robot de la enciclopedia para niños

Tauromaquia para niños

Enciclopedia para niños

La tauromaquia es el arte de interactuar con toros, ya sea a pie o a caballo. Sus orígenes se remontan a la Edad de Bronce. El término "tauromaquia" viene del griego taūros (toro) y máchomai (luchar). También se le llama toreo.

Este arte nació en España y hay registros de festejos taurinos desde el siglo XI en Ávila y en el siglo XIII en Zamora. La forma más conocida de tauromaquia es la corrida de toros, que se modernizó en el siglo XVIII. La palabra "Tauromaquia" también se usa para nombrar los libros que explican las reglas de este arte.

Hoy en día, la tauromaquia es legal en algunos países como España, Portugal, Francia, Ecuador, México, Perú y Venezuela. En Francia, solo se permite en el sur del país. En España, las corridas de toros fueron prohibidas en las Islas Canarias en 1991 y en Cataluña en 2010, aunque luego la prohibición en Cataluña fue declarada inconstitucional. Otros países como China, Filipinas y Estados Unidos también han tenido festejos taurinos, pero en menor medida. En Costa Rica, existen los "Toros a la Tica", donde personas no profesionales se enfrentan al toro para entretener al público.

La tauromaquia abarca no solo los espectáculos con toros, sino también un conjunto de tradiciones, fiestas y celebraciones populares donde el toro es el protagonista. Esto incluye la cría del toro de lidia por parte de las ganaderías bravas, las técnicas del toreo, la confección de los trajes de torear para toreros, banderilleros y picadores, y la creación de herramientas como muletas y capotes. También incluye el diseño de carteles y otras expresiones culturales como la literatura y las artes plásticas, que forman parte de la cultura de varios países.

La tauromaquia es originaria de España y sus raíces se encuentran en la Edad de Bronce. En aquel entonces, solo la realeza podía mostrar su valentía frente a un toro. El rejoneo (torear a caballo) es una de las formas más antiguas, con escritos que datan de 1455 en España. Se cree que los primeros encuentros fueron con los uros, un tipo de toro salvaje.

¿Qué es la tauromaquia según la RAE?

El Diccionario de Autoridades, publicado entre 1726 y 1739, no incluía la palabra "tauromaquia". Fue hasta 1817 cuando se añadió en la quinta edición del Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia Española. Allí se definió como "el arte de lidiar y manejar los toros".

Actualmente, el DLE de la RAE tiene dos significados para "tauromaquia":

  • Arte de lidiar toros.
  • Obra o libro que trata sobre la tauromaquia.

Historia de la tauromaquia

Orígenes antiguos

Archivo:Mithras tauroctony Louvre Ma3441b
El dios Mitra.

Los primeros indicios de ritos con toros se encuentran en la Edad de Bronce. En las culturas antiguas, el toro era un símbolo importante en ritos y ceremonias para pedir fuerza o fertilidad. También se usaba en ofrendas y rituales de paso. Hay rastros de estas tradiciones en culturas como la indo-iraní, mesopotámica, egipcia y europea. Las tradiciones de la península ibérica son especialmente importantes porque dieron origen a la tauromaquia moderna, que luego se extendió a países como Portugal, Francia, México, Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador.

En las Islas Baleares, se han encontrado cabezas de toro de la Edad del Bronce, similares a las de Creta, donde también se adoraba al toro.

Influencia celta

Para los celtas, el toro representaba la fuerza y la virilidad. Esto se ve en ceremonias como la Tarbhfhess irlandesa (Fiesta del Sueño del Toro). Diodoro Sículo contó que, entre el 140 y 139 a.C., Numancia pagaba tributo a Roma con pieles de bueyes de ganaderías celtíberas. El toro también era importante en las ofrendas funerarias celtas y en el arte, como los verracos (esculturas de toros) que muestran guerreros interactuando con toros.

Cultura tartésica y el toro

Archivo:Tartessos
Área de influencia de la civilización Tartéssica.

Se han encontrado muchas piezas de arte relacionadas con rituales de toros en la península ibérica. Una de las más importantes es una placa de marfil de la Necrópolis de Medellín (Badajoz), que data del 650-500 a.C. Esta placa muestra una escena de tauromaquia de la mitología fenicia, donde el héroe Melqart interactúa con un toro. Este hallazgo muestra la conexión entre los cultos al toro y las diferentes civilizaciones mediterráneas, como la cretense y la de Tartessos.

La tauromaquia en Grecia

Archivo:Mastos Cretan bull Louvre F475
Sacrificio de un toro (Creta).

En la cultura griega, un mito conocido es el del rey Gerión, quien tenía rebaños de toros en la península ibérica, cerca del río Guadalquivir. En Micenas, se han encontrado escenas de personas saltando sobre toros.

