Batalla de Teruel para niños
Datos para niños Batalla de Teruel |
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Frente de Aragón, guerra civil española Parte de guerra civil española |
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![]() Un tanque T-26 durante la batalla.
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Fecha | 15 de diciembre de 1937-22 de febrero de 1938 | |||
Lugar | Teruel y alrededores, (Aragón, España) | |||
Coordenadas | 40°21′N 1°06′O / 40.35, -1.1 | |||
Resultado | Victoria sublevada | |||
Cambios territoriales | La Bolsa del Alfambra es capturada por las Fuerzas sublevadas | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La batalla de Teruel fue un conjunto de operaciones militares que ocurrieron durante la guerra civil española. Se desarrolló entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de febrero de 1938 en la ciudad de Teruel y sus alrededores.
El Ejército Popular de la República, que representaba al gobierno, reunió muchos soldados y equipos cerca de Teruel. Lograron rodear la ciudad, pero tardaron dos semanas en conquistarla. Esto se debió a la fuerte resistencia de los defensores y al clima extremadamente frío. A principios de enero de 1938, los últimos puntos de resistencia se rindieron. Las tropas republicanas pasaron entonces a defenderse de los contraataques de las fuerzas del Bando sublevado. A pesar de los esfuerzos, los republicanos lograron mantener sus posiciones por un tiempo.
En febrero, las fuerzas sublevadas lograron superar las defensas republicanas en la zona del río Alfambra. Esta fue una derrota importante para el Ejército Popular. Después de esto, el camino hacia Teruel quedó abierto. El 22 de febrero, la ciudad volvió a estar bajo el control de las fuerzas de Francisco Franco. Aunque ambos bandos sufrieron grandes pérdidas, el Ejército Republicano fue el más afectado.
Contenido
- ¿Por qué Teruel fue un objetivo importante?
- ¿Quiénes participaron en la batalla?
- La Ofensiva Republicana: El Asalto a Teruel
- La Contraofensiva de las Fuerzas Sublevadas
- Teruel Vuelve a la Zona Sublevada
- Ataques Aéreos en la Retaguardia durante la Batalla
- ¿Qué consecuencias tuvo la Batalla de Teruel?
- Véase también
¿Por qué Teruel fue un objetivo importante?
Las operaciones militares de las fuerzas sublevadas en 1937 les habían permitido controlar el norte de España. Varias divisiones se preparaban para un ataque final sobre Madrid. A principios de diciembre de 1937, el mando sublevado planeaba una ofensiva en la provincia de Guadalajara.
Sin embargo, los servicios de inteligencia republicanos descubrieron estos planes. El Estado Mayor Central republicano se adelantó y decidió atacar Teruel. Pensaban que era una ciudad con defensas débiles. Además, creían que las tropas republicanas en el Frente del Centro no podrían resistir un ataque como el que planeaba el bando sublevado.
Elegir Teruel no fue casualidad. La ciudad ya había sufrido muchos ataques y estaba parcialmente rodeada por las tropas republicanas. Teruel era un objetivo atractivo para el Ejército Popular de la República. Su conquista podría ayudar a aliviar la presión en el Frente Norte.
¿Quiénes participaron en la batalla?
El Ejército Republicano
Las fuerzas republicanas que participaron en la ofensiva pertenecían al Ejército de Levante. Estaban al mando de Hernández Saravia y contaban con unos 100.000 soldados. Estos se organizaron en tres cuerpos de ejército principales:
- El XVIII Cuerpo de Ejército, con las divisiones 34.ª y 64.ª, dirigido por el coronel Fernández-Heredia. Se le llamó «Columna Sur».
- El XX Cuerpo de Ejército, con las divisiones 40.ª y 68.ª, bajo las órdenes del Coronel Menéndez López. Esta agrupación se conoció como «Columna Centro».
- El XXII Cuerpo de Ejército, con las divisiones 11.ª (Líster) y 25.ª, dirigido por el coronel Juan Ibarrola. Se le denominó «Columna Norte».
