Fauna de Argentina para niños
El territorio de Argentina es muy grande y tiene una increíble variedad de paisajes y climas. Esto se debe a muchos factores como su ubicación en el mapa, la altura de sus montañas y las características del suelo. Gracias a esta diversidad, Argentina cuenta con una fauna autóctona muy rica y variada.
Muchos de los mamíferos que viven en Argentina llegaron hace miles o millones de años desde América del Norte. Sin embargo, algunos animales que provienen del antiguo supercontinente de Gondwana todavía existen hoy. Entre ellos se destacan los armadillos, los osos hormigueros y algunos marsupiales como las zarigüeyas o el monito del monte. También hay primates (monos) en ciertas zonas.
Por su ubicación, Argentina forma parte de la región faunística neotropical. El clima templado y frío en gran parte del país ha permitido que algunas especies evolucionen de forma única y que otras, que llegaron de regiones más frías, se adapten rápidamente. Esto ocurrió tanto por el Gran Intercambio Americano hace unos 9 millones de años, como por la llegada de especies en los últimos 500 años.
En el norte, donde el clima es tropical y subtropical, hay muchísimas especies de animales. Se pueden encontrar grandes felinos como el yaguareté, el puma y el ocelote. También hay cánidos grandes como el aguará guazú (también conocido como lobo de crin), y el oso de anteojos. Entre los primates están los monos aulladores y el mono caí. Hay reptiles grandes como dos tipos de yacarés. Otros animales de esta zona son el tapir, los carpinchos, dos especies de osos hormigueros, el hurón mayor, tres especies de pecaríes, la nutria gigante, el coatí y varias especies de tortugas.
En la zona subtropical de Argentina viven muchas aves, como el águila harpía (el ave cazadora más grande del continente), decenas de especies de colibríes diminutos, tres especies de flamencos, cinco especies de tucanes y varias especies de loros. Las praderas centrales son el hogar de los tatúes, el colo colo y el ñandú (también llamado avestruz sudamericana). Los halcones, diversos patos, las garzas y las perdices también habitan esta zona, al igual que varias especies de ciervos y zorros. Algunas de estas especies se extienden hasta la Patagonia argentina.
Las montañas del oeste son el hogar de muchos animales. Entre ellos están la llama, la taruca, el guanaco y la vicuña, que son muy conocidas en Sudamérica. También en esta región se encuentran el gato andino y el cóndor. El cóndor es el ave voladora más grande del mundo y una de las que vuela a mayor altura.
En el sur de Argentina habitan el puma, el huemul, el pudú (el ciervo más pequeño del mundo) y el jabalí, que fue introducido. La costa de la Patagonia es muy rica en vida animal: el elefante marino, el lobo marino, el león marino y diversas especies de pingüinos. En el extremo sur se encuentran los cormoranes, que se alimentan de peces.
Las aguas de Argentina tienen mucha vida marina. Hay mamíferos como los delfines y las ballenas. Una de las ballenas más famosas es la ballena franca, que junto con las orcas son un gran atractivo turístico en península Valdés y Puerto Madryn. Los peces marinos incluyen las sardinas, las merluzas, los salmones y los cazones. También hay calamares y la centolla en Tierra del Fuego. Los ríos de Argentina tienen muchas especies de peces de agua dulce como las truchas y un pez sudamericano llamado dorado. El pez nacional de Argentina es el Surubí.
Argentina y Sudamérica en general son conocidos por su gran cantidad y variedad de aves. En Argentina continental hay unas 1400 especies de aves, aunque muchas de ellas están en peligro de extinción debido a la actividad humana. A principios del siglo XXI, había unas 400 especies de mamíferos en el país. En 2019, se descubrieron 15 nuevas especies de mamíferos argentinos. Más de un cuarto (98 especies) de los mamíferos están en peligro de extinción, casi todos por causas humanas. Las especies de serpientes que viven en Argentina incluyen la boa constrictora, la venenosa yarará y la serpiente de cascabel.
Contenido
Ecorregiones y sus animales

El territorio argentino se divide en varias regiones naturales, cada una con su propia fauna. Los límites entre estas regiones no son estrictos, y algunos animales, como el puma, se encuentran en casi toda Argentina. Sin embargo, hay especies que están más ligadas a ciertos tipos de ambientes. Por ejemplo, los monos solo viven en las zonas de selva o bosque más cálidas.
