Alonso de Molina (conquistador) para niños
Datos para niños Alonso de Molina |
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Información personal | ||
Nacimiento | ? Úbeda, provincia de Jaén, España |
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Fallecimiento | 1531 ¿Isla Puná?, frente a la costa del actual Ecuador |
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Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar | |
Años activo | 1526-1531 | |
Lealtad | ![]() |
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Rango militar | Explorador y conquistador | |
Conflictos | Conquista del Perú | |
Título | Óleo de Juan Lepiani, que representa a Francisco Pizarro en la isla del Gallo, junto con los Trece de la Fama, uno de los cuales es Alonso de Molina. | |
Alonso de Molina fue un militar español que vivió en el siglo XVI. Nació en Úbeda, España, y falleció alrededor de 1531, posiblemente en la Isla Puná, cerca de lo que hoy es Ecuador.
Alonso de Molina fue parte del segundo viaje de Francisco Pizarro en busca del Imperio incaico. Es conocido por ser uno de los "Trece de la Fama". Este grupo estaba formado por trece soldados españoles que decidieron quedarse con Pizarro en la isla del Gallo cuando otros quisieron regresar.
Contenido
¿Quién fue Alonso de Molina?
No se sabe mucho sobre los primeros años de Alonso de Molina. Se cree que llegó a América y en 1526 se unió a la segunda expedición de Francisco Pizarro. Esta expedición partió de Panamá para explorar el Mar del Sur y encontrar el famoso imperio de los incas.
La Aventura de los Trece de la Fama
Alonso de Molina estaba en la Isla del Gallo cuando un enviado del gobernador de Panamá llegó para recoger a los exploradores. Esto ocurrió porque uno de ellos había enviado una carta quejándose de las dificultades del viaje. Sin embargo, solo trece soldados se negaron a abandonar a Pizarro. Desde ese momento, fueron conocidos como los "Trece de la Fama", y Molina era uno de ellos.
Después de este evento, el grupo se trasladó a la cercana isla Gorgona. Allí fueron recogidos por una nave pilotada por Bartolomé Ruiz.
Primer Contacto con Tumbes
Pizarro decidió seguir explorando la costa hacia el sur con los Trece. Así llegaron a las playas de Tumbes, en el norte del actual Perú. Fue en este momento cuando Alonso de Molina se volvió más importante en la historia.
Los españoles estaban en su barco en la bahía de Tumbes cuando un noble inca los visitó. Este noble le pidió a Pizarro que enviara a algunos de sus hombres a tierra para conocer a Chilimasa, el líder de los tallanes de Tumbes.
Pizarro aceptó y ordenó a Alonso de Molina que desembarcara. Lo acompañó un esclavo de origen africano. Llevaban regalos para el líder, como un cerdo, una gallina y un gallo.
Reacciones y Descubrimientos
Los habitantes de Tumbes se reunieron en la playa y se asombraron al ver al soldado español y sus regalos. Pero lo que más les sorprendió fue el esclavo, ya que nunca antes habían visto a una persona de piel oscura. Se dice que al principio pensaron que estaba pintado y le ofrecieron agua para que se lavara. El esclavo respondió con una risa fuerte que dejó a todos en silencio.
Después de esto, Molina visitó el pueblo. Los tumbesinos lo recibieron muy bien, dándole muchos regalos y atenciones.
Descubriendo una Cultura Avanzada
Cuando Molina regresó al barco, estaba muy impresionado con lo que había visto. Le contó a Pizarro lo avanzados que eran los tumbesinos. Describió sus casas de piedra y sus calles anchas, así como otros edificios bien construidos. Todo indicaba que vivían con abundancia y que eran mucho más avanzados que las tribus que habían conocido hasta entonces.
Pizarro no estaba del todo convencido y pidió a Pedro de Candía, un experimentado soldado, que bajara a tierra con su equipo de guerra. Quería que Candía mostrara a los indígenas el poder de sus armas. Candía confirmó lo que Molina había dicho.
Exploración Continúa y la Capullana
Satisfecho con la información, Pizarro ordenó seguir el viaje hacia el sur, explorando las costas del norte de Perú. En un momento, necesitaron leña y Pizarro envió a Alonso de Molina con algunos hombres a recogerla. Sin embargo, una fuerte tormenta se desató. Después de tres días de esperar sin éxito el regreso de Molina, Pizarro decidió seguir adelante. Confiaba en que los indígenas, que habían sido amigables en Tumbes, tratarían bien a Molina.
Y así fue. Los habitantes llevaron a Molina ante la líder de la región, a quien los españoles llamaron "capullana" por su vestimenta. Ella lo trató muy bien y le permitió regresar con Pizarro cuando este volvió a anclar en una playa, a la que llamó Puerto Santa Cruz (posiblemente Sechura).
Noticias del Imperio Inca
Molina le contó a Pizarro todo lo que había aprendido durante su estancia con los indígenas. Les informó que existía una ciudad llamada Cuzco, que era la capital de un gran imperio. También les dijo que el emperador inca se llamaba Huayna Cápac, entre otros detalles importantes de la región.
La capullana invitó a Pizarro a un banquete. Pizarro se disculpó por no poder ir y envió a Molina, Nicolás de Ribera el Viejo, Francisco de Cuéllar y Pedro Halcón como sus representantes. Todos ellos eran parte de los Trece de la Fama. La capullana insistió en la presencia de Pizarro y, al saber que estaba cansado, fue personalmente a invitarlo. Pizarro aceptó, y el banquete se celebró al día siguiente. Fue un evento magnífico, y Pizarro aprovechó para tomar posesión del lugar en nombre de la Corona de Castilla.
El Destino de Alonso de Molina
Después de los festejos, Pizarro y sus hombres regresaron al barco. Se dice que Pedro Halcón se encariñó con la capullana y quiso quedarse, por lo que sus compañeros tuvieron que llevárselo a la fuerza.
Los españoles navegaron de nuevo hacia el norte y llegaron otra vez a Tumbes. Allí, Molina le pidió permiso a Pizarro para quedarse un tiempo con los indígenas, confiando en su hospitalidad. Pizarro le dio su permiso. Otros españoles, como Bocanegra y Ginés, también habían decidido quedarse con los indígenas en otros lugares.
Se cree que Molina, Bocanegra y Ginés se reunieron en Tumbes. A partir de ese momento, no se sabe con certeza qué les ocurrió a cada uno.
Existen varias ideas sobre cómo terminó la vida de Molina y sus compañeros. Una versión dice que los indígenas los llevaron a Quito para presentarlos al inca Huayna Cápac. Pero al enterarse de que el emperador había fallecido, los mataron.
Otra versión cuenta que Molina, huyendo de los tumbesinos, llegó a la Isla Puná. Allí fue capturado, pero aprovechó la situación para enseñar a los niños. Se ganó la confianza de los habitantes de Puná, quienes lo nombraron su líder en una guerra contra los chonos y tallanes. Molina luchó en varias batallas. En una ocasión, mientras pescaba en una balsa, fue sorprendido y asesinado por los chonos.
El cronista Diego de Trujillo considera esta última versión la más probable. Él asegura que cuando Pizarro llegó a la Isla Puná en su tercer viaje, encontró en un lugar llamado Estero una cruz alta, un crucifijo pintado en una puerta y una campanilla colgada. Luego, más de treinta niños y niñas salieron de una casa, diciendo en coro: "¡Loado sea Jesucristo, Molina, Molina!". Los habitantes del lugar contaron entonces el triste final del soldado Molina.