Maximiliano de México para niños
Datos para niños Maximiliano de México |
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Emperador de México | ||
![]() Retrato oficial como emperador por Albert Gräfle en 1865, óleo sobre tela, Museo Nacional de Historia.
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![]() Emperador de México |
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10 de abril de 1864-19 de junio de 1867 | ||
Predecesor | Regencia del Segundo Imperio | |
Sucesor | Monarquía abolida | |
![]() Virrey de Lombardía-Venecia |
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2 de septiembre de 1857-10 de abril de 1859 | ||
Predecesor | Joseph Radetzky | |
Sucesor | Ferencz Gyulai | |
Información personal | ||
Nombre completo | Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena | |
Tratamiento | Majestad imperial | |
Otros títulos | ||
Proclamación | 10 de abril de 1864 en el Castillo de Miramar |
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Nacimiento | 6 de julio de 1832 Viena, Imperio austríaco |
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Fallecimiento | 19 de junio de 1867 Santiago de Querétaro, Imperio mexicano |
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Sepultura | Cripta Imperial de Viena | |
Religión | Catolicismo | |
Residencia | Castillo de Chapultepec (como emperador) |
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Familia | ||
Casa real | Casa de Habsburgo-Lorena | |
Padre | Francisco Carlos, archiduque de Austria | |
Madre | Sofía, princesa de Baviera | |
Consorte | Carlota, princesa de Bélgica (matr. 1857) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político y militar | |
Lealtad | Imperio austriaco (1850-1864) | |
Rango militar | Contraalmirante | |
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Firma | ![]() |
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Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena (en alemán, Ferdinand Maximilian Joseph Maria von Habsburg-Lothringen; Viena, Imperio austríaco; 6 de julio de 1832-Querétaro, Segundo Imperio mexicano; 19 de junio de 1867) fue un noble, político y militar austriaco. Nació con el título de archiduque de Austria como Fernando Maximiliano de Austria. Sin embargo, renunció a este título para convertirse en emperador de México bajo el nombre de Maximiliano I.
Su reinado fue el único del Segundo Imperio Mexicano, y ocurrió al mismo tiempo que el gobierno de Benito Juárez. En la historia de México, es conocido como Maximiliano de Habsburgo.
Maximiliano era el hermano menor del emperador de Austria, Francisco José I. En 1857, se casó con la princesa Carlota de Bélgica. Ese mismo año, fue nombrado virrey del reino de Lombardía-Véneto, un territorio que Austria había obtenido. Dos años después, el reino se rebeló contra la Casa de Habsburgo. Maximiliano tuvo que renunciar a su cargo el 10 de abril de 1859, porque su forma de gobernar a los italianos era vista como demasiado suave por las autoridades austriacas.
Cuando México suspendió el pago de su deuda externa, Francia, aliada de España y Reino Unido, inició una intervención en México en 1861. Aunque España y Reino Unido se retiraron en abril de 1862, el ejército francés se quedó. Para justificar su presencia, Napoleón III apoyó a un grupo de mexicanos que querían una monarquía. Estos se reunieron y ofrecieron la corona de México a Maximiliano el 3 de octubre de 1863. Él aceptó, pero puso condiciones, como que el pueblo mexicano estuviera de acuerdo y que hubiera apoyo económico y militar. Finalmente, el 10 de abril de 1864, aceptó el trono.
El Segundo Imperio Mexicano fue reconocido por varios países europeos como Reino Unido, España, Bélgica, Austria y Prusia. Sin embargo, Estados Unidos, siguiendo su doctrina Monroe (que se oponía a la intervención europea en América), apoyó al gobierno republicano de Juárez, que no pudo ser derrotado por el Imperio. En 1865, al terminar la guerra de Secesión en Estados Unidos, este país ayudó a las fuerzas republicanas. Además, el ejército francés se retiró de México al año siguiente, lo que debilitó mucho la posición de Maximiliano.
Su esposa, Carlota, regresó a Europa para intentar conseguir más apoyo de Napoleón III o de otros reyes, pero no tuvo éxito. Maximiliano fue derrotado en el Cerro de las Campanas, en Santiago de Querétaro. Fue capturado, juzgado por un tribunal militar y fusilado el 19 de junio de 1867. Después de su muerte, el sistema republicano se restableció en México, dando inicio al periodo conocido como la República Restaurada.
Contenido
- Primeros años de Maximiliano (1832-1848)
- Adolescencia y juventud (1848-1856)
- Compromiso y boda con Carlota de Bélgica (1856-1857)
- Virrey de Lombardía-Véneto (1857-1859)
- El camino al Imperio (1859-1863)
- Emperador de México (1864-1867)
- Últimos días y fallecimiento (1867)
- Restos mortales
- Honores
- Legado
- Ideas de Maximiliano
- Títulos y símbolos
- Maximiliano en el arte
- Ancestros
- Véase también
Primeros años de Maximiliano (1832-1848)

Maximiliano nació el 6 de julio de 1832 en el Palacio de Schönbrunn, cerca de Viena, la capital de Austria. Fue el segundo hijo de los archiduques Francisco Carlos de Austria y Sofía de Baviera. También fue nieto del emperador Francisco I de Austria y hermano menor del futuro emperador Francisco José I. Sus nombres eran Fernando Maximiliano José María. Fernando fue en honor a su tío y padrino, el emperador Fernando I de Austria. Maximiliano fue por su abuelo materno, el rey Maximiliano I de Baviera. José María era un nombre de tradición católica.
Durante su niñez, Maximiliano a menudo se enfermaba. Esto se debía a la poca calefacción en las habitaciones del Palacio Imperial de Hofburg, donde vivía el emperador austriaco.

Maximiliano desarrolló un gran interés por la naturaleza, como el dibujo de plantas y paisajes. Le gustaba el jardín privado del emperador en el palacio, que tenía palmeras y plantas tropicales con loros. Este gusto lo acompañó toda su vida, y se reflejó en los dibujos que hacía de los jardines de sus residencias. También disfrutaba de actividades como la caza de mariposas.
Su madre, Sofía, decía que Maximiliano era el más cariñoso de sus hijos. A Francisco José lo describía como "ahorrativo", mientras que a Maximiliano lo veía como "más soñador y generoso". En 1845, cuando Maximiliano tenía trece años, viajó con Francisco José por los reinos de la península itálica, bajo la supervisión del mariscal Joseph Radetzky.
Todos los hijos de Francisco Carlos y Sofía recibieron la misma educación estricta de la corte de Viena. Maximiliano fue educado primero por una institutriz y luego por tutores, dirigidos por el conde Heinrich de Bombelles. Maximiliano y Francisco José tenían un horario escolar muy ocupado, con hasta cincuenta y cinco horas de estudio a la semana. Maximiliano aprendió a tocar el piano, a modelar, filosofía, historia, derecho y equitación. También se volvió políglota, aprendiendo inglés, francés, italiano, húngaro, polaco, rumano y checo, además de su alemán natal. Más tarde, aprendió portugués, español y hasta náhuatl cuando fue emperador de México.
