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Causas de la Segunda Guerra Mundial para niños

Enciclopedia para niños

Las causas de la Segunda Guerra Mundial son un tema complejo que se puede entender mejor si miramos los eventos que ocurrieron antes y durante el conflicto. A largo plazo, muchas de las razones se encuentran en las condiciones que quedaron después de la Primera Guerra Mundial. Algunos expertos dicen que la Segunda Guerra Mundial fue como una continuación de la Primera Guerra Mundial, ya que muchos problemas no se resolvieron.

A corto plazo, las causas incluyen el surgimiento de movimientos políticos agresivos en la década de 1920, como el fascismo italiano y el militarismo japonés. Pero, un factor clave fue la llegada al poder de Adolf Hitler y el Partido Nazi en Alemania en 1933, lo que llevó a una política exterior muy ambiciosa. El evento que inició el conflicto fue la invasión de Polonia por Alemania el 1 de septiembre de 1939. Dos días después, el 3 de septiembre de 1939, Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania.

Archivo:Schleswig Holstein firing Westerplatte September 1939
El buque alemán SMS Schleswig-Holstein atacando la península de Westerplatte en septiembre de 1939. Este buque es conocido por haber realizado los primeros disparos de la Segunda Guerra Mundial.

En el tiempo entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, conocido como el periodo de entreguerras, Alemania sentía un gran deseo de revancha. Esto se debía al Tratado de Versalles, que se firmó después de la Primera Guerra Mundial y que Alemania consideró muy duro. Este tratado limitaba el ejército alemán, le quitaba territorios y le exigía pagar grandes sumas de dinero por los daños de la guerra. Esto causó mucha frustración, especialmente después de la Gran Depresión, una crisis económica mundial.

La República de Weimar, el gobierno alemán de la época, era inestable. Cuando Adolf Hitler llegó al poder en 1933, su partido, el Partido Nazi, aprovechó el descontento de la gente. Su ideología incluía la idea de unir a todos los alemanes en un solo país (pangermanismo) y conquistar nuevos territorios en el este de Europa para obtener "espacio vital" (lebensraum).

Las tensiones en Europa aumentaron. Italia conquistó Etiopía en 1935, y Japón creó un estado bajo su control en Manchuria en 1931, expandiendo su influencia en China desde 1937. Alemania, por su parte, ignoró las limitaciones del Tratado de Versalles. Comenzó a rearmarse en secreto, volvió a poner tropas en la región del Renania en 1936, se unió con Austria en 1938 (conocido como el Anschluss) y anexó una región de Checoslovaquia llamada los Sudetes en 1938.

La Sociedad de Naciones y los países como Reino Unido y Francia tuvieron una respuesta débil a estos movimientos agresivos. Optaron por una política de apaciguamiento, esperando evitