Independencia de México para niños
La Independencia de México fue un evento muy importante en la historia de este país. Fue un proceso largo, que duró más de diez años, en el que el pueblo de lo que hoy es México luchó para dejar de ser una colonia de España y convertirse en una nación libre. Este conflicto, que se resolvió con batallas y acuerdos, dio origen al Primer Imperio Mexicano.
Para España, perder este territorio fue un golpe muy duro, ya que México era una de sus colonias más ricas y le aportaba muchos recursos. La guerra por la independencia de México comenzó el 16 de septiembre de 1810 y terminó el 27 de septiembre de 1821, cuando el Ejército Trigarante entró triunfante en la Ciudad de México.
Este movimiento de independencia estuvo influenciado por las ideas de la Ilustración, que hablaban de la importancia de la libertad y los derechos de las personas. También influyeron las revoluciones que ocurrieron en otros lugares del mundo, como la Revolución francesa y la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. En la Nueva España, como se llamaba entonces a México, había un gran descontento por los cambios que España había impuesto y por los problemas económicos.
En 1808, cuando el emperador Napoleón Bonaparte invadió España y puso a su hermano José I Bonaparte como rey, la situación se volvió más complicada. En la Ciudad de México, algunas personas importantes quisieron tomar el control del gobierno mientras el rey legítimo de España no estuviera. Esto causó problemas y llevó a que algunos líderes fueran encarcelados.
A pesar de esto, en otras ciudades de la Nueva España, pequeños grupos siguieron planeando la independencia. En 1810, los conspiradores de Querétaro, al verse descubiertos, decidieron iniciar la lucha armada. El 16 de septiembre, el cura Miguel Hidalgo y Costilla llamó a la gente del pueblo de Dolores a levantarse contra el gobierno español.
Desde 1810, el movimiento de independencia pasó por varias etapas. Los líderes fueron cambiando y las ideas se hicieron más firmes, buscando la libertad total y la abolición de la esclavitud. Después de muchas batallas y dificultades, la independencia se logró en 1821.
Así, la Nueva España se convirtió en el Primer Imperio Mexicano, que fue una monarquía por un corto tiempo. Luego, en 1823, se transformó en una república federal. España reconoció la independencia de México en 1836, después de varios intentos de recuperar el territorio.
Datos para niños Independencia de México |
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Parte de guerras de independencia hispanoamericanas | ||||
![]() De izquierda a derecha, y de arriba abajo: Miguel Hidalgo, José María Morelos y el abrazo de Acatempan entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, mural de Juan O’Gorman.
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Fecha | 16 de septiembre de 1810-27 de septiembre de 1821 | |||
Lugar | Virreinato de la Nueva España | |||
Resultado | Victoria insurgente | |||
Consecuencias |
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Partes enfrentadas | ||||
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Figuras líderes | ||||
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Unidades involucradas | ||||
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Saldo | ||||
600 000 muertos
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Contenido
- ¿Cómo era la Nueva España antes de la Independencia?
- La crisis política en la Nueva España (1808-1810)
- El inicio de la guerra (1810-1811)
- Segunda etapa: Organización (1811-1815)
- Tercera etapa: Resistencia y guerra de guerrillas (1815-1820)
- Cuarta etapa: Consumación (1820-1821)
- Reacciones de España
- México surge como nación independiente
- Galería de imágenes
- Véase también
¿Cómo era la Nueva España antes de la Independencia?
La sociedad y la economía en el Virreinato
La sociedad en la Nueva España estaba dividida en grupos según el origen de las personas y su riqueza. Un pequeño grupo controlaba la mayor parte de los bienes, mientras que la mayoría de la gente era pobre. Los pueblos indígenas, por ejemplo, debían pagar impuestos al gobierno. Esto causaba muchos conflictos entre españoles, criollos (hijos de españoles nacidos en América) y mestizos. Muchos de estos problemas eran por la tierra y el agua.
A lo largo de los años, hubo varias rebeliones en la Nueva España. Por ejemplo, en el siglo XVIII, hubo levantamientos de los mayas y de otros pueblos indígenas en diferentes regiones.
También existía un sistema de "castas" basado en el origen racial. Los españoles nacidos en Europa estaban en la cima. La mezcla de españoles, indígenas y africanos dio origen a otros grupos, y su posición social dependía de cuánto "sangre española" se creía que tenían. Este sistema buscaba mantener la idea de que los españoles eran superiores, y aunque no era una ley oficial, mostraba la gran división y exclusión que había en la sociedad.
La economía de la Nueva España se basaba principalmente en la minería, sobre todo en la extracción de oro y plata. En el siglo XVIII, la producción de metales preciosos creció mucho. La mina de La Valenciana, en Guanajuato, llegó a ser la más importante del mundo en producción de plata. Esta riqueza minera ayudó a que otras actividades como el comercio y la agricultura también crecieran.
