Historia de Monterrey para niños
La ciudad de Monterrey y el estado de Nuevo León tienen una historia muy unida. Cuando se fundó el Nuevo Reino de León el 20 de septiembre de 1596, abarcaba Monterrey, Monclova, Cerralvo y Saltillo. Las primeras familias que llegaron eran unas treinta en cada lugar. Poco a poco, Nuevo León fue creciendo con familias de pastores trashumantes (que se movían con sus rebaños) de origen criollo (descendientes de españoles nacidos en América). Estas familias se establecieron en la región. Más tarde, la ciudad quedó cerca de la frontera entre México y Estados Unidos, convirtiéndose en un punto clave para la industria y el comercio entre ambos países.
Aunque estuvo aislada por la Sierra Madre Oriental y lejos del centro de la Nueva España y del México independiente, Monterrey empezó a crecer mucho desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX. Su población, sociedad, política y economía se desarrollaron rápidamente.
Contenido
Primeros Habitantes de la Región
Los primeros habitantes de esta región fueron grupos a los que se les llamó chichimecas. Investigaciones recientes muestran que su cultura tiene más de doce mil años de antigüedad.
A menudo se les describía como grupos del desierto de Norteamérica, para distinguirlos de las grandes culturas de Mesoamérica, como los mayas, olmecas o zapotecas. Se dice que eran nómadas o seminómadas, lo que significa que no andaban sin rumbo fijo, sino que seguían rutas regulares dentro de territorios que conocían bien. Aunque no construyeron grandes ciudades como las del centro de México, su forma de vida era muy organizada. Los colonizadores españoles los nombraron según sus costumbres, como los "borrados" o "rayados", por sus tatuajes.
Los expertos han identificado varios grupos de idiomas entre las tribus de la región, como los que hablaban athapascana o hokana. A los que vivían donde hoy está Monterrey se les conoció como "aguaceros" y "malincheños".
Estos grupos vivían en cuevas y barrancos de los ríos. Allí dejaron dibujos y grabados en rocas (petroglifos), así como objetos que podrían haber sido amuletos para ceremonias importantes. También se han encontrado morteros, piedras ahuecadas y puntas de lanza. Algunas de estas puntas, halladas en Ramones, tienen más de 11,000 años. La gran cantidad de restos de sus hogares en la zona indica que hubo una población considerable, al menos en ciertas épocas del año. Pruebas de radiocarbono muestran que Boca de Potrerillos fue habitada hace unos 8,000 años.
Entre 1960 y 1967, arqueólogos de la Universidad de Texas en Austin, dirigidos por Jeremiah F. Epstein, realizaron una gran investigación en toda la zona.
Actualmente, hay un museo arqueológico en el municipio de Mina y otro en Linares, creado por Pablo Salce. El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) planea abrir una sección en la zona arqueológica de Boca de Potrerillos llamada "El Promontorio", donde se podrán ver más de 700 petrograbados de hasta 10,000 años de antigüedad.
Fundación de la Ciudad de Monterrey
Primer Asentamiento: Santa Lucía (1577)
En 1577, el capitán Alberto del Canto, enviado por el gobernador de Nueva Vizcaya, Martín López de Ibarra, realizó varias fundaciones importantes. En marzo estableció las minas de San Gregorio (hoy Cerralvo), en mayo las Minas de la Trinidad (hoy Monclova), y en junio fundó la Villa de Santiago del Saltillo (actual Saltillo).
Finalmente, el 13 de diciembre de 1577, día de Santa Lucía de Siracusa, del Canto llegó a un valle que llamó Extremadura. Junto a un manantial en la orilla sur del río Santa Catarina, fundó la Villa de Santa Lucía. La ubicación exacta de este manantial es debatida, pero hoy el Paseo Santa Lucía conmemora esta primera fundación. Alberto del Canto también nombró al Cerro de la Silla, un símbolo de esta primera fundación.
Segundo Asentamiento: Villa de San Luis Rey de Francia (1582)
En 1567, el portugués Luis de Carvajal y de la Cueva, de una familia de nuevos cristianos (judíos convertidos al cristianismo), llegó a la Nueva España. Como alcalde de Tampico, se le encargó pacificar la Huasteca y participó en varias exploraciones. Una de las más importantes fue la que hizo con Francisco de Puga en 1573, donde descubrieron el camino a Mazapil y la Nueva Galicia.
Los reyes de España ya no financiaban las expediciones, pero permitían que los conquistadores las hicieran por su cuenta. Carvajal viajó a España y negoció con Felipe II de España un contrato para pacificar y poblar un gran territorio de "200 leguas tierra adentro" (unos 1,000 km). Este contrato, firmado el 31 de mayo de 1579, le permitía a Carvajal actuar desde el puerto de Tampico hasta los límites de la Nueva Galicia y hacia el norte, en un territorio que se llamaría Nuevo Reino de León.
En 1580, los hombres de Carvajal llegaron a Tampico. Carvajal se dedicó a su compromiso, fundando la ciudad de León (hoy Cerralvo) el 12 de abril de 1582, y cerca de allí, la Villa de Cueva. Ese mismo año, en la antigua Santa Lucía, Carvajal fundó la Villa de San Luis Rey de Francia. Se dice que en estos lugares llegó a haber hasta 200 hombres.
Para gobernar un territorio tan grande, Carvajal nombró tres tenientes hacia 1585: Felipe de Nuño para la zona del Pánuco, Gaspar Castaño de Sosa para el noreste y Diego de Montemayor para el centro, desde Santa Lucía hasta la Laguna. Sin embargo, el virrey Lorenzo Suárez de Mendoza inició un proceso contra Carvajal, acusándolo de invadir territorios que no le correspondían. Carvajal fue arrestado y llevado a México para ser juzgado por la Inquisición. Fue sentenciado al destierro, pero murió en prisión antes de cumplir la pena.
Mientras Carvajal estaba en México, su sobrino, Luis de Carvajal el Mozo, se hizo cargo del gobierno. Pero hubo conflictos violentos entre los habitantes originales y los colonizadores, lo que llevó a que la Villa de San Luis quedara despoblada. Lo mismo ocurrió con la ciudad de León y la Villa de Cueva. Finalmente, Diego de Montemayor también decidió abandonar su territorio y se fue a Saltillo. El Nuevo Reino de León quedó nuevamente sin población.
Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey (1596)
El Nuevo Reino de León tuvo dificultades para establecerse, ya que los intentos anteriores de fundación habían fallado. Diego de Montemayor, quien había sido nombrado teniente por Carvajal, regresó a la zona después de ocho años. El 20 de septiembre de 1596, fundó la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey en el mismo lugar donde estuvieron Santa Lucía y la fallida Villa de San Luis Rey de Francia.
En el acta de fundación, Montemayor siguió las "Ordenanzas de Poblaciones Nuevas" de Felipe II. Designó a la ciudad una jurisdicción de "quince leguas hacia oriente y otras quince hacia poniente y de norte a sur lo mismo en cuadro". También nombró a los primeros alcaldes y regidores. Años más tarde, el 11 de febrero de 1599, Montemayor fue nombrado gobernador del Reino por el mismo Virrey.
Época Colonial
Primeros Años del Siglo XVII
Este Reino era solo un nombre al principio. Los pocos primeros pobladores, unos 34 (incluyendo niños), pasaron muchas dificultades. Se alimentaban de plantas, criaban algo de ganado y cultivaban la tierra. Sus casas eran de adobes, y todo lo que construyeron fue destruido por las lluvias e inundaciones de 1611. Cuando Montemayor murió, su hijo Diego lo reemplazó, pero falleció al año siguiente. El Virrey nombró entonces al general Agustín de Zavala como teniente. Zavala era un rico minero de Zacatecas y administró la ciudad a través de justicias mayores.
Después de las inundaciones de 1611, la gente comenzó a reconstruir la ciudad en un lugar un poco más alto (donde hoy está la Plaza Zaragoza). El general Zavala mantuvo allí un almacén de alimentos por más de 10 años para ayudar a las familias. También realizó campañas para establecer la paz y un destacamento militar.
Este pequeño reino ya tenía un convento en 1602, dedicado a San Andrés. Después de las inundaciones de 1611, fue trasladado en 1626 y ya contaba con cementerio y campanas. La labor de la iglesia fue muy importante para establecer la paz con los grupos indígenas de los alrededores, como los "bozalos" en Matehuala y los "gualaguises" en San Cristóbal (Hualahuises). Desde principios del siglo XVII, se establecieron misiones como la de Santa María de los Ángeles del Río Blanco (Aramberri) y la de Santa Teresa del Álamo (1659). También se fundaron conventos en Cerralvo (1630) y Cadereyta (1640).
Encomiendas y Repartos
Durante la época colonial, se usaron la encomienda y los repartos para organizar el gobierno. A un español se le encargaba el cuidado y la enseñanza del cristianismo a los indígenas (llamados "naturales"). Esto se hizo a pesar de la fuerte oposición de los nativos, quienes no querían ser sometidos. A quienes lograban escapar, se les perseguía y a veces se les vendía como esclavos. Los misioneros, aunque parte de la sociedad colonizadora, defendían a los indígenas. Existen muchos documentos que muestran los esfuerzos para mejorar la situación de los nativos, como órdenes para que se les tratara bien y se les diera tierras para trabajar. Una orden de 1672 mandó terminar con las encomiendas y reunir a los indígenas en pueblos o "congregaciones".
