Calixto III para niños
Datos para niños Calixto III |
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![]() La virgen recomienda Siena al papa Calixto, obra de Sano di Pietro, 1455, en la Pinacoteca Nazionale di Siena.
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![]() Papa de la Iglesia católica |
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8 de abril de 1455-6 de agosto de 1458 | ||
Predecesor | Nicolás V | |
Sucesor | Pío II | |
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Obispo de Valencia | ||
20 de agosto de 1429-30 de junio de 1458 | ||
Predecesor | Hug de Llupià | |
Sucesor | Rodrigo de Borja | |
Información religiosa | ||
Ordenación episcopal | 1429 por Pierre de Foix | |
Proclamación cardenalicia | 2 de mayo de 1444 por Eugenio IV | |
Información personal | ||
Nombre | Alfonso de Borja | |
Nacimiento | Reino de Valencia, 1378 | |
Fallecimiento | Roma, 1458 | |
Padres | Domingo de Borja y Francisca o Francina | |
Calixto III, cuyo nombre de nacimiento era Alfonso de Borja, fue el papa número 209 de la Iglesia católica. Nació en la Torreta de Canals, cerca de Játiva, en el Reino de Valencia, el 31 de diciembre de 1378. Falleció en Roma, en los Estados Pontificios, el 6 de agosto de 1458. Fue papa desde 1455 hasta 1458.
Alfonso de Borja provenía de la Casa de Borja, una familia importante del Reino de Valencia. Fue un estudiante y profesor destacado en la Universidad de Lérida. También fue canónigo (un tipo de sacerdote) de la catedral de Lérida y vicario de la diócesis.
Era un jurista muy respetado, lo que significa que sabía mucho de leyes. Por eso, fue embajador y consejero del rey Alfonso V de Aragón. También fue maestro de su hijo, Fernando I de Nápoles. Antes de ser papa, fue obispo de Valencia y cardenal bajo los papas Eugenio IV y Nicolás V.
Fue elegido papa en 1455. Su tiempo como papa se centró en organizar una cruzada (una expedición militar religiosa) contra los otomanos. Ellos habían tomado Constantinopla dos años antes. A pesar de sus esfuerzos, los líderes europeos no respondieron con mucho entusiasmo, y la expedición no tuvo el éxito esperado.
Contenido
Calixto III: Un Papa en Tiempos de Cambio
¿Quién fue Alfonso de Borja?
Alfonso de Borja nació en una familia de la nobleza de Játiva. Es probable que su familia viniera de la ciudad fortificada de Borja en Aragón. Era común que los conquistadores tomaran el apellido del lugar donde nacían.
Fue el único hijo varón de Domingo de Borja y Francisca o Francina de Borja. Tuvo cuatro hermanas: Isabel, Juana, Catalina y Francisca.
Sus Primeros Pasos en la Iglesia
Alfonso estudió leyes en la Universidad de Lérida, donde también enseñó. Allí, el rey Martín el Humano se fijó en él y lo nombró asesor. También llamó la atención del antipapa Benedicto XIII, quien lo apoyó durante un periodo de división en la Iglesia. Gracias a este apoyo, fue nombrado canónigo de la catedral de Lérida. Cuando el obispo Pedro de Cardona falleció en 1412, Alfonso se convirtió en vicario.
El rey Alfonso V de Aragón lo contrató como jurista y diplomático. Después de la muerte de Benedicto XIII en 1423, Alfonso apoyó brevemente a Gil Muñoz, quien fue elegido por algunos cardenales. Poco después, Alfonso fue enviado a Peñíscola por Alfonso V, quien quería mejorar sus relaciones con Roma. Alfonso logró que Gil Muñoz renunciara y se sometiera al papa Martín V.
Este éxito diplomático puso fin a una división en la Iglesia que había durado desde 1378. También reconcilió al rey de Aragón con el papado. Como recompensa, Alfonso fue nombrado obispo de Valencia en 1429.