Plinio el Viejo describió juegos de toros en el siglo V a.C., donde jinetes perseguían a los animales y los derribaban. Estos juegos duraron cuatro siglos. En el Mediterráneo oriental, había formas de hostigamiento de toros para ceremonias. En Atenas, se celebraban festivales similares a las corridas de toros en honor a Dionisos. Estos juegos fueron llevados a Roma por Julio César.

Influencia cartaginesa

Archivo:Burgos 708
Moneda púnica de Ebusus. En el anverso, Bes con maza y serpiente; en el reverso, un toro. Siglo III a. C.

Algunos indicios sugieren que el toro se usaba en la guerra. Polibio narra cómo Aníbal usó unos dos mil toros con sarmientos encendidos en sus cuernos para abrirse paso entre las líneas enemigas en la Ager Falernus. Esta estrategia se asocia con el origen de festejos como el toro embolado, que aún se celebran en España.

La tauromaquia en Roma

En la antigua Roma, las celebraciones con toros fueron introducidas por Julio César después de su regreso de Tesalia. Estas actividades se representaban en las monedas romanas y se anunciaban al público en anfiteatros, donde participaban lidiadores, incluyendo mujeres.

Algunas de estas fiestas se realizaban entre el siglo IV a.C. y el siglo I d.C. como parte de las celebraciones en honor a Mithra, llamadas Taurobolios. Estos rituales están relacionados con los festejos taurinos en Hispania.

Los espectáculos taurinos en la época romana también incluían luchas entre diferentes animales salvajes. Las actividades más comunes eran los saltos sobre el toro con pértiga, mencionados en el Código de Justiniano como los Contomonobolon, y la taurcatapsia, un claro antecedente del salto del toro con la garrocha que se practicó en el siglo XVIII en España.

La tauromaquia en la Edad Media

Al principio de la Edad Media, los festejos con toros ya estaban bien establecidos en la península ibérica. Había diferentes formas de interactuar con los toros.

Hay pocas referencias sobre la tauromaquia durante el periodo visigodo y al inicio del califato omeya. Sin embargo, José María de Cossío menciona una carta del año 618 del rey Sisebuto al obispo de Barcelona Eusebio, donde el rey le preguntaba sobre su gusto por los toros.

Otras referencias incluyen fiestas de toros en Oviedo en el año 815 y en Ávila en 1080. A partir del siglo XIII, hubo festejos con toros en Castilla, León, Navarra, Aragón, Asturias y Galicia. Poemas antiguos como El clérigo embriagado de Gonzalo de Berceo y Cantar de los siete infantes de Lara mencionan corridas de toros. Las Siete partidas del rey Alfonso X de Castilla prohibían a los "matatoros" lidiar toros por dinero.

Archivo:Documento encierros Cuellar1215
Concilio de Letrán 1215, documento por el que se prohibía al clero la asistencia a los encierros de Cuéllar (Segovia).
Archivo:Cantigas de Santa Maria CXLIV - Milagro del toro de Plasencia
Cantigas de Santa María CXLIV (1280), «Milagro del toro de Plasencia».

En 1215, el IV Concilio de Letrán prohibió al clero asistir y participar en estos eventos. Sin embargo, la costumbre de correr los toros continuó en muchas localidades. Esta costumbre se originó en ritos de fertilidad, por lo que era común lidiar toros en celebraciones de bodas. Un ejemplo se encuentra en las Cantigas de Santa María (1280), donde se describe una corrida de toros nupcial en Palencia en el siglo XIII.

También en el siglo XIII, surgieron los caballeros que usaban lanzas a caballo para interactuar con fieras como entrenamiento militar. Las corridas votivas, celebradas por promesas, también eran comunes. La Iglesia relacionó estas prácticas con ritos paganos, lo que llevó a prohibiciones posteriores. Estas actividades ayudaban a los caballeros a desarrollar habilidades para las batallas durante la reconquista. Los nobles y monarcas participaban en torneos y juegos de cañas con toros, buscando dominar la bravura del animal. Estas prácticas dieron origen al rejoneo (lidia a caballo) y a los festejos populares como los encierros y las corridas de toros, que son la base de la tauromaquia.

Durante la Edad Media, aumentaron los festejos taurinos en plazas públicas para honrar a reyes y nobles en sus visitas. Reyes como Luis VII de Francia, Alfonso VI de León, Alfonso VII de León, García Ramírez de Pamplona y Pedro I de Castilla eran aficionados.