La presencia de una especie animal en una región depende principalmente de dos cosas: el tipo de plantas que le sirven de alimento y el clima al que está adaptada. Para los animales acuáticos, el factor clave es la presencia de suficiente agua y el tipo de ambiente acuático.
A continuación, se describen los animales más importantes de cada región:

Puna y Noroeste argentino
En la Puna, un desierto con grandes cambios de temperatura entre el día y la noche, y entre el verano y el invierno, viven la chinchilla, la vicuña, el gato andino y el cóndor. En los lagos salados de la Puna, hay grandes grupos de tres especies de flamencos. El único gran cazador aquí es el puma.
Al este de la Puna, en tierras más bajas, húmedas y fértiles, la variedad de animales aumenta. El yaguareté se convierte en el principal cazador. El oso de anteojos ha disminuido mucho debido a la actividad humana, y hoy se encuentran ejemplares en las yungas del norte de Salta y Jujuy. Hace cinco siglos, su área de distribución llegaba hasta las sierras de Ancasti en Catamarca.
En los valles y quebradas secas, hay auquénidos domésticos como la llama y la alpaca. Entre las aves, se destaca un tipo de ñandú, el surí de la puna. En las selvas de la yunga se encuentran la ardilla colorada, el mono caí yungueño, pavas como la pava de monte y la charata, y una de las águilas más grandes del planeta: la majestuosa águila poma. También hay lechuzas y palomas únicas de la región. En esta ecorregión del noroeste, hay diversas ranas y sapos, como el gran sapo buey. En los pastizales de altura, se encuentra la taruca. Como en casi toda Argentina, son comunes los zorros y diversas especies de armadillos, especialmente el quirquincho. De esta región proviene una de las pocas razas de perros precolombinos argentinos: el Perro Pila Argentino. Uno de los pájaros cantores más conocidos es el chalchalero y el cachilo, conocido más al sur como "chingolo".

Región Chaqueña
Esta región, con bosques tropicales y selvas de galería, ha sido muy afectada por la actividad humana durante el siglo XX. Tiene dos estaciones muy diferentes en cuanto a lluvias: una seca en invierno y una húmeda en verano. Naturalmente, en la región chaqueña habitan especies de fauna mayor como el yaguareté, el puma, el ocelote, el yaguarundí, el margay y la tigrina. También hay tres especies de pecaríes, el tapir, el yurumí o oso hormiguero gigante, el tamandua u oso mielero, el coendú y pequeños carnívoros como el zorro de monte y el mapache austral. Hay monos como el carayá, el miriquiná y el caí. Entre los cánidos autóctonos se destacan el aguará guazú, el zorro vinagre y zorros como el aguará chaí. Abundan los armadillos, especialmente el gigante llamado tatú carreta. También hay ciervos como el ciervo de los pantanos y el guazuncho, así como el hurón mediano. En las aguas viven yacarés negros, yacarés overos y carpinchos, además de peces importantes como el dorado.
La región chaqueña argentina también tiene al guanaco y al venado de las pampas, un conejo autóctono llamado tapetí común, y roedores grandes como la mara del Chaco. Hay diversas gallináceas llamadas pavas o yacús, como el yacú común y la charata. También se encuentran el pato candil, las chuñas (de patas rojas y de patas negras), la paloma picasuró, la palomita azulada, el loro hablador y la garza mora. Uno de los pájaros típicos de la zona es el crespín, entre muchas otras especies.
Mesopotamia argentina

Por su clima y flora, la fauna de la Mesopotamia argentina es similar a la de la región chaqueña, pero se distingue por una mayor variedad de peces. Entre ellos están el pacú, el surubí, el manguruyú, el patí, el dorado, la boga, el armado, el chafalote, la tararira y la pira pita. También hay especies de peces que pueden respirar aire en épocas de sequía. Estas son solo algunas de las más de cuatrocientas especies de peces que viven en las aguas de esta región.
