Luis de Requesens para niños
Datos para niños Luis de Requesens |
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![]() Luis de Requesens y Zúñiga, por Francisco Jover y Casanova. 1884. (Museo del Prado).
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Luis de Requesens y de Zúñiga | |
Nacimiento | 25 de agosto de 1528jul. Molins de Rey (España) |
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Fallecimiento | 5 de marzo de 1576jul. Bruselas (Países Bajos de los Habsburgo) |
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Familia | ||
Padres | Juan de Zúñiga-Avellaneda y Velasco Estefanía de Requesens |
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Información profesional | ||
Ocupación | Diplomático y militar | |
Cargos ocupados |
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Rama militar | Tercio | |
Rango militar | General | |
Conflictos | Batalla de Lepanto | |
Luis de Requesens y Zúñiga (nacido en Barcelona el 25 de agosto de 1528 y fallecido en Bruselas el 5 de marzo de 1576) fue un importante militar, marino, diplomático y político español. Ocupó cargos destacados como gobernador del Estado de Milán (1572-1573) y de los Países Bajos (1573-1576).
Fue una figura clave para Juan de Austria, ayudando en la gran victoria de la Liga Santa en la batalla de Lepanto. También fue comendador mayor de Castilla en la Orden de Santiago.
Contenido
Vida de Luis de Requesens
Sus primeros años
Luis de Requesens nació en el Palacio de la Reina, en Barcelona. Fue bautizado el 28 de agosto de 1528. Aunque su apellido paterno era Zúñiga, por un acuerdo familiar, usó primero el apellido de su madre, Estefanía de Requesens. Ella era señora de varias villas importantes.
De niño, Luis fue muy delicado y a menudo se enfermaba. En una ocasión, estuvo a punto de fallecer, pero su madre lo llevó a un santuario en Montserrat. Poco después, comenzó a recuperar su salud. Su maestro fue Juan de Arteaga, quien había sido alumno de San Ignacio de Loyola.
Al servicio del Príncipe Felipe
Cuando su padre fue nombrado tutor del príncipe Felipe en 1535, Luis de Requesens se convirtió en paje del príncipe. Ambos recibieron la misma educación y Luis siempre acompañó al príncipe. En 1537, el emperador Carlos I le concedió el título de caballero de la Orden de Santiago.
Luis y el príncipe jugaban juntos, participando en torneos y justas. Esto ayudó a Luis a suavizar su carácter. En 1543, acompañó al Príncipe de Asturias a su boda con María de Portugal. Se encargó de la administración y cuidado de los recién casados.
Cuando María falleció en 1545, el príncipe se retiró a un monasterio. Luis lo acompañó como amigo, asegurándose de que no le faltara nada.
El 27 de junio de 1546, el padre de Luis falleció. El Emperador le otorgó a Luis el cargo de comendador mayor de Castilla en la Orden de Santiago, que su padre había tenido. Luis viajó a Barcelona para el entierro de su padre.
En 1547, Luis acompañó al príncipe a Monzón. Había estado enfermo, pero se recuperó para el viaje. Su madre le sugirió que fuera a la Corte del rey Carlos I, que estaba en Alemania. Luis partió de Barcelona el 11 de diciembre de 1547 y llegó a Augusta, donde el rey lo recibió con honores.
El rey Carlos I se dirigió a Flandes y Luis lo acompañó. En Flandes, hubo fiestas y torneos. Luis participó en uno de ellos, destacando por su originalidad al presentar dos grupos de caballeros.
A pesar del apoyo del rey, Luis siempre fue modesto. Cuando el príncipe Felipe llegó, Luis no quiso ser nombrado su hombre de cámara. Las fiestas continuaron en Bruselas. El príncipe quiso competir con Luis en una justa. En el primer encuentro, Luis levantó su lanza para no herir al príncipe. En el segundo, sin saber que era el príncipe, no levantó la lanza y lo derribó.