Como reserva, tenían las divisiones 35.ª (Internacional), 39.ª, 47.ª y 70.ª. Los republicanos también contaban con 400 piezas de artillería y unos cien tanques (T-26 y BT-5). La Fuerza Aérea Republicana aportó unos 120 aviones (cazas, bombarderos y otros). Estos se concentraron en aeródromos de Levante para apoyar la ofensiva.
Durante la primera quincena de diciembre, el Ejército Republicano acumuló soldados y material alrededor de Teruel. El frente, con forma de cuña, tenía unos 60 km. La conquista de Teruel reduciría las líneas de comunicación entre Castilla la Nueva y Aragón. También pondría en peligro la carretera de Zaragoza. El plan inicial del general Rojo era rodear la ciudad con seis divisiones.
Las Fuerzas Sublevadas
El bando sublevado tenía entre 3.000 y 4.000 hombres armados de la 52.ª División dentro de Teruel. Estaban al mando del coronel Domingo Rey d'Harcourt. A ellos se unieron voluntarios, sumando unos 4.000 defensores. Teruel estaba protegida por trincheras y alambradas preparadas con antelación. A pesar de ser pocos, los defensores decidieron resistir con firmeza dentro de la ciudad. Esta defensa causó muchos problemas a las tropas republicanas.
Más tarde, las fuerzas sublevadas concentraron tres Cuerpos de Ejército: el de Castilla, el de Galicia y el Marroquí. También contaron con la 1.ª División de Caballería del general José Monasterio y otras fuerzas. Los sublevados reunieron unas 500 piezas de artillería y algunos tanques Panzer I. La aviación sublevada y la Legión Cóndor también participaron, con unos 140 aviones.
La Ofensiva Republicana: El Asalto a Teruel
Las tropas republicanas, confiadas en una victoria fácil, iniciaron la ofensiva el 15 de diciembre a las 15:00 horas. Caía la nieve y no hubo preparación de artillería ni aérea para mantener el secreto. Líster y su 11.ª División rompieron el frente y avanzaron hasta conquistar Concud. El día 17, las fuerzas de Líster se unieron a los soldados del XVIII Cuerpo de Ejército de Fernández de Heredia. Así, cerraron por completo el cerco sobre Teruel. Luego, los republicanos avanzaron hacia una cresta al oeste de la ciudad, conocida como La Muela, que era clave para tomar la plaza.
Cuando los republicanos tomaron La Muela, el comandante de la guarnición de Teruel, coronel Domingo Rey d'Harcourt, decidió retirar a sus hombres al interior de la ciudad. Por su parte, Francisco Franco seguía las noticias de Teruel, pero mantenía sus planes para una ofensiva en Guadalajara. El ataque republicano tomó por sorpresa a las fuerzas sublevadas.
El Cerco de Teruel
El día 19, las tropas republicanas llegaron a las afueras de la capital. Se produjeron los primeros combates dentro de la ciudad, en el cementerio viejo y el campo de fútbol. A pesar de la gran superioridad republicana en hombres y material, encontraron una fuerte resistencia. Hubo combates y fuego de artillería en el Ensanche, especialmente en la Plaza de Toros.
El 22 de diciembre, las unidades republicanas comenzaron a entrar en la ciudad con apoyo de la artillería. Se vieron los primeros tanques republicanos en la Plaza del Torico. Sin embargo, esta victoria inicial llevó a movimientos apresurados de las tropas republicanas, que sufrieron muchas bajas. Los defensores se atrincheraron en edificios como el Gobierno Civil, el Banco de España, el Hotel Aragón, el Convento de Santa Clara y el Seminario.
A partir de entonces, los combates dentro de la ciudad fueron casa por casa, muy peligrosos para ambos bandos. Aunque se intentó proteger a la población civil, evacuándola antes del asalto, hubo muchas personas afectadas. La artillería republicana destruía cada edificio donde había resistencia. El frío extremo afectó a ambos lados, aunque los soldados republicanos estaban mejor equipados.
