Historia de las Islas Baleares para niños
Las Islas Baleares son un archipiélago español que se encuentra en el Mediterráneo occidental. Están al este de la Comunidad Valenciana, al sur de Cataluña y el Golfo de León, al oeste de Cerdeña y al norte del Atlas Telliano (en el Magreb). Actualmente, forman una comunidad autónoma de España.
Durante mucho tiempo se pensó que el nombre "Baleares" venía de la palabra griega ballein, que significa "lanzar". Sin embargo, ahora se cree que su origen no es griego, sino púnico. Proviene de la expresión "ba' lé yaroh", que significa "los maestros del lanzamiento". Estos maestros eran los honderos de las islas, famosos por su habilidad para lanzar piedras con honda. Autores antiguos como Plinio el Viejo y Diodoro Sículo hablaron mucho de ellos.
Los griegos llamaron "Gimnesias" a las islas de Mallorca y Menorca. Los cartagineses y romanos usaron el nombre "Baleares" para estas mismas islas. A Ibiza y Formentera las llamaron Pitiusas.
La fama de los honderos y, posiblemente, el exceso de población, hizo que muchos de ellos se unieran a los ejércitos cartaginés y, más tarde, romano.
Contenido
- Los primeros habitantes de las Islas Baleares
- La cultura talayótica
- La llegada de civilizaciones antiguas
- Los judíos mallorquines
- Conquista bizantina
- Ataques musulmanes en las Islas Baleares (siglos VIII y IX)
- El Imperio Carolingio en las Islas Baleares
- Incursiones normandas en las Islas Baleares
- La arabización de las Islas Baleares
- Conquista por Ramón Berenguer III
- Conquista aragonesa y Reino de Mallorca
- Esclavos en Mallorca
- De Reino a Provincia Española
- Guerra de Sucesión Española en las Islas Baleares
- Menorca bajo dominio británico
- Guerra civil española
- Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares
Los primeros habitantes de las Islas Baleares
Hasta hace poco, se creía que Ibiza fue habitada por primera vez por pueblos de la península ibérica hace unos 7.000 años.
Entre el 2500 y el 850 a.C., pequeñas comunidades dedicadas a la agricultura y la ganadería vivieron en las islas. De esta época son los sepulcros megalíticos y los rituales religiosos en túmulos hechos con piedras enormes. Al final de este periodo, aparecieron las navetas, construcciones con forma de nave invertida usadas para entierros. En Mallorca, las navetiformes servían como viviendas. La más conocida es la Naveta des Tudons, en Menorca.
Los restos humanos más antiguos hallados en Mallorca son de hace unos 4.300 años, al inicio de la Edad de Bronce en el continente. No se sabe con certeza de dónde venían, pero su cerámica y construcciones (como dólmenes y navetas) son similares a las de culturas del sur de la actual Francia. Al principio, los habitantes estuvieron aislados, sin mucho contacto con el continente. Más tarde, llegaron nuevas oleadas de colonos, y las comunidades evolucionaron hacia una nueva cultura, presente solo en Mallorca y Menorca: la cultura talayótica. Esta cultura duró hasta la llegada de los romanos y un poco más.

Hacia el 1200 a.C., las islas tenían una población numerosa que vivía de la agricultura y la ganadería. Construían sus casas y murallas con grandes piedras sin usar cemento. Su construcción más típica son los talayots, edificios megalíticos que aún existen. Algunos poblados estaban en la costa o en islotes, y se han encontrado objetos de bronce que no podían fabricarse en la isla. Esto indica que en el primer milenio a.C. ya había comercio con navegantes del Mediterráneo. Los restos arqueológicos muestran que enterraban a sus muertos con objetos de cerámica, huesos y algunas herramientas de metal. Al principio, no parece que hubiera grandes diferencias sociales ni muchos elementos militares, pues las armas encontradas eran más para la agricultura o la caza. Las espadas de bronce aparecieron al final de este periodo y seguramente eran importadas.
Esta cultura se desarrolló en las Islas Baleares durante gran parte de la Edad del Bronce. Su nombre viene de las viviendas típicas, llamadas naviformes.
Un naviforme es una construcción de piedras apiladas sin argamasa, usando una técnica llamada ciclópea. Tienen una base de piedras planas y luego hileras de piedras cada vez más pequeñas hacia arriba. Sus muros son gruesos (entre dos y tres metros) y están inclinados.
Los naviformes tienen forma de herradura muy alargada, parecida a una nave, con una sola entrada en el extremo plano. Medían unos ocho metros de ancho por quince a veinte de largo. El techo, que casi nunca se ha conservado, se cree que era de ramas gruesas cubiertas con hojas y arcilla.
Se piensa que estas viviendas eran el centro de la vida de las comunidades. Eran edificios importantes, construidos en común, donde no solo se vivía, sino que también se tomaban decisiones importantes. Se cree que la larga ocupación de estas estructuras durante cientos de años se debe a que los grupos que vivían en ellas valoraban mucho la vida en comunidad.
La cultura talayótica
La cultura talayótica se desarrolló durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro en las Islas Baleares, específicamente en Mallorca y Menorca (las llamadas Gimnesias por los griegos). En las Pitiusas (Ibiza y Formentera) no se han encontrado construcciones talayóticas.
Hacia el año 900 a.C., las Islas Baleares recibieron la influencia de los pueblos talayóticos (de talayot, que significa atalaya grande). Esta fue una cultura guerrera que duró hasta la conquista romana. Es la época de las construcciones megalíticas, donde los talayots, las mesas menorquinas (taulas) y las navetas eran comunes en una sociedad guerrera, la de los baleáricos.
Un talayot es una estructura prehistórica, generalmente con forma de cono truncado, construida con grandes piedras sin argamasa, de 3 a 10 metros de altura. Son exclusivos de Mallorca y Menorca y dan nombre a la cultura talayótica. Siempre están presentes en los asentamientos humanos del Bronce final y la Edad del Hierro en estas islas.
Existen diferentes tipos de talayots. En Mallorca, los hay circulares (los más comunes) y cuadrados, con un espacio interior circular y una columna central que soporta el techo. Un buen ejemplo es el poblado de Son Fornés. En Menorca, hay más variedad, y los talayots cuadrados son raros. Sus espacios interiores no son tan grandes; algunos tienen pasillos o cuartos pequeños. En muchos casos, el espacio principal estaba en la parte superior del edificio. Algunos talayots menorquines son más grandes que los de Mallorca, como el de Cornia Nou o Trepucó.
Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre cuándo se empezaron a construir los primeros talayots. Hay tres ideas principales:
- Una teoría sugiere que la cultura talayótica surgió por influencias externas, quizás de Cerdeña (donde hay edificios similares llamados nuraghi). Los primeros talayots se habrían construido hacia el 1500 a.C.
- Otra teoría, de la Universidad Autónoma de Barcelona, propone que las primeras construcciones talayóticas aparecieron hacia el 1000/900 a.C., al mismo tiempo que los últimos naviformes. La cultura talayótica se habría consolidado hacia el 850 a.C. y los talayots se empezarían a abandonar hacia el 550 a.C., dando paso a la fase Postalayótica.