En 1385, se celebró una corrida de toros en Pamplona por orden de Carlos II de Navarra, para la cual se contrataron lidiadores de Zaragoza. En 1387, bajo el reinado de Juan I de Aragón, tuvo lugar la primera corrida de toros oficial en Barcelona en la plaza del Rey.

La tauromaquia en la Edad Moderna

Siglo XV

Desde el siglo XV, hay más referencias sobre la tauromaquia. Las celebraciones, tanto religiosas como no religiosas, eran importantes para la vida social. La nobleza incluía justas, juegos y corridas de toros en sus festejos para mostrar su posición. Estas celebraciones también unían a la comunidad.

Se sabe de corridas de toros en Sevilla en 1405 por la visita de Enrique III de Castilla. En Toledo, entre 1431 y 1432, se celebraron toros y justas en la plaza de Zocodeñe (hoy Zocodover) por el regreso de Juan II de Castilla. La visita de Enrique IV de Castilla a Madrid en 1469 también se celebró con toros. En 1492, se realizaron festejos taurinos por la toma de Granada.

La organización de las corridas de toros, que ya eran lidiadas por toreros a pie, era costosa. Se necesitaba adecuar las calles y plazas. Los ayuntamientos se encargaban de conseguir los toros, a veces obligando a los carniceros a reservarlos. En algunas ciudades, los carniceros debían entregar los toros gratis, pero en 1490, en Segovia, la comunidad tuvo que empezar a pagar por ellos. El costo de los toros podía ser más de la mitad del presupuesto de las fiestas.

A partir del siglo XV, la nobleza dejó el rejoneo y los toreros a pie ganaron protagonismo, lidiando en recintos cerrados. Esto aumentó el riesgo para los lidiadores y la exigencia del público. Estos cambios marcaron el inicio de la tauromaquia profesional. En 1554, este nuevo estilo de lidiar ya se conocía como corrida de toros. Isabel I de Castilla, la Católica, preocupada por el riesgo, ordenó que los cuernos de los toros fueran cubiertos, pero la medida no funcionó.

Siglo XVI

Archivo:Hernán Cortés Segunda Carta 1524 JCB
Cartas de Relación de Hernán Cortés a Carlos V.
Archivo:Knight-Death-and-the-Devil
Caballero lanceador del siglo XVI. Caballero, la muerte y el diablo, Alberto Durero (1513), grabado.

Desde el siglo XVI, la tauromaquia clásica comenzó a tomar forma, consolidándose en el siglo XVIII. Luis Zapata de Chaves en su obra Miscelánea (1583-1595) menciona cómo el pueblo fue ganando protagonismo en la fiesta, superando a la nobleza en el siglo XVIII. Zapata también describió al Emperador Carlos I lidiando toros en Toledo y Valladolid.

En la plaza Mayor de Madrid se celebraban dos tipos de corridas: las populares, para el público en general, y las reales, para la Corte. Las populares se organizaban por el Concejo de la Villa, y las reales por la Mayordomía Real, siendo más lujosas.

En Sevilla, el toreo moderno surgió cuando los toros eran llevados por las calles hasta el matadero. Estos se convirtieron en encierros, donde jóvenes corrían delante de los toros. Antes de que los toros fueran manejados, los jóvenes practicaban diferentes movimientos en los corrales del matadero al amanecer. Con el tiempo, se añadió un balcón para las autoridades y gradas para el público. Este lugar se convirtió dos siglos después en la plaza de toros de la Maestranza.

A mediados del siglo XVI, toros bravos fueron llevados de Navarra a México. Hernán Cortés mencionó en una carta de 1526 que se celebraban corridas de toros en México. Las primeras noticias de toros en Perú datan de 1538.

Siglo XVII

Archivo:Fiesta en la Plaza Mayor. Museo de Historia de Madrid (cropped)
Juegos de cañas y caballeros lanceadores en la plaza Mayor de Madrid siglo XVII. Juan de la Corte (1623), óleo.

La sociedad barroca del siglo XVII era muy festiva y las corridas de toros se incluían en la mayoría de las celebraciones sociales, usando plazas mayores y calles. La gente encontraba en estas fiestas una forma de expresión y emoción, con el riesgo que implicaba interactuar con los toros en los encierros o al saltarlos con la garrocha. Valladolid fue un centro importante de la tauromaquia en este siglo.

Tanto Felipe III como Felipe IV eran aficionados a los toros. En 1623, Francisco de Quevedo narró en verso la actuación de Felipe IV como rejoneador en la plaza Mayor de Madrid.

Archivo:Bula Pontificia Inocencio XI.
Bula de Inocencio XI (1676-78).

