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Historia de las Islas Baleares para niños

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Archivo:Baleares-rotulado
Mapa de las Islas Baleares.

Las Islas Baleares son un archipiélago español en el Mediterráneo occidental, al este de la Comunidad Valenciana, sur de Cataluña, oeste de Cerdeña y norte del Magreb. Forman una comunidad autónoma. Su nombre, "Baleares", deriva del púnico "ba' lé yaroh", que significa "los maestros del lanzamiento". Los habitantes antiguos eran conocidos como honderos debido a su habilidad con las hondas. Griegos las llamaron Gimnesias y Cartagineses/Romanos, Baleares y a Ibiza y Formentera, Pitiusas. Estos honderos se integraron en los ejércitos cartaginés y romano. Su historia está documentada por autores como Plinio el Viejo y Diodoro Sículo.

Los primeros pobladores

Archivo:Capocorb
Talayot cuadrado en Mallorca.


Hasta hace poco, los historiadores creían que Ibiza fue habitada hace más de 7000 años por personas que llegaron desde la península ibérica. Entre el 2500 y el 850 a.C., pequeñas comunidades vivían en las Islas Baleares. Construían tumbas grandes de piedra para rituales religiosos. Al final de esta época, empezaron a construir navetas, edificios con forma de barco invertido para entierros, aunque en Mallorca algunas servían como casas. La más famosa es la Naveta des Tudons en Menorca.

En Mallorca, los restos humanos más antiguos datan de hace unos 4000 años, coincidiendo con la Edad de Bronce en la península. Aunque no se sabe con certeza de dónde vinieron, su cerámica y arquitectura se parecen a la de Francia. Durante mucho tiempo, estas comunidades vivieron aisladas del continente sin comercio marítimo. Más tarde, evolucionaron hacia la cultura talayótica, conocida por sus grandes torres de piedra. En el primer milenio a.C., comerciaban con otros del Mediterráneo. Enterraban a los muertos con cerámica y algunos metales, y usaban armas de cobre y sílex para la caza y la agricultura.

La cultura naviforme (c. 1500-850 a. C.)

Los naviformes son edificios antiguos en forma de herradura alargada, típicos de la cultura talayótica en las Islas Baleares durante la Edad del Bronce. Se construían con piedras sin usar cemento, apilando capas de piedras grandes en la base y piedras más pequeñas hacia arriba. Tienen tres partes principales: un muro exterior con piedras grandes, un muro interior que define el espacio interior, y entre ellos, un relleno de tierra y piedras pequeñas.

Estas estructuras eran monumentales y se usaban para la vida cotidiana y decisiones comunitarias. Aunque no se conservan techos, se cree que eran de ramas cubiertas con arcilla y hojas. Los naviformes tenían una sola entrada en el extremo plano. Eran bastante anchos (unos ocho metros) y largos (entre quince y veinte metros), con muros muy gruesos (entre dos y tres metros), lo que reducía el espacio interior útil.

Estos edificios eran importantes para las comunidades talayóticas, reflejando su vida comunal y su estructura social.

La cultura talayótica

La **cultura talayótica** floreció en Mallorca y Menorca durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Se destacan por sus construcciones únicas llamadas **talayots**, grandes torres de piedra sin cemento, de hasta 10 metros de altura, con forma troncocónica. Estos edificios servían como centros comunitarios y defensivos. Mallorca y Menorca eran conocidas como las Islas Gimnesias en la antigüedad.

Los talayots tenían diferentes formas: algunos eran circulares, otros cuadrados. En su interior, tenían espacios amplios, a veces con una columna central para soportar el techo hecho de ramas y barro. Estos sitios eran cruciales para la vida social y política de las antiguas comunidades baleares.

La cultura talayótica comenzó alrededor del 900 a.C. y se desarrolló hasta la conquista romana. Los habitantes cultivaban cereales, criaban cabras y ovejas, y posiblemente comerciaban con otros pueblos mediterráneos. Esta sociedad fue muy estratificada, con diferencias claras en el acceso a recursos y la posición social.

Los talayots son hoy en día importantes atracciones turísticas en Mallorca y Menorca, mostrando la habilidad y el legado de las antiguas civilizaciones de las Islas Baleares.

