Bullangas para niños
Las bullangas fueron una serie de levantamientos o protestas populares que ocurrieron en Barcelona entre los años 1835 y 1843. Estas revueltas tenían ideas liberales y algunas de ellas, sobre todo la de 1835, también sucedieron en otras partes de Cataluña.
Contenido
¿Qué causó las bullangas?
Para entender las bullangas, debemos mirar un poco hacia atrás en la historia de España. Durante la ocupación napoleónica en la Guerra de Independencia Española, se reunieron las Cortes de Cádiz en 1810. Allí se escribió la primera Constitución española en 1812. Esta Constitución, conocida como La Pepa, buscaba modernizar el país y terminar con el Antiguo Régimen, que era un sistema de gobierno antiguo.
Sin embargo, cuando el rey Fernando VII regresó al trono después de la derrota francesa, volvió a imponer el absolutismo, un sistema donde el rey tenía todo el poder. Esto frustró las esperanzas de cambio.
El deseo de libertad en Barcelona
A pesar de todo, las ideas liberales se hicieron muy fuertes en la gente, y Barcelona se convirtió en un centro importante para difundir el liberalismo. Hubo intentos de cambio, como el del general Lacy en 1817, que no tuvo éxito. Pero en 1820, un levantamiento liderado por Rafael del Riego en otras partes de España tuvo un eco en Barcelona. Una protesta popular en el Pla de Palau obligó al general Castaños a aceptar la Constitución. Así comenzó el Trienio Liberal (1820-1823), un periodo que trajo mejoras importantes para la ciudad.
Pero en 1823, con ayuda de tropas francesas, el rey volvió a imponer el absolutismo. Barcelona fue ocupada por estas tropas durante cuatro años. Después de que los franceses se fueron en 1827, el conde de España fue nombrado capitán general de Cataluña. Él inició una fuerte represión contra los liberales, con muchas detenciones y castigos.
Cambios en la sociedad
La época conocida como la Década Ominosa (1823-1833) mostró que el sistema antiguo ya no funcionaba. Nuevos grupos sociales, como la burguesía (comerciantes y empresarios), estaban creciendo, y la Revolución Industrial estaba empezando a cambiar la forma en que se producían las cosas. Finalmente, cuando Isabel II subió al trono, apoyada por los liberales frente a los carlistas (que apoyaban a otro candidato), se favorecieron los avances sociales y un sistema político más abierto.
Los levantamientos populares
Aunque el reinado de Isabel II era liberal, hubo desacuerdos entre los grupos moderados y progresistas dentro del propio partido liberal. Esto causó muchos conflictos. En Barcelona, esta tensión llevó a numerosos disturbios, que se llamaron bullangas. La mayoría de estas protestas mostraban rechazo hacia la nobleza y el clero, que eran los grupos más conservadores.
Estos disturbios ocurrieron en dos etapas:
- Entre 1835 y 1837: Tenían un fuerte carácter contra el absolutismo y se dirigían a quienes consideraban responsables de sus problemas.
- Entre 1840 y 1843: Ocurrieron después de la Primera Guerra Carlista y se centraron en las luchas entre las diferentes facciones liberales, lo que les dio un carácter más de insurrección.
Primera etapa: 1835-1837
La primera bullanga importante fue en 1835. La gente se enteró de que varios militares habían sido castigados por los carlistas cerca de Reus, y hubo protestas contra el clero en esa ciudad, ya que se les consideraba cómplices de los carlistas. En este ambiente, el 26 de julio, un pequeño problema con la calidad de los toros en una corrida en la plaza de la Barceloneta encendió los ánimos. Esto provocó disturbios que llevaron a la quema de varios conventos (como Santa Catalina y San José) y la muerte de dieciséis religiosos.

