Historia del aceite de oliva para niños
La historia del aceite de oliva es una parte importante de la historia de la cultura mediterránea y de cómo ha evolucionado su agricultura. El aceite de oliva se obtiene de la aceituna (el fruto del olivo). Su historia está muy ligada a la del vino y el pan. El olivo fue una de las primeras plantas que los humanos cultivaron. Estos tres alimentos son básicos y forman parte de la dieta mediterránea de los pueblos que viven cerca del mar Mediterráneo.
El aceite de oliva no solo se ha usado para cocinar. También se ha empleado en cosmética, medicina, perfumes e iluminación. Algunos expertos creen que el cultivo del olivo comenzó entre el 4000 y el 3000 a.C. en algún lugar del Levante mediterráneo. Desde entonces, su cultivo y la producción de aceite de oliva han sido muy importantes para las naciones e imperios de la región mediterránea.
Hoy en día, la mayor parte del aceite de oliva se produce y consume en los países mediterráneos. Sin embargo, su cultivo también es importante en lugares como California y algunos países de América Latina. Esto se debe a la influencia que tuvieron algunos países mediterráneos en el pasado. El aceite de oliva es clave en la gastronomía mediterránea. Como dijo el autor Georges Duhamel: "El Mediterráneo acaba donde el olivo deja de crecer". Esto muestra lo mucho que el olivo y su aceite representan esta cultura.
El uso del aceite de oliva en la cocina ha creado un estilo culinario propio, conocido como "mediterráneo". Este estilo incluye las cocinas de los países del sur de Europa y se ha extendido a otras naciones. Actualmente, Europa produce casi el 75% del aceite de oliva del mundo y es el principal exportador. En estos países, el consumo de grasas de origen animal es menos común.
Contenido
Origen del Olivo y el Aceite
El olivo silvestre, llamado «acebuche» (Olea sylvestris), fue la primera variedad de olivo en el Mediterráneo. De él surgió el olivo cultivado actual, Olea europaea.
Se cree que el olivo cultivado apareció hace unos 500.000 años al oeste de África. Luego se extendió por el Mediterráneo. El olivo pertenece a la familia Oleaceae. El género Olea tiene una variedad silvestre que fue mejorada con el tiempo. El olivo crece en climas cálidos y sus frutos se recogen a finales del otoño. Hay más de 260 variedades de Olea, y unas 25 son las principales. Se nombran según su origen geográfico. Los olivos pueden vivir más de 500 años y crecer con poca agua.
Los aceites hechos con la variedad silvestre no eran de buena calidad ni producían mucho. Pero los primeros agricultores fueron seleccionando las mejores variedades. Así lograron extraer más aceite de la misma cantidad de aceitunas. Antes de usar el aceite de oliva para cocinar, en Mesopotamia se usaba mucho el aceite de sésamo (cultivado en el valle del Indo alrededor del 1500 a.C.).
Muchos historiadores creen que los fenicios fueron los primeros en cultivar y comerciar con aceitunas. Civilizaciones antiguas como la minoica (entre el 3000 y el 1500 a.C.) cultivaban olivos en la isla de Creta y comerciaban con aceite. Los dibujos encontrados en la isla de Santorini muestran lo importante que era el aceite para su economía. A mediados del tercer milenio a.C., en la región de Canaán (al norte de Siria), se producían grandes cantidades de aceitunas para el comercio.
Textos antiguos en tablillas de barro de las ciudades de Ebla, Mari y Ugarit (cerca de la actual Aleppo) muestran que el cultivo del olivo y la producción de aceite de oliva se extendieron. Estos textos indican que el aceite de oliva era muy valioso. Costaba casi cinco veces más que el vino y dos veces y media más que el aceite de sésamo o el de lino.
Los estudios de polen de olivo en restos arqueológicos muestran que el cultivo se hizo intensivo en el Peloponeso en el siglo XX a.C. (periodo heládico medio). Estos estudios de paleobotánica indican que el cultivo del olivo tuvo su auge en el siglo X a.C. en la ciudad de Biblos. Esta ciudad era un punto clave de comercio con los egipcios. También se han encontrado muchos "huesos de aceituna" en excavaciones arqueológicas por todo el Mediterráneo. Los huesos rotos o machacados demuestran el uso de almazaras (molinos de aceite). En la península ibérica, los tartessos y turdetanos ya usaban el olivo cultivado, pero no se sabe si era para cocinar.