En la antigüedad en Menorca y Mallorca, la gente vivía en pueblos con casas de piedra grandes. En Menorca, las casas eran redondas u ovales, con un patio central y habitaciones alrededor. Un famoso ejemplo es el poblado de Torre d'en Galmés. Pero en Mallorca, las casas eran diferentes y no tenían esta estructura.

Algunos pueblos tenían murallas hechas con grandes bloques de piedra sin usar barro. En estas murallas se construyeron torres llamadas talayots, de diferentes formas como rectangulares, circulares, cuadradas y ovaladas. Algunas estaban en las murallas y otras en el centro de los pueblos como una ciudadela. Los talayots eran para vigilar y quizás tenían un significado importante.

En Menorca, hay 267 talayots, 25 taulas (edificios con una gran piedra en forma de mesa), 64 navetas (edificios para enterramientos) y muchos otros hallazgos en la mitad sur de la isla.

Las navetas en Menorca eran para enterrar a varias personas juntas, como una nave invertida. En Mallorca, había navetas para un solo enterramiento, más tarde y diferentes. A veces enterraban a las personas en cuevas grandes y complejas.

La cerámica talayótica era única porque se hacía a mano y tenía colores marrones y grises por la cocción irregular. También se fabricaban objetos de hueso y metal, como herramientas y adornos, que muestran la habilidad de las antiguas civilizaciones de las Islas Baleares.

La llegada de las civilizaciones antiguas

Archivo:Balearic Slinger
El Hondero balear.

Las Islas Baleares tienen una historia antigua y emocionante con muchas civilizaciones que las visitaron y vivieron en ellas. Los griegos, fenicios, cartagineses y romanos fueron algunos de los primeros en llegar. Los griegos las llamaron "Baleares" por los habitantes expertos en lanzar piedras con hondas, aunque algunos dicen que el nombre podría ser de origen fenicio. Los fenicios se establecieron en Ibiza en el siglo VIII a.C. y usaron la isla como un centro comercial. Durante las guerras púnicas, los guerreros baleares lucharon como mercenarios, siendo famosos por su habilidad con las hondas.

Los romanos conquistaron las islas en el 123 a.C., enfrentándose a los guerreros baleares en batallas difíciles. Después de la conquista, Mallorca se convirtió en una provincia romana junto con Menorca e Ibiza. Más tarde, los vándalos invadieron las islas, pero fueron expulsados por el Imperio Bizantino en el 534 d.C.

Las Islas Baleares tienen una rica historia que ha dejado huellas en su cultura y paisaje hasta el día de hoy.

Los judíos mallorquines

La comunidad judía de Mallorca tiene una historia que comenzó en tiempos de los romanos, hace mucho tiempo. Al principio, llegaron después de que destruyeran el Templo de Jerusalén en el siglo I. Aunque no hay muchos documentos de esa época, sabemos que en el siglo V ya había judíos aquí. En el año 1391, hubo una revuelta donde los campesinos atacaron las áreas judías en Mallorca, como en Ciudad de Mallorca e Inca. Muchos judíos fueron heridos o tuvieron que irse. En 1435, el resto de la comunidad judía tuvo que convertirse al cristianismo o esconder su fe como criptojudíos, fingiendo ser cristianos. Esto continuó hasta el siglo XVII.

Los chuetas son descendientes de estos judíos convertidos, y han sido tratados de manera injusta durante mucho tiempo. A pesar de la discriminación, han mantenido sus tradiciones y se han ayudado mutuamente. Hoy en día, entre 18,000 y 20,000 personas en Mallorca tienen apellidos que los identifican como chuetas.

Conquista bizantina

Archivo:Meister von San Vitale in Ravenna 013
Belisario

Durante la dominación bizantina de las Islas Baleares, que empezó en el año 534, estas islas fueron parte del Imperio Bizantino, que también controlaba otras tierras en el Mediterráneo. Los bizantinos llegaron después de conquistar a los vándalos, que gobernaban la región antes. Mantuvieron la estructura que los vándalos habían establecido y las Baleares se convirtieron en una parte estratégica del imperio, importante para sus rutas marítimas hacia el oeste.