Sin embargo, a finales del siglo XVIII, la economía de la Nueva España entró en problemas. España, que necesitaba dinero para sus guerras en Europa, impuso nuevas reglas que afectaron los intereses de los más ricos en la colonia. Esto generó más descontento, incluso entre las clases más privilegiadas.
El orgullo criollo y la salida de los jesuitas
En la segunda mitad del siglo XVIII, los criollos (españoles nacidos en América) empezaron a sentir un gran orgullo por su tierra y a defenderla. Esto era una respuesta al control que los españoles nacidos en Europa tenían sobre la vida económica, política y cultural del virreinato. Muchos de estos criollos eran religiosos, ya que la Iglesia era la principal institución que ofrecía educación.
Los criollos defendían la Nueva España frente a las ideas de los españoles europeos que justificaban su dominio. Reclamaban un pasado propio, aunque no fueran descendientes directos de las antiguas civilizaciones mesoamericanas.
Varios de estos criollos orgullosos de su tierra eran miembros de la Compañía de Jesús (los jesuitas). Esta orden religiosa era muy importante en la Nueva España por su trabajo en la educación y la difusión del conocimiento. Sin embargo, en 1767, los jesuitas fueron expulsados de todos los territorios españoles. Esto significó que muchos criollos importantes tuvieron que irse, lo que fue visto como una ofensa por los americanos.
Algunos jesuitas exiliados, como Francisco Xavier Clavijero, defendieron a América en sus escritos, destacando su riqueza natural y el glorioso pasado indígena. Esto ayudó a fortalecer el sentimiento de orgullo y la idea de que los americanos debían tener los mismos derechos que los españoles europeos. La expulsión de los jesuitas también provocó protestas en varias ciudades de la Nueva España, que fueron reprimidas con fuerza.
Ideas de libertad: Francia y Estados Unidos
Dos grandes eventos al final del siglo XVIII influyeron mucho en la independencia de México: la Revolución francesa y la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Ambos movimientos se basaron en las ideas de la Ilustración, que defendían la igualdad de las personas ante la ley y la libertad de los ciudadanos. Estas ideas no eran desconocidas en la Nueva España; por ejemplo, el cura Miguel Hidalgo y Costilla conocía bien estas nuevas formas de pensar.
España bajo el control francés
En 1807, las tropas de Napoleón Bonaparte invadieron Portugal y luego España. Esto causó una gran crisis en la familia real española. El rey Carlos IV y su hijo Fernando VII fueron obligados a renunciar a su trono, y Napoleón puso a su hermano José I Bonaparte como rey de España.
Esta situación en España generó muchas preguntas en las colonias americanas: ¿quién era el verdadero gobernante? Algunos pensaban que debían obedecer al nuevo gobierno francés. Otros creían que la autoridad seguía siendo de Fernando VII, aunque estuviera prisionero. Y un tercer grupo, influenciado por las ideas de la Ilustración, pensaba que era el momento de que las colonias se separaran de España. Estos grupos estaban formados principalmente por personas de las clases altas y medias.
En varias ciudades de América, se crearon "Juntas de Gobierno" para mantener la autoridad en nombre del rey Fernando VII mientras él no estuviera. Estas juntas, a menudo lideradas por criollos, buscaban conservar la soberanía de sus territorios.
La crisis política en la Nueva España (1808-1810)
La crisis de 1808

Cuando llegaron las noticias de lo que pasaba en España, el virrey José de Iturrigaray y las autoridades de la Nueva España se dividieron. Algunos, en su mayoría españoles nacidos en Europa, creían que todo debía seguir igual y que la autoridad seguía siendo del rey Fernando VII. Otros, principalmente criollos, pensaban que, al no haber rey, la autoridad debía pasar al pueblo, representado por sus propias autoridades locales.
El 19 de julio de 1808, el Ayuntamiento de México propuso al virrey Iturrigaray crear una Junta de Gobierno que gobernara la Nueva España de forma autónoma mientras el rey estuviera ausente. El virrey estuvo de acuerdo, pero la Real Audiencia (otro órgano de gobierno) se opuso. La discusión fue muy fuerte.
Finalmente, el 15 de septiembre de 1808, un grupo de españoles europeos, liderados por Gabriel de Yermo, atacó el palacio del virrey. Iturrigaray y su familia fueron arrestados y enviados a España. Los líderes criollos que apoyaban la Junta, como Francisco Primo de Verdad y Ramos, también fueron encarcelados y algunos perdieron la vida en prisión. Pedro de Garibay fue nombrado nuevo virrey. Este evento impidió que se formara una junta local en la Nueva España, a diferencia de lo que ocurrió en otras colonias americanas.
La cuestión de la soberanía en 1809
En 1809, la Junta Suprema Central en España reconoció a las colonias americanas como parte de la monarquía y les dio derecho a tener representantes. Sin embargo, la representación era muy desigual: España tenía muchos más diputados que toda América. Esto decepcionó a los criollos de la Nueva España que buscaban más autonomía.