La boda de Carlos II y María Luisa de Orleans en 1679 incluyó festejos taurinos. Se organizó una corrida de toros en la plaza Mayor de Burgos con dieciséis toreros expertos. Entre 1680 y 1690, los festejos taurinos disminuyeron debido a problemas económicos y a la insistencia del papa Inocencio XI para prohibirlos. Aunque Carlos II suspendió las corridas en 1682, se reanudaron un año después.

La forma de lidiar a caballo implicaba que los rejoneadores tuvieran peones y escuderos para ayudarles. Con la aparición de los varilargueros en el siglo XVII, los peones y auxiliares ganaron más importancia, convirtiéndose en los lidiadores profesionales del toreo moderno.

Siglo XVIII

Archivo:Saynz-Retrato de Francisco Romero
Francisco Romero primer matador de toros. Litografía de Saynz, Biblioteca Nacional de España.

El siglo XVIII fue la época de la Ilustración, con un auge de la burguesía y el pensamiento laico. En España, la Ilustración comenzó con Felipe V. Él intentó reducir gastos, afectando las fiestas religiosas y las corridas de toros. Sin embargo, el Consejo de Castilla defendió la continuidad de los toros.

El pueblo creó su propia Fiesta Nacional, y los toreros se profesionalizaron, ganando fama y seguidores. Esto llevó a la necesidad de regular las actuaciones de los nuevos lidiadores. Surgieron nombres como Francisco Romero, Lorenzo Martínez y Miguel Canelo.

En Sevilla, dos siglos antes de la Escuela de Tauromaquia, los jóvenes practicaban en los corrales del matadero. Con el tiempo, se construyeron gradas para el público, y este recinto se convirtió en la plaza de toros de la Maestranza en el siglo XVIII.

A mediados de siglo, figuras como Joaquín Rodríguez Costillares, Pedro Romero y José Delgado, Pepe-Hillo se hicieron famosos. Surgieron las primeras tauromaquias, manuales que recogían las técnicas y reglas de la lidia, como la Cartilla y La tauromaquia o arte de torear de Pepe-Hillo.

Archivo:Cartel taurino soto luzon
Cartel taurino Soto Luzón, Madrid (septiembre de 1737), el cartel más antiguo conocido.

La tauromaquia con el toreo a pie se hizo popular. Se crearon academias como la Real Academia de la Historia y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1754, Fernando VI donó la primera plaza de toros de ladrillo. También se construyeron la Real Maestranza de Sevilla (1761), el coso de Pignaltelli en Zaragoza (1764) y la plaza de la Real Maestranza de Caballería de Ronda(1785).

Hacia 1770, la suerte de varas se consolidó, y la figura del varilarguero (picador) ganó protagonismo. Entre los primeros picadores conocidos estaban los hermanos Merchante y José Daza.

Las presiones del Conde de Aranda llevaron a nuevas prohibiciones entre 1778 y 1785, pero no afectaron a las corridas benéficas.

Surgieron manuales sobre el toreo a caballo y a pie. También aparecieron autores que criticaban la tauromaquia, como el padre Feijoo y Gaspar Melchor de Jovellanos. Sin embargo, otros la defendieron, como Nicolás Fernández de Moratín y Goya, quien era aficionado y creó la serie de grabados La Tauromaquia.

Siglo XIX

Archivo:Madrid (1854)- Vista aérea
Corrida de toros en la plaza de la Puerta de Alcalá. Alfred Guesdon (1854), dibujo.

El siglo XIX comenzó con el fallecimiento de Pepe-Illo en el ruedo en 1801. Poco después, Carlos IV prohibió las fiestas de toros y novillos donde se manejara al toro, por razones morales y políticas, aunque permitía las de carácter benéfico. Esta prohibición fue derogada cuando Fernando VII subió al trono en 1808.

Archivo:1905-11-11, Blanco y Negro, Los garrochistas de Bailén, Estevan (cropped)
Garrochistas de Bailén. Enrique Esteban (1905).

José I Bonaparte intentó ganarse el favor del pueblo fomentando los festejos taurinos. En 1810, se buscaron toros y cuadrillas de toreros para lidiar en Madrid. Entre los contratados estaban la torera Teresa Alonso y toreros como Curro Guillén. Pedro Romero y su hermano Juan Romero se negaron a participar en los festejos organizados por Bonaparte.

A mediados del siglo XIX, aparecieron los primeros reglamentos taurinos para regular los festejos en plazas de toros cerradas. Estos reglamentos unificaron el formato de las corridas en diferentes ciudades. Se publicaron reglas sobre los recintos, el comportamiento del público, las normas para la lidia y las condiciones de los toros.

El toreo evolucionó con figuras como Paquiro, Cúchares, Lagartijo y Frascuelo. Rafael Molina Lagartijo aportó elegancia y el "toreo natural", que es la base del toreo moderno.

