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Historia del vino para niños

Enciclopedia para niños

La historia del vino está muy unida a la historia de la humanidad. Ha estado presente en la agricultura, la gastronomía y las celebraciones de muchas civilizaciones. El vino es una bebida fermentada que se obtiene del mosto (el zumo de la uva).

Un estudio reciente sugiere que el vino apareció hace unos 11.000 años en Asia occidental. Antes de esto, se pensaba que los primeros vinos venían de una zona entre Georgia e Irán, hace entre 8.000 y 5.000 años antes de Cristo. Gracias a un estudio de ADN de uvas, se descubrió que la uva (Vitis vinifera) se empezó a cultivar en dos lugares: en el Cáucaso, donde surgieron las uvas para vino, y en el Sudeste Asiático, donde se cultivaron las uvas de mesa.

La vid, la planta de la uva, se ha extendido mucho porque se adapta bien a diferentes lugares. Necesita poca agua y minerales, y puede crecer en suelos donde otras frutas no lo harían. Esto ha sido clave para su expansión por Europa y otras zonas de climas templados. Un cambio importante fue cuando la vid silvestre, que tenía plantas masculinas y femeninas separadas, se convirtió en una variedad cultivada que tenía flores con ambos sexos (hermafrodita). No se sabe por qué ocurrió este cambio. Pronto se vio que el vino dependía de muchos factores del ambiente, como el clima, la altura y las horas de sol.

Muchas culturas antiguas del mediterráneo y de Oriente Próximo dicen haber inventado el vino. Lo atribuyen a un héroe o a un dios de la agricultura. El comercio y la expansión de imperios ayudaron a que el vino y su cultivo se extendieran por el mundo, adquiriendo nuevos sabores. El vino tiene un gran significado en muchas culturas. Por ejemplo, en la Biblia, se dice que Noé plantó una viña después del Diluvio universal. En otras culturas, existen bebidas fermentadas parecidas, como la hidromiel y la sidra en el norte de Europa. La uva es la fruta más cultivada en el mundo, y el 70% se usa para hacer vino.

Los inicios del vino

Archivo:Mei
Joven persa sirviendo vino.

Se cree que el vino se empezó a hacer en una gran zona al sur del Cáucaso, entre Georgia, Turquía, Armenia e Irán. La uva original era la Vitis vinifera sylvestris. Se han encontrado pruebas arqueológicas en Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán desde el neolítico hasta la Edad del Bronce. También hay hallazgos más antiguos en Ohalo II, cerca del mar de Galilea, de hace unos 20.000 años antes de Cristo.

Se han encontrado restos de vino en Hajji Firuz Tepe en los Montes Zagros (Irán), donde se usaba ácido tartárico para identificarlo. También se sabe que lo aromatizaban con resinas. Es difícil saber si los restos encontrados son de vino tal como lo conocemos hoy, o si fue fermentado de forma natural o artificial.

Es probable que estas uvas silvestres se fueran cultivando poco a poco a medida que los humanos dejaban de ser nómadas. La vid tarda de tres a cinco años en dar frutos, lo que sugiere que su cultivo empezó cuando la gente se hizo sedentaria. Al principio, la uva se usaba como fruta. Quizás el zumo de uva, al ser aplastado y dejado en un recipiente cerrado, fermentó de forma natural, creando una bebida que producía alegría. Esta fermentación espontánea, causada por las levaduras de la piel de la uva, dura de cinco días a cinco semanas.

Durante la Edad del Bronce, el vino se extendió desde Europa Oriental hasta la India, Persia y China gracias a las rutas comerciales. El vino fue una mercancía valiosa desde el principio. Algunas variedades de uva llegaron a China, como la Vitis thunbergii. Incluso el vikingo Leif Eriksson escribió sobre viñedos en América del Norte alrededor del año 1000 después de Cristo, en lo que hoy es Massachusetts. El general Zhang Qian escribió sobre el cultivo de la vid en la dinastía Han en la zona de la actual Xinjiang, y cómo era popular allí. Es posible que la ruta de la seda ayudara a que el vino se conociera en el oeste del Éufrates.

No se sabe por qué la Vitis vinifera se extendió tanto por Eurasia, a veces reemplazando a las variedades locales. En China, por ejemplo, el cultivo de la Vitis amurensis disminuyó por la popularidad de la uva euroasiática.

Hay pruebas de que en la península ibérica ya había viñedos en el tercer milenio antes de Cristo, antes de que los Fenicios llegaran y establecieran colonias. Sin embargo, la teoría más aceptada es que el cultivo del vino se extendió desde el este de Europa.

El vino en el Antiguo Egipto

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Egipcios cosechando uvas. Pintura de la tumba de Nebamun.

Las primeras imágenes de egipcios aplastando uvas para hacer vino se ven en representaciones del reinado de Udimu (hacia el 3000 a. C.). En el Antiguo Egipto, la cerveza era más común que el vino. Las primeras uvas para vino eran rojas, pero los egipcios lograron cultivar una variedad que permitía hacer vinos blancos. Fermentaban el zumo en grandes vasijas de barro abiertas por arriba, que luego sellaban. Un vino egipcio usado en ceremonias religiosas se llamaba shedeh, y se podía hacer de zumo de granada o de uva. Los egipcios que vivían cerca del delta del Nilo celebraban un festival anual donde se consumía más vino que en el resto del año.

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Elaboración del vino. Pintura en una tumba egipcia, ca. 1500 a. C.

El vino era un lujo para sacerdotes y nobles, pero en fiestas, personas de todas las clases lo bebían. Era común cocinar el vino después de la fermentación para que durara más. Los egipcios creían que el dios Osiris, dios de la agricultura, había inventado el vino. El vino se guardaba en ánforas cubiertas por dentro con brea y selladas con barro, lo que permitía conservarlo por años. Estas ánforas eran parte de las ofrendas funerarias en mastabas y pirámides. Se han encontrado ánforas con vino en tumbas de faraones como Semerjet y Tutankamon. Las más antiguas, de Abidos, muestran el uso de levadura para el vino.

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Ánforas de vino del periodo tinita. Abidos (c. 3000 a. C.) Louvre.

Algunas ánforas han llegado intactas hasta hoy, y su contenido tenía doscientos años cuando se dejaron en las tumbas, lo que muestra que los egipcios valoraban los vinos añejos. Los alfareros grababan en las vasijas quién lo cultivó y la fecha de elaboración.

El vino también se usaba en el embalsamamiento para limpiar los cuerpos. Los mejores viñedos estaban en el delta del Nilo. Las etiquetas en las jarras indicaban la cosecha, el año, el nombre del cultivador y la calidad del zumo.

Grecia clásica

El vino llegó a Grecia por la isla de Creta, probablemente desde Egipto y Fenicia. Desde allí, se extendió por Sicilia, el sur de Italia y Libia. Hacia el año 700 a. C., el vino ya era una bebida común en Grecia y se solía beber mezclado con agua. En la antigua Grecia, el vino era tan importante que le asignaron un dios: Dioniso. La mitología griega cuenta cómo Dioniso se transformaba en un racimo de uvas. El vino se usaba en ofrendas a los dioses, en ritos funerarios y en fiestas. Los griegos expandieron el cultivo de la vid por el Mediterráneo. Es posible que llegara a las costas españolas gracias a los fenicios.

Los griegos tenían la costumbre de mezclar el vino con agua. Solo lo bebían puro en ceremonias religiosas. Se cree que los vinos griegos eran muy concentrados, por eso los diluían. En los simposios (fiestas de bebida), se servía vino a los asistentes en una gran copa que pasaban de mano en mano. Los simposios tenían dos partes: primero, se comían muchos manjares, y luego, los participantes se recostaban y bebían vino y cerveza, a menudo con aperitivos salados. El anfitrión era el encargado de mezclar el agua y el vino en un recipiente llamado cráter.

Los griegos aprendieron de los egipcios a transportar y conservar el vino en ánforas, que sellaban con resina de pino (lo que dio origen al vino griego actual llamado Retsina). El vino para el día a día se guardaba en pieles de cabra. El vino era para ocasiones especiales, y solo las clases ricas lo bebían a diario. Era común beber un vino con cebada y hierbas aromáticas, llamado ptisane.

Los griegos solían añadir cosas a sus vinos. Después de la fermentación, a veces ponían yeso para aclararlos, o agua marina. También mezclaban vinos de diferentes lugares para mejorar el resultado. Algunos vinos famosos eran los de Quíos y los de Corinto, de los que se decía que hacían confesar a los criminales.

Algunos vinos se traían de lugares lejanos como símbolo de lujo, como los de los montes del Líbano o Palestina. Algunos vinos populares en esa época todavía se hacen hoy, como el que bebía el luchador Milón de Crotona, del que se dice que bebía 10 litros diarios de un vino calabrés llamado Ciro.

Imperio romano

Archivo:AmphorasBedfordMuseum
Una ánfora romana de salazones a la izquierda y una jarra de vino a la derecha.

El vino llegó a la península de Italia alrededor del año 200 a. C. y se hizo muy popular. El sur de la península fue llamado "Oenotria" ("tierra de uva"). Los romanos aportaron la técnica del injerto en las vides. Escritores como Plinio el Viejo describieron muchas variedades de uva. El imperio romano extendió el cultivo del vino por toda Europa, llegando incluso a zonas del norte como Normandía y Alemania. El vino reemplazó a otras bebidas fermentadas como la hidromiel. Los romanos no eran muy aficionados a la cerveza.

Los romanos siguieron la tradición egipcia de guardar y transportar el vino en ánforas selladas, pero también empezaron a usar cubas de madera, un invento del norte de Europa. Las cubas eran más ligeras y menos frágiles, pero no conservaban el vino de calidad por muchos años. La primera mención de los toneles es del año 51 a. C., en los escritos de Julio César. Cada año, los esclavos pisaban las uvas para la vendimia. El primer zumo se mezclaba con miel para hacer el mulsum, una bebida que se servía al inicio de los banquetes. El resto se fermentaba en grandes tinajas de barro llamadas dolia, que se enterraban para controlar la temperatura.

Los romanos preferían el vino blanco (que en realidad era de un color ámbar), por lo que los vinos tintos se aclaraban añadiéndoles productos como clara de huevo o polvo de mármol. Las ánforas se dejaban envejecer en habitaciones altas de la casa, cerca de las chimeneas, lo que le daba al vino un sabor ahumado que les gustaba. A veces se maceraban con hierbas aromáticas, como el vermut. Algunos vinos aromatizados eran el nectaulis (con enula) o el vinum absinthiatum (con ajenjo). A los romanos les gustaba madurar algunos vinos entre 15 y 25 años. Los legionarios romanos bebían una bebida refrescante de agua y vinagre llamada posca.

Las botellas de vidrio no se usaron hasta el siglo I después de Cristo. Al principio, eran irregulares. Los patricios bebían en copas de cristal como señal de lujo. La mayoría de los romanos transportaban el vino en cántaros o vasos de madera o metal. Con el uso de la botella, llegó el tapón de corcho. Autores como Catón o Plinio recomendaban guardar las ánforas al sol, mientras que otros, como Columela, las ponían cerca de las chimeneas para el sabor ahumado.

Los vinos romanos se mezclaban con agua, como hacían los griegos, en una proporción de dos partes de agua por una de vino. Esta mezcla la preparaba una persona llamada cellarius. Era común cocer el vino para obtener tres variedades: el sapa (reducido a dos tercios), el defrutum (reducido a la mitad) y el carenum (reducido a un tercio).

Se importaban vinos de otros lugares, como Grecia, Egipto e Hispania. Los vinos griegos más populares en Roma eran Coos y Somenon. Las clases bajas bebían un vino tinto llamado deuterio, de peor calidad. Se han encontrado ánforas de vino de Hispania en el norte de la muralla de Adriano. Entre los vinos más apreciados estaban el falerno, que se envejecía hasta veinticinco años, y el albano, que maduraba quince años. El vino también se usaba en la cocina romana.

Durante la época de Catón el Viejo, se prohibió a las mujeres beber vino. Los romanos tenían la costumbre de dar un beso en la boca a la mujer al llegar a casa para saber si había bebido. Catón describió las raciones de vino permitidas a los trabajadores del campo.

El cultivo de la vid y la elaboración del vino llegaron a Galia por Marsella. Los galos guardaban el vino en barricas de madera y no lo mezclaban con agua. A veces le daban un sabor amargo con zumo de aloe vera.

Durante el imperio romano, el cristianismo adoptó el vino como parte de su rito principal. Al extenderse la religión, también lo hicieron el cultivo, la producción y el consumo de vino.

Caída del imperio

Durante la caída del imperio romano, varios pueblos germanos se expandieron por Europa. Algunos de estos invasores eran cristianos y les gustaba el cultivo de la vid. Los visigodos, por ejemplo, heredaron la costumbre romana de usar y cultivar vino. El Codex Euricianus protegía el cultivo de las vides, estableciendo que si se arrancaba una vid, debían plantarse dos. En el siglo VII, se establecieron reglas sobre la cantidad de cereales y vino que una persona debía consumir al día para las actividades agrícolas. Los viñedos pasaron a ser propiedad de reyes, conventos y monasterios. Los monjes, con sus tierras y mano de obra, hicieron que el cultivo fuera un éxito. La producción de vino en esa época recayó principalmente en los monjes europeos hasta el final de la Alta Edad Media.

La obra Historia Francorum de Gregorio de Tours describe el consumo de vino en Europa después de la caída del Imperio romano, mostrando su importancia en la dieta diaria. También hay datos sobre el cultivo de vino en Irlanda y el sur de Inglaterra.

Periodo Al-Ándalus

En el siglo VII, surgió el Islam desde Medina y la Meca. Se extendió por el norte de África y llegó a la península ibérica en el año 711. Las leyes islámicas prohíben el consumo de vino, considerándolo una bebida prohibida (haram). A pesar de esto, el consumo de vino no desapareció del todo, aunque sí disminuyó. Algunos líderes, como Abderramán III, incluían vino en sus fiestas y lo toleraban si se consumía con moderación.

Durante Al-Ándalus, las uvas se cosechaban para comerlas frescas o secas como pasas. También se hacía un zumo cocido que se convertía en un jarabe llamado rubb (origen de la palabra arrope). A pesar de las prohibiciones, todas las clases sociales andalusíes bebían vino, y las penas por beber demasiado eran leves. En un tiempo, algunos líderes religiosos se quejaron, y durante el reinado de Al-Hakam II, se destruyeron viñedos. A menudo, el vino se vendía con la excusa de que era para los mozárabes (cristianos que vivían bajo el dominio musulmán). El vino era tan apreciado que se le dedicaron poemas. En el siglo XIV, el vino de Málaga se hizo muy famoso y competía con los vinos griegos.

Edad medieval

La necesidad de vino para la misa hizo que las órdenes religiosas mantuvieran y extendieran el cultivo de la vid en Europa después de la caída del Imperio romano. La Orden de San Benito, por ejemplo, cultivaba viñedos en sus monasterios. La Regla Benedictina asignaba a cada monje una cantidad diaria de vino. En la Edad Media, se empezó a guardar el vino en barriles de madera en lugar de ánforas de barro. Muchas crónicas de la época mencionan que los vinos se avinagraban rápidamente, lo que indica que la conservación no era perfecta. La mayoría de los vinos se convertían en vinagre en primavera. La protección contra el oxidación era muy pobre. A pesar de esto, se usaban técnicas como recubrimientos de brea o resinas para alargar la vida del vino. Se seguía bebiendo el vino mezclado con agua. Los saqueos de conventos y monasterios hicieron que las cubas de vino se guardaran en sótanos, lo que llevó al descubrimiento de las bodegas como lugar ideal para el vino. Las órdenes monásticas, como los Benedictinos y los Cistercienses, se encargaban de la producción de vino en Europa.

Entre los vinos más conocidos de esta época estaba el Hipocrás (vino mezclado con miel). El vino era un ingrediente muy importante en la cocina medieval, como se ve en libros de recetas como el Viandier de Guillaume Tirel. Entre los siglos IX y XII, los vinos gallegos de la Castellae Auriense (actuales Ribeiros) eran muy apreciados por los monarcas y monasterios. Los reyes y órdenes religiosas colonizaron estas tierras para producir vino.

