Conquista de Ecuador para niños
La exploración y establecimiento español en Ecuador es el momento en la historia en que los territorios que hoy forman la República del Ecuador dejaron de ser gobernados por sus propios pueblos para pasar al control de la monarquía española. Este proceso no comenzó solo con la llegada de los españoles, sino que tuvo un antecedente importante con las incursiones de los Incas, que llegaron desde el sur y lograron controlar gran parte de lo que hoy es Ecuador.
Estos eventos previos se conocen como las guerras de los Andes septentrionales. Después de la influencia inca, varias expediciones de exploradores españoles llegaron a la región, lo que llevó a la llegada de los españoles al Imperio Inca. Durante este tiempo, se fundaron varias ciudades importantes, como la fundación de Quito por el explorador Sebastián de Belalcázar. El proceso en Ecuador culminó con la expedición de Francisco de Orellana hacia la Amazonia, motivada por la búsqueda de una ciudad legendaria llena de oro.
Como resultado de todo esto, se creó la Real Audiencia de Quito, una división administrativa cuyas tierras serían la base para la formación del actual Ecuador después de su independencia de España.
Contenido
La llegada del Imperio Inca
La historia de Ecuador comienza con la llegada de los Incas a los territorios habitados por los señoríos étnicos. Estos eran pueblos indígenas que vivieron en la región que hoy es Ecuador. Entre ellos estaban los Cañaris, Paltas, Quitus, Puruhaes, Caranquis, Manteños, Huancavilcas y Shuar. Habitaban las tres regiones del país: la Costa, la Sierra y la Amazonía. De estos pueblos surgieron nombres importantes para las ciudades fundadas más tarde, como Quito (por los Quitus), Guayaquil (por los Huancavilcas), Manta y Portoviejo (por los Manteños), Cañar (por los Cañaris), Loja (por los Paltas) y Chimborazo (por los Puruhaes).
La resistencia de los Paltas y los Cañaris
La influencia inca comenzó en el sur, donde lograron establecerse por más tiempo, unos cincuenta años. Los Paltas fueron los primeros en enfrentar a los Incas, pero su resistencia fue superada rápidamente y sus ejércitos se unieron al imperio inca. Esto afectó a los pueblos vecinos del norte, los Cañaris.
Los Cañaris, al ver lo sucedido, idearon una estrategia diferente. Eligieron a Dumma como su líder militar y formaron un ejército considerable. La primera batalla fue exitosa y lograron mantener el control de su territorio. Sin embargo, el Inca Túpac Yupanqui decidió no regresar a Cusco sin antes haber logrado su objetivo. Los Cañaris buscaron una solución a través de la diplomacia y lograron un acuerdo de paz. El Inca envió un representante que fue recibido con grandes celebraciones. Incluso le construyeron un palacio para mostrar su hospitalidad.
Pero esto resultó ser un error, ya que Túpac Yupanqui entró en su territorio, en las alturas de lo que hoy es el fuerte de Ingapirca o Pumapungo, y se quedó allí por cincuenta años, tratando a los Cañaris de una manera que no fue buena. Por esta razón, cuando tuvieron la oportunidad durante la guerra interna del Imperio Inca, los Cañaris se unieron a los españoles para apoyar su llegada, siendo reconocidos e incluso recibiendo títulos importantes.
La unión de Quitus, Puruhaes y Caranquis
La influencia inca continuó por los Andes hacia el norte, llegando a los territorios de los Puruhaes en el centro de Ecuador y a los Quitus y Caranquis. Después de la derrota de los Cañaris, estos tres grupos indígenas se organizaron en una unión militar para enfrentar a los Incas.
Aunque la unión logró resistir la primera llegada inca, a finales del XV fueron vencidos por Túpac Yupanqui. Las batallas más importantes de esta guerra se libraron en el nudo de Tiocajas en dos ocasiones. Se recuerdan la Batalla de Yahuarcocha y la Primera batalla de Tiocajas, liderada por el general Epiclachima a finales del XV. Estas batallas resultaron en una gran pérdida de vidas para los Quitus, Puruhaes y Caranquis. Se cree que la Batalla de Yahuarcocha ocurrió entre 1481 y 1491 en la laguna que hoy se llama Yahuarcocha, que significa "lago de sangre".
En las batallas de Tiocajas, el Sapa Inca atacó a la unión liderada por los Quitus con unos 40.000 soldados experimentados. El líder de la unión de señoríos étnicos era el general Hualcopo, quien en tiempos de paz era el jefe de la tribu Quitu. Él nombró como generales a Epiclachima y a Ati Pillahuaso. La guerra duró tanto tiempo que se construyó un campamento en Liribamba, donde se fundaría la primera ciudad de Ecuador, Santiago de Quito.
Toda la resistencia y la unión entre Quitus, Puruhaes y Caranquis terminaron cuando Epiclachima lanzó un ataque directo a los ejércitos incas, confiando en que tenía un ejército más grande. Sin embargo, fueron sometidos y perdieron cerca de 16.000 hombres. El general falleció junto a su ejército en esta defensa fallida. Su territorio fue finalmente anexado mediante matrimonios y mantuvo su nombre durante el control inca.