Mientras tanto, en Valladolid (hoy Morelia), un grupo de criollos, liderados por José Mariano Michelena y José María García Obeso, se organizó en secreto para formar una junta soberana. Buscaron el apoyo de indígenas y campesinos, prometiéndoles la abolición de impuestos. Su plan fue descubierto y muchos fueron arrestados. A pesar de esto, el virrey decidió liberarlos, lo que causó más enojo entre los españoles europeos.
Las Cortes de Cádiz
En 1810, la Junta Suprema Central en España se disolvió y se formó un Consejo de Regencia, que convocó a las Cortes de Cádiz. Estas Cortes buscaban crear una nueva constitución para España y sus territorios. Se invitó a representantes de América, pero nuevamente, la representación fue desigual.
Mientras se elegían los diputados, en varias ciudades de América se formaron nuevas juntas autónomas, como en Caracas, Buenos Aires y Chile. En la Nueva España, los criollos seguían resentidos por lo que había pasado con el virrey Iturrigaray. Uno de los diputados electos, José Eduardo de Cárdenas, presentó en Cádiz una propuesta para mejorar la situación de indígenas y mestizos, pidiendo educación gratuita, libertad de comercio y un gobierno dividido en tres poderes.
El inicio de la guerra (1810-1811)

La primera etapa de la guerra de independencia comenzó con el levantamiento popular liderado por Miguel Hidalgo y Costilla. Los conspiradores de Querétaro, al ser descubiertos, tuvieron que adelantar sus planes. Hidalgo llamó al pueblo de Dolores a levantarse contra las autoridades españolas el 16 de septiembre de 1810. Los insurgentes avanzaron rápidamente, pero luego retrocedieron.
Los líderes insurgentes fueron capturados en el norte y llevados a Chihuahua. Allí, Hidalgo, Jiménez, Allende y Aldama perdieron la vida. Sus cabezas fueron enviadas a Guanajuato y exhibidas como advertencia.
La conspiración de Querétaro y el Grito de Dolores
Ignacio Allende y Mariano Abasolo organizaron una nueva conspiración en Querétaro, con reuniones secretas en casa del corregidor Miguel Domínguez. Entre los participantes estaban el propio corregidor, Miguel Hidalgo y Costilla, Juan Aldama y Josefa Ortiz. El plan era iniciar un levantamiento para quitar a los españoles de los puestos de gobierno.
La conspiración fue descubierta el 9 de septiembre. Josefa Ortiz envió un mensaje a los conspiradores en San Miguel el Grande. El aviso llegó a Juan Aldama, quien lo llevó a Dolores el 16 de septiembre. Allí, Hidalgo liberó a los presos y llamó a la gente a levantarse contra el "mal gobierno". Este evento es conocido como el Grito de Dolores y marca el inicio de la guerra.
La campaña militar de Hidalgo
Desde Dolores, el movimiento de Hidalgo se extendió por la región del Bajío. Miles de mineros y campesinos, mal armados, se unieron a su contingente. En Atotonilco, tomaron el estandarte de la Virgen de Guadalupe, que se convirtió en el símbolo del movimiento.
Cuando llegaron a Celaya, los insurgentes ya eran unos veinte mil hombres. La ciudad fue saqueada, y Hidalgo fue nombrado "Capitán General de América". Luego tomaron Salamanca, Irapuato y Silao, llegando a Guanajuato el 28 de septiembre. Aunque al principio hubo simpatía, el desorden de las tropas de Hidalgo preocupó a las clases medias y altas.
En Guanajuato, el intendente Riaño se refugió en la alhóndiga de Granaditas. Los insurgentes, con la ayuda de un personaje conocido como "el Pípila" que incendió la puerta, tomaron la Alhóndiga. La ciudad fue saqueada nuevamente.
El virrey Francisco Xavier Venegas ofreció una recompensa por las cabezas de los líderes insurgentes. El obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, excomulgó a Hidalgo y a sus seguidores.
Hidalgo continuó su avance, llegando a tener sesenta mil hombres. Tomó Valladolid (Michoacán) pacíficamente. Luego, los insurgentes se dirigieron al valle de México. El 30 de octubre de 1810, derrotaron a los españoles en el Monte de las Cruces. Sin embargo, Hidalgo decidió no avanzar hacia la Ciudad de México, lo que causó desacuerdos con Ignacio Allende y la deserción de la mitad de la tropa.
En el camino de regreso, los realistas, comandados por Félix María Calleja, atacaron a los insurgentes en Aculco, causándoles una fuerte derrota. Las tropas insurgentes se dividieron: Allende fue a Guanajuato y Hidalgo a Valladolid. En Guanajuato, Allende fue derrotado por Calleja. Después de una masacre en la ciudad, Allende escapó y se reunió con Hidalgo.
Mientras tanto, en Guadalajara, Hidalgo intentó organizar un gobierno. Abolió la esclavitud el 6 de diciembre de 1810 y buscó apoyo de los Estados Unidos. Sin embargo, ante la llegada de las tropas realistas, los insurgentes se enfrentaron a ellos en el Puente de Calderón. Después de una dura batalla, los insurgentes fueron derrotados y huyeron.
Hidalgo fue relevado de su cargo y Allende llevó a la tropa hacia el norte. El 21 de marzo de 1811, Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron capturados en Acatita de Baján (Coahuila). Fueron llevados a Chihuahua, donde perdieron la vida. Sus cabezas fueron exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato hasta 1821.
Otros levantamientos insurgentes
El movimiento de independencia se extendió a otras partes de la Nueva España. José Antonio Torres tomó Guadalajara en noviembre de 1810. Otros líderes como Rafael Iriarte controlaban León, Aguascalientes y Zacatecas. José María Morelos inició su campaña en el sur, y en el norte, provincias como Texas también se unieron a la causa.
La persecución de los líderes regionales fue muy dura. Muchos fueron derrotados y perdieron la vida. Sin embargo, algunos lograron resistir y se convirtieron en figuras importantes en los años siguientes, como Villagrán y Morelos.
Características del movimiento insurgente (1810-1811)
La Nueva España había sufrido grandes problemas económicos y hambrunas. Los campesinos, que vivían en la pobreza, vieron en Hidalgo a un líder que podía mejorar sus vidas. Por eso, muchos se unieron rápidamente al movimiento, aunque la mayoría estaban mal armados.
Segunda etapa: Organización (1811-1815)
Esta etapa de la guerra de independencia va desde que Ignacio López Rayón fue nombrado jefe de los insurgentes en 1811, hasta que José María Morelos y Pavón perdió la vida en 1815. Durante este tiempo, el movimiento no solo luchó, sino que también buscó organizarse y crear leyes propias.
Composición social del movimiento
El movimiento insurgente fue apoyado principalmente por las clases bajas, como campesinos, indígenas y personas de diferentes orígenes. Se unían en grandes grupos, a menudo armados con lo que podían. Los esclavos también se unieron, buscando su libertad. A medida que avanzaba el movimiento, la clase media de las ciudades también empezó a simpatizar con los insurgentes.
La marcha de López Rayón hacia el sur
Ignacio López Rayón había sido secretario de Miguel Hidalgo. En marzo de 1811, fue nombrado jefe supremo de la insurgencia y se le ordenó ir al sur. Con unos tres mil quinientos hombres, Rayón se dirigió a Michoacán, enfrentándose a los realistas en el camino.
Rayón y otros líderes decidieron que era necesario crear un Congreso o Junta para gobernar en nombre de Fernando VII, mientras el rey estuviera prisionero. Sin embargo, las autoridades españolas se negaron a negociar. Rayón continuó su lucha, a veces con victorias y a veces con derrotas, y se estableció en Zitácuaro.
Otros levantamientos y enfrentamientos
Durante 1811, hubo otros levantamientos insurgentes en diferentes regiones, como Sinaloa, Matehuala y Colima. Aunque algunos líderes fueron derrotados, el movimiento se mantuvo activo en varios puntos del virreinato.
Las primeras campañas en el sur
En la región de Tierra Caliente, José María Morelos inició su campaña en octubre de 1810 con solo veinticinco hombres. A diferencia de Hidalgo, Morelos formó un ejército más pequeño, pero disciplinado y bien armado. A su paso, se le unieron importantes líderes como los hermanos Galeana y Vicente Guerrero. Morelos intentó tomar el puerto de Acapulco sin éxito a finales de 1810.
En 1811, Morelos derrotó a las fuerzas virreinales en varias plazas del sur, como Chilpancingo y Tixtla. El virrey envió a Félix María Calleja para detener a Morelos, quien se había fortificado en Cuautla.
Conspiraciones en la Ciudad de México
En la Ciudad de México, los simpatizantes de la independencia intentaron organizar complots contra el virrey, pero fueron descubiertos y sus participantes encarcelados o ejecutados. Estas acciones aumentaron la división en la sociedad.
La economía de la Nueva España sufrió mucho debido a la guerra. La minería y la agricultura disminuyeron, y el gobierno virreinal seguía enviando dinero a España, lo que agotaba los recursos de la colonia.
López Rayón y la Junta de Zitácuaro
El 19 de agosto de 1811, Ignacio López Rayón convocó en Zitácuaro a la formación de la Suprema Junta Nacional Americana. Esta Junta buscaba conservar los derechos de Fernando VII y defender la religión, pero también liberar a la patria de la opresión. La Junta, presidida por López Rayón, buscó organizar los ejércitos y difundir las ideas de autonomía.
La Junta de Zitácuaro fue el primer intento de crear un gobierno propio en México. Se redactaron los Elementos Constitucionales, un primer proyecto de constitución, y se acuñaron las primeras monedas mexicanas. Sin embargo, las fuerzas realistas lograron expulsar a la Junta de Zitácuaro a principios de 1812.