En la península ibérica, durante la Reconquista, se replantaron nuevas vides a medida que los reinos cristianos recuperaban el territorio. Era costumbre beber el vino caliente. Después de la Reconquista, se empezaron a plantar viñedos alrededor del Camino de Santiago, dando origen a los vinos de la ribera del Duero y de la Rioja. En el siglo XII, se cultivaron vides en Cataluña, creando los viñedos del Panadés y de Tarragona. El vino de Jerez se hizo famoso en la zona. El Ribeiro se empezó a exportar a gran escala a Inglaterra a partir de 1386, siendo uno de los vinos más caros.

A principios del siglo XIV, apareció uno de los primeros libros sobre el vino, Liber de vinis, atribuido al médico español Arnau de Vilanova, que incluía recetas con vino. Esta obra fue muy popular. Arnau también descubrió el dióxido de carbono y el alcohol. Poco después, el vino empezó a mencionarse como antiséptico.

El Cardenal Cisneros encargó a Gabriel Alonso de Herrera una obra sobre el saber agrícola de la época, que describía el cultivo de la uva y la elaboración del vino a principios del siglo XVI.

El cultivo de la vid se desarrolló en zonas específicas como Burdeos. El matrimonio de Enrique Plantagenet y Leonor de Aquitania abrió la región de Burdeos al mercado inglés. Ya había viñas en el año 46 d. C. en Galia. Se estableció la police des vins (policía de los vinos), un conjunto de reglas comerciales para proteger la posición del vino de Burdeos en el mercado inglés. El vino llegó a Inglaterra en el siglo X. En el siglo XV, se empezaron a poblar las islas Canarias con colonos europeos, y se plantaron las primeras vides.

El vino en el "Nuevo Mundo"

Cuando Cristóbal Colón llegó a América en 1492, los colonos querían seguir bebiendo vino. En su testamento, Colón menciona que llevaba vino de Ribadavia, que fue el primero en llegar a América. En 1525, Hernán Cortés, gobernador de México, ordenó plantar viñedos en las tierras colonizadas. El cultivo tuvo tanto éxito que se extendió por el Virreinato del Perú. Sin embargo, en 1595, el rey de España prohibió nuevas plantaciones en México por temor a que los nuevos territorios fueran autosuficientes. Esta prohibición duró casi siglo y medio, y solo se podían plantar vides con permisos especiales, excepto los jesuitas. Las primeras vides llegaron a Argentina en 1556 y a la provincia de Mendoza en 1561.

En la segunda mitad del siglo XVI, se establecieron tres regiones vitivinícolas en el Virreinato del Perú: Chile, zonas desérticas y la región de Cuyo. Las diferentes condiciones climáticas permitieron la producción de aguardientes, y así nació el pisco en la provincia peruana de Pisco.

En el norte de Nueva España, en 1697, los misioneros jesuitas españoles, liderados por Juan de Ugarte, plantaron viñas en la Baja California para tener vino para la Eucaristía. La variedad de uva traída de España se conoce hoy en EE. UU. como "uva de la misión". Estas plantaciones se extendieron por las misiones, dando origen a los primeros vinos de California. En 1769, el padre Serra llevó la vid a San Diego. Algunas misiones dieron nombre a grandes viñedos, como el valle de Guadalupe.

En 1765, Benjamin Franklin promovió el cultivo de uvas americanas para producir vino en las colonias. Thomas Jefferson, tercer presidente de EE. UU., también intentó promover la viticultura. John Adlum es considerado el "padre de la viticultura americana" por sus estudios sobre las variedades de vid americanas.

Entre 1850 y 1860, el colono húngaro Agoston Haraszthy inició actividades viticultoras en California y es considerado el "padre de la moderna viticultura en California". Fundó la bodega Buena Vista winery. En 1842, Nicholas Longworth IV plantó vides y produjo el primer vino espumoso de América.

Australia

Archivo:Groot Contstantia vineyard
Viñedo en Groot Contstantia en Sudáfrica, uno de los más antiguos.