Poco después de tomar las Baleares, los bizantinos también ocuparon territorios en el sur de Hispania, conocidos como Spania. Sin embargo, en el siglo VII, el imperio bizantino se debilitó por conflictos con otros imperios y grupos, y en el año 620 perdieron Hispania frente a los visigodos. Después, los árabes emergieron como nuevos gobernantes en el Mediterráneo y finalmente tomaron las Baleares en el año 903.

Durante este tiempo, los bizantinos tuvieron que enfrentarse a muchos desafíos y al final perdieron el control de las Baleares frente a los árabes.

Ataques musulmanes en las Islas Baleares (siglos VIII y IX)

Archivo:Byzantiumby650AD
El imperio bizantino antes del año 705.

A lo largo de los siglos VIII y IX hubo varios ataques musulmanes en las Islas Baleares, sin que llegaran a suponer la ocupación efectiva del territorio, si bien la documentación existente permite deducir que hubo relaciones de sumisión, seguramente concretada con tributos, y actas de resistencia a esta dependencia. Desde el año 534 las Baleares, integradas en el imperio bizantino, forman parte de la provincia de Cerdeña.

Archivo:Catedral-de-palma-la-seo
Catedral-de-palma-la-seo

En 707 tuvo lugar el primer desembarco musulmán del que se tiene constancia, el cual consistió en un saqueo dirigido por Musa ibn Nusayr, gobernador y general del califato Damasquino Omeya en el norte de África. Este mismo realizó una expedición en los territorios imperiales insulares de Sicilia, Cerdeña y las Islas Baleares, firmando con sus gobernantes un tratado de sumisión o ahd, así mismo se llevó los malik de Mallorca y Menorca (seguramente gobernadores bizantinos) a Damasco, para ratificarlo con el Califa omeya al-Walid. Siguieron dos siglos de zozobra permanente hasta que a partir del año 903, Mallorca quedó en poder de la dinastía musulmana de los Omeyas. El castillo de Alaró resistió durante ocho años, según cuentan las crónicas, y fue el último refugio de la resistencia de los rumi (cristianos) durante la conquista musulmana. A continuación vino una etapa floreciente, durante la que Madina Mayurqa, la Palma actual, fue un gran centro cultural.

Se desconoce la vigencia de este tratado, pero estableciendo paralelismos con situaciones parecidas, hay que suponer la desvinculación con el Imperio Bizantino y la independencia de hecho de los insulares condicionada al pago de tributos.

En todo caso la documentación franca de finales del siglo VIII informa de las frecuentes razias musulmanas sobre las Baleares: En el año 798 los baleares remitieron embajadas a la corte de Carlomagno, al que le ofrecieron su sumisión a cambio de ayuda, contra los musulmanes que los habían asaltado el año anterior, y la obtuvieron. También consta que en 813, la flota franca, bajo mando de Ermenguer de Ampurias usó las BaEn el año 848, el emir de Córdoba, Abd al-Rahman II, sometió a los isleños de las Baleares por dejar de pagar tributos. Esto indica que la sumisión anterior no era efectiva. En respuesta, los isleños enviaron una embajada en 849 para obtener perdón y restaurar su estatus previo mediante el pago de una multa.

El Imperio Carolingio en las Islas Baleares

Las crónicas francas mencionan la influencia del imperio carolingio en las Islas Baleares. Einhard, cercano a Carlomagno, menciona en sus escritos que en 798 las islas fueron atacadas por musulmanes, y al año siguiente, los isleños pidieron ayuda a Carlomagno, quien los defendió. En 813, Ermenguer de Ampurias defendió las costas de Mallorca de una flota musulmana, capturando ocho naves y liberando corsos cautivos. Crónicas islámicas documentan un ataque a las islas en 815. En los años 892 y 897, bulas papales mencionan la conexión de Mallorca y Menorca con el obispado de Gerona, posiblemente relacionado con la influencia carolingia.

Incursiones normandas en las Islas Baleares

Las incursiones normandas en las Islas Baleares se produjeron a lo largo del siglo IX por la movilización hacia el Mediterráneo en busca de fortuna. A la península ibérica llegaron primero por Galicia y después de atacar las costas orientales, llegaron al archipiélago balear.

Según el historiador Pere Xamena Fiol, una escuadra de normandos que atacaron las Baleares, llegaron a despoblarla por completo (859).