El Sitio de Cuautla
Morelos continuó su avance en el sur, tomando varias plazas importantes. En febrero de 1812, Félix María Calleja fue enviado para acabar con el ejército de Morelos, iniciando el Sitio de Cuautla. Después de setenta y dos días de intensos combates, Morelos y sus tropas lograron romper el sitio y evacuar la ciudad, evitando una masacre. En la defensa de Cuautla participaron incluso niños, como Narciso Mendoza, conocido como el "Niño Artillero".
El Plan de Paz y Guerra y Los Guadalupes
Después del sitio de Cuautla, los insurgentes continuaron luchando. José María Cos propuso un Plan de Paz y Guerra al virrey, buscando una paz basada en el reconocimiento de la soberanía del pueblo y la igualdad entre España y América. Sin embargo, el virrey rechazó la propuesta.
Mientras tanto, un grupo secreto llamado Los Guadalupes apoyaba a los insurgentes en la Ciudad de México, proporcionándoles información. Algunos de sus miembros, como Leona Vicario, fueron descubiertos y encarcelados.
Campaña en Puebla y toma de Oaxaca
Morelos continuó sus campañas, logrando importantes victorias en Puebla. El 25 de noviembre de 1812, Morelos y su ejército ocuparon la ciudad de Oaxaca. Allí, se estableció un gobierno autónomo y se fundó el periódico Correo Americano del Sur. Fue la única vez que Morelos pudo controlar una ciudad tan importante. En Oaxaca, Morelos recibió los Elementos Constitucionales de López Rayón, que declaraban la independencia de América y la abolición de la esclavitud.
Morelos fue nombrado vocal de la Junta de Zitácuaro, pero finalmente se desvinculó de la idea de gobernar en nombre de Fernando VII, buscando una independencia total.
La Constitución de Cádiz
En marzo de 1812, se proclamó en Cádiz la Constitución política de la monarquía española. Los diputados americanos, aunque en minoría, lucharon por una representación igualitaria, libertad de comercio y la abolición de la esclavitud. Sin embargo, muchas de sus propuestas fueron rechazadas.
La Constitución de Cádiz fue jurada en la Ciudad de México en septiembre de 1812. Se permitió la libertad de prensa, lo que permitió a algunos periodistas criticar al gobierno. Sin embargo, el virrey suspendió esta libertad poco después. En 1813, Félix María Calleja fue nombrado nuevo virrey.
El Sitio de Acapulco
En febrero de 1813, Morelos se dirigió al puerto de Acapulco. Después de un sitio de cuatro meses, el fuerte de San Diego se rindió el 20 de agosto. Con esto, los insurgentes controlaron la comunicación marítima con Filipinas.
Morelos y el Congreso de Chilpancingo
El Congreso de Chilpancingo
Debido a las diferencias entre los líderes insurgentes, Morelos convocó un congreso en Chilpancingo en septiembre de 1813. Allí, Morelos presentó los Sentimientos de la Nación, un documento clave que declaraba la independencia de la nación, la soberanía popular, la religión católica como única, la abolición de la esclavitud y la igualdad ante la ley.
Morelos fue nombrado generalísimo de las fuerzas insurgentes y líder del poder ejecutivo, pero él prefirió ser llamado "Siervo de la Nación". A diferencia de la Junta de Zitácuaro, el Congreso de Chilpancingo buscó una independencia total de España.
Declaración de Independencia de América Septentrional

El 6 de noviembre de 1813, el Congreso de Chilpancingo leyó el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional. Este documento declaraba de forma radical que la dependencia del trono español quedaba "rota para siempre jamás".
La Batalla de las Lomas de Santa María
Morelos planeó tomar la ciudad de Valladolid para establecer allí el Congreso. Sin embargo, en diciembre de 1813, sus fuerzas fueron sorprendidas y derrotadas por las tropas realistas en la Batalla de las Lomas de Santa María. Esta derrota fue un golpe duro para Morelos y marcó el inicio del declive de sus campañas.
Después de esta batalla, Mariano Matamoros fue capturado y perdió la vida. Morelos continuó luchando, pero las derrotas se acumularon. Las diferencias entre los líderes insurgentes también aumentaron.
Restauración del poder absoluto en España
En 1814, Fernando VII regresó al trono de España y anuló la Constitución de Cádiz, restaurando el poder absoluto del rey. Esto significó que todas las leyes y libertades que se habían logrado fueron eliminadas. En la Nueva España, esta noticia fue recibida con desagrado por algunos, pero los insurgentes reafirmaron su decisión de seguir luchando.
La Constitución de Apatzingán
En contraste, el 15 de junio de 1814, el Congreso de Anáhuac terminó de redactar el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, conocido como la Constitución de Apatzingán. Esta constitución dividía el gobierno en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Sin embargo, limitaba el poder militar de Morelos, lo que afectó su liderazgo.
Después de la promulgación de la Constitución de Apatzingán, las divisiones entre los líderes insurgentes se hicieron más grandes. Algunos fueron capturados o se rindieron.
Captura y fallecimiento de Morelos
En 1815, los miembros del Congreso decidieron trasladarse a Tehuacán por seguridad. Morelos planeó proteger la expedición, pero el 5 de noviembre, fue capturado por un ex insurgente.