Cuando el almirante Arthur Phillip se convirtió en gobernador de Nueva Gales del Sur a finales del siglo XVII, vio que las tierras y el clima eran buenos para el cultivo de la vid. Rose Hill (hoy Parramatta) fue uno de los primeros lugares donde se cultivó la vid en Australia. En 1788, la "primera flota" llevó semillas de uva a las colonias. Al principio, los colonos no estaban muy interesados en el vino y preferían otras bebidas. Sin embargo, pronto se cultivaron vides en diferentes zonas de Nueva Gales del Sur, y se publicaron libros sobre su cultivo, como el de James Busby, uno de los pioneros del vino en Australia.

En 1800, dos prisioneros de guerra franceses fueron enviados para promover el cultivo de la vid. En 1822, Gregory Blaxland fue el primer colono en exportar vino de Australia y ganar un premio por ello. James Busby viajó por España y Francia para recolectar las mejores variedades de uva, llevando casi 400 variedades a Australia. Este esfuerzo, junto con la llegada de colonos europeos con conocimientos de viticultura, mejoró la calidad de los vinos australianos.

La enfermedad del oídio atacó en 1876, y la Phylloxera comenzó en 1876. El sur de Australia no fue afectado por la Phylloxera.

Sudáfrica

El Imperio neerlandés plantó la Vitis vinifera en Sudáfrica a mediados del siglo XVII. La Compañía holandesa de las Indias Orientales estableció un punto de avituallamiento para los barcos que pasaban por el cabo de Buena Esperanza. Jan van Riebeeck fue uno de los primeros colonos en 1652. En 1659, se prensaron las primeras uvas y se exportaron a Java. En 1679, el gobernador Simon van der Stel vio una viticultura floreciente. En 1685, Simon adquirió tierras en Constantia, hoy una de las grandes zonas viticultoras de Sudáfrica, y plantó más de 100.000 esquejes de vid de Europa. Más tarde, en 1778, se plantaron uvas Frontignac con las que se hizo el famoso vin de Constance, que fue muy apreciado por reyes y emperadores como Napoleón Bonaparte.

La revocación del edicto de Nantes en 1685 hizo que muchos protestantes franceses huyeran a Holanda y luego a Sudáfrica, llevando consigo vides y conocimientos de viticultura. La región pasó a control británico en 1814, y Inglaterra se convirtió en el principal mercado para los vinos sudafricanos. El descubrimiento de minerales preciosos en Sudáfrica aumentó la población y la demanda de vino. Sin embargo, la Phylloxera llegó en 1885 y devastó las plantaciones. El vino sudafricano no se recuperó hasta el final de la Primera Guerra Mundial.

En 1925, el enólogo sudafricano Abraham Izak Perold cruzó dos variedades de uva: Pinot Noir y Cinsaut. El resultado fue la uva Pinotage, que se convirtió en la variedad más representativa de Sudáfrica y se ha plantado en otros lugares como Nueva Zelanda y California.

Época moderna

En 1555, se crearon las Ordenanzas de Ribadavia, consideradas el primer documento de Denominación de Origen en la península ibérica. Los vinos del Ribeiro fueron los más exportados de España y los más caros en Europa hasta principios del siglo XVIII. Geógrafos y escritores españoles de los siglos XVI y XVII mencionan los vinos de Ribadavia y Ourense como los más importantes.

Los vinos del siglo XVII empezaron a tener su apariencia moderna y a ser más estables. En Austria, en 1784, el emperador José II de Habsburgo permitió a los ciudadanos vender sus propios alimentos, vino y mosto, dando origen al popular Heuriger (local donde se degusta vino). En 1852, el Marqués de Murrieta modernizó los vinos en La Rioja. En España, en el siglo XVIII, se creó la figura del guardaviñas para proteger los viñedos.

Para la Exposición Universal de París de 1855, el emperador Napoleón III pidió una clasificación de los mejores vinos de Burdeos. El Sindicato de Negociantes de Vino los clasificó según la reputación y el precio, lo que se relacionaba con la calidad. Así nació la Clasificación oficial de vino de Burdeos de 1855.

