Historia de Cataluña para niños
Cataluña es un territorio en el noreste de la península ibérica. Se formó a partir de condados que eran parte de la Marca Hispánica del Imperio carolingio en la Edad Media. Después de que el condado de Barcelona y el Reino de Aragón se unieran en el siglo XII, los territorios catalanes se hicieron parte de la Corona de Aragón. En esa época, tuvieron mucha importancia en el comercio por mar.
Hoy en día, la palabra Cataluña se usa para referirse a la comunidad autónoma que está en España. Sin embargo, algunas instituciones culturales y medios de comunicación también usan el término Cataluña Norte para hablar de la región de Rosellón en Francia.
Contenido
- Los primeros habitantes de Cataluña
- La Edad Antigua en Cataluña
- De la Antigüedad tardía al feudalismo
- ¿Qué pasó en los siglos III y IV?
- El periodo visigodo: siglos V al VII
- La llegada de los musulmanes en el siglo VIII
- La conquista carolingia y la Marca Hispánica
- El siglo IX en Cataluña
- La independencia de los condados catalanes: siglo X
- El feudalismo en Cataluña: siglo XI
- La expansión de los condados catalanes: siglo XII
- La Corona de Aragón (siglos XII al XV)
- Siglos XVI al XVIII
- El siglo XIX en Cataluña
- El siglo XX en Cataluña
- Historia reciente de Cataluña
- Galería de imágenes
- Véase también
Los primeros habitantes de Cataluña
Los primeros seres humanos que vivieron en lo que hoy es Cataluña llegaron al inicio del Paleolítico Medio. Los restos más antiguos son una mandíbula encontrada en Bañolas, que tiene unos 67.000 años.
Algunos lugares importantes de este periodo son las cuevas de Mollet, el Cau del Duc y Forn d’en Sugranyes. Del Paleolítico Superior destacan los yacimientos de Reclau Viver y la cueva de la Arbereda.
De la etapa siguiente, el Epipaleolítico o Mesolítico, se han encontrado yacimientos como el de Sant Gregori. También hay muestras de arte en lugares como el Cogul.
El Neolítico empezó en Cataluña hacia el año 4500 a.C. En esta época, la gente empezó a vivir en asentamientos, aunque la caza y la recolección seguían siendo importantes. Los yacimientos neolíticos más destacados son la cueva de Fontmajor y la cueva de Toll.
Entre el 2500 y el 1800 a.C. fue el Calcolítico o Eneolítico, cuando se empezaron a usar objetos de cobre.
La Edad del Bronce fue entre el 1800 y el 700 a.C. De este periodo quedan pocos restos, pero se han encontrado poblados en la zona del Bajo Segre. En esta época llegaron pueblos indoeuropeos, que construyeron los primeros poblados con una estructura más organizada.
A mediados del siglo VII a. C. comenzó la Edad del Hierro en el territorio catalán.
La Edad Antigua en Cataluña
¿Cómo era Cataluña antes de los romanos?
En esta primera etapa, el territorio catalán recibió la influencia de diferentes culturas, como la griega y la cartaginesa. Esto dio origen a la cultura ibérica. Un ejemplo importante es la ciudad de Emporion, fundada por los griegos en el siglo VI a. C. como un centro de comercio.
En Cataluña vivían varias tribus ibéricas, como los indigetes y los ceretanos. Estos pueblos compartían una cultura similar y hablaban lenguas parecidas, que se conocen como idioma ibero.
La historia de los íberos en Cataluña se divide en cuatro periodos:
- El inicial (del siglo VIII al siglo VII a. C.): Los pueblos locales entraron en contacto con los colonizadores y apareció el hierro.
- El antiguo (del siglo VII a. C. a mediados del siglo V a. C.): La cultura ibérica se consolidó.
- El de plenitud (de mediados del siglo V al siglo III a.C.).
- La fase de decadencia: Empezó en el 218 a.C. con la llegada de los romanos, que poco a poco absorbieron la cultura ibérica.
La llegada de los romanos a Cataluña