También tiene una avifauna variada: el ñandú es más común aquí que en el Chaco, al igual que el caraú, la jacana, los chajás, las lechuzas, los búhos (como el ñacurutú), los ñandays, los chirirís, el hocó colorado, los loros y especialmente los guacamayos y papagayos (es posible que aún queden ejemplares de guacamayo rojo), o las garzas. En la avifauna de esta región también se destacan los colibríes y, en la Selva Paranaense, 5 especies de tucanes, palomas yerutíes y palomita morada, tuquitos rayados, urracas coloridas como la urraca de cresta alborotada, codornices y la gran águila harpía (la más grande de las águilas del planeta). En las selvas del extremo norte se encuentran aves como los macucos o los que hasta hace poco (2015) se creían extintos, como el bailarín castaño o el maracaná lomo rojo.
Debido a la gran cantidad de ríos y humedales, abundan naturalmente en la región mesopotámica los carpinchos o capibaras, los tapires, las pseudonutrias llamadas quillá o coypú, los marsupiales acuáticos yapoks y algunos mamíferos félidos difíciles de ver como el yaguar o yaguareté, el puma, el gato montés, el yaguarundí o gato moro y otros félidos como los "gatos tigres". También hay cánidos como el aguará guazú o lobo de crin, el zorro de monte o zorro cangrejero y el zorro vinagre. Adaptados a sus densas selvas húmedas se encuentran mamíferos pequeños como los perezosos bayos, mapaches como el osito lavador y coatís, agutís y pacas o los tamandúas. También es mayor que en el Chaco la frecuencia de aguará guazús o lobos de crin, ciervos como el ciervo de los pantanos o la corzuela parda, y entre los grandes reptiles los yacarés y entre los medianos lagartos como la iguana overa. También hay grandes serpientes inofensivas para el ser humano: la ñacaniná y las anacondas. Aunque en peligro de extinción por la caza, en los ríos y humedales se destaca la nutria gigante o ariray. La región mesopotámica (incluyendo el Delta del Paraná) es actualmente el límite sur del hábitat del ciervo de los pantanos.
Pampa

Esta es la región de Sudamérica que más cambios ha sufrido por la actividad humana. Hoy en día, casi toda la Pampa Húmeda es una gran zona de cultivo.
Hasta finales del siglo XIX, entre los mamíferos abundaban los rebaños de venados de las pampas y guanacos. También eran muy comunes los armadillos: peludo, mulita, tatú, quirquincho. Había zorros (especialmente el zorro colorado y el zorro chilla), gatos monteses, el puma, las vizcachas, los zorrinos y comadrejas como la comadreja overa. Los "tigres" o yaguaretés (o yaguares) eran frecuentes, pero se extinguieron en la región pampeana durante la segunda mitad del siglo XIX. Además, en la región pampeana se encontraban los límites del carpincho, el ciervo de los pantanos, el pecarí y el aguará guazú, y entre los roedores el cuís o aperea. En sus aguas costeras e incluso en el Río de la Plata se encuentra el delfín franciscana.
Entre los reptiles se destaca la curiyú y la tortuga terrestre común, que en Argentina es a menudo una mascota doméstica.
Entre los anfibios, hay diversas especies de sapos y ranas, siendo típico el escuerzo común.
La avifauna de esta región es muy variada. Se destaca el hornero (que, por su nido peculiar, se ha convertido en uno de los animales emblemáticos de Argentina), las "perdices" (que en realidad son aves corredoras del grupo de los tinámidos, como los inambúes), las garzas como la garza blanca. Junto con la región cuyana, es el área sur de expansión de la cigüeña americana. También habitan este bioma las gallaretas, los caranchos, chimangos, aguiluchos, loros barranqueros, la cotorra argentina, patos criollos y patos sirirís, gallaretas, teros, chajás, lechuzas como la lechuza de campanario o la caburé, biguás, catitas, cuervillos de cañada, cotorras, loros barranqueros, palomas torcacitas, torcazas, picazurós, pechos colorados, la urraca americana o pirincho, el gavilán mixto y el halcón peregrino. El sur de la región pampeana es el límite sur de las migraciones del aguilucho langostero y las golondrinas. Hasta finales del siglo XIX, abundaban los ñandúes.
Entre las especies de pájaros (muchas de ellas casi desaparecidas a principios del siglo XXI por ser consideradas "perjudiciales" para la agricultura) se encuentran las golondrinas, los churrinches, chingolos, los tacuaritas, los típicos horneros (que por sus nidos elaborados se han convertido en ave nacional de Argentina), los sietecolores, el jilguero argentino, el zorzal, la calandria, los cabecitas negras, los cardenales (como el cardenal común o de cabeza roja y el cardenal amarillo en peligro de extinción), los benteveos, tordos, además de diversas especies de pájaros carpinteros, entre muchísimas otras especies. Hacia el año 2015, la monjita dominicana se encontraba en riesgo de extinción debido a la actividad humana.