La Influencia Tlaxcalteca

Otro factor que ayudó a la paz y al establecimiento de pueblos en el Nuevo Reino de León fue la alianza de los españoles con los tlaxcaltecas, iniciada por Hernán Cortés. A lo largo de los siglo XVII y siglo XVIII, cientos de familias tlaxcaltecas se trasladaron al norte de México. Ellos enseñaban a los nativos la agricultura y las artesanías. A los tlaxcaltecas que se mudaban al norte se les daban los mismos privilegios que a los españoles, como recibir tierras y usar armas.
En el siglo XVIII, cerca de Monterrey, se estableció el pueblo de Guadalupe con familias tlaxcaltecas. La influencia tlaxcalteca se ve en la cultura de Nuevo León, en el uso de palabras del náhuatl (idioma indígena), en la forma de construir casas antiguas y en la religiosidad. Por ejemplo, la devoción a la Virgen del Roble desde 1635 es similar a la devoción tlaxcalteca a la Virgen de Ocotlán.
Haciendas y Pastores
Una vez que los indígenas fueron pacificados y se definieron los límites de sus tierras, las autoridades repartieron grandes extensiones de tierra a particulares. La fertilidad de la tierra y la posibilidad de encontrar minerales atrajeron a muchos. Pronto, algunos comenzaron a traer sus rebaños. Uno de los primeros fue Antonio Leal, quien en 1635 trajo un rebaño de 30 mil ovejas. Para 1690, ya había 22 haciendas dedicadas a la ganadería trashumante. El flujo de pastores y rebaños de otras regiones de México impulsó el desarrollo de la ganadería en todo el Nuevo Reino. Grandes haciendas surgieron en Cadereyta, Apodaca, Pesquería, General Terán, China, General Bravo, el Valle del Pilón y Montemorelos.
La ganadería impulsó el comercio, con tiendas que vendían semillas, trigo, frijol, arreos y caballos. También surgió la industria textil. Los pastores vendían lana a los telares de Querétaro y a los nuevos talleres del Nuevo Reino. Estos talleres trajeron maestros tejedores otomíes de otras regiones.
Otro sector en crecimiento fue la talabartería (trabajo con cuero). Durante los siglos siglo XVI y siglo XVII, se enviaron grandes cantidades de cuero a España y se usó para fabricar armaduras y otros objetos.
Señores Feudales y Sociedad Colonial
Como en otras regiones de la Nueva España, en el Nuevo Reino de León había una sociedad con diferentes grupos: hidalgos (nobles), soldados, mineros, etc. Cada grupo tenía su papel. Entre las personas importantes estaban los gobernadores y tenientes, así como las familias fundadoras, cuyo poder aumentaba si tenían grandes recursos o tierras concedidas por la Corona. Uno de los más destacados en el siglo XVII fue Bernabé de las Casas, dueño de una inmensa propiedad que iba desde el noreste de Monterrey hasta los límites de Colima. Sus tierras se dividieron entre sus herederos, dando origen a pueblos que hoy son municipios como Mina, Hidalgo, El Carmen y Abasolo.
La época colonial de Monterrey se caracterizó por la constante lucha por el control de las tierras. La mayoría de los pobladores formaba parte de la milicia al servicio del Rey. Se reunían en la plaza principal, llamada "plaza de armas", desde donde salían a combatir.
La alcaldía de Monterrey estaba dividida en valles. Los más antiguos eran los de Santa Catarina, Pesquería Grande (García) y Santiago del Guajuco. También incluía otros lugares que en el siglo XIX se convirtieron en municipios, como Topo de los Ayala (Escobedo) y San Pedro de los Nogales (Garza García). Guadalupe se consideraba parte de la ciudad, pero al ser un pueblo indígena, tenía su propio gobernador y autoridades indígenas.
Durante la época colonial, Monterrey dependía de la capital del Virreinato de la Nueva España y, en lo religioso, del obispado de Guadalajara. Estaba aislada por la geografía: la Sierra Madre Oriental, el desierto y los ríos dificultaban las comunicaciones. Los viajes a la Ciudad de México duraban alrededor de un mes. Los obispos solo podían visitar la región cada 10 o 20 años, hasta que se creó un obispado local en 1777.
El Siglo XVIII
Durante el siglo XVIII, las familias de Monterrey y los habitantes de Nuevo León poblaron el norte, fundando villas en Tamaulipas, Coahuila y Texas. El proyecto fue liderado por José de Escandón. Aunque los ataques indígenas disminuyeron, el territorio del estado se redujo al crearse la Provincia de Texas y al ampliarse los límites de la Nueva Santander. La población de Monterrey también disminuyó, pasando de 3,000 habitantes en 1746 a solo 600 en 1754.
