Historia de Algeciras para niños
La historia de Algeciras es un viaje fascinante a través del tiempo, que comienza con los primeros grupos humanos que vivieron al aire libre en la Prehistoria. Más tarde, en la Antigüedad, fue un importante centro comercial llamado Iulia Traducta por los romanos. Después, se convirtió en Al-Yazira al-Jadra, la primera ciudad fundada por los árabes en la península. Tras un periodo de casi trescientos años en el que la zona estuvo abandonada, Algeciras fue fundada de nuevo en 1704.
Lo más interesante de su historia es cómo la ciudad ha sido construida y destruida varias veces. Algeciras fue abandonada y reconstruida al menos tres veces: cuando pasó de ser un asentamiento cartaginés a romano, de bizantino a musulmán, y de musulmán a español en la Edad Moderna.
Durante la Edad Media, que fue su época de mayor esplendor, la ciudad sufrió al menos cuatro grandes asedios.
Todo esto demuestra la gran importancia estratégica y cultural que Algeciras ha tenido a lo largo de los siglos. Es una de las ciudades que más ha influido en la historia de España. Hoy en día, con solo trescientos años de historia moderna desde su última fundación, Algeciras es el puerto principal de España y una de las ciudades más grandes y de mayor crecimiento en Andalucía.
Contenido
Prehistoria en Algeciras
Se han encontrado muchas herramientas de piedra en Algeciras, algunas en la zona de la Villa Nueva. Un lugar importante es el yacimiento del embarcadero del río Palmones, descubierto en 1994. Allí se hallaron herramientas de sílex y protocuarcita del periodo achelense. También hay hallazgos cerca de la ensenada de Getares.
Se sabe que el hombre de Neandertal estuvo en la orilla norte del estrecho de Gibraltar gracias a restos encontrados en cuevas del peñón de Gibraltar. En Algeciras, se encontró una herramienta de piedra que podría ser de los neandertales cerca del arroyo de El Saladillo. Esto sugiere que grupos de cazadores-recolectores vivieron en esta región.
La mayoría de los yacimientos prehistóricos de la zona son del Paleolítico y Neolítico. También destacan herramientas de piedra de la zona de Torrealmirante y Punta Carnero, que pertenecen a sociedades de cazadores-recolectores.
En los alrededores de Algeciras, en el Campo de Gibraltar y zonas cercanas, hay muchos refugios con pinturas rupestres. Estas pinturas van desde el Paleolítico hasta la época romana tardía. Forman parte de lo que se conoce como Arte sureño, que incluye muchos estilos, desde figuras del Paleolítico hasta dibujos más simples de la Edad del Bronce final.
Aunque no se han encontrado refugios con pinturas rupestres en Algeciras debido a la humedad y el viento, sí hay tumbas excavadas en la roca. Estas tumbas son similares a otras de la zona, que suelen estar cerca de pinturas o lugares sagrados. Destaca el Llano de las Tumbas en la Huerta de la Pilas.
Estos descubrimientos muestran que los seres humanos vivieron en estas tierras desde hace mucho tiempo, aunque no se han encontrado construcciones anteriores al siglo I.
Algeciras en la Edad Antigua
Época púnica: Primeros asentamientos
La ciudad cercana de Carteia fue muy importante para los cartagineses desde su fundación en el siglo IV a. C.. Era un punto clave en la ruta marítima entre Malaka y Gades, lo que hizo que otras localidades en la bahía de Algeciras fueran menos mencionadas en los escritos de la época.
Los pueblos fenicios y púnicos elegían cuidadosamente los lugares para construir puertos y ciudades. Buscaban promontorios cerca de la costa, fáciles de defender por tierra y mar, y con agua dulce. Las excavaciones actuales en lugares con estas características han revelado muchos asentamientos que no estaban en los textos antiguos.
Así se encontró el yacimiento púnico de Cala Arenas y otros más pequeños en Algeciras. Se cree que este lugar en la costa servía para que los barcos se abastecieran antes o después de cruzar el peligroso estrecho de Gibraltar.
Es muy probable que existiera una pequeña ciudad o puerto en el centro de Algeciras desde al menos el siglo V a. C.. Esto se deduce de hallazgos de cerámica ática en la Villa Nueva. Este asentamiento sería el origen de la futura ciudad romana de Iulia Traducta. Algunos expertos también creen que pudo haber un templo en la Isla Verde, cerca de la desembocadura del río de la Miel.
Época romana: Ciudades y factorías
Gracias a los textos antiguos y a los descubrimientos arqueológicos, se han identificado tres asentamientos romanos en Algeciras. Los expertos debaten sobre qué nombres de la época corresponden a cada lugar. Los tres nombres conocidos son Iulia Traducta, Caetaria y Portus Albus, y se cree que estaban en tres zonas diferentes de la ciudad:
- Bajo el actual Hotel Reina Cristina, en la Villa Vieja, se cree que estaba Iulia Traducta. Aunque antes se pensaba que no había restos romanos, hallazgos recientes han cambiado esta idea. A mediados del siglo XX se encontraron construcciones romanas, restos de alcantarillado y bases de columnas bajo el hotel, que se interpreta como la parte alta de la ciudad. Cerca de allí, en la calle San Nicolás, se encontró una factoría romana de salazones del siglo I, donde se elaboraba garum (una salsa de pescado). El puerto se ubicaba en la desembocadura del río de la Miel. Se dice que Iulia Traducta fue poblada por personas de Tingis (Tánger) y Zilis, como castigo por sus revueltas contra el imperio. Por eso se llamó Traducta, que significa "transportada". También se le llamó Tingentera, o la "otra Tánger".
- En la ensenada de Getares, cerca de la costa, se han encontrado restos de construcciones y piscinas para fabricar garum. El nombre de Getares viene de Caetaria, que significa "lugar de cetáceos". Los restos de Cetaria datan del siglo I al V, cuando la industria pesquera de la zona decayó por las incursiones de pueblos bárbaros.
- Al norte de la ciudad, junto a la playa de El Rinconcillo, se encontraron en los años 1960 restos de hornos para fabricar ánforas, parte de un complejo industrial. Se cree que aquí pudo estar Portus Albus, un pequeño poblado dedicado a la pesca y la producción de sal, que complementaba las factorías de garum de Iulia Traducta y Cetaria.
Algeciras en la Edad Media
Pueblos bárbaros y Bizancio
Durante los últimos años del Imperio romano de Occidente, llegaron a la región del Estrecho grupos de pueblos bárbaros. Los mauritanos atacaron la zona entre los años 172 y 211. En el año 280, pasaron suevos, germanos y francos. En 429, los vándalos, unos 80.000, cruzaron el estrecho de Gibraltar para establecerse en los territorios de la antigua Cartago. Usaron los puertos de Iulia Traducta y Carteia. Antes de ir a África, tomaron todos los barcos que encontraron, se abastecieron y destruyeron las instalaciones que pudieran ser un peligro, como el puerto. Hay poca evidencia arqueológica de esta época, lo que sugiere que la zona estuvo casi despoblada durante unos dos siglos. El sur de Hispania fue controlado por los suevos hasta la llegada de los visigodos en 454.
Los visigodos controlaron el sur de la península hasta el año 557, cuando el Imperio bizantino ocupó la región para intentar recuperar el antiguo Imperio Romano de Occidente. La presencia bizantina en la ciudad fue pequeña. Se han encontrado restos arqueológicos como un cementerio visigodo-bizantino en la Villa Vieja y un cáliz bizantino cerca de donde luego se construyó la Mezquita aljama (las fuentes árabes dicen que la mezquita se edificó sobre una iglesia anterior). Los bizantinos estuvieron en la región hasta el año 622, cuando los visigodos volvieron a tomar el control.
Época árabe y fundación de la ciudad
En el año 711, las tropas árabes lideradas por Tarik desembarcaron en la península ibérica. Después de ocupar el peñón de Gibraltar y la ciudad de Carteia, llegaron a Algeciras. Allí establecieron una base en la Isla Verde, dejando un pequeño grupo de soldados y a la favorita de Tarik, Umm Hakim, de quien la isla tomó su nombre (Al Yazirat Umm Hakim). Después de ver que había poca resistencia, el campamento se trasladó a tierra firme. Con el nombre de Al-Yazira al-Jadra, que significa "la Isla Verde", establecieron las bases de la nueva ciudad.
Desde su fundación, Algeciras fue una ciudad clave para los musulmanes, ya que era la principal puerta de entrada a Europa desde África. Pronto, la ciudad creció en población, principalmente con soldados árabes que pasaban por allí para la guerra.
La ciudad fue escenario de revueltas bereberes en la segunda mitad del siglo VIII. En 741, el emir de al-Ándalus pidió ayuda a un noble sirio llamado Balch para calmar una revuelta de bereberes contra el gobierno central. Estas revueltas ocurrieron porque no se cumplieron los acuerdos de dar tierras a los bereberes. El noble trajo unos 6500 soldados a través del puerto de al-Yazirat. El emir de al-Ándalus pidió que los nobles sirios se quedaran en la ciudad como garantía. Cuando la revuelta terminó, Balch supo que sus nobles no habían sido bien tratados y marchó a Córdoba, donde mató al emir.