La resistencia de los Manteño-Huancavilcas
Mientras que la resistencia de los Paltas y Cañaris en el sur de Ecuador (cerca de Loja y Cuenca) terminó rápidamente, y la de los Puruhaes, Caranquis y Quitus (alrededor de Quito) duró unos quince años, los pueblos indígenas de la costa ecuatoriana, incluyendo el Golfo de Guayaquil, el río Guayas y las costas de Manabí, lograron defenderse y resistir la influencia inca en tres ocasiones.
La primera confrontación ocurrió justo después de que los Cañaris firmaran un acuerdo de paz. Debido a la cercanía geográfica entre Cuenca y Guayaquil, Túpac Yupanqui envió emisarios. Al principio, fueron bien recibidos por las culturas Manteño-Huancavilca. Sin embargo, antes de su regreso, fueron atacados y asesinados por guerreros, lo que descartó la opción pacífica que había funcionado con los Cañaris. Esto provocó la reacción de los incas y llevó a la segunda confrontación, liderada por el nuevo Inca Huayna Cápac. Él preparó un ejército y comenzó la incursión, después de haber construido un fuerte en territorio Cañari, de lo que hoy son las pocas ruinas incas en Ecuador: Ingapirca y Pumampungo.
En la segunda confrontación, la resistencia de los Manteño-Huancavilcas logró imponerse, aunque no se sabía por cuánto tiempo, ya que los Incas ocupaban territorios muy cercanos que les permitían abastecerse. Por esta razón, ofrecieron mujeres de su tribu como ofrenda, quienes se presentaron ante el Inca pidiendo paz. De manera similar a lo que había sucedido con los Cañaris, según Gabriel Pino y Roca en sus "Tradiciones", el Inca perdonó la vida a todos y solo decidió reunir a los responsables, y después de señalar sus acciones, los hizo echar suertes, ordenando la ejecución del 10% de ellos para que nadie dijera que había tenido preferencias. Esto dio tiempo a los Manteño-Huancavilcas, ya que no se acordaron condiciones sobre el control territorial, y una tercera confrontación era inminente.
La tercera confrontación ocurrió en el contexto de la enfermedad de Huayna Cápac y las primeras campañas militares de uno de sus hijos, Atahualpa, quien controlaba militarmente el norte del Tahuantinsuyo y quería continuar con el control de la costa de Ecuador. Sin embargo, no logró su objetivo. Los Incas estaban al borde de una guerra interna, con una crisis de sucesión y, aunque no lo sabían, a las puertas de la llegada española. Por esta razón, se cuenta el fin de la cultura Huancavilca con la confrontación contra los españoles, a través de la muerte de sus dos líderes Guayas y Quil.
Otras tribus indígenas y su resistencia
Después de estas confrontaciones, el territorio al norte del Tahuantinsuyo no quedó completamente asegurado, salvo algunas regiones en los Andes del sur de Ecuador. Por esta razón, Huayna Cápac, alrededor de 1515, tuvo que enfrentar muchas rebeliones e incluso organizar un ejército de 40.000 hombres para controlarlas. Para ello, llevó a sus hijos Ninan Cuyuchi y Atahualpa a su lado, dejando a Huáscar en Cuzco. Esto prepararía el escenario para la futura guerra interna.
Los Incas nunca lograron controlar la Amazonía de Ecuador, especialmente a los Shuar, y los constantes levantamientos alrededor del Golfo fueron agotadores. Por esta razón, el Inca Huayna Cápac dedicó gran parte de sus energías a mantener la paz y no logró expandir el territorio tanto como lo hizo su padre. Pasó gran parte de su vida en Tomebamba por esta razón, al menos los últimos diez años.
La guerra interna incaica
En este contexto, comenzó la guerra interna incaica, que fue en realidad una lucha por la sucesión al trono. Huayna Cápac no dejó claro quién debía ser el siguiente gobernante, y el imperio se había expandido hacia el norte, donde Atahualpa tenía militares leales, mientras que en el sur estaban los partidarios de Huáscar. Se estima que la guerra comenzó en 1529 y terminó con la victoria de Atahualpa en 1532, pocas semanas antes de ser capturado y ejecutado por Francisco Pizarro en Cajamarca.
Existen dos versiones del conflicto: una que narra todo como un solo conflicto, y otra que se desarrolló a lo largo de varias batallas durante muchos años, y que Huáscar fue capturado solo al final. Los hechos favorecieron a Atahualpa, ya que en la confrontación de Quipaipán, los generales Chalcuchímac y Quizquiz lograron apresar a Huáscar. Para mantener el control, fue necesaria la pacificación, y muchas campañas fueron muy duras, al punto de que en Tomebamba, capital de los Cañaris, muchas personas perdieron la vida. Esto impidió que Atahualpa llegara a Cuzco con fuerza y se impusiera definitivamente hasta haber reducido las tropas de sus enemigos. Finalmente, pudo marchar hacia la capital imperial. Mientras lo hacía, se enteró de la llegada de un grupo de extranjeros, que resultaron ser los conquistadores españoles.
La llegada de los españoles
La expedición de Pizarro

La primera expedición de Francisco Pizarro salió de Panamá en noviembre de 1524, con unos 80 hombres y 4 caballos, con destino a Perú. El gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, aprobó esta exploración de Sudamérica. Sin embargo, la primera expedición de Pizarro no tuvo éxito. Sus hombres, navegando por la costa del Pacífico, no llegaron más allá de Colombia antes de sufrir por el mal tiempo, la falta de alimentos y pequeños enfrentamientos con pueblos locales. En uno de estos, Diego de Almagro perdió un ojo por una flecha.