La segunda etapa de la historia antigua de Cataluña es el periodo de romanización, que comenzó en el siglo III a. C.. Los romanos llegaron a la península ibérica en el 218 a.C. con Cneo Cornelio Escipión, que desembarcó en Emporion (actual Ampurias). Su objetivo era cortar los suministros del ejército cartaginés de Aníbal durante la segunda guerra púnica. La ciudad de Tarraco (actual Tarragona) fue la base principal de los romanos y el primer centro de romanización en la península.
Después de vencer a los cartagineses y a algunas tribus ibéricas, la conquista romana del territorio catalán se completó en el 195 a.C. Así comenzó la romanización, un proceso por el cual los pueblos de la península adoptaron la cultura romana.
El territorio catalán formó parte primero de la provincia Hispania Citerior, y desde el 27 a.C. de la Tarraconense, con capital en Tarraco. Esta provincia era muy grande y abarcaba gran parte de la península.
Gracias a los romanos, se adoptó su sistema de gobierno, se construyeron muchas ciudades y caminos, se desarrolló la agricultura con cultivos como cereales, viña y olivo, se introdujo el riego, se aplicó el derecho romano y se adoptó el latín como lengua.
De la Antigüedad tardía al feudalismo
¿Qué pasó en los siglos III y IV?
La crisis del siglo III afectó mucho al Imperio romano y también a Cataluña. Hubo mucha destrucción y algunas villas romanas fueron abandonadas. De este siglo son las primeras noticias de la presencia del cristianismo en Cataluña. Aunque algunas ciudades como Barcino (Barcelona) y Tarraco (Tarragona) se recuperaron, la situación no fue la misma. Las ciudades se amurallaron y se hicieron más pequeñas.
El periodo visigodo: siglos V al VII
En el siglo V, los pueblos germánicos invadieron el Imperio romano. Los visigodos, liderados por Ataúlfo, llegaron a la península ibérica en el 410. En el 475, el rey visigodo Eurico formó el reino de Tolosa, que incluía el actual territorio catalán. Los visigodos gobernaron desde Tolosa y luego desde Toledo.
La llegada de los musulmanes en el siglo VIII

Los visigodos dominaron el territorio hasta principios del siglo VIII. En medio de una guerra por la sucesión del reino, una de las partes pidió ayuda al Imperio Omeya, que ya ocupaba el norte de África. Los musulmanes derrotaron a las tropas del rey visigodo Roderic en la batalla de Guadalete y conquistaron rápidamente la península.
En el 718, la conquista musulmana de la península ibérica llegó al noreste y pasó a la Septimania visigoda. Este proceso fue pacífico en general, salvo algunas resistencias. El poder musulmán se extendió por Galia hasta el 721, cuando Carlos Martel los detuvo en la batalla de Toulouse. Más tarde, en el 732, la batalla de Poitiers los hizo retroceder, y Pipino el Breve liberó Narbona en el 759.
La conquista carolingia y la Marca Hispánica
La reacción de los carolingios continuó con la creación de una zona defensiva en la frontera sur de su imperio. Esto llevó a la ocupación de las actuales comarcas pirenaicas, Gerona y, en el 801, Barcelona. Se formó una región fronteriza conocida como Marca Hispánica, que seguía el curso de los ríos Llobregat, Cardener y Segre. Este territorio se organizó en diferentes condados que dependían del rey franco.
El siglo IX en Cataluña
A finales del siglo IX, el rey carolingio Carlos el Calvo nombró a Wifredo el Velloso conde de Cerdaña y Urgel (870), y conde de Barcelona y Gerona (878). Esto unió gran parte de la Marca Hispánica bajo su mando. Wifredo fue el primer conde en dejar sus territorios a sus hijos, lo que marcó el inicio de una mayor autonomía. Se le atribuye la repoblación de Osona y la fundación de monasterios como Ripoll.
La independencia de los condados catalanes: siglo X
Durante el siglo X, los condados se hicieron independientes del poder carolingio, ya que el imperio se debilitaba. El conde Borrell II lo hizo oficial en el 987 al no jurar lealtad al nuevo rey. En estos años, se repobló el territorio con gente del sur de Francia. Se creó una sociedad agraria con muchos pequeños propietarios libres, llamados aloers.
El feudalismo en Cataluña: siglo XI

El siglo XI en Cataluña se caracterizó por el desarrollo del feudalismo. Los señores presionaron a los campesinos libres para que se convirtieran en siervos. Hubo conflictos sociales violentos, donde la caballería pesada y los mercenarios dieron ventaja a los señores.
Al final del siglo, la mayoría de los campesinos eran siervos. El poder de los condes se debilitó y el territorio se dividió en muchos señoríos. Sin embargo, el conde de Barcelona, Ramón Berenguer I, logró imponerse y unificar los condados catalanes, que más tarde formarían parte de la Corona de Aragón.
En este periodo también se consolidaron las Taifas de Tortosa y Lérida.
La expansión de los condados catalanes: siglo XII
Hasta mediados del siglo XII, los condes de Barcelona buscaron expandir sus territorios. Ramón Berenguer III (1082-1131) incorporó el condado de Besalú (1111) y el de Cerdaña (1117 o 1118). También controló el Provenza desde 1112. En 1118, la Iglesia catalana se independizó de Narbona y se restauró la sede de Tarragona.
La Corona de Aragón (siglos XII al XV)

Bajo el gobierno del conde Ramón Berenguer IV (1131-1162), ocurrieron hechos clave para la historia de Cataluña. El más importante fue su matrimonio con Petronila de Aragón. Esto significó la unión dinástica del condado de Barcelona y el Reino de Aragón, formando lo que se conocería como la Corona de Aragón.
Esta unión no fue una fusión, sino que cada reino mantuvo sus propias leyes e instituciones. Los monarcas debían respetar estas bases.
Ramón Berenguer IV conquistó Tortosa y Amposta en 1148, y Lérida en 1149. Estos nuevos territorios fueron repoblados y se les llamó Cataluña Nueva, para diferenciarlos de los antiguos condados carolingios, conocidos como Cataluña Vieja. La línea que las separaba estaba marcada por los ríos Llobregat, Cardener y Segre.
La expansión de la Corona de Aragón: siglos XII y XIII