Emirato de Córdoba: Asedios y revueltas
En 755, el príncipe omeya Abderramán llegó a al-Ándalus y se proclamó emir independiente. Abderramán I mandó construir en Algeciras la mezquita Aljama. En los años siguientes, hubo muchas revueltas bereberes en las montañas del sur de al-Ándalus. Algunos gobernadores de la ciudad se enfrentaron al poder central, e incluso uno de ellos, Rizq ben al-Numán, tomó la ciudad de Sevilla en 760.
En el año 859, tropas vikingas con 62 barcos, lideradas por Hasting y Björn Ragnarsson, asediaron la ciudad durante tres días y la atacaron. Después de saquear las casas y quemar la mezquita Aljama y la mezquita de las Banderas, los habitantes de Algeciras se reorganizaron y lograron recuperar la ciudad, haciendo huir a los invasores y capturando dos de sus barcos. En los años siguientes, las mezquitas y las murallas fueron reconstruidas, usando la madera de los barcos vikingos para las puertas de las mezquitas.
En el año 879, Yahyá al-Yazirí se rebeló en la ciudad, como parte de las revueltas de muladíes y mozárabes contra los altos impuestos que el emir de Córdoba les exigía. Querían crear un estado independiente en las montañas. Muhámmad I envió un ejército que sometió a Al-Yazirí. Pero otros rebeldes, como Lope Ibn Mandaril y Ben Abi Azara de Algeciras, se unieron al poderoso líder rebelde Omar ibn Hafsún contra el poder del califa.
Aunque Córdoba nombraba gobernadores leales en la ciudad, las revueltas en los castillos de la sierra eran constantes. Esta situación duró hasta 888, cuando Algeciras se rebeló contra el emir y expulsó al gobernador. Desde entonces, Hafsún usó el puerto de la ciudad para comerciar con el Magreb. En los años siguientes, la ciudad cambió de manos varias veces. Cuando Abderramán III llegó al poder en 914, gran parte del sur de al-Ándalus no reconocía su autoridad. Por eso, atacó los castillos de la sierra de Ronda y entró en Algeciras, donde estableció su base y construyó astilleros para reparar los barcos capturados a Hafsún. Desde Algeciras, lanzó el ataque final contra Omar. Unos años después, Abderramán pacificó su reino y se proclamó califa.
Califato de Córdoba: Esplendor y conflictos
A Abderramán III le sucedieron Alhakén II y luego su hijo Hisham II. Como Hisham II era menor de edad, nombró a su primer ministro Muhámmad Ibn Abi Amir Al-Maafirí, conocido como Almanzor ("el victorioso de Dios"). Almanzor organizó un gran ejército y atacó ciudades castellanas para recuperar territorio o conseguir riquezas para financiar los costosos proyectos de Córdoba. Trajo bereberes y eslavos que, junto a los andalusíes, destruyeron ciudades como León, Barcelona y Santiago de Compostela, obteniendo mucho botín. Almanzor también se esforzó en promover la cultura, amplió la mezquita de Córdoba y construyó la ciudad de Medina Azahira. En 1002, emprendió su última campaña, la batalla de Calatañazor, que terminó sin un claro ganador, pero en la que Almanzor fue herido. La herida se complicó con una infección, y Almanzor murió el 10 de agosto sin haber perdido una sola batalla.
Reinos Taifas, almorávides y almohades
Cuando Almanzor murió en 1002, el Califato se dividió en muchos Reinos Taifas. En 1010, un ejército de bereberes de Córdoba se enfrentó a las tropas del gobierno central cerca de Algeciras, las derrotó y entró en la ciudad. Allí mataron a todos los hombres y capturaron a los niños y mujeres. Cuando Sulaimán al-Mustaín llegó al trono de Córdoba y repartió los territorios entre sus aliados, entregó la provincia de Algeciras a al-Qásim, creando así el Reino Taifa de Algeciras. Este señor de Algeciras fue llamado a ocupar el trono de Córdoba hasta que fue asesinado por su sobrino Idrís I, quien marchó sobre Algeciras y la unió a su reino. Sin embargo, años más tarde, los hijos de al-Qásim, con el apoyo de tropas leales a su padre, tomaron de nuevo la ciudad y proclamaron el reino hammudí de Algeciras. Fue gobernado por Muhámmad al-Qásim, hijo del asesinado, quien apoyó a otros territorios hammudíes, lo que debilitó la economía de su propio reino. A Muhámmad al-Qásim le sucedió en 1049 su hijo Al-Qásim ben Muhámmad, quien vio cómo el reino de Sevilla de Al-Mutámid iba conquistando las taifas de Ronda, Morón, Arcos y Jerez, acercándose peligrosamente a su reino. Finalmente, la ciudad de Algeciras fue cercada en 1055 por tierra y mar, y cayó ante las tropas de Sevilla.