Adolescencia y juventud (1848-1856)
En febrero de 1848, una revolución en Italia se extendió rápidamente por el imperio. El emperador Fernando I fue considerado incapaz de gobernar. Su hermano, Francisco Carlos de Austria, renunció a sus derechos al trono a favor de su hijo mayor, Francisco José, quien comenzó su reinado el 2 de diciembre de 1848.
Francisco José tomó el poder con seriedad. Los húngaros se resistieron hasta el verano de 1849, cuando Francisco José puso a Maximiliano al mando de operaciones militares. Maximiliano informó que "las balas silbaban sobre sus cabezas". Después de la victoria sobre los húngaros, hubo una fuerte represión contra los opositores. A diferencia de su hermano, Maximiliano se sintió afectado por la dureza de las ejecuciones.
Maximiliano fue descrito como atractivo, soñador y romántico. En 1850, se enamoró de la condesa Paula von Linden. Sus sentimientos eran mutuos, pero debido a la diferencia de rango, Francisco José puso fin a esta relación. Envió a Maximiliano a Trieste para que se familiarizara con la marina austriaca, donde más tarde haría carrera.
Maximiliano viajó en la corbeta "Vulcain" por Grecia. En octubre de 1850, fue nombrado teniente de marina. A principios de 1851, hizo otro viaje a bordo del SMS Novara. Este viaje le encantó, y escribió en su diario: "Voy a cumplir mi sueño más querido: un viaje por mar".
Este viaje lo llevó a Lisboa, donde conoció a la princesa María Amelia de Braganza, de diecinueve años. Ella era la única hija del emperador Pedro I de Brasil. Ambos se enamoraron, y Francisco José y su madre aprobaron un posible matrimonio. Sin embargo, en febrero de 1852, María Amelia enfermó gravemente y falleció el 4 de febrero de 1853, lo que causó un gran dolor a Maximiliano.
Maximiliano mejoró sus habilidades en el mando de tripulaciones y recibió una sólida formación naval. El 10 de septiembre de 1854, fue nombrado comandante en jefe de la Armada de Austria y ascendió a contralmirante. Gracias a estas experiencias en la marina, desarrolló su gusto por los viajes y por conocer lugares exóticos. Visitó Beirut, Palestina y Egipto.
A finales de 1855, encontró refugio en el golfo de Trieste. Allí decidió construir una residencia, el Castillo de Miramar, que comenzó en marzo de 1856.
El fin de la guerra de Crimea en 1856 trajo paz a Europa. Maximiliano viajó a París para conocer al emperador de los franceses Napoleón III y a su esposa, la emperatriz Eugenia. Estos personajes influirían mucho en su vida.
Compromiso y boda con Carlota de Bélgica (1856-1857)
En mayo de 1856, Francisco José le pidió a Maximiliano que regresara de París a Viena, haciendo una parada en Bruselas para visitar al rey de los belgas Leopoldo I. El 30 de mayo de 1856, Maximiliano llegó a Bélgica. Allí conoció a la princesa Carlota, la única hija del rey Leopoldo I. Carlota, de dieciséis años, quedó inmediatamente encantada con él.
Leopoldo I sugirió a Maximiliano que le pidiera la mano de Carlota, y él aceptó. Maximiliano fue bien recibido en la corte belga, aunque le pareció que el Castillo de Laeken era demasiado sencillo comparado con los lujosos palacios de Viena.
El príncipe Jorge de Sajonia, quien Carlota había rechazado antes, advirtió a Leopoldo I sobre el "carácter calculador del archiduque". El propio Leopoldo I le escribió a su futuro yerno: "En mayo te ganaste toda mi confianza y mi benevolencia. También noté que mi niña compartía estos sentimientos".
Mientras tanto, Austria había adquirido el reino de Lombardía-Véneto. El 28 de febrero de 1857, Francisco José nombró oficialmente a Maximiliano virrey de este territorio.
Maximiliano no parecía muy entusiasmado con el matrimonio. Negoció con dureza la dote de Carlota. El rey Leopoldo pidió que se hiciera un acuerdo para proteger los bienes de su hija. Carlota, sin embargo, estaba más interesada en que Maximiliano fuera virrey de Italia.
El compromiso se formalizó el 23 de diciembre de 1856. El 27 de julio de 1857, Maximiliano y Carlota se casaron en el Palacio Real de Bruselas. Asistieron importantes familias reales de Europa, lo que aumentó el prestigio de la joven dinastía belga.
Virrey de Lombardía-Véneto (1857-1859)
Un archiduque con ideas modernas

El 6 de septiembre de 1857, Maximiliano y Carlota llegaron a Milán, capital de Lombardía-Véneto. Vivieron en el Palacio Real de Milán y a veces en la Villa real de Monza. Como gobernador, Maximiliano vivía como un rey, rodeado de una gran corte.
Durante su gobierno, Maximiliano continuó la construcción del castillo de Miramar. La dote de Carlota fue de gran ayuda para esta obra. El futuro Leopoldo II de Bélgica llegó a decir que la construcción de este palacio era "una locura sin fin".
Maximiliano, inspirado por la armada austriaca, impulsó la flota imperial. También apoyó la expedición del Novara, que realizó la primera vuelta al mundo marítima del Imperio austriaco, una expedición científica de más de dos años. Políticamente, Maximiliano tenía ideas muy modernas para su época. Fue nombrado virrey en lugar del viejo mariscal Joseph Radetzky para calmar el descontento de la población italiana.
Maximiliano y Carlota intentaron ganarse el cariño de la gente en Milán. Carlota hablaba italiano, visitaba obras de caridad e inauguraba escuelas. Incluso se vestía como una campesina lombarda. A pesar de sus esfuerzos, los sentimientos contra Austria crecieron rápidamente entre los italianos.
El trabajo de Maximiliano en las provincias que gobernaba fue muy productivo. Revisó los impuestos para que fueran más justos, estableció médicos en los pueblos, mejoró los puertos y drenó pantanos para combatir la malaria y hacer la tierra más fértil. También hizo mejoras en las ciudades, como ampliar plazas y restaurar edificios. El Ministro de Relaciones Exteriores de Reino Unido escribió en 1859 que la administración de Maximiliano era "con gran talento y un espíritu lleno de ideas modernas y conciliación".
Problemas y renuncia

Aunque era virrey, la autoridad de Maximiliano estaba limitada por los militares austriacos, que se oponían a cualquier reforma moderna. En abril de 1858, Maximiliano fue a Viena para pedirle a Francisco José I que le diera más poder, pero su hermano se negó.
Maximiliano se sintió frustrado. En febrero de 1859, hubo muchas detenciones en Milán y Venecia. La situación en Italia se volvió muy tensa. Los proyectos de Maximiliano para mejorar la vida de la gente tuvieron que ser cancelados. Francisco José consideraba a Maximiliano demasiado moderno y generoso con los italianos rebeldes. Por eso, lo obligó a renunciar a su cargo el 10 de abril de 1859.