- La tercera propuesta, de la Universidad de las Islas Baleares, considera que la cultura talayótica es principalmente de la Edad del Hierro, y su origen no sería anterior al 950 a.C. Sería el resultado de la evolución interna de las sociedades naviformes, impulsada por el comercio púnico.
En Mallorca, los talayots con grandes espacios internos podrían haber sido lugares comunitarios para distribuir alimentos. Los talayots menorquines son diferentes; algunos podrían ser defensivos, mientras que otros, por su ubicación y estructura, parecen edificios importantes con un gran significado, quizás para mostrar el poder de ciertos grupos.
En Mallorca, el Consejo de Mallorca ha creado una ruta de los talayots con 6 itinerarios. Algunos de los más impresionantes están en Son Fornés, Hospitalet Vell o Capocorb Vell. La Red Monumental de Menorca incluye poblados como Trepucó, Torre d'en Galmés o Montefí.

Antecedentes de la cultura talayótica
Hay pruebas de que los primeros humanos llegaron a Mallorca y Menorca en el tercer milenio antes de nuestra era. Podrían venir del sur de Francia o de las costas orientales de la península ibérica. Sin embargo, el origen de estos primeros pobladores aún se investiga.
Entre el 2200 y el 1900 a.C., llegaron influencias de la cultura del vaso campaniforme (solo en Mallorca), que se extendía por Europa, el norte de África y el Mediterráneo.
A partir de mediados del segundo milenio, hubo cambios en estas comunidades: nuevas técnicas de cerámica y mejoras en la metalurgia del bronce, con más producción de armas y herramientas.
La etapa entre la llegada de los primeros humanos y la aparición de la cultura talayótica se llama periodo pretalayótico.
Propuestas sobre la cultura talayótica
La cultura talayótica abarca un periodo muy largo, y hay varios intentos de organizar sus etapas y fechas. Actualmente, hay tres ideas principales sobre cómo surgió y evolucionó:
- La primera, de Luis Plantalamor, sugiere que la cultura talayótica se originó por ideas y modelos de fuera, quizás de Cerdeña (con sus nuraghi). Los primeros talayots se construirían hacia el 1500 a.C. y evolucionarían hasta la conquista romana. Plantalamor divide la cultura talayótica en cuatro periodos:
* Talayótico I (1500-1000 a.C.): Grandes talayots irregulares, santuarios de taula y casas circulares. Entierros en navetas alargadas o cuevas. * Talayótico II (1000-700 a.C.): La población se concentra en poblados amurallados. * Talayótico III (700-350 a.C.): Se amplían las defensas de los poblados y aparecen grandes casas circulares con patio central. * Talayótico IV (350-123 a.C.): Continuidad del periodo anterior con creciente influencia de otras culturas.
- La segunda propuesta, de la Universidad Autónoma de Barcelona, sitúa las primeras manifestaciones talayóticas hacia el 1000/900 a.C. La cultura se consolidó hacia el 850 a.C., y los talayots empezaron a abandonarse hacia el 550 a.C., dando paso a la fase Postalayótica. En este momento, la agricultura se intensificó, permitiendo el comercio con el Mediterráneo.
- La tercera propuesta, de la Universidad de las Islas Baleares, considera que la cultura talayótica es principalmente de la Edad del Hierro, y su origen no sería anterior al 950 a.C. Sería el resultado de la evolución interna de las sociedades pretalayóticas, impulsada por el comercio púnico.
La sociedad talayótica
La mayoría de los expertos coinciden en que la sociedad talayótica tenía una organización social con diferentes niveles y un acceso desigual a los recursos.
La economía talayótica se basaba en el cultivo de cereales y la cría de cabras y ovejas, complementada con cerdos y vacas.
Algunos creen que la concentración de la población en poblados protegidos y la construcción de talayots se debió a los ataques de los Pueblos del mar en el Mediterráneo hacia el siglo XIII a.C. Sin embargo, no hay pruebas directas de su influencia en el Mediterráneo Occidental. Las fortificaciones también podrían indicar conflictos entre los propios poblados de las islas. Esta historia de enfrentamientos pudo haber creado el pueblo guerrero y hábil con la honda del que hablan los textos griegos y romanos. Durante los últimos siglos del primer milenio a.C., tanto los púnicos como los romanos usaron a los habitantes de las Islas Baleares como soldados en conflictos como las guerras púnicas.
Los textos romanos mencionan que los isleños usaban un ungüento de aceite de lentisco y manteca de cerdo para untarse el cuerpo. También dicen que en verano andaban sin ropa y en invierno se cubrían con pieles. Los baleáricos tenían mulas que quizás exportaban.
La arquitectura talayótica
La gente vivía en aldeas con casas de piedra, con habitaciones rectangulares a veces conectadas. En Menorca, con la influencia púnica, se hizo común un tipo de casa ovalada o redonda con un patio central que daba acceso a las habitaciones. Ejemplos de estas casas se han encontrado en poblados como Torre d'en Galmés. Este tipo de vivienda no se encuentra en Mallorca.
Algunos poblados estaban rodeados por murallas de grandes bloques de piedra sin argamasa. En estas murallas se construyeron torres llamadas talayots. Había de varias formas (rectangulares, circulares, cuadradas, ovaladas) y alturas. Se cree que servían para vigilancia, pero si estaban en el centro del poblado, su función podría ser más defensiva, como una fortaleza. Las piedras eran muy grandes y su construcción requirió mucho esfuerzo. Además de su función militar, también podrían haber sido símbolos de poder.
En Menorca se han contado 267 talayots, 25 taulas, 64 navetas y 691 hallazgos diversos.
Otra construcción talayótica son las navetas de enterramiento. Son como naves de piedra, de forma trapezoidal, con una pequeña abertura, usadas para entierros colectivos. Solo aparecen en Menorca. En Mallorca se han encontrado navetas para entierros individuales, más tardías y diferentes. Los cuerpos se colocaban en posición fetal. Aunque se usaban navetas, también se seguían usando cuevas para entierros, pero estas se hacían más grandes y necesitaban vigas.
Las diferencias en los sistemas de enterramiento no parecen deberse a diferencias de origen o de tiempo, sino quizás a razones políticas, religiosas o sociales. Se sabe que había santuarios donde se sacrificaban animales, y se observa un culto al buey, que algunos creen que podría indicar influencia de Creta, ya que se han encontrado columnas con capiteles similares al arte minoico.
Finalmente, otro monumento característico es el recinto de taula (que significa 'mesa' en catalán), exclusivo de Menorca. Consiste en un edificio con forma de herradura. En el centro, hay una enorme columna de piedra sobre la que descansa una gran losa, parecida a una mesa. Tenían un propósito religioso, pero su función exacta es desconocida.
La cerámica talayótica
La cerámica talayótica se hacía siempre a mano, ya que no conocían el torno. El sistema de cocción era primitivo, aunque al final se usaron hornos cerrados. Por eso, la cerámica tiene un aspecto muy particular: manchas de diferentes colores (marrón y gris) por la cocción irregular, y un desengrasante calcáreo blanco muy visible. Hay muchos tipos de vasijas: vasos troncocónicos, ollas globulares, y grandes recipientes. Hay algunas diferencias entre la cerámica de Mallorca y la de Menorca.