Cuyo
Cuyo es una región de transición entre la Puna y el Noroeste Andino, la Pampeana y la Patagónica, por lo que se encuentran especies de esas regiones, aunque con menor frecuencia. Entre los anfibios se destaca el sapo andino. Aparecen el cóndor andino, el puma, el gato andino, la vicuña en el desierto altoandino, el zorro gris, el ñandú andino; el zorro colorado, el zorrino chico y el guanaco en las travesías. También se encuentran, especialmente en las Sierras de San Luis, los límites suroccidentales de la corzuela parda, el pecarí de collar, el zorro gris, el gato de los pajonales y el gato montés. Allí también habitaban los yaguaretés y todavía quedan algunas manadas de venados pampeanos. Es el límite norte de la mara patagónica, el occidental de la vizcacha y el sur de la chinchilla. Existen diversas especies de cuises y tuco-tucos, el huroncito. El sur de Mendoza es el extremo sur actual de la marmosa común. Entre los pájaros se encuentran el comesebo andino y el tachurí sietecolores.
Andes Patagónicos
El paisaje de la Patagonia andina está marcado por altas montañas, glaciares y muchos lagos de origen glaciar. Esto crea un ambiente con densos bosques fríos y húmedos de coníferas y fagáceas. En esta región era muy común el puma, y hoy son frecuentes los cóndores, águilas y loros. Son únicos de esta zona el gato güiña, el colo colo o gato montés andino y el monito del monte. También están el tucotuco y ciervos autóctonos como el huemul y el pudú (uno de los ciervos más pequeños del mundo). Es más difícil encontrar hoy en día la comadrejita trompuda. En las aguas abundan salmónidos, la perca y los puyén grande y chico. En los lagos y ríos se encuentran el coipo, así como una nutria auténtica: el huillín. Entre las aves aparecen el cisne coscoroba, el cisne de cuello negro, los loros llamados choroy y cachañas, y el colorido pájaro carpintero grande.
Meseta patagónica

Este ambiente es naturalmente estepario, semidesértico y desértico, con inviernos muy fríos. Abundan en esta región el guanaco, la mara, el puma, y hasta mediados del siglo XIX el yaguareté (en su sector norte). Entre las aves se destacan el cóndor (que hasta mediados del siglo XX llegaba hasta el Océano Atlántico en toda esta región), y el choique. En las lagunas podemos encontrar al flamenco, el cisne de cuello negro y macáes como el macá tobiano, a los que se suman diversas anátidas únicas como las diferentes especies de cauquenes o el ganso de Magallanes. Son frecuentes las aves de rapiña y cazadoras como el carancho, caracara, chimango y aguilucho. En las estepas abundan la chilla o zorro gris patagónico, y el culpeo o zorro colorado (una especie de zorro más grande que los otros zorros). En las islas Malvinas abundaba otro cánido: el guará, pero este cánido se extinguió debido a la caza durante la segunda mitad del siglo XIX. Las costas de esta región son muy ricas en vida animal: en ellas abundan las colonias de diversas especies de pingüinos, así como lobos marinos y elefantes marinos (es decir: pinnípedos y focénidos). De las costas patagónicas australes es típico el chorlito ceniciento y el chorlito pampa o de pecho colorado. En las aguas costeras abundan los cetáceos como las toninas y los delfines como el cruzado, el austral y el calderón común. Solo en las costas australes de Tierra del Fuego se puede encontrar alguna nutria marina o chungungo.
