Havre y firmó la paz con Francia en 1564.

Después de las victorias en Escocia y la intervención en Francia, los intereses de Isabel y Felipe II se separaron. Esto llevó a un deterioro continuo de las relaciones entre ambos países y a un acercamiento de Inglaterra a Francia.

Desde los primeros años de su reinado, Isabel confió en sir William Cecil (Lord Burghley desde 1572), quien fue primero secretario real y luego tesorero real hasta su muerte en 1598. Después, la confianza de la reina pasó al hijo de Cecil, Robert Cecil.

La sucesión al trono: María Estuardo

Archivo:Mary Queen of Scots Blairs Museum
La reina María I de Escocia.

Poco después de que Isabel subiera al trono, se empezó a discutir quién debía ser el esposo de la reina. El Parlamento incluso le pidió que se casara. Sin embargo, casarse significaría para Isabel compartir el poder con un rey consorte, algo que no le gustaba. Esto puede explicar por qué siempre se negó a hablar de matrimonio. Sin hijos que la sucedieran, Isabel tenía dos posibles herederas: María Estuardo, nieta de la hermana mayor de Enrique VIII, Margarita Tudor, y Catherine Grey, descendiente de la hermana menor de Enrique VIII, María Tudor. Isabel no sentía aprecio por la primera, debido a sus conflictos anteriores y su fe católica, ni por la segunda, que se había casado sin permiso real y cuya hermana Jane había "tomado" el trono inglés.

El problema de la sucesión se hizo más grave en 1562, cuando Isabel sufrió varicela. Aunque se recuperó, el Parlamento volvió a insistir en la necesidad de que se casara para tener descendencia. Isabel se negó y disolvió el Parlamento hasta 1566. Ese año, la reina necesitaba el permiso del Parlamento para conseguir más dinero. Se lo concedieron con la condición de que se casara, a lo que Isabel volvió a negarse. En 1568, Catherine Grey falleció, dejando descendientes que por diversas razones no eran aptos para el trono. Así, María Estuardo vio aún más fuerte su posición como heredera natural del reino.

Sin embargo, María tenía sus propios problemas en Escocia. Una rebelión causada por su matrimonio causó que abdicara en su hijo Jacobo VI y huyera a Inglaterra. Allí fue mal recibida. Debido al peligro que representaba para Isabel como heredera del trono y al descubrimiento de cartas donde supuestamente incitaba a la acción, fue recluida en el Castillo de Sheffield.

Apoyo a la causa protestante

Archivo:Sovereign Elizabeth 1585 661999
Monedas con la efigie de la reina Isabel I, 1585.

En 1568, Isabel se sintió amenazada por la dura represión del Duque de Alba en las revueltas protestantes en Holanda, así como por el ataque de Felipe II contra los barcos de los corsarios Francis Drake y John Hawkins. Mientras sus consejeros, liderados por Francis Walsingham, pedían a la reina que apoyara la causa protestante, ella decidió ordenar la captura de la flota de Indias en 1569.

Ese mismo año (1569) ocurrieron dos levantamientos: la Rebelión del Norte, liderada por nobles católicos que esperaban el apoyo de España contra Isabel, y la primera rebelión de Desmond contra el gobierno inglés en Irlanda. Sin embargo, tanto el Duque de Alba como Felipe II no querían intervenir en Inglaterra debido a la situación en Holanda. Sin apoyo exterior, Isabel pudo enfrentar las rebeliones, aunque fue declarada no apta para gobernar por una bula papal en 1570, lo que aumentó sus problemas con los católicos. Un año después, un banquero planeó asesinar a la reina y poner a María Estuardo en el trono, con apoyo de España, para restaurar el catolicismo. El plan fue descubierto por Cecil, y los conspiradores fueron castigados. Entre ellos estaba el duque de Norfolk, primo de Isabel.

Los problemas con los católicos no impidieron que Isabel buscara una alianza con Francia para equilibrar el poder de España, a pesar de los conflictos religiosos de 1572. Incluso negoció su matrimonio con el futuro Enrique III, y después de su coronación, con su hermano Francisco de Anjou, quien falleció en 1584 antes de que la unión pudiera realizarse.

La presión sobre Isabel para que apoyara a los protestantes holandeses aumentó, hasta que en 1577 el consejo real, incluyendo a Cecil, aprobó por unanimidad el envío de una fuerza militar. La reina dio el mando de esta fuerza a Robert Dudley, conde de Leicester, pero cambió de opinión al año siguiente, retirando su apoyo por su resistencia a entrar en un conflicto abierto con España.