Otras producciones (hueso, piedra y metal)
En los yacimientos talayóticos se encuentran otros objetos: punzones y espátulas de hueso, molinos de piedra arenisca, objetos de bronce y, a partir de mediados del primer milenio a.C., de hierro (herramientas, armas, adornos).
La llegada de civilizaciones antiguas
Los griegos, fenicios, cartagineses y romanos llegaron temprano a las islas, siendo los primeros en establecerse de forma duradera. El nombre de las Islas Baleares viene del griego Βαλλιαρεῖς. Los autores griegos y romanos pensaban que el nombre venía de la habilidad de los habitantes para lanzar (baleareis, de bailo, βάλλω). Sin embargo, Estrabón creía que el origen era fenicio. De hecho, la raíz bal- es fenicia, y quizás las islas estaban dedicadas al dios Baal. La similitud con la raíz griega y la habilidad de los honderos pudieron llevar a la confusión.
Los fenicios se establecieron en la isla de Ibiza en el siglo VIII a.C. En el 654 a.C. fundaron la ciudad de Ibiza, que se convirtió en un centro comercial importante en el Mediterráneo occidental por su ubicación estratégica. Al final de la segunda guerra púnica, Ibiza abasteció al general cartaginés Magón antes de que este fuera a Menorca, donde se estableció temporalmente y, según la tradición, fundó Mahón (aunque esto se duda hoy).
Honderos
La gran habilidad y valentía de estos guerreros isleños los hizo famosos en todo el Mediterráneo. Participaron en la primera guerra púnica como soldados para los fenicios, con un papel clave en la guerra de Sicilia contra los griegos. Cuando terminaron los conflictos entre griegos y púnicos en Sicilia, comenzó la rivalidad entre Cartago y Roma. Los honderos de Baleares lucharon como soldados en dos de las tres guerras púnicas (entre el 264 a.C. y el 146 a.C.), junto a líderes como Amílcar Barca y su hijo Aníbal en la batalla de Cannas.
La necrópolis púnica de Ibiza, con unas cinco mil tumbas, es de esta época y es una de las mejor conservadas del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999.
En un momento incierto, Ibiza firmó un tratado con Roma que respetaba su religión, lengua y tradiciones, y les permitía acuñar su propia moneda.
Romanos
Quinto Cecilio Metelo (conocido como Balearicus) conquistó las islas para la República Romana en el año 123 a.C. Roma justificó la conquista diciendo que los piratas usaban las islas como base, pero su verdadero objetivo era controlar el comercio fenicio. Se cuenta que el general romano tuvo que proteger sus barcos con pieles de animales, porque los honderos les impedían desembarcar. Las legiones romanas tardaron dos años en someter todas las islas. Después de la conquista, los honderos de Mallorca se unieron a las tropas auxiliares romanas y lucharon con Julio César en la conquista de la Galia.
Después de las guerras púnicas, los romanos intentaron varias veces conquistar Mallorca sin éxito, hasta el 123 a.C. cuando Quinto Cecilio Metelo, cónsul de Roma, la conquistó y fundó las ciudades de Palma y Pollentia (en Alcudia) con tres mil colonos. En el siglo IV, el emperador Teodosio unió las Pitiusas con Mallorca y Menorca para formar la provincia romana de Baleares.
Vándalos
En el año 425, con la caída de Roma, Mallorca fue invadida y saqueada por los vándalos, un pueblo germánico liderado por Genserico. Se quedaron en la isla hasta el año 534, cuando el general bizantino Flavio Belisario del emperador Justiniano ordenó conquistar las Baleares.
Los judíos mallorquines
La comunidad judía de Mallorca existe desde tiempos romanos. Aunque no hay documentos que lo prueben, se cree que llegaron después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén en el siglo I. Las primeras pruebas seguras son del siglo V: una carta del Obispo Severo de Menorca en el año 418 que habla de los lazos de la comunidad judía menorquina con Mallorca, la existencia de un obispo mallorquín llamado Elías en 484, y hallazgos arqueológicos como lápidas con inscripciones hebreas en Ses Fontanelles de Son Torrella (Santa María) y una lámpara con una menorá en Palma.
En 1391, una revuelta campesina, que empezó contra el poder político y los impuestos, pero influenciada por ataques a comunidades judías en otras partes de España, terminó con el asalto a las comunidades judías de Ciudad de Mallorca y de Inca. Muchos judíos fueron asesinados y sus bienes robados. Finalmente, muchos se exiliaron o se convirtieron al cristianismo. En 1435, el resto de la comunidad judía mallorquina fue obligada a convertirse al cristianismo, terminando así la existencia oficial de judíos en la isla. Sin embargo, muchos practicaron el criptojudaísmo, es decir, siguieron su religión en secreto, bajo apariencia cristiana. Se organizaron a través de la Cofradía de San Miguel o de los Conversos. De esta comunidad surgió en el siglo XVII la cuestión chueta, con condenas por practicar el criptojudaísmo y el consiguiente trato diferente que sufrió esta minoría hasta la actualidad.
Los chuetas mallorquines
Los chuetas son un grupo social de Mallorca, descendientes de judíos mallorquines que se convirtieron al cristianismo. A lo largo de la historia, se ha mantenido la conciencia de su origen porque llevan apellidos de linaje converso, afectados por las condenas de la Inquisición en el siglo XVII por practicar el criptojudaísmo, o por estar emparentados con ellos. Los chuetas fueron históricamente señalados y tratados de forma diferente, por lo que, hasta la primera mitad del siglo XX, se casaban solo entre ellos. Hoy en día, entre 18.000 y 20.000 personas en la isla llevan alguno de estos apellidos.
Conquista bizantina
La dominación bizantina de las Islas Baleares es un periodo poco conocido que comenzó en el año 534, con la conquista bizantina de esta parte del Reino Vándalo. Terminó en una fecha incierta entre principios del siglo VIII y principios del siglo X. Hay poca documentación y pocos restos arqueológicos de esta época, por lo que hay muchas suposiciones históricas.
Cuando el rey vándalo Hilderico, aliado bizantino, fue derrocado por Gelimer, el emperador Justiniano I encargó a Belisario (533) la conquista del Reino Vándalo, que incluía Cerdeña, Córcega y las Baleares. Belisario encargó un año después a su ayudante Apolinario la conquista de las Baleares, donde fue gobernador. Los bizantinos mantuvieron la organización territorial vándala, y Baleares, en el extremo occidental del imperio, permanecieron en la provincia de Cerdeña, que dependía de África.
Máxima expansión bizantina
Poco después de la conquista de las Baleares, el imperio bizantino conquistó Spania, grandes territorios del sur de Hispania (552-620). Esto sugiere que las Baleares fueron un punto clave para esta expansión. Así, las Baleares se convirtieron en un territorio estratégico en las rutas marítimas del imperio hacia el occidente, que en esos años ocupaba un territorio similar al antiguo Imperio romano. Esta importancia hace pensar que las Baleares estaban bien integradas en el imperio.
Las pocas referencias documentales de esta época se refieren a temas religiosos:
- El exilio del obispo Víctor de Tunnuna en Baleares en 555 por un conflicto con Justiniano.