Región oceánica

Esta extensa región de casi 3.000.000 de km² está cubierta por aguas marinas, que en algunos casos pertenecen al Océano Atlántico Sur y en otros al Océano Glaciar Antártico. Esta zona incluye el fondo marino, el zooplancton (como el kril), cientos de variedades de medusas, moluscos, bivalvos como la almeja amarilla, crustáceos como los camarones, los langostinos o las centollas y diversas especies de cangrejos. También hay peces y decenas de mamíferos pinnipedos, focénidos y cetáceos, entre los que se destaca el animal más grande conocido en todas las épocas del planeta Tierra: la ballena azul, así como otros cetáceos importantes: ballena franca austral, yubarta, orca, cachalote pigmeo, etc. Esta área fue muy afectada (especialmente pingüinos, focas y cetáceos) entre la segunda mitad del siglo XIX y la segunda mitad del siglo XX por compañías pesqueras y balleneras. Actualmente, la pesca continúa en "alta mar" por parte de empresas extranjeras, afectando particularmente a bancos de peces como la merluza, las lachas, las corvinas, el cazón, el pez llamado saraca, el pez palo, el jurel, entre muchos otros peces de valor alimenticio como la brótola, la caballa, el cazón, el cornalito, el falso salmón, los gatuzos, las lisas, los lenguados, los meros, las merluzas (austral, hubbsi, mojarra, negra, de cola), el mero, la palometa de mar, la pescadilla, el pez gallo, el pez limón, la polaca, el sargo argentino, los róbalos, la sardina fueguina, los pejerreyes de mar, la tararira, salmones como el salmón pacífico, el bacalao antártico, la chernia o el atractivo caballito de mar patagónico. También hay escualos como el escalandrún, y cefalópodos como la pota y el pulpito patagónico. Y tortugas marinas como la verde, la tortuga laúd y la cabezona.
Región Subantártica
Esta región incluye las zonas costeras del archipiélago fueguino y todas las Islas del Atlántico Sur. Es una zona de transición entre la Patagonia y la Antártida. No hay mamíferos terrestres autóctonos (excepto el extinto guará en Malvinas). Abunda la fauna costera de lobos marinos, elefantes marinos, a los que se suman los leones marinos y leopardos marinos. También hay muchas colonias de varias especies de pingüinos. En las aguas abundan cetáceos como la ballena franca austral, la gigantesca ballena azul (el animal más grande conocido), las orcas y diversos delphinidae entre los que se destacan las toninas. En la base de la cadena alimenticia, formando parte del zooplancton, hay inmensos "bancos" de un crustáceo casi microscópico llamado krill. En las costas de Tierra del Fuego y cerca del Estrecho de Magallanes, e incluso en las Malvinas, se encuentran nutrias marinas.
Entre las especies de su rica avifauna, además de varias especies costeras de pingüinos, como el pingüino de Magallanes, el pingüino papúa (también llamado pingüino gentú o pingüino de penacho), el pingüino de penacho anaranjado, y el saltarrocas. También se encuentran el cauquén común, el cauquén real, el águila mora, el cóndor, el cisne de cuello negro, la cotorra austral o cachaña, la bandurria baya y el carpintero patagónico, el esqúa y especies de albatros y cormoranes y petreles. En sus aguas oceánicas y marinas se destacan muchos cetáceos, por ejemplo la ballena jorobada o yubarta, que a veces entra al Río de la Plata.
Región Antártica
Casi todo el interior de esta región es un desierto de nieve (un desierto lleno de agua dulce pero muy seco porque el agua está siempre congelada en hielo y nieve). Allí solo se encuentran microorganismos (a unos 500 km del Polo Sur, la única vida pluricelular autóctona conocida es un diminuto ácaro rosado). Por el contrario, la costa durante el verano del sur está abundantemente poblada por pingüinos como el pingüino emperador (con una subespecie que alcanza 1,7 m de altura, descubierta por científicos argentinos en 1997 y ratificada en 2000, que habita en el sur de la isla Cerro Nevado), el pingüino barbijo, el de vincha o papúa y el de ojo blanco o Adelia.
Entre los mamíferos anfibios se encuentran lobos marinos y leopardo marino, focas de Weddell, focas cangrejeras y focas de Ross. Entre los cetáceos abundan las orcas, las ballenas francas australes, ballenas de Minke, cachalote y la ballena azul.
Entre las aves voladoras se cuentan la paloma antártica, los cormoranes como el cormorán imperial y el cormorán antártico, petreles como el petrel gigante, el petrel antártico y el blanco, albatros, skúas o escúas como el polar, gaviotas y charranes.