Morelos fue llevado a la Ciudad de México. El 27 de noviembre, fue acusado de ser "hereje" y "traidor". Por órdenes del virrey Calleja, el 22 de diciembre de 1815, Morelos perdió la vida en San Cristóbal Ecatepec.
Tercera etapa: Resistencia y guerra de guerrillas (1815-1820)
Después del fallecimiento de Morelos, los grupos insurgentes lucharon de forma separada. Aunque eran muchos, las fuerzas realistas eran superiores en número.
Durante esta etapa, el líder español Francisco Xavier Mina, que era liberal, organizó una expedición desde los Estados Unidos para apoyar la lucha de los independentistas. Mina quería luchar contra el poder absoluto del rey Fernando VII. Llegó a México en 1817 y publicó un manifiesto explicando sus motivos.
La Junta de Jaujilla
Los insurgentes intentaron reorganizarse formando una nueva Junta de Gobierno, conocida como la Junta de Jaujilla. Esta Junta buscaba dar continuidad al movimiento. Sin embargo, las fuerzas realistas continuaron persiguiéndolos y muchos líderes insurgentes se rindieron o fueron capturados.
Campañas realistas de Calleja en 1816
El virrey Félix María Calleja continuó con sus campañas para acabar con la insurgencia. Muchos líderes insurgentes fueron derrotados y se acogieron al indulto (perdón) ofrecido por el gobierno virreinal.
Juan Ruiz de Apodaca es nombrado virrey
En septiembre de 1816, Juan Ruiz de Apodaca llegó a Veracruz para reemplazar a Calleja como virrey. La política de Apodaca fue más suave, prohibiendo la ejecución de prisioneros y promoviendo los indultos para lograr la paz.
Rendiciones e indultos
Muchos insurgentes se rindieron y aceptaron el indulto. Un grupo importante que resistió durante cuatro años fue el de la isla de Mezcala en el Lago de Chapala, liderado por José Santana y el cura Marcos Castellanos. Finalmente, en noviembre de 1816, negociaron su rendición.
En enero de 1817, Ramón López Rayón y sus hombres también se rindieron. Otros líderes insurgentes fueron capturados o perdieron la vida en combate.
La expedición de Francisco Xavier Mina
Francisco Xavier Mina era un joven español que había luchado contra la invasión francesa en su país. Al ver que el rey Fernando VII había restaurado el poder absoluto y perseguía a los liberales, decidió unirse a la causa de la independencia americana. Llegó a México en abril de 1817.
Campaña militar de Mina
Mina se unió a los insurgentes y tuvo algunas victorias. Sin embargo, sus fuerzas eran pequeñas y fue sitiado en el Fuerte del Sombrero. Mina intentó buscar ayuda, pero finalmente fue capturado. Por órdenes del virrey Apodaca, el 11 de noviembre de 1817, Xavier Mina perdió la vida.
Los insurgentes que defendían el Fuerte de Los Remedios resistieron por cuatro meses, pero finalmente fueron derrotados.
Situación en otras áreas durante 1817
Los líderes insurgentes continuaron operando de forma independiente. Algunos fueron derrotados y capturados, mientras que otros, como Vicente Guerrero, lograron mantenerse firmes en sus posiciones.
La resistencia de Guerrero
Vicente Guerrero se unió a las tropas de Morelos en 1811. Después de las derrotas de Morelos, Guerrero fue encargado de mantener la revolución en el sur, una región que conocía muy bien.
En 1816, Guerrero rechazó el indulto y continuó la lucha. Participó en muchas batallas, a veces con éxito y a veces con dificultades, en diferentes regiones del sur.
El sitio al Fuerte de Jaujilla
En 1817, el Fuerte de Jaujilla, donde se encontraba la Junta de Gobierno insurgente, fue sitiado por las fuerzas realistas. Los miembros de la Junta tuvieron que huir. Después de casi tres meses de sitio, los insurgentes del fuerte se rindieron.
La Junta de Gobierno se reorganizó varias veces, pero sus miembros fueron capturados o perdieron la vida. Vicente Guerrero fue nombrado general en jefe del Ejército del Sur y continuó la lucha.
Campañas realistas durante 1819
En 1819, las fuerzas realistas continuaron persiguiendo a los grupos insurgentes que quedaban. Muchos líderes se rindieron o fueron capturados. La única dirección de la revolución desapareció cuando la Junta de Gobierno fue sorprendida y sus miembros capturados.
Cuarta etapa: Consumación (1820-1821)
Después de más de diez años de lucha, se estima que más de un millón de personas habían perdido la vida en la Nueva España. La guerra había llevado al reino a problemas económicos muy grandes. Las minas y la agricultura habían disminuido su producción. El ejército virreinal estaba descontento por los bajos salarios.
En España, en 1820, una revolución liberal restauró la Constitución de Cádiz. Se impusieron medidas que restaban poder a la Iglesia, como la abolición de la Inquisición y la supresión de los jesuitas. Cuando la élite de la Nueva España vio afectados sus intereses, intentó oponerse a estas ideas liberales.