Para el día de Navidad, los republicanos ya controlaban la mayor parte de Teruel. Varios oficiales republicanos fueron reconocidos por su inminente victoria. Sin embargo, los defensores sublevados seguían resistiendo en el Seminario y la Comandancia. Las bajas republicanas eran numerosas, y el frío y los combates empezaban a agotar a las tropas.
El Contraataque de las Fuerzas Sublevadas
No fue hasta el día 23 cuando Franco decidió suspender la operación de Guadalajara. Se dio cuenta de que no podía permitirse perder una capital de provincia. Franco organizó un contraataque frontal en un frente estrecho. El 19 de diciembre, algunas tropas del general Aranda llegaron al frente, pero eran muy pocas. La aviación sublevada, con temperaturas de hasta -10 °C, apenas podía operar.
La contraofensiva para romper el asedio de Teruel no comenzó hasta el 29 de diciembre. El mando sublevado pidió a Rey d'Harcourt que resistiera a toda costa. Después de un día de intensos bombardeos, los generales Varela y Aranda avanzaron. Las líneas republicanas fueron rechazadas, pero no se rompieron. Rey d'Harcourt seguía resistiendo dentro de la ciudad, en condiciones cada vez peores.
El último día de 1937, con el tiempo empeorando, las fuerzas sublevadas lograron llegar a La Muela al atardecer. Desde allí podían atacar la ciudad con artillería. Los bombardeos aéreos sobre las posiciones republicanas fueron muy intensos. La Legión Cóndor tuvo que detener sus ataques el 31 de diciembre y el 1 de enero debido a la ventisca.
El frío extremo paralizó todas las operaciones. Las carreteras y los motores de las máquinas de guerra se congelaron. Teruel registró una temperatura de -18 °C. Las fuerzas sublevadas sufrieron más el frío, ya que tenían menos ropa de abrigo. En los días siguientes, un metro de nieve aisló a ambos ejércitos de sus suministros. Los intentos de las fuerzas sublevadas de romper el cerco continuaron el 2 de enero, pero el general Saravia ordenó volar el Puente de Hierro, frustrando sus intentos.
La Rendición de Teruel
Mientras tanto, los combates seguían dentro de la ciudad. Los defensores sublevados se daban cuenta de que sus refuerzos no podrían romper el cerco. Los republicanos continuaron cerrando el cerco, lanzando granadas contra los sótanos donde se refugiaban los defensores. Para el día de Año Nuevo de 1938, todos los defensores del Convento de Santa Clara habían fallecido. Luego cayeron la Comandancia militar y todo el complejo defensivo.
El único lugar que aún resistía era el Seminario. Sus defensores se habían quedado sin agua ni medicinas, y apenas tenían comida y municiones. Resistieron hasta el 8 de enero. Finalmente, el coronel Rey d'Harcourt, junto al obispo de Teruel (Anselmo Polanco), se rindió a las tropas republicanas. En la España republicana, la noticia fue recibida con gran alegría. Teruel fue la primera capital de provincia conquistada por el Ejército Popular de la República en la guerra.
Después de esta victoria, el jefe del Estado Mayor Central republicano, el general Vicente Rojo, consideró una ofensiva en Extremadura. El gobierno de Juan Negrín usó la conquista de Teruel para mostrar al mundo su primera victoria militar importante. Los corresponsales de guerra extranjeros informaron la noticia a todo el mundo. En la España sublevada, la noticia fue un golpe duro, especialmente para Francisco Franco.
Tras la rendición, la población civil que quedaba fue evacuada. Teruel se convirtió en una Plaza fuerte. Los republicanos pasaron a ser los sitiados y las fuerzas sublevadas, los sitiadores. El XXII Cuerpo de Ejército republicano defendió el centro urbano, mientras otras unidades se retiraron a posiciones estratégicas.