En 1579, basándose en la bula de excomunión contra Isabel, James Fitzmaurice Fitzgerald inició la segunda rebelión de Desmond. Contó con el apoyo del Papa, que envió tropas y dinero, y de Felipe II, que mandó un pequeño grupo de soldados a Irlanda, aceptando ser coronado en lugar de Isabel si la revolución triunfaba. Sin embargo, las tropas de la reina lograron contener la rebelión, terminando con ella en 1583.

La guerra con España

Archivo:Elizabeth I (Armada Portrait)
Retrato de Isabel I (de autor anónimo, hacia 1589), conmemorando la derrota de la armada española (representada en el fondo). Obsérvese el globo terráqueo bajo la mano derecha de la reina, símbolo de su poder mundial.

España ejercía una fuerte presión sobre los intereses ingleses: el apoyo a los rebeldes irlandeses y el ascenso de Felipe II al trono de Portugal. Además, la difícil situación protestante en Holanda (con Amberes a punto de caer) y Francia, donde la Liga Católica había logrado imponer su voluntad a Enrique III, representaban serias amenazas para Inglaterra. Temiendo la rendición holandesa y la coronación de un gobernante controlado por España en Francia, Isabel se comprometió en 1585 a apoyar a los rebeldes holandeses, enviando al Conde de Leicester 5000 hombres y 1000 caballos. Como garantía de pago, Isabel quería los puertos de Brielle y Flesinga. Sin embargo, rechazó ser coronada reina de Holanda, ya que eso la habría comprometido totalmente en la guerra, y su situación económica no lo permitía. El conde de Leicester no logró ninguna victoria militar importante, y de hecho todas sus intervenciones terminaron en derrota. Esto, junto con su aceptación del título de gobernador general de Holanda en contra de la voluntad de Isabel, hizo que fuera llamado de vuelta a Inglaterra en 1587.

Asimismo, Isabel apoyó las acciones de Francis Drake contra los barcos mercantes españoles. Esto llevó a Felipe II a considerar la posibilidad de una guerra abierta contra Inglaterra.

Una nueva conspiración contra Isabel dio a Felipe la excusa que buscaba. Un comerciante de Londres, Anthony Babington, planeaba asesinar a la reina y coronar a María Estuardo. El plan fue descubierto en la primavera de 1586. Se reveló que la propia María había participado, por lo que el Parlamento pidió su castigo. Isabel se resistió todo lo que pudo, pero finalmente no pudo soportar la presión y ordenó la muerte de María, quien en su testamento cedió a Felipe sus derechos al trono inglés.

Felipe comenzó a preparar el plan de invasión de Inglaterra, que se apoyaba en las tropas de los Países Bajos, mientras Isabel reforzaba la marina de su reino. En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y retrasando hasta 1588 a la famosa Armada Invencible. Sin embargo, la Armada no logró su propósito debido a la resistencia inglesa, el bloqueo holandés y el mal tiempo.

Archivo:Spanish Armada
Derrota de la armada invencible, pintura de Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796).
Archivo:Mapa contraarmada
Mapa de la contraarmada, que se saldó con una dura derrota inglesa.

La victoria sobre la Armada llenó de alivio a Isabel, quien ya no tendría que temer una invasión española. Pero el ambiente en Inglaterra después de la batalla no fue de gran celebración. A la batalla le siguieron problemas y conflictos políticos causados por las dificultades que pasaron los soldados ingleses, que tardaron meses en cobrar sus sueldos porque la guerra llevó a la bancarrota a las coronas inglesa y española. Aun así, confiada por la victoria, en 1589 la reina ordenó una expedición contra Lisboa, la Contraarmada (incluso más grande que la Armada Invencible), con el objetivo de acabar con los restos de la flota española del Atlántico e incitar a Portugal a levantarse contra Felipe. Sin embargo, esta expedición terminó en desastre, ya que no pudo capturar la capital portuguesa, perdiendo muchos soldados, marineros y barcos, y causando una gran crisis económica. La ventaja que Inglaterra había ganado se perdió, y la victoria española marcó un resurgimiento del poder naval de Felipe II durante la siguiente década.

Más éxito tuvieron sus intervenciones a favor de los protestantes holandeses (8000 soldados) y en la guerra civil francesa, a favor del también protestante Enrique IV de Francia (20 000 soldados). Al apoyar a Enrique, Isabel desvió la atención de España, permitiendo a los rebeldes holandeses recuperarse cuando ya creían su derrota casi segura. Aunque la guerra religiosa se inclinó hacia el lado católico, al convertirse Enrique al catolicismo en 1593, Isabel mantuvo la alianza con Francia debido a la necesidad de seguir luchando contra España. Aunque retiró sus tropas de Francia en 1596, Isabel volvió a enviar 2000 soldados después de la captura española de Calais.