La renuncia de Maximiliano fue bien recibida por Camilo Cavour, una figura importante en la unificación italiana. Cavour dijo que Maximiliano era un "enemigo terrible" porque estaba logrando ganarse a los milaneses.
El camino al Imperio (1859-1863)
Un retiro forzado
El 26 de abril de 1859, Austria le declaró la guerra al rey de Cerdeña Víctor Manuel II. Esta guerra, conocida como la segunda guerra de independencia italiana, terminó con la victoria de Cerdeña gracias al apoyo de Napoleón III. El conflicto finalizó con el Tratado de Villafranca el 11 de julio de 1859.
A los veintisiete años, Maximiliano, sin un cargo oficial, se retiró a la costa dálmata. Allí, Carlota había comprado la isla de Lokrum y un antiguo convento en ruinas. Rápidamente lo transformaron en un segundo hogar. En la Navidad de 1860, pudieron mudarse a su Castillo de Miramar, que ya estaba casi terminado.
Mientras tanto, Maximiliano y Carlota viajaron en el yate Fantasía a Madeira en diciembre de 1859, el mismo lugar donde había fallecido la princesa María Amelia de Brasil años antes. Maximiliano se sintió triste al recordar esos momentos.
Carlota se quedó sola en Funchal durante tres meses, mientras Maximiliano continuó su viaje por Brasil. Visitó la corte del emperador Pedro II y exploró la selva. Recopiló mucha información sobre plantas, ecosistemas y métodos agrícolas. Durante su viaje, vio el uso de personas esclavizadas en las grandes propiedades, lo que consideró cruel.
Maximiliano regresó a Funchal para reunirse con Carlota y volver a Europa. Hicieron una parada en Tetuán (Marruecos) el 18 de marzo de 1860. Ya en Lokrum, Maximiliano dejó a su esposa y se fue a Venecia. Aunque Carlota intentaba mostrar una imagen feliz de su matrimonio, la realidad era que estaban distanciados.
La situación en México
En México, los gobiernos de Juan Álvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez habían emitido las Leyes de Reforma. Estas leyes limitaban el poder de la Iglesia católica y del Ejército, y promovían la libertad. Esto dividió a la sociedad mexicana. La Guerra de Reforma (1858-1861) enfrentó a liberales (apoyando a Juárez) y conservadores. Los liberales ganaron, pero los conservadores pidieron ayuda a Europa.
En Francia, Napoleón III, con grandes ambiciones, decidió intervenir en México. Aprovechó la guerra de Secesión en Estados Unidos (1861-1865), que impedía a este país intervenir. Con el pretexto de cobrar deudas que el gobierno de Juárez había suspendido, Francia, España e Inglaterra firmaron el Convenio de Londres en 1861. Después de que España e Inglaterra se retiraron en abril de 1862, Francia decidió quedarse. Su plan era ocupar México y convertirlo en un país industrializado que compitiera con Estados Unidos. Las tropas francesas desembarcaron en Veracruz y tomaron Puebla en mayo de 1863, abriendo el camino a la Ciudad de México, que ocuparon en junio de ese año.
Napoleón III quería que México fuera un protectorado francés. Aunque México sería teóricamente independiente con un emperador, Francia controlaría su política exterior, ejército y defensa. Francia también sería el principal socio comercial. Se intensificó el envío de colonos franceses para fortalecer su presencia en México.
La elección del nuevo emperador
Napoleón III planeó ofrecer la corona imperial mexicana a Maximiliano, a quien conocía y apreciaba. En julio de 1862, Napoleón III mencionó el nombre de Maximiliano como candidato, ya que él ya conocía América por sus visitas a Brasil.
Después de la derrota republicana en México, los conservadores decidieron restaurar la monarquía. Buscaron un príncipe europeo que fuera católico y respetara las tradiciones mexicanas.
El 21 de julio de 1864, se formó la Junta Superior de Gobierno (también llamada Asamblea de Notables). Después de discutir varios candidatos, Napoleón III propuso formalmente a Maximiliano, quien cumplía los requisitos.
Una comisión de personas importantes fue a visitar a Maximiliano en el Castillo de Miramar para ofrecerle el trono. El 10 de julio de 1863, la Junta Superior de Gobierno emitió un documento que decía:
- México adoptaría una monarquía moderada y hereditaria, con un príncipe católico.
- El gobernante sería el Emperador de México.
- La corona se ofrecía al príncipe Maximiliano de Austria y a sus descendientes.
- Si Maximiliano no aceptaba, la nación mexicana pediría a Napoleón III que indicara otro príncipe católico.
La oferta y la aceptación
La delegación conservadora fue elegida cuidadosamente para representar a México. Napoleón III ya había informado a Maximiliano, quien había tenido tiempo de pensarlo. El 3 de octubre de 1863, la delegación llegó al Castillo de Miramar.
Maximiliano respondió que le halagaba que los mexicanos pensaran en su familia. Sin embargo, dijo que solo aceptaría el trono si toda la nación mexicana expresaba su deseo de tener una monarquía.

Maximiliano pidió que se realizara una votación popular (un referéndum) y que Francia garantizara apoyo económico y militar.
En marzo de 1864, Maximiliano y Carlota viajaron a París, donde Napoleón III y la emperatriz Eugenia los recibieron cálidamente para animarlos a aceptar el trono. El emperador francés prometió mantener veinte mil soldados franceses en México hasta 1867. Maximiliano también acordó una deuda de quinientos millones de pesos mexicanos con Francia para sus proyectos en México. El rey Leopoldo de Bélgica prometió enviar una fuerza belga para apoyarlos.
Ese mismo mes, Maximiliano visitó a su hermano Francisco José I en Viena. Su hermano le pidió que firmara un documento renunciando a sus derechos a la corona austriaca y a sus propiedades en Austria. Maximiliano intentó añadir una cláusula secreta para recuperar sus derechos si fracasaba en México, pero Francisco José I se negó. Sin embargo, prometió ayuda económica y soldados voluntarios. Después de una larga discusión, Maximiliano y Francisco José I firmaron el acuerdo el 9 de abril de 1864.
Emperador de México (1864-1867)
Viaje a México
Al día siguiente, el 10 de abril de 1864, Maximiliano declaró en Miramar que aceptaba la corona imperial, convirtiéndose oficialmente en Emperador de México. Él creía que el pueblo mexicano lo había elegido, aunque en realidad, algunos conservadores lo habían engañado, asegurándole un apoyo popular que no era tan grande.
Ese mismo día, Maximiliano sufrió un ataque de nervios y no pudo asistir a una cena oficial. Carlota presidió el banquete sola.
La partida hacia México fue el 14 de abril de 1864. Zarparon a bordo del SMS Novara, escoltados por la fragata francesa Thémis. Maximiliano se sintió más tranquilo. Carlota y él hicieron una parada en Roma para recibir la bendición del papa Pío IX. El papa les recordó que debían respetar los derechos del pueblo y de la Iglesia.