La Contraofensiva de las Fuerzas Sublevadas
Los Republicanos a la Defensiva
El día de la rendición de Rey d'Harcourt, el mal tiempo impidió un contraataque de las fuerzas sublevadas. Sin embargo, se reanudaron los ataques de artillería en los alrededores de Teruel, cubiertos de nieve. El General Dávila, al mando de 3 cuerpos de ejército con unos 100.000 hombres, inició la contraofensiva. En esos días de enero, la aviación republicana ya había perdido muchos aviones. Sin embargo, el piloto Carlos de Haya González de la Aviación Nacional falleció el día 21 en intensos combates aéreos.
El 17 de enero, los generales Aranda y Varela intentaron tomar las colinas que rodeaban la ciudad. La artillería italiana entró en acción. Después de una hora de lucha, las líneas republicanas se rompieron. No pudieron mantener sus posiciones a pesar de las fortificaciones. La margen izquierda del río Turia quedó en poder del ejército sublevado el 22 de enero. En ese momento, los republicanos eran los sitiados y las fuerzas sublevadas, los sitiadores. Los republicanos se retiraron, perdiendo el control de La Muela. Sin embargo, la defensa de la ciudad era fuerte, y las posiciones apenas cambiaron en una semana.
El 19 de enero, las Brigadas Internacionales (agrupadas en la 35.ª División Internacional) entraron en acción por primera vez. Bajo las órdenes del General Walter, tuvieron fuertes combates con los atacantes sublevados a las afueras de Teruel. Sin embargo, las tropas republicanas estaban agotadas.
Medidas Disciplinarias en Rubielos de Mora
A mediados de enero de 1938, la 84.ª Brigada Mixta se encontraba de permiso en Rubielos de Mora. Había tenido una participación destacada en la toma de Teruel. Sin embargo, los combates callejeros en la ciudad causaron grandes pérdidas a la brigada, con más de 600 bajas. La contraofensiva de las fuerzas sublevadas obligó al mando republicano a llamar a sus reservas. La 84.ª Brigada Mixta fue convocada para volver al frente, en el Cementerio de Teruel, el 17 de enero.
Ante esta decisión, surgió un conflicto debido al agotamiento de los soldados. Los Batallones 1.º y 2.º se negaron a seguir combatiendo, y el 4.º Batallón se negó a reemplazarlos. La situación fue manejada con gran severidad. En la madrugada del 20 de enero de 1938, se tomaron medidas disciplinarias muy duras contra 3 sargentos, 12 cabos y 31 soldados. Otros 60 miembros de la brigada quedaron a la espera de juicio. El comandante de la 40.ª División, Andrés Nieto, asumió la responsabilidad de estas acciones.
La Ofensiva de Singra
El 25 de enero, las tropas del general Hernández Saravia lanzaron una ofensiva al norte de la ciudad. Querían reducir la presión de las fuerzas sublevadas. El objetivo era conquistar Singra, por donde pasaban la carretera de Zaragoza y el ferrocarril, en la retaguardia de los atacantes. Sin embargo, el asalto republicano fue rechazado. Ambos bandos tuvieron grandes problemas para mantener a sus ejércitos activos debido al frío intenso y las difíciles condiciones de combate.
La 27.ª División republicana tuvo una actuación destacada, pero los duros combates de Singra la dejaron muy debilitada. Durante tres días, las bajas aumentaron en ambos bandos. Hubo combates cuerpo a cuerpo a lo largo de las posiciones en la Carretera de Zaragoza. El ataque republicano sobre Singra fracasó, pero ambos bandos quedaron en un punto muerto. Los más de 100 tanques T-26 republicanos mostraron gran capacidad. Sin embargo, la aviación y artillería de las fuerzas sublevadas fueron más efectivas.
El Desastre Republicano en el Alfambra
A principios de febrero, los mandos de las fuerzas sublevadas decidieron realizar una operación para romper el estancamiento de enero. Por el norte, buscaron romper la zona controlada por los republicanos, pasando el río Alfambra. En este sector, las defensas republicanas eran débiles. Consistían en una delgada línea de puestos defensivos aislados. Además, la mayoría de las fuerzas republicanas estaban concentradas en la ciudad, dejando este sector mal defendido.