En 1863, el emperador francés Luis Napoleón pidió al químico francés Louis Pasteur que estudiara por qué los vinos se estropeaban. Tres años después, Pasteur publicó "Etudes sur le vin", demostrando que los seres vivos microscópicos llamados levaduras controlaban la fermentación alcohólica. Controlar estos organismos permitía controlar la degradación del vino. Pasteur también descubrió el papel del oxígeno en la elaboración del vino. Esto dio una base científica a la enología.

Archivo:Zwiebelflasche 1750
Botella de vino de vidrio del 1740.

Las dos variedades de uva más antiguas en los viñedos franceses son la chasselas de Fontainebleau y la chasselas de Moissac. La mejora de las uvas de postre comenzó en Francia en el Renacimiento. El químico francés Jean-Antoine Chaptal descubrió que añadir azúcar al inicio de la fermentación (chaptalización) aumentaba la concentración de la bebida. Este proceso se reguló y en algunos países se prohibió.

El tapón y la botella de vidrio

Dos grandes innovaciones de esta época fueron la botella de vino y el tapón de corcho. Al principio, las botellas eran más redondas porque era más fácil hacerlas con la técnica del vidrio soplado. Las mejoras en la composición del vidrio permitieron fabricar botellas resistentes para el transporte. Los vinos espumosos necesitaban botellas que resistieran la presión del gas. Las botellas de cristal de esta época solían tener entre 700 y 800 ml, la cantidad más fácil de transportar. Hacia 1720, se empezaron a hacer botellas más alargadas. En 1821, Ricketts & co. Glassworks Bristol patentó una forma de hacer botellas de forma mecánica, dando origen a la botella de vino actual.

Al principio, las botellas se tapaban con cera, lacre o yeso. La segunda mejora fue el uso del corcho. El tapón de corcho aísla el vino del oxígeno, permitiendo que desarrolle un buqué característico.

Nacimiento de nuevos vinos

Los vinos del siglo XVII empezaron a parecerse a los actuales. El uso de dióxido de sulfuro en los barriles alargó su vida. Aparecieron los vinos húngaros llamados Tokaji. Los vinos espumosos surgieron gracias a las mejoras en los tapones de corcho y las botellas, que ahora eran más robustas y baratas.

En la zona de Champaña-Ardenas, un monje llamado Pierre Pérignon desarrolló un vino espumoso que se conoció mundialmente como champán. El monje creó el método champenoise (método clásico), basado en la fermentación en la botella. La popularidad del champán creció cuando fue adoptado por la realeza.

Siglos después, el cava se empezó a producir en España usando el método tradicional pero con uvas blancas autóctonas del Panadés. En 1872, Josep Raventós i Fatjó produjo las primeras botellas de cava. Francia fue el primer país en establecer leyes para proteger la denominación de los vinos.

En 1902, varios vinos españoles ganaron premios en Francia. El Estatuto del Vino de 1932 dio nombre a 19 zonas geográficas españolas, como Ribeiro, Jerez y Rioja, que aún conservan su nombre.

Catástrofe mundial

Archivo:Phylloxera cartoon
Una tira cómica de la época que retrata a la Phylloxera bebiéndose los mejores vinos.
Archivo:AucoinWineClosedDurationVachon
Durante la promulgación de prohibiciones de bebidas en EE. UU. se cerraron muchos locales.

Desde mediados del siglo XIX, el mundo de la viticultura se enfrentó a plagas, guerras mundiales y crisis económicas que pusieron en peligro la producción de vino. En 1845, las vides fueron atacadas por un hongo llamado oídio, que causaba una erupción mortal en las hojas. La enfermedad fue controlada con productos químicos. La Primera Guerra Mundial (1914) devastó viñedos en Europa, y la Gran depresión (1929) disminuyó la demanda de vino.

Pero la mayor desgracia fue la plaga de la mosca áfida llamada Phylloxera vastratix. En América del Norte, se cultivaban variedades de uva como la Vitis labrusca que interesaron a los viticultores europeos. En 1862, llegaron a Burdeos cortes de estas variedades con larvas de phylloxera. La enfermedad, causada por una pequeña mosca verde, se extendió rápidamente. Las larvas se comían las raíces de la vid hasta matarla. Podían viajar hasta 20 km con el viento. En 15 años, la plaga destruyó casi el 40% de la producción francesa. Se cree que el problema se agravó por la velocidad de los barcos de vapor, que permitían que las larvas sobrevivieran el viaje a través del Atlántico.