La segunda expedición ocurrió dos años después, con Pizarro, Almagro y Luque. El 10 de marzo de 1526, Pizarro partió de Panamá con dos barcos, 160 hombres y varios caballos, llegando hasta el río San Juan en la actual Colombia. El piloto de Pizarro, Bartolomé Ruiz de Estrada, continuó navegando hacia el sur y, después de cruzar el ecuador, encontró y capturó una balsa con personas de Tumbes. Para sorpresa de todos, llevaban telas, objetos de cerámica y algunas piezas de oro, plata y esmeraldas. Estos hallazgos de Ruiz se convirtieron en lo más importante de esta segunda expedición.
Pronto, Almagro llegó con suministros y un refuerzo de al menos ochenta personas que habían llegado a Panamá desde España. Los descubrimientos y las buenas noticias de Ruiz, junto con los nuevos refuerzos de Almagro, animaron a Pizarro y a sus cansados seguidores. Llegaron a Atacames, en la costa ecuatoriana, donde ocurrió la "Porfía de Atacames" entre Almagro y Pizarro. Esto sucedió cuando Almagro regañó a los soldados que querían regresar a Panamá, llamándolos cobardes. Pizarro reaccionó defendiendo a sus hombres, ya que él también había sufrido con ellos. Ambos comenzaron a discutir y casi llegaron a pelear con espadas, pero Bartolomé Ruiz, Nicolás de Ribera y otros lograron separarlos.
Así, comenzaron los preparativos para regresar a Panamá, y Pizarro logró reunir tres barcos con todo lo necesario para la expedición final a Perú. La tercera expedición zarpó alrededor de abril de 1528, llegando a la región noroccidental peruana de Tumbes. Este lugar fue el primer éxito que los españoles tanto habían deseado. Fueron recibidos con hospitalidad y provisiones por los Tumpis, los habitantes locales. Días después, dos hombres de Pizarro, Alonso de Molina y Pedro de Candia, exploraron el territorio y ambos informaron por separado sobre las riquezas de la tierra, incluyendo adornos de plata y oro en la residencia del jefe, y la buena acogida que recibieron. Los españoles también vieron por primera vez la llama peruana, a la que Pizarro llamó "pequeños camellos". Pizarro siguió recibiendo relatos sobre un poderoso gobernante que controlaba las tierras que estaban explorando. Estos hechos sirvieron para convencer a la expedición de que la riqueza y el poder vistos en Tumbes eran un ejemplo de las riquezas del territorio peruano. Los exploradores decidieron regresar a Panamá para preparar la expedición final con más personas y provisiones. Sin embargo, antes de partir, Pizarro y sus seguidores navegaron hacia el sur a lo largo de la costa para ver si encontraban algo más de interés.
La confrontación en la Isla de Puná
En 1531, Pizarro desembarcó de nuevo en las costas cercanas a Ecuador, en la provincia de Coaque y en la región de las esmeraldas. Allí buscó oro, plata y esmeraldas, que luego envió a Almagro, quien se había quedado en Panamá para reunir más personas. Sebastián de Belalcázar llegó poco después con 30 hombres. Aunque el objetivo principal de Pizarro era navegar y llegar a Tumbes, como en su expedición anterior, se vio obligado a enfrentar a los habitantes de Puná en la Batalla de Puná, donde algunos españoles perdieron la vida y muchos resultaron heridos.
Poco después, Hernando de Soto, otro explorador que se había unido a la expedición, llegó con 100 voluntarios y caballos para ayudar a Pizarro, y con él navegó hacia Tumbes. Sin embargo, al llegar, se dieron cuenta de que el lugar estaba vacío y destruido. Los dos exploradores supusieron que los habitantes habían desaparecido o fallecido en circunstancias poco claras. Los líderes locales les explicaron que las tribus de Puná los habían atacado y saqueado el lugar. En Puná, Pizarro se enteró de la historia de Alonso de Molina y su grupo, que se habían quedado entre los indígenas durante la segunda expedición. La noticia decía que, intentando huir de los tumbesinos, terminaron en la isla Puná, donde lo apresaron. Logró ganarse la confianza de los habitantes de la isla y lo convirtieron en su líder para que luchara contra los chonos y tallanes. Logró defenderse en varias ocasiones hasta que en una de ellas fue sorprendido y asesinado por los chonos.
La captura de Atahualpa
Mientras tanto, Atahualpa se encontraba en Cajamarca, esperando que le trajeran a Huáscar, quien estaba cautivo, mientras se desarrollaba la guerra interna incaica. Cuando los españoles llegaron a Cajamarca el 15 de noviembre de 1532, Atahualpa aceptó reunirse con ellos al día siguiente. Los españoles, al ver las riquezas del Imperio Inca, decidieron intentar capturar al Emperador. Pizarro había ocupado una plaza en Cajamarca. Atahualpa los hizo esperar el día 16, tomándose su tiempo para llegar a la reunión. Finalmente, apareció al final de la tarde, en una litera y rodeado de muchos nobles incas importantes.