Un grupo de personas importantes, lideradas por Matías de Monteagudo, se reunió en secreto en la Ciudad de México. Estas reuniones, conocidas como la Conspiración de La Profesa, buscaban proclamar la independencia de la Nueva España para establecer una monarquía que protegiera sus intereses. Vieron en Agustín de Iturbide al líder militar capaz de lograrlo.
Campañas contra los insurgentes en 1820
A principios de 1820, aún quedaban focos de insurgencia en diferentes puntos de la Nueva España. Pedro Ascencio y Vicente Guerrero continuaron luchando contra las tropas realistas.
La Constitución española restaurada
En España, el 1 de enero de 1820, el general Rafael de Riego y otros liberales se rebelaron para restaurar la Constitución de Cádiz. El rey Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución. Se programaron elecciones para nuevas Cortes, y se enviaron instrucciones a las colonias para que también se restaurara la Constitución.
La conspiración de La Profesa
Las noticias de la revolución liberal en España llegaron a la Nueva España. Los criollos liberales las recibieron con entusiasmo, pero los españoles con ideas absolutistas, especialmente la aristocracia y el alto clero, reaccionaron de forma diferente. Liderados por Matías de Monteagudo, se reunieron en secreto en la Conspiración de La Profesa.
Aunque al principio intentaron evitar la jura de la Constitución, el virrey Juan Ruiz de Apodaca finalmente la juró el 31 de mayo de 1820. Los conspiradores, sin embargo, no se rindieron. Buscaron un líder militar para proclamar la independencia y establecer una monarquía. Fue así como Agustín de Iturbide fue nombrado comandante de los ejércitos del sur.
Para la Iglesia, la situación se volvió difícil con la abolición de la Inquisición y la supresión de los jesuitas. Por otro lado, muchos insurgentes que estaban en prisión fueron liberados, como Nicolás Bravo e Ignacio López Rayón.
El Abrazo de Acatempan
El 16 de noviembre de 1820, Agustín de Iturbide salió de la Ciudad de México para luchar contra los insurgentes del sur, liderados por Pedro Ascencio y Vicente Guerrero. Después de algunas derrotas, Iturbide se dio cuenta de que sería difícil vencer a los insurgentes por la fuerza.
Por eso, cambió su estrategia y le escribió una carta a Guerrero el 10 de enero de 1821, ofreciéndole el indulto y proponiendo un pacto de paz. Guerrero, que ya había rechazado indultos antes, respondió con cautela, dejando claro que no aceptaba el indulto y que solo lucharía por la independencia total.
Finalmente, el 10 de febrero, se realizó una reunión en Acatempan donde Guerrero e Iturbide se encontraron y se dieron un abrazo para sellar la paz. A partir de ese momento, las fuerzas de Guerrero se unieron a las de Iturbide.
El Plan de Iguala
Una vez que Iturbide logró la paz con los insurgentes, comenzó a difundir su plan. El 24 de febrero de 1821, proclamó el Plan de Iguala, que se basaba en tres garantías: religión católica como única, unión de todos los habitantes e independencia de la Nueva España.
El documento tenía veinticuatro artículos que resumían los deseos de autonomía e independencia de todos los grupos de la sociedad. Proponía la creación de una junta, la abolición de la esclavitud, la igualdad de todos los habitantes como ciudadanos, un régimen constitucional y la protección de los privilegios del clero y los militares. También se proponía que un miembro de la familia real española gobernara México. Se creó el Ejército Trigarante, formado por insurgentes y realistas, con Iturbide como su líder.
El Plan de Iguala fue enviado al virrey Apodaca, pero él lo rechazó y advirtió a la población que no lo leyera. Los absolutistas que habían participado en la Conspiración de La Profesa también vieron que el Plan de Iguala cambiaba sus planes originales.
Campaña del Ejército Trigarante
El 16 de marzo, Iturbide envió cartas a España, invitando al rey Fernando VII a gobernar el Imperio Mexicano y pidiendo a las Cortes españolas que aceptaran pacíficamente la independencia.
El Ejército Trigarante (que significaba "religión", "unión" e "independencia") comenzó su campaña. Muchos comandantes realistas y ex insurgentes se unieron al movimiento. Ciudades importantes como Veracruz, Córdoba y Puebla se unieron al Plan de Iguala. En Guanajuato, Anastasio Bustamante ordenó descolgar los cráneos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez de la Alhóndiga de Granaditas para darles sepultura.
El Ejército Trigarante continuó avanzando y ganando apoyo en todo el territorio.
Destitución de Juan Ruiz de Apodaca
Las derrotas y rendiciones de las fuerzas realistas causaron gran descontento entre los oficiales españoles, quienes culparon al virrey Juan Ruiz de Apodaca. La noche del 5 de julio de 1821, un grupo de oficiales lo destituyó y nombró a Francisco Novella como su sucesor.