En 1702, Jerónimo López Prieto construyó un templo a San Francisco Javier y gestionó la apertura de un colegio anexo, que fue establecido en 1712 por los Jesuitas.
Monterrey, Sede Episcopal
Debido a las grandes distancias entre Guadalajara, México y Monterrey, las autoridades de Nuevo León vieron la necesidad de crear un obispado para el servicio espiritual de los pobladores. El proyecto de una diócesis que abarcara Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas se hizo realidad hasta 1779, cuando llegó a Monterrey el primer obispo, fray Antonio de Jesús Sacedón. Sin embargo, solo ejerció su cargo por un mes, pues enfermó y murió. Aunque la sede episcopal se había colocado en Linares, el obispo tomó posesión en Monterrey.

El segundo obispo, Fray Rafael José Verger y Suau, pidió que la sede estuviera en Monterrey. Finalmente, el rey ordenó que se formara el cabildo eclesiástico con sede en Monterrey en 1789, y el 10 de noviembre de 1792, Monterrey se estableció como sede episcopal, siendo obispo Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés. Él trajo al arquitecto Juan Crouset en 1794 para ampliar la ciudad y construir una nueva catedral, pero el proyecto quedó inconcluso por la oposición del gobernador.
Sin una catedral, el obispo y el cabildo usaron la antigua parroquia. Esta había sido construida desde 1626, pero se incendió y tuvo que ser reconstruida. A lo largo del siglo XVIII, fue modificándose para servir como catedral. Estaría terminada hacia 1791. El obispo José María de Jesús Belaunzarán la consagró definitivamente como catedral el 4 de junio de 1833, y en 1891 se concluyó la torre. Ese mismo año, Monterrey fue elevada a arzobispado.
El obispo De Llanos y Valdés, además de querer ampliar la ciudad y construir la catedral a finales del siglo XVIII, fundó también el Colegio Seminario el 19 de diciembre de 1792. Esta institución fue muy importante para la cultura de la época, un lugar donde se discutían los avances científicos, la filosofía y la historia. Cuando se creó el estado de Nuevo León en 1824, el colegio se convirtió en una institución semioficial donde se estudiaba no solo la carrera eclesiástica, sino también derecho civil y canónico.
México Independiente
Cuando la noticia del levantamiento de Miguel Hidalgo contra el poder español llegó a Monterrey, el gobernador de Nuevo León, Santa María, envió al comandante Juan Ignacio Ramón al sur para detener a los insurgentes. Sin embargo, Ramón se unió rápidamente al grupo insurgente liderado por Mariano Jiménez. Santa María también terminó uniéndose al movimiento de independencia.
Desde Saltillo, Jiménez envió a Juan Bautista Carrasco e Ignacio Camargo a Monterrey para controlar las poblaciones del norte. El 26 de enero de 1811, él mismo llegó a Monterrey, donde fue recibido con alegría. Allí nombró gobernador a José Santiago Villareal y regresó a Saltillo al enterarse de la derrota de Hidalgo. Un grupo contrario a la revolución, formado en Texas, terminó fusilando a Santa María y Juan Ignacio Ramón. Tras sus muertes, se creó en Monterrey una Junta Gobernadora presidida por Blas José Gómez (1813). En la región hubo constantes batallas durante la época revolucionaria. El 3 de julio de 1821, Gaspar López, gobernador de Nuevo León, proclamó la adhesión al Plan de Iguala y juró la Independencia en Monterrey.
Fray Servando Teresa de Mier

De esa época, la figura más destacada es Fray Servando Teresa de Mier, nacido en Monterrey el 18 de octubre de 1763. Fue un fraile dominico y gran orador, con ideas nacionalistas. Sus ideas le valieron el destierro a España, y se le prohibió predicar.
Escapó varias veces de sus captores y apoyó la causa insurgente de Miguel Hidalgo desde Londres. En Londres, se relacionó con agentes de la independencia de países americanos, hizo propaganda por la independencia de México y escribió, en 1813, su Historia de la Revolución de la Nueva España. Cuando logró regresar a México por Texas, trajo consigo una imprenta para continuar su propaganda. Más tarde, la Inquisición confiscó la imprenta y lo capturó. Después de un largo proceso, se decidió devolverlo a España, pero Mier escapó nuevamente en La Habana y se dirigió a Nueva Orleans, donde permaneció hasta que se logró la Independencia en 1821. Regresó a México, pero se enfrentó a Iturbide por su nombramiento como emperador y fue encarcelado nuevamente. Más tarde, el Presidente Guadalupe Victoria lo hospedó en el palacio de gobierno hasta su muerte el 27 de diciembre de 1827.