A finales del siglo XII, se hicieron pactos con el Reino de Castilla para delimitar las futuras zonas de conquista de territorio musulmán. Sin embargo, en 1213, la derrota de Pedro II el Católico en la batalla de Muret puso fin al proyecto de consolidar el poder de la Corona sobre Occitania.
Después de un tiempo de inestabilidad, en 1227, Jaime I el Conquistador asumió el trono de la Corona de Aragón y comenzó una gran expansión territorial.
En 1188, la asamblea de Paz y Tregua, que fue el origen de las Cortes catalanas, estableció los límites de lo que más tarde se conocería como Principado de Cataluña.

Durante el segundo cuarto del siglo XIII, se incorporaron a la Corona las Islas Baleares y Valencia. El Reino de Valencia se convirtió en uno de los reinos de la Corona de Aragón, con sus propias Cortes y leyes. Sin embargo, el territorio de Mallorca, junto con los condados de Rosellón y Cerdaña, formó el Reino de Mallorca y fue entregado al segundo hijo de Jaime I, lo que causó tensiones hasta su anexión a la Corona de Aragón en 1343.
En 1258, se firmó el Tratado de Corbeil, donde el rey Luis IX de Francia renunció a sus derechos sobre los condados catalanes, que pasaron a formar parte de la Corona de Aragón.
Entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, los condados catalanes vivieron un periodo de gran prosperidad. Hubo un fuerte crecimiento de la población y una expansión marítima por el Mediterráneo. Esto coincidió con los reinados de Pedro III el Grande, Alfonso III el Liberal y Jaime II. Sin embargo, a partir del segundo cuarto del siglo XIV, Cataluña sufrió catástrofes naturales, crisis de población y problemas económicos.
La creación de la Generalidad de Cataluña: siglo XIV
El reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) estuvo marcado por guerras y problemas económicos. A pesar de esto, hubo un gran desarrollo de las instituciones y leyes, destacando la creación de la Diputación General de Cataluña o Generalidad de Cataluña en 1365.
El fin de la dinastía de los condes de Barcelona: siglo XV
La muerte sin herederos del rey Martín I el Humano en 1410 provocó una grave crisis. Después del Compromiso de Caspe en 1412, Fernando de Antequera, de la dinastía castellana de los Trastámara, fue nombrado monarca de la Corona de Aragón. Con su llegada, el castellano empezó a introducirse en Cataluña.
El sucesor de Fernando I de Aragón, Alfonso V el Magnánimo, impulsó una nueva expansión, esta vez sobre el Reino de Nápoles. Al mismo tiempo, la crisis social en Cataluña empeoró, con conflictos en el campo y en las ciudades. Esto llevó a la rebelión de los remensas en 1462, donde los campesinos se enfrentaron a los señores, y a la guerra civil catalana, que duró diez años y dejó la región agotada.
El matrimonio de Fernando II de Aragón con Isabel la Católica, reina de Castilla, en 1469, unió dinásticamente la Corona de Aragón con Castilla. Sin embargo, ambos reinos mantuvieron sus propias instituciones, leyes y moneda. Fernando II de Aragón, el Católico, resolvió el conflicto de los remensas en 1486, reformó las instituciones catalanas y recuperó pacíficamente los condados del norte.
Siglos XVI al XVIII
El siglo XVI en Cataluña
Desde la época de los Reyes Católicos, los catalanes participaron en las expediciones y campañas militares españolas. Por ejemplo, el almirante Cardona conquistó Mers-el-Kebir en 1505.
En el siglo XVI, la población catalana empezó a recuperarse y la economía mejoró. El reinado de Carlos I fue una etapa de armonía para Cataluña dentro de la nueva estructura de los reinos hispánicos.
Castilla, con una población y economía más grandes, y el descubrimiento de América, se convirtió en la base principal para las ambiciones imperiales de Carlos I. Cataluña, con menos habitantes, tuvo menos carga de impuestos y tropas.
Durante el reinado de Felipe II, la Corona de Aragón siguió sin soportar el mantenimiento militar de los reinos. Esto se debió a la negativa de la Corona de Aragón a dar más tropas y fondos, y al cambio del centro económico del Mediterráneo al Atlántico.
El reinado de Felipe II marcó el inicio de un deterioro. La economía de Cataluña se resintió, aunque el reino se mantuvo unido. Problemas como la piratería en las costas y el bandolerismo en el interior afectaron a la región. La lengua y cultura catalanas entraron en una etapa de decadencia.
Algunos catalanes, como Luis de Requesens, participaron activamente en la política exterior de los reinos españoles.
El siglo XVII en Cataluña
En el año 1600, la crisis económica afectaba a los reinos peninsulares. El ejército español seguía siendo fuerte, pero ya no tenía la misma superioridad. En 1618 comenzó la guerra de los Treinta Años, que cambió el equilibrio de poder en Europa.
La Sublevación de Cataluña (1640)