Un Consejero Real
Alfonso de Borja no permaneció mucho tiempo en Valencia. Continuó sirviendo al rey Alfonso V de Aragón, especialmente en asuntos relacionados con Nápoles. Sin embargo, se negó a participar en el concilio de Basilea como embajador de Aragón.
En cambio, usó sus habilidades diplomáticas para lograr un acuerdo entre el papa Eugenio IV y el rey aragonés. Convenció al rey de que retirara su apoyo a un concilio que estaba causando problemas en la Iglesia.
En 1432, el rey Alfonso V viajó a Nápoles para conquistar el reino. Dejó a su hijo Fernando I de Nápoles bajo el cuidado de Alfonso de Borja y Ximén Pérez de Corella. En 1438, Fernando viajó a Nápoles para reunirse con su padre, y Alfonso Borgia lo acompañó. Durante los años siguientes, sirvió en la corte del rey como presidente del Consejo Real.
Su Vida como Cardenal en Roma
El papa Eugenio IV recompensó a Alfonso de Borja nombrándolo cardenal el 2 de mayo de 1444. Le dio el título de los Cuatro Santos Coronados y le permitió mantener su obispado de Valencia. Desde ese momento, vivió en Roma.
Se mantuvo neutral en las disputas entre las familias Orsini y Colonna. Se destacó en la curia romana (el gobierno de la Iglesia) por sus conocimientos de leyes y su forma de vida sencilla.
Durante el papado de Nicolás V, Alfonso ayudó a lograr la paz de Lodi. Esta paz aseguró el equilibrio entre Milán, Florencia y Nápoles, lo que era importante para enfrentar la amenaza de los turcos. Por eso, se opuso a las conquistas de un líder militar llamado Giacomo Piccinino en Siena, aunque este era aliado del rey de Aragón. Esto demostró su rectitud e independencia.
Más tarde, cuando Alfonso V de Aragón murió, Calixto III se negó a reconocer a su hijo Fernando I de Nápoles como rey de Nápoles. Argumentó que la Iglesia tenía derechos sobre ese reino.
El Papado de Calixto III: Grandes Desafíos
¿Cómo fue elegido Papa?
El papa Nicolás V falleció en marzo de 1455. El cónclave (la reunión para elegir al nuevo papa) estuvo lleno de desacuerdos entre los cardenales que apoyaban a los Orsini y los que apoyaban a los Colonna. El cardenal griego Basilio Bessarion era un candidato neutral con posibilidades. Sin embargo, en un discurso, Alain de Coëtivy mencionó su reciente conversión.
Finalmente, Alfonso Borgia fue elegido papa. Su elección se debió a su buena reputación, su deseo de luchar contra los turcos y su avanzada edad, que hacía pensar que su papado sería corto. Fue coronado papa el 8 de abril de 1455 con el nombre de Calixto III.
Su elección no fue bien recibida por los romanos y los italianos. Temían que el nuevo papa, a quien llamaban "un papa extranjero y catalán", aumentara la influencia de la Casa de Aragón en Italia. También les preocupaba que trasladara la corte papal fuera de Italia o que diera los puestos importantes a sus compatriotas.
¿Qué es el nepotismo?
El nepotismo es la práctica de favorecer a los familiares en puestos importantes. Esto había sido común en la historia del papado, y Calixto III no fue una excepción. Nombró cardenales a sus sobrinos Rodrigo y Luis Juan. Rodrigo fue obispo de Segorbe y gobernador de Bolonia. Luis Juan fue obispo de Gerona y vicecanciller.
Otro de sus sobrinos, Pedro Luis, fue nombrado capitán general de la Iglesia y gobernador de varias ciudades. Su primo Galcerán de Borja fue su lugarteniente.

Calixto III sabía que un papa extranjero podía sentirse solo en Roma. Por eso, se rodeó de parientes y personas de su misma región. Les dio muchos cargos importantes en la Iglesia y en el gobierno. Entre ellos estaban Jaime Sarzuela, Cosme de Monserrat, Bartolomé Regas, Pedro Daltell, Jaime Gil, Ausias Despuig, Joan Margarit, Jaume Serra, Jaume Girard, Joan Soler, Pedro de Urrea, Jaime de Cardona, Juan de Aragón y Juan de Mella.
A estas personas se les conocía como "catalanes". En Italia, en esa época, se usaba este término para referirse a todos los españoles. Esto se debía a que los primeros españoles que llegaron a Italia en el siglo XII eran de Cataluña y se dedicaban al comercio y a otras actividades marítimas. La palabra a veces tenía un significado negativo para los italianos, que los veían como incultos o avaros.
La Lucha contra los Otomanos
Calixto III había vivido la Reconquista en España durante cincuenta años. Por eso, su principal objetivo como papa fue luchar contra los turcos. Ellos habían tomado Constantinopla en 1453 y avanzaban hacia Europa. También quería que los estados cristianos dejaran de pelear entre sí para unirse contra este peligro.
Poco después de ser coronado, hizo un voto solemne. Prometió usar todos sus recursos, incluso su propia vida, para recuperar Constantinopla. Quería liberar a los cristianos esclavizados y fortalecer la fe.
Yo, el Papa Calixto III, prometo y hago voto a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; a la siempre Virgen Madre de Dios, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y a todos los ejércitos celestiales, de emplearlo todo, según mis fuerzas, y si necesario fuere aun con el ofrecimiento de mi propia sangre, para volver (auxiliado por los consejos de mis venerables hermanos) a recobrar a Constantinopla, la cual, en castigo de los pecados del género humano, ha sido conquistada y destruida por el enemigo del Salvador crucificado, por el hijo del demonio, Mohammed, príncipe de los turcos. Y para librar además a los cristianos que se consumen en la esclavitud, enaltecer la verdadera Fe, y borrar en Oriente la diabólica secta del maldito e infiel Mahoma; pues la luz de la fe está allí casi enteramente extinguida. Si yo me olvidare de ti ¡oh, Jerusalén! caiga en olvido mi diestra, y mi lengua quede paralizada en mi boca, si yo no me acordara de ti, Jerusalén, y no te pusiera en el principio de mis alegrías. Así Dios me ayude y su Santo Evangelio. Amén.
Para lograrlo, el 15 de mayo de 1455, proclamó una bula (un documento papal) para la cruzada. Fijó el 1 de marzo del año siguiente como fecha de partida para "todos los príncipes y pueblos cristianos". Nombró a varios cardenales como representantes para ir a diferentes países de Europa. También envió frailes a las ciudades europeas para predicar sobre la cruzada. Creó una comisión de cardenales para promover esta guerra santa.
Se empezó a construir una gran flota en el río Tíber en Roma y en el Ródano en Aviñón. Para pagar los gastos de la expedición, Calixto III estableció una red de recaudadores de impuestos y vendedores de indulgencias (perdones religiosos) en todo el mundo cristiano. Impuso un impuesto especial a los cardenales, vendió su vajilla de oro y plata, y objetos de arte. También usó los tesoros que había acumulado el papa anterior, Nicolás V. Incluso, cuando se descubrió una tumba rica que se creía que era del emperador Constantino, el papa ordenó quitarle el oro para usarlo en la guerra.
Sin embargo, el proyecto de cruzada no fue bien recibido por los líderes europeos. Los príncipes y obispos alemanes se quejaron de los impuestos que Roma les imponía. Los reyes de Hungría y el emperador estaban más enfrentados entre ellos que con los turcos. Francia e Inglaterra se mantuvieron al margen, desconfiando el uno del otro después de un largo conflicto que había terminado dos años antes. En Francia, la bula ni siquiera se publicó.
El rey de Portugal hizo grandes promesas, y el papa le dio el dinero de los impuestos para que armara su propia flota. Pero tres años después, Portugal tuvo que devolver el dinero porque no había enviado ningún barco. El rey de Dinamarca y Noruega se quedó con las colectas de dinero.

El duque de Borgoña, Felipe el Bueno, debía liderar el ejército terrestre. Pero después de permitir la recaudación de impuestos en sus tierras, no envió ni dinero ni tropas.
Las relaciones del rey de Nápoles, Alfonso V, con Calixto III no eran buenas. El papa se oponía a la boda de sus nietos con los hijos del duque de Milán, porque preveía que se formaría un estado muy poderoso que amenazaría la paz en Italia. Además, un líder militar llamado Jacopo Piccinino atacó Siena con el apoyo de Nápoles. Esto hizo que parte del dinero y las tropas destinadas a la cruzada tuvieran que usarse para combatirlo.
En la propia Italia, las cosas no fueron mejor. El duque de Milán, Francesco Sforza, no mostró interés en nada que no fuera consolidar sus propios territorios. El líder de Florencia, Cosme de Médici, no hizo ninguna promesa para un proyecto tan costoso. Los embajadores de la República de Venecia dijeron que se unirían a la cruzada solo si todos los demás lo hacían. Esto era una forma de mantener la amistad con los turcos para no dañar sus intereses comerciales. La recaudación de impuestos a menudo tuvo problemas, y hubo personas que se hicieron pasar por enviados del papa para engañar a la gente.
En septiembre de 1455, el papa puso las galeras (barcos) de Aviñón bajo el mando de Pedro de Urrea, Antonio Olzina y Antonio Frescobaldi. Su misión era navegar hacia el Egeo y el Jónico. Pero estos se unieron a la flota de Bernat I de Vilamarí, que trabajaba para Alfonso V. Juntos, atacaron al líder de Génova, Pietro Fregoso, con quien el rey estaba enfrentado. Esto causó la indignación del papa.
Después de que Urrea fuera destituido, en diciembre de 1455, Ludovico Trevisan fue nombrado líder y almirante de la flota. Zarpó de Roma para unirse en Nápoles a las galeras que el rey Alfonso V había prometido. Pero entre los trabajos para armar los barcos, la falta de entusiasmo de Trevisan y la demora del rey en entregar sus naves, la flota no salió de Italia hasta principios de agosto de 1456. Esto fue con cinco meses de retraso sobre la fecha prevista. Después de expulsar a los turcos de Lemnos, Samotracia y Tasos, Trevisan estableció su base en Rodas.
Las buenas noticias llegaron desde Hungría. En junio de 1456, el sultán turco Mehmed II había atacado este país con un gran ejército. Había puesto sitio a Belgrado. El rey Ladislao había huido a Viena, y con él la mayor parte de la nobleza. Pero el jefe del ejército húngaro, Juan Hunyadi, apoyado por un ejército reunido por Juan de Carvajal y Juan de Capistrano, logró levantar el asedio y derrotar a los turcos. La noticia de la victoria debía animar a los demás estados cristianos a unirse a la cruzada, pero esta vez tampoco el papa los encontró dispuestos a participar.
En 1457, en Albania, el veterano Skanderberg derrotó a los turcos en Tomorniza. El rey de Bosnia, Esteban Tomás, los enfrentó con resultados variados. Y Trevisan los venció en Mitilene. Pero estas fueron victorias aisladas con poco valor estratégico. A principios de 1458, el papa convocó a todos los príncipes cristianos a un gran congreso en Roma, pero no se llegó a ningún resultado importante.
Decisiones Importantes de su Papado
Durante su papado, se completó el proceso para declarar santo a su paisano san Vicente Ferrer. Aunque el documento oficial no se publicó hasta después de su muerte, con Pío II. Se cuenta que, cuando Alfonso de Borja era joven, se encontró con el predicador valenciano, quien le predijo que alcanzaría "la más alta dignidad a la que puede llegar un hombre mortal". También declaró santo a Osmundo de Salisbury.
Fue el primer papa en reconocer oficialmente una aparición de la Virgen al apóstol Santiago. Lo hizo en un documento llamado Etsi propheta docente, donde concedía beneficios a quienes ayudaran a restaurar la capilla del Pilar de Zaragoza, que se había incendiado en 1434.
En 1456, Calixto III estableció una comisión para revisar el juicio de 1431 en el que Pierre Cauchon había condenado a Juana de Arco. La comisión, formada por importantes obispos e inquisidores, la declaró inocente de los cargos injustos por los que había sido quemada.
Ese mismo año, promulgó la bula papal Inter Caetera. Con ella, confirmó la validez de una bula del papa anterior, la Romanus Pontifex de 1455. Esta bula otorgaba al rey de Portugal el control sobre todos los territorios "desde los cabos de Bojador y de Nam a través de toda Guinea y más allá hasta la orilla meridional".
Desacuerdos con el Reino de Nápoles
Cuando Alfonso V de Aragón falleció el 27 de junio de 1458, dejó el reino de Nápoles a su hijo natural, Fernando I de Nápoles. Los oponentes de la corona de Aragón ofrecieron el trono a Jean d'Anjou. Calixto III aprovechó para reclamar los derechos de la Iglesia sobre el reino. Quería que la Santa Sede estudiara los derechos de cada uno de los que querían el trono.
Por un documento del 12 de julio, reclamó esos derechos y ordenó a los napolitanos que no juraran lealtad a ninguno de los candidatos. Incluso envió a su sobrino Pedro Luis de Borja a luchar contra Fernando, a quien Milán y Florencia ya habían reconocido como rey. Solo la muerte de Calixto III el 6 de agosto de 1458 puso fin a este conflicto.
Calixto III y el Arte del Renacimiento
Los humanistas, que habían encontrado en el papa anterior, Nicolás V, un gran protector de las artes, no apreciaban mucho a Calixto III. Su estilo de vida sencillo (los gastos de la curia romana se redujeron en más de un tercio durante su papado) y su enfoque en la cruzada se interpretaron como falta de interés por las artes y las letras. Se pensaba que no entendía el nuevo movimiento humanista. Sin embargo, apoyó a Lorenzo Valla, a quien nombró secretario del papa.
Algunos, como Francesco Filelfo y Vespasiano da Bisticci, lo acusaron de dispersar la colección de libros y manuscritos de la Biblioteca Vaticana que había reunido Nicolás V. Calixto III sí dejó su colección de libros de leyes a la biblioteca. Para conseguir fondos para la cruzada, vendió algunas encuadernaciones valiosas. Sin embargo, esta acusación parece no tener fundamento.
Para intentar desprestigiar al papa, un escritor llamado Bartolomeo Platina difundió la historia de que Calixto III había ordenado que las campanas de las iglesias tocaran todos los días al mediodía contra la amenaza del Halley, visible en 1456. Según un matemático francés del siglo XVIII, Calixto III incluso habría "separado de la Iglesia" al cometa. En realidad, la orden se había dado para recordar a los cristianos el peligro turco y la necesidad de la cruzada, según un documento de 1456 que ni siquiera mencionaba al cometa.
Su Fallecimiento

Casi a los ochenta años y sufriendo de una enfermedad dolorosa (gota), a principios de julio de 1458, Calixto III contrajo unas fiebres que empeoraron. El 4 de agosto recibió los últimos ritos, y el día 6 falleció. Ese día se celebraba la Transfiguración, una fiesta que él mismo había establecido en recuerdo del sitio de Belgrado.
La noticia de su muerte causó graves disturbios, especialmente por parte de sus antiguos oponentes, los Orsini. Las personas de origen español fueron perseguidas y atacadas en Roma y fuera de la ciudad. El palacio del cardenal Rodrigo de Borja fue saqueado. Pedro Luis de Borja huyó a Spoleto después de entregar el Castillo Sant'Angelo a los cardenales, y murió un mes después. Un líder militar llamado Piccinino aprovechó la situación para ocupar varias ciudades en los territorios del papa.
Calixto III fue enterrado en la iglesia de Santa Maria della Febbre, cerca de la antigua basílica de San Pedro. En 1586, sus restos fueron colocados detrás del órgano. En 1605, se trasladaron a la capilla de Sixto IV, y cinco años después, fueron llevados junto a los de su sobrino Alejandro VI a la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles. Allí, en 1889, el escultor Felipe Moratilla terminó la construcción del sepulcro de mármol que aún se puede ver.
Véase también
En inglés: Pope Callixtus III Facts for Kids