Al-Mutámid de Sevilla tuvo que pedir ayuda a los almorávides de Yúsuf ibn Tasufín en 1085 para enfrentarse al rey de León Alfonso VI, que amenazaba las fronteras del norte de al-Ándalus.
Una de las promesas de Al-Mutámid a Yúsuf era entregarle Algeciras después de evacuar a sus habitantes. Pero el tiempo pasaba y no se cumplía. Viendo que el rey de Sevilla no le entregaba la ciudad, Yúsuf desembarcó por la noche en los astilleros con parte de sus tropas y ordenó rodear la ciudad con el resto. El rey de Sevilla, al ver que era imposible mantener la plaza, ordenó a su hijo, gobernador de la ciudad, que saliera de ella.
Una vez que Algeciras estuvo en manos de Yúsuf, sirvió como base para que los almorávides conquistaran otros reinos andalusíes, como Sevilla o Granada. El reinado de los almorávides nunca fue popular, y los habitantes de Algeciras entregaron la ciudad a los almohades en 1147, descontentos con sus anteriores gobernantes. Desde Algeciras, los almohades emprendieron la conquista de al-Ándalus, unificándola bajo una estricta visión de la fe. Fueron derrotados en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa, lo que marcó el rápido declive de los almohades. En 1231, Algeciras se levantó contra ellos, apoyando a Ibn Hud, quien desde Murcia quería restaurar los antiguos reinos Taifa.
La etapa meriní y la conquista de Alfonso XI
A mediados del siglo XIII se fundó el reino nazarí de Granada, que se extendía desde Almería hasta Algeciras. Ante el avance de los castellanos, los granadinos pidieron ayuda a los benimerines del norte de África, quienes desembarcaron en Algeciras en 1275 con 17.000 caballeros. Ocuparon la ciudad y sus alrededores con permiso del rey de Granada, con la condición de defender la frontera. Así, Algeciras se convirtió en la capital de sus territorios europeos.
Ante la amenaza meriní, en 1278 Alfonso X llegó a la ciudad con la intención de tomarla. Bloqueó su puerto y ordenó al infante don Pedro que hiciera lo mismo por tierra. El asedio fue largo y difícil. Los castellanos sufrieron mucho durante más de un año, mientras los habitantes de Algeciras recibían refuerzos por mar desde la cercana Gibraltar. Después de este tiempo, el emir Abu Yusuf envió su flota, que derrotó a la cristiana. El infante don Pedro se dio cuenta de que no podía mantener el cerco y abandonó el campamento. Viendo Yusuf que desde el lugar donde se habían asentado los cristianos se podría causar mucho daño a la ciudad en el futuro, mandó edificar allí una nueva villa, conocida como al-Binyia o Villa Nueva en las crónicas cristianas. La construcción de esta villa terminó en 1285. Tenía una fuerte muralla con foso, cuatro puertas grandes, un alcázar y una mezquita mayor. Estaba separada de la Villa Vieja o Al-Madina por el río de la Miel. En 1294, los granadinos recuperaron Algeciras y Gibraltar de los meriníes. Sin embargo, el 30 de julio de 1309, Fernando IV sitió Algeciras por tierra con ayuda de Fez, mientras la Corona de Aragón la asediaba por mar. A principios de 1310, el rey de Castilla negoció levantar el cerco si el rey nazarí le entregaba Bedmar y Quesada.