La crisis económica, los nuevos impuestos y las necesidades militares provocaron un levantamiento popular en Cataluña. Las razones eran varias: la reducción de privilegios de la nobleza, la falta de convocatoria de las Cortes Catalanas, la introducción de nuevos impuestos y la presencia de tropas extranjeras (consideradas como tales las castellanas y aragonesas) que causaban abusos. Además, la política centralizadora del Conde-duque de Olivares buscaba unificar los reinos y aumentar los impuestos para la guerra.
En 1640, Francia invadió el Rosellón. Los catalanes se levantaron y recuperaron la plaza de Salses. Olivares ordenó una leva forzosa de soldados catalanes, lo que enfureció aún más a la población. Los líderes catalanes iniciaron negociaciones secretas con el Cardenal Richelieu de Francia.
El 22 de mayo de 1640, 3000 campesinos armados llegaron a Barcelona. El 6 de junio, día de Corpus Christi (conocido como Corpus de Sangre), los segadores entraron en Barcelona, causando saqueos y disturbios. Esto dio origen a una guerra civil entre catalanes realistas e independentistas.
El embajador francés se reunió con Pau Claris, presidente de la Generalidad, para convertir a Cataluña en una república independiente bajo protección francesa. Se firmó un tratado en 1641, y Cataluña se sometió al rey Luis XIII de Francia.
Sin embargo, las tropas francesas se comportaron de manera similar a las de Felipe IV. En 1648, la guerra de los Treinta Años terminó con la Paz de Westfalia, liberando tropas para intervenir en Cataluña.
En 1651, Juan José de Austria sitió Barcelona. La ciudad, afectada por la peste, se rindió el 11 de octubre de 1652. Poco después, Felipe IV confirmó los fueros catalanes, con algunas reservas.
La guerra terminó con la anexión del Rosellón, el Conflent, el Vallespir y parte de la Cerdaña a Francia, confirmada en el Tratado de los Pirineos (1659). Sin embargo, en la Cataluña francesa, los fueros catalanes fueron derogados en 1660 y el uso del catalán prohibido, incumpliendo el tratado.
El Tratado de los Pirineos y la división de Cataluña

El Tratado de los Pirineos se firmó el 7 de noviembre de 1659 entre representantes de Felipe IV de Castilla y Luis XIV de Francia. Puso fin a la guerra y una de sus consecuencias fue la cesión a Francia del condado del Rosellón y parte de la Cerdaña.
Felipe IV negoció este tratado sin consultar a las Cortes Catalanas. El territorio catalán se dividió en contra de la voluntad de sus instituciones.
La Guerra de Sucesión Española

Con la muerte del rey Carlos II y la llegada de Felipe V (1700), nieto de Luis XIV, se instaló en el trono español la Casa de Borbón. Esto llevó a la formación de la Gran Alianza de La Haya (Inglaterra, Provincias Unidas y Sacro Imperio Romano Germánico) a favor de los derechos del archiduque Carlos de Austria, iniciando la Guerra de Sucesión Española.
Aunque Cataluña aceptó inicialmente a Felipe V, las clases dirigentes catalanas desconfiaron de sus formas absolutistas y su política económica pro-francesa.
La oposición culminó con la entrada de Cataluña y la Corona de Aragón en la Alianza de La Haya. Mientras en Castilla y Navarra se aceptaba a Felipe V, en la Corona de Aragón se reconoció a Carlos como rey.
La guerra se desarrolló en Europa y en la península. Los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) dejaron a la Corona de Aragón sin apoyo internacional frente al ejército de Felipe V, que ya había manifestado su intención de suprimir las instituciones tradicionales. A pesar de la resistencia, todo el territorio catalán fue invadido y Barcelona capituló el 11 de septiembre de 1714.
El siglo XVIII en Cataluña
Con los Decretos de Nueva Planta (Aragón y Valencia en 1707, Cataluña en 1716), se abolieron las instituciones y libertades civiles catalanas. Se extendieron a los territorios de la Corona de Aragón muchas instituciones castellanas, aunque se respetó el derecho civil catalán.
Todos los territorios de la Corona de Aragón tuvieron una nueva estructura administrativa. Se centralizaron todas las universidades catalanas en Cervera hasta 1842.
A pesar de la difícil situación, Cataluña logró una notable recuperación económica en el siglo XVIII. Hubo un crecimiento importante de la población, un aumento de la producción agrícola y una reactivación comercial, especialmente con América a partir de 1778. Estas transformaciones posibilitaron la industrialización, que comenzó en este siglo, centrada en el algodón y otros textiles.
A finales de siglo, las clases populares empezaron a sentir los efectos de la proletarización. También surgieron nuevos conflictos en la frontera con Francia debido a la Revolución francesa.
El siglo XIX en Cataluña
La Guerra de Independencia Española