En 1018 un numeroso destacamento de piratas normandos operaban por el mediterráneo comandados por Roger de Tosny y atacaban a los sarracenos del Emirato de Diriyah y las Baleares.

El año 1109, durante la cruzada noruega se produjo un ataque normando, comandado por Sigurd I de Noruega, que atacó Formentera, Ibiza y Menorca, obteniendo grandes botines.

El pueblo normando era de ascendencia escandinava, en su mayoría, vikingos daneses, que lograban las tierras del centro y sur de Europa. Con el rey Carlos III de Francia, denominado "El Simple", conseguirán las tierras de Normandía para establecerse. Cambiaron de religión y pactaron alianzas con los principales reinos de Europa occidental.

La arabización de las Islas Baleares

A finales del siglo VIII, los ataques musulmanes llevaron a las Islas Baleares a buscar ayuda de Carlomagno, ofreciéndole someterse a cambio de protección, lo cual aceptó. Pero después de guerras civiles en Francia y un nuevo tratado con el emir de Córdoba en 848, los baleares quedaron por su cuenta. En 902, las islas fueron conquistadas por los Omeyas, seguida de una época de crecimiento cultural. Tras la caída del Califato de Córdoba, las Baleares estuvieron bajo la taifa de Denia y luego formaron su propia taifa en 1076, conocida por la agricultura y piratería. En 1113, fueron conquistadas por una cruzada y más tarde por los Almorávides en 1116.

Conquista por Ramón Berenguer III

En 1115 una escuadra pisano-catalana atacó Mallorca en una expedición de castigo en represalia por las actividades piratas que se realizaban desde la isla. Saqueada y destruida por primera vez Madina Mayurqa, y en ausencia de Ramón Berenguer III, la escuadra pisana huyó al avistar la escuadra almorávide enviada desde África. La isla quedó en manos de una familia almorávide, los Banu Ganiya, que mantuvieron buena relación con las potencias del mediterráneo, llegando incluso a firmar un tratado de no agresión. Posteriormente, en 1203, los almohades se apoderaron de Mallorca, hasta que años después, en 1208, designaron como gobernador a Abú Yahya, el cual formó un principado semi-independiente, con apenas una sumisión formal al emir almohade.

Conquista aragonesa y Reino de Mallorca dentro de la Corona de Aragón

Archivo:Jaime I de Aragón en las pinturas murales de la conquista de Mallorca
El rey Jaime I de Aragón con el obispo de Barcelona Berenguer de Palou y los magnates Bernat de Centelles y Gilabert de Cruïlles durante la Conquista de Mallorca (1229).
(Frescos del Palacio Aguilar de Barcelona. MNAC)

Durante los siglos XII y XIII, la Corona de Aragón se expandió hacia el Mediterráneo conquistando las Islas Baleares. El catalán se convirtió en el idioma principal, hablado por mucha gente. El rey Jaime I el Conquistador, a los 21 años, llegó a Mallorca en 1229 y después de meses de lucha, tomó la ciudad en diciembre. Hubo una gran matanza y enfermedades entre los conquistadores. Los musulmanes que sobrevivieron resistieron en las montañas durante años. Menorca pidió unirse a la Corona y fue concedido. En 1235, Ibiza también fue conquistada. Las islas fueron repobladas con cristianos catalanes. Mallorca se convirtió en un reino cristiano y se instituyeron nuevas leyes para proteger a los colonos. Después de la muerte de Jaime I, la Corona se dividió y Mallorca pasó por varios reyes hasta que fue conquistada por Aragón en 1349.

Esclavos en Mallorca

El mercado de esclavos, de Jean-Léon Gérôme (c. 1885).

La Antigüedad, especialmente en la sociedad romana, fue dominada por la esclavitud, fundamental para la economía y la estructura social. En Roma, los esclavos ocupaban el escalón más bajo, crucial en la economía agraria y la expansión del Imperio. Tras la conquista de Mallorca por Jaime I, judíos norteafricanos se establecieron en la isla, facilitando el comercio con África. Los musulmanes, tras la conquista, carecieron de derechos jurídicos, siendo integrados bajo dominio cristiano. Durante el reinado de Jaime II en Mallorca, se promovió la colonización agrícola, se fortaleció la economía con consulados y nuevas industrias, y se consolidó el poder real construyendo palacios y fortalezas como La Almudaina y Bellver.