- Una carta de Licinio de Cartagena al obispo Vicente de Ibiza en 582, que muestra la continuidad de los obispados en las islas y la relación entre las comunidades cristiana y judía.
- En el año 603, el Papa Gregorio I envió a un defensor para poner orden entre los monjes de Cabrera.
Pérdida de posesiones bizantinas en Hispania
En el siglo VII, los bizantinos entraron en decadencia, debilitados por luchas contra el Imperio sasánida en oriente y los longobardos en Italia. Así, en el año 620, los bizantinos perdieron sus posesiones en Hispania a manos de los Visigodos, y Baleares volvió a ser un territorio menos importante. Poco después, los árabes surgieron como una nueva potencia, y entre los años 633 y 645, los bizantinos perdieron definitivamente sus territorios en Siria, Egipto y Cirenaica. Incluso sufrieron el asedio de Constantinopla en el 688. Se cree que, en este contexto, el poder bizantino en Baleares se fue debilitando.
La incierta dependencia de Bizancio
En este estado de debilidad, Bizancio mantenía posesiones en Sicilia, Cerdeña y algunas zonas de Italia y el norte de África. Pero estas últimas fueron tomadas por Musa ibn Nussayr en 705. En 707, envió a su hijo Abdalah ibn Musa ibn Nussayr a una expedición a Sicilia, Cerdeña y las Islas Baleares. Allí firmó un tratado de sumisión con sus gobernantes y se llevó a los líderes de Mallorca y Menorca (probablemente gobernadores bizantinos) a Damasco para que el Califa omeya al-Walid lo ratificara.
Estos tratados de sumisión, repetidos en 848, parecen incompatibles con la dependencia de Bizancio, enemigo de los musulmanes, pero esta cuestión no está resuelta.
A finales del siglo VIII, en 799, ante los continuos ataques musulmanes, las Baleares enviaron embajadas a la corte de Carlomagno para ofrecerle su sumisión a cambio de ayuda, lo cual fue aceptado. No se sabe si esta sumisión continuó, pero no parece que pudiera mantenerse después de las guerras civiles francas (830-840) y, en todo caso, después de la renovación del tratado de sumisión con el emir de Córdoba Abderramán II en 848.
Todos estos eventos, junto con la expedición normanda de 859, y las pretensiones del obispado de Gerona sobre Mallorca y Menorca en 892 y 897, muestran que si aún existía una dependencia de Bizancio, era solo formal, y los baleares debían enfrentar las dificultades solos.
Finalmente, las Baleares fueron anexionadas en 903 al Califato de Córdoba. El historiador al-Zuhri cuenta que los rum resistieron en el Castillo de Alaró durante ocho años y cinco meses. La palabra árabe rum puede referirse a los bizantinos o, en un sentido más amplio, a los cristianos. Por eso, se ha dicho que los mallorquines de entonces aún eran vistos, al menos, como bizantinos.
Ataques musulmanes en las Islas Baleares (siglos VIII y IX)
Durante los siglos VIII y IX, hubo varios ataques musulmanes en las Islas Baleares. No llegaron a ocupar el territorio de forma permanente, pero la documentación sugiere que hubo relaciones de sumisión, probablemente con pagos de tributos, y actos de resistencia. Desde el año 534, las Baleares, parte del imperio bizantino, formaban parte de la provincia de Cerdeña.
En 707, ocurrió el primer desembarco musulmán conocido, un saqueo dirigido por Musa ibn Nusayr, gobernador del califato Damasquino Omeya en el norte de África. Él mismo realizó una expedición a Sicilia, Cerdeña y las Islas Baleares, firmando un tratado de sumisión con sus gobernantes. También se llevó a los líderes de Mallorca y Menorca (probablemente gobernadores bizantinos) a Damasco para que el Califa omeya al-Walid lo confirmara. Siguieron dos siglos de incertidumbre hasta que, a partir del año 903, Mallorca quedó bajo el poder de la dinastía musulmana de los Omeyas. El castillo de Alaró resistió durante ocho años, según las crónicas, siendo el último refugio de la resistencia cristiana durante la conquista musulmana. Después, vino una etapa de prosperidad, durante la cual Madina Mayurqa, la actual Palma, fue un gran centro cultural.
No se sabe cuánto duró este tratado, pero se cree que implicó la desvinculación del Imperio Bizantino y la independencia de las islas a cambio de tributos.
La documentación franca de finales del siglo VIII informa de frecuentes ataques musulmanes a las Baleares: en 798, los baleares enviaron embajadas a la corte de Carlomagno, ofreciéndole su sumisión a cambio de ayuda contra los musulmanes, y la obtuvieron. También se sabe que en 813, la flota franca, bajo el mando de Ermenguer de Ampurias, usó las Baleares como base para perseguir a la escuadra musulmana. Todo esto sugiere que entre finales del siglo VIII y principios del IX, la sumisión no era efectiva.
En el año 848, el emir de Córdoba Abd al-Rahman II sometió a los isleños por haber dejado de pagar los tributos. Al año siguiente, los baleares le enviaron una embajada que obtuvo el perdón y la restitución de su antiguo estatus a cambio de una multa.
El Imperio Carolingio en las Islas Baleares
La influencia del imperio carolingio en las Islas Baleares se menciona en varios textos y crónicas francas. Las noticias son escasas y generan especulación sobre el grado de relación o dominio del imperio carolingio sobre las Islas Baleares.
Las referencias más antiguas provienen de la obra de Einhard, un dignatario de la corte de Carlomagno, quien escribió su biografía hacia el año 830. En ella, menciona que Carlomagno "mezcló el mar Balear".
Pero es en su otra obra, Annales Reine Francorum, donde se dan los detalles más específicos. Informa que en 798 las Baleares fueron atacadas por los musulmanes, algo que era habitual. Por este motivo, al año siguiente, los baleares pidieron ayuda al emperador y le ofrecieron su sumisión. Carlomagno los defendió.
La misma crónica menciona otro episodio relacionado con las Baleares: en 813, Ermenguer de Ampurias, desde las costas mallorquinas, atacó la flota musulmana que venía de Córcega, capturando ocho naves y liberando quinientos prisioneros corsos.
En este contexto, las crónicas islámicas documentan una expedición de la marina musulmana a Mallorca, Ibiza y Cerdeña en 815. Este ataque fue reforzado por un convoy de Tarragona y juntos devastaron los alrededores de Marsella.
De los años 892 y 897 son dos bulas papales sobre la relación de Mallorca y Menorca con el obispado de Gerona. Su interpretación es compleja, y algunos historiadores las han relacionado con la tradición carolingia, mientras que otros niegan que se refieran a las Islas Baleares.
Incursiones normandas en las Islas Baleares
Las incursiones normandas en las Islas Baleares ocurrieron durante el siglo IX, cuando los normandos se movilizaron hacia el Mediterráneo en busca de fortuna. Llegaron a la península ibérica por Galicia y, después de atacar las costas orientales, llegaron al archipiélago balear.
Según el historiador Pere Xamena Fiol, una escuadra de normandos atacó las Baleares y llegó a despoblarla por completo en 859.