En 1808, Cataluña fue ocupada por las tropas de Napoleón. El 26 de enero de 1812, Cataluña se incorporó al Imperio Francés y se dividió en cuatro departamentos. La mayoría de la población catalana se rebeló contra la ocupación. Destacan la batalla del Bruch en 1808 y los tres asedios a Gerona, defendida por sus habitantes bajo la dirección del general Álvarez de Castro. El dominio francés duró hasta 1814, cuando las tropas se retiraron.
El reinado de Fernando VII

Durante el reinado de Fernando VII (1808-1833) hubo varias sublevaciones en Cataluña. Tras su muerte, el conflicto por la sucesión entre Carlos María Isidro e Isabel II dio lugar a la Primera Guerra Carlista, que fue muy intensa en Cataluña. La victoria de los liberales permitió el desarrollo de la revolución burguesa. La industrialización avanzó más rápido en Cataluña que en el resto de España, dando lugar a una nueva clase social, el proletariado, que sufrió duras condiciones de vida y trabajo.
El reinado de Isabel II
El reinado de Isabel II estuvo marcado por la inestabilidad política y social, lo que llevó a un aumento de la agitación social y al desarrollo de ideas republicanas y federales.
La Segunda guerra carlista (1846-1849) también tuvo lugar en este periodo.
El descontento culminó en la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, que provocó la caída de Isabel II y el inicio del Sexenio Revolucionario.
El Sexenio Revolucionario
La coalición que derrocó a Isabel II tuvo dificultades para decidir la forma de gobierno. Finalmente, se mantuvo la monarquía con Amadeo de Saboya. Sin embargo, el asesinato del general Juan Prim privó al nuevo monarca de su principal apoyo. El estallido de la tercera guerra carlista agravó la situación. Amadeo abdicó y se proclamó la Primera República Española. Esta tuvo que afrontar la insurrección carlista, las conspiraciones monárquicas y la agitación de los movimientos obreros. En Cataluña, hubo varios intentos separatistas que fueron neutralizados.
La Revolución Industrial en Cataluña
La Revolución Industrial en Cataluña, o la era del vapor, ocurrió entre 1840 y 1891. Esto convirtió a Cataluña en una de las regiones europeas con mayor dinamismo industrial. Fue posible gracias al renacimiento económico del siglo XVIII.
El aumento de la demanda y la transformación del sistema productivo, con una gran movilización de iniciativa, trabajo y capital, fueron clave.
Las relaciones económicas con el resto de España se intensificaron, y la integración económica progresó con la unificación administrativa y financiera. El desarrollo de infraestructuras, como el ferrocarril, impulsó esta dinámica.
El crecimiento económico catalán se debió en gran parte a su rápida integración en la economía española. Las ventas de productos industriales fueron muy activas. También aumentaron las conexiones con los mercados coloniales de Cuba y Puerto Rico.
La Primera República Española (1873-1874)
Al mismo tiempo que resurgía el catalanismo, en España surgió una nueva forma de entender el Estado: el federalismo. Francesc Pi i Margall, un catalán que fue presidente de la Primera República, fue un gran defensor del federalismo en España.
En Cataluña, el federalismo fue una forma de catalanismo político, relacionado con los inicios del movimiento obrero. Durante el Sexenio Revolucionario, el federalismo catalán se dividió en moderados y radicales. Los radicales querían la independencia como paso previo para luego decidir libremente la federación.
En 1873, con la proclamación de la Primera República Española, un grupo de federalistas intentó proclamar el Estado Catalán desde la Diputación de Barcelona.
El reinado de Alfonso XII (1874-1885)
En 1874, el general Martínez Campos restauró la monarquía borbónica en España, con Alfonso XII en el trono. Se inició un periodo de mayor estabilidad política. La conquista de Seo de Urgel puso fin a la guerra carlista en Cataluña. El nuevo régimen reprimió las protestas obreras. La estabilidad duró hasta principios del siglo XX, cuando resurgió la oposición política y las tensiones sociales.
La Renaixença
La industrialización en Cataluña tuvo escasez de recursos energéticos y un mercado interior español débil. A partir del segundo tercio del siglo, se desarrolló la Renaixença ('renacimiento'), un movimiento cultural para recuperar el catalán como lengua de cultura.
En esta etapa inicial del catalanismo político, destacó Valentí Almirall. Él intentó unir a las diferentes corrientes catalanistas, impulsando el Primer Congreso Catalanista en 1880. Se acordó crear una entidad para el catalanismo, el Centro Catalán, y redactar un documento en defensa del catalán.
Posteriormente, Almirall impulsó el Segundo Congreso Catalanista, que defendió la cooficialidad del catalán en Cataluña y condenó la militancia de catalanistas en partidos estatales. Esto impulsó la creación de partidos políticos catalanes.
- El nacimiento del catalanismo político