De Reino a Provincia Española

Las Islas Baleares apoyan al archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión Española. En 1715, tras ocuparlas, los castellanos derrotan a Mallorca y las Pitiusas. Se implanta el decreto de Nueva Planta, eliminando la administración catalana y el derecho foral, estableciendo el centralismo castellano y prohibiendo el catalán en la administración pública. Menorca, ocupada por los ingleses en 1706 y cedida en el Tratado de Utrecht, conserva el catalán internamente. Los ingleses modernizan la isla con nuevas carreteras y mejoras agrícolas. El siglo XVIII trae reformas ilustradas, como la Sociedad Económica de Amigos del País en Mallorca, pero con resultados mixtos.

Guerra de Sucesión Española en las Islas Baleares

La toma de Mallorca en 1706 durante la Guerra de Sucesión Española fue cuando los mallorquines se rindieron ante una flota aliada angloholandesa que apoyaba al Archiduque Carlos frente a Felipe V de Borbón. Con Mallorca del lado austracista, todas las tierras de la Corona de Aragón apoyaban al Archiduque, mientras que Castilla respaldaba a Felipe V. En 1715, después de la caída de Barcelona, Mallorca capituló ante las fuerzas borbónicas, marcando el fin del apoyo austracista. El Decreto de Nueva Planta abolía las leyes y privilegios de Mallorca, instaurando un nuevo gobierno centralizado y suprimiendo el sistema de insaculación. Esta transformación fue parte de los cambios impuestos por Felipe V para consolidar su poder en el reino de Mallorca.

Menorca bajo dominio británico

Menorca fue conquistada por los británicos en 1708 durante la Guerra de Sucesión Española y luego pasó a ser controlada por Gran Bretaña según el Tratado de Utrecht en 1713. Durante el siglo XVIII, excepto por periodos como la ocupación francesa y el breve retorno a España entre 1782 y 1797, Menorca permaneció bajo dominio británico. Mahón se convirtió en la nueva capital por su estratégico puerto.

Bajo el gobierno británico, Menorca mantuvo sus leyes y gobierno local, gobernado por los "jurats" que representaban a diferentes grupos sociales. El catalán siguió siendo la lengua oficial y se fomentó la cultura local, destacando la literatura con autores como Joan Ramis i Ramis y Antoni Febrer i Cardona. Sir Richard Kane, el primer gobernador británico, mejoró la isla construyendo carreteras y promoviendo la agricultura.

En 1802, tras el Tratado de Amiens, Menorca volvió a España. Perdió su autonomía, el catalán dejó de ser oficial, y el comercio y la defensa contra los piratas berberiscos se vieron afectados negativamente.

Guerra Civil Española

Tras el golpe de Estado en julio de 1936, los sublevados tomaron Mallorca e Ibiza rápidamente, pero Menorca se mantuvo leal a la República. En agosto, los republicanos intentaron recuperar las islas con un desembarco anfibio, inicialmente logrando Ibiza, Formentera y Cabrera, y estableciendo una cabeza de playa en Mallorca. La desorganización republicana y la llegada de italianos bajo el mando de Arconovaldo Bonaccorsi, conocido como el "Conde Rossi", permitieron a los rebeldes contraatacar. Mallorca cayó bajo un brutal régimen de terror italiano hasta la victoria de Franco en 1939. Italia mantuvo una presencia militar significativa en las Baleares hasta 1941.

Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares

Tras la muerte de Francisco Franco, las Islas Baleares obtuvieron un Estatuto de Autonomía en 1983, reafirmando su identidad histórica. El Estatuto reconoce el catalán y el castellano como lenguas oficiales y restaura instituciones propias como los Consejos insulares, el Parlamento y el Gobierno autonómico. Este período democrático ha visto un auge del asociacionismo civil con movimientos como el ecologismo y el feminismo. El turismo, principalmente de alemanes, ha impulsado la economía, aunque genera debates sobre el impacto ambiental y déficits fiscales. Baleares ha fortalecido su cultura popular y renovado la Universidad, manteniendo vínculos culturales con Cataluña y la UE.

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