Desde 1338, los meriníes realizaron varias campañas contra la frontera con Castilla, lo que obligó a Alfonso XI a decidir sitiar Algeciras, ya que era el punto de entrada de las tropas del norte de África. En 1340, Alfonso XI derrotó a Abu-l-Hassan en la famosa batalla del Salado, cerca de Tarifa. En 1342, llegaron a la ciudad las tropas de Castilla, Portugal, Aragón y Génova, junto a cruzados europeos y con el apoyo de los reyes de Inglaterra y Francia, y del Papa, poniendo asedio a Algeciras. Durante más de veinte meses de asedio, los habitantes de Algeciras fueron apoyados por mar por los meriníes de Gibraltar. Finalmente, Alfonso XI decidió bloquear el acceso marítimo con cadenas y troncos desde la Isla Verde hasta la playa de Los Ladrillos. Este bloqueo impidió la entrada de cualquier barco a la ciudad. Ante la imposibilidad de mantener la ciudad, los algecireños pidieron ayuda a Granada. La unión de granadinos y meriníes de Gibraltar se encontró con las tropas castellanas cerca del río Palmones. Alfonso XI venció y obligó a la ciudad a rendirse. El 26 de marzo de 1344, la Villa Vieja fue entregada al infante Don Juan Manuel, y el 28 de marzo, Domingo de Ramos, Alfonso XI entró en la Villa Nueva y dedicó su mezquita mayor a santa María de la Palma. El rey castellano añadió a sus títulos el de rey de las Algeciras.
Reconquista árabe y destrucción
A pesar de los intentos de Castilla por repoblar la ciudad (como la Carta de ordenación de Algeciras de 1345), esta entró en crisis, especialmente tras la muerte de Alfonso XI mientras sitiaba Gibraltar. El papel de la ciudad como territorio de frontera y el debilitamiento del Reino de Castilla por conflictos internos hicieron que las defensas de la ciudad fueran escasas ante una posible incursión árabe. En esta situación se encontraba la ciudad en 1369, cuando Muhammad V de Granada reconquistó la ciudad. El rey granadino quiso que Algeciras recuperara su antiguo esplendor, repoblándola y reconstruyendo las murallas. Pero apenas diez años después, Castilla ya se había recuperado de sus conflictos. El rey nazarí comprendió entonces que no podría mantener la ciudad mucho tiempo y decidió destruirla en 1379 para que no volviera a caer en manos cristianas.
La ciudad fue completamente arrasada, y todos sus habitantes tuvieron que marcharse de ese peligroso territorio de frontera. En 1462, cuando Gibraltar fue conquistada, los antiguos territorios de "las Algeciras" pasaron a esta ciudad.
Edad Moderna y Contemporánea
La repoblación de Algeciras
La ciudad permaneció destruida hasta 1704. En ese año, un grupo de habitantes de Gibraltar que huyeron del peñón tras la ocupación por tropas anglo-holandesas (aliadas con el archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión Española) se asentaron en las ruinas de la antigua ciudad árabe. El lugar elegido fue alrededor de la capilla de San Bernardo, que desde entonces se llamó de Nuestra Señora de Europa, porque allí se depositó la imagen de esta Virgen venerada en Gibraltar, que fue rescatada. Esta fundación fue al principio provisional, ya que los gibraltareños esperaban que Gibraltar fuera pronto recuperada por España. A partir de 1713, año en que se firmó el Tratado de Utrecht, los exiliados de Gibraltar se resignaron a no volver a su ciudad y comenzaron a construir una nueva Algeciras.
Las construcciones fueron provisionales al principio. Lo más común fue reutilizar las piedras de la antigua ciudad árabe para edificar nuevos edificios. También se aprovecharon los empedrados de las calles, lo que hizo que parte de las antiguas vías árabes quedaran reflejadas en el plano de la ciudad. Desde 1721, el ingeniero Jorge Próspero de Verboom hizo planos de la ciudad, de las ruinas árabes y modelos de cómo debían construirse las nuevas calles. El "trazado de Verboom" consistía en calles rectas que se cruzaban en paralelo, formando manzanas cerradas. También planeó construir una "ciudad fortificada" en Algeciras por si era atacada por los británicos. De esta planificación, solo se conserva la zona norte de la Villa Nueva (calles Ancha, Sevilla, Alfonso XI y sus perpendiculares), con un diseño de cuadrícula.
En 1726, se pidió la devolución de los antiguos territorios de Algeciras a la ciudad. El Consejo de Castilla envió una orden a San Roque para que se cumplieran estas condiciones. La ciudad de San Roque se negó, y comenzaron una serie de alegaciones que suspendieron la orden. Cuatro años más tarde, en 1734, se presentaron nuevas reclamaciones, pero de nuevo fueron rechazadas por la oposición de los gobernantes de San Roque, que veían cómo se podían reducir los derechos de su ciudad. Los argumentos de San Roque eran principalmente patrióticos, ya que consideraban que Algeciras, Los Barrios y San Roque no podían separarse porque eran, en realidad, una sola ciudad: Gibraltar.