El siglo XIX vio el surgimiento del catalanismo como movimiento político. Destacaron tres sectores:
- El republicanismo federal, liderado por Valentí Almirall.
- La Iglesia, a través del movimiento de Torras i Bages.
- Los intelectuales, con Àngel Guimerà y la revista La Renaixença.
En 1880, el Primer Congreso Catalanista reclamó una escuela en catalán. En 1882 se creó el Centro Catalán. En 1883, el Segundo Congreso Catalanista dio lugar al Memorial de Agravios, un escrito pidiendo al rey ciertos privilegios políticos.
Al no conseguir el apoyo de la burguesía, el grupo de La Renaixença se separó del Centro Catalán y creó la Lliga de Catalunya. En 1888, redactaron el Mensaje a la Reina Regente, pidiendo autonomía política para Cataluña.
La Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena (1885-1902)

En 1887, el sector más conservador del Centro Catalán se separó y, junto con un grupo de universitarios, creó la Liga de Cataluña. Más tarde, sus dirigentes se integraron en la Lliga Regionalista. Se creó la Unió Catalanista, que agrupaba diversas entidades catalanistas.
La Unió Catalanista convocó una asamblea en Manresa en 1892, donde se aprobaron las Bases para la Constitución Regional Catalana, conocidas como «Bases de Manresa». Estas bases establecían las pautas para un futuro Estatuto de autonomía.
En 1891 se fundó la Unió Catalanista, que redactó las Bases de Manresa, un programa de autonomía política para Cataluña.
El siglo XX en Cataluña
El reinado de Alfonso XIII (1902-1923)
En el verano de 1909, una huelga general en Barcelona se convirtió en una revuelta popular conocida como la Semana Trágica, que fue duramente reprimida.
La creciente conflictividad social llevó a una intensificación de las tensiones y al desarrollo del pistolerismo, una época de violencia entre empresarios y obreros, y el terrorismo anarquista. Esto solo se detuvo con la llegada de la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930), apoyada inicialmente por la burguesía catalana.
Tras la caída de Primo de Rivera, la izquierda republicana y catalanista se unió bajo la figura de Francesc Macià. Así nació Esquerra Republicana de Catalunya, que ganó las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que precedieron a la proclamación de la Segunda República Española.
El catalanismo
En las décadas siguientes, el catalanismo político tomó forma, como un proceso de afirmación de la conciencia nacional catalana. En 1901 se formó la Liga Regionalista de Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó. El movimiento obrero se caracterizó por el sindicalismo, el socialismo y el anarquismo.
El catalanismo, liderado por Prat de la Riba, consiguió una primera plataforma de autogobierno desde 1716: la Mancomunidad de Cataluña (1913-1923). El obrerismo encontró en el anarcosindicalismo su fuerza, y en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) su organización.
La Semana Trágica

La Semana Trágica fueron los acontecimientos ocurridos en Barcelona y otras localidades catalanas entre el 25 de julio y el 2 de agosto de 1909. El motivo fue la movilización de reservistas para enviarlos a la guerra en Melilla. Esta movilización fue mal recibida por las clases populares, ya que los más pobres no podían pagar para evitar ir a la guerra.
El gobierno de Maura llevó a cabo una dura represión. Se detuvo a muchas personas y se dictaron penas de muerte, aunque solo cinco fueron aplicadas. Francisco Ferrer Guardia, creador de la Escuela Moderna, fue acusado de instigar la revuelta y fusilado, lo que causó una gran protesta internacional.
La Mancomunidad de Cataluña
La Mancomunidad de Cataluña fue una institución que agrupó las cuatro diputaciones catalanas. Se formó el 6 de abril de 1914. Fue el primer reconocimiento por parte del estado español de la personalidad y unidad territorial de Cataluña desde 1714.
La institución estaba formada por una asamblea de diputados provinciales y un Consejo. Fue presidida por Enric Prat de la Riba (1914-1917) y luego por Josep Puig i Cadafalch (1917-1923). La Mancomunidad trabajó en la creación de infraestructuras, obras hidráulicas, ferrocarriles, teléfonos, beneficencia y sanidad. También impulsó mejoras agrícolas y forestales, y potenció la enseñanza tecnológica.
La normativización de la lengua catalana
A principios del siglo XX, el catalán era la lengua mayoritaria en la región, pero no existía un estándar ni unas normas. El Instituto de Estudios Catalanes (IEC) encargó a Pompeu Fabra la tarea de sistematizar las reglas de escritura y promover el catalán como lengua científica.
El IEC publicó las Normas ortográficas en 1913, dando al catalán una ortografía formal. La Mancomunidad adoptó el catalán de Fabra y lo promovió en sus instituciones. En 1916, la Mancomunidad de Cataluña pidió oficialmente el reconocimiento del idioma catalán como cooficial.
La Dictadura de Primo de Rivera
En Cataluña, la dictadura de Primo de Rivera fue inicialmente bien recibida por la alta burguesía conservadora. Al principio se permitió la existencia de la Mancomunidad, pero la dictadura trabajó contra el nacionalismo catalán, prohibiendo partidos y asociaciones. Finalmente, la Mancomunidad de Cataluña fue suprimida en 1924 y se prohibió el uso de la lengua y la bandera catalanas en la administración y la vida pública.
Cataluña se convirtió en un foco de oposición a la dictadura, lo que favoreció el crecimiento del nacionalismo republicano, con Estat Català y su líder Francesc Macià como figuras destacadas.
La Segunda República Española