Durante el largo viaje, Maximiliano y Carlota no hablaron mucho de los problemas que enfrentarían. En cambio, planearon con mucho detalle cómo sería su futura corte, escribiendo un manuscrito de seiscientas páginas sobre el ceremonial. El Novara se detuvo en Madeira y Jamaica, y soportaron fuertes tormentas antes de una última parada en Martinica.
Llegada e instalación en México
Maximiliano llegó el 28 de mayo de 1864 al puerto de Veracruz. Debido a una epidemia de fiebre amarilla, la pareja imperial cruzó la ciudad sin detenerse. Además, llegaron muy temprano, lo que resultó en una mala bienvenida por parte de los habitantes de Veracruz. Carlota se sintió especialmente afectada por las condiciones climáticas y un accidente automovilístico. Sin embargo, en Córdoba, Maximiliano y Carlota fueron recibidos con entusiasmo por los nativos, quienes los veían como libertadores.
Las ovaciones continuaron en el camino a la Ciudad de México, especialmente en Puebla. Al acercarse a la capital, vieron un país afectado por la guerra y muy dividido. Maximiliano se enamoró de los paisajes y la gente de su nuevo país. El 12 de junio de 1864, la pareja imperial hizo su entrada oficial en la capital. Se detuvieron en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, donde fueron recibidos por la sociedad capitalina. Mientras tanto, las tropas francesas seguían luchando para controlar todo el territorio mexicano.
El Palacio Nacional, que había sido la residencia oficial de los gobernantes de México, no era lo que Maximiliano y Carlota esperaban de una "residencia imperial". Estaba en mal estado y necesitaba muchas reparaciones. Una semana después de su llegada, Maximiliano y Carlota prefirieron instalarse en el Castillo de Chapultepec, ubicado en una colina cerca de la ciudad. Lo rebautizaron como Castillo de Miravalle.
Poco después de su llegada, Maximiliano pidió que se construyera una avenida desde el Castillo de Chapultepec hasta el centro de la capital. La avenida fue nombrada Paseo de la Emperatriz en honor a Carlota, y años después se le cambió el nombre a paseo de la Reforma. La pareja imperial también disfrutaba del Palacio de Cortés en Cuernavaca. Maximiliano hizo muchas mejoras costosas en sus propiedades, a pesar de la mala situación económica del país.
Las políticas de Maximiliano
Al llegar, Maximiliano comenzó a construir museos para preservar la cultura mexicana. Carlota, por su parte, organizaba fiestas para recaudar fondos para obras de caridad.
El Imperio usó la frase "Equidad en la justicia". Al principio, contó con el apoyo de la Iglesia católica en México y de gran parte de la población católica. Sin embargo, tuvo una fuerte oposición de los liberales. Durante su gobierno, Maximiliano intentó desarrollar económica y socialmente los territorios bajo su control, aplicando los conocimientos que había adquirido en Europa.
Para Maximiliano, la justicia y el bienestar eran sus objetivos más importantes. Una de sus primeras acciones como emperador fue limitar las horas de trabajo y prohibir el trabajo infantil. Canceló las deudas de los campesinos que superaban los diez pesos y restauró la propiedad comunal. También puso fin al monopolio de las "tiendas de raya" y decretó que la fuerza de trabajo no podía ser comprada o vendida. Maximiliano se interesó por las condiciones de vida de los indígenas en las haciendas, donde a menudo eran sometidos a castigos severos.
A fines de julio de 1864, Maximiliano se quejó de que la flota francesa no salía de Veracruz, dejando puertos importantes en manos de los opositores. Las tropas de Juárez se retiraban, pero la guerra se convirtió en pequeñas batallas lideradas por guerrillas, lo que dificultaba el control.
Maximiliano viajó a caballo del 10 de agosto al 30 de octubre de 1864 por el interior de México, escoltado por caballería. Visitó varios departamentos y ciudades. Carlota lo acompañó en la última parte del viaje. A pesar de la presencia de tropas francesas, las fuerzas de Juárez seguían activas cerca.
A finales de 1864, el ejército francés había logrado que la autoridad imperial fuera reconocida en la mayor parte de México, pero el Imperio seguía siendo frágil. Los éxitos militares franceses eran la base del proyecto imperial. Pronto surgieron nuevos desafíos, como la pacificación de Michoacán y la expulsión de Juárez de Chihuahua.
Para sorpresa de sus aliados conservadores, Maximiliano defendió varias ideas liberales que había propuesto el gobierno de Juárez, como las reformas agrarias, la libertad de religión y la extensión del derecho al voto a más personas. El carácter moderno de Maximiliano ya se había visto en Lombardía. En México, se movía entre ideales liberales y conservadores, pero no tenía un control total del país. Las medidas de su gobierno solo se aplicaban en los territorios controlados por las tropas francesas.
Maximiliano pronto se ganó la oposición de los conservadores y del Clero al confirmar la secularización de las propiedades de la Iglesia. Incluso ofreció una amnistía a los liberales que quisieran unirse a su causa. Invitó a algunos liberales a su consejo de ministros. Incluso le ofreció a Juárez un puesto en su gobierno, pero este se negó rotundamente.
Existe una carta atribuida a Juárez, cuya autenticidad se discute, que dice:
Usted me dice que "abandonando la sucesión de un trono en Europa, su familia, sus amigos y sus propiedades y lo que es más querido para un hombre, la patria, usted y su esposa doña Carlota han venido a estas lejanas y desconocidas tierras obedeciendo solamente al llamado espontáneo de la nación, que cifra en usted la felicidad de su futuro". Realmente admiro su generosidad, pero por otra parte me ha sorprendido grandemente encontrar en su carta la frase llamado espontáneo, pues ya había visto antes que cuando los traidores de mi país se presentaron por su cuenta en Miramar a ofrecer a usted la corona de México, con las adhesiones de nueve o diez pueblos de la nación, usted vio en todo esto una ridícula farsa indigna de que un hombre honesto y honrado la tomara en cuenta. En respuesta a esta absurda petición, contestó usted pidiendo la expresión libre de la voluntad nacional por medio de un sufragio universal. Esto era imposible, pero era la respuesta de un hombre honorable.[…] Usted me invita cordialmente a la Ciudad de México, a donde usted se dirige, para que tengamos una conferencia junto con otros jefes mexicanos que se encuentran actualmente en armas, prometiéndonos todas las fuerzas necesarias para que nos escolten en nuestro viaje, empeñando su palabra de honor, su fe pública y su honor, como garantía de nuestra seguridad. […] Me es imposible, señor, acudir a este llamado. Mis ocupaciones oficiales no me lo permitirán. Aquí, en América, sabemos demasiado bien el valor que tiene esa fe pública, esa palabra y ese honor, tanto como sabe el pueblo francés lo que valen los juramentos y las promesas de Napoleón.
Me dice usted que no duda que de esta conferencia —en caso de que yo la aceptara— resultará la paz y la felicidad de la nación mexicana y que el futuro Imperio me reservará un puesto distinguido y que se contará con el auxilio de mi talento y de mi patriotismo.