El gobierno francés ofreció una recompensa de medio millón de francos a quien encontrara una solución para la Phylloxera. Se intentaron muchas cosas, pero fracasaron.

Finalmente, los botánicos Jules Emile Planchon y Pierre-Marie-Alexis Millardet, junto con el entomólogo Charles Valentine Riley, encontraron la solución: introducir dos especies americanas, Vitis riparia y Vitis rupestris, en los viñedos franceses para realizar injertos. Esto hizo que las plantas francesas fueran resistentes a la Phylloxera. Hoy en día, la Phylloxera sigue sin controlarse, y la única variedad europea resistente es la Assyrtiko de Santorini. Todos los viñedos de cepas europeas, excepto los de Chile y los de suelos arenosos, usan portainjertos de origen norteamericano.

Tras las Guerras Mundiales

En Estados Unidos, la enmienda XVIII de la Constitución de los Estados Unidos, que prohibía las bebidas, fue ratificada en 1919 y derogada en 1933. Otros países también tuvieron prohibiciones a principios del siglo XX. Estos eventos afectaron la demanda mundial de vino. Sin embargo, la industria vitivinícola no podía satisfacer una gran demanda después de las plagas de Phylloxera y oídio. El final de la Primera Guerra Mundial trajo una nueva revolución vitivinícola a Francia.

En 1927, varios países productores de vino se reunieron para formar la International Wine Office (IWO) con el objetivo de mejorar las prácticas vitivinícolas, promover la investigación y establecer normas. Se crearon leyes para evitar fraudes en la elaboración del vino y se reforzaron las denominaciones de origen. También se empezó a usar el tetra pack para almacenar vino.

En 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial. La Alemania nazi ocupó Francia, y la producción de vino francesa pasó a manos alemanas. Después de la guerra, Francia modernizó sus viñedos. En la zona de Beaujolais, a mediados del siglo XX, se desarrolló una nueva forma de fermentación llamada maceración carbónica, dando lugar a los populares vinos de Beaujolais (conocidos como Beaujolais nouveau).

A finales del siglo XX, se incorporaron recolectoras automáticas en los viñedos y se automatizaron procesos como el embotellado. Se descubrieron procesos que estabilizaron y mejoraron el control de la calidad del vino.

Actualidad

Las mejoras mecánicas en las industrias viticultoras europeas y americanas después de la Segunda Guerra Mundial hicieron que los vinos de finales del siglo XX ganaran popularidad por su mejor calidad. En Estados Unidos, en los años 70, se creó el American Viticultural Area (AVA) para dar su propia denominación geográfica a las variedades locales. Se empezaron a publicar revistas especializadas en viticultura, como la estadounidense Wine Spectator, que crearon el concepto de "vino del año". La Unión Europea estableció un marco común para la regulación del vino, convirtiéndose en el mayor exportador y productor mundial (Francia, Italia y España). El vino se hizo muy popular en los años 80 en continentes con poca tradición vitivinícola, como la India. Se inventaron nuevos conceptos relacionados con el vino, como la vinoterapia. También surgieron nuevos conceptos de elaboración, como el Penfolds Grange de Australia. Se usan nuevos sistemas de riego por goteo para estabilizar la producción.

En 1979, se realizó en París una gran cata de vinos (la Sentencia de París), donde se comparó la calidad de los vinos franceses con los californianos. Sorprendentemente, los vinos californianos obtuvieron muy buenas puntuaciones. Surgieron profesiones como la de crítico de vino, siendo Robert M. Parker uno de los más influyentes. En un mundo más conectado, surgió el concepto de la globalización del vino, donde expertos como Michel Rolland pueden supervisar viñedos en varios países en poco tiempo gracias al transporte aéreo.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: History of wine Facts for Kids

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Historia del vino para Niños. Enciclopedia Kiddle.