Federalistas y Centralistas
Una vez que la Nueva España se independizó, se propuso crear diputaciones provinciales. Una de las seis se instaló en Monterrey. De ella dependían las cuatro Provincias Internas de Oriente: Nuevo León, Coahuila, Texas y Nuevo Santander (Tamaulipas). El Congreso General Constituyente declaró a Nuevo León un Estado de la Federación Mexicana en 1824. Pero organizar el país independiente no fue fácil. Pronto surgieron partidos federalistas (que querían estados con más poder) y centralistas (que querían un gobierno central fuerte). En 1835, la legislatura se disolvió y los estados se convirtieron en departamentos. Fueron tiempos difíciles para todo el país, con muchos cambios de gobierno. La historia de los estados mexicanos estuvo marcada por conflictos y revoluciones durante los siguientes 70 años. En 1917, se redactó la Constitución que dio forma al Estado de Nuevo León y que lo rige hasta hoy.
Además de las luchas internas, la historia de Monterrey incluye la guerra con los Estados Unidos en 1846 y los constantes conflictos entre colonizadores y grupos indígenas desde la llegada de los españoles hasta el siglo XIX. Las tribus indígenas (generalmente llamadas apaches), desplazadas por los colonizadores del norte de Texas, tuvieron enfrentamientos con los habitantes de todo el noreste de México. Este estado de alerta y guerra constante marcó el carácter de los pobladores fronterizos de Nuevo León.
Batalla de Monterrey

Después de la independencia de España y la fundación de la República Mexicana en 1821, los gobiernos de México y Estados Unidos se enfrentaron en una guerra. El 23 de septiembre de 1846, el General William J. Worth sitió la ciudad, y se libró una batalla entre los dos países desde el Cerro del Obispado hasta la Villa de Guadalupe, conocida como la Batalla de Monterrey. Las tropas estadounidenses permanecieron en territorio mexicano hasta 1848. La Intervención estadounidense en México finalizó con el tratado de Guadalupe Hidalgo, en el que Estados Unidos adquirió los territorios de Alta California y Nuevo México, así como el territorio entre el Río Nueces y el Río Bravo.
La Lucha por el Poder – Santiago Vidaurri

Después de los conflictos con Estados Unidos, la lucha por el poder continuó en la región y en todo el país. Con el Plan de Ayutla de 1854, un grupo político en México se opuso al gobierno del general Santa Anna. Los líderes locales de esta oposición en Nuevo León fueron principalmente Santiago Vidaurri y Juan Zuazua, quienes, junto con Zaragoza y Escobedo, impulsaron un movimiento contra la dictadura de Santa Anna. Vidaurri tomó la ciudad de Monterrey el 23 de mayo de 1855 y allí firmó el Plan de Monterrey, que declaraba a Nuevo León autónomo.
Vidaurri se enfrentó a las fuerzas del general francés Adrián Woll (leal al gobierno central) y tomó Saltillo el 22 de julio. Más tarde, logró que Coahuila se uniera a Nuevo León, formando un solo estado. El gobierno de México no estuvo de acuerdo, pero la unión fue aprobada por votación y los dos estados permanecieron unidos durante 8 años.
En ese tiempo, el gobierno mexicano emitió la Ley Lerdo —que quitaba propiedades a la iglesia— y la Constitución de 1857. Vidaurri aplicó estas leyes rigurosamente en Monterrey, expulsando al obispo Francisco de P. Vera e interviniendo las propiedades de la iglesia.
Vidaurri fue reemplazado como gobernador por José Arramberri en 1859. Después de las elecciones, Vidaurri fue nombrado nuevamente gobernador, pero esta vez, encontró oposición. En 1864, fue sustituido por órdenes del Presidente Benito Juárez.
La Intervención francesa y la Presidencia en Monterrey
Hacia 1862, la situación en el país era difícil. El gobierno de Juárez dejó de pagar la deuda externa que tenía con España, Gran Bretaña y Francia. Los gobiernos de España y Gran Bretaña aceptaron una tregua, pero Napoleón III de Francia no, y optó por la intervención. El gobierno de México se dividió entre quienes apoyaban una monarquía (y nombraron a Maximiliano como emperador) y quienes apoyaban un gobierno federal (con Juárez como presidente). Durante este tiempo, Juárez tuvo que salir de la Ciudad de México, y la presidencia de la República se volvió itinerante, pasando por San Luis Potosí, Saltillo y, más tarde, Monterrey. Las relaciones entre Juárez y el gobernador de Nuevo León, Vidaurri, no fueron buenas. Juárez instaló la presidencia en Monterrey, dividió el estado en dos (Coahuila y Nuevo León) y desplazó a Vidaurri, quien tuvo que huir a Texas. La presidencia de Juárez en Monterrey duró solo cuatro meses. Durante estos años, Monterrey fue disputada por los imperialistas y los republicanos.