Entre los peces antárticos, llaman la atención aquellos que pueden vivir en aguas por debajo de 0 °C (en las aguas frías, el punto de congelación del océano baja hasta -2 °C debido a la mayor cantidad de sales). Particularmente, los de la familia Nototheniidae como el bacalao antártico, y especies de bacalaos genuinos cuya sangre y otros líquidos corporales tienen glicoproteínas anticongelantes.
Animales que llegaron a Argentina y se adaptaron
Gran parte de la fauna de Argentina fue traída por los exploradores europeos después de 1492, principalmente de la región de Eurasia. La adaptación de estas especies se debe a que muchos ambientes naturales argentinos son similares a los de Europa y Eurasia.
Casi todos los perros y gatos domésticos actuales provienen de Eurasia. Sin embargo, se han encontrado restos fósiles de perros domésticos que vivieron en Argentina hace al menos 1000 años. Estos perros precolombinos parecen haber desaparecido al mezclarse con los perros traídos por los europeos. Aunque en Argentina los yámanas habían domesticado el culpeu o culpeo, creando una raza autóctona de "perro" llamado perro fueguino, este no descendía del lobo.
Todos los equinos que existen hoy en Argentina son de origen eurasiático. Es curioso que durante el pleistoceno existieron grandes grupos de "caballos" autóctonos, que habrían desaparecido, al parecer, por enfermedades. En cualquier caso, los españoles introdujeron los primeros caballos del tipo actual, como el Caballo Criollo Argentino y el Caballo Polo Argentino, así como vacunos, perros (al principio perros de caza y perros de trabajo), cerdos, ovinos, caprinos, gatos domésticos, asnos y una gran variedad de gallináceas domésticas y palomas mensajeras. Esta llegada de nuevas especies directamente de Europa ocurrió hace casi 500 años, por lo que hoy es difícil considerarlos "extraños". Al poco tiempo de ser introducidos, y al encontrar lugares vacíos en el ambiente por la desaparición de la megafauna del pleistoceno, el número de animales de Europa se multiplicó de forma asombrosa, especialmente en la Región Pampeana, que tiene características ecológicas similares a las de Europa. Así, los grupos de caballos salvajes, las manadas de vacunos y los grupos de "perros salvajes" eran enormes ya en el siglo XVII (gran parte de los genes del dogo argentino provienen de perros de trabajo importados por los exploradores españoles). Algo similar sucedió con las cabras en las zonas montañosas del centro y norte del país.
Basta con leer los informes de viajeros y naturalistas como Charles Darwin para ver su sorpresa ante la gran cantidad y adaptación de vacunos, equinos, ovinos, caprinos y perros en Argentina. Así surgieron especies "criollas", como el excelente caballo criollo, con orígenes andaluces, pero con una forma tan particular que se cree que tiene algunos genes de asno a través de alguna mula excepcionalmente fértil (el noroeste argentino era una zona de cría de mulas para el transporte en zonas montañosas).
Una segunda etapa de introducción de especies de otros lugares ocurrió a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Muchos "estancieros" quisieron practicar la caza típica de Europa y así se introdujeron jabalíes y grandes ciervos como el ciervo colorado o los ciervos axis y dama. También se introdujeron cabras de Angora, faisanes y pavos, así como los conejos (particularmente el conejo Castilla) y liebres europeas. Incluso, a partir de 1865, el gorrión, que es uno de los pájaros más comunes en Argentina. Con fines similares, aunque ya a principios del siglo XX, se introdujeron renos en Tierra del Fuego y las islas Georgias del Sur, castores, visones americanos y ratas almizcleras en Tierra del Fuego. También búfalos y antílopes en la región chaqueña. En diversos lugares, y especialmente en la región pampeana cerca de la ciudad de Buenos Aires, durante los años 90 del siglo XX se introdujeron (y desde entonces han prosperado) las ardillas de vientre rojo (llamadas "ardillas japonesas") y los estorninos.
Especies desaparecidas o en grave peligro

Casi todas las desapariciones de especies modernas se han debido directa o indirectamente a la actividad humana. La primera gran desaparición de especies ocurrió hace aproximadamente entre diez mil y 8500 años, con la llegada de los primeros humanos al sur de América durante el Pleistoceno. Esta desaparición afectó principalmente a la megafauna (animales muy grandes). Cambios bruscos en el clima modificaron los ambientes, causando la desaparición de las especies más sensibles a los cambios, que no podían migrar o adaptarse. La megafauna es especialmente vulnerable porque los animales grandes suelen tener pocas crías, lo que dificulta su recuperación.