Isabel envió dos flotas más contra España: una en 1596 que no logró atacar las colonias americanas (y que causó la muerte de Francis Drake y John Hawkins), y otra en 1597, que logró saquear Cádiz. Felipe, por su parte, también envió dos expediciones contra Inglaterra. La primera logró desembarcar en Cornualles y saquear los territorios cercanos, conocido como batalla de Cornualles, pero la segunda flota naufragó en Finisterre debido a una tormenta.

Mientras luchaba contra España, Isabel tuvo que enfrentar una nueva rebelión en Irlanda, la Guerra de los Nueve Años irlandesa (1594-1603). Allí, Red Hugh O'Donnell y Hugh O'Neill se levantaron contra la colonización inglesa. La reina se vio obligada a enviar 17 000 soldados al mando de Robert Devereux, conde de Essex, en 1599 para detener el levantamiento, pero este fracasó. Charles Blount, VIII barón de Mountjoy, lo sucedió con éxito. Esto hizo que España, debilitada desde la muerte de Felipe II en 1598, interviniera en 1601 a favor de los rebeldes con 3500 soldados que desembarcaron en Kinsale. Rodeados por los ingleses, fueron derrotados junto a sus aliados irlandeses en la batalla de Kinsale, que puso fin a la intervención española en Irlanda. En 1603, la rebelión irlandesa terminó con el Tratado de Mellifont.

Los tres intentos de establecer asentamientos ingleses permanentes en América fracasaron durante su reinado. Estos fueron los viajes de Martin Frobisher, la expedición de Humphrey Gilbert a San Juan de Terranova en 1583 y la colonia de Roanoke (1585-1590).

El fallecimiento de la reina Isabel I

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El arzobispo de Canterbury, Whitgift, en el lecho de muerte de Isabel. Vitral de la iglesia de St. James, Grimsby.

El principal consejero de Isabel, William Cecil, falleció el 5 de agosto de 1598. Su papel en la política real fue continuado por su hijo Robert, quien pronto se convirtió en el líder del Gobierno. Una de las tareas que Robert se propuso fue preparar el camino para una sucesión tranquila. Como Isabel nunca quiso nombrar sucesores, Cecil tuvo que actuar en secreto, negociando con Jacobo VI de Escocia, quien tenía fuertes, pero no reconocidos, derechos al trono. Cecil aconsejó al impaciente Jacobo que mantuviera su posición asegurando la aprobación de la reina, sin pedir abiertamente el trono. El consejo funcionó. El tono de Jacobo agradó a Isabel, aunque según el historiador J. E. Neale, Isabel nunca declaró abiertamente la sucesión al escocés, sí dio a conocer sus deseos con frases claras pero indirectas.

La salud de la reina se mantuvo bien hasta el otoño de 1602, cuando varias muertes en su círculo de amigos la sumieron en una profunda tristeza. El 25 de febrero de 1603, la muerte de la condesa de Nottingham, Catalina, esposa de Charles Howard, y sobrina de su prima y amiga Catalina, Lady Knollys, fue un golpe especialmente duro. En marzo, se decía que la reina se sentía mal y parecía deprimida. Se instaló en uno de sus palacios favoritos, Richmond, cerca del río Támesis. Ella misma se negó a ser examinada y tratada por sus médicos, y también se negó a acostarse, permaneciendo de pie por varias horas, en silencio. A medida que su condición empeoraba, sus damas de honor esparcieron cojines por el suelo, e Isabel finalmente se recostó en ellos.

Mientras se debilitaba, sus sirvientes insistieron en ponerla más cómoda en su cama. Al mismo tiempo, los consejeros de Isabel se reunieron a su alrededor y se tocó música suave para calmarla. Isabel aún no había nombrado un sucesor, y en su lecho de muerte le hizo una señal a Cecil para dejar a Jacobo en el trono. Cerca de las dos de la mañana, la reina falleció el 24 de marzo de 1603. Se dice que murió "ligeramente como un cordero, fácilmente como una manzana madura del árbol".

Isabel fue enterrada sin que se le practicara una autopsia, por lo que la causa de su muerte sigue siendo desconocida. Generalmente se atribuye a un problema en la sangre, posiblemente causado por el maquillaje blanco, hecho con una mezcla de plomo y vinagre, lo que lo hacía muy tóxico.

A las pocas horas, Cecil y el consejo llevaron a cabo sus planes y nombraron a Jacobo como nuevo rey de Inglaterra.

Funeral y entierro de la reina

Archivo:Funeral Elisabeth
Cortejo fúnebre de Isabel I, atribuido a William Camden (1603).