El 14 de abril de 1931, el mismo día que se proclamaba la República en Madrid, Francesc Macià proclamó la República Catalana. Esto llevó a la restauración de la Generalidad de Cataluña. La aprobación de la Constitución republicana permitió la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932.
Con el Estatuto aprobado, se celebraron elecciones al Parlamento de Cataluña en 1932. Macià fue el primer presidente de la Generalidad, y a su muerte en 1933, fue sustituido por Lluís Companys.
En 1934, Companys proclamó "el Estado Catalán de la República Federal española", pero el levantamiento fue sofocado. El gobierno español suspendió las instituciones autónomas catalanas. La autonomía fue restablecida tras las elecciones de 1936, que llevaron al poder al Frente Popular.
En cuanto al movimiento obrero, la CNT sufrió una división. Los partidos socialistas se unieron, formando el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).
Cataluña durante la Guerra Civil

Tras la victoria electoral de las izquierdas en febrero de 1936, la tensión política aumentó. El golpe de Estado contra la II República, que fracasó en Barcelona, desembocó en la Guerra Civil. Cataluña quedó bajo la autoridad del gobierno republicano.
En Cataluña, hubo una situación de doble poder: las instituciones oficiales (Generalidad y Gobierno republicano) y las milicias populares armadas. Hubo una ola de represión contra los sectores considerados afines a los sublevados. La acción militar se dirigió a una ofensiva contra Aragón y un intento fallido de conquistar Mallorca.

Con el avance de la guerra, hubo enfrentamientos entre las organizaciones que priorizaban la revolución social (CNT y POUM) y las que priorizaban el frente bélico (gobierno republicano, PSUC, Esquerra Republicana de Catalunya). Estos enfrentamientos culminaron en las jornadas de mayo de 1937.
Finalmente, el ejército rebelde rompió el frente republicano, aislando a Cataluña. La derrota de los ejércitos republicanos en la batalla del Ebro permitió la ocupación de Cataluña por las tropas de Franco entre 1938 y 1939. La victoria de Franco supuso el fin de la autonomía catalana y el inicio de una larga dictadura.
El franquismo en Cataluña
El franquismo (1939-1975) supuso en Cataluña, como en el resto de España, la anulación de las libertades democráticas, la prohibición de partidos políticos y la persecución de la lengua y cultura catalanas.
Se suprimieron el Estatuto de Autonomía y sus instituciones. El catalán fue excluido de la esfera pública y administrativa, quedando reducido al uso familiar. El castellano se convirtió en la única lengua de enseñanza y medios de comunicación. La situación se agravó por las grandes oleadas migratorias de castellanohablantes en los años 60 y 70, lo que provocó un retroceso en el uso social del catalán.
Los vencidos sufrieron duras consecuencias: muchos fueron fusilados, como el presidente Lluís Companys; otros se exiliaron o fueron encarcelados. Un pequeño sector de anarquistas y comunistas intentó una guerra de guerrillas, conocida como maquis.
Después de una primera etapa de economía cerrada, en la década de 1960 la economía se modernizó, la industria creció y el turismo de masas tuvo un gran impacto. Cataluña fue también destino de mucha migración. La oposición antifranquista se desarrolló fuertemente.
En la década de 1970, las fuerzas democráticas se unieron en la Asamblea de Cataluña. El 20 de noviembre de 1975 falleció el dictador Francisco Franco, abriendo un nuevo periodo en la historia de Cataluña.
La exclusión del catalán del sistema educativo y las limitaciones en los medios de comunicación durante estos años tuvieron consecuencias duraderas, como las altas tasas de analfabetismo en catalán en generaciones escolarizadas en esa época.
La Transición en Cataluña
Con la muerte del general Franco, se inició la transición democrática, que llevó a la obtención de libertades básicas, consagradas por la Constitución española de 1978. En ella se reconoce la existencia de comunidades autónomas en España.
Tras las primeras elecciones generales en 1977, se restauró provisionalmente la Generalidad, gracias al impulso de la sociedad civil catalana y la iniciativa del Gobierno de Adolfo Suárez. Josep Tarradellas, que había mantenido la legalidad del autogobierno catalán desde el exilio, regresó y formó un gobierno autónomo provisional.
En el Referéndum para la ratificación de la Constitución española, del 6 de diciembre de 1978, la Constitución fue aprobada con un alto porcentaje de votos favorables en Cataluña.
En 1979, se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña. En él, Cataluña se define como «nacionalidad», se reconoce el catalán como «lengua propia de Cataluña» y alcanza la oficialidad junto al castellano. Tras su promulgación, se celebraron las primeras elecciones catalanas, que dieron la presidencia de la Generalidad a Jordi Pujol, de Convergència i Unió, cargo que ocuparía hasta 2003.
Los gobiernos de Jordi Pujol (1980-2003)