El avance de los trigarantes continuó. Nicolás Bravo y José Joaquín de Herrera tomaron Puebla. Iturbide se dirigió a Cuernavaca, y luego a Cholula. El 28 de julio, la ciudad de Puebla se rindió. El 2 de agosto, Iturbide entró triunfalmente en Puebla.
En otras provincias, como las del norte y Oaxaca, también se proclamó la independencia y se unieron al movimiento.
Los Tratados de Córdoba
En España, las Cortes seguían debatiendo la "cuestión americana", pero las noticias del estallido del movimiento independentista en México y del Plan de Iguala cambiaron la situación.
El 3 de agosto, llegó a Veracruz el nuevo jefe político superior de la Nueva España, Juan O'Donojú. Se dio cuenta de que casi toda la Nueva España ya estaba bajo el control de los independentistas. O'Donojú ordenó un alto a las hostilidades y envió emisarios a Iturbide para reunirse.
El 24 de agosto de 1821, O'Donojú e Iturbide firmaron los Tratados de Córdoba. En este acuerdo, se reconocía la soberanía e independencia del Primer Imperio Mexicano, que sería una monarquía constitucional. Se invitaría a Fernando VII o a otro miembro de la familia real española a gobernar, y si no aceptaban, las Cortes del Imperio designarían al soberano. Mientras tanto, se formaría una Junta Provisional de Gobierno.
En otras regiones, como Durango, también se logró la rendición de las fuerzas realistas.
Junta en Tacubaya
El 30 de agosto, Francisco Novella recibió en la capital una copia de los Tratados de Córdoba. Se convocó una junta general de guerra, donde se discutió si O'Donojú tenía la autoridad para firmar los tratados.
El 5 de septiembre, Iturbide estableció su cuartel en Azcapotzalco, rodeando la Ciudad de México con dieciséis mil hombres. O'Donojú y Novella se reunieron el 13 de septiembre en Tacubaya para acordar la rendición de la capital.
El 15 de septiembre, Novella reconoció a O'Donojú como nuevo jefe político superior. Se liberó a los simpatizantes de la independencia y se restableció la libertad de prensa. El 16 de septiembre, O'Donojú anunció el fin de la guerra.
Las provincias de Yucatán y Chiapas también declararon su independencia y manifestaron su deseo de unirse al Imperio Mexicano.
Entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México y firma del acta de independencia
El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entró triunfalmente en la Ciudad de México. Iturbide encabezó el desfile, siendo recibido con gran alegría por la población. En la Catedral, se celebró una misa y Iturbide dio un discurso, exhortando a la unión y la amistad.
El 28 de septiembre, la Junta Provisional Gubernativa realizó su primera sesión y se firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. La Junta eligió a cinco miembros para formar una Regencia, con Agustín de Iturbide como presidente.
Las últimas fortalezas españolas, como la de Perote y Acapulco, se rindieron. La fortaleza de San Juan de Ulúa en Veracruz fue el último reducto español en capitular, en 1825.
Reacciones de España

En España, las Cortes rechazaron los Tratados de Córdoba y la independencia de la Nueva España. Los diputados americanos intentaron convencerlos, pero los europeos se negaron a hacer concesiones. Finalmente, los diputados americanos regresaron a sus tierras, convencidos de que solo la independencia les daría el gobierno que deseaban.
Hubo varios intentos de España por reconquistar México, el último en 1829. Sin embargo, las fuerzas mexicanas, lideradas por el general Antonio López de Santa Anna, lograron derrotar a los españoles.
Fue hasta el 28 de diciembre de 1836, después de negociaciones de paz, que España finalmente reconoció la independencia de México.
México surge como nación independiente
Después de la independencia, se formó una Junta Provisional de Gobierno. Se convocó a elecciones para un Congreso Constituyente. En el Congreso, se formaron dos grupos principales: los que querían una república y los que apoyaban a Iturbide.
El 18 de mayo de 1822, los seguidores de Iturbide pidieron que fuera coronado emperador, y así, Agustín de Iturbide fue coronado como Agustín I el 21 de julio de 1822.
Sin embargo, el imperio de Iturbide fue corto. Hubo problemas económicos y el Congreso se opuso al emperador. Iturbide disolvió el Congreso, lo que rompió el pacto de "unión" del Plan de Iguala. Esto provocó nuevas rebeliones, y en febrero de 1823, antiguos insurgentes como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero se unieron a un nuevo plan para establecer una república.
El 19 de marzo de 1823, el imperio de Iturbide terminó con su renuncia y exilio. Se estableció un gobierno provisional con tres líderes: Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, lo que marcó el paso definitivo hacia un régimen republicano.
El 31 de enero de 1824, se aprobó el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana y el 4 de octubre, la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824. Ese mismo año, México se organizó como una república con diecinueve estados, cinco territorios y un distrito federal.
Galería de imágenes
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La Cruz de Borgoña era un estandarte de los ejércitos Realistas.
Véase también
En inglés: Mexican War of Independence Facts for Kids
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