Siglo XX

Archivo:Joselito, Torero
José Gómez Ortega Joselito.

El siglo XX, conocido como la "Edad de Oro" del toreo, vio el surgimiento de importantes figuras. Periodistas y críticos taurinos como Mariano de Cavia y Sobaquillo fueron testigos de esta época. Azorín en su obra Lecturas Españolas (1912) exploró la afición a la tauromaquia.

En la primera década del siglo, destacaron Antonio Fuentes, Rodolfo Gaona (que universalizó el toreo mexicano y español), Rafael González Madrid Machaquito y Ricardo Torres Bombita. Entre 1910 y 1920, la "Época Dorada" estuvo marcada por la rivalidad entre Juan Belmonte y José Gómez Ortega, Joselito. Belmonte creó la estética moderna del toreo como arte, mientras que Joselito fue un torero completo, dominando todos los aspectos de la tauromaquia.

El interés por la tauromaquia creció con nuevas publicaciones y su inclusión en el teatro y la zarzuela. En 1902, se estrenó un pasodoble de la zarzuela El Bateo en una corrida de toros. Se publicaron novelas con la tauromaquia como tema principal, como Sangre y Arena (1908) de Vicente Blasco Ibáñez. Una de las primeras transmisiones radiofónicas desde el exterior fue la de una corrida de toros en Madrid en 1925.

Surgieron nuevas figuras como Ignacio Sánchez Mejías, quien llevó la tauromaquia más allá de las plazas, interesando a escritores y poetas. Las corridas de toros ganaron prestigio y se vincularon con la cultura española, inspirando obras de la generación del 27, como las de Federico García Lorca.

Después de la guerra civil española, la tauromaquia resurgió con figuras como Manolete, Luis Miguel Dominguín, Carlos Arruza y Antonio Bienvenida. Esta época culminó con el fallecimiento de Manolete. Luego, la rivalidad entre Dominguín y Antonio Ordóñez marcó una nueva etapa.

Archivo:CorridaTorosDesfile
Final del paseíllo en una corrida de toros.

En la década de 1950, surgieron nuevos estilos con toreros como César Girón, Curro Romero y Manuel Benítez, el Cordobés. El Cordobés revolucionó el toreo con un estilo poco tradicional pero muy impactante, llenando plazas y desafiando las normas establecidas. Junto con Palomo Linares, reivindicaron un mayor control sobre su carrera taurina.

Archivo:Mexico City Bullfighting Postcard
Tarjeta postal de un toreo en la Ciudad de México en los años 1970.

Las décadas de 1970 y 1980 vieron una gran expansión comercial del mundo de los toros, con corridas incluso en el Astrodome de Houston. Figuras destacadas de esta época fueron José Mari Manzanares, Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea y Juan Antonio Ruiz «Espartaco».

Siglo XXI

Las nuevas figuras del toreo en el siglo XXI muestran gran diversidad de estilos. Algunos de los toreros más conocidos son Enrique Ponce, Joselito, Julián López, el Juli, José Tomás, Manuel Jesús Cid el Cid, Miguel Ángel Perera, Morante de la Puebla, José María Manzanares, Alejandro Talavante y el francés Sebastián Castella.

Las "Tauromaquias" (libros)

Las "Tauromaquias" son obras o libros que recopilan las diferentes técnicas y reglas del toreo, sirviendo como manuales para los toreros.

Cartilla de Osuna

Archivo:Tauromaquia Titel
Tauromaquia o arte de torear a caballo y a pie (1804) de José Delgado Pepe-Hillo.

La primera "Tauromaquia" conocida es la Cartilla de Osuna, publicada en 1726. Más tarde, García Baragaña publicó un tratado en 1750 que incluía recomendaciones de la Cartilla de Osuna, explicando técnicas de suertes de capa, banderillas y el uso de una primitiva muleta y el estoque.

Precisos manejos y progresos del arte del toreo

Esta obra, también conocida como El arte del torear, fue escrita por el varilarguero José Daza entre 1772 y 1778. El ejemplar original se conserva en la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid. La obra de Daza fue una referencia importante para trabajos posteriores de Fernández Moratín, Pepe-Hillo y Paquiro.

Tratado de tauromaquia de Pepe-Hillo

Uno de los libros más famosos fue el Tratado de tauromaquia, atribuido a José Delgado, Pepe-Hillo, y publicado en 1796. En esta obra, el torero da indicaciones sobre cómo lidiar a pie, siguiendo una estricta forma tradicional. Este libro fue muy importante porque marcó el paso al toreo a pie, dejando atrás la lidia a caballo.