Las primeras almazaras eran como morteros de piedra que procesaban pequeñas cantidades. A medida que se cultivaban más aceitunas, se necesitaron almazaras más grandes y eficientes. Hay pruebas de las primeras prensas en la Edad del Cobre. El crecimiento económico de estas civilizaciones, que podían producir y exportar aceite de oliva, y su comercio con los puertos egipcios, hicieron que su uso se volviera cada vez más común.
¿De dónde vienen las palabras "oliva" y "aceite"?
Las palabras "oliva" y "aceituna" son sinónimas en castellano. La palabra "oliva" podría venir del dialecto cretense elaiwa, y esta del griego clásico: elaia. El aceite de oliva se decía elaialadah. Ambas palabras provienen de la raíz semítica: ulu, que dio lugar a la palabra latina: oleum. De oleum surgieron palabras como oli en las lenguas romances, oil en inglés y öl en alemán. En español, también se usa en la denominación de los sacramentos cristianos, como los Santos óleos.
La palabra "aceite" tiene un origen diferente. Viene de la palabra hebrea zait, que pasó al árabe como zaitum. Esta palabra se refería tanto al jugo de la oliva como al fruto. En árabe también aparece como al-zait o az-zait. El castellano y el portugués son las únicas lenguas latinas que usan esta raíz. De ahí viene la palabra "aceituna". La raíz semita zt o zai se usaba para definir tanto el aceite de oliva como la iluminación. Esto es porque el aceite se usaba para encender lámparas sagradas en templos hebreos, cristianos y grecorromanos.
Así, la palabra "oliva" viene de los idiomas de los pueblos del norte del mar mediterráneo (Grecia, Italia). Mientras que "aceituna" viene de los idiomas de los pueblos del sur y este del Mediterráneo (Magreb, Siria, Egipto, Líbano).
El Aceite de Oliva en el Antiguo Egipto
Las primeras pruebas confiables sobre el uso del aceite de oliva en la historia provienen del Antiguo Egipto. En Egipto, el olivo era un símbolo y aparecía en los sarcófagos de algunos faraones. El aceite de oliva se mezclaba con esencias aromáticas y se usaba como aceite sagrado para los faraones en la "otra vida". Los egipcios consideraban al olivo tan importante que creían que la diosa Isis les enseñó a cultivarlo.
Las mayores plantaciones de olivos estaban cerca del delta del Nilo, cerca de la ciudad de Alejandría. Aunque el clima egipcio no era ideal para el olivo, lo que hacía que la producción de aceite no fuera muy alta. Los egipcios usaban poco el aceite de oliva para cocinar. La mayoría de las veces lo empleaban en farmacopea (preparación de medicinas) o en cosmética.
Es probable que Egipto importara aceite de oliva de otros países como Anatolia y Grecia para satisfacer su consumo. Hay pocas representaciones del olivo en jeroglíficos. La palabra "aceite" (ddt) no aparece en los textos hasta la novena dinastía. El aceite de oliva competía con otros aceites vegetales como el de moringa, sésamo y cártamo. Todos se usaban en ungüentos medicinales, en la cocina, en el culto y para iluminar. En la última etapa, el faraón Ptolomeo II intentó crear leyes para regular las plantaciones de olivos, pero no se cree que se aplicaran por la baja producción.
Algunos historiadores creen que el clima poco favorable limitó el uso del aceite de oliva en Egipto. Las primeras pruebas de su consumo datan de la dinastía XII (1985–1795 a.C.) o incluso la dinastía XVIII (1550–1295 a.C.). El Papiro Harris I menciona fuentes de aceite de oliva y un importante comercio con tribus griegas. El faraón Ramsés III dedicó plantaciones solo para producir aceite para lámparas funerarias.
Para las poblaciones esclavas egipcias de religión judía, el aceite de oliva tenía un significado especial. Era un ingrediente muy común en la gastronomía judía de la época. Se añadía a bebidas como el khilmi y el alontit, o incluso al vino. En la tradición judía, las aceitunas se sirven como acompañamiento y se usan en la preparación de varios platos.