A primera hora de la mañana del 5 de febrero, las fuerzas sublevadas rompieron las líneas republicanas por tres puntos. Su intención era rodear la retaguardia republicana en el Alfambra. La caballería del general Monasterio avanzó de forma arrolladora. Los generales Aranda y Yagüe avanzaron con igual rapidez. Derrotaron a las tropas republicanas, algunas de las cuales estaban muy agotadas por los combates en Singra. La aviación tuvo una actuación destacada, atacando a las tropas republicanas en retirada.
El 7 de febrero, la victoria ya era completa antes de que el general Hernández Saravia pudiera enviar refuerzos. El 8 de febrero, las fuerzas sublevadas extendieron sus líneas a lo largo del río Alfambra. La zona del Alfambra quedó bajo su control y las operaciones bélicas en el área finalizaron.
En dos días, la República perdió unos 800 kilómetros cuadrados de terreno y varias poblaciones. Unos 7.000 hombres fueron hechos prisioneros y otros 15.000 sufrieron bajas. Los soldados que no quedaron rodeados fueron atacados por la aviación de las fuerzas sublevadas mientras huían. Además, una gran cantidad de material bélico cayó en manos de las fuerzas sublevadas o fue destruido. El desastre del Alfambra fue un golpe muy duro para el Ejército Popular de la República. Preparó el camino para la caída de Teruel, ya que su flanco norte quedó completamente desprotegido.
Teruel Vuelve a la Zona Sublevada
La última fase de la larga lucha por Teruel comenzó el 17 de febrero. Ese día, Yagüe cruzó el Alfambra y avanzó hacia el sur. Así, aisló la ciudad desde el norte. Al día siguiente, las tropas republicanas en el flanco sur fueron atacadas por el Cuerpo de Ejército de Galicia de Aranda. Entonces, los dos generales de las fuerzas sublevadas iniciaron un movimiento de envolvimiento. Fue similar al que hicieron los republicanos en diciembre, pero en dirección opuesta.
Ante la fuerte presión de las tropas de las fuerzas sublevadas, el 19 de febrero llegó el V Cuerpo de Ejército republicano de Juan Modesto. Pero ya era demasiado tarde para influir en los combates. Al comienzo del día 20, las comunicaciones con Valencia por carretera y ferrocarril estaban amenazadas. Otras unidades de las fuerzas sublevadas comenzaron a entrar en las afueras de Teruel. Los republicanos lanzaron fuertes contraataques para detener la ofensiva. Sin embargo, no pudieron evitar que el 21 de febrero Teruel quedara totalmente rodeada. Al anochecer de ese día, el cerco se cerró por completo. Las tropas republicanas quedaron sitiadas sin suministros. El Campesino y su 46.ª División se encontraron rodeados dentro de la ciudad, con muchos heridos y fallecidos.
Consciente del cerco, el general Saravia ordenó a "El Campesino" que abandonara la ciudad y evacuara a sus fuerzas. Después de la batalla, hubo un debate sobre lo que ocurrió. Valentín González acusó a Modesto y Líster de haberlo abandonado. Por su parte, Líster lo acusó de haber abandonado el campo de batalla y a sus hombres. Lo cierto es que, después de que Teruel fuera reconquistada por las tropas de las fuerzas sublevadas, las fuerzas de "El Campesino" aparecieron dispersas por los caminos cercanos. Los heridos quedaron abandonados, lo que provocó que unos 1.500 fueran hechos prisioneros. En contraste, el comandante de la 101.ª Brigada Mixta, Pedro Mateo Merino, tuvo un papel destacado. Fue el último comandante militar republicano de Teruel y logró evacuar parte de la guarnición.
La mañana del 22 de febrero, las fuerzas sublevadas entraron en Teruel sin apenas encontrar resistencia. Al tomar la capital de provincia, los soldados y mandos vieron la devastación de la ciudad. Había decenas de edificios destruidos, muchos heridos y prisioneros republicanos. También encontraron gran cantidad de material bélico republicano abandonado o destruido. A diferencia de otras victorias de las fuerzas sublevadas, aquí no hubo una entrada triunfal ni alegría.