Tauromaquia completa de Paquiro

Escrita por Francisco Montes, Paquiro, y editada por Santos López Pelegrín, Abenamar, la Tauromaquia completa o sea El Arte de torear en plaza, tanto a pie como a caballo se publicó en 1836. En esta obra, Paquiro estableció las reglas definitivas para torear, organizando la forma en que el hombre y el toro se enfrentaban en el ruedo. Con Paquiro, se establecieron las normas para los picadores y el desarrollo de la suerte de varas, adaptándola a la lidia a pie. También se definió el papel del banderillero como colaborador del matador.

A diferencia del libro de Pepe-Hillo, que comenzaba con recomendaciones para el rejoneo, la obra de Paquiro se centró solo en la lidia a pie, mostrando el nuevo estilo del siglo XIX. La Tauromaquia completa de Francisco Montes es considerada una de las obras más importantes antes de la publicación de Los toros. Tratado técnico e histórico de José María de Cossío en 1943.

El entorno de la tauromaquia

El entorno de la tauromaquia se refiere a los elementos y factores sociales que ayudan a entenderla. Esto incluye aspectos culturales, tradicionales, antropológicos, históricos y ecológicos, así como la crianza y selección del toro bravo. La tauromaquia fue declarada patrimonio cultural español el 12 de noviembre de 2013. Es una tradición cultural arraigada en países de América y Europa. En España, su importancia varía según la región, con algunas zonas sin actividades taurinas y otras con tradiciones mundialmente conocidas, como los Sanfermines.

Desde sus orígenes, la tauromaquia ha estado ligada a las tradiciones culturales del Mediterráneo, dando lugar a diversas manifestaciones artísticas y culturales. Se encuentra en las artes plásticas de artistas como Goya, Picasso y Manet; en la música (como los pasodobles y el flamenco); y en la literatura, el cine y el teatro. La ópera Carmen de Bizet es un gran ejemplo. La tauromaquia es parte de las tradiciones españolas, latinoamericanas, portuguesas y francesas, y es un motor económico importante.

Además de los festejos taurinos, la tauromaquia incluye la cría y estudio de los toros bravos en las dehesas. Las dehesas son importantes para la riqueza ecológica, el medio rural y la biodiversidad, ya que el toro bravo ayuda a preservar el ecosistema al usar sus recursos de forma equilibrada.

Otras profesiones asociadas a la tauromaquia son los sastres y bordadores de hilo de oro, que confeccionan los trajes de luces de los toreros y los accesorios como capotes, muletas y banderillas. También están las manifestaciones artísticas relacionadas con la actividad, como la creación de carteles.

Dehesa. Finca de ganado bravo.

Plazas de toros

Archivo:Picador
Picador.

Antes de que existieran las plazas de toros, los encierros de toros bravos por las calles terminaban en las plazas locales, que se adaptaban para los festejos. Debido a los daños y desórdenes que esto causaba, los ayuntamientos crearon normas para regular los eventos. Por ejemplo, en Huesca en 1275 se prohibió que los toros entraran en la catedral durante las bodas. En Valencia en 1339 se prohibieron las corridas improvisadas. En Zaragoza en 1460, Juan II de Aragón ordenó que los carniceros vendieran sus productos fuera de la plaza del mercado, donde también se hacían las corridas, para evitar la contaminación de los alimentos. Esto llevó a la necesidad de cerrar la plaza y convertirla en un espacio acondicionado para los festejos.

En 1565, se reformó el matadero de Sevilla, donde terminaban los encierros y se practicaban ejercicios taurinos. Se creó una plaza con ventanas para que los nobles pudieran ver las corridas. Doce años después, se añadió una tribuna para los asistentes, y se construyó el primer palco presidencial en un ruedo taurino.

Archivo:TORERO
Novillero ejecutando un pase con derecha con la muleta en la plaza de toros de Alcalá la Real, Jaén, España.

Las plazas de toros cerradas y específicas para espectáculos taurinos, también llamadas cosos taurinos, son estructuras arquitectónicas de diversos estilos. Generalmente, son recintos circulares con gradas y servicios alrededor de un espacio central llamado ruedo o arena. El ruedo es de tierra o albero, rodeado por una barrera de madera de unos 140 centímetros de altura, con varios burladeros donde se resguardan los toreros y sus ayudantes. El espacio entre la barrera y las gradas se llama callejón. El ruedo tiene puertas para la entrada y salida de los participantes y los toros.

El edificio más antiguo que se conserva en España es la plaza de toros de Béjar La Ancianita, de 1711. La plaza de toros de primera categoría más antigua de España es la plaza de toros de la Misericordia en Zaragoza, de 1764. La plaza de toros más antigua de América es la plaza de toros de Acho (Perú), de 1766. La plaza de toros más grande del mundo es la Monumental de México, con capacidad para unas 41.000 personas.