El Aceite de Oliva en la Antigua Grecia
La importancia del aceite de oliva para los griegos se ve en los frescos del palacio de Cnosos, donde aparecen muchos olivos. Los griegos ya conocían el olivo, pero trajeron de Egipto variedades más cultivadas. Después de descifrar la escritura lineal B, se confirmó la importancia del olivo y el aceite para la sociedad griega antigua. Los olivos aparecen a menudo en decoraciones de vasos, joyas y objetos cotidianos. El consumo de aceite de oliva dependía de la clase social. Las clases bajas no lo usaban para cocinar, mientras que las más ricas sí. El uso más común era como combustible para iluminar, como medicina o como aceite para el cuerpo.
El legislador Solón (638-558 a.C.) creó leyes para proteger los olivos. Una de ellas prohibía exportar cualquier producto de la Ática excepto el aceite de oliva, lo que impulsó su comercio. El aceite de esta región era muy valorado. En los primeros juegos olímpicos (776 a.C.), se ofrecía una ramita de olivo a los ganadores como símbolo de triunfo. En las fiestas panateneas, se premiaba a los deportistas con ánforas llenas de aceite de oliva (las llamadas ánforas panatenaicas). La cantidad de aceite podía ser muy grande, llegando a varias toneladas. Se sabe que el aceite de oliva llegó a Grecia por la isla de Creta. Su cultivo llevó al comercio con Egipto y otros pueblos, creando las primeras rutas comerciales por el mar Mediterráneo.
En España, los fenicios introdujeron el cultivo del olivo (1100 a.C.). Luego, las relaciones económicas con Grecia ayudaron a su crecimiento. Pero fue con la ocupación romana de Hispania en el 206 a.C. cuando la producción de olivos cobró gran importancia. Antes de esto, en España se usaban más las grasas animales, como la manteca o la mantequilla, especialmente en el norte.
Dioscórides mencionó el onfacino (aceite de aceitunas no maduras), que era bueno para el cansancio muscular. También pensaba que era útil para la piel y el pelo. Hipócrates también habló del aceite para curar ciertas heridas y como analgésico para dolores como la odinofagia (dolor al tragar), malestares intestinales, cefaleas (dolores de cabeza) y dolores musculares, a veces usado en enemas.
El Aceite de Oliva en el Imperio Romano
El contacto entre griegos y etruscos llevó el cultivo del olivo a Italia. Se dice que llegó a la península italiana durante el reinado de Lucio Tarquinio Prisco (616 a.C. a 578 a.C.), aunque pudo haber llegado antes. En Italia, se extendió rápidamente desde Calabria hasta Liguria. Los siglos II y III d.C. fueron de gran expansión para el olivo en el Mediterráneo. El Imperio romano aprovechó sus conquistas para cultivar olivos en más lugares. En esta época, se mejoró mucho el conocimiento sobre el olivo. Catón el Viejo describió en su libro De agri cultura (Sobre la agricultura) muchos métodos para cultivar, podar y cuidar el olivo. La producción de aceite de oliva en Grecia no se detuvo con la invasión romana, lo que permitió a los romanos aprender sus secretos. Algunos autores estiman que un romano consumía en promedio 20 litros de aceite de oliva al año.
Las rutas comerciales romanas transportaban vino, garum y aceite de oliva. El aceite de oliva se usaba incluso en las lucernas para iluminar las casas. Era muy popular en Roma. Había 123 puestos de venta de aceite de oliva, comparado con 240 de pan. Hoy en día, podemos investigar el uso y la procedencia del aceite de oliva romano gracias a los restos que forman la montaña del Testaccio, un monte artificial hecho de basura de la Roma imperial.
Tripolitania y luego África proconsularis fueron importantes zonas de producción en el este del imperio. En la Bética (actual Andalucía, España), la producción era enorme, y el río Guadalquivir y su afluente Genil eran cruciales para el transporte. Este aceite llegaba a Italia a precios muy altos. Una característica de la cocina romana era que consideraban a los pueblos bárbaros incapaces de cocinar con aceite de oliva, ya que usaban grasas animales. Sin embargo, los romanos también usaban grasas animales para conservar madera, hacer medicinas, preservar alimentos y en la alimentación de soldados y gente humilde. Por eso, Alejandro Severo redujo el precio del aceite ocho veces para que fuera un alimento básico. La producción de aceite de oliva transformó el paisaje agrícola en las colonias romanas, introduciendo el sistema de la uilla (una finca con diferentes partes). Es curioso que los agrónomos latinos como Catón, Columela y Varrón dedicaran poca atención al olivo en sus obras. El aceite de la Bética se transportaba en ánforas llamadas Dressel 20 a todo el Imperio.
