Pedro Santana para niños
Datos para niños Pedro SantanaI marqués de las Carreras |
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Ilustración del Excmo. Sr. Teniente General don Pedro Santana, marqués de las Carreras en El Museo Universal.
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1.º, 4.º y 8.º Presidente Constitucional de la República Dominicana |
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14 de noviembre de 1844-4 de agosto de 1848 (3 años y 264 días) |
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Vicepresidente | Vacante | |
Predecesor | Él mismo Presidente de la Junta Central Gubernativa |
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Sucesor | Domingo de la Rocha Angulo, José Caminero Ferrer, Félix Mercenario y Manuel Jimenes Consejo de Secretarios de Estado |
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15 de febrero de 1853-26 de mayo de 1856 (3 años y 101 días) |
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Vicepresidente |
Ver lista
Vacante (1853-1854)
Felipe Alfau y Bustamante (1854) Manuel de Regla Mota (1854-1856) |
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Predecesor | Buenaventura Báez | |
Sucesor | Manuel de Regla Mota | |
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28 de julio de 1858-18 de marzo de 1861 (2 años y 233 días) |
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Vicepresidente |
Ver lista
Vacante (1858-1859)
Antonio Abad Alfau (1859-1861) |
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Predecesor | José Desiderio Valverde | |
Sucesor | Él mismo Gobernador Superior Civil y Capitán General |
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1.º Gobernador Superior Civil y Capitán General de la Provincia de Santo Domingo |
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18 de marzo de 1861-20 de julio de 1862 (1 año y 124 días) |
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Presidente | Leopoldo O'Donnell | |
Monarca | Isabel II | |
Predecesor | Él mismo Presidente Constitucional de la República Dominicana |
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Sucesor | Felipe Rivero y Lemoine | |
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4.º Presidentes de la Junta Central Gubernativa de la República Dominicana |
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16 de julio de 1844-14 de noviembre de 1844 (151 días) |
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Predecesor | Francisco del Rosario Sánchez | |
Sucesor | Él mismo Presidente Constitucional |
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1.º Jefe Supremo de la República Dominicana |
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30 de mayo-23 de septiembre de 1849 (116 días) |
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Predecesor | Manuel Jimenes Presidente Constitucional |
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Sucesor | Buenaventura Báez Presidente Constitucional |
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Senador del Reino por Santo Domingo |
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18 de octubre de 1861-14 de junio de 1864 (2 años y 240 días) |
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General en Jefe de los Ejércitos de Tierra y Mar de la República Dominicana |
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18 de julio de 1849-18 de marzo de 1861 (11 años y 273 días) |
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Información personal | ||
Nacimiento | 29 de junio de 1801 Concepción de Hincha, Departamento Norte, Colonia de Saint-Domingue, República Francesa |
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Fallecimiento | 14 de junio de 1864 (62 años) Ciudad de Santo Domingo, Distrito de Santo Domingo, Provincia de Santo Domingo, Imperio Español |
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Causa de muerte | Inflamación cerebral | |
Residencia | Santa Cruz del Seybo y la Ciudad de Santo Domingo | |
Nacionalidad |
Ver lista
Francesa (1801-1809)
Española (1809-1821) Dominicana (1821-1822) Haitiana (1822-1844) Dominicana (1844-1861) Española (1861-1864) |
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Religión | Católica | |
Familia | ||
Padres | Pedro Santana Petronila Familias Carrasco |
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Cónyuge |
Ver lista
Micaela Antonia Rivera de Soto (1828-1854)
Ana Zorrilla (1858-1864) |
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Información profesional | ||
Ocupación | Político | |
Años activo | (1844–1864) | |
Rama militar | Ejército Libertador (1844-1861) Ejército Real (1861-1864) |
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Rango militar | Teniente General | |
Conflictos |
Guerra de Independencia Dominicana
Revolución del 7 de julio de 1857
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Título | Don Excelentísimo Señor |
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Partido político | Conservador | |
Miembro de | Francmasonería (1857-1861) | |
Distinciones | Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Americana de Isabel la Católica Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III |
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Pedro Santana Familias, I marqués de las Carreras (29 de junio de 1801, Concepción de Hincha, Departamento Norte-14 de junio de 1864, Ciudad de Santo Domingo, Distrito de Santo Domingo) fue un hacendado, febrerista, militar, exmasón, noble y caudillo hispano-dominicano que se destaco en la guerra de independencia dominicana infligiendo derrotas decisivas a las fuerzas haitianas, se desempeñó en tres ocasiones como presidente constitucional de la República Dominicana, siendo el primero en ejercer el cargo y fue el artífice de la reincorporación de Santo Domingo a la monarquía hispánica. Fue condecorado como caballero de la Orden de Isabel la Católica y de Carlos III.
Firmaría el manifiesto del 16 de enero y proclamaría la independencia dominicana el 25 de febrero de 1844, asumiría la jefatura de la armada expedicionaria de la frontera sur y comandaría la batalla del 19 de marzo donde saldría derrotado el ejército haitiano. Dirigió un golpe de Estado contra la Junta Central Gubernativa y se convirtió en presidente de ella. Durante su Gobierno se promulgaría la primera constitución del estado, se le designaría como el primer presidente constitucional de la República Dominicana y renunciaría en 1848.
En 1849 el Congreso de la República Dominicana le encomendó repeler la hasta entonces exitosa invasión del presidente haitiano Faustino Élie Soulouque y le vencería en la batalla de Las Carreras, seguidamente depondría al presidente Manuel José Jimenes González y ejercería la jefatura del Estado bajo el título de jefe supremo hasta que se designara el nuevo presidente que terminaría siendo Ramón Buenaventura Báez Méndez. El Congreso Nacional le otorgaría el cargo de general en jefe de los ejércitos de la República Dominicana y el título de Libertador de la Patria por su victoria en Las Carreras.
En 1853 retomaría la presidencia, promulgaría una nueva constitución en 1854, conseguiría el reconocimiento de la independencia de la República Dominicana por muchos países y en 1856 nuevamente renunciaría. Medio año después de renunciar al cargo fue desterrado del país por el presidente Buenaventura Báez Méndez pero volvería meses después tras iniciarse la guerra civil, uniéndose en el bando alzado y días después acabada la guerra volvería a hacerse con la magistratura del estado cuando consiguió deponer al presidente José Desiderio Valverde Pérez en 1858.
En 1861 durante su última presidencia constitucional proclamó la anexión de Santo Domingo a la monarquía española, convirtiéndose en el último presidente de la primera república, pasando a ser el trasantepenúltimo gobernador superior civil y capitán general de Santo Domingo. También se le nombraría como senador del Reino.
En 1862 la reina Isabel II de las Españas le otorgó el título del marquesado de las Carreras por la reincorporación de Santo Domingo a la nación española.
Contenido
- Primeros años
- Campaña de 1844
- Primer ascenso al poder
- Primera Presidencia
- Campaña de 1849
- Segundo ascenso al poder
- Segunda Presidencia
- Durante la segunda presidencia de Báez
- Tercera Presidencia
- Gobernación de Santo Domingo
- Postura de Santana
- Últimos años
- Posteridad
- Descendencia colateral
- Personalidad de Santana
- Ancestros
- Véase también
Primeros años
Nacimiento y familia
Nació el 29 de junio de 1801 en la ciudad de Concepción de Hincha (la tercera mayor ciudad de la antigua parte española de Santo Domingo), meses después de la ocupación francesa de la Capitanía General de Santo Domingo.
Sus padres fueron Petronila Familias Carrasco, de origen canario, y Pedro Santana, un indígena oriundo de México (Nueva España), reconocido en la reconquista de Santo Domingo por haber perseguido al gobernador general de Saint-Domingue Jean-Louis Ferrand, tras su huida de la batalla de Palo Hincado durante cuatro horas hasta su muerte. Ambos cónyuges eran propietarios de tierras en el valle del Artibonito. Tuvo un hermano gemelo llamado Ramón y otro hermano llamado Florencio, que era discapacitado (mudo, demente y paralítico).
Los terribles sucesos de los que la región cercana a Concepción de Hincha fue teatro finales del siglo XVIII determinaron que su familia que era una de las más mejor acomodadas se trasladara al Cibao y luego radicándose en Santa Cruz del Seybo, donde finalmente se dedicarían a la ganadería.
Juventud y matrimonio
Pedro Santana Familias se dedicaría en haciendas y cortes de madera tras haber ido a la escuela seybana donde aprendió a leer de corrido, la caligrafía y las cuatro reglas (la suma, la resta, la multiplicación y la división). Sus lecturas fueron solo del catecismo durante la adolescencia.
Siendo muy joven tuvo por primer novia a María del Carmen Ruiz, apodada como Maruca, mujer muy hermosa, simpática y que amaba mucho a Santana. Ya para cuando estaba preparado todo para su matrimonio, María Ruiz iría rumbo a la villa de Salvaleón de Higüey para pagar una promesa a Nuestra Señora de la Altagracia y cuando regresaba a Santa Cruz del Seybo se asustó su caballo en lugar llamado Cuesta Prieta, Ruiz se estrelló contra una roca y murió. La muerte de su prometida causó que Santana casi perdiera la razón y cada vez que él visitaba Santa Cruz del Seybo iba al cementerio a prender velas en la tumba de la que había sido su novia.
Su hermano Ramón para alejarlo de aquella pena decidió llevarse consigo a Pedro todas las noches a la casa de Micaela Antonia Rivera de Soto, viuda del capitán de milicias Miguel Febles Valenilla (uno de los hombres más ricos de la parte española) y madre de Froilana Febles, la esposa de Ramón. Pedro se terminaría enamorando de la suegra de su hermano y se casó con ella en 1828. Este matrimonio fue muy infeliz pero le otorgó a Pedro poder e influencia en el sureste de la parte española.
Conspiración independentista
El 3 de mayo de 1843 fue reclutado Ramón por Juan Pablo Duarte y Díez para la conspiración que buscaba la separación de Santo Domingo de la República Haitiana, nación que había ocupado la parte española desde 1822. Ramón aceptaría unirse al contingente independentista y Juan Pablo Duarte le nombraría coronel de las tropas de Santa Cruz del Seybo pero Ramón le diría:
“El jefe debe ser mi hermano Pedrito, que le gusta mandar y sabe entender bien a la gente; yo me conformo con servir bajo sus órdenes.”Ramón Santana
Por medio de Juan Esteban Aybar se le comunicaría a Pedro el plan independentista y se le pediría cooperación. Pedro contestó Sí, yo estoy dispuesto a contribuir a la Revolución, pero yo mando.
Debido un conflicto con la familia haitiana Richiez el nuevo presidente de Haití, Charles Rivière-Hérard, obligaría a los hermanos Santana ir a la Ciudad de Santo Domingo frente a la Plaza de Armas, desde entonces los hermanos Santana tenían que asistir diariamente al Palacio. El presidente Charles Hérard al conocer a Pedro dijo ante sus oficiales que podría ser el único capaz de intentar un movimiento de separatista. El presidente Hérard dictó que los hermanos Santana fueran apresados pero estos luego evadieron a sus vigilantes y lograron escaparse a la villa de Sabana Buey, a las cercanía de la villa de Baní, logrando esconderse en Los Médanos, en una propiedad de la pareja Luis Tejeda y Rosa Pimentel, de allí pasaron a Loma del Pinto. El presidente Hérard ofreció una recompensa de doscientos gourdes por la delación de ambos.
Juan Contreras fue enviado a Santa Cruz del Seybo para que los hermanos Santana firmaran el manifiesto del 16 de enero de 1844.
Campaña de 1844
Inicio de la Campaña: Este a Sur
Toma del Este
El día 25 de febrero durante la noche la gente de la Candelaria, Magarín, Isabelita, San Francisco y de la Higuera, bajo el mando de Pedro penetraron en la población por el lado del Cementerio y por Asomante, asaltaron la Comandancia de Armas de Santa Cruz del Seybo al grito de ¡Viva la libertad! y apresaron al comandante haitiano Félix Richiez, amarrándolo en la hamaca en la que dormía. Los haitianos se llenaron de pavor. Ramón, movido de compasión grito no maten más. Proclamaron por primera vez la independencia frente a la vieja Iglesia del pueblo y también pronunciaron las villas de Salvaleón de Higüey, San José de Los Llanos y Hato Mayor del Rey. Pedro se referiría a dicho sucesos así:
“todo el mundo sabe, que no tuvimos otros, que las persecuciones, calumnias y atropellamientos. Yo mismo (como otros muchos) os lo compruebo, recordandoos que despues que adherido à su causa, hice pronunciar las comunes de Higuey, Seybo y Llanos que les hubieran sido imposibles contar con ellas, cuanto obtuve, fue persecucion y desprecio; y estas mismas comunes que tan de buena fé como yo, procedieron, se pusieron bajo el duro mando de los suyos para que las oprimieran y subyugaran mas y mas.”Pedro Santana
Marcharon los hermanos Santana al frente de 600 lanceros con dirección a la Ciudad de Santo Domingo, ciudad que también se declaró en insurrección luego de que los rebeldes tuvieran la seguridad de que las tropas de los hermanos Santana marchaban hacia allá. La noticia fue comunicada en la ciudad por José Cedano y tres seybanos.
Interludio en la Capital
Entrarían los hermanos Santana el día 28 en la madrugada a la Ciudad de Santo Domingo. Las tropas acamparían al grito de Viva Siño Pedrito! a la puerta de la Capilla de los Remedios junto al Palacio Viejo y ante la multitud enardecida se abrazaron los hermanos Santana con el presidente de la Junta Gubernativa de la República Dominicana Tomás Bobadilla y Briones, el jefe del Estado revolucionario con sede en la Ciudad de Santo Domingo que pasaba a ser nuevamente la capital de la parte española. La llegada de aquellas tropas dieron lugar al regocijo en todas partes y la Junta se dio prisa en proveerles de armas para marchar lo más pronto para oponerse a las fuerzas haitianas.
Pedro esperaría las disposiciones de la Junta en la Plaza de Armas de Sabanita hasta que el 7 de marzo la Junta le ascendió al rango de general de brigada y se le nombró como jefe de la armada expedicionaria de la frontera sur, dándole el derecho de reclutar hombres en edad de integrarse a la milicia. Su nombramiento como jefe de la armada expedicionaria del sur viene a raíz de que el general Pedro Santana podía congregar en torno a su persona la mayor cantidad de hombres.
El día 9 la Junta fue convocada de urgencia para conocer sobre la reconquista del presidente Hérard y tomar los preparativos correspondientes, para la defensa del territorio bajo posesión del Gobierno revolucionario. En aquel ambiente tenso el presidente Tomás Bobadilla pregunto que:
“cuál de los presentes se brinda a comandar las tropas dominicanas para tratar de repeler la invasión?”Tomás Bobadilla
Todos los asistentes quedaron callados. El presidente Bobadilla repetiría la misma pregunta y nuevamente ninguno respondería. Entonces del fondo de la sala el general Santana respondió Si no hay quién vaya yo voy, mi ejército me acompaña.
Expedición a Compostela de Azua
El 14 de marzo de 1844, el general Santana salió hacia la frontera con un ejército de 2000 hombres, entre los que contaba hateros y monteros de Santa Cruz del Seybo, Hato Mayor del Rey y Salvaleón de Higüey.
Santana y sus hombres se unieron a las tropas de la región Sur que estaban comandadas por Manuel de Regla Mota, Antonio Duvergé, Vicente Noble y José María Cabral, reunidos todos en Azua.
El 16 de marzo, los dominicanos recibían la noticia de que el general haitiano Souffront llegaba a Neyba con 10 000 soldados. Un mensajero enviado al general Santana, desde El Maniel, informaba que el ejército haitiano “invade ya el territorio”. Santana se entera así de que las tropas de Souffront han sido retrasadas por las emboscadas, pero las tropas del presidente Hérard ya se encontraban cerca de Azua.
19 de marzo
A las tropas que ya estaban al principio en el campo de combate, se unieron más refuerzos recibidos desde la ciudad de Jacmel, que era la zona que más soldados había “aportado al ejército haitiano en esta campaña”. La llegada de estos refuerzos indicaba que los haitianos sabían la disposición de ser enfrentados por parte de los dominicanos.
Las operaciones del ejército dominicano estaban bajo el control superior del general Santana. Se hizo acompañar del general Antonio Duvergé, quien estaba encargado de velar por los diferentes flancos durante la batalla. Antonio Duvergé contó con refuerzos llegados desde Baní y de la misma Azua. El ejército dominicano combatió con dos cañones, uno manejado por Francisco Soñé y el otro por el teniente José del Carmen García.