Cuando Atahualpa apareció, Pizarro envió al padre Vicente de Valverde a reunirse con él. Valverde habló con el Inca a través de un intérprete y le mostró un libro. Después de hojearlo, Atahualpa tiró el libro al suelo. Valverde, supuestamente molesto por esto, pidió a los españoles que atacaran. Al instante, la plaza se llenó de jinetes y soldados que atacaron a los nativos y se abrieron paso hasta la litera real. Los jinetes persiguieron a los nativos que huían por los campos de Cajamarca. Ningún español perdió la vida en el ataque y el emperador Atahualpa fue capturado.
Una vez que Atahualpa comprendió su situación, ofreció un rescate a cambio de su libertad. Propuso llenar una gran sala una vez con oro y dos veces con plata, y los españoles aceptaron rápidamente. El rescate de Atahualpa fue una gran fortuna: sumó unas 13.000 libras de oro y el doble de plata.
La unión de Almagro a la expedición
Mientras todo esto sucedía, Diego de Almagro, que estaba en Panamá, decidió unirse y viajó a Sudamérica. Llegaron a las costas de Manabí (donde Almagro fundaría más tarde Portoviejo) con un total de seis barcos. El 20 de enero de 1533, Francisco Pizarro había recibido mensajeros de San Miguel de Tangarará, avisándole de esta llegada. En total, tres barcos grandes de Panamá llegaron con Almagro liderando a 120 hombres. Las otras tres carabelas venían de Nicaragua con solo 30 hombres más. También llegaron caballos y municiones. Con esto, comenzó una nueva etapa en la historia inca: con Atahualpa capturado y con refuerzos españoles, la situación se veía mucho más favorable para ellos. Francisco Pizarro, además de las presiones militares, también enfrentaba dificultades económicas, ya que todos estos refuerzos debían pagarse en fletes, comida y recompensas. El éxito de su empresa dependía de que más personas se unieran.
La alianza de los Cañaris y el fin de Huáscar y Atahualpa

La muerte de Huáscar, aunque se desconocen los detalles, se atribuye a su hermano, quien temía que se uniera a los españoles y fuera liberado, por lo que ordenó su ejecución en Andamarca. Mientras tanto, los exploradores, después de tomar el tesoro del rescate, de todas formas, dieron fin a la vida de Atahualpa, no sin antes intentar convertirlo al catolicismo y juzgarlo por haber tirado un libro al suelo.
A pesar de esto, todas las tropas de Atahualpa que habían estado listas para la guerra interna con Huáscar aún no habían sido neutralizadas, y Pizarro temía que estuvieran siendo espiados y que un general Chalcuchímac enviara informes a los ejércitos. Partiendo de Cajamarca hacia Cuzco, Diego de Almagro finalmente llegó y se unió a los ejércitos españoles. Se presentó en un campamento de Pizarro y continuaron caminando hasta donde se encontraba Hernando de Soto. De esta forma, ya estaban juntos y listos para tomar Cuzco. Durmieron en Jaquijahuana (Sacsahuana) el 12 de noviembre de 1533. Mientras se dirigían allí, los Cañaris, que habían sido influenciados por Túpac Yupanqui, ofrecieron apoyo a los españoles, por lo que la situación para los exploradores no podía ser mejor: el Inca había fallecido, los refuerzos habían llegado y nuevas alianzas se estaban formando. Los Cañaris, que después de la llegada de Túpac Yupanqui habían sido sometidos por los incas, buscaron liberarse con la llegada de los españoles. Así, se dio el enfrentamiento y captura de Chalcuchímac, a quien dieron fin en la hoguera.
La búsqueda de El Dorado
Almagro funda Santiago de Quito

Después del fin del Imperio Inca, los exploradores comenzaron a repartirse los territorios restantes para reclamar una recompensa. Además del imperio azteca y el inca, existían leyendas de una tercera ciudad llena de oro, lo que inició la Búsqueda de El Dorado en todo el continente. Esto llevó a la exploración de los pueblos indígenas restantes, como los Manteños, los Huancavilca, los Quitus, los Puruhá, los Caranqui, los Pastos, los Pubenenses y los Pijaos. También motivó la exploración del interior del continente, llevando al descubrimiento del Río Amazonas y la exploración del Río Orinoco.
Diego de Almagro, antes de explorar Chile, partió hacia el norte para asegurar el resto del territorio y porque temía que Pedro de Alvarado, el explorador de Centroamérica, reclamara esa región. Más al norte, Almagro se encontró con Sebastián de Belalcázar en San Miguel de Tangarará, actual ciudad de Piura. Partieron hacia Quito con un total de 200 soldados. Cuando ya estaban en territorio del actual Ecuador y pensando en un posible enfrentamiento con Alvarado, Almagro fundó el 15 de agosto de 1534 la ciudad de Santiago de Quito, cerca de lo que ahora es Riobamba, en la llanura conocida como Liribamba.
Acuerdo entre Almagro y Alvarado


Después de esto, Almagro y Belalcázar descendieron al valle de Liribamba, donde habían estado los fuertes militares Quitus, para reunirse allí con Pedro de Alvarado. Alvarado había llegado a las costas de Ecuador con su ejército, caballos, municiones y religiosos. Entre este último grupo se encontraba el fraile belga Jodoco Ricke, quien tendría un papel importante en la educación de los indígenas en Quito. Los ejércitos entraron en Moche y Alvarado se encontró con Almagro y Belalcázar. Al darse cuenta de que llegaba tarde y que no podría oponerse al plan ya ejecutado por Pizarro, decidió llegar a un acuerdo.