Ciertamente, señor, la historia de nuestros tiempos registra el nombre de grandes traidores que han violado sus juramentos, su palabra y sus promesas; han traicionado a su propio partido, a sus principios, a sus antecedentes y a todo lo que es más sagrado para un hombre de honor y, en todos estos casos, el traidor ha sido guiado por una vil ambición de poder y por el miserable deseo de satisfacer sus propias pasiones y aun sus propios vicios, pero el encargado actual de la presidencia de la República salió de las masas oscuras del pueblo, sucumbirá, si es éste el deseo de la Providencia, cumpliendo su deber hasta el final, correspondiendo a la esperanza de la nación que preside y satisfaciendo los dictados de su propia conciencia. […] Pero existe una cosa que no puede alcanzar ni la falsedad ni la perfidia y que es la tremenda sentencia de la historia. Ella nos juzgará.
Cuando Maximiliano se ausentaba de la Ciudad de México, Carlota gobernaba. Presidía el Consejo de Ministros y daba audiencias públicas en nombre de su esposo. Carlota también implementó varias de las políticas sociales de Maximiliano, convirtiéndose en la primera mujer gobernante de México.
Desde 1864, Maximiliano invitó a europeos a establecerse en la "Colonia de Carlota" en la península yucateca, con el objetivo de modernizar el país. También se ideó un plan para que ex-soldados estadounidenses se asentaran en México, pero tuvo poco éxito. Estos planes no gustaron al gobierno de Estados Unidos. Maximiliano también intentó, sin éxito, atraer a la colonia inglesa de Honduras Británica (actual Belice) a Yucatán. Muchas de las nuevas colonias agrícolas abandonaron México para ir a Brasil.

El 10 de abril de 1865, Maximiliano creó una asamblea política para proteger a las clases necesitadas, especialmente a los siete millones de indígenas. El 1 de noviembre de 1865, el emperador decretó la abolición de los castigos corporales, la reducción de la jornada laboral y la garantía de salarios. Sin embargo, este decreto no tuvo el efecto deseado, ya que los dueños de las haciendas se negaron a emplear a los trabajadores, quienes a menudo volvieron a su situación inicial. El Segundo Imperio fue el primer gobierno mexicano en establecer leyes que protegían y fomentaban los derechos sociales.
La pareja imperial siempre mostró cercanía con la población. Intentaron adoptar y difundir la identidad del país, practicando la charrería, estudiando las especies vegetales y animales del bosque de Chapultepec, y traduciendo los decretos imperiales al náhuatl. Carlota organizaba fiestas en el castillo para recaudar fondos para la caridad. Maximiliano visitó Dolores Hidalgo y, el 15 de septiembre de 1864, fue el primer gobernante de México en dar el Grito de Independencia en el lugar original.
Otros hechos importantes de este periodo incluyen la contratación del ingeniero M. Lyons para la construcción del ferrocarril de La Soledad al Cerro del Chiquihuite, que luego se extendió. También reorganizó la Academia de Artes de San Carlos. La remodelación del Palacio Nacional y el Castillo de Chapultepec añadió tesoros artísticos que aún se exhiben. La construcción del paseo de la Emperatriz inició un plan de reordenamiento y embellecimiento de la Ciudad de México.
Maximiliano y Carlota no tuvieron hijos. Con la desaprobación de Carlota, Maximiliano decidió en septiembre de 1865 adoptar a los dos nietos del anterior emperador de México, Agustín de Iturbide: Agustín de Iturbide y Green y Salvador de Iturbide y Marzán. Con estas adopciones, la dinastía reinante en México se llamaría Casa de Habsburgo-Iturbide. Agustín tenía solo dos años cuando fue adoptado y debía ser separado de su madre, lo que ofendió a la opinión pública.
Existe una hipótesis que sugiere que Maximiliano pertenecía a la masonería, pero no hay pruebas definitivas de ello. Se dice que rechazó el título de Soberano Gran Comendador por motivos políticos y religiosos, ya que los Habsburgo eran católicos devotos y tenían una fuerte relación con el papado.
Una paz imposible

Todos los liberales, liderados por Juárez, se opusieron a Maximiliano. La pacificación del país se vio obstaculizada en el oriente y suroeste de México, donde había una fuerte presencia de las fuerzas de Juárez. En 1865, estas fuerzas comenzaron operaciones militares en Puebla. Porfirio Díaz, uno de los mejores generales de Juárez, se estableció en la ciudad de Oaxaca con un gran ejército.
Las fuerzas francesas iniciaron operaciones contra los opositores en Oaxaca. Después de intensos combates, el 9 de febrero de 1865, lograron tomar Oaxaca, pero los líderes guerrilleros se refugiaron en las montañas, desde donde era muy difícil expulsarlos. Esta situación se repitió en otras partes de México, como Michoacán, Sinaloa y la Huasteca.
Después del final de la guerra civil estadounidense en abril de 1865, el presidente Andrew Johnson reconoció al gobierno de Juárez como el legítimo en México. Estados Unidos presionó a Napoleón III para que retirara sus tropas de México. Estados Unidos también suministró armas a los republicanos en la frontera. La posibilidad de una invasión estadounidense para reinstalar a Juárez hizo que muchos seguidores del Imperio abandonaran la causa.

Ante la presión de una posible intervención estadounidense, Maximiliano aceptó iniciar una persecución contra los republicanos. El 3 de octubre de 1865, se publicó el "Decreto negro". Este decreto ofrecía amnistía a los opositores, pero declaraba que las personas que pertenecieran a grupos armados sin autorización legal serían juzgadas militarmente y, si eran culpables, condenadas a muerte en veinticuatro horas. Cientos de opositores fueron ejecutados bajo este decreto.
Aun con este decreto, las fuerzas republicanas no se detuvieron. A partir de octubre de 1865, los imperialistas reforzaron la seguridad de las carreteras. Esto se debió a un ataque en Paso del Macho (Veracruz), donde asaltantes atacaron violentamente a los viajeros de un tren, incluyendo soldados franceses. Desde entonces, cada tren iba acompañado de una guardia.
En enero de 1866, Napoleón III, presionado por la opinión pública francesa y preocupado por el ejército prusiano, decidió retirar gradualmente las tropas francesas de México a partir de septiembre de 1866. Además, Estados Unidos le envió un ultimátum exigiendo la retirada. El poder y el prestigio del Imperio se debilitaron mucho.
A principios de 1866, sin el apoyo de Francia, Maximiliano solo contaba con algunos soldados mexicanos leales, los austriacos enviados por su hermano y los belgas financiados por Leopoldo II. El 25 de septiembre de 1866, la Legión Belga sufrió una derrota en la batalla de Ixmiquilpan.
El regreso de Carlota a Europa
En marzo de 1866, Carlota decidió intentar hablar directamente con Napoleón III para que reconsiderara su decisión de abandonar México. Con este plan, Carlota dejó México el 9 de julio de 1866 para ir a Europa. En París, sus peticiones fracasaron, lo que le causó un gran impacto emocional. Pronto, los únicos dos apoyos extranjeros del Imperio también se retiraron: Leopoldo II de Bélgica no pudo ignorar la oposición de los belgas, y Francisco José de Austria, tras una derrota militar, tuvo que retirar a sus soldados. Carlota, al verse sola y sin apoyo, envió un telegrama a Maximiliano que decía: "¡Todo es inútil!".