Tauromaquia y cultura

Archivo:Enrique Simonet - El Quite - 1897
El Quite (1897) de Enrique Simonet.

La tauromaquia está muy unida a la cultura tradicional y popular. Ha estado presente en la historia de los festejos con toros, y se pueden encontrar manifestaciones culturales relacionadas con ella en las artes plásticas de artistas como Goya, Picasso, Manet y Enrique Simonet; en la música, como los pasodobles de Agustín Lara o el flamenco; y en la literatura, el cine y el teatro. La ópera Carmen de Bizet es un ejemplo extraordinario. La tauromaquia es parte de las tradiciones españolas, latinoamericanas, portuguesas y francesas, y es un importante motor económico.

El gobierno de España, a través del Ministerio del Interior, reconoce el aspecto cultural de las corridas de toros en la reglamentación de las escuelas taurinas, buscando fomentar y proteger esta tradición.

El filósofo José Ortega y Gasset decía que no se podía entender la historia de España sin considerar las corridas de toros. Aunque algunos escritores de la Generación del 98 no eran aficionados, otros sí lo fueron y dedicaron parte de sus obras a la tauromaquia. Ortega y Gasset, que fue crítico taurino y gran aficionado, analizó el comportamiento del toro bravo en su obra La caza y los toros (1962).

La Generación del 27 también fue en su mayoría amante de la fiesta. Federico García Lorca expresó su apoyo, diciendo: «El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas... Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo».

Archivo:CARTEL TAURINO 15 08 1934
Cartel del festejo taurino del 15 de agosto de 1934 que se celebró en Villafranca de la Sierra (Ávila, España)

Antonio Machado fue crítico taurino y su poesía reflejó su relación con la tauromaquia.

Ortega y Gasset y José María de Cossío establecieron un paralelismo entre las corridas de toros y la historia de España, afirmando que la historia de las corridas revela secretos profundos de la vida nacional española.

Otros intelectuales contemporáneos, como Enrique Tierno Galván, destacaron el carácter educativo de la tauromaquia para el pueblo español, ayudando a apreciar lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto.

Muchos escritores de varios países han elogiado el toreo como una parte importante de la identidad de sus pueblos. Entre los artistas vivos que defienden el toreo se encuentran Mario Vargas Llosa, Fernando Botero y Humberto Peraza.

Los defensores de la tauromaquia, como el catedrático Andrés Amorós, argumentan que nadie ama más al toro que un buen aficionado a las corridas, y que sin ellas, el toro bravo y su ecosistema (las dehesas) podrían desaparecer. Sin embargo, hay quienes dicen que las dehesas pueden protegerse por ley sin necesidad de criar toros.

Por otro lado, algunos escritores han mostrado su desacuerdo con la tauromaquia, como Cecilia Bohl Faber.

La tauromaquia en el lenguaje

Muchos expertos en lenguaje han notado la gran influencia del toreo en las expresiones que usamos a diario en español, tanto en conversaciones informales como en textos escritos. Esto se debe a que la tauromaquia ha sido muy popular en España a lo largo de la historia, aunque su popularidad ha disminuido, especialmente entre los jóvenes. A pesar de esto, la gente sigue usando estas expresiones, a menudo sin saber de dónde vienen. Algunos ejemplos son: "parar los pies", "cambiar de tercio", "lleno hasta la bandera", "a las primeras de cambio", "acoso y derribo", "estar de capa caída", "entrar al trapo", "pinchar en hueso", "estar al quite", "menuda faena", "caerse del cartel", "estar para el arrastre", "ponerse el mundo por montera", "echar un capote", "cortarse la coleta", "dar la puntilla", "rematar la faena", "coger el toro por los cuernos", "ver los toros desde la barrera", "saltar a la torera", entre otras.

Las exposiciones universales de París

Archivo:1867, Pabellón de España en la Exposición de 1867, Padró
Exposición Universal de París (1867), Pabellón de España.

En el siglo XIX, Francia era un centro cultural en Europa, con movimientos artísticos como el romanticismo. También creció el interés por la cultura española. Artistas como Goya y obras como Carmen de Mérimée y Bizet crearon una imagen estereotipada de España, asociada al flamenco y los toros. Las exposiciones universales eran una forma de mostrar avances tecnológicos y artísticos.