El ataúd de Isabel fue llevado por el río en la noche a Whitehall, en una barca iluminada con antorchas, para luego ser velada. En el funeral del 28 de abril, el féretro fue trasladado a la Abadía de Westminster en una carroza tirada por cuatro caballos con telas de terciopelo negro. En palabras del cronista John Stow:

"Westminster estaba llena de una multitud de todo tipo de personas en sus calles, casas, ventanas, patios y canaletas, que acudieron a ver las exequias, y cuando vieron su estatua situada en el ataúd, hubo un sentimiento general de gente suspirando, gimiendo y llorando como antes no se ha visto ni conocido en la memoria de los hombres."

Fue enterrada en la capilla de Enrique VII de la abadía de Westminster, junto a su hermana María. La inscripción en latín sobre sus tumbas dice: «Compañeras en el trono y la tumba, aquí descansan, Isabel y María, hermanas, en la esperanza de la resurrección».

La transformación religiosa de Inglaterra

Archivo:Elizabeth I Rainbow Portrait
Retrato de la reina Isabel I, conocido como Retrato del Arcoíris, c. 1600, una representación alegórica de la reina.
Archivo:Elizabeth-I-Allegorical-Po
Retrato de Isabel I, pintado después de 1620, durante el primer renacimiento del interés en su reinado. El Tiempo duerme a su derecha y la Muerte mira por encima del hombro izquierdo; dos putti sostienen la corona sobre su cabeza.

Uno de los hechos más importantes de su reinado fue la transformación de Inglaterra, un país mayoritariamente católico, en un país protestante. María, hermana de Isabel, había restaurado el catolicismo durante su gobierno. Tanto fue así que la reina no encontró a ningún obispo importante que oficiara su coronación y tuvo que recurrir al obispo de Carlisle.

Ya en 1559, Isabel, como gobernadora principal de la Iglesia anglicana, proclamó el Acta de Uniformidad. Esta ley obligaba a usar una versión revisada del Devocionario de Eduardo VI —un libro protestante— en los servicios religiosos y a ir a la iglesia todos los domingos. También proclamó el Acta de Supremacía, que obligaba a los empleados de la corona a reconocer mediante juramento la autoridad de la Iglesia inglesa bajo la monarquía. La mayoría de los obispos católicos nombrados por María se negaron a aceptar estos cambios, siendo destituidos y reemplazados por personas que apoyaban las ideas de la reina.

Isabel intentó durante sus primeros años una política de tolerancia hacia los católicos. Sin embargo, las rebeliones de 1569 y 1571 y la declaración papal de 1570 la llevaron a endurecer las medidas contra los católicos. Entre 1584 y 1585 se aprobó una ley que castigaba con la pena máxima a aquellos sacerdotes católicos que se hubieran ordenado después del ascenso de la reina en 1559. Debido en parte a estas medidas, en parte a la unión de protestantismo y patriotismo durante la guerra contra España y al envejecimiento de los sacerdotes católicos, el país se había convertido efectivamente en protestante para cuando la reina falleció en 1603.

Isabel I en el cine y la televisión

Isabel I es, junto a Enrique VIII, el único personaje con tres actores que consiguieron una nominación al Óscar por interpretarla.

Año Título Director Actriz
1936 María Estuardo John Ford Florence Eldridge
1939 La vida privada de Elizabeth y Essex Michael Curtiz Bette Davis
1953 Young Bess George Sidney Jean Simmons
1955 El favorito de la reina Henry Koster Bette Davis
1971 Elizabeth R (serie de la BBC) Varios Glenda Jackson
1971 María, reina de Escocia Charles Jarrott Glenda Jackson
1986 Blackadder (serie de televisión) Varios Miranda Richardson
1998 Shakespeare in Love John Madden Judi Dench
1998 Elizabeth Shekhar Kapur Cate Blanchett
2005 Elizabeth I (TV) Tom Hooper Helen Mirren
2005 The Virgin Queen (TV) Coky Giedroyc Anne-Marie Duff
2007 Elizabeth: La edad de oro Shekhar Kapur Cate Blanchett
2007 Los Tudor (serie de televisión) Varios Kate Duggan/Claire Macaulay/Laoise Murray
2008 The Other Boleyn Girl Justin Chadwick Maisie Smith
2011 Anonymous Roland Emmerich Joely Richardson/Vanessa Redgrave
2013 Doctor Who - El día del Doctor (TV) Nick Hurran Joanna Page
2013 Reign (serie de televisión) Laurie McCarthy y más Rachel Skarsten
2017 Reinas (serie de televisión) José Luis Moreno y Manuel Carballo Rebecca Scott
2018 María, reina de Escocia Josie Rourke Margot Robbie
2022 Becoming Elizabeth (TV) Justin Chadwick Alicia von Rittberg

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Véase también

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Isabel I de Inglaterra para Niños. Enciclopedia Kiddle.