Otros militares que combatieron fueron los fusileros Vicente Noble, Valentín Alcántara, Marcos Trinidad, Hipólito Garabito y un contingente de macheteros entrenados por Francisco Soñé, colocados en el lado derecho. En la retaguardia estaba Nicolás Mañón con 200 hombres en el Fuerte Resolí.
Al centro de la defensa dominicana, una pieza de artillería y el grueso de las tropas de hateros y monteros, comandados por Juan Esteban Ceara, Lucas Díaz, Luis Álvarez, en donde también se encontraba el general Pedro Guillermo.
A la izquierda, otra pieza de artillería y los fusileros Feliciano Martínez, José Leger y Matías de Vargas.
Los haitianos atacaron por los caminos de los Conucos, en el ala izquierda dominicana. Allí fueron enfrentados por Matías de Vargas, Feliciano Martínez y José Leger.
El ala norte del ejército haitiano, que iba avanzando por el camino de El Barro, se tropieza con las tropas fusileras de Duvergé y Vicente Noble. Los macheteros de Nicolás Mañón, que se encontraban en la retaguardia de esta posición, los rechazan en el Fuerte Risolí. El ataque provocó la huida de los invasores en desbandada y una mortandad mayúscula.
El éxito fundamental de la batalla, ideada por Duvergé y Francisco Soñé, (recordemos que Santana llegó a Azua el día 18 cuando ya el campo de batalla estaba dispuesto y cuando habían tenido lugar las refriegas de la Fuente del Rodeo, Las Hicoteas y el Paso del Jura), se basó en la estrategia de hostigar hasta lograr retrasar al enemigo y alejarlo de los lugares donde pudieran encontrar provisiones para mantenerse en el campo de batalla.
Primer ascenso al poder
Interludio en Sabana Buey
El 19 de marzo por la tarde las tropas dominicanas, tras una acelerada reunión, se retiran a Sabana Buey y dejan sin defensa el campo de batalla en Azua. La retirada de Santana, provocó que el Gobierno dominicano convocara una junta de guerra, en la cual se entrevistaron con Pedro Santana el presidente Bobadilla, y los generales Antonio Duvergé, Buenaventura Báez y Francisco Soñé.
Discutieron sobre la retirada de Santana y explicaron los inconvenientes que esto originaba, debido a que las fuerzas militares a partir de este momento, se reducirían. Santana argumentó que era una retirada estratégica para preservar la existencia de su ejército. Mientras se encontraban reunidos, llegó la desagradable noticia de que el general haitiano Souffront se acercaba desde Neyba con un ejército poderoso. Esta situación, provocó el primer enfrentamiento de Duarte con Santana, quien era partidario de combatir en contra de los haitianos. Otra amenaza era la partida de Pierrot, quien había ocupado a Dajabón y de allí se organizaba para llegar a Santiago.
El 21 de marzo de 1844 en Talanquera, Pierrot fue enfrentado por el general Tito Salcedo y el 24 de marzo en Escalante.
Ya Santana exhibía sus rasgos de dictador, oponiéndose en un momento de tanto peligro para la Nación a participar con sus tropas en el combate. Algunas personas para defenderlo, han argumentado que lo hizo, para preservar sus hombres. Duarte, indignado con la actitud de Santana, reaccionó solicitando permiso a la Junta de Gobierno encabezado por Bobadilla para atacar al ejército invasor.
Se vio claro que la Junta de Gobierno, sentía un gran temor de desautorizar a Santana. Además el grupo de Buenaventura Báez continuaba con su plan de protectorado o anexión a Francia, atemorizados también por la amenaza de una nueva invasión. No tenían fe en que los dominicanos podían enfrentar y ganar la batalla en contra del ejército invasor.
Estas ideas, eran contrarias totalmente a lo que Duarte creía. Duarte era partidario de defender el honor de la patria, sin contar con ninguna potencia extranjera. Confiaba en el valor de los dominicanos para construir su nacionalidad.
Al enterarse los haitianos de la retirada de Santana, Hérard mostró una gran arrogancia. Las intervenciones del general Duarte y Báez, trajeron como consecuencia, que Bobadilla acusara a estos generales de insubordinación y de no querer acatar las órdenes de Santana.
A su regreso a Santo Domingo, el 9 de abril de 1844, la Junta encabezada por Bobadilla, fue derrocada por los trinitarios y Francisco del Rosario Sánchez, se convirtió en el nuevo presidente de la Junta.
Matías Ramón Mella fue designado gobernador de Santiago y desde allí procedió a organizar la defensa de la ciudad de Santiago de los Caballeros, frente a la amenaza de una nueva invasión.
Primera Presidencia
Presidencia (1844-1848)
De finales de mayo del 1844, Duarte junto a José Joaquín Puello, llevaron a cabo un golpe de Estado, deponiendo a la mayoría conservadora de la Junta Central Gubernativa. La nueva Junta Central Gubernativa estuvo presidida por Francisco del Rosario Sánchez. A principio de junio de ese mismo año, Santana marchó con sus tropas hacia Santo Domingo logrando destituir a Francisco Sánchez.
El general Santana pasó a ocupar la presidencia de la Junta Central Gubernativa, siendo su primera decisión declarar a Duarte, Matías Ramón Mella y Sánchez, junto a otros trinitarios, traidores de la patria, siendo enviados al destierro. A partir de ese momento, los trinitarios quedaron separados del poder. En esta situación se inició la organización del Estado, nombrándose los primeros ministros y gobernadores, y organizándose los ejércitos e instaurándose el servicio militar obligatorio.
Al redactarse la primera constitución de 1844, Santana ejerció presión sobre los constituyentes para que incluyeran el artículo 210 el cual establecía:
Durante la guerra actual y mientras no esté firmada la paz, el Presidente de la República puede libremente organizar el ejército y armada, movilizar las guardias de la nación; pudiendo, en consecuencia, dar las órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna.
El 27 de febrero de 1845, al conmemorarse el primer aniversario de la independencia, Santana ordenó el fusilamiento de María Trinidad Sánchez y Andrés Sánchez, y a José del Carmen Figueroa, acusados de conspirar contra el gobierno dominicano.
El 9 de junio, cuando los trinitarios pasaron a presidir la Junta de Gobierno, Pedro Santana fue destituido del mando del ejército del Sur.
Seis días más tarde, falleció su hermano Ramón.
En julio de 1844, Santana se presentó con su ejército en Santo Domingo y se hizo proclamar Presidente de la Junta Central Gubernativa. En el mes siguiente, Santana expulso a los liberales del país. El 14 de noviembre del mismo año tomó el cargo de primer Presidente Constitucional de la República Dominicana.
En 1847 ejecutó a los hermanos Puello.
Conforme a la Constitución de 1844, el presidente Pedro Santana había sido proclamado por dos períodos consecutivos de cuatro años, por lo que debía gobernar hasta el 15 de febrero de 1852. Pero al término de su primer período la situación de crisis política y económica que vivía el país hizo que su gobierno perdiera popularidad por lo cual este argumentó quebrantos de salud, renunciando el 4 de agosto de 1848, siendo sucedido por el Consejo de Secretarios de Estado, encargado provisionalmente del poder ejecutivo entre el 4 de agosto al 8 de septiembre de 1848.
Política Exterior (1844-1848)
Protectorado (1844-1848)
El Gobierno del presidente Santana había tratado de obtener desde los primeros días de su andadura el reconocimiento o la protección de las principales potencias, aunque se dirigió a Francia en primer término debido a la existencia de un grupo pro-francés especialmente activo, que contaba además con el apoyo entusiasta de los representantes consulares de ese país tanto en la capital como en Puerto Príncipe. Los componentes de dicho grupo fueron quienes ocuparon el poder desde el momento en que el presidente Santana logró controlar la situación gracias a la fuerza que le proporcionaban su prestigio militar tras las sucesivas victorias dominicanas sobre los haitianos, y un ejército compuesto en gran parte por hombres que le eran completamente fieles.
Campaña de 1849
Llamado del Congreso
Tras la muerte del presidente haitiano Riché en febrero de 1847 se designó por el Senado para desempeñar el cargo al general Faustino Soulouque y el 6 de marzo de 1849 emprendió con sus tropas que ascendían a 18 000 hombres una expedición hacia la parte española con el propósito de adelantarse por una acción fulminante a las gestiones diplomáticas exitosas con que la República Dominicana daba sus primeros pasos para obtener el reconocimiento de su independencia e iniciaría su ofensiva en la villa de Las Matas de Farfán que fue abandonada por los generales Mella, Remigio del Castillo y Valentín Alcántara, seguirían los haitianos su marcha ocupando el día 20 la villa de San Juan de la Maguana que también se había abandonado.