En 1018, un gran grupo de piratas normandos, liderados por Roger de Tosny, operaba en el Mediterráneo y atacaba a los sarracenos del Emirato de Diriyah y las Baleares.
En el año 1109, durante la cruzada noruega, hubo un ataque normando, comandado por Sigurd I de Noruega, que atacó Formentera, Ibiza y Menorca, obteniendo grandes tesoros.
Los normandos eran principalmente vikingos daneses que se establecieron en el centro y sur de Europa. Con el rey Carlos III de Francia, conocido como "El Simple", consiguieron las tierras de Normandía. Cambiaron de religión y formaron alianzas con los principales reinos de Europa occidental.
La arabización de las Islas Baleares
A finales del siglo VIII, en 799, ante los continuos ataques musulmanes, las Islas Baleares enviaron embajadas a la corte de Carlomagno para ofrecerle su sumisión a cambio de ayuda, lo cual fue aceptado. No se sabe si esta sumisión continuó, pero no parece que pudiera mantenerse después de las guerras civiles francas (830-840) y, en todo caso, después de la renovación del tratado de sumisión con el emir de Córdoba Abderramán II en 848. Todos estos eventos, junto con la expedición normanda de 859, muestran que los baleares debían enfrentar estas dificultades solos y que si aún existía una dependencia de Bizancio, era solo formal hasta la invasión de los árabes.
En 902, las islas se incorporaron definitivamente a la dinastía musulmana de los Omeyas. Siguió una etapa de gran crecimiento, con Medina Mayurka (la actual Palma) como un importante centro cultural. La caída del califato de Córdoba dejó a las Baleares dentro de la taifa de Denia. En 1076, la Taifa de Zaragoza conquistó Denia, y las Islas Baleares se independizaron, formando una taifa propia. Esta taifa prosperó gracias a la agricultura y la piratería, con ataques efectivos a las costas vecinas desde Italia hasta Cataluña. En 1113, la taifa mallorquina fue atacada en una cruzada pisano-catalana para acabar con la piratería. Las fuentes islámicas dicen que Medina Majurca fue destruida, y la arqueología parece confirmarlo. Esta expedición llegó a Mallorca e Ibiza, pero no hubo un control efectivo de las islas. En 1116, los Almorávides desembarcaron en Mallorca, y las Baleares pasaron a formar parte de su Imperio. Más tarde, el dominio almorávide decayó y se formó una segunda taifa mallorquina que alcanzó gran esplendor con la dinastía de los Banu Ghaniya. Esta dinastía se enfrentó a los almohades y fue el último reino de taifas conquistado por ellos. Continuaron con la piratería, incluso hacia el norte de África, lo que causó problemas a los almohades. En 1203, los almohades conquistaron la Taifa de Mallorca, que permaneció bajo su dominio hasta su incorporación a la Corona de Aragón tras la conquista catalana.
Conquista islámica de Mallorca e Ibiza
La conquista de Mallorca e Ibiza por las tropas musulmanas ocurrió en el año 902/903. La conquista de Mallorca fue liderada por Isam al-Jaulani.
El emir Abdalah ibn Muhámmad reconoció la conquista y nombró a Isam al-Jaulani gobernador de la isla, cargo que ocupó desde el 904 hasta el 912.
El historiador Al-Zuhri cuenta que en Mallorca hay una gran fortaleza llamada Hisn Alarum, muy alta y desolada. Los mallorquines dicen que cuando la isla fue conquistada, los Rum (cristianos) se hicieron fuertes en esta fortaleza durante ocho años y cinco meses, sin que nadie pudiera hacerles nada. Solo la falta de comida los obligó a salir. Esta fortaleza está en la cima de un monte de piedra dura con una fuente abundante.
La historiografía debate quiénes eran los rum que resistieron, ya que la palabra puede referirse a los bizantinos o, en general, a los cristianos. En 897, una bula papal vincula las islas al obispado de Gerona, lo que muestra la gran debilidad de las estructuras de poder, muy debilitadas por los ataques musulmanes.
La dominación musulmana en Mallorca (902-1229) comenzó cuando un hombre poderoso del emir de Córdoba, Isam al-Jaulani, viajaba a La Meca en peregrinación con varios barcos. Una gran tormenta los obligó a refugiarse en Mallorca. Descubrió una isla que no conocía y, al volver de su peregrinación, investigó más e informó a su señor, el emir Abd-Allah, sobre las condiciones defensivas, animándolo a conquistarla.
La dominación musulmana de Ibiza (902-1235) comenzó con la llegada de las tropas de Isam al-Jaulani. En el caso de Ibiza, la despoblación y el abandono del periodo oscuro (455-902) habían dejado la ciudad con poca gente y el campo en pobreza. Esto facilitó la conquista musulmana, y no hay pruebas de resistencia a la islamización de la isla ni de su gente.
Isam al-Jaulani informó a su señor que Mallorca pertenecía a un archipiélago que los romanos llamaban Balearia. Pronto, el emir envió muchas naves al archipiélago, principalmente a la isla más grande para conquistarla. A pesar de la oposición, los nativos resistieron 8 años y cinco meses. Una vez integrada en el emirato de Córdoba, la llegada de sarracenos fue constante. Isam al-Jaulani fue nombrado señor de Mallorca.
Conquista por Ramón Berenguer III
En 1115, una escuadra pisano-catalana atacó Mallorca como castigo por las actividades piratas desde la isla. Madina Mayurqa fue saqueada y destruida por primera vez. En ausencia de Ramón Berenguer III, la escuadra pisana huyó al ver la escuadra almorávide enviada desde África. La isla quedó en manos de una familia almorávide, los Banu Ganiya, que mantuvieron buenas relaciones con las potencias del Mediterráneo, incluso firmando un tratado de no agresión. Más tarde, en 1203, los almohades tomaron Mallorca. Años después, en 1208, nombraron gobernador a Abú Yahya, quien formó un principado semiindependiente, con solo una sumisión formal al emir almohade.
Conquista aragonesa y Reino de Mallorca

(Frescos del Palacio Aguilar de Barcelona. MNAC)
La Corona de Aragón, durante los siglos XII y XIII, se expandió fuertemente hacia el Mediterráneo, incluyendo las tierras baleares. El joven rey aragonés Jaime I el Conquistador, con 21 años, lideró una flota que desembarcó en Mallorca a finales del verano de 1229. Después de intensos combates que duraron meses, entró victorioso en la ciudad el 31 de diciembre de ese año. El asalto fue seguido de una gran pérdida de vidas entre la población mallorquina. La gran cantidad de cuerpos sin enterrar causó una epidemia entre los conquistadores. Esto llevó a que los nobles quisieran quedarse con todo el botín, lo que provocó una revuelta entre los soldados. Finalmente, el botín se repartió, un proceso que duró hasta el 30 de abril de 1230.
Gracias a esto, los musulmanes que sobrevivieron tuvieron tiempo de organizar resistencia en las montañas, lo que prolongó las luchas en Mallorca por un par de años más. Finalmente, los musulmanes fueron convertidos en siervos o esclavos. Debido a esta destrucción y a la debilidad del ejército de Jaime I, Menorca pidió ser vasalla de la Corona, lo que le fue concedido. Así, Menorca se convirtió en una taifa autónoma donde la religión y la cultura árabe se mantuvieron medio siglo más. Pero en enero de 1287, con una flota debilitada por una fuerte tormenta, Alfonso el Franco llegó al puerto de Mahón. El almojarife pactó la rendición, permitiendo a los líderes y nobles escapar a cambio de entregar al resto de la población para ser esclavizada.
Ibiza también fue conquistada durante el reinado de Jaime I. Guillermo de Montgrí, arzobispo electo de Tarragona, pidió al rey Jaime I el derecho de conquista para atacar la isla en su nombre. Con el apoyo de Pedro de Portugal y Nuño Sánchez, su flota zarpó de Tarragona y desembarcó en el Pou des Lleó. Marcharon sobre la ciudad y la sitiaron. Después de atacarla con armas de asedio, el 8 de agosto de 1235, el soldado Joan Xicó abrió una brecha en las murallas y lideró la toma de los tres recintos amurallados de la Medina. Sus habitantes fueron muertos o esclavizados, y sus bienes repartidos. Las Islas Baleares fueron repobladas por cristianos del Ampurdán y de la Cataluña Vieja que trajeron el catalán y la religión cristiana.
El nuevo reino cristiano de Mallorca se estableció con la Carta de privilegios y franquicias de Mallorca (1230). Esta carta no solo creó el reino, sino que también otorgó libertades a los nuevos pobladores para protegerlos del sistema feudal y atraerlos a las nuevas tierras. No había cortes ni instituciones comunes a todas las islas, salvo la monarquía. Así, el lugarteniente (también llamado virrey) y la Real Audiencia de Mallorca eran las únicas instituciones para todas las islas. Mallorca se regía por el Gran y General Consejo, y Menorca y las Pitiusas por la Universidad de cada isla. Menorca e Ibiza también eran gobernadas por gobernadores nombrados por los lugartenientes mallorquines.
En 1276, murió Jaime I y la Corona de Aragón se dividió. Los reinos peninsulares (Aragón y Valencia) y el principado de Cataluña quedaron en manos del hijo mayor, Pedro el Grande, y el reino de Mallorca en manos del hijo menor, Jaime II de Mallorca. Aunque los reyes de Mallorca eran vasallos de los de Aragón. Así nació el Reino Privativo de Mallorca. Este reino incluía las Islas Baleares, los condados catalanes del norte de los Pirineos (condado del Rosellón y condado de Cerdaña) y las posesiones que aún le quedaban en Occitania. Aunque sus reyes construyeron el castillo de Bellver, no vivieron habitualmente en la isla. El palacio de los reyes de Mallorca estaba en Perpiñán. Durante este periodo, la Corona de Aragón conquistó Menorca, que se incorporó definitivamente al reino de Mallorca en 1295. El periodo del reino privativo duró de 1276 a 1349, cuando Pedro el Ceremonioso de Aragón conquistó Mallorca a Jaime III. Así, el reino de Mallorca se integró definitivamente en la Corona de Aragón.
Económicamente, las islas prosperaron en los siglos XIII y gran parte del XIV, cuando comenzó la crisis de la Baja Edad Media. Las Islas Baleares sufrieron un retroceso económico y demográfico. Además, durante la Edad Media y principios de la Edad Moderna, sufrieron numerosos ataques de la piratería berberisca. Destacan el desembarco y saqueo de Barbarroja en Mahón en 1535 y el de Ciudadela en 1558. En 1521, estalló en Mallorca la Germanía, en parte como consecuencia de la de Valencia. Los sublevados tomaron el control de la ciudad, y el virrey tuvo que huir y refugiarse en Ibiza, que fue atacada por los sublevados. La revuelta terminó con el envío de una flota a Mallorca por parte de Carlos I.
El siglo XVII fue también un siglo de persecución religiosa. En Mallorca, los procesos y la discriminación pública contra los judíos, llamados despectivamente chuetas, fueron especialmente duros. Desde la Baja Edad Media, los chuetas habían sido tratados de forma diferente y obligados a convertirse, viviendo como criptojudíos.
Esclavos en Mallorca
La Antigüedad fue un periodo donde la esclavitud era común, especialmente en la sociedad romana. A lo largo de su dominio en el Mediterráneo, la sociedad romana dependía de la esclavitud, y su economía y estructura social se basaban en un sistema donde el esclavo era el nivel más bajo. Esto se intensificó con la expansión romana, especialmente en la agricultura, donde las grandes propiedades aumentaron en las nuevas provincias y colonias.
Después de la conquista de la isla por el rey Jaime I, algunos judíos del norte de África se establecieron allí. El rey los protegía y les daba ciertos derechos, lo que les permitió establecer lazos comerciales con sus parientes en África. Los musulmanes que quedaron en Mallorca después de la conquista, tanto libres como cautivos, no tuvieron derechos que garantizaran sus bienes, religión y costumbres, ni fueron reconocidos como una comunidad separada de los cristianos.
Reinado de Jaime II
Jaime II de Mallorca reinó en las islas por más de veinte años y se esforzó por asegurar la estabilidad del reino. Impulsó la colonización agrícola, creando nuevos pueblos rurales; aumentó los ingresos reales; apoyó la creación de consulados en el Norte de África y en el reino de Granada; creó un nuevo sistema de moneda; fomentó las industrias textiles; y aumentó el poder real sobre la nobleza y la Iglesia. También impulsó la construcción de palacios y castillos como el Palacio Real de La Almudaina, la catedral de Santa María y el castillo de Bellver. La disolución de la orden de los templarios permitió confiscar sus bienes en las islas.
De Reino a Provincia Española
Las Islas Baleares apoyaron al Archiduque Carlos de la Casa de Austria durante la Guerra de Sucesión Española. En 1715, los partidarios de Felipe de Anjou ocuparon Mallorca y las Pitiusas, lo que marcó su derrota. Se aprobó el Decreto de Nueva Planta de las Islas Baleares, que puso fin a la administración y al derecho propio de la época aragonesa, e impuso un sistema municipal y centralista similar al de Francia.
En 1706, los ingleses ocuparon Menorca en nombre del archiduque y luego se la quedaron como colonia por el Tratado de Utrecht. La administración pública usaba el inglés para comunicarse con Londres, pero internamente se seguía usando el catalán. Menorca fue el único territorio donde el catalán fue oficial después de la Guerra de Sucesión. La presencia británica en Menorca trajo cambios en la ganadería y la agricultura (introducción de vacas, cerdos y cultivos) y se construyeron nuevas carreteras (como el Camino de Kane) que ayudaron al crecimiento de la isla. Además, los ingleses eliminaron la Inquisición y dejaron su huella arquitectónica en las casas de campo menorquinas. Entre 1756 y 1763, los franceses ocuparon la isla, que luego volvió a dominio inglés. La Paz de Amiens (1802) significó el regreso definitivo de Menorca a España.
El siglo XVIII fue también un siglo de reformas impulsadas por la monarquía borbónica. Se fundó la Sociedad Económica de Amigos del País de Mallorca, que intentó introducir cultivos más comerciales (algodón, lino, morera, vid, almendro, algarrobo...) y promover el uso de abonos. Las reformas borbónicas permitieron el comercio con América y la fundación de la Compañía de Comercio, que buscaba fomentar los intercambios y las primeras fábricas. En Ibiza, el cambio en la organización territorial también buscaba urbanizar la isla, ya que se creía que la población dispersa era un obstáculo para el progreso. La disminución de la piratería permitió que Formentera fuera repoblada de forma permanente, algo que no había ocurrido desde el siglo XIII. En general, a pesar de los esfuerzos, las medidas en Mallorca y las Pitiusas tuvieron un éxito limitado, y estas zonas siguieron siendo relativamente atrasadas.
Guerra de Sucesión Española en las Islas Baleares
Toma austracista de Mallorca
La toma austracista de Mallorca fue un evento de la guerra de sucesión española que ocurrió el 27 de septiembre de 1706. El Gran i General Consell del reino de Mallorca decidió rendirse ante la presencia en el puerto de Palma de una flota angloholandesa de la Gran Alianza. Esta flota apoyaba al Archiduque Carlos en su intento de ocupar el trono de la Monarquía Hispánica frente a Felipe V, quien había sido designado sucesor por el último rey de la Casa de Austria, Carlos II. Con la alineación del reino de Mallorca a favor del Archiduque (aunque Menorca no sería tomada hasta dos años después), todos los estados de la Corona de Aragón se habían decantado por él, mientras la Corona de Castilla apoyaba a Felipe V.
- La rendición de Ibiza y de Mallorca
El plan para tomar las Islas Baleares se ideó al mismo tiempo que la ofensiva austracista sobre Madrid. El objetivo era conseguir una base segura y un centro de abastecimiento para las operaciones navales de la flota aliada (inglesa y holandesa) en el Mediterráneo.
En las tres islas baleares existía un grupo que apoyaba al Archiduque Carlos, manteniendo contacto con los catalanes a través de Joan Antoni de Boixadors, conde de Savellà. Por eso, el Archiduque Carlos lo puso al frente de la expedición y, una vez ocupado el reino de Mallorca, sería gobernador en su nombre.
La escuadra aliada, con unos 35 barcos (la mayoría ingleses), se dirigió primero a Ibiza, que se rindió el 19 de septiembre de 1706 al ver la flota. Inmediatamente, el Consejo de Ibiza proclamó a Carlos III y juró obediencia al conde de Savellà. Seis días después, la flota llegó al puerto de Palma. El día 26, estalló un motín popular a favor del Archiduque, durante el cual algunas casas y tiendas de franceses y de algunos partidarios de Felipe V fueron saqueadas. Esto dificultó la resistencia del virrey de Mallorca, el conde de Alcudia, que tenía pocos soldados. Así, el 27 de septiembre, el Gran i General Consell decidió rendirse.
Después de desembarcar, el conde de Savellà reunió al Consell, al que asistieron todos los representantes de artesanos y campesinos, pero solo la mitad de los otros grupos sociales, lo que indica el apoyo político a Carlos III. En esa sesión, se aprobaron las condiciones de rendición, que incluían la confirmación de «todos los privilegios, leyes y libertades» concedidos a la Ciudad y al Reino en tiempos de Carlos II.
El Archiduque fue proclamado rey de Mallorca el 4 de octubre con el título de Carlos III, actuando como su representante el conde de Savellà (quien en diciembre sería nombrado virrey y capitán general del reino de Mallorca). El 6 de octubre, el conde de Alcudia y otros partidarios de Felipe V, como el obispo Francesc de la Portilla, embarcaron hacia Almería.
- La insurrección austracista de Menorca y la recuperación borbónica
La noche del 11 de octubre, una insurrección a favor del Archiduque comenzó en Ciudadela y tomó el control de toda Menorca. Joan Miquel Saura fue nombrado gobernador por el conde de Savellà, quien juró en nombre de Carlos III los privilegios de la isla. Pero el control austracista duró solo tres meses, porque cuando la flota aliada se fue de las Baleares, una flota francesa llegó a Mahón y recuperó la isla para los borbónicos el 1 de enero de 1707. La represión contra los partidarios del Archiduque fue muy dura, y se intensificó cuando en febrero se descubrió una nueva conspiración a favor de Carlos III; treinta y tres personas fueron ejecutadas. En noviembre de 1707, el gobernador borbónico, Diego Leonardo Dávila, "suprimió los privilegios de la isla, limitó el sistema de representación y ordenó que los jurados mayores de las villas fueran nombrados por el rey".
Toma borbónica de Mallorca
La toma borbónica de Mallorca fue el último episodio de la guerra de sucesión española. Ocurrió el 2 de julio de 1715, cuando la isla de Mallorca (el último lugar de resistencia austracista que apoyaba a Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico) se rindió ante la llegada de una flota borbónica, diez meses después de la caída de Barcelona en poder de Felipe V de España. Después fue ocupada Ibiza, pero no la isla de Menorca, ya que según el Tratado de Utrecht pasó a ser de Gran Bretaña, bajo cuyo control permanecería casi sin interrupción hasta 1802 (Tratado de Amiens).
- La rendición de Mallorca
Una vez que Barcelona cayó en septiembre de 1714, el último lugar de resistencia austracista era el Reino de Mallorca. Desde 1706, como el resto de los estados de la Corona de Aragón, se había alineado con el Archiduque Carlos, quien a finales de 1711 había sido proclamado emperador. Durante los meses siguientes, Mallorca e Ibiza (Menorca ya era británica por el Tratado de Utrecht) fueron gobernadas por el virrey nombrado por Carlos VI, el marqués de Rubí, quien contaba con el apoyo de fuerzas imperiales y de algunos catalanes que se habían refugiado allí.
En mayo de 1715, cuando la ocupación borbónica de la isla parecía inminente, un enviado del emperador Carlos VI, Juan Amor de Soria, intentó negociar en París las condiciones de la rendición, que incluirían el mantenimiento de las "libertades" del reino y de toda la Corona de Aragón. Pero las conversaciones no tuvieron éxito. "Aprovechando la inactividad de los británicos, ahora con los whigs en el gobierno, los ejércitos francés y español ocuparon la isla, que se rindió el 2 de julio". El 11 de julio, el virrey Rubí entregó las llaves de Palma de Mallorca al general francés Claude d'Asfeld, después de más de treinta días de resistencia.
- El Decreto de Nueva Planta del Reino de Mallorca
A diferencia de lo que ocurrió tras la toma austracista de Mallorca, donde el representante del Archiduque Carlos confirmó los privilegios del reino, Felipe V de Borbón promulgó un Decreto de Nueva Planta el 15 de noviembre de 1715. Este decreto, similar a los de Valencia y Aragón de 1707, abolió las leyes e instituciones propias del reino de Mallorca (algo que los británicos no hicieron en Menorca). Así, como ha señalado Nuria Sales, "con la Nueva Planta, el reino de Mallorca dejó de existir para convertirse en un simple título honorífico".
El Gran i General Consell fue abolido, y sus poderes pasaron al capitán general, la nueva autoridad máxima en las islas, con más atribuciones que el virrey al que sustituyó, y a la Real Audiencia, que reemplazó a la Audiencia suprimida. El sistema de elección de cargos por sorteo fue eliminado, y a partir de entonces serían designados por el rey o por el capitán general. También se suprimió el derecho público (pero no el derecho privado, que se mantuvo como en el Reino de Aragón tras el segundo Decreto de Nueva Planta de 1711). Además, Mallorca perdió el derecho a acuñar su propia moneda.
En cuanto al gobierno local, se impuso el sistema castellano de corregidor y regidores, desapareciendo la representación del pueblo. Así, en 1718, el ayuntamiento de Palma de Mallorca quedó formado por 20 regidores, 16 caballeros (nobleza) y 4 ciudadanos honrados, sistema que se aplicó al resto de municipios de la isla.
Menorca bajo dominio británico
Menorca, conquistada por una escuadra anglo-holandesa en 1708 durante la guerra de sucesión española, pasó a ser de Gran Bretaña por el Tratado de Utrecht de 1713. Así permaneció durante el siglo XVIII hasta la firma del Tratado de Amiens en 1802, excepto durante la guerra de los Siete Años (1756-1763) cuando fue ocupada por los franceses, y entre 1782 y 1797, cuando estuvo bajo soberanía española.
El interés británico en Menorca era principalmente militar: tener una base naval en el Mediterráneo Occidental, ya que Mahón era un excelente puerto natural. Por eso, Mahón se convirtió en la nueva capital de la isla, en lugar de la aristocrática Ciudadela. La Corona mantuvo las instituciones y leyes propias de Menorca, excepto la Inquisición española, que fue abolida. Así, los municipios siguieron siendo universitats gobernadas por los históricos jurats que representaban a los diferentes grupos sociales. En Ciudadela eran cuatro: un cavaller (noble), un ciutadà (burgués), un pagès (campesino) y un menestral (artesano).

La lengua propia siguió siendo oficial y de uso público. Esto contrastaba con Mallorca, donde se intentaba imponer el castellano. Esto llevó a un florecimiento de la literatura en catalán en la isla, con figuras como Joan Ramis i Ramis o Antoni Febrer i Cardona.
El primer gobernador británico fue sir Richard Kane, quien estuvo en el cargo entre 1712 y 1736. Dejó un buen recuerdo por medidas como la construcción de la carretera entre Mahón y Ciudadela (el «camí d'en Kane»), el drenaje de zonas pantanosas, o la introducción del cultivo de la trepadella (esparceta) y otras plantas forrajeras. Además, la presencia de la flota británica acabó con los ataques de los piratas berberiscos del norte de África, permitiendo a la población establecerse en la costa sin miedo.
Cuando en 1802, por el Tratado de Amiens, Menorca volvió a soberanía española, perdió sus instituciones de autogobierno. En su lugar, se impuso el centralismo a través de Palma de Mallorca; el catalán dejó de ser la lengua oficial para serlo el castellano; se suprimió la libertad de comercio y Mahón dejó de ser un puerto libre; los menorquines perdieron la exención de servir en el Ejército y la Marina; y al desaparecer la flota británica, volvió la amenaza de los piratas berberiscos.
Guerra civil española
Después del Golpe de Estado en España de julio de 1936, el 19 de julio, los sublevados se unieron a la rebelión militar y tomaron fácilmente el control de Mallorca e Ibiza. Menorca, sin embargo, permaneció leal a la República. A mediados de agosto, los republicanos lanzaron una operación desde la península para intentar recuperar el archipiélago. Al principio, lograron recuperar Ibiza, Formentera y Cabrera, y el 16 de agosto establecieron una base en el este de Mallorca. Sin embargo, la desorganización de las fuerzas republicanas, lideradas por el capitán Alberto Bayo, detuvo cualquier avance. Esto coincidió con la llegada de tropas italianas al mando del líder fascista Arconovaldo Bonaccorsi (conocido como el "Conde Rossi"). Italianos y militares sublevados lograron contraatacar y expulsar a los republicanos de la isla. Poco después, el resto de islas fueron recuperadas, excepto Menorca, que permaneció bajo control republicano hasta 1939. Después de eso, Bonaccorsi impuso un régimen de terror en Mallorca, organizando el asesinato de 3.000 personas bajo la acusación de ser comunistas. Esto incluyó sacar prisioneros de las cárceles de la isla y ejecutarlos. El dominio italiano sobre la isla fue tal que, aunque no era una ocupación militar oficial, las banderas italianas llegaron a ondear en la isla. Su influencia también se vio en la vida diaria: la Rambla de Palma fue renombrada como Vía Roma y adornada con estatuas de águilas romanas.
Durante el resto de la guerra, Mallorca se convirtió en una base aeronaval italiana muy importante, con una presencia militar que incluyó numerosas bases terrestres, aéreas y el uso del puerto de Palma como base naval. A finales de octubre de 1936, los italianos ya tenían unos 1.200 soldados en la isla. A partir del verano de 1936, los italianos enviaron cada vez más aviones y tropas, formando en Mallorca una poderosa agrupación aérea que atacaba tanto el tráfico marítimo republicano como las ciudades de la retaguardia republicana, especialmente Valencia y Barcelona. Italia tenía autonomía en el uso de sus bases aéreas en Mallorca. Después de la victoria de Franco en la Guerra Civil en abril de 1939, las tropas italianas comenzaron a retirarse. Sin embargo, aún permanecerían en las Baleares dos años y medio más después del final del conflicto.
Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares
La transición a la democracia, iniciada con la muerte del general Francisco Franco, permitió que las Islas Baleares tuvieran un Estatuto de Autonomía en 1983, como una forma de expresar su identidad histórica. Esto ocurrió después de que el 4 de junio de 1977 se firmara el Pacto Autonómico de las Islas Baleares. El Estatuto establece que el catalán, lengua propia de las islas, y el castellano, lengua oficial del Estado, son ambos idiomas oficiales.
Con el Estatuto, las Islas Baleares recuperaron sus propias instituciones: los tres Consejos o gobiernos insulares, el Parlamento y el Gobierno de las Islas Baleares. Todo esto es resultado de la recuperación de la democracia en España en 1977, con la nueva Constitución del Estado de las Autonomías. Así, surgió un periodo democrático donde floreció una gran cantidad de asociaciones civiles, con movimientos importantes en las Islas como el ecologismo, el feminismo y el pacifismo.
El desarrollo turístico de las Islas Baleares fue enorme en estos años, con la llegada de turistas de Europa occidental y central (alemanes) que tienen una gran presencia en el territorio. La evolución económica es muy positiva, a pesar del debate sobre el impacto en el territorio o los déficits fiscales. También ha resurgido el debate sobre la identidad propia de Baleares, representada por una gran red de entidades y partidos políticos. La incorporación a la Unión Europea y la creación de la Universidad de las Islas Baleares son otros hechos destacables.
Las Islas Baleares mantienen hoy en día una fuerte realidad cultural y artística. Se ha hecho un gran esfuerzo para recuperar la cultura popular y tradicional, que sigue muy viva. Se han recuperado las relaciones culturales con Cataluña, y las aportaciones de los diferentes gobiernos autonómicos, que han cambiado varias veces de manos, han creado una institucionalidad propia.