Al día siguiente, Luis recibió la noticia de que su madre había fallecido en Barcelona el 25 de abril de 1549. Con permiso del rey, regresó de inmediato a su ciudad. El 12 de julio de 1551, Luis recibió al príncipe Felipe y al príncipe del Piamonte Manuel Filiberto de Saboya en Barcelona. Luis ofreció su casa, el Palau, para que el príncipe del Piamonte se alojara.
Al servicio del Emperador Carlos I
Se empezó a hablar del matrimonio de Luis. La elegida era Jerónima Gralla, hija de un importante funcionario de Barcelona. Aunque el padre y la hija no estaban muy de acuerdo, la madre de Jerónima sí lo estaba. Hubo una disputa familiar, y Luis prefirió dejar el tema y se fue a Madrid.
El príncipe Felipe también viajó a Madrid, donde se celebró una reunión de la Orden de Santiago. Allí, con la ayuda del rey, Luis fue elegido como uno de los trece caballeros de la Orden, a pesar de tener solo 23 años.
En esta reunión, se decidió que el rey daría cuatro galeras (barcos de guerra) a la Orden, y esta debía mantenerlas listas para el combate durante tres años. Luis fue nombrado capitán general de estas galeras. Aceptó porque la Orden se lo pidió y porque quería cambiar de ambiente y aprender sobre el mar.
En mayo de 1552, las galeras aún no estaban listas. La Orden le pidió a Luis que fuera a ver al Emperador Carlos I, que estaba en Alemania, para informarle de la situación.
Luis partió de Madrid el 12 de junio de 1552, haciendo escala en Barcelona para embarcar. Allí se encontró con Jerónima, quien finalmente lo convenció de casarse con ella. Se casaron rápidamente, y una hora después, Luis embarcó hacia Génova.
Desde Génova, Luis viajó a Milán y luego siguió al rey, quien estaba reuniendo un ejército para luchar contra rebeldes. Luis acompañó al rey a Metz y luego a Lorena en octubre. El rey enfermó de gota, y el Duque de Alba tomó el mando del ejército. Luis siguió al Duque en todas las batallas.
Durante el asedio de Metz, una enfermedad causó muchas bajas. El día de Navidad, Luis enfermó gravemente y los médicos pensaron que no se recuperaría. Antes de estar completamente bien, el asedio terminó. Luis tuvo un difícil viaje de regreso a Bruselas, donde estaba el rey. Allí, Luis trató asuntos de la Orden.
Luego, regresó a Génova, embarcó en una galera del Duque de Alba y volvió a Barcelona. Al día siguiente de su llegada, su matrimonio se hizo oficial.
Más tarde, Luis recibió varias herencias que lo hicieron muy rico. Tuvo que ir a juicio para obtener algunas de ellas, pero las ganó todas.
Cuando el príncipe Felipe viajó a Inglaterra para casarse con María Tudor, Luis regresó a Barcelona para preparar sus galeras. Tuvo un incidente con el capitán general de las galeras de España, lo que lo enfureció. Después de que el rey aclarara el asunto, Luis renunció a su mando.
Embajador ante el Papa

Luis estaba en Valladolid cuando el rey Felipe II le ofreció el cargo de Asistente de Sevilla. Aunque era un puesto de gran honor, Luis aún estaba molesto por el incidente con las galeras y se negó a aceptarlo.
En diciembre de 1561, el confesor del rey le informó que había sido nombrado Embajador de España ante la Santa Sede (el gobierno del Papa), donde el Papa Pío IV estaba al mando. Le ofrecieron un buen sueldo y dinero para los gastos del viaje. Luis aceptó después de hablarlo con su esposa y su hermano.
Poco después, Luis enfermó de nuevo y no pudo salir de la capital hasta que se recuperó. Partió el 22 de diciembre de 1562, viajando por Valencia y Barcelona.