Para ello, Diego de Almagro se quedó negociando, mientras Sebastián de Belalcázar partía hacia el norte para fundar la ciudad de Quito. El acuerdo se llevó a cabo en la recién fundada ciudad de Santiago de Quito, que Almagro había establecido para tener prioridad legal sobre la tierra ocupada. Alvarado, por su parte, cedió la fundación y vendió parte de lo que había traído, incluyendo sus barcos, caballos y armas. Al principio, Almagro se mostró reacio, pero llegó a un acuerdo muy beneficioso al adquirir todo eso por solo 100 mil pesos. Alvarado regresó a Guatemala, firmando un documento el 26 de agosto de 1534. Una vez finalizado el acuerdo, Almagro desocupó la ciudad de Santiago de Quito para permitir la fundación de las nuevas ciudades de San Francisco de Quito y Santiago de Guayaquil. Como líder de la caballería y con gran presencia, Sebastián de Belalcázar fundaría ambas ciudades bajo la dirección de Diego de Almagro.
Las fundaciones de Belalcázar
La fundación de Quito por segunda vez ocurrió durante la visita de Alvarado. Con varios desafíos (poblaciones indígenas, exploradores rivales y un ejército que buscaba recompensas), las acciones y la coordinación debían ser rápidas. Almagro se apresuró a fundar, después del acuerdo con Alvarado, la ciudad de San Francisco de Quito. Esta segunda fundación fue el 28 de agosto de 1534, mediante un documento firmado en la misma ciudad de Santiago de Quito antes de su desocupación. Luego, Belalcázar tomaría posesión de la ciudad mientras controlaba a Rumiñahui.
Por esta razón, el líder de las caballerías, que se había nombrado teniente gobernador de Quito en una carta, debía hacer esto realidad. Para ello, marchó hacia Quito para enfrentar a Rumiñahui definitivamente. Se dirigió a Pillaro y envió al capitán Luis de Daza para capturar al general, quien se encontraba en Muliambato. Lo apresaron finalmente en la laguna al sur de Píntag y le dieron fin a su vida. No se sabe cómo terminó su vida. Mientras tanto, la situación entre los indígenas era difícil, y el general Quizquiz había sido asesinado por sus capitanes, lo que causó la dispersión de su ejército. Una vez controlado el ejército de Atahualpa en el norte, se procedió a la fundación de San Francisco de Quito el 6 de diciembre de 1534, que dice:
Por tanto que él, en nombre de su Majestad o del dicho señor Gobernador don Francisco Pizarro, por virtud de los poderes que su señoría tiene como su Teniente General de Gobernación e Capitán General, funda e fundó otro pueblo en el sitio e asiento donde está el pueblo que en lengua de indios se llama "Quito".
En la fundación de la ciudad, había un total de 203 habitantes, incluyendo a Belalcázar. Comenzaron con el diseño de la nueva ciudad, siguiendo el clásico patrón de cuadrícula y la arquitectura inspirada en el sur de España. Se entregó un terreno a cada dos habitantes, y sus primeros alcaldes fueron Diego de Tapia y Juan de Ampudia. Uno de los regidores más importantes fue Pedro de Puelles.
Por otro lado, la fundación de la ciudad de Santiago de Guayaquil tardaría un poco más debido a los varios asentamientos que se necesitaron hasta encontrar su lugar definitivo. Tener control sobre el Golfo de Guayaquil, desde la resistencia Huancavilca ante Huayna Cápac, la derrota de Pizarro en la isla Puná y con los continuos levantamientos de los Chonos, siempre fue una tarea difícil. Por esta razón, se registran un total de cinco asentamientos de la ciudad que duraron desde 1534 hasta 1547.
Según la Cédula Real del 4 de mayo de 1534, las fundaciones que hacían los exploradores debían cumplir ciertas condiciones; de lo contrario, las ciudades debían trasladarse a otra localidad. Santiago de Quito sería desocupada para la fundación de la nueva ciudad de Santiago, ahora en la Costa, con el fin de facilitar la logística necesaria, de manera similar a Puerto Viejo, ya que las provisiones y refuerzos para la exploración dependían de una comunicación rápida con Centroamérica. Además, la ciudad de San Miguel, fundada en Piura, quedaba demasiado lejos y se necesitaba controlar el golfo, el río y su cuenca como sector estratégico.
Por esta razón, Belalcázar marchó hacia el río Guayas y se estableció en un lugar cerca de lo que ahora es el río Yaguachi, en la provincia de Babahoyo. Tuvo el nombre de Santiago de Amay y sería fundada en 1535. Fue atacada e incendiada por los Chonos, por lo que tuvo que ser reubicada un año más tarde en Santiago de la Culata, solo para ser nuevamente invadida desde el norte y sur por una alianza militar entre los Chonos y Punáes. Dos años más tarde, en 1537, Francisco de Orellana, quien era el Gobernador de Puerto Viejo y siguiendo órdenes de Pizarro, fundaría la ciudad nuevamente. Tradicionalmente, Guayaquil considera esta fundación como la oficial, a pesar de que los problemas continuarían y se debería refundar la ciudad nuevamente con el nombre de Santiago de la Nueva Castilla cerca de la población indígena Huancavilca, que eran menos violentos. Sin embargo, fueron invadidos nuevamente y, además, por los problemas de las enfermedades tropicales, tuvieron que establecerse una vez más, ahora sí de forma definitiva, en Guayaquile en 1543. Desde entonces, se conoce a esta ciudad como Santiago de Guayaquil. Después, el 25 de julio de 1547, día del patrono de la ciudad, el Apóstol Santiago, llegaron a las Peñas y unos cerros que ahora se conocen como Cerro Santa Ana y Cerro del Carmen. Por lo que la ciudad tuvo que ser defendida constantemente.