El Colegio Civil
En esa época, las ideas liberales y las leyes de reforma llevaron a los gobernantes de Monterrey a crear un Colegio Civil, diferente del antiguo Colegio Seminario (que era para estudios religiosos). Este nuevo colegio estaría destinado a estudiantes no religiosos. En 1859, el colegio inició clases en la residencia episcopal. Sin embargo, las continuas luchas por el poder y la Intervención francesa hicieron que las clases se interrumpieran o se impartieran de forma irregular. En 1866, el gobierno republicano de Escobedo ordenó la reapertura del Colegio. Jerónimo Treviño, entonces gobernador del estado, llevó a cabo la reconstrucción y ampliación del hospital (que también pertenecía a la iglesia) para que allí se estableciera el Colegio Civil. El Colegio fue inaugurado el 5 de octubre de 1870. Un gran promotor de la educación en este colegio fue el Dr. José Eleuterio González, quien fundó la escuela de Medicina y, en 1869, el Hospital Civil.
El Porfiriato
Aunque la república se reinstauró con la permanencia de Juárez en el poder, los problemas continuaron. Jerónimo Treviño, gobernador del estado, desconoció la autoridad de Juárez y se unió a Porfirio Díaz para combatir al gobierno. Las revueltas contra Juárez y Lerdo de Tejada terminaron después de la muerte del primero y el destierro del segundo. Así, Porfirio Díaz asumió su famosa presidencia de 30 años desde 1876.
Díaz envió a Nuevo León al General Bernardo Reyes, quien llegó como jefe de armas para pacificar y mediar entre los grupos a favor y en contra de un gobierno centralista. La labor de Reyes fue efectiva, y la mayoría de los puestos de gobierno del estado fueron ocupados por centralistas. El 3 de diciembre de 1887, Reyes fue nombrado gobernador provincial.
Bernardo Reyes

Con solo 35 años, Bernardo Reyes gobernó de manera inteligente. Se ganó la confianza de sus oponentes y mejoró la economía del estado. Puso a José Eleuterio González al frente de una Junta de Mejoras Materiales que construyó la Penitenciaría del Estado (1887-1890) y mejoró la Plaza Zaragoza. El Palacio Municipal fue ampliado y terminado en 1887. También se mejoró el Mercado Colón y se construyó un puente sobre el Río Santa Lucía.
Además, se reorganizó la escuela normal para profesores.
Fue entonces cuando comenzó el desarrollo industrial de Monterrey. En 1888, se celebró la segunda exposición industrial con gran éxito (la primera fue en 1880). Aunque Reyes no era gobernador ese año, sus biógrafos aseguran que tenía una gran influencia sobre el gobernador en turno. Reyes fue elegido nuevamente como gobernador y asumió su cargo el 4 de octubre de 1889, permaneciendo en él por 20 años.
En diciembre de 1889, Reyes otorgó una concesión a una empresa fundidora de acero y, en 1890, a la fundición Nuevo León Smelting. Monterrey se llenó de fábricas de textiles, refinerías, muebles, cerveza, vidrio, molinos de harina, cigarros y jabón. La estabilidad del país y las facilidades del gobierno local impulsaron este crecimiento económico. Un factor clave fue la exención de impuestos a las industrias que contribuían al bienestar público.
Las dos décadas del gobierno de Reyes se destacaron por la prosperidad industrial en Monterrey. En 1890 se establecieron la Cervecería y la Ladrillera; en 1900, la Fundidora; en 1905, Cementos Hidalgo; en 1909, la Vidriera, entre otras. En este tiempo se construyó el palacio municipal y se negoció el acceso a la frontera intercambiando terrenos con el estado de Coahuila. Reyes pacificó el estado de asaltantes y delincuentes. Promovió la educación abriendo la escuela de derecho, la de medicina y la escuela normal para señoritas en 1896.
La Revolución Mexicana

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El descontento con el largo gobierno de Porfirio Díaz era generalizado en México a principios del siglo XX. Hacia 1900, Reyes viajó a la Ciudad de México. Durante su ausencia de Monterrey, los grupos opuestos al gobierno se hicieron notar, especialmente los estudiantes de la escuela de Leyes. En 1902, Reyes regresó a Monterrey y, con el apoyo de Díaz, comenzó su campaña para la reelección. La oposición, entonces, actuó con más fuerza. Además de las publicaciones que ya existían, aparecieron manifiestos a favor del municipio libre y las garantías individuales para evitar las dictaduras y la reelección.
El 2 de abril de 1903, fecha en que se celebraba el triunfo de Porfirio Díaz, los partidarios de Reyes se reunieron en la plaza Zaragoza para escuchar al gobernador. Al mismo tiempo, la oposición se reunió en la alameda. Al final del día, el encuentro entre ambos grupos en la plaza Zaragoza fue trágico, con 8 muertos, 70 heridos y un centenar de miembros de la oposición encarcelados.