La independencia de San Roque y desarrollo
Desde 1751, el comandante general del Campo de Gibraltar, Francisco de Paula Bucareli y Ursúa, impulsó acciones para la independencia municipal de las ciudades del Campo. Así, por una orden del 9 de febrero de 1755, y tras la petición del General, se concedió a Algeciras el título de ciudad, siendo su primer alcalde Francisco Bermúdez Salcedo. En la división territorial de los antiguos términos de Gibraltar, que también incluyó a Los Barrios, se decidió dar a Algeciras un territorio más pequeño que a las otras dos poblaciones, porque su puerto le daba una ventaja. Sin embargo, el uso de los montes sería compartido por las tres ciudades. Durante los años siguientes, el Cuerpo de Ingenieros de Ejército construyó calles y plazas. El tiempo y las excavaciones arqueológicas han demostrado que el trazado urbano de la ciudad de esa época sigue el de las calles, murallas y fosos de la antigua ciudad árabe. Por ejemplo, las casas de la calle Teniente Miranda tienen sus paredes traseras apoyadas en la muralla de la ciudad. El desarrollo urbano de la ciudad fue enorme en estos años. Se construyó la primera plaza Alta y el acueducto conocido como "los Arcos", que llevaba agua a la ciudad desde un manantial cercano en 1777.
En junio de 1779, se declaró una nueva guerra a Gran Bretaña y se puso sitio a Gibraltar. Algeciras fue la base de operaciones de la flota española, liderada por Antonio Barceló. La protección de los barcos de guerra la realizaban las baterías de Santiago, San Antonio e Isla Verde, que formaban parte de un fuerte sistema de defensas construido en los años treinta por el ingeniero Jorge Próspero de Verboom.
En 1801, una flota francesa que iba hacia Cádiz tuvo que refugiarse en Algeciras para evitar ser interceptada por barcos británicos. El ataque británico fue considerado un insulto por los españoles, ya que España era neutral y se debía respetar a cualquier barco en su puerto. La respuesta de las baterías de Algeciras fue contundente: el barco inglés Hannibal fue hundido y los británicos se retiraron. Este evento, conocido como la batalla de Algeciras, es una de las pocas veces en que España pudo derrotar navalmente al Imperio británico. Francia construyó un barco llamado Algeciras (su nombre original en francés era Algesiras), que participó en la batalla de Trafalgar en recuerdo de esa victoria.
En 1802, Francisco Javier Castaños fue nombrado teniente general de la Comandancia del Campo de Gibraltar y la trasladó a Algeciras, considerándola un lugar mejor para dirigir operaciones militares. El general Castaños realizó muchas obras en la ciudad a través del Cuerpo de Ingenieros, incluyendo la remodelación de la plaza Alta (1807), donde colocó un gran obelisco que fue derribado en 1926, y el empedrado de muchas calles.
Guerra de Independencia
El general Castaños, junto con la guarnición del Campo de Gibraltar y voluntarios de Algeciras, San Roque y Gibraltar, se dirigió al norte para impedir la entrada de los franceses en Andalucía. Esta expedición culminó en la famosa batalla de Bailén.
En febrero de 1810, el general francés Victor de Fay de La Tour-Maubourg se instaló en San Roque y envió a doscientos hombres a Algeciras para tomar la ciudad. Sin embargo, un grupo de ciudadanos, apoyados por un cañonero británico desde el mar, se enfrentó a los soldados franceses, quienes decidieron retirarse. No hubo tiempo para represalias, ya que tres días después los pueblos de la serranía de Ronda se levantaron en armas, y los franceses tuvieron que abandonar sus puestos en San Roque para intentar calmar los levantamientos. Desde el Campo de Gibraltar se enviaron milicias hacia Tarifa ante la noticia de la inminente llegada de más tropas francesas. Estas milicias fueron derrotadas, pero los franceses tuvieron que regresar a Chiclana debido a las bajas sufridas.
Una vez más, en 1811, las tropas de Napoleón se acercaron a la ciudad, pero fueron derrotadas en Jimena de la Frontera por el general Ballesteros y los voluntarios de la Compañía de Escopeteros de Getares. Después de la batalla, el general español tuvo que refugiarse en Gibraltar para que sus hombres recuperaran fuerzas, pero se les negó la entrada a la ciudad británica, a pesar de que el Reino Unido era aliado de España. Aprovechando esta situación, el general francés Godinot tomó Algeciras, mientras sus ciudadanos se refugiaron en la Isla Verde. Después de tomar víveres y objetos de valor, los franceses se retiraron para no volver.
