Anaconda amarilla para niños
Datos para niños
Anaconda amarilla |
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Estado de conservación | ||
![]() Vulnerable (UICN) |
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Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Sauropsida | |
Orden: | Squamata | |
Suborden: | Serpentes | |
Familia: | Boidae | |
Género: | Eunectes | |
Especie: | E. notaeus Cope, 1862 |
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Sinonimia | ||
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La anaconda amarilla o curiyú (Eunectes notaeus) es un tipo de serpiente de la familia Boidae. Es originaria del centro de Sudamérica. En el idioma guaraní se le conoce como mbói kurijú.
Contenido
¿Dónde vive la anaconda amarilla?
Esta serpiente se encuentra en el este de Bolivia, Paraguay, el oeste de Brasil y el noreste de Argentina. A veces, también se la puede ver en Bella Unión, en el departamento de Artigas, y en el departamento de Salto (noroeste de Uruguay).
¿Cómo es la anaconda amarilla?
¿Qué tamaño tiene la anaconda amarilla?
La anaconda amarilla es más pequeña que su pariente, la anaconda verde (Eunectes murinus). Generalmente, mide entre 2.5 y 4 metros de largo. Puede pesar más de 40 kg. Las hembras suelen ser más grandes que los machos. Aunque hay debates sobre su tamaño máximo, algunos expertos mencionan que se han encontrado ejemplares de hasta 6 metros.
¿De qué color es la anaconda amarilla?
Su color principal es amarillo pardo. Tiene manchas y rosetas de color negro por todo el cuerpo.
¿Dónde vive la anaconda amarilla?
La anaconda amarilla vive principalmente en lugares con agua. Esto incluye charcas, pantanos y orillas de ríos o arroyos que fluyen lentamente.
¿Qué come la anaconda amarilla?
Su alimentación incluye venados, pecaríes, roedores grandes, aves y otros reptiles. También come animales acuáticos como peces.
¿Cómo se relaciona la anaconda amarilla con los humanos?
La curiyú, como otras serpientes, ha sido una fuente de alimento para algunas comunidades indígenas. Se puede cocinar asada o frita después de quitarle la piel. Además, es una serpiente que no es peligrosa para los humanos. Es muy buena cazando roedores. Por eso, en algunas fincas rurales, se ha acostumbrado a tener una curiyú viva para ayudar a controlar plagas de ratas y otros roedores.
El cronista Ulrico Schmidl escribió sobre un encuentro con una curiyú en 1536 en su libro Viaje al Río de la Plata. Describió una serpiente muy grande que los indígenas despedazaron y comieron.