El molino romano, llamado molea olearia, era movido por animales y aumentaba la producción. Los molinos mencionados en la literatura son el trapetum, la mola suspensa y la mola learia. Los romanos no fueron los únicos en difundir el olivo a principios del primer milenio. Los tirios (de Tiro, origen fenicio y fundadores de Cartago) lo llevaron al norte de África. El avance del cultivo del olivar por ambos frentes se estabilizó en el 29 a.C. cuando Octavio fundó la colonia romana Julia Cartago. Esta se convirtió en la capital de la provincia romana de África, una de las zonas más importantes para la producción de cereales del imperio. Su puerto fue vital para exportar trigo y aceite africano a Roma. Cartago llegó a ser la segunda ciudad más importante del Imperio, con 400.000 habitantes. El escritor culinario Apicius en su libro De re coquinaria distinguía entre las olivas de Italia y las de Hispania. Entre los alimentos populares con aceite de oliva estaba el ientaculum romano (una especie de tostada con aceite de oliva, vino y ajo).
El cultivo del olivar hizo que muchas tribus nómadas se volvieran sedentarias y buscaran la paz con los pueblos vecinos, paz que solo el imperio podía garantizar. Así, el olivo se convirtió en un símbolo de paz. Las coronas de olivo se usaban como ofrenda para los generales romanos victoriosos, al igual que hacían los griegos. El escritor Rufo Festo Avieno en el siglo IV, conocedor de Hispania, llamó al río Ebro Oleum Flumen (río de aceite) en su libro Ora Marítima. Avieno indica que durante el Bajo Imperio romano aparecieron plantaciones de olivo en la costa mediterránea, como las de Tarragona y la zona de Alcañiz (Bajo Aragón). Algunos romanos, como Marco Annio Vero, hicieron grandes fortunas comerciando con aceite de oliva. En la época romana, existían oficios como los difussores olearius (distribuidores de aceite), conocidos por inscripciones.
Escritores de la época, como Plinio el Viejo, mencionaron las propiedades beneficiosas del aceite de oliva. Él recopiló recetas para hacer ungüentos y pomadas. Estas ideas inspiraron más tarde, en el siglo XV, una obra llamada "tacuinum sanitatis", donde el aceite de oliva era muy importante. El comercio de aceite de oliva creó varias rutas comerciales por el Mediterráneo, operadas por los nauicularii (navegantes).
El Aceite de Oliva en la Edad Media
Algunos historiadores de la cocina creen que el uso de grasas en la dieta medieval no era tan alto como se piensa. Los pueblos del norte de Europa usaban mantequilla (un lácteo de leche de vaca) y no conocían o evitaban el aceite de oliva, porque era caro. En cambio, en el sur, la mantequilla no era común. Por ejemplo, el romano Apicius nunca usó mantequilla en su libro de recetas. Aunque la mantequilla no era muy importante en los libros de cocina medievales como el Viandier o el Ménagier de París. A pesar del bajo consumo en el norte de Europa, muchas exportaciones de aceite de oliva desde el Mediterráneo iban a ciudades del norte para diversos usos.
Sin embargo, la demanda de aceite de oliva disminuyó con la caída del Imperio romano. Esto se debe a que los pueblos conquistadores del norte no valoraban el aceite, que les recordaba las costumbres romanas. Poco a poco, el control estatal sobre el aceite de oliva desapareció. Las órdenes religiosas comenzaron a encargarse de la producción en la Europa Medieval. El consumo entre clérigos de monasterios y personas de clase alta siempre estuvo asegurado.
Durante la Edad Media, el aceite de oliva se usaba para cocinar, pero también para iluminar casas, hacer jabones y textiles. Para estas aplicaciones, el aceite de oliva era muy útil y difícil de reemplazar. Sus usos medicinales en diferentes bálsamos y medicinas se reflejan en la literatura médica de la época. Autores como Averroes y Maimonides elogiaron el consumo de aceite de oliva en platos como el pescado y los huevos fritos. Algunos estudios estiman que los europeos medievales consumían unos 34 gramos de grasas por persona al día, lo que representaba el 28% de sus calorías.