Después de la tormenta, llegó la calma. Reyes tomó el poder por cuarta vez. Su popularidad en el país creció, y era visto como un posible sucesor de Díaz. Sin embargo, cuando Porfirio Díaz se postuló nuevamente para presidente, eligió a Ramón Corral como vicepresidente en lugar de Reyes, ya que la popularidad de Reyes era vista como una amenaza.
Una catástrofe natural en Monterrey fue el inicio del desastre que la Revolución mexicana significó para el gobierno de Díaz. El 28 de agosto de 1909, el Río Santa Catarina se desbordó, causando el peor desastre en la historia de la ciudad. Las víctimas se contaron por miles y los daños materiales fueron enormes.
Unos meses más tarde, Reyes fue enviado a Europa en una supuesta misión militar, sacándolo de la escena política nacional.

El ambiente en el país estuvo agitado durante las dos primeras décadas del siglo XX. Las batallas se intensificaron después de la muerte del presidente Francisco I. Madero. El descontento con el gobierno de Victoriano Huerta llevó a Venustiano Carranza a desconocerlo con el Plan de Guadalupe de 1913 y a iniciar una revolución constitucionalista.
El 23 de octubre de 1913, las fuerzas carrancistas, al mando de los Generales Pablo González, Jesús Carranza y Antonio I. Villarreal, llegaron a Monterrey. Organizados en escuadrones, algunos tomaron el Obispado, mientras otros ocuparon el cuartel. Otros revolucionarios llegaron hasta la Alameda e invadieron la penitenciaría. Aunque los federales estaban atrincherados en los mercados Juárez y Colón, las fuerzas revolucionarias lograron avanzar y tomar la Villa de Guadalupe. Ese mismo día, las fuerzas insurgentes llegaron hasta la calle de Mina y la Estación del Golfo, donde establecieron su cuartel.
Al día siguiente, las autoridades federales enviaron refuerzos para defender la ciudad, y la lucha fue más violenta. Los carrancistas intentaban acercarse al centro, mientras bombardeaban el palacio de gobierno.
Los cronistas cuentan que los revolucionarios en el área de la cervecería se embriagaron con la cerveza y el licor que saquearon, y comenzaron a gritar. Esto los convirtió en un blanco fácil para los federales, quienes además recibieron refuerzos. Los revolucionarios tuvieron que retirarse.
En abril de 1914, los carrancistas intentaron nuevamente tomar la ciudad. Lograron apoderarse del Topo Chico, un lugar estratégico para la vigilancia. El día 23, después de tomar la Estación del Golfo y la Fundición número tres, lograron tomar la plaza principal mientras las fuerzas federales se retiraban hacia Santa Catarina. La radio anunció que las fuerzas federales tuvieron 500 bajas y que les fueron capturados ocho cañones, tres automóviles y abundante armamento.
Carrancistas y Villistas
Carranza había nombrado a Antonio I. Villarreal como gobernador del Estado, y este pudo ejercer su cargo después de la toma de la ciudad. Villarreal, como otros gobernantes constitucionalistas, llevó el liberalismo al extremo de expulsar a los sacerdotes extranjeros y demoler templos. Con el pretexto de ampliar la avenida Zaragoza, Villarreal demolió el antiguo convento de San Francisco, el edificio más antiguo que conservaba Monterrey, y con él desaparecieron sus obras de arte y el archivo colonial.
Al año siguiente (1914), cuando Carranza visitó Monterrey, el cónsul de Estados Unidos pidió garantías para los sacerdotes expulsados, pero no logró nada. Villarreal mantuvo su política, pero se le reconoce la aplicación de leyes como la que prohibía que se hiciera trabajar a la gente a cambio de deudas.
Pero en esos años, el país seguía dividido, ya no entre federalistas y constitucionalistas, sino entre villistas y carrancistas. A finales de 1914, se llevó a cabo una convención en Aguascalientes donde Villarreal fue designado para mediar entre ambos bandos, pero no logró nada.
En enero de 1915, las fuerzas villistas lograron vencer a Villarreal y tomar Saltillo. Las fuerzas carrancistas replegadas hacia Monterrey no pudieron defenderla. Monterrey fue capturada nuevamente, esta vez por los villistas. El mismo Pancho Villa llegó a Monterrey en marzo para pedir un millón de pesos a los miembros de la Cámara de Comercio. Ellos solo pudieron reunir 250 mil.
Gobierno Constitucionalista
La revolución no solo implantó la Constitución de 1917, sino que en Monterrey y en todo el estado derivó en problemas de seguridad que tuvieron que ser controlados por el primer gobierno constitucionalista de Nicéforo Zambrano. También hubo una epidemia de influenza española que, solo en la ciudad, causó la muerte de 717 personas.