Entre las especies que desaparecieron entonces se pueden mencionar paquidermos como el mastodonte, osos gigantes como el Arctodus o el oso de las pampas, el tigre dientes de sable, el Toxodon platensis, equinos como el Hippidion bonariensis, armadillos gigantes como el Pampatherium, especies parecidas a los armadillos pero del género Glyptodontidae como el gliptodonte (de gran tamaño, que hace 8000 años convivió con los seres humanos). También Camélidos gigantes como la palaeolama y la macrauchenia. El Neochoerus (carpincho gigante) cuyo antecesor parece haber sido el roedor más grande conocido del planeta: el Josephoartigasia monesi. perezosos gigantes como el megaterio, el scelidotherium, el Glossotherium, el Lestodon, el Morenelaphus o ciervo del pleistoceno, el Mesotherium y el milodonte. La otra importante desaparición masiva de especies por causas humanas ocurrió a partir del siglo XVI con la llegada de los europeos. Esta desaparición de especies (o su puesta en peligro) se debió más a la competencia con las especies traídas por los exploradores que a la caza. En este sentido, los perros salvajes representaron un peligro muy serio para otras especies.
Sin embargo, es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando se producen grandes reducciones de animales salvajes, en muchos casos por ser considerados "perjudiciales" para la agricultura y la ganadería, y en otros por la obtención masiva de recursos de ellos (pieles, aceites, plumas, etc.). Así se extinguieron el guará (exterminado por su piel y porque se le consideraba un peligro para los rebaños de ovejas que se habían importado), el chorlo polar (un ave que migraba desde Alaska y Canadá, su extinción se produjo principalmente en los Estados Unidos), y el guacamayo azul. Una especie cuyos ancestros eran eurasiáticos pero que era única de Argentina fue la vaca ñata, que desapareció a principios del siglo XX (una de las explicaciones es la mezcla con especies traídas de Europa a finales del siglo XIX y principios del siglo XX).
A principios del siglo XXI, hay unas 400 especies de mamíferos en el país. En 2019, tras casi una década de estudio, se descubrieron 15 nuevas especies de mamíferos argentinos. Más de un cuarto (98 especies) está en peligro de extinción, casi todas por causas humanas. Entre ellos: el zorrino chaqueño, el Oligoryzomys lanosus, murciélago de los bosques del sur. También el Oligoryzomys lanosus. Al más grande se lo nombró Euryoryzomys australis, y las especies de roedores: Miniakodon rumbolli, Miniakodon chebezi, Miniakodon azarae pautassoi, Macroakodon naranja, Macroakodon calel, Macroakodon calilegua, Oxymycterus contrerasi, Oxymycterus massoiai, Calomys apostoli, Calomys yunganus.
Casi al borde de la extinción total se encuentran en Argentina la nutria gigante, el perezoso bayo, el ucumari, el tuco-tuco serrano, la pava de monte alisera, el guacamayo verde, el guacamayo amarillo, el guacamayo rojo, el chorlito ceniciento, el macá tobiano, el carancho austral, y la chinchilla de cola corta. De la misma manera, el chorlito ceniciento está en grave peligro; en 2014, se calculaba que solo quedaban unos 1500 ejemplares en las costas marinas de la Patagonia argentina (incluidas las islas Malvinas).
Durante todo el siglo XX, las poblaciones de muchas especies autóctonas de tamaño mediano y grande se redujeron drásticamente. Por eso, aún se encuentran en grave riesgo (entre otras especies) el yaguareté, el pudú, el huemul, el venado de las pampas, la vicuña, la taruca, el ocelote, el aguara-guazú, etc. Actualmente, muchos de los animales en más grave peligro de extinción han sido declarados monumentos nacionales por el Estado Nacional Argentino para protegerlos.
Un caso particular de especie desaparecida es el del perro polar argentino, una raza canina creada artificialmente para trabajar en la Antártida Argentina y que se extinguió después de que sus ejemplares fueran retirados de la Antártida.
En 2015, ya existían veinte (20) especies de animales en riesgo de extinción, muchas de ellas debido a la expansión de grandes cultivos.
Galería de imágenes
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Un hornero, ave nacional de Argentina, sobre su típico nido.