Se embarcó en una galera de la Orden de San Juan y llegó a Civitavecchia. Desde allí, se dirigió a Bracciano. Su hija enfermó, así que su esposa se quedó a cuidarla, y él continuó su viaje. El 25 de septiembre de 1563, hizo su entrada oficial en Roma como representante del Rey Católico.
Uno de los mayores desafíos que enfrentó fue una discusión sobre qué representante (el francés o el español) debía tener preferencia en los lugares sagrados. Después de fuertes desacuerdos, el Papa había dado preferencia al francés, lo que indignó a la delegación española. Luis informó al rey, quien, en señal de protesta, ordenó a Luis que abandonara Roma. Sin embargo, el rey le dijo en secreto que no se alejara mucho, ya que esperaba que el Papa no durara mucho y Luis debía estar presente para la elección del nuevo Papa.
Luis viajó muy lentamente, llegando finalmente a Génova. Desde allí, envió a su esposa a unos baños termales en Luca, donde ella estuvo a punto de morir. Debido a la enfermedad de su esposa, Luis había pedido varias veces al rey permiso para regresar a España. La autorización le llegó mientras estaba en Luca.
También recibió la noticia de que el Papa estaba enfermo. Con mucha discreción, Luis se dirigió a Roma, pero llegó tan despacio que la elección del nuevo Papa ya había terminado. Sin embargo, Luis demostró sus habilidades diplomáticas al influir en la elección de Antonio Michele Ghiselieri, quien se convirtió en el Papa Pío V. Este Papa sería quien impulsaría la Santa Liga contra los turcos.
El rey estaba muy contento con esta elección y confirmó a Luis como Embajador de España ante el Papa. Durante su tiempo en Roma, Luis logró que las discusiones siempre terminaran bien, satisfaciendo tanto al rey como al Papa. Una de sus misiones más difíciles fue el proceso de la Inquisición contra el cardenal-arzobispo de Toledo, Bartolomé Carranza. Se decidió que el Papa resolvería este problema, lo que significaba que el cardenal debía salir de la vigilancia del rey. Luis lo logró con la promesa de que el Papa lo mantendría preso hasta que el proceso se resolviera.
En ese tiempo, el Capitán general de la Mar y virrey de Nápoles, García de Toledo, regresó a Madrid con poca salud. El rey decidió reemplazarlo y nombró a su hermanastro, Juan de Austria, como su sucesor. Como Juan era muy joven, el rey puso a Requesens como su ayudante, confiando en su experiencia en asuntos marítimos. Luis recibió un documento del rey, fechado el 22 de marzo de 1568, que le otorgaba amplios poderes. Su hermano, Juan de Zúñiga, lo reemplazó en la Embajada.
Por sus grandes habilidades y experiencia, Luis fue ascendido a Capitán General de la Mar. Organizó fuerzas navales que lograron detener los constantes ataques de los hermanos Barbarroja en las costas de España y las Islas Baleares. Poco después, las relaciones entre el rey y el Papa volvieron a tensarse. Felipe II ordenó a Luis que regresara a Roma, y en poco tiempo, Luis resolvió las diferencias, restaurando la tranquilidad. Al terminar este asunto, el rey le ordenó que regresara con su hermano en el mar. Pero antes de que las galeras estuvieran listas, ocurrió el levantamiento de los moriscos en el reino de Granada.
La rebelión de las Alpujarras
Debido a sus habilidades, el rey Felipe II eligió a Luis de Requesens como consejero de su hermanastro Juan de Austria en la guerra contra los moriscos en las Alpujarras. Para esta misión, Luis también recibió la orden de trasladar tropas de infantería desde Nápoles y Milán. Tuvo que dejar a su esposa, que estaba gravemente enferma. Salió de Roma el 23 de marzo de 1569 y se embarcó en el puerto de Civitavecchia.