En esos años hubo muchas huelgas y desacuerdos entre trabajadores y patrones, por lo que el gobernador creó la Junta Central de Conciliación y Arbitraje en 1918. Esta época se caracterizó por luchas y mucha inestabilidad en todos los aspectos del gobierno. Solo en 1923, Nuevo León tuvo 3 legislaturas y 2 gobernadores al mismo tiempo.
Cuando Álvaro Obregón terminó su mandato presidencial en 1924, presentó la candidatura de Plutarco Elías Calles, pero Adolfo de la Huerta se opuso al gobierno y se levantó en armas. En Nuevo León tuvo muchos seguidores. Esta revuelta en el norte fue controlada por Calles, quien además llegó a la presidencia del país el 1 de diciembre de 1924.
Gubernatura de Aarón Sáenz
Aarón Sáenz comenzó su gobierno en 1927, y fue un período de gran avance para Monterrey y todo el estado. Además de reformar las leyes estatales sobre impuestos, impulsó la industria y el comercio con el apoyo de Roberto Garza Sada. En 1930, se terminó el gaseoducto Reynosa-Monterrey, que proveyó de gas a fábricas y hogares.
También desarrolló la educación con el apoyo del secretario de educación Moisés Sáenz Garza. Se construyó la escuela Industrial Álvaro Obregón y escuelas grandes como la de Fernández de Lizardi. En su tiempo se hicieron muchas mejoras en la ciudad: se ampliaron calles, carreteras y presas.
Durante el gobierno de Sáenz, Monterrey fue nuevamente escenario de otra revuelta, esta vez la de José Gonzalo Escobar, quien se oponía al gobierno de Emilio Portes Gil. Después de atacar la ciudad y tomar la penitenciaría el 4 de marzo de 1928, Escobar obligó al personal del Banco de México a entregarle un millón de pesos en oro y escapó de las fuerzas federales. Plutarco Elías Calles aniquiló más tarde a las tropas de Escobar en Chihuahua.
Monterrey, Ciudad Metropolitana
A partir de la década de 1930, la ciudad de Monterrey comenzó a crecer de forma muy rápida en todos los aspectos. La aparición de fábricas atrajo a familias trabajadoras, primero del campo de Nuevo León y luego de estados vecinos. En 1950, Monterrey tenía 350 mil habitantes, 4 mil empresas y 90 mil trabajadores. Diez años más tarde, el número de habitantes se había casi duplicado. También surgieron zonas con menos recursos y personas que ocupaban terrenos sin permiso, lo que generó problemas de falta de servicios públicos (agua, electricidad, etc.).

El gobierno estatal creó instituciones como Fomerrey y Provileon para ayudar a las personas con menos recursos a solucionar sus problemas de vivienda. En la década de 1960, la ciudad también comenzó a crecer hacia arriba con la construcción de edificios altos como los Condominios Acero y los Apartamentos Constitución.
La zona urbana de Monterrey superó sus límites desde 1970 y se ha extendido a municipios como Guadalupe, Garza García, Santa Catarina, San Nicolás, General Escobedo y Apodaca.
Otra área en la que la ciudad se desarrolló a partir de la década de 1930 fue la cultural. En 1933, se creó la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y 10 años más tarde, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Poco tiempo después, se construyeron la Ciudad Universitaria y el Campus del Tec.
La Macroplaza

El gobierno de Alfonso Martínez Domínguez en la década de 1980 le dio a la ciudad de Monterrey su controversial Macroplaza. Para construirla, se tuvieron que demoler 427 edificios, algunos de valor histórico y artístico, en una extensión de 40 hectáreas.
Dentro del área de la Macroplaza se construyeron el Palacio Legislativo, el Teatro de la Ciudad, la Secretaría de Educación y Cultura, la Tesorería del Estado, la Torre Administrativa, la Biblioteca Central, el edificio de Infonavit, el Archivo General del Estado y el Tribunal Superior de Justicia.
La Macroplaza cuenta con obras de arte de Luis Sanguino, como La Fuente de la Vida y las esculturas de Escobedo, Hidalgo y Morelos. También tiene el Faro de Comercio de Luis Barragán y el Homenaje al Sol de Tamayo. En la Explanada de los Héroes, que forma parte de la Macroplaza, se conservan los restos de algunos gobernadores de Nuevo León, como Juan Zuazua y Bernardo Reyes.
Parque Fundidora
Durante el gobierno de Jorge A. Treviño, se obtuvo una donación federal de 114 hectáreas donde antes estaba la fundidora de acero, y se creó el Parque Fundidora. En 1991, se inauguró CINTERMEX (Centro Internacional de Negocios de México).
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Véase también
En inglés: History of Monterrey Facts for Kids