En la Edad Media, el Imperio otomano comerciaba con los países productores de olivas. Algunas plantaciones en Túnez permitieron exportar aceite de oliva a Marsella, creando rutas comerciales. La producción de aceite de oliva en el norte de África era muy importante en ese tiempo, y se mantenía con la tecnología que dejaron los romanos.
El Aceite de Oliva en Al-Ándalus
El uso de grasas en la cocina y la medicina de Al-Ándalus fue muy importante, como muestran las numerosas recetas que han llegado hasta hoy. Se usaban grasas de animales como el cordero para dar sabor a los platos. El uso de grasas animales se sustituía a menudo por el aceite de oliva (de origen vegetal), lo cual era bien recibido. El aceite es halal, lo que significa que su consumo está permitido por las normas del Islam, por lo que fue muy popular durante la ocupación de la península ibérica. A pesar de lo que se cree, los musulmanes de Al-Ándalus apenas usaban el aceite de oliva para frituras. Los árabes que vivieron en la península durante casi ochocientos años encontraron plantaciones muy productivas en la actual Andalucía, que ya existían desde la época romana. Esto promovió el monocultivo en estas regiones. Los musulmanes de Al-Ándalus distinguían entre dos tipos de aceites: el de aceituna verde (zayt al-unfāq) y el de aceituna madura (zayt al-zaytūn).
Los centros agrícolas de Al-Ándalus eran las alquerías y campiñas, que formaban una red de caseríos en las zonas rurales de lo que hoy es Andalucía. La agricultura de Al-Ándalus necesitaba mucho aceite de oliva, y su producción era muy intensa. Por ejemplo, zonas como el Aljarafe cerca de Sevilla estaban densamente plantadas (casi medio millón de olivos) para abastecer a la población. A pesar de esta gran producción, los musulmanes usaban el aceite con moderación y exportaban la mayor parte. El escritor musulmán Al-Idrisi mencionó que la riqueza de los habitantes de Sevilla se debía en gran parte a la exportación de aceite de oliva. Otros escritores musulmanes, como Ibn Zuhr en su Kitāb al-Ağḏiya (Libro de los Alimentos), y Ibn al-Baitar, describieron otros aceites vegetales.
El Aceite de Oliva en el Nuevo Mundo
La colonización europea de América comenzó a finales del siglo XV después de que Cristóbal Colón llegara en 1492, con el apoyo de la Corona de Castilla. A partir de entonces, el Imperio español, el Imperio portugués, el Imperio Británico, Francia y Holanda conquistaron y colonizaron territorios. Era de esperar que el aceite de oliva se extendiera por América por primera vez, ya que este árbol no existía allí. Se sabe que las primeras producciones de aceite de oliva se probaron en el Virreinato de Nueva España y que los jesuitas fueron los primeros en cultivarlo. El olivo fue uno de los primeros cultivos introducidos por los españoles en América y se propagó desde California hasta el sur de Chile durante casi cien años. Su uso se fue extendiendo poco a poco a las tradiciones culinarias de cada país americano.
El Aceite de Oliva en Sudamérica
El cultivo del olivo, junto con el de la vid, fue uno de los primeros que los colonos españoles introdujeron en América. El Archivo de Indias (Sevilla) tiene información detallada sobre estas plantaciones en el "nuevo mundo". Los olivos se plantaron desde México hasta el Virreinato del Perú. Desde las tierras del norte, en Nueva España (actual California y México), exploradores como Alonso de Ojeda avanzaron hacia el sur. En 1503, se estableció la Casa de Contratación de Indias para regular el comercio con el "Nuevo Mundo". Entre los productos transportados por la flota de Indias estaba el aceite de oliva. Los registros de la Casa de Contratación describen cómo en 1520 se llevaron unas 250 especies de olivos desde huertos cercanos a Sevilla (Aljarafe) a las islas de Hispaniola y Cuba. Estas primeras plantaciones no tuvieron éxito porque el clima caribeño no era adecuado para los olivos. El éxito fue mayor en las colonias del virreinato del Perú y en Nuevo México. Estos dos asentamientos ayudaron a que el olivo se extendiera por el cono sur.