No solo se fundaría esta ciudad en la costa, sino que también Diego de Almagro estaría involucrado en la fundación de San Gregorio de Puerto Viejo, en la costa por donde había llegado Pedro de Alvarado. Para ello, enviaría a uno de sus capitanes, Francisco Pacheco, desde San Miguel de Piura, al sur del Golfo de Guayaquil, el 12 de marzo de 1535. Se adelantaría así a Pedro de Puelles, quien había sido enviado por Belalcázar con el mismo fin. Habría una disputa entre Puelles y Pacheco por la fundación de la villa, que sería resuelta por Pizarro a favor de Pacheco. Este haría un acuerdo con 30 líderes locales cerca de la comunidad indígena de Picoazá, en lo que entonces se llamaba la Provincia de Puerto Viejo, y sería además su primer Teniente Gobernador por dos años hasta 1537.
Belalcázar continuó con la fundación de nuevas ciudades, ya que estaba buscando El Dorado y había oído que los Pastos y Tumaco tenían oro. Esto ocurriría tres años después de la fundación de Quito. Como consecuencia, se enfrentaría a los indígenas Pastos y se terminaría la fundación de La Villaviciosa de la Concepción de Pasto, que lleva el nombre de San Juan de Pasto. Esta palabra es de origen quechua y significa "río azul". También hacía referencia a las tribus que habitaron esta región, que incluye Túquerres e Ipiales. El nombre se atribuye al cronista Cieza de León, quien describió que "todos estos pueblos y caciques tenían y tienen por nombre Pastos, y por ellos tomó el nombre de Villa de Pasto".
Sería en este mismo año cuando continuaría su camino, venciendo al líder Payán, quien dirigía a los indígenas locales, para lo cual fundaría la ciudad de Popayán el 13 de enero de 1537. Un mes antes, el 24 de diciembre de 1536, el capitán Juan de Ampudia ya había ocupado con sus soldados un lugar llamado la loma de El Azafate, donde habitaba el líder o yasgüén, lo que permitió a Sebastián de Belalcázar fundar rápidamente la ciudad, después de controlar a los nativos que vivían alrededor del llamado Morro del Tulcán. Ambas ciudades serían parte de la Real Audiencia de Quito, después de su creación en los años sesenta de ese siglo. El papel de Pasto estaría vinculado al control de Tumaco y también tendría sacerdotes que se unirían a las misiones de Maynas, en la Amazonía. Por otro lado, Popayán desarrollaría las minas, lo que le permitiría administrar la casa de la moneda, vital para la economía de la Audiencia de Quito. Jugaría un papel similar al de la ciudad de Ibarra, que sería fundada en el siglo siguiente al ser creada cerca de la costa pacífica, vincular su economía al trabajo forzado, muchas veces con personas esclavizadas, y a tener una presencia importante de la iglesia católica. Estas ciudades pasarían a formar parte de Colombia después de la disolución de la Gran Colombia.
Continuando con las fundaciones, Belalcázar subiría por la cordillera hasta fundar la ciudad de Cali el 25 de julio de 1536. Al igual que para la fundación de Quito se enfrentó al líder Rumiñahui, para la fundación de Cali se enfrentaría al líder Petecuy. Este líder, junto a otros cinco, había logrado mantener el control de la región. Sin embargo, con las noticias de la llegada de los españoles, abandonó las poblaciones de los lilies, de modo que los españoles encontraron estos poblados vacíos, de la misma forma que Rumiñahui había abandonado Quito, por lo que la habían encontrado vacía. Esta ciudad estaba, inicialmente, establecida al norte de la posición actual, cerca de Vijes y Riofrío. Sin embargo, para cumplir las leyes, se reubicó al lugar actual, donde el capellán Fray Santos de Añasco celebró una misa en el lugar hoy ocupado por la Iglesia de la Merced. Belalcázar designó como primera autoridad municipal a Pedro de Ayala. Es importante señalar que durante la época colonial, Santiago de Cali fue parte de la Gobernación de Popayán, la cual a su vez era parte de la Real Audiencia de Quito. Aunque Cali fue inicialmente la capital de la Gobernación, en 1540 Belalcázar asigna esta función a Popayán debido al clima templado de esa ciudad. Después de esto, continuaría con su exploración, llegando finalmente a las llanuras del Tolima, donde se enfrentaría a los indígenas Pijaos. Estos indígenas eran considerados caribes o caras, lo que los emparentaba con los caranquis de Ecuador y que, a través del Río Magdalena, entraron en contacto con otros indígenas del norte. En este caso, sería el líder Calarcá quien destacaría en la resistencia. Belalcázar, por su parte, continuaría, sin fundar ni lograr controlar esta región, llegando a lo que ahora es Santafé de Bogotá.