Parte de la flota se preparaba en Liorna, incluyendo galeras del Duque de Florencia que estaban al servicio del rey de España. Desde Génova, también se unieron galeras de particulares. En total, Luis contaba con 24 galeras.
Al llegar a Marsella, Luis volvió a enfermar gravemente. Por este motivo, no desembarcaron y continuaron el viaje el 18 de abril. Una fuerte tormenta dividió a la flota. Su galera llegó a Mahón, y el resto a Cerdeña. Dos galeras se hundieron, y otras cuatro sufrieron daños graves.
El 28 de abril, Luis llegó a Palamós y de allí a Barcelona. Volvió a embarcar y llegó a Vélez-Málaga el 3 de junio. Luego, ordenó a su primo Miguel de Moncada que se pusiera a las órdenes de Juan de Austria, quien estaba en Granada. Por decisión del rey Felipe II, Requesens actuó como mentor de Juan, y este debía seguir sus consejos.
Al terminar esta campaña, regresaron al mar. Luis siguió a Juan como su segundo al mando, con las mismas amplias facultades. Se le encargó la preparación de la flota y el ejército españoles que debían unirse a la Santa Liga. Esta expedición se formó en el puerto de Barcelona.
La Batalla de Lepanto
Durante 1571 y 1572, Luis de Requesens fue el principal ayudante de Juan de Austria. Por una carta firmada por el rey Felipe II, Luis era en realidad el segundo jefe de la Armada y tutor del príncipe. Las instrucciones secretas del rey decían que Luis tenía "prudencia, buen juicio, habilidades diplomáticas, experiencia en el mar y una respetada posición noble".
Un documento de junio de 1571 confirmaba las responsabilidades de Luis para la expedición de la Santa Liga contra los turcos. Decía que "todo lo que se escribiera debía llevar la firma tanto del capitán general como la suya". También insistía en que "todo lo que se ordenara y se hiciera debía ser de acuerdo, sin que Juan pudiera apartarse de su opinión". Si Juan se apartaba, Luis tenía permiso para informar al rey discretamente.
Otra carta de junio de 1571 lo designaba como una de las tres personas, junto a Álvaro de Bazán y Juan Andrea Doria, que debían dar su consentimiento para decidir si se presentaba el combate. Además, se mantenía la orden de que el "capitán general no podía enviar ni firmar ninguna orden sin la revisión y aprobación previa de Luis".
En la batalla de Lepanto, Luis luchó con gran energía. Sus decisiones acertadas contribuyeron enormemente a la victoria final. Sin embargo, fue muy discreto y se mantuvo en un segundo plano, siguiendo las recomendaciones del rey y por el cariño que sentía por Juan de Austria. Al terminar la batalla, dirigió la recuperación de los barcos y ordenó su reparación para una expedición contra Túnez al año siguiente.
La eficacia de su mando se refleja en una carta que Juan de Austria envió al rey cuatro días después de la batalla. En ella, Juan decía que "honraba al Comendador Mayor, pero que se sentía infeliz por el exceso de celo y la severidad con la que, a su juicio, ejercía su papel".
Luis tenía un carácter amable pero firme, y una gran modestia. Sus sentimientos hacia Juan de Austria, a quien consideraba su mejor amigo y el mejor líder de España, lo llevaron a ocultar sus propios servicios extraordinarios, atribuyendo siempre el éxito a su príncipe.
Se dice que su intervención fue decisiva para que la imagen del Santísimo Cristo de Lepanto y varias banderas de la batalla fueran llevadas a Barcelona. Requesens prometió a la virgen construir un convento en Villarejo de Salvanés si ganaban la batalla. Después de la victoria, el convento comenzó a construirse en 1573. Hoy, la patrona de Villarejo de Salvanés, la Virgen de la Victoria de la Batalla de Lepanto, preside este convento. Las fiestas de Villarejo se celebran el 7 de octubre, el mismo día en que se ganó la batalla de Lepanto.