Unos días después, el 5 de agosto, la noticia de que el capitán general, Manuel Llauder, regresaba a la ciudad y el miedo a la represión militar, hicieron que la gente se rebelara de nuevo. Durante la protesta, el general Pere Nolasc de Bassa fue atacado y su cuerpo arrastrado por la ciudad. Además, los manifestantes derribaron la estatua de Fernando VII y atacaron varios edificios, como la fábrica El Vapor. Esto último fue un acto de ludismo, que era la destrucción de máquinas como protesta por los cambios en el trabajo.
Los propios liberales intentaron controlar la situación, preocupados por el aumento de la violencia. Seis personas fueron castigadas por los actos de vandalismo. Se formó una Junta de Autoridades para manejar la situación.

La revuelta de 1835 también se extendió a otras ciudades de Cataluña, como Tarragona, Sabadell y Mataró, y a monasterios como Montserrat. En total, 67 religiosos perdieron la vida en Cataluña.
La segunda bullanga ocurrió en 1836. Las noticias de que los carlistas habían castigado a 33 prisioneros liberales en Sant Llorenç de Morunys llevaron a la gente a asaltar la cárcel de la Ciudadela el 4 de enero. Allí, entre 100 y 150 prisioneros carlistas fueron atacados. Al día siguiente, algunos rebeldes y miembros de la Milicia Nacional proclamaron la Constitución de 1812, pero fueron dispersados por el ejército.
La tercera bullanga fue el 13 de enero de 1837. Algunos batallones de la Milicia Nacional se levantaron de nuevo a favor de la Constitución de 1812. Esta insurrección fue controlada por otros grupos de la misma Milicia. Los moderados tomaron el control de la ciudad y el nuevo capitán general, el barón Ramón de Meer y Kindelán, los apoyó. Los moderados impusieron el estado de sitio y prohibieron la prensa radical. Esto causó otro estallido social el 4 de mayo, donde grupos progresistas ocuparon la plaza de San Jaime y se enfrentaron al ejército.
Segunda etapa: 1840-1843
La segunda etapa de las bullangas se dio después de la guerra carlista. El general Baldomero Espartero, del grupo progresista, llegó al poder y la regente María Cristina, madre de Isabel II, tuvo que irse al exilio. Esto provocó una insurrección moderada en Pamplona en 1841. En Barcelona, se creó una Junta de Vigilancia para defender al gobierno progresista. Esta Junta empezó a actuar de forma independiente, y el capitán general, Antonio Van Halen, la disolvió y desarmó a la Milicia.
En este ambiente, en 1842, los grupos más progresistas de la ciudad mostraron su descontento con el nuevo gobierno. El 13 de noviembre, un pequeño incidente en el fielato de Portal del Ángel provocó la intervención del ejército. La gente reaccionó y obligó al ejército a salir de la ciudad. Se formó una Junta Popular Directiva que pedía la renuncia de Espartero y la defensa del proteccionismo (proteger la industria local). Barcelona fue rodeada por el ejército. Espartero llegó a la ciudad y ordenó el bombardeo desde el castillo de Montjuïc (3 y 4 de diciembre de 1842). El bombardeo duró doce horas y destruyó muchas casas. Después, hubo una fuerte represión, se desarmó a la Milicia Nacional y se impuso una gran multa.

La última bullanga ocurrió en 1843, cuando Espartero fue derrocado y se fue al exilio. Fue reemplazado por Joaquín María López. En Barcelona se formó una Junta Suprema que buscaba un gobierno más descentralizado y democrático. En agosto, comenzaron los disturbios que llevaron a una revuelta conocida como la Jamancia el 2 de septiembre. El ejército abandonó la ciudad, manteniendo solo los castillos de Montjuïc y la Ciudadela. Barcelona fue asediada durante tres meses por los generales Prim y Milans del Bosch, quienes bombardearon la ciudad hasta que la Junta que había tomado el poder se rindió el 20 de noviembre. Los bombardeos causaron muchas pérdidas humanas y daños materiales. La Milicia Nacional fue disuelta y el movimiento progresista en la ciudad se debilitó.
Galería de imágenes
-
Revuelta contra Espartero (1842).