El 2 de abril el coronel Báez que presidía el Congreso dominicano aprovecharía que el presidente Manuel Jimenes se encontraba ausente en la capital y ordenaría que el general Santana se pusiera como cabeza del ejército libertador con todas las fuerzas que pudiera movilizar de la Provincia Santa Cruz del Seybo pero el presidente Jimenes al retornar anularía el día 3 el decreto que le llamaba. El general Santana llegaría a la capital cuando llegó la noticia de la victoria haitiana en el asedio de Compostela de Azua que ocurrió tras ser abandonada, tras lo cual el presidente Soulouque entraría día 7 y dicha noticia causaría consternación en la capital.
En un inicio el presidente Jimenes no quería que el general Santana fuera al combate pero la amenaza haitiana hizo que se le encomendara ir a la frontera aunque no se encontrara allá ninguna tropa. Reunió 300 seybanos de los derrotados en Compostela de Azua y saldría de la Ciudad de Santo Domingo rumbo al teatro de los acontecimientos el día 10 y se acuartelo en Sabana Buey.
Las Carreras
Saldría victorioso el día 17 el general de división Duvergé en la batalla de El Número pero se replegaría a Las Carreras, rebasando el río Ocoa, donde amaneció el día 18 y entregó el mando al general de brigada Antonio Abad Alfau.
El 19 día informaría el general Santana que los haitianos se encontraban frente a Las Carreras en asechanza, y hasta la madrugada del día siguiente permaneció en el cuartel general de Sabana Buey. Se le informaría que el día anterior fueron derrotadas las fuerzas haitianas en su tentativa de forzar el paso y su campamento en Las Carreras donde amanece esperando acometidas haitianas.
El día 21 los haitianos iniciaron un cañoneo con una pieza de a 12, bajando después tres piezas más, que colocadas en batería, abrieron cerrado fuego sobre las cuatro divisiones apostadas en orden de batalla por el general Santana, en la margen oriental del río Ocoa y los haitianos protegidos por el fuego de su artillería que no pudo ser devuelto por los dominicanos porque carecían de ella, se lanzaron a la carga concentrando el vigor de su ataque por los flancos del ejército libertador. Bajo el cañoneo haitiano, los generales dominicanos iniciaron el contraataque a las cinco y media de la tarde. En el momento culminante, el general Santana lanzó a la batalla a su escolta personal, y la caballería que mandaba el coronel Pascual Ferrer, en imponente carga de lanceros. El presidente Soulouque iniciaría su retirada, protegido por destacamentos de retaguardia reforzada, mientras que el general Santana enviaría para hostilizarle guerrillas por los flancos y al caer la tarde del día 22, y durante la noche las fuerzas haitianas aterrorizadas abandonaron sus últimas posiciones en terrible desbandada. Avanzó en la madrugada en persecución de los haitianos el general Santana, y a las seis de la mañana del día 23, planto su campamento en El Número y dejaría una guarnición bajo el mando del teniente coronel Marcos Evangelista, y luego regresaría a Sabana Buey, restableciendo el cuartel general.
Segundo ascenso al poder
Alzamiento
El 6 de mayo el Gobierno le ordenaría al general Santana entregar las fuerzas que mandaba y que se reintegrara al Estado Mayor de la capital.
Los militares del cuartel general de Compostela de Azua comenzarían el día 9 una insurrección abierta contra el presidente Jimenes a la que se uniría Manuel de Regla Mota y el jefe de la flotilla dominicana, el almirante sardo Juan Bautista Cambiaso, propagándose la rebelión en todo el país. El general Santana avanzaría rumbo a la capital el día 13 expidió en su cuartel general de Baní un manifiesto desconociendo el Gobierno del presidente Jimenes y proseguiría su avance, empezando a asediar la ciudad el día 19 con tres columnas de soldados aguerridos bajo el mando de oficiales veteranos y estableció su cuartel general en Guibia donde le exigió al Gobierno como único medio de evitar derramar sangre que el presidente Jimenes deponga el mando. El presidente Jimenes lo acusaría de querer causar la guerra civil, y ordenaría que se le juzgare de conspirador y «traidor a la patria».
Después de un intercambio epistolar incendiario que duro varios días, se inicia desde los fuertes de la ciudad el bombardeo sobre las villas sitiadores y que ocasiono la destrucción por el fuego de una parte de la villa de San Carlos de Tenerife el día 22. Sin esperanzas el presidente Jimenes de vencer en se avino a una convención, por intermedio del agente comercial estadounidense, y los cónsules francés y británico que fue firmada en el cuartel general de Guibia el día 29, por el cual el presidente Jimenes renunciaba al cargo y saldría del país en el bergantín británico Hound junto a Pedro Alejandro Pina, Juan Nepomuceno Ravelo, Jacinto de la Concha, Justiniano Bobea, Tomás Troncoso, Santiago Barriento, Tomás Sánchez y el general Alcántara que desertaría del ejército libertador poniéndose bajo servicios de Haití.
Jefe Supremo
El general Santana realizó el día 30 su entrada triunfal a la capital, aclamado por el pueblo y reverenciado en la exaltación de su prestigio. Con su llegada a la plaza de armas de la capital, el general Merced Marcano lanza el grito de ¡Viva el Libertador! ¡Viva el Libertador! Asumió la jefatura del Estado como jefe supremo. Su primer decreto sería anular los rangos concedidos por Jimenes desde el 13 de abril al 29 de mayo y convocaría el 4 de junio que se eligiese un nuevo presidente, siendo electo el 5 de julio Santiago Espaillat pero el día 12 presentó su renuncia al Congreso, diciendo que tomaba la decisión por razones de edad y de salud que no le permitían ser investido jefe del Estado.
Asistió el general Santana a la sesión extraordinaria del Congreso del día 6, y rindió cuenta de su campaña contra los haitianos, y de sus gestiones como jefe supremo. Plantearía la necesidad, y conveniencia de iniciar la guerra ofensiva contra Haití como única medida de la cual podrían esperarse resultados más duraderos y positivos. Dicho plan a finales año fue empleado por la armada dominicana.
Nuevamente convocaría a que se eligiese un presidente y durante aquel transcurso el día 18 el Congreso le confirió el título de Libertador de la Patria, el cargo de general en jefe de los ejércitos de la República Dominicana y una casa en la calle del Conde. También se colocaría su retrato en el Palacio Nacional junto a los de Cristóbal Colón y Sánchez Ramírez.
Finalmente fue elegido para la presidencia el coronel Báez que fue sugerido por el general Santana pero no asistiría a la sesión del Congreso del 24 de septiembre, en la cual prestaría el juramento constitucional el coronel Báez, alegando encontrarse indispuesto.
Segunda Presidencia
Presidencia (1853-1856)
El 15 de febrero de 1853 se llevaron a cabo elecciones en las que Santana ganó la presidencia para el período 1853-1857. Su nuevo gobierno no fue muy diferente al anterior, caracterizándose por ser despótico y arbitrario. En un gesto conciliador, Pedro Santana decretó una absolución para gran número de exiliados políticos, aunque entre estos no se incluyó a Juan Pablo Duarte, que vivía en Venezuela.
Pedro Santana, al igual que Buenaventura Báez, se dedicó a hacer gestiones para lograr un protectorado de Estados Unidos. España, que hasta entonces no había mostrado gran interés en República Dominicana, se preocupó por el espacio que Estados Unidos podía ganar en el país. Esto motivó que España se apresurara a firmar varios reconocimientos.
Antonio María Segovia, cónsul español, se dedicó a entorpecer las negociaciones de Santana con Estados Unidos, apoyó a los sectores enemigos del gobierno. Además, en 1856 ofreció la nacionalidad española a todos los dominicanos que la solicitaran. Una avalancha de opositores se beneficiaron de la llamada Matrícula de Segovia, pasando a actuar libremente bajo el amparo español.
Los problemas diplomáticos con España, la crisis financiera y el descenso de la popularidad de Santana hicieron que este renunciara el 26 de marzo de 1856. El vicepresidente Manuel de Regla Mota, ocupó la presidencia de la República y por un acuerdo político, Báez fue nombrado nuevo vicepresidente, para luego proceder a la renuncia del presidente, y Báez asumir el poder. Báez estaba fuera del país desde 1853 por órdenes de Santana. Buenaventura Báez retornó al país para asumir el cargo gracias a las gestiones realizadas por el cónsul Antonio María Segovia.