Como último recurso, Carlota fue a Italia para buscar la protección del papa Pío IX. Allí, comenzaron a manifestarse los primeros síntomas de una enfermedad que afectaría su mente por el resto de su vida. Carlota fue llevada al pabellón Gartenhaus en Trieste, donde estuvo confinada. El 12 de octubre de 1866, Maximiliano recibió un telegrama informándole que Carlota sufría de meningitis. Pero fue cuando le dijeron que un médico especialista en enfermedades mentales estaba tratando a su esposa que Maximiliano comprendió la verdadera naturaleza de su enfermedad. Maximiliano nunca más volvería a ver a Carlota, quien pasó el resto de sus días bajo el cuidado de su hermano Leopoldo II, sufriendo graves problemas de salud hasta su muerte el 19 de enero de 1927.
La idea de renunciar

Cuando Maximiliano se enteró del fracaso del viaje de Carlota, pensó en renunciar a la Corona. Sus decisiones estaban divididas entre dos consejos opuestos: su amigo Stephan Herzfeld le recomendaba regresar a Europa, mientras que el padre Augustin Fischer le suplicaba que se quedara en México. Al principio, Herzfeld logró convencerlo de la idea de la abdicación.
El 18 de octubre de 1866, se ordenó a la corbeta austriaca Dandolo que estuviera lista para llevar a Maximiliano y a unas quince o veinte personas de regreso a Europa. Maximiliano le confió su decisión de renunciar a Bazaine. La noticia se hizo pública y los conservadores se enojaron. Enfermo y desanimado, Maximiliano partió hacia Orizaba, donde el clima era más suave y donde estaba anclado el Dandolo. En el camino, Fischer intentó incansablemente disuadir a Maximiliano de irse, hablándole del honor perdido y de la vida futura con Carlota, quien ahora padecía una enfermedad mental.
Maximiliano volvió a dudar y preguntó al gobierno conservador si debía quedarse en México. Ante la respuesta positiva, Maximiliano decidió quedarse y continuar su lucha contra Juárez, teniendo que financiar él solo los gastos militares y recaudar nuevos impuestos. A principios de 1867, Maximiliano recibió una carta de su madre Sofía felicitándolo por su decisión de no renunciar, aludiendo al deshonor. Otro hermano de Maximiliano, el archiduque Carlos Luis de Austria, le envió un mensaje similar. Después de una discusión, Maximiliano y Francisco José I firmaron el pacto familiar el 9 de abril de 1864.
La resistencia final

El apoyo militar francés había terminado. Napoleón III ordenó el regreso de las tropas a Francia debido a las protestas del pueblo francés y a la preocupación por el ejército prusiano. En enero de 1867, Maximiliano se quedó sin protección.
Mientras tanto, en México, los liberales formaron un ejército fuerte y dejaron a las tropas imperiales solo en la Ciudad de México, Veracruz, Puebla y Querétaro. El 13 de febrero de 1867, Maximiliano salió de la Ciudad de México y se dirigió a Querétaro, una ciudad favorable al Imperio. Llegó el 19 de febrero de 1867, donde fue recibido con entusiasmo por un ejército casi totalmente mexicano que le era leal.
A pesar de los consejos de sus militares, Maximiliano decidió quedarse en la ciudad. La geografía de la región, rodeada de colinas, hacía que un posible asedio fuera un problema serio. Se le unieron varios miles de hombres, sumando un total de nueve mil soldados.
El emperador asumió el mando de sus hombres, liderados por los generales Leonardo Márquez, Miguel Miramón, Tomás Mejía y Ramón Méndez. Los soldados recibieron entrenamiento en el llano de Las Carretas.
Las fuerzas liberales, comandadas por el general Mariano Escobedo, comenzaron el asedio el 5 de marzo de 1867. Dos días después, Maximiliano estableció su cuartel general en el Cerro de las Campanas. El 8 de marzo, se celebró un consejo de ministros donde se discutió la falta de recursos económicos. El 12 de marzo, Bazaine huyó del campo de batalla. Al día siguiente, Maximiliano se trasladó al Convento de La Cruz.
El 17 de marzo, Maximiliano ordenó un contraataque, pero la misión fracasó. En la noche del 22 de marzo, Maximiliano le encargó a Márquez que fuera a la Ciudad de México a buscar refuerzos. Al día siguiente, los republicanos propusieron a Maximiliano rendirse a cambio de salir con honores, pero él se negó.
El 27 de marzo, un grupo comandado por Miramón logró un triunfo. Pasó un mes de resistencia e incertidumbre en el asedio. A pesar del bajo número de soldados imperiales, resistieron a las fuerzas liberales. Un mes después, el 27 de abril, Miramón ordenó un ataque en el Cerro del Cimatario para levantar la moral de sus tropas. La misión fue exitosa al principio, pero luego los imperialistas fueron derrotados y los juaristas casi entraron a la ciudad.
El 13 de mayo, Maximiliano celebró su último consejo de guerra, donde dijo: "Cinco mil soldados mantienen hoy este lugar, tras un asedio de setenta días, un asedio realizado por cuarenta mil hombres que tienen a su disposición todos los recursos del país".
Se acordó un plan de escape para el 15 de mayo. Sin embargo, en la madrugada de ese día, el coronel Miguel López, comandante de un regimiento, entregó una puerta de la ciudad al enemigo, permitiendo el acceso al Convento de la Cruz, donde residía Maximiliano. Querétaro cayó en poder de los republicanos.
La captura
Maximiliano fue advertido de la presencia del enemigo, pero se negó a esconderse. Abandonó voluntariamente el Convento de La Cruz donde se alojaba, acompañado por el príncipe Félix de Salm-Salm. Un coronel los reconoció, pero los dejó seguir. Maximiliano se dirigió al Cerro de las Campanas, ahora con sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía. Mejía, herido, le sugirió a Maximiliano que huyera, pero él se negó. Una vez en el Cerro de las Campanas, el emperador fue capturado por Sóstenes Rocha.
Últimos días y fallecimiento (1867)
Prisión
Cautivo en el Cerro de las Campanas, Maximiliano fue obligado a regresar a su antigua habitación en el Convento de la Cruz. Dos días después, el 17 de mayo, los republicanos trasladaron a Maximiliano al Convento de las Teresas, ya que las celdas eran más limpias y permitían una mejor vigilancia.
Maximiliano intentó negociar su libertad antes de su juicio. Se reunió con Escobedo el 23 de mayo, ofreciendo devolver las dos ciudades aún en manos de los imperialistas (Ciudad de México y Veracruz) a cambio de su regreso a Austria. Escobedo rechazó la propuesta. Desanimado, Maximiliano regresó al Convento de las Teresas. Al día siguiente, 24 de mayo de 1867, Maximiliano fue llevado al Convento de las Capuchinas, que se convirtió en su última prisión.
El juicio
El 13 de junio de 1867, Maximiliano y sus generales Miramón y Mejía debían comparecer ante un tribunal militar especial en el teatro Iturbide. El tribunal estaba formado por siete oficiales y presidido por Rafael Platón Sánchez. Maximiliano, enfermo, no pudo presentarse, pero fue representado por dos abogados mexicanos: Mariano Riva Palacio y Rafael Martínez de la Torre. La acusación tenía trece puntos. Al día siguiente, después de que el fiscal Manuel Azpíroz leyera la acusación, Maximiliano fue condenado a muerte.
En un intento por proteger a su hermano, Francisco José I lo reintegró en sus derechos como Archiduque de la Casa de Habsburgo. Otros monarcas europeos, como la Reina Victoria, el Rey Leopoldo II e Isabel II de España, enviaron cartas y telegramas rogando a Juárez por la vida de Maximiliano. Otros personajes famosos como Charles Dickens y Víctor Hugo también lo hicieron. Cuando se anunció el veredicto, Juárez estaba presente. Algunas personas le rogaron de rodillas que perdonara la vida de Maximiliano, pero Juárez respondió: "La ley y la sentencia son en este momento inflexibles, porque así lo requiere la seguridad pública".
La princesa Inés de Salm-Salm intentó sobornar a parte de la guarnición para facilitar la fuga de Maximiliano y los otros dos prisioneros, pero la maniobra fue descubierta.
Las condiciones de los últimos días de Maximiliano en prisión fueron muy duras. Vivía en una celda pequeña y, a pesar de estar enfermo, no se le permitió la visita de su médico. Los guardias hablaban en voz alta sobre cómo sería ejecutado y se burlaban de Carlota. Más tarde, Maximiliano logró recibir visitas de su médico privado y de Félix de Salm-Salm.
En un último intento, Maximiliano le escribió a Juárez para pedir el perdón de Miramón y Mejía, pero también fue en vano.
La ejecución
La ejecución fue programada para el miércoles 19 de junio de 1867 a las tres de la tarde. De madrugada, Maximiliano se vistió con un traje negro y el Toisón de Oro. Se confesó por última vez y luego se sintió mal, pero aun así se celebró una misa para él y los generales Miramón y Mejía. Después de la misa, les dieron su última comida, pero apenas la tocaron. A las seis y media de la mañana, el coronel Miguel Palacios, encargado del pelotón de fusilamiento, entró con sus hombres. Maximiliano exclamó: "Estoy listo".
Tres carruajes esperaban a los condenados. Recorrieron las calles hasta el Cerro de las Campanas, el lugar de la ejecución. Durante el camino, Maximiliano se preguntó si Carlota seguía viva y observó el cielo despejado, diciendo: "Es un buen día para morir".
Cuando llegaron al lugar, Maximiliano le dio su pañuelo a su criado Tüdös, diciéndole en húngaro: "Llévale esto a mi madre y dile que mi último pensamiento fue para ella". Le entregó su reloj con un retrato de Carlota al padre Soria y le dijo: "Mande este recuerdo a Europa a mi muy querida mujer, si ella vive, y dígale que mis ojos se cierran con su imagen que llevaré al más allá".
Los tres condenados se colocaron en fila detrás de un muro de adobe. Maximiliano insistió en que Miramón ocupara el lugar central, diciendo: "General, un valiente debe ser admirado hasta por los monarcas". El pelotón estaba formado por cinco soldados. Maximiliano le dio a cada uno una moneda de oro, pidiéndoles que apuntaran bien y no dispararan a su cabeza. Antes de ser fusilado, Maximiliano exclamó con voz clara:
[…] Voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México! ¡Viva la Independencia».
Miramón pronunció unas palabras negándose a ser considerado un traidor, mientras Mejía no dijo nada.
Después de sus últimas palabras, se ordenó abrir fuego. Mejía y Miramón cayeron casi de inmediato. Maximiliano tardó un poco más, por lo que el capitán le indicó al sargento dónde disparar para un disparo final al corazón. Un joven, Aureliano Blanquet, afirmó haberle dado el último disparo. Tüdös se apresuró a quitarle el paño que cubría sus ojos para llevárselo a Carlota. El coronel Palacios declaró: "Esto es obra de Francia, señores".
Restos mortales
Un médico austriaco anónimo fue llamado para preparar los productos necesarios para un embalsamamiento. Después del fusilamiento, el cuerpo de Maximiliano fue cubierto con una sábana en el ataúd y llevado al Convento de las Capuchinas.
El barón Anton von Magnus solicitó el cuerpo a Escobedo, quien se negó. Sin embargo, permitió que el médico Basch se despidiera del cuerpo y ordenara a cuatro médicos realizar el embalsamamiento. El proceso fue rápido y descuidado.
La noticia de la muerte de Maximiliano llegó al gobierno estadounidense y luego a Europa el 1 de julio de 1867. Francisco José I pidió el cuerpo de Maximiliano a las autoridades mexicanas para enterrarlo en Austria. El secretario de Relaciones Exteriores de Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, aceptó oficialmente la solicitud de Austria el 4 de noviembre de 1867.
Debido a la mala calidad del embalsamamiento, fue necesario preparar el cadáver para su traslado. Se le vistió con un abrigo negro, se le maquilló el rostro y se le puso una barba postiza. Sus ojos fueron reemplazados por los de una virgen negra de la Catedral de Querétaro. Una vez listo, fue trasladado de Querétaro a la Capilla de San Andrés en la Ciudad de México. Allí, su cuerpo fue sumergido en un baño de arsénico para su conservación. El gobierno mexicano añadió un ataúd ricamente decorado como regalo.
Su estancia en la capital no duró más de dos semanas. El 26 de noviembre de 1867, partió del puerto de Veracruz a bordo del SMS Novara, el mismo barco en el que había llegado a México.
El Novara tardó casi tres meses en llegar a Europa. El 16 de enero de 1868, atracó en Trieste. Los dos hermanos menores de Maximiliano, los archiduques Carlos Luis y Luis Víctor, recibieron personalmente los restos de su hermano y los escoltaron hasta Viena. Francisco José I había ordenado que el ataúd fuera sellado permanentemente en Trieste para que su madre, Sofía, no pudiera ver los restos de su hijo. El 18 de enero, se realizó una ceremonia fúnebre en Viena, a la que asistieron representantes de todos los países aliados de Austria, excepto Estados Unidos.
Los restos mortales de Maximiliano de Habsburgo fueron depositados el 18 de enero de 1868 en la cripta real austriaca, la cripta de los Capuchinos en Viena, donde descansan actualmente.
Honores
- 1871: Estatua de Maximiliano I erigida en Hietzing, Viena, por Johann Meixner.
- 1875: Estatua de Maximiliano I en Trieste por Johannes Schilling.
- 1876: Columna rostral por Heinrich von Ferstel, inicialmente en Pula, luego trasladada a Venecia en 1919.