Ataques Aéreos en la Retaguardia durante la Batalla
Durante la batalla de Teruel, los ataques aéreos de las fuerzas sublevadas sobre la zona republicana no se detuvieron. Incluso aumentaron, centrándose en Barcelona, la nueva capital de la República desde noviembre de 1937. Los ataques aéreos sobre Barcelona en enero de 1938 comenzaron el día 1 y fueron muy intensos. Los ataques italianos continuaron los días 6, 7, 8, 11, 15 y 19 de enero. El del día 19 fue "sin duda el primer ataque aéreo de gran impacto sufrido por Barcelona". Esto se debió a la hora (mediodía), los lugares afectados (el centro de la ciudad) y el número de víctimas (más de 170 fallecidos).
Esto motivó que las Fuerzas Aéreas de la República Española atacaran como respuesta las principales ciudades de la "España Nacional". El 21 de enero atacaron Salamanca, sede del Cuartel General de Franco (8 fallecidos y 7 heridos graves). El 23 atacaron Sevilla (11 fallecidos y 23 heridos). Y el 25, Valladolid (varios fallecidos y heridos). El gobierno republicano denunció que, mientras su aviación se dedicaba a operaciones militares en Teruel, las fuerzas sublevadas usaban sus aviones para ataques constantes.
Además de Barcelona, en enero de 1938, otras localidades catalanas y valencianas también fueron atacadas. Entre ellas, Tarragona, Reus, Figueras, San Feliu de Guíxols, Puigcerdá, Sagunto y Valencia. El ataque del 26 de enero en Valencia no buscó objetivos militares, sino que se centró en la céntrica calle de la Paz, causando 125 fallecidos y 226 heridos.
En febrero de 1938, cuando terminó la batalla de Teruel, los ataques disminuyeron. Esto se debió a la preocupación de los gobiernos italiano y alemán por la mala imagen internacional. Además, los gobiernos británico y francés presionaban para que se dejaran de atacar las ciudades lejos de los frentes. Esta menor actividad no significó que no hubiera ataques en febrero. Fueron atacadas Monzón, Barbastro, Segorbe, Reus, Figueras, Sagunto, Tarragona, Villanueva y Geltrú, Alicante, Valencia, Rosas, Palamós y Villarreal. El 22 de febrero, cruceros de las fuerzas sublevadas atacaron Valencia.
¿Qué consecuencias tuvo la Batalla de Teruel?
El informe oficial de las fuerzas sublevadas del 22 de febrero de 1938 mencionó que se recogieron dos mil fallecidos republicanos esa mañana. También se hicieron más de 3.000 prisioneros.
La batalla de Teruel fue una prueba para el Ejército Popular de la República. Demostró su capacidad para organizarse y realizar operaciones militares frente a un enemigo mejor equipado. Las diferencias entre generales experimentados como Saravia, Rojo y Modesto, y jefes de Milicias como Líster y El Campesino, fueron importantes. La retirada de Teruel afectó la reputación de "El Campesino".
Aunque Teruel fue la primera (y única) capital de provincia conquistada por el bando republicano, lo fue por muy poco tiempo. Además, el costo fue muy alto para la República. Al final, Teruel se convirtió en una batalla de desgaste. Ambos bandos consumieron muchos recursos y hombres. Para la República, Teruel significaba una victoria contra el hasta entonces invencible ejército de las fuerzas sublevadas. Para Francisco Franco, abandonar Teruel habría sido un desprestigio político, aunque la ciudad no tuviera un gran valor militar.
Por otro lado, Teruel también demostró que el camino hacia Aragón, Cataluña y el Levante quedaba abierto para las tropas de las fuerzas sublevadas. Esto se vería semanas más tarde durante la ofensiva que lanzarían. La primavera de 1938 quedó abierta para la ofensiva de Francisco Franco hacia el noreste de la península.
Véase también
En inglés: Battle of Teruel Facts for Kids