Guerra de África y cambios políticos
En 1859 y 1860, tuvo lugar la guerra de África entre España y Marruecos. El ejército español, que debía establecerse en el norte de Marruecos, partió desde Algeciras. Esta guerra trajo a la ciudad un gran movimiento de personas, lo que ayudó a la economía local, pero también causó mucho sufrimiento. Muchos algecireños murieron en el conflicto. Además, la presencia de las tropas en la ciudad coincidió con un brote de cólera que afectó gravemente a la población, especialmente a los heridos en el Hospital militar.
En 1873, Algeciras, con una fuerte influencia federalista, se proclamó como un cantón independiente, aprovechando la confusión en el Gobierno Central tras la proclamación de la Primera República. El cantón de Algeciras duró hasta el 8 de agosto del mismo año, cuando las tropas de Cádiz disolvieron el Batallón de Voluntarios de Algeciras.
Finales del siglo XIX y principios del siglo XX
A partir de 1880, Algeciras se convirtió en un lugar de interés turístico para los británicos debido a su cercanía con Gibraltar. Por ello, en la Villa Vieja se construyeron muchas casas llamadas "los Chalecitos", donde vivían gibraltareños adinerados. Algunos de estos chalets son hoy edificios públicos de la ciudad, como el Museo municipal. La llegada del ferrocarril en 1892, gracias a inversores anglosajones, impulsó el desarrollo de su puerto. Los primeros muelles de madera, usados para los barcos de vapor que cruzaban la Bahía hacia Gibraltar, fueron el inicio del actual puerto de Algeciras. También se instaló el alumbrado público en 1891, por iniciativa del alcalde Emilio Santacana y Mensayas.
En 1906, se celebró en Algeciras la Conferencia de Algeciras, que trató sobre la división de territorios en África. Aunque los objetivos de paz de la conferencia no se cumplieron del todo y la división de Marruecos trajo dificultades, las consecuencias para Algeciras fueron muy positivas y marcaron su futuro. El evento internacional mostró las carencias de la ciudad, pero también la necesidad de una ciudad fuerte en el sur de la península que pudiera competir económicamente con Gibraltar y mantener relaciones comerciales con el norte de África. Por eso, en el mismo año 1906, se creó la Junta de Obras del Puerto, el origen de la actual Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras. Esta Junta desarrolló un plan de crecimiento para el puerto, primero en los muelles de la Isla Verde, unida a tierra por un puente de madera, y luego hacia el interior de la Bahía. Con el tiempo, esto dio lugar al actual Puerto de Algeciras, el más importante de España en tráfico de mercancías y uno de los más destacados de Europa.
La Guerra Civil y sus consecuencias
En 1936, tras el levantamiento militar contra el gobierno de la República, Algeciras se convirtió en el único puerto posible para el desembarco de las tropas del Norte de África si estas se unían al levantamiento. Dada la importancia de la ciudad en ese momento, el alcalde Salvador Montesinos se reunió con el ayuntamiento y se mantuvo en contacto con Madrid esperando noticias.
El 18 de julio, la Guardia Civil, bajo el mando de Miguel Romero García, tomó los edificios más importantes de la ciudad, como telégrafos y radio. También colocó fuerzas en las entradas de la ciudad e impidió que los ciudadanos leales al gobierno tomaran armas de los cuarteles para defender la ciudad. Ese mismo día, el coronel Emilio March recibió órdenes de Gonzalo Queipo de Llano para declarar el estado de guerra. En pocas horas, las diferentes guarniciones de la ciudad tomaron los edificios públicos y detuvieron al alcalde y a su equipo de gobierno. Después de tomar el Ayuntamiento sin resistencia, los batallones de San Roque y La Línea se unieron a los insurgentes, situación que se mantuvo hasta la llegada de las tropas de Ceuta.
Así, Algeciras se unió casi desde el principio a la causa contra la República. En los días previos al levantamiento militar, cuando los rumores de un conflicto eran públicos, muchas familias de terratenientes de Algeciras se refugiaron en Gibraltar. Inmediatamente después del levantamiento, muchos algecireños tuvieron que huir de la ciudad, principalmente a Gibraltar, en las primeras semanas para evitar detenciones. Las autoridades inglesas rechazaron la entrada a la mayoría de los exiliados, reteniéndolos en campamentos de refugiados en el Campo Neutral. Solo permitieron el paso a las familias con recursos o a quienes eran reclamados por residentes en Gibraltar que se hacían cargo de su manutención.
En los primeros días del conflicto, hubo bombardeos de la aviación de la República y del acorazado Jaime I.