Acuerdo entre Belalcázar, Quesada y Federman

Belalcázar encontró esta ciudad ya fundada por el explorador Gonzalo Jiménez de Quesada, lo que generó una disputa, ya que Belalcázar insistía en que él debería ser el fundador legítimo. Esto no solo le permitía reclamar una recompensa y ser premiado con un título, sino quizás le garantizaba algún cargo. Aquí se ve el mismo patrón que se había repetido entre Almagro y Alvarado para fundar Quito, y el caso de Puelles y Pacheco para fundar Portoviejo. Solo que en esta ocasión también se uniría a la discusión el explorador de Venezuela Nicolás de Federman, quien había sido contratado por la Familia Welser después de que Ambrosio Alfinger falleciera en 1533 y Juan de Ampies había fundado Coro.
Federman había llegado de fundar Riohacha cuando llegó a Santafé de Bogotá poco después de su fundación por Jiménez de Quesada. Sin embargo, al haber sido este último quien había enfrentado al líder Hunzahúa y controlado a los muiscas, quedó como fundador de Santafe de Bogotá. Así las cosas, Belalcázar aceptó la prioridad de Quesada y regresó al sur con el objetivo de crear la Villa de Neiva en el año 1539. Su papel como fundador no terminaría con esta ciudad, ya que continuaría fundando pequeñas villas que luego se convertirían en las redes comerciales que conectarían los territorios del sur de Colombia con la sierra de Ecuador.
El viaje al Río Amazonas

En 1540, Gonzalo Pizarro llegó a Quito como vicegobernador, y Francisco Pizarro, su hermanastro mayor, le encargó una expedición para encontrar la "Tierra de la Canela", que se creía ubicada en algún lugar al este. Orellana fue uno de los ayudantes de Gonzalo Pizarro durante su expedición de 1541 al interior de Sudamérica, al este de Quito. En Quito, Gonzalo Pizarro reunió una fuerza de 220 españoles y 4000 nativos. Al mismo tiempo, como segundo al mando, Francisco de Orellana fue enviado a Guayaquil para reunir tropas y caballos. Pizarro salió de Quito en febrero de 1541, justo antes de que llegara Orellana con sus 23 hombres y caballos. Orellana se apresuró a seguir a la expedición principal, con la que se encontró en marzo. Sin embargo, cuando la expedición abandonó las montañas, 3.000 nativos y 140 españoles habían fallecido o desertado.
Al llegar al río Coca (un río que se une al Napo), se construyó un pequeño barco, el San Pedro, para transportar a los enfermos y las provisiones. Gonzalo Pizarro le ordenó explorar el río Coca y regresar después de encontrar el final del río. Cuando llegaron a la unión con el río Napo, sus hombres amenazaron con rebelarse si no continuaban. El 26 de diciembre de 1541, Orellana aceptó ser elegido jefe de la nueva expedición y explorar nuevas tierras en nombre del rey. Orellana (con el fraile Gaspar de Carvajal, quien escribió sobre la expedición) y 50 hombres partieron río abajo en busca de alimentos. Incapaz de volver contra la corriente, Orellana esperó a Pizarro, enviando finalmente a tres hombres con un mensaje, y comenzó a construir un segundo barco, la Victoria. Mientras tanto, Pizarro había regresado a Quito por una ruta más al norte, para entonces con solo 80 hombres vivos.
Después de dejar el pueblo del Napo, Orellana continuó río abajo hasta el Amazonas. Los 49 hombres comenzaron a construir un barco más grande para navegar por el río. Durante su viaje por el río Napo, fueron constantemente desafiados por los omaguas. Llegaron al río Negro el 3 de junio de 1542 y finalmente llegaron al río Amazonas.
El descubrimiento de las Islas Galápagos
Se cree que el archipiélago de las Galápagos pudo haber sido visitado por pueblos indígenas, según hallazgos de los arqueólogos Thor Heyerdahl y Arne Skjolsvold en 1952, quienes encontraron fragmentos de cerámica similares a estilos de Sudamérica. Sin embargo, estudios posteriores mostraron que esos fragmentos son mucho más recientes, por lo que se ha descartado la teoría de un descubrimiento prehispánico de las islas.
Formalmente, las Galápagos fueron descubiertas por casualidad el 10 de marzo de 1535, cuando el barco del obispo de Panamá, fray Tomás de Berlanga, se desvió de su destino a Perú. Él iba a cumplir un encargo del rey español Carlos V para resolver una disputa entre Francisco Pizarro y sus ayudantes después de la llegada de los españoles al imperio incaico. Debido a la falta de viento y las fuertes corrientes marinas, la nave del obispo fue arrastrada hasta las Galápagos. En el relato de su aventura, dirigido desde Portoviejo al emperador Carlos V sobre el descubrimiento de las Islas Galápagos, Berlanga describía las difíciles condiciones de las islas desérticas, así como las tortugas gigantes que las habitaban. También describió las iguanas marinas, los lobos marinos y muchos tipos de aves, destacando la inusual mansedumbre de los animales, que expresó con estas palabras:
Traxo el navío muy buen tiempo de brisas siete días, que haziase el piloto cerca de la tierra e diones calma seis días; eran tan grandes las corrientes, que nos engolfaron de tal manera, que miércoles en diez de marzo, vimos una isla; e porque el navío no había más agua que para dos días, acordaron de echar la barca e salir a tierra por agua e yerba para los caballos. … E salidos no hallaron sino lobos marinos, e tortugas e galápagos tan grandes que llevaban uno un hombre encima, e muchas higuanas que son como sierpes. Otro día vamos otra isla mayor que es aquella de grandes sierra, e creyendo que allí por su grandeza como por su monstruosidad que no podía dejar de tener ríos e frutas, fuiemos a ella, porque la primera baxaria diez o doce leguas, e en esto bebiose el agua quen navío abia e estuvimos tres días en tomar la isla, con calmas, en los cuales allí los hombres como los caballos padecimos muchos trabajos.