Política Exterior (1853-1856)
Reconocimiento internacional
En el Gobierno de su predecesor se había logrado el reconocimiento del estado dominicano en 1850 por parte de la reina Victoria I del Reino Unido durante el Gobierno del primer ministro John Russell, conde de Russell y en 1851 el rey Federico VII de Dinamarca se sumaria al reconocimiento de la república bajo el Gobierno del primer ministro Adam Wilhelm Moltke.
El presidente Santana siguiendo la política de conseguir el reconocimiento formal de la independencia por naciones enviaría nuevamente diplomáticos: a Europa se enviaría para que se reconociera la independencia a José Fontana para conseguirlo de parte del Reino de Cerdeña y al venezolano Rafael María Baralt para que España hiciera lo correspondiente; en América el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Manuel Joaquín Delmonte, se le encomendó ir a la Colonia de Curazao y dependencias para el tratado con los Reino de los Países Bajos, mientras que para los Estados Unidos de América estarían Bobadilla y Jacinto de Castro.
El primer Jefe de Estado con el que conseguiría estrechar relaciones diplomáticas el presidente Santana sería con el rey Guillermo III de los Países Bajos el 30 de noviembre de 1853 por medio del gobernador de Curazao Isaac Joahnnes Rammelman. En el año 1854 reconocería la independencia dominicana el rey Víctor Manuel II de Cerdeña bajo el Gobierno del presidente del Consejo de Ministros Camillo Benso, conde de Cavour el 22 de marzo, luego el presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce el 5 de octubre y en el año 1855 la reina Isabel II de España durante el Gobierno del presidente del Consejo de Ministros Baldomero Espartero, duque de la Victoria, duque de Morella, conde de Luchana y vizconde de Banderas el 18 de febrero. Los últimos jefes de Estado que reconocerían la soberanía dominicana en el año 1855 fueron los alcaldes de las Ciudades Libres y Hanseáticas de Bremen y Hamburgo (miembros de la Confederación Germánica), Johann Smidt y Nicolaus Binder, siendo este tratado hecho en la República Dominicana debido a que los cónsules de dichas ciudades se hallaban en el país y se ordenaría que Domingo Daniel Pichardo firmara el tratado, siendo firmado el 12 de mayo.
Campaña de 1855-56
El emperador Faustino I tenía preparada otra expedición contra la parte española y a pesar de la oposición del Reino Unido, el Imperio Francés y España, en noviembre de 1855 organizó otra vez su ejército y lo dividió en 2 cuerpos: uno comandado por el general Garat, conde de La Petite Riviere Rousseaux que saldría de Verrettes con dirección a Santa Cruz de Neyba y otro comandado por el mismísimo Faustino I que saldría de San Gabriel de las Caobas hacia Cachimán.
El presidente Santana conocedor de aquella expedición dejaría al vicepresidente Manuel Mota encargado del Poder Ejecutivo el 28 de noviembre y se trasladaría al cuartel general de Compostela de Azua para organizar la defensa. Encomendaría la defensa de la línea de San Juan de la Maguana al general de brigada Contreras y ordenaría auxiliar al general de brigada Francisco Sosa en la villa de Santa Cruz de Neyba.
El ejército libertador vencería a los haitianos el 22 de diciembre en las batallas de Santomé y Cambronal. El presidente Santana al conocer lo acontecido le comunicaría al ministro de Guerra y Marina el día 26 lo siguiente:
“Señor ministro: Me cabe la gloria de anunciar al Gobierno, por el órgano de usted, que ya la nube oscura que venía cubriendo nuestro territorio, ha desaparecido enteramente; y nuestras tropas se hallan posesionadas de nuestros puntos fronterizos. De ese ejército de vándalos, el que ha escapado va bien escarmentado, pues no lleva consigo sino el pellejo; así es que hoy podemos contar con la existencia de la República Dominicana: no necesitamos de más paz, porque ya está garantizada y afianzada por el triunfo de nuestras armas: ¡Viva la religión! ¡Viva el Ejército vencedor! ¡Viva la República Dominicana!”Pedro Santana
El 26 de enero de 1856 los haitianos serían vencidos nuevamente en Sabana Larga, siendo esta la última acción que cesaría definitivamente las hostilidades beligerantes del Imperio de Haití contra la República Dominicana, más esto no significaba que no se siguiera reclamando la totalidad de la parte española por el Imperio Haitiano.
Durante la segunda presidencia de Báez
Apresamiento
El 2 de enero de 1857 el Consejo de Ministros presidido por el presidente Báez acusa al general Santana de la rebelión ocurrida en Santa Cruz de Neyba, que oculta en su casa una gran cantidad municiones junto a otros objetos y que «la sociedad, que aún no ve completamente derrocada la tiranía, mientras el tirano pueda a mansalva causar trastornos», decretándose seguidamente que el general división José María Cabral llevase a la capital al general Santana. El 4 de enero el general Cabral con los escuadrones de caballería de San Cristóbal y Baní compuesto por 200 jinetes va rumbo a El Prado. Con la llegada del general Cabral a El Prado el general Santana se dispone a recibirlo en su casa y solos en la sala empieza la entrevista. El general Cabral le otorga un pliego al general Santana, tras leerlo y ver que se encontraba la firma de su enemigo el ministro de Guerra y Marina Esteban Aybar, el general Santana le dice al general Cabral Pues si el Gobierno cree conveniente que pase a la Capital, yo estoy a sus órdenes. Tras la noche todos durmieron en El Prado. El día 8 la caballería penetro entre la muchedumbre encabezada por el general Cabral junto al general Santana entrando la Puerta San Diego. El Comandante de Armas, gobernador de la Provincia de Santo Domingo y de la capital Sánchez le ofrece por prisión al general Santana su alojamiento de la Comandancia de Armas.
Destierro
El día 11 el Gobierno decide expulsar del país al general Santana y en la madrugada del día 12 los generales José Antonio Hungría, Antonio Batista y Sánchez, y el ministro de Guerra y Marina Aybar le conducen a la goleta Ozama, siendo embarcado hacia la isla francesa de Martinica junto a su sobrino Manuel, bajo la custodia del coronel Simón Corso, los comandantes Jacinto Peynado Tejón, Juan Andrés Gatón y José María Moreno. La salida del general Santana de la isla fue un día de júbilo para sus enemigos, mientras que para él fue amargo y triste.
Al llegar a Martinica no se encontraba allí el gobernador Louis Henri, conde de Gueydon, a cuya disposición se pondría al general Santana y el coronel Corso al no serle posible desembarcarlo se vio en la necesidad de regresar a la capital pero al llegar no se permitió el desembarco del general Santana, decidiéndose nuevamente que zarpe la Ozama pero que se mantuviera barloventeando sin rebasar la isla Saona. Tras varios días retorno el Ozama a la capital y el general Santana se le trasbordo a la fragata francesa Iphignemie que salió rumbo a la isla francesa de Guadalupe. Tras su salida sus enemigos lanzaron contra él burlas e insultos en el Boletín Oficial y en El Eco del Pueblo incluso lo calumniaron diciendo que estaba desecho llorando y en lamentaciones afeminadas, que en las batallas se encontraba en la retaguardia para protegerse, que recibía de forma indiferente madres y esposas de hombres desterrados, y que su maldad era superior a la de Juan Manuel de Rosas y José Gaspar Rodríguez de Francia.
El 26 de abril saldría de Guadalupe a la isla danesa de Saint Thomas donde estaría acompañado durante sus primeros días por el británico Teodoro Stanley Heneken, y teniendo como compañero de paseos y tertuliano a Robles de la casa Rothschild. El 1 de junio decidió escribirle al presidente Báez sobre que solo quiere retirarse a su hogar.
El Gobierno dominicano por temor a las actividades del general Santana enviaría para Saint Thomas a José María González para investigarlo y desde el 2 de junio empezó a escribir sus informes al ministro de Relaciones Exteriores, Félix María Del Monte, diciéndole que el general Santana no parecía para nada conspirar y que él deseaba regresar a su país. El día 18 para tener una entrevista el general Santana con José González mentiría sobre estar enfermo. A las dos de la tarde tras un saludo empezó su conversación y el general Santana primero preguntaría sobre la familia de González para luego pasar a decirle que lo había llamado para preguntarle sobre si era cierta la noticia de la muerte de su esposa Micaela Antonia Rivera, a lo que González diría desconocer y en seguida el general Santana le contaría sobre su travesía, lo fastidioso que era Saint Thomas y pidiéndole a González sobre que pudiera hacer algo para que le permitiesen retornar, debido a que quería vivir en el país sin involucrase en política y González le mentiría sobre que no tenía valimiento del Gobierno pero que hablaría su situación.