El 5 de agosto, partió de Ceuta el llamado convoy de la victoria. Barcos como el cañonero Eduardo Dato, el torpedero T-19, el guardacostas Uad Kert, los remolcadores Benot y Arango, y las naves Ciudad de Ceuta y Ciudad de Algeciras cruzaron el estrecho transportando tropas. A mitad de camino, apareció el destructor republicano Alcalá Galiano y atacó el convoy. El Dato le disparó, y pronto aparecieron aviones de las tropas sublevadas, lo que hizo huir al Alcalá Galiano. El convoy llegó al puerto de Algeciras a las 8 de la tarde.
Dos días después, el Acorazado Jaime I, el destructor Ferrándiz y los cruceros Libertad y Cervantes abrieron fuego contra el Dato, que estaba atracado en el puerto, provocando un incendio. Más tarde, dispararon contra la ciudad, destruyendo todo el frente marítimo y obligando a la población a huir a los montes cercanos.
Una vez que las primeras tropas desembarcaron en la ciudad, la comarca del Campo de Gibraltar cayó rápidamente. Las tropas africanas partieron hacia Madrid, dejando guarniciones en la ciudad, algunas con miembros locales, que impidieron cualquier defensa. En los meses siguientes, el resto de las tropas del norte de África desembarcarían en Algeciras, uniéndose al ejército.
Después del conflicto, la situación en la ciudad fue difícil. Algeciras, como el resto de la comarca, tenía una población con ideas políticas de izquierda. Por ejemplo, en las elecciones de 1933, el Frente Popular había obtenido el 84.5% de los votos en la ciudad. Debido a esto y a la rápida unión al levantamiento militar, durante la guerra y los primeros años de la dictadura, hubo muchas detenciones en la ciudad. Se sabe que en el antiguo cuartel de escopeteros, en el Casino Cinema y en el edificio detrás de la Iglesia de La Palma, se realizaban encarcelamientos. Numerosas infraestructuras, como la carretera Vieja de Los Barrios, fueron construidas por personas condenadas a trabajos forzados.
La actividad de grupos de resistencia en las sierras de Algeciras se mantuvo durante las dos primeras décadas de la dictadura, especialmente en el interior de la comarca, cerca de Castellar y Jimena.
Desde mediados del siglo XX hasta la actualidad
Los primeros años de la dictadura en la ciudad fueron similares a los del resto de España. La gran cantidad de cuarteles y la presencia militar influyeron mucho en la vida local.
Como resultado del cierre de la Verja de Gibraltar en 1969, se llevó a cabo el Plan de Desarrollo del Campo de Gibraltar, que dotó a la comarca y a Algeciras de un importante complejo industrial. Fue la época del "milagro económico español" (1959-1973). Esto, junto con el crecimiento constante del puerto, ha dado a la ciudad un enorme desarrollo. Actualmente, Algeciras tiene unos 110.000 habitantes censados, pero se estima que viven cerca de 150.000 personas.
El puerto de Algeciras es, cada año, el centro de la Operación Paso del Estrecho, en la que miles de ciudadanos del norte de África que viven en Europa toman un barco hacia Ceuta o Tánger para pasar sus vacaciones en su país. Desde su creación en 1906, el puerto de Algeciras ha crecido hasta convertir casi toda la costa urbana en un gran puerto. Por su ubicación geográfica, es una parada obligatoria para los barcos de carga que cruzan el Atlántico o que vienen del Oeste y entran en el mar Mediterráneo. Más de cien barcos (muchos de ellos, petroleros) cruzan diariamente el estrecho de Gibraltar, que separa Algeciras del Norte de Marruecos. Además, especialmente en verano, los transbordadores que unen Algeciras con la costa africana no paran de transportar a personas que trabajan en Europa, turistas de la cercana Costa del Sol que quieren conocer otra cultura, y aventureros que viajan desde Tánger hacia el continente africano. Por su situación fronteriza, Algeciras ha sido un punto de entrada de personas y mercancías desde Marruecos. Sin embargo, los estrictos controles policiales han hecho que quienes se dedican al contrabando busquen otras rutas.
Algeciras es la capital administrativa y financiera de la Comarca del Campo de Gibraltar, y sede de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Cuenta con un subdelegado del gobierno de la Junta de Andalucía y un coordinador de la Administración General del Estado. Es una ciudad muy activa y animada, con un comercio próspero que no para de crecer y que ya ha superado sus límites municipales, llegando a otros municipios vecinos. Por ello, el arco de la Bahía puede considerarse una gran área metropolitana del sur de la península ibérica.