En Argentina, en 1562, Francisco de Aguirre realizó las primeras plantaciones de olivos usando esquejes traídos del Perú. De muchos cruces surgió una variedad de olivo propia llamada "arauco". Hay una leyenda que dice que el virrey del Perú, Pedro Fernández de Castro (conde de Lemos), ordenó talar todos los olivos porque su producción competía con los aceites importados. Pero una anciana guardó un esqueje que hizo crecer en otros lugares. Hoy existe un árbol de esa época, el olivo de Arauco, el único que sobrevivió a la tala ordenada en 1770 por el virrey para proteger la producción de España.
El Aceite de Oliva en Norteamérica
El Imperio español y el Imperio portugués fueron los primeros en conquistar y establecerse principalmente en Norteamérica, Centroamérica y la zona andina de Sudamérica (imperios Azteca e Inca). Algunas zonas como California producen aceite de oliva desde 1700. Fue entonces cuando los padres franciscanos, liderados por Fray Junípero Serra, viajaron desde San Blas (México) hacia el norte para fundar la misión de San Diego de Alcalá (cerca de la actual San Diego) en 1769. Pronto se plantaron olivos y se construyeron almazaras. El padre Lasuen mencionó en 1803 la calidad del aceite de California. Exploradores como George Vancouver en 1792 y Edwin Bryant y John Fremont en 1846 describieron la existencia de olivares en California. Bryant notó olivos en la misión de San Luis Obispo. En 1834, la secularización de las misiones hizo que el cultivo disminuyera y fuera olvidado por un tiempo.
Un renovado interés por el aceite de oliva hizo que la industria olivarera creciera en la zona entre 1855 y 1900. Aparecieron diferentes variedades, como la gordal (llamada "sevillano" en California). La producción creció tanto que pronto se ofrecía un aceite de calidad similar al europeo, pero a precios que no podían competir. Esto llevó a que en 1900 la industria olivarera intentara ofrecer aceitunas encurtidas en lugar de aceite. En Estados Unidos, el simbolismo de paz de la rama de olivo se ve en la petición de la rama de olivo que hicieron las Trece Colonias en 1775. Actualmente, casi todas las aceitunas que consume Estados Unidos provienen de California, y la producción de California representa el 0.3% del total mundial. La demanda futura de aceite de oliva en Estados Unidos dependerá mucho de los inmigrantes de países mediterráneos: italianos y griegos. El olivo llegó más tarde a Carolina del Sur y a Florida, introducido por los emigrantes griegos que fundaron Nueva Esmirna.
El Aceite de Oliva en la Época Moderna
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el uso de disolventes baratos para extraer aceites vegetales de otras plantas hizo que disminuyera el uso del aceite de oliva para iluminación. Esto, junto con la mejora en la extracción de gas y petróleo, provocó una caída en la demanda mundial. Para evitar que el aceite de oliva dejara de ser competitivo frente a los aceites de semillas, se empezó a mezclar con otros aceites vegetales.
Para evitar estas prácticas, se creó el organismo internacional llamado International Olive Oil Council (IOOC o Consejo Oleícola Internacional). Nació en 1959, con sede en Madrid, y cubre cerca del 85% de la producción mundial. Estados Unidos no es miembro del IOOC.
El aceite de oliva comenzó a negociarse en los mercados de bolsa en España como un futuro (conocido como Mercado de Futuros del Aceite de Oliva o MFAO) el 6 de febrero de 2004. Es el único lugar en el mundo donde se negocia el aceite de oliva como un activo financiero.
El Aceite de Oliva en la Unión Europea
A principios del tercer milenio, la Unión Europea, con sus países mediterráneos, se convirtió en el mayor productor de aceite de oliva. Casi el 4% de su superficie agrícola se dedica a este cultivo. De esta superficie, el 48% está en España y el 22.5% en Italia. Con la entrada de Grecia en 1981 y luego de Portugal y España en 1986, la Unión Europea pasó de ser un gran importador a uno de los principales exportadores. Las normas de producción se volvieron obsoletas y tuvieron que ser modificadas en 1998 y 2001. Se implementó un plan de reformas para dar ayudas a los productores de olivos y mejorar la calidad de sus productos. El sector del aceite de oliva es muy importante para la economía rural de la Unión Europea. Este sector incluye productores, cooperativas, almazaras, refinerías, mezcladores y empresas que participan en la comercialización.