La imagen de España en el siglo XIX se asoció con el estereotipo de "flamenco y toros", y así se mostró en varias exposiciones universales en París. En 1855, se incluyeron obras de arte sobre tauromaquia. La Exposición Universal de París de 1867 generó polémica al exhibir una cabeza de toro disecada junto a los útiles de torear. En la Exposición de París de 1878, se presentaron esculturas y cuadros taurinos. La exclusión de la obra de Zuloaga Preparativos para la corrida de toros de la Exposición Universal de 1900 causó un gran escándalo.

Tauromaquia y economía

Archivo:Plaza de toros de Pamplona tras encierro
Plaza de toros Monumental de Pamplona tras los encierros (2009).

La tauromaquia tiene una importante dimensión económica dentro de la economía cultural.

La industria taurina incluye a profesionales como matadores de toros, banderilleros, picadores, ganaderos de toros bravos, empresarios de plazas de toros, el público e instituciones. También involucra a veterinarios, fabricantes de materiales como banderillas y estoques, y sastres que confeccionan los trajes. Todo esto es necesario para organizar un festejo taurino, ya sean corridas de toros, encierros, novilladas o recortadores. Además del impacto económico directo, la tauromaquia influye en sectores como el turismo, la hostelería, el comercio y los medios de comunicación.

Las cifras económicas varían según el tipo de festejo. Por ejemplo, la Feria del Toro de Pamplona, durante los Sanfermines, generó setenta y cuatro millones de euros en 2018. En Toledo, la repercusión económica es de ocho millones de euros. Los abonos de la Feria de San Isidro generaron unos setenta y tres millones de euros en 2019.

Situación legal de la tauromaquia

Colombia

En Colombia, el Artículo 7 de la Ley 84 de 1989 (que busca el bienestar animal) menciona que algunas formas de tauromaquia (y las riñas de gallos) son excepciones a las normas que prohíben ciertas formas de maltrato animal.

Desde 2005, ha habido un debate sobre el estatus legal de la tauromaquia en Colombia. La Corte Constitucional ha revisado el tema varias veces. En 2010, la Corte restringió la práctica a municipios donde fuera una tradición regular y continua, y pidió que se redujeran las acciones más intensas contra los animales. En 2012, la Corte decidió que solo el Congreso de la República podía prohibir las corridas, y no los alcaldes.

En 2013, la Corte se pronunció sobre la prohibición de corridas en la plaza de toros de Santamaría por el entonces alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, exigiendo que se permitieran los eventos taurinos. En 2022, la Corte volvió a insistir en que la plaza debía usarse para tauromaquia.

En 2017, la Corte prohibió temporalmente las corridas de toros, pero esta medida fue revertida al año siguiente. En 2024, el Congreso aprobó un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros en todo el país a partir de 2027. Esta ley busca ayudar a las personas que dependen de esta industria a encontrar otros trabajos. La ley no prohíbe las corralejas, donde no se maneja al animal de la misma manera.

España

En España, la tauromaquia está protegida como bien cultural desde 1991. La Ley 18/2013 y la Ley 10/2015 la protegen como Patrimonio Cultural Inmaterial. El Ministerio de Cultura es responsable de fomentar y proteger la tauromaquia.

El 28 de julio de 2010, el Parlamento de Cataluña aprobó abolir las corridas de toros en Cataluña a partir de 2012. Sin embargo, el Tribunal Constitucional declaró esta prohibición inconstitucional en 2016. A pesar de esto, las corridas taurinas no se realizan en Cataluña.

En abril de 2016, el Parlamento de las Islas Baleares aprobó una ley para prohibir las corridas de toros. En 2017, el Consejo de Ministros recurrió esta ley ante el Tribunal Constitucional, que la anuló en 2018.

En 2021, la alcaldesa de Gijón prohibió las corridas de toros en la ciudad debido a una polémica por el nombre de dos toros.

Francia

En 2011, el Ministerio de Cultura francés declaró la tauromaquia Patrimonio Cultural Inmaterial nacional. El Consejo Constitucional en 2012 rechazó una demanda para ilegalizar las corridas de toros, manteniendo su legalidad en el país.

En 2019, el Tribunal Administrativo de Apelación de Marsella desestimó un recurso que pedía prohibir la asistencia de menores de dieciséis años a las escuelas taurinas de Nimes, Arlés y Béziers, apoyándose en la ley francesa.

Portugal

En 1836, en Portugal, durante el reinado de María II, se prohibió que los toros fueran manejados en el ruedo de la misma manera que en España, pero se permitió y fomentó una evolución propia del festejo. La tradición de los forcados, que interactúan con el toro usando la fuerza de sus brazos, se mantiene desde el siglo XVII. En septiembre de 2019, Portugal protegió la tauromaquia al declarar inconstitucional una ley que la prohibía.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Bullfighting Facts for Kids

kids search engine
Tauromaquia para Niños. Enciclopedia Kiddle.