Gobernador de los Países Bajos
Después de la victoria en la batalla de Lepanto, el rey Felipe II nombró a Luis de Requesens Gobernador del estado de Milán en 1572.
Al año siguiente, se le encargó el Gobierno de los Países Bajos, reemplazando al Duque de Alba. La política del Duque de Alba no había logrado traer la paz al país. Requesens recibió instrucciones claras para negociar: debía proteger la autoridad del gobernante de los Países Bajos y la fe católica. Sin embargo, los esfuerzos de Requesens no pudieron evitar que la lucha continuara debido a la fuerte oposición de los rebeldes.
Antes de partir hacia Bruselas, Requesens publicó una amnistía general (perdón para todos), eliminó un tribunal especial y canceló algunos impuestos. Pero estas ofertas de buena voluntad tuvieron poco efecto en el sur y fueron ignoradas por completo en las provincias del norte. Al llegar a finales de 1573, Requesens tuvo que usar la fuerza para imponer su autoridad.
Aunque en febrero de 1574 se perdió el importante puerto de Middelburg, Requesens logró una victoria brillante sobre las tropas de Luis de Nassau en Mook. En esta batalla, murieron otros dos hermanos de Guillermo de Orange. Requesens pudo controlar rápidamente la zona sur. Parecía el momento de anunciar su política de paz y perdón, pero le faltaba dinero para pagar a sus soldados.
El rey enviaba grandes sumas de dinero (en 1574, más del doble que en los dos años anteriores), pero los gastos del ejército, que en ese momento tenía 86.000 hombres, superaban las posibilidades económicas del reino.
Requesens se vio obligado a buscar un acuerdo con Orange, usando la mediación del emperador Maximiliano II. Las conversaciones tuvieron lugar en Breda. El gobernador estaba dispuesto a retirar las tropas españolas de Flandes, pero con la condición de que el catolicismo fuera la única religión permitida. Los protestantes tendrían diez días para irse al extranjero. Esta exigencia hizo imposible el acuerdo. Las provincias de Holanda, Zelanda y Frisia Occidental tenían una mayoría de personas con diferentes creencias religiosas y no estaban dispuestas a aceptar esa condición. Además, su fe estaba muy ligada a su causa nacionalista.
Al fracasar estas negociaciones, Requesens reanudó la lucha con más fuerza. Tropas españolas, bajo el mando del coronel Cristóbal de Mondragón, cruzaron zonas de agua y ocuparon gran parte de Zelanda. Pero cuando los españoles tenían una salida al océano y podían cortar las comunicaciones, surgió un motín general de las tropas. El 1 de septiembre de 1575, Felipe II declaró la suspensión de pagos de la deuda pública, y la financiación del ejército de Flandes se interrumpió. Se les debían a las tropas, en algunos casos, casi dos meses de sueldo. Surgieron nuevos motines, y las operaciones militares estuvieron paralizadas durante casi un año.
Debido a todas estas dificultades y a la debilidad de su cuerpo, Luis de Requesens falleció en Bruselas el 5 de marzo de 1576. Murió como un católico devoto, asistido por médicos y clérigos. Fue reemplazado en el gobierno de los Países Bajos, que estaban en caos, por Juan de Austria.
Su cuerpo fue enterrado en el panteón familiar de la capilla anexa al Palau.
Familia de Luis de Requesens
Luis de Requesens se casó el 13 de junio de 1552 con Jerónima Gralla. Su matrimonio se hizo oficial al año siguiente.
El 27 de septiembre de 1557 nació su primera hija, a quien llamó Mencía de Mendoza. Ella sería la heredera de su fortuna y título. Se casó en 1582 con Juan Alonso Pimentel de Herrera, V duque de Benavente.
El 19 de abril de 1559 nació su único hijo, a quien se le puso el nombre de Juan de Zúñiga y Requeséns.
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Véase también
En inglés: Luis de Requesens y Zúñiga Facts for Kids