El general Santana no caería en la trampa de González debido a que en la noche Robles le diría sobre la misión de espionaje. Ese mismo día el general Santana ingresaría en la secta de la francmasonería, conformada en su mayoría por jóvenes y se le dio un grado elevado junto a Robles. González calificaría aquello como un movimiento reaccionario que dará por resultado el triunfo de Santana.
Tercera Presidencia
Presidencia (1858-1861)
En agosto de 1858 Santana dio un golpe de Estado al gobierno del Presidente José Desiderio Valverde, en Santiago de los Caballeros. Bajo este gobierno de facto que se extendió hasta enero de 1859, el general Santana procedió a reubicar la sede del gobierno en la Ciudad de Santo Domingo y luego a legitimar su mandato, convocando a unas elecciones en las que resultaron elegidos como presidente Santana y vicepresidente Abad Alfau, iniciando su nuevo mandato constitucional el 31 de enero de 1859.
Durante este gobierno, el país enfrentó una grave crisis económica como resultado de la Revolución de 1857. Los cortes de madera, que eran el principal renglón de exportación, se redujeron considerablemente. La explotación era la principal forma de recaudación del pueblo dominicano, por lo que el gobierno estaba sin recursos.
Un problema económico, heredado por Santana de la gestión de Báez, era la gran cantidad de papel moneda devaluada circulante. Este dinero había sido emitido por Báez para estafar a los tabaqueros de El Cibao, en 1857.
El presidente Santana siguió haciendo en secreto grandes cantidades de emisiones monetarias sin respaldo, perjudicando las finanzas nacionales. La justificación para estas emisiones era la necesidad de prepararse militarmente para resistir una posible invasión haitiana.
Política Exterior (1858-1881)
Protectorado (1858-1861)
En 1859 el ministro de Relaciones Exteriores le manifestaría al cónsul sardo, el almirante Cambiaso, sobre que tenía la intención de pedir la protección de Cerdeña sobre la República Dominicana y el 24 de octubre del mismo año el cónsul sardo le escribió al ministro de Negocios Extranjeros de Cerdeña sobre la idea. Dicha idea fue apoyada por los cónsules francés y británico de la República Dominicana que hicieron llegar a sus respectivos países sobre la viabilidad de aquel protectorado como solución a la supervivencia del estado dominicano desde el punto de vista económico y de su seguridad frente a Haití pero los sucesos de la unificación italiana truncaron dicho proyecto.
De Protectorado a Anexión
El 20 de mayo de 1859 el general de división Felipe Alfau viajó a España como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ante la villa y corte de Madrid para gestionar un protectorado con España para sostener la independencia del Estado dominicano.
El 14 de febrero de 1860 el general Alfau dice en recepción con Isabel II:
“Como colonia de España hizo Santo Domingo por ella, a principios del siglo, tales sacrificios, que la historia los recuerda como ejemplo inimitable de fidelidad, abnegación y afecto, y aunque libre, independiente y soberano, no ha cambiado de sentimiento respecto de ella ni de su gloriosa dinastía, pues si ha sido leal como colonia, lo es y quiere serlo como aliado a su antigua Metrópoli, siempre fiel y agradecido.”Felipe Alfau
El 27 de abril el presidente Santana escribió una carta a Isabel II en la que le expresaba su interés, no en un simple protectorado, sino en la anexión.
Tregua y conflicto con Haití
El 15 de enero de 1859 Faustino I fue destronado por el general Guillaume Fabre Nicolas Geffrard, duque de Tabara, proclamándose la República de Haití y volviéndose él en presidente de la misma. El presidente Fabre Nicolas Geffrard le ofreció espontáneamente a los cónsules británico y francés en Puerto Príncipe concluir con una tregua de cinco años con la República Dominicana y estaba dispuesto a restablecer las relaciones comerciales entre ambos países, sin embargo no era una reconciliación definitiva. El Gobierno dominicano no había aceptado la oferta de inmediato, sino que había manifestado algunas dudas acerca de cómo responder a la misma, y en vez de una tregua por cinco años se exigía por diez pero finalmente el ministro de Guerra, Marina y Relaciones Exteriores, Miguel Lavastida, comunicó al cónsul francés de la capital que el presidente Santana aceptaba la proposición, respuesta que había transmitido a su homólogo en Puerto Príncipe.
En cuanto a la posibilidad de alcanzar un tratado de paz y comercio por parte del cónsul francés de la capital lo consideraba difícil, debido que la República Dominicana no se querían a ningún precio relaciones comerciales por la frontera, ante el temor de una propaganda haitiana. De parte de los cónsules británico y francés en Puerto Príncipe buscaban el reconocimiento del estado dominicano pero tenían como obstáculo el artículo cuarto de la constitución de 1846 y vigente en Haití que establecía que la isla era una e indivisible.
Si bien el Gobierno haitiano había manifestado la mejor voluntad de no retomar la parte española de momento no por eso fue menos activo y eficaz el género de hostilidades que emprendió contra el estado dominicano, proponiéndose el presidente Fabre Geffrard llevar a cabo sus fines de conquista por otros medios que no habían practicado sus predecesores, y sin haber pasado un año desde la tregua dominico-haitiano el 4 de abril de 1860 el Gobierno dominicano dirigió la primera reclamación a los cónsules británico y francés por el tráfico ilícito que tenía lugar en las fronteras de Las Matas de Farfán, con el apoyo y la protección del jefe haitiano de San Gabriel de las Caobas. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores dominicano, Francisco Pedro Ricart y Torres, informó también a los agentes europeos de que los dominicanos que explotaban sus cortes de caoba en la zona de Petit-Trou eran con frecuencia víctimas de invasiones por parte de los haitianos, que entraban en el territorio dominicano para llevarse bueyes, caballos y todo lo que encontraban. Francisco Pedro Ricart comunicó estos hechos a fin de que convenio fuese cumplido por Haití igual como lo hacia República Dominicana, y añadió que entender por armisticio simplemente como la quietud de las armas, y que mientras tanto pudieran hostilizarse las partes beligerantes por los demás medios a su alcance, sería absurdo. Haití pasaría después de sonsaca y proselitismo de las poblaciones fronterizas con objeto de hacerse amigos entre los dominicanos, y así facilitarse el medio de invadir la parte española con probabilidades de buen éxito. Tales razones habían llevado al Gobierno dominicano a movilizar sus tropas con el presidente Santana a la cabeza para poner fin a aquella situación. Los haitianos además con promesas y dinero hicieron desertar a los generales dominicanos Domingo Ramírez y Morillo, quienes obedeciendo a las pretensiones haitianas se sublevaron en sus puestos de mando pero fueron reprimidos por el Gobierno dominicano.
Gabinete (1858-1861)
Ministerios del Tercer Gobierno de Pedro Santana |
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Cartera | Secretario | Período |
Ministerio de Interior, Policía y Agricultura | Domingo de la Rocha Jacinto de Castro Felipe Dávila Fernández de Castro |
30 de julio de 1858 - 20 de julio de 1859 20 de julio de 1859 - 9 de noviembre de 1859 9 de noviembre de 1859 - 18 de marzo de 1861 |
Ministerio de Relaciones Exteriores | Juan Nepomuceno Tejera Miguel Lavastida |
30 de julio de 1858 - 17 de agosto de 1858 17 de agosto de 1858 - 18 de marzo de 1861 |
Ministerio de Hacienda y Comercio | José Mateo Perdomo Jacinto de Castro Pedro Ricart y Torres |
30 de julio de 1858 - 9 de noviembre de 1859 9 de noviembre de 1859 - 11 de enero de 1860 11 de enero de 1860 - 18 de marzo de 1861 |
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública | Juan Nepomuceno Tejera Francisco Xavier Fauleau Domingo de la Rocha Felipe Dávila Fernández de Castro |
30 de julio de 1858 - 17 de agosto de 1858 17 de agosto de 1858 - 20 de julio de 1859 20 de julio de 1859 - 9 de noviembre de 1859 9 de noviembre de 1859 - 18 de marzo de 1861 |
Ministerio de Guerra y Marina | Miguel Lavastida | 30 de julio de 1858 - 18 de marzo de 1861 |
Gobernación de Santo Domingo
Anexión a la monarquía isabelina
El 18 de marzo de 1861, día señalado para la proclamación de la reincorporación a la monarquía española, desde el amanecer circulaba por todos lados de las calles de la capital un numeroso gentío. A las siete de la mañana en la plaza de Armas, habían personas de toda clase, y poco después empezaron a llegar las tropas para guarnecer la ciudad, sin armas, y acompañadas de sus respectivos jefes, oficiales y se presentaría el Comandante de Armas de la capital con su Estado Mayor. Luego aparecería el presidente Santana y su séquito de ministros, senadores, generales, la oficialidad y las demás personas de distinción que debían asistir al acto. Poco después se presentó el presidente Santana en el balcón principal del Palacio de Justicia, desde el cual proclamaría la reincorporación al Reino de España a sus conciudadanos con la siguiente alocución:
“Dominicanos: No hace muchos años que os recordó mi voz, siempre leal y siempre consecuente, y al presentaros la reforma de nuestra Constitución política, nuestras glorias nacionales, heredadas de la grande y noble estirpe á que debemos nuestro origen.Al hacer entonces tan viva manifestación de mis sentimientos, creia interpretar fielmente los vuestros, y no me engañé: estaba marcada para siempre mi conducta; mas la vuestra ha sobrepujado á mis esperanzas.
Numerosas y espontáneas manifestaciones populares han llegado á mis manos; y si ayer me habéis investido de facultades extraordinarias, hoy vosotros mismos anheláis que sea una verdad lo que vuestra lealtad siempre deseó.
Religión, idioma, creencias y costumbres, todo aún conservamos con pureza, no sin que haya faltado quien tratara de arrancarnos dones tan preciosos; y la nación que tanto nos legara, es la misma que hoy nos abre sus brazos cual amorosa madre que recobra su hijo perdido, en el naufragio en que ve perecer á sus hermanos.
Dominicanos: solo la ambición y el resentimiento de un hombre nos separó de la madre patria: dias después el haitiano dominó nuestro territorio; de él lo arrojó nuestro valor; !los años que desde entonces han pasado, muy elocuentes han sido para todos!
¿Dejaremos perder los elementos con que hoy contamos, tan caros para nosotros, pero no tan fuertes como para asegurar nuestro porvenir y el de nuestros hijos?
Antes que tal suceda; antes que vernos, cual hoy se ven esas otras desgraciadas Repúblicas, envueltas incesantemente en la guerra civil, sacrificando en ella valientes generales, hombres de Estado, familias numerosas, fortunas considerables y multitud de infelices ciudadanos, sin hallar modo alguno de constituirse sólida y fuertemente; antes que llegue semejante dia, yo que velé siempre por vuestra seguridad; yo que, ayudado por vuestro valor, he defendido palmo á palmo la tierra que pisamos; yo que conozco lo imperioso de vuestras necesidades, ved lo que es nuestro en la nación española, ved lo que ella nos concede.
Ella nos da la libertad civil que gozan sus pueblos, nos garantiza la libertad natural y aleja para siempre la posibilidad de perderla; ella nos asegura nuestra propiedad, reconociendo válidos todos los actos de la República; ofrece atender y premiar el mérito, y tendrá presentes los servicios prestados al país; ella, en fin, trae la paz á este suelo tan combatido, y con la paz sus benéficas consecuencias.
Sí, dominicanos; de hoy más descansareis de la fatiga de la guerra y os ocupareis con incesante afán ea labrar el porvenir de vuestros hijos.
La España nos protege, su población nos cubre, sus armas impondrán á los extraños; reconoce nuestras libertades, y juntos las defenderemos, formando un solo pueblo, una sola familia, como siempre lo fuimos; juntos nos prosternaremos ante los altares que esa misma nación erigiera; ante esos altares que hoy hallará cual los dejó, intactos, incólumes y coronados aún con el escudo de sus armas, sus castillos y leones, primer estandarte que al lado de la cruz clavó Colon en estas desconocidas tierras, en nombre de Isabel I, la Grande, la Noble, la Católica; nombre augusto que al heredarle la actual Soberana de Castilla, heredó el amor á los pobladores de la isla Española: enarbolemos el pendón de su Monarquía, y proclamémosla por nuestra Reina y Soberana.
¡Viva Doña Isabel II! ¡Viva la libertad! ¡Viva la religión! ¡Viva el pueblo dominicano! ¡Viva la nación española!”Pedro Santana
Jura y renuncia como Capitán General
El 8 de agosto durante su juramentación como teniente general de los reales ejércitos, gobernador superior civil y capitán general de Santo Domingo estuvieron presentes Serrano, quien le estaba tomando juramento a Santana, Pedro Ricart, Jacinto de Castro, Abad Alfau, Modesto Díaz, Eusebio Puello y Lavastida, Eugenio Gómez Molinero, Antonio Peláez Campomanes y Uría del Llano, Carlos de Vargas y Cerveto, José Malo de Molina y Fernando Arturo de Meriño.
El 18 de marzo de 1861, cuando se proclamó la anexión a España, el pueblo dominicano confirmó los rumores que habían corrido durante meses. Inmediatamente empezaron a salir los manifiestos de apoyo, tal y como había sido acordado por los seguidores de Santana. Santana fue nombrado gobernador de Santo Domingo, pero pronto descubrió que las cosas no serían como él había planeado, ya que las directrices españolas tomaban todas las decisiones.
El descontento alcanzó incluso a los sectores anexionistas que no lograron conseguir los beneficios que esperaban. El mismo Santana se sentía incómodo con la pérdida de su influencia y autoridad. Alegando quebrantos de salud, renunció a su cargo el 20 de julio de 1862.
Postura de Santana
Causas por la que hizo la anexión
El 10 de octubre de 1863 Santana desde su campamento en Guanuma le envió al ministro de Ultramar, Francisco Permanyer y Tuyet, una carta donde manifiesta cuales fueron las causas que lo llevaron a tomar la decisión de la anexión de la Provincia de Santo Domingo. En la carta Santana expresaba lo siguiente:
“Yo comprendí desde luego cuáles eran mis compromisos, y de lleno entré a ejercer el mando, con la patriótica intención, de realizar las esperanzas de mi pueblo, de hacerlo feliz a la sombra del pabellón español.”Pedro Santana
Últimos años
Agonía y muerte
El marqués de las Carreras desde hace años cargaba con muchas enfermedades y algunas heredadas por las fatigas de la guerra de independencia. Las certificaciones médicas de los doctores Pedro Delgado, André, Federico Illas, Rotellini y Carlos Jacobs de agosto y diciembre de 1861, quienes le trataron durante largo tiempo decían que entre las enfermedades que padecía había fiebres inflamatorias, discrasia humoral, (de repetidos ataques de reumatismo poliarticular que le dejaron lesionados el brazo derecho y en completa parálisis los dedos anular y auricular de la mano derecha) disentería; y unas tantas veces diarreas, fiebre intermitente de diferentes tipos y desde hace más de veinte años, una gastritis inveterada.
El 14 de junio de 1864 fue atacado el marqués de las Carreras por una violenta fiebre. El doctor Delgado convocaría a junta médica, y el mariscal de campo Juan José del Villar hizo que fuera el primer médico y dos profesores de sanidad militar. Ya el marqués de las Carreras se encontraba fuera de razón y en delirio. Hasta las once de la mañana el desvarío del moribundo seguía hablando con claridad y todos los que se hallaban presentes estaban conmovidos, oyendo sus palabras de lealtad total al reino:
“Díganles que se presente... que yo no tengo sino 180 hombres... Que les ofrezco la vida, y los recomendaré al capitán general... Que la reina Isabel los perdonará, porque es muy buena, y repitió otra vez, la Reina es muy buena.”Pedro Santana
Luego siguió simulando ataques y dando voces de mando en la acción pero sin olvidar su idea fija, la base de su política en estos sucesos:
El presbítero Gabriel Moreno del Christo viendo qué entraba en la agonía le otorgó el sacramento de la extremaunción y alrededor de su lecho se encontraron todos sus antiguos amigos, inclusos aquellos que en los últimos tiempos se habían alejado de él.
El caudillo dominicano falleció a las cuatro y media de la tarde de inflamación cerebral.
La noticia de su muerte sorprendería los ánimos en la capital. La noticia de su muerte fue la primera en ser transmitida por el telégrafo de la capital, causando tal sorpresa en Madrid que la prensa no se atrevería a darla como segura, pensándose que se refiriera a Antonio López de Santa Anna, (quien anteriormente fue presidente de los Estados Unidos Mexicanos), debido a que las noticias anteriores no daban sospecha a tal cosa pero se aclararía con la llegada del correo.
En su testamento legó sus bienes a su viuda Ana Zorilla, su hermano demente y paralítico Florencio, su tía Dominga, sus hijastros Miguel y Loriana Febles, y su cuñada e hijastra Froilana Febles. También a sus sobrinos: Manuel, Francisco y Rafael; y sus ahijados: Pedro García, Francisco Robiou, Socorro de la Cruz Zorrilla y María de los Santos Núñez; los ahijados de sus sobrinos: Gerardo de la Cruz Zorrilla y Juan José de la Cruz Zorrilla; y el señor Valentín Familia.
Posteridad
Sus retos
Un túmulo de tres cuerpos, con las insignias del difunto marqués de las Carreras, fue erigido en la Catedral Nuestra Señora de la Encarnación y a las seis de la tarde el cadáver quedó sepultado en la Torre del Homenaje, lugar que se consideró cómo el más honorífico por el momento a juicio de sus más adictos amigos.
En 1865 tras el proceso de abandono de Santo Domingo hecho por el Gobierno del presidente del Consejo de Ministros, Ramón María Narváez, duque de Valencia, el diputado Antonio Cánovas del Castillo, (futuro presidente del Consejo de Ministros y artífice del sistema político de la restauración borbónica) pediría que los restos del marqués de las Carreras fueran llevados a la península:
“Yo ruego a los señores Diputados de la mayoría que llenen una obligación que tiene España y que nosotros no podremos llenar por la desconfianza natural, lo reconozco, que tienen los Gobiernos de las oposiciones. Yo ruego a los señores de la mayoría presente una enmienda, una proposición cualquiera, para que no queden expuestos al furor enemigo de aquella isla los restos de uno de los más insignes patricios, de una de las mayores glorias en fin que en este siglo ha tenido España, el General Santana. Es imposible recordar sus hechos, tener noticia completa de su patriotismo y haber podido apreciar por documentos auténticos todo lo que aquel noble corazón sintió y padeció por la causa de España, y no experimentar el sentimiento que me mueve a pronunciar estas palabras. No dejéis, no, expuestos a los instintos feroces de sus enemigos las reliquias venerables de Santana: ya han salido de Santo Domingo las cenizas de Colón y han hecho alto en Cuba! Dios quiera que por mucho tiempo! Sacad también las del General Santana, y éstas traedlas desde luego a España!”
No obstante la petición de Cánovas no se llevaría a cabo.
El de 9 de enero de 1879 durante la presidencia de Cesáreo Guillermo a petición de Froilana Febles fue exhumado y traslado a la Iglesia de Regina Angelorum para luego en 1890 ser llevados a la torre campanario de la Catedral por disposición de Meriño. En marzo de 1931 durante la presidencia de Rafael Leónidas Trujillo Molina fue llevado a El Seibo.
Desde 1978 sus restos yacen en el Panteón de la Patria por disposición del presidente Joaquín Balaguer y desde entonces se constituyó un grupo de presión, actualmente vigente que se empeña en exhumar de su tumba en el Panteón de la Patria al marqués de las Carreras y entre los abanderados de la causa se encuentra el Instituto Duartiano.
Honores
El 24 de agosto de 1954 durante la presidencia de Héctor Trujillo se promulgaría la ley 3915, mediante la cual fue creada la Orden del Heroísmo Capitán General Santana.
Espada del Libertador
Durante la visita del duque de la Torre a Santo Domingo cuando era gobernador de Cuba en agosto de 1861, el marqués de las Carreras creyó que no podía manifestar mejor el sentimiento de gratitud de que los más nobles dominicanos se sentían poseídos hacia España, que ofreciendo al duque de la Torre la espada que le había donado la república pero el duque de la Torre, se creía suficiente recompensado con la satisfacción de haber prestado a Isabel II y España un ilustre servicio, negándose a admitir la espada del marqués de las Carreras durante su vida y solo se prestó a aceptarla tras su muerte, y eso con la intención de presentarla entonces a Isabel II, por si se dignaba mandarla a colocar en la Real Armería de Madrid.
Tras la muerte del marqués de las Carreras su espada pasaría al duque de la Torre como quedaba estipulado en su testamento y en 1865 iría el coronel José María Velasco a Madrid para entregarle la espada. El 8 de marzo el duque de la Torre le entregó la espada a Isabel II, que acogió con gratitud y mando que fuese colocado en su Real Armería, como digno recuerdo de la anexión de Santo Domingo.
El 17 de octubre de 1936 en Higüey después de la inauguración de los puentes General Santana y Juan Sánchez Ramírez, le fue otorgado al presidente Rafael Leónidas Trujillo por el anterior arzobispo de Santo Domingo, primado de Indias, Adolfo Alejandro Nouel, la espada del marqués de las Carreras. Al ponerse la espada en las manos del presidente Trujillo, Nouel le dijo:
“Yo le digo a Ud. ¡Salve Padre de la Patria! Conservad esta espada para que mañana, si es necesario- y Dios no lo quiera- podáis defender la patria de nuestros progenitores.”
Descendencia colateral
De su sobrino Rafael Santana Febles (casado con Paula Bobadilla) descienden el cardenal Octavio Beras (tataranieto de su hermano Ramón), el comediante Freddy Beras Goico (chozno de su hermano Ramón) y la actriz y presentadora Ivonne Beras (bichozna o pentanieta de su hermano Ramón).
De su sobrina María de los Ángeles Santana Febles (casada con Isidoro Durán) descienden el ministro y senador José Ignacio Paliza (hexanieto de su hermano Ramón), la diplomática Patricia Villegas (chozna de Ramón) y el diputado Orlando Jorge Villegas (bichozno o pentanieto de Ramón).
Personalidad de Santana
Aspecto y carácter
El 16 de junio de 1861 en la revista El Panorama Universal se publicaría en una sección la biografía del marqués de las Carreras donde se les describía de la siguiente forma:
“La estatura del Excmo. Sr. D. Pedro Santana es lo que en términos vulgares se llama regular. Su cara revela mucha energía y resolución determinada, y su frente sombreada de pelo, no es abultada. Sus cejas son espesas y cubren un par de ojos penetrantes, que brotan fuego cuando se irritan sus pasiones. Tiene bozo, pero no usa bigote, y en su vestido muestra mucha sencillez. Es dulce y caballeroso, pero muy cauto en la conversación. Escucha y pesa bien sus palabras antes de dar una afirmacion; pero cuando se altera ó se anima, habla en el fuerte dialecto de su provincia con ruda entonacion, sin perder, sin embargo, el dominio sobre si mismo. Este hombre notable es en su casa enteramente moderado y enemigo de ostentacion. Su porte sério podria hacer creer á los extranjeros que es austero. Tiene autoridad y prestigio ilimitado sobre sus soldados. Gana su afecto con modales insinuantes, y les impone respeto con el aire de una autoridad de que le ha dotado la naturaleza.”
El brigadier Antonio Peláez Campomanes, quien le visito en 1860, decía de él que:
“Con un valor de león reune un corazón noble y generoso, como pueden certificarlo los muchos huérfanos y desvalidos a quienes ha acogido en su casa, y establecido después. Su honradez es a toda prueba...”Antonio Peláez Campomanes
A principios de 1860 el estadounidense W. S. Courtney describiría al marqués de las Carreras de la siguiente forma:
“Pedro Santana, es el actual Presidente, es un hombre de unos sesenta años de edad, un español que tiene rasgos del indio nativo, nativo de la isla, hombre de mucha integridad de carácter y sin duda alguna habitualmente honesto y sincero. Es un hombre sagaz, y aunque no tiene mucho bagaje intelectual, posee un buen sentido para apreciar las cosas y gran parte de las capacidades administrativas. Es siempre frió y circunspecto y muy popular con las masas y los viejos habitantes españoles de la isla. Aunque no es un hombre de gran estatura, es de constitución robusta y saludable y tiene gran parecido con el difunto General Taylor.”W. S. Courtney
Ancestros
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¿? Santana |
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Pedro Santana |
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¿? |
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Pedro Santana Familias, marqués de las Carreras |
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Santiago Familias |
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Petronila Familias Carrasco |
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María Carrasco |
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Véase también
En inglés: Pedro Santana Facts for Kids