Durante las décadas de 1980 y 1990, se desarrollaron diferentes aspectos de la autonomía. Se creó la policía autonómica, los Mozos de Escuadra, y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. También se desarrolló la Ley de Normalización Lingüística y la inmersión lingüística en las escuelas para fomentar el catalán. Se crearon los medios de comunicación públicos catalanes, como Catalunya Ràdio y TV3.
En 1992, Barcelona celebró los Juegos Olímpicos, que dieron visibilidad internacional a Cataluña y España.
Uno de los fenómenos más notables a principios del siglo XXI fue el aumento de población de origen extranjero en Cataluña.
Políticamente, el desgaste de CiU y su apoyo a los gobiernos de Aznar llevaron a un cambio de partidos en el gobierno de la Generalidad en noviembre de 2003.
Historia reciente de Cataluña
Los gobiernos tripartitos de izquierdas (2003-2010)
Pasqual Maragall fue nombrado presidente en diciembre de 2003, liderando un gobierno de coalición formado por el PSC-PSOE, ERC e ICV-EUA, conocido como el Tripartito catalán.
El 16 de septiembre de 2005, la ICANN aprobó oficialmente el .cat, el primer dominio para una comunidad lingüística.
Los problemas relacionados con la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña llevaron a un adelanto de las elecciones a noviembre de 2006.
José Montilla sucedió a Maragall el 28 de noviembre de 2006. Fue el primer presidente de la Generalidad no nacido en Cataluña después de la Segunda República.
El regreso de CiU al poder y el procés
Las elecciones autonómicas del 28 de noviembre de 2010 dieron la victoria a Convergència i Unió. Su candidato, Artur Mas, fue investido presidente de la Generalidad el 23 de diciembre de ese año. Sin embargo, esta legislatura terminó sin éxito tras el rechazo del gobierno de Rajoy al pacto fiscal, una promesa electoral de Artur Mas.
Influido por la presión social y el creciente independentismo, el presidente Artur Mas convocó nuevas elecciones en 2012. Aunque Mas ganó, perdió escaños. Aun así, llegó a un acuerdo con ERC, lo que llevó a la convocatoria de un referéndum por la autodeterminación de Cataluña en 2014, que fue condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
El 9 de noviembre de 2014 se realizó la consulta sobre el futuro político de Cataluña de 2014.
El 27 de septiembre de 2015 se celebraron nuevas elecciones autonómicas. Las fuerzas independentistas formaron una coalición llamada Junts pel Sí, que ganó las elecciones pero sin mayoría absoluta.
Carles Puigdemont fue elegido presidente de la Generalidad el 12 de enero de 2016.
El presidente del Gobierno Mariano Rajoy aplicó en Cataluña el artículo 155 de la Constitución española en octubre de 2017.
En las elecciones al Parlamento de Cataluña de diciembre de 2017, Ciudadanos ganó en escaños y votos, pero no pudo formar gobierno. Quim Torra fue investido presidente de la Generalidad.
Galería de imágenes
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Origen del escudo del condado de Barcelona (Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge). Atendiendo a la leyenda, Claudi Lorenzale pinta (1843-1844) el momento en que Carlos el Calvo con la sangre de la herida de Wifredo en sus dedos crea las cuatro barras del escudo de armas del condado de Barcelona
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Entrada de Roger de Flor en Constantinopla, de José Moreno Carbonero. 1888. (Palacio del Senado de España).
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Un mapa simplificado de Europa después de la Paz de Westfalia en 1648 (incluye algunas fronteras derivadas de la Paz de los Pirineos de 1659)
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Proclamación de la Primera República Española en Barcelona, plaza de San Jaime, febrero de 1873
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Cédula de Fundador de la Compañía General de Tabacos de Filipinas, por Antonio López y López, Marqués de Comillas
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Valentí Almirall, considerado como el fundador del catalanismo político
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Retrato de Francisco Ferrer Guardia (1859-1909), pedagogo y librepensador catalán
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Salvador Seguí, líder anarcosindicalista durante la huelga de La Canadiense
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Celebraciones de la proclamación de la Segunda República Española en Barcelona, 1931, extraído de los archivos federales de Alemania
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Francesc Macià, primer presidente de la Generalidad de Cataluña restaurada
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Lluís Companys, segundo presidente de la Generalidad de Cataluña restaurada, fue entregado por la Gestapo y fusilado por las autoridades franquistas
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Eduard Punset conversando en el interior del Palacio de las Cortes con Adolfo Suárez (octubre de 1980)
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Jordi Pujol y José María Aznar en 1996
Véase también
En inglés: History of Catalonia Facts for Kids
- Historia de Barcelona
- Casa de Barcelona
- República catalana
- Arte de Cataluña
- Historia del idioma catalán
- Tabla cronológica de reinos de España
- Emigración catalana del siglo XVIII a Isla Cristina