Eventos importantes y exploraciones
Batallas y conflictos clave
- Llegada incaica a finales del XV e inicios del XVI.
- Llegada a los Cañaris ocurrido aproximadamente en 1470.
- Llegada a los Guancavilcas y Punaes.
- Primera batalla de Tiocajas ocurrido en 1490.
- Batalla de Yahuarcocha ocurrió en los años 1491 o 1520 probablemente.
- Segunda batalla de Tiocajas en el año 1514.
- Guerra civil incaica desde el año 1529 hasta 1532.
- Batalla de Mullihambato
- Batalla de Chillopampa
- Llegada de los españoles al Imperio Incaico desde 1524 hasta 1572.
- Batalla de la Isla Puná ocurrido en 1531.
- Tercera batalla de Tiocajas en el año 1534.
- Conflictos entre los exploradores durante los años 1537 hasta 1554.
- Gran Rebelión de Encomenderos en 1542.
- Batalla de Iñaquito en el año 1546.
Exploraciones de la Amazonía
Después de la fundación de las principales ciudades en la Costa y la Sierra, comenzaron las expediciones hacia la Amazonía por varios exploradores, entre los que destacan:
- En 1539, Gonzalo Díaz de Pineda entró a Baños y fundó el asiento de Sevilla de Oro, ciudad de Macas.
- En 1541, Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana se dirigieron hacia la Amazonía y llegaron al Río Amazonas.
- En 1541, Pedro de Vergara exploró el oriente de la provincia de Azuay. Los territorios de Yaguarzongo, Paltas, Huancabamba y Bracamoros.
- En 1546, Alonso de Mercadillo fundó la ciudad de Loja, por orden de Pizarro.
- En 1548, Hernando de Benavente y Nuñez de Bobadilla exploraron la región de Santiago-Méndez, habitada por los jíbaros.
- En 1548, Gil Ramírez Dávalos fundó las villas de Maspa, Baeza y Ávila.
- En 1552, Egidio Ramírez Dávalos llevó a cabo la fundación de Quijos.
- Entre 1557 y 1559, Juan de Salinas Loyola salió de Loja y fundó las ciudades de Logroño, Valladolid y Loyola. Bajó por el río Amazonas hasta la unión con el Ucayali.
- En 1558, Francisco Pérez de Quezada exploró las regiones de Apoporis y del Vaupés, y fundó después las villas de Mocoa y Esija.
- En 1560, Gil Ramírez Dávalos fundó la ciudad de Archidona, y la villa de San Juan de Tena.
- En 1563, Melchor Vásquez de Ávila, Andrés de Contero, fundó la ciudad de Alcalá del Río e hizo una nueva fundación de Archidona y de Ávila.
- En 1572, Pedro de Vergara, siguiendo el río Zamora y el Santiago, bajó hasta el río Marañón y buscando el río Pastaza llegó al río Rimachuca.
Galería de imágenes
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Gil Ramírez Dávalos, fundador de Cuenca, Tena, Baeza y Azogues.
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Alonso de Mercadillo, fundador de Loja, Zaruma y Zamora
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Juan de Salinas y Loyola, fundador de Yaguarzongo y Bracamoros
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Francisco Pacheco, fundador de Portoviejo
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Gonzalo Díaz de Pineda, explorador de la Amazonía y Alcalde de Quito.
En la cultura popular
- El escritor Demetrio Aguilera Malta publicaría dentro de su trilogía "Episodios Americanos" la obra "El Quijote de El Dorado: Orellana y el río de las Amazonas", editado en Madrid en 1964.
- Alfredo Pareja Diezcanseco publicaría "Historia del Ecuador: La tierra que explora el español".
- El autor Oscar Gerardo Ramos Gómez publicaría su libro titulado "Sebastián de Benalcázar: Explorador de Quito y Popayán" en 1988.
- En 1992, Leopoldo Benites Vinueza publicaría su libro que se convertiría en un clásico de la literatura histórica titulado "Los argonautas de la selva", que narra el viaje y la expedición de Francisco de Orellana.
- Hernán Palacio publicaría su obra titulada "La fabulosa vida de Sebastián de Belalcázar", una novela histórica en 1993.
- Jesús Lorenzo Aguilar publicaría "Orellana en busca del cielo" en el año 2021.
- William Ospina publicaría una novela titulada "El país de la canela".
- La ciudad de Tena en Ecuador es llamada "Capital de la Orquídea, la Guayusa y la Canela", en honor a la Búsqueda de El Dorado y el País de la Canela.
Véase también
- Señoríos étnicos en Ecuador
- Mitología de Ecuador
- Provincia de Quito
- Real Audiencia de Quito
- Siglo de Oro en la Real Audiencia de Quito