- 1901: La Capilla Conmemorativa del Emperador Maximiliano se encuentra en el Cerro de las Campanas en Querétaro, México. Fue construida en 1901 donde fue ejecutado el emperador Maximiliano I el 19 de junio de 1867. Está ubicada en el Parque nacional Cerro de las Campanas, creado en 1937.
Legado
Opinión pública
Cuando la noticia de la ejecución de Maximiliano llegó a Europa, la prensa se dividió. Algunos lo vieron como un acto correcto, otros como incorrecto. El periodista francés Arthur de La Guéronnière escribió: "¡Todo ha terminado! La traición fue solo el espantoso preludio de una sangrienta venganza". Un periódico español, El Debate, publicó: "El plomo ha hecho su trabajo en México y es el ingrato a quien Maximiliano quería llevar la paz y la civilización quien dirigió el arma asesina". Un periódico belga expresó una postura neutral, reprobando el hecho pero sin culpar directamente a Juárez. El periódico británico The Times mencionó que el decreto de Maximiliano se había implementado en la guerra civil.
En Europa, la Segunda intervención francesa en México y la ejecución de Maximiliano fueron temas muy debatidos. La pintura de Manet La ejecución de Maximiliano no fue expuesta en el Salón de París porque se esperaba que fuera rechazada. La obra de teatro Juárez fue censurada en Francia y Bélgica hasta 1886, ya que la población católica belga la consideraba "ofensiva para la memoria de Maximiliano" por favorecer a los republicanos mexicanos.
Historiografía
Existe un rumor de que el verdadero padre de Maximiliano fue Napoleón II Bonaparte. Esta hipótesis se basa en que Napoleón II fue criado en la corte austriaca de los Habsburgo. Después del nacimiento de Francisco José, Sofía de Baviera se había vuelto muy cercana a Napoleón II. Napoleón II falleció dieciséis días después del nacimiento de Maximiliano. Sin embargo, en aquella época, la paternidad de Maximiliano nunca fue cuestionada seriamente.
Ideas de Maximiliano
Maximiliano se consideraba étnicamente alemán en una época en que el nacionalismo alemán buscaba unir todos los territorios de habla alemana en un solo país. Además, era un católico devoto y se sentía orgulloso de descender de los Reyes Católicos.
Valoraba a todos los pueblos originarios de América. Su proyecto nacional buscaba mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas mexicanos. Estaba firmemente en contra de la esclavitud y siempre luchó por su abolición, en un tiempo en que era común en la mayoría de los países.
Su visión para América era la formación de dos grandes imperios: el de México en Norteamérica y el de Brasil en Sudamérica. Creía que su éxito atraería y uniría a las pequeñas repúblicas vecinas, formando un gran proyecto civilizador.
Títulos y símbolos
● Error de formato-Error de formato: | Su alteza imperial y real el archiduque Fernando Maximiliano de Austria, príncipe real de Hungría y Bohemia |
● Error de formato-Error de formato: | Su alteza imperial y real el archiduque Fernando Maximiliano de Austria, virrey de Lombardía-Venecia, príncipe real de Hungría y Bohemia |
● Error de formato-Error de formato: | Su alteza imperial y real el archiduque Fernando Maximiliano de Austria, príncipe real de Hungría y Bohemia |
● Error de formato-Error de formato: | Su majestad imperial el emperador Maximiliano I de México |
Símbolos
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Escudo del Imperio austríaco entre 1815 y 1866, usado como archiduque de Austria
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Escudo de armas del monarca, a su vez escudo de México entre 1864 y 1867
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Litografía de dicho escudo en el Museo Fuerte de Loreto (1865)
Maximiliano en el arte
Teatro
- Juárez (1880), obra de Alfred Gassier.
- Maximilians Glück und Ende (1870), drama histórico de Rudolph Bieleck.
- Maximilian (1902), drama de Edgar Lee Masters.
- Carlota (1904), drama histórico de Fielding Burke.
- Maximiliano (1906), drama histórico de Secundino Darquea.
- Maximiliano: o El desenlace de un imperio (1906), drama histórico de Segismundo Cervi y Campasol.
- Juárez und Maximilian (1925), drama de Franz Werfel.
- Corona de sombras (1947), drama de Rodolfo Usigli.
- Adíos, mamá Carlota (1955), versión dramática de Dagoberto de Cervantes.
Óperas
Estreno | Ópera | Autoría |
---|---|---|
1932 | Maximilien | Libreto de R.S. Hoffman basado en el drama Juárez und Maximilian de Franz Werfel; música de Darius Milhaud. |
1948 | Carlota | Libreto de Francisco Zendejas; música de Luis Sandi. |
Inédita | Carlota | Libreto de autor desconocido; música de Robert Avalon. |
2012 | La emperatriz de la mentira | Libreto de Ángel Norzagaray; música de Dmitri Dudin. |
2005 | El sueño de una corona | Musical histórico de Konrad y Wolfgang Ratz. |
Pinturas

Édouard Manet, impactado por la muerte de Maximiliano, trabajó en varias versiones de su pintura La ejecución de Maximiliano. Esta obra es una fuerte crítica a la política de Napoleón III en México. Se hicieron tres versiones entre 1867 y 1869.
La primera está en el Museo de Bellas Artes de Boston. Fragmentos de la segunda están en la National Gallery de Londres. El boceto final está en la Gliptoteca Ny Carlsberg en Copenhague. La composición final se conserva en la Kunsthalle Mannheim.
La versión final de la obra, que pudo haber sido influenciada por El 3 de mayo en Madrid de Goya, muestra a los soldados del pelotón de fusilamiento con uniformes del Ejército Imperial Francés, y el sargento que recarga su rifle hace referencia a Napoleón III.
Novelas
Año | Novela | Autor |
---|---|---|
1868 | El cerro de las campanas | Juan A. Mateos |
1987 | Noticias del Imperio | Fernando del Paso |
2010 | El último príncipe del Imperio Mexicano | C.M. Mayo |
2011 | Imperio | Héctor Zagal |
2014 | Juárez en el Convento de las Capuchinas: La reunión secreta con Maximiliano | Adam J. Oderoll |
Películas
Año | Película | Actor | Director | Idioma |
---|---|---|---|---|
1939 | Juárez | Brian Aherne | William Dieterle | |
1954 | Vera Cruz | George Macready | Robert Aldrich | En inglés y doblada al español |
1972 | Aquellos Años | Felipe Cazals | ||
2014 | Maximilian von Mexiko | Franz Leopold Schmelzer | En alemán |
Series
Año | Película | Actor | Director |
---|---|---|---|
1994 | El vuelo del águila | Mario Iván Martínez | Enrique Krauze |
Ancestros
Antepasados de Maximiliano de México | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Véase también
En inglés: Maximilian I of Mexico Facts for Kids
- Historia de México
- Segundo Imperio Mexicano
- Casa de Iturbide
- Invasión francesa de México
- Emperador de México
- Anexo:Gabinete de Maximiliano de México