Vándalos para niños
Los vándalos fueron un pueblo germánico que vivió en el centro de Europa, cerca del mar Báltico, en lo que hoy es Alemania y Polonia, durante la época del Imperio romano. Su idioma era parte de la rama germánica oriental, aunque solo se conservan algunos fragmentos. Los primeros escritos que los mencionan datan del siglo I d.C., por autores como Plinio el Viejo y Tácito. Más tarde, en el siglo V, un grupo de vándalos, liderados por sus reyes, formó reinos importantes. Primero se establecieron en la Península ibérica y luego en las islas del Mediterráneo occidental y el norte de África.
Los arqueólogos creen que los primeros vándalos están relacionados con la cultura de Przeworsk. Después de expandirse a Dacia y Panonia, los vándalos fueron ubicados en Panonia por los godos alrededor del año 330 d.C. Allí, el emperador Constantino I les permitió establecerse. Hacia el año 400, las incursiones de los hunos desde el este hicieron que muchas tribus germánicas se movieran hacia el oeste, entrando en el territorio romano. Los vándalos, temiendo ser los siguientes, también se dirigieron al oeste. El 31 de diciembre del año 406, cruzaron el río Rin cuando estaba congelado, cerca de Moguntiacum, e invadieron la Galia. Después, se dirigieron a la península ibérica, donde llegaron en el otoño del año 409 y se quedaron por varios años en el valle del Guadalquivir. Los grupos asdingos y silingos se asentaron en Gallaecia (noroeste de Iberia) y Bética (centro-sur de Iberia).
Por orden de los romanos, los visigodos invadieron Iberia en el año 418. Casi acabaron con los vándalos alanos y silingos, quienes decidieron unirse al líder asdingio Gunderico. Gunderico fue luego expulsado de Gallaecia a Bética por una alianza romano-sueva en el año 419. En mayo del 429, unos 80.000 vándalos cruzaron el estrecho de Gibraltar, liderados por Genserico. Crearon un reino en el norte de África, con centro en la actual Túnez. En el año 435, se convirtieron en aliados de Roma. Cuatro años después, Genserico se independizó de Roma, capturó Cartago y estableció su propio gobierno. Para el año 439, habían establecido un reino que incluía la provincia romana de África, además de Sicilia, Córcega, Cerdeña, Malta y las islas Baleares. Sus flotas controlaban gran parte del Mediterráneo occidental. Rechazaron varios intentos romanos de recuperar la provincia africana e incluso invadieron Italia y saquearon la ciudad de Roma en el año 455, llevándose muchas obras de arte valiosas.
Los vándalos eran cristianos arrianos, y a veces hubo conflictos con la Iglesia católica en África, especialmente durante los últimos años del reinado de Hunerico (477-484), sucesor de Genserico. El reino vándalo en el norte de África duró más de 100 años, hasta que fue destruido en una sola campaña durante la Guerra vándala de 533-534. Las fuerzas del emperador Justiniano I del Imperio bizantino reconquistaron la provincia para el Imperio romano de Oriente. Después de esto, los vándalos dejaron de ser un pueblo importante en la historia.
Debido al saqueo de Roma por los vándalos, que duró catorce días, escritores del Renacimiento y de la Edad Moderna los describieron como un pueblo que causaba destrucción. Esto llevó a usar el término «vandalismo» para describir cualquier destrucción sin sentido, especialmente el daño a obras de arte. Hoy en día, se sigue usando como sinónimo de destrucción intencionada. Sin embargo, algunos historiadores modernos han destacado que los vándalos también mantuvieron aspectos de la cultura romana durante el paso de la Antigüedad tardía a la Alta Edad Media.
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Origen de los vándalos

El nombre de los vándalos se ha relacionado a menudo con Vendel, un lugar en Suecia. Se piensa que Vendel pudo ser el lugar de origen de los vándalos antes del Período de las grandes migraciones, y que el nombre del lugar conservaría el nombre de su tribu. Otros posibles lugares de origen en Escandinavia son Vendsyssel en Dinamarca y Hallingdal en Noruega. Sin embargo, la mayoría de los historiadores actuales los relacionan con la Cultura de Przeworsk, que se encontraba entre los ríos Oder y Vístula (en la actual Polonia).
El primer historiador romano que los mencionó fue Plinio el Viejo, quien los llamó Vindili. Tácito los llamó vandali. La siguiente mención en las fuentes romanas es de finales del siglo II d.C., cuando aparecen divididos en dos grupos: los silingos, ubicados en los actuales Sudetes, y los asdingos, más al este, en el valle del Tisza (en la frontera entre las actuales Hungría y Rumanía). El historiador gótico Jordanes menciona que los vándalos silingos estaban fuera del Imperio romano, pero los asdingos estaban dentro, en la provincia de Panonia Inferior desde el año 332. Allí servían como aliados y estaban bajo las órdenes del emperador.
Invasión del Imperio romano (406-429)
Invasión y devastación de la Galia (406-409)
A finales del siglo IV y principios del siglo V, la situación en el Barbaricum, la frontera del Imperio romano habitada por pueblos no romanos, cambió mucho debido al avance de los hunos desde Asia central. Como resultado, el 31 de diciembre de 406, los vándalos, junto con alanos y suevos, cruzaron la frontera del Rin del Imperio romano de Occidente. Poco antes, las incursiones de los hunos los habían empujado hacia Retia. Esta fue una migración en busca de más prosperidad y seguridad. Se calcula que entre los tres grupos sumaban unas 150.000 personas, incluyendo mujeres, niños y ancianos. Para cruzar la frontera, tuvieron que derrotar a los francos, aliados de los romanos. En esa batalla, murió el rey vándalo Godegisilio, y su hijo Gunderico lo sucedió.
La facilidad con la que suevos, vándalos y alanos entraron en la Galia sin mucha oposición se explica en gran parte por la rebelión en Britania del general romano Constantino. Él fue proclamado emperador por sus tropas y había pasado al continente. Como ha señalado David Álvarez Jiménez, "Constantino se preocupó más por el trono imperial que por la seguridad de las provincias que reclamaba para sí".
Entre 406 y 409, suevos, vándalos y alanos causaron mucha destrucción en la Galia. Así lo relató en una carta el autor cristiano Jerónimo, quien vivió en esa época:
Recordaré algunas de las desgracias actuales. Que aún quedemos unos pocos no es por nuestro mérito, sino por la misericordia de Dios. Innumerables y feroces pueblos han ocupado las Galias. Todo lo que hay entre el Rin y el Océano ha sido devastado...
Maguncia, ciudad antes famosa, ha sido tomada y destruida, y muchos miles de hombres han sido asesinados en la iglesia. Worms ha sido destruida tras un largo asedio. Las poderosas ciudades de Reims, Amiens, y Arras, y los morinos, los últimos de los hombres, Tournai, Nemetas y Estrasburgo, han pasado a ser parte de Germania; las provincias de Aquitania y de los nueve pueblos, la lugdunense y narbonense, salvo unas pocas ciudades, han quedado desoladas. Y a las mismas que se salvaron, las devasta por fuera la espada, por dentro el hambre. No puedo recordar sin lágrimas a Tolosa, que se ha salvado hasta ahora por los méritos de su santo obispo Exuperio.
Invasión, reparto y ocupación de Hispania (409-418)
En el año 409, suevos, vándalos y alanos llegaron a los Pirineos. Allí, según Orosio, "detenidos temporalmente por las cimas de esta cordillera, se esparcen por las provincias cercanas". Pero una vez que controlaron los pasos de montaña que conectaban la Galia con Hispania, aprovechando un momento de debilidad del usurpador Constantino III, entraron en la península ibérica a finales de septiembre o principios de octubre del 409. Tomaron varias ciudades en el norte para pasar el invierno. Al llegar la primavera del 410, extendieron la destrucción y los saqueos por las provincias indefensas, excepto la Tarraconense, donde estaban las tropas de Geroncio.
Se ha discutido el papel que pudo haber tenido el general Geroncio, mano derecha del usurpador Constantino III, quien había sido enviado a Hispania para someterla. El autor antiguo Olimpiodoro relató que Geroncio firmó una paz rápida con los pueblos no romanos cuando se levantó contra Constantino III. Según David Álvarez Jiménez, "se podría argumentar que contaron con la aprobación o laissez faire de Constantino III ante sus dificultades en la Galia... [y] asimismo, se le puede atribuir igualmente esta postura de laissez faire al propio Geroncio en su relación con los recién llegados".
Según Álvarez Jiménez, el interés de suevos, vándalos y alanos por Hispania no solo se debía a que era una provincia próspera con muchos recursos naturales y sin grandes unidades militares romanas. También se debía a que "se encontraba alejada de la zona de conflicto entre Constantino III, Honorio y los visigodos, donde se decidía el destino del Imperio de Occidente".
Al igual que con la Galia, las fuentes romanas describen la presencia de estos pueblos en Hispania como una catástrofe. Por ejemplo, Orosio escribe que "las Hispanias han sido invadidas; se han sufrido matanzas y saqueos" y "durante estos dos años las armas enemigas han actuado con crueldad".
Hidacio, quien menciona las "depredaciones" de los "bárbaros", también indica que en 411 se repartieron Hispania. La Gallaecia se la dividieron los vándalos asdingos y los suevos. La Bética fue para los vándalos silingos, y la Lusitania y la Cartaginense para los alanos. La Tarraconense, libre de "bárbaros" —"ciertamente, no les debía interesar un territorio tan cercano a la Galia, al poder central imperial y a las luchas que allí se sostenían y que en el momento de su llegada estaba ocupada por Geroncio", afirma David Álvarez Jiménez—, continuaría bajo el dominio romano.
Después del reparto, las depredaciones cesaron —pero no las disputas entre ellos, especialmente entre los suevos y los vándalos asdingos por el dominio de la Gallaecia, y entre los "bárbaros" y las élites locales—. Según Orosio, "los bárbaros, dejando las armas, se dedicaron a la agricultura y respetan a los romanos que quedaron allí casi como aliados y amigos, de forma que ya entre ellos hay ciudadanos que prefieren soportar la libertad con pobreza entre los bárbaros que la preocupación con impuestos entre los romanos". David Álvarez Jiménez comenta: "Una vez que los bárbaros ya habían logrado un asentamiento relativamente estable, pudieron dedicarse a una vida más pacífica, tal como debían haber deseado desde que dejaron sus hogares en el Barbaricum. Aunque no se puede negar el fuerte componente militar de estos grupos, los hispanorromanos, después de sufrir una primera fase difícil por la entrada bárbara en la península, encontraron un respiro al firmar varios acuerdos de hospitalidad con los recién llegados".
En el año 416, Flavio Constancio, una figura importante del Imperio romano de Occidente, llegó a un acuerdo con el rey visigodo Valia, que estaba en la Galia. El acuerdo era que los visigodos expulsaran a los "bárbaros" de Hispania. Después de tres años de intensas campañas visigodas, los vándalos silingos de la Bética y los alanos de la Cartaginense y Lusitania fueron completamente derrotados. El rey alano Addax perdió la vida durante estas campañas, y el rey silingo Fredbal fue capturado y luego ejecutado en Rávena, la capital de Occidente. Flavio Constancio puso fin a la campaña en 418 —al parecer, quería evitar que los visigodos se quedaran con la Bética, la provincia más rica y urbanizada de Hispania— y les concedió un asentamiento permanente como aliados en Aquitania.
La hegemonía vándala asdinga en Hispania (418-429)
Los alanos y vándalos silingos que sobrevivieron buscaron refugio entre los vándalos asdingos de Gunderico en la Gallaecia. Así lo relató el cronista Hidacio:
Los vándalos silingos son exterminados todos por Valia en la Bética. Los alanos, que dominaban a los vándalos y a los suevos, son tan duramente golpeados por los Godos que, al morir su rey Addax, los pocos que quedaron, sin el título de reino, se someten al favor de Gunderico de los vándalos que estaban asentados en la Gallaecia.

Después de que los alanos supervivientes se unieran a ellos, Gunderico adoptó el título de rex Vandalorum et Alanorum (rey de vándalos y alanos). Hacia el año 420, desde Gallaecia, se dirigió a la Bética, donde ocupó el lugar dejado por los silingos (probablemente fue allí donde se unieron a los asdingos). Así comenzó un proceso de formación de un nuevo gran grupo alrededor del pueblo asdingo. Según David Álvarez Jiménez, Gunderico se trasladó a la Bética por tres razones: reunirse con los silingos supervivientes; buscar un territorio más grande y rico que Gallaecia para mantener al nuevo gran grupo vándalo; y alejarse de sus vecinos conflictivos, los suevos (a quienes asediaron en 420 en los montes Nerbasios, de ubicación desconocida, y que los suevos solo lograron levantar con la ayuda del comes Hispaniarum Asterio y del vicario Maurocelo), y de los visigodos de Aquitania.
En el año 422, el general romano Castino, con un importante grupo de godos, intentó desalojar a los vándalos de la Bética, dos años después de su llegada. Aunque al principio tuvo éxito (los vándalos tuvieron que refugiarse en las montañas), en la batalla final los godos lo traicionaron y se unieron a los vándalos. Castino tuvo que huir a Tarraco. Después de esta "derrota humillante" de Castino, el Imperio romano de Occidente, cuyo dominio en Hispania se limitaba a la Tarraconense, ya no emprendió más acciones militares para recuperar la Bética, a pesar de que podía contar con los aliados visigodos de Aquitania.
Durante los casi diez años que los vándalos permanecieron en la Bética (un período que David Álvarez Jiménez llama la pax Vandala hispánica), aprendieron de los hispanorromanos (probablemente de Iulia Traducta [Algeciras]) las técnicas de navegación. Esto les permitió iniciar sus primeras acciones de piratería contra las islas Baleares y contra Cartago Nova, y también contra las costas de la Mauretania Tingitana, incluyendo Septem (Ceuta) y Tingis (Tánger), la capital. Según David Álvarez Jiménez, estas acciones piráticas "respondían a cuatro motivaciones principales: poner en práctica lo aprendido...; obtener botín; ayudar a planificar el posterior paso a África, que ya debía estar en preparación, y, finalmente, aclarar su posición dominante en la península a través de actos violentos de represalia".
En una de estas incursiones, Gunderico perdió la vida. Su hermanastro Genserico, quien había sido asociado al trono vándalo en los últimos años del reinado de Gunderico, lo sucedió en el año 428. Genserico sería quien dirigiría el paso a África (cuyos preparativos se hicieron en secreto), no sin antes derrotar cerca de Emérita Augusta a los suevos (aún paganos), que habían salido de la Gallaecia para atacar las provincias vecinas —durante el conflicto, el rey suevo Heremigario perdería la vida—. El hispanorromano Hidacio relató así lo sucedido:
El rey Genserico, dejando las Hispanias, se embarca en el mes de mayo en la costa de la provincia de la Bética con todos los vándalos y sus familias y pasa a la Mauritania y al África; mas advertido, antes de haber llegado allá, de que el suevo Heremigario asolaba a su paso las provincias vecinas, vuélvese con algunos de los suyos; le da alcance en la Lusitania, y no lejos de Mérida le acomete, matando a muchos de los que acaudillaba. Heremigario, que había despreciado a aquella ciudad con ofensa a la santa mártir Eulalia, no quedándose, a su juicio, otro recurso que la fuga, huye más veloz que el Euro, y perece precipitado por el brazo divino en el río Guadiana. Muerto de este modo, Genserico emprende la navegación.
El reino vándalo (429-534)
Formación y apogeo: el reinado de Genserico (428-477)
En la primavera de 429, los 80.000 vándalos, liderados por su rey Genserico, decidieron cruzar a África para apoderarse de las mejores tierras agrícolas del Imperio. Para ello, usaron la flota creada por el padre de Genserico, con la cual cruzaron el estrecho de Gibraltar y llegaron a Tingi y Septem con entre quince y veinte mil guerreros.
Luego se movieron hacia el este, y después de algunos años de lucha, lograron controlar el África romana y la ciudad de Cartago en el año 439. Cartago se convirtió en la capital de su reino. Así, las fuentes de producción de cereales más importantes del antiguo imperio pasaron a manos de los vándalos. A partir de entonces, el Imperio tuvo que comprarles el grano y soportar sus incursiones en el Mediterráneo occidental.
Para esto, contaban con el gran puerto de Cartago y con la flota imperial que habían capturado allí. Con esta flota, Genserico logró apoderarse de bases marítimas muy importantes para controlar el comercio en el Mediterráneo occidental: las islas Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia.
Como en otras partes del Imperio romano, grupos germánicos de unos pocos miles de personas lograron controlar poblaciones mucho más grandes.
En el año 461, el emperador romano occidental Mayoriano reunió en la ciudad de Carthago Nova una flota de 45 barcos. Su intención era invadir y recuperar el reino vándalo para el Imperio romano, ya que su pérdida significaba que Italia no recibiría cereales. La batalla de Cartagena resultó en una gran derrota para la armada romana, que fue completamente destruida. Con ella, se desvanecieron las esperanzas de recuperar el norte de África para el Imperio.
Sin embargo, el dominio vándalo del norte de África duraría poco más de un siglo. Se caracterizó por un debilitamiento progresivo del ejército vándalo, una gran dificultad de sus reyes y nobles para encontrar una forma de convivencia aceptable con los líderes romanos, y por la separación gradual de amplios territorios del interior, más alejados y montañosos. En estas zonas, se fueron formando pequeños estados bajo el liderazgo de jefes tribales bereberes que estaban más o menos romanizados y cristianizados.
La política de la monarquía vándala fue principalmente defensiva y de intimidación contra sus enemigos más cercanos: la propia nobleza y la aristocracia romana provincial. Esta falta de atención social y de liderazgo político afectaría inevitablemente las estructuras administrativas heredadas del Imperio, lo que causaría su caída final. La causa principal de esta caída fue la base misma del poder de los reyes vándalos: el ejército y sus exigencias.
Genserico (428-477), el verdadero fundador del reino vándalo, sentó las bases de su grandeza, pero también de su futura caída. El punto más alto de su reinado y del poder vándalo en África y el Mediterráneo fue la paz duradera que logró con Constantinopla en el verano del 474. Gracias a este acuerdo, se reconoció su autoridad sobre las provincias del norte de África, las Baleares, Sicilia, Córcega y Cerdeña. Sin embargo, desde los primeros momentos de la invasión (429-430), Genserico afectó a la importante nobleza senatorial y a la aristocracia urbana del norte de África, así como a sus principales representantes en ese momento, los obispos católicos. Realizó muchas confiscaciones de propiedades y entregó algunos bienes de la iglesia a la rival Iglesia donatista y a la nueva Iglesia arriana oficial. Tampoco pudo destruir las bases sociales de la Iglesia católica, que se convirtió así en un centro de oposición política e ideológica constante al poder vándalo.
Respecto a su propio pueblo, Genserico llevó a cabo en el año 442 una importante reorganización en las filas de la nobleza vándalo-alana. Como resultado, esta nobleza prácticamente dejó de existir, impidiendo así su fortalecimiento, que era consecuencia del asentamiento y reparto de tierras. En su lugar, Genserico intentó crear una nobleza de servicio leal a él y a su familia. Un elemento importante de esta nobleza de servicio sería el clero arriano, favorecido con grandes donaciones y reclutado entre vándalos y romanos.
Para evitar posibles desacuerdos dentro de su familia y linaje sobre la sucesión real, y así eliminar cualquier papel de la nobleza en ella, Genserico creó un sistema de sucesión particular. Este sistema, llamado seniorato o "Tanistry", hacía que la realeza se transmitiera primero entre hermanos por orden de edad, y solo después del fallecimiento del último de ellos, pasaba a la siguiente generación. Los reinados de los sucesores de Genserico solo acentuaron las contradicciones internas de la Monarquía, en medio de un constante debilitamiento del poder central y su falta de reemplazo por otra alternativa.
Declive y caída (477-534)
El reinado de su hijo y sucesor Hunerico, quien gobernó entre 477 y 484, fue un paso más en el intento de fortalecer el poder real, eliminando cualquier otra jerarquía social o política.
Su intento de establecer un sistema de sucesión de padre a hijo chocó con la oposición de gran parte de la nobleza y de su propia familia, lo que resultó en importantes conflictos.
El hecho de que esta oposición buscara apoyo en la Iglesia católica llevó a Hunerico a iniciar en 483 una política activa de represión y persecución contra ella. Esto culminó en una reunión en febrero de 484 de obispos arrianos y católicos en Cartago, donde el rey ordenó la conversión forzosa al arrianismo. La pérdida de Hunerico en medio de una gran escasez de alimentos marcó el comienzo de una crisis en el sistema fiscal del reino vándalo, que sería fatal.
Guntamundo, cuyo reinado comenzó en 484 y terminó en 496, intentaría sin éxito buscar buenas relaciones con la Iglesia católica, antes perseguida. Esto era para evitar la expansión del poder de los líderes bereberes y para legitimar el reino vándalo frente a un imperio de Constantinopla que, con la política religiosa del emperador Zenón, se había distanciado del catolicismo occidental.
Sin embargo, el reinado de su hermano y sucesor Trasamundo, quien reinó entre 496 y 523, sería una mezcla de los dos anteriores, claro síntoma del fracaso de ambos. Al carecer de apoyos internos, Trasamundo buscaría sobre todo alianzas externas con Bizancio y el poderoso Teodorico, con cuya hermana, Amalafrida, se casó.
La situación política al final del reinado del ostrogodo impulsó a su sucesor y sobrino Hilderico, cuyo reinado comenzó en 523 y terminó en 530, a buscar a toda costa el apoyo del emperador Justiniano I. Para ello, intentó hacer las paces con la Iglesia católica africana, a la que devolvió sus propiedades. Esta política generó descontento entre la nobleza. Hilderico fue el rey vándalo más tolerante con la Iglesia católica. Les concedió libertad religiosa, por lo que volvieron a celebrarse reuniones católicas en el norte de África. Sin embargo, tenía poco interés en la guerra y la dejó en manos de un miembro de su familia, Hoamer. Cuando este sufrió una derrota frente a los moros, el grupo arriano de la familia real lideró una revuelta, usando el arrianismo como bandera. Aprovechando la derrota militar frente a grupos bereberes, esta oposición logró destronarlo, y nombrar en su lugar a uno de los suyos, Gelimer, quien gobernó entre 530 y 534. Hilderico, Hoamer y sus parientes fueron encarcelados.
Sin embargo, un intento de crear una segunda monarquía vándala no tenía futuro. El emperador bizantino Justiniano I declaró la guerra, con la intención de restaurar a Hilderico en el trono vándalo. El depuesto Hilderico fue asesinado en 533 por orden de Gelimer. Mientras una expedición estaba en camino, gran parte del ejército y la armada vándalos fueron enviados por Tzazo, hermano de Gelimer, a Cerdeña para enfrentar una rebelión. Como resultado, los ejércitos del Imperio bizantino, comandados por Belisario, pudieron desembarcar sin oposición a unos 16 km de Cartago. Gelimer reunió rápidamente un ejército y se enfrentó a Belisario en la batalla de Ad Decimum; los vándalos iban ganando hasta que el hermano de Gelimer, Ammatas, y su sobrino Gibamundo perdieron la vida en combate. Gelimer se desanimó y huyó. Belisario se apoderó rápidamente de Cartago, mientras los vándalos supervivientes continuaron luchando.
El 15 de diciembre de 533, Gelimer y Belisario se enfrentaron de nuevo en la batalla de Tricamerón, a unos 32 km de Cartago. Una vez más, los vándalos lucharon bien, pero finalmente se desorganizaron, esta vez cuando el hermano de Gelimer, Tzazo, perdió la vida en combate. Belisario avanzó rápidamente hasta Hipona, la segunda ciudad del reino vándalo, y en 534 Gelimer se rindió al conquistador bizantino, lo que marcó el fin del reino vándalo.
El norte de África, que en la época vándala comprendía el norte de Túnez y el este de Argelia, volvió a ser una provincia romana, de la que los vándalos fueron expulsados. Muchos vándalos fueron a Saldae (hoy Bugía, en el norte de Argelia), donde se integraron con los bereberes. Muchos otros fueron puestos al servicio imperial o huyeron a los dos reinos godos, el ostrogodo y el visigodo. Algunas mujeres vándalas se casaron con soldados bizantinos y se establecieron en el norte de Argelia y Túnez. Los guerreros vándalos más destacados se agruparon en cinco regimientos de caballería, conocidos como Vandali Iustiniani, estacionados en la frontera persa. Algunos entraron al servicio privado de Belisario. La Enciclopedia Católica de 1913 afirma que "Gelimer fue tratado honorablemente y recibió grandes propiedades en Galacia. También se le ofreció el rango de patricio, pero tuvo que rechazarlo porque no estaba dispuesto a cambiar su fe arriana". En palabras del historiador Roger Collins: "Los vándalos que quedaron fueron enviados de vuelta a Constantinopla para ser absorbidos por el ejército imperial. Como unidad étnica diferenciada, desaparecieron". Pocos vándalos permanecieron en el norte de África, mientras que otros emigraron a España. En 546, el dux vándalo de Numidia, Guntarico, se separó de los bizantinos y se rebeló con el apoyo de los moros. Logró capturar Cartago, pero poco después perdió la vida a manos de los bizantinos.
Población
En el año 405, Radagaiso cruzó el Rin con 80.000 asdingos, 50.000 silingos, entre 30.000 y 40.000 alanos, y entre 30.000 y 35.000 suevos, según las crónicas. Otros reducen la cifra a 40.000 vándalos y 19.000 alanos. En 429, según Procopio de Cesarea, más de 50.000 vándalos y alanos y 30.000 esclavos y grupos menores de otros pueblos entraron en África. Sin embargo, historiadores modernos sugieren que esa cifra es una exageración, proponiendo alrededor de 50.000 personas en total. El número de guerreros probablemente era de 10.000 a 15.000.
Cronología
- 406. El 31 de diciembre, cruzan la frontera romana del Rin cerca de Moguntiacum e invaden la Galia.
- 409. Cruzan los Pirineos y entran en Hispania.
- 428. Gunderico pierde la vida en Hispalis (Sevilla) y es sucedido por Genserico.
- 429. Dirigidos por Genserico, cruzan el estrecho de Gibraltar y se establecen en el norte de África.
- 430. Conquistan Hipona y la convierten en su capital.
- 435. Firman un tratado de paz con el Imperio romano, por el cual este les cede las provincias de la Mauritania Cesariense, Numidia y parte de la Proconsular.
- 439. Conquistan Cartago, que se convierte en la nueva capital del reino vándalo.
- 455. Partiendo de la actual Túnez, una flota vándala llega a Roma y la saquea.
- 460. Una expedición vándala destruye la flota romana en la Batalla de Cartagena (460).
- 468. Derrotan a una importante flota del Imperio bizantino en la batalla de Cabo Bon.
- 477. Genserico pierde la vida y es sucedido por su hijo Hunerico.
- 484. Hunerico pierde la vida y es sucedido por Guntamundo, hijo de Genserico.
- 496. Guntamundo pierde la vida y es sucedido por Trasamundo, hijo de Gento, cuarto hijo de Genserico.
- 523. Trasamundo pierde la vida y es sucedido por su primo Hilderico.
- 530. Gelimer toma el trono de su primo Hilderico.
- 533. Una expedición bizantina dirigida por Belisario vence a los vándalos en la Batalla de Tricamerón.
Lista de reyes vándalos (asdingos)
- Visumar, siglo IV d.C. Contemporáneo del rey visigodo Geberico.
- Godegisilio (¿?-406)
- Gunderico (Gundaric/Gundioc) (407-428), Unión de los Silingos en 417.
- Genserico (428-477)
- Hunerico (477-484)
- Guntamundo (484-496)
- Trasamundo (496-523)
- Hilderico (523-530)
- Gelimer (530-534)
Lista de reyes vándalos (silingos)
- Fridibaldo, también conocido como Fredbal (¿?-418)
Véase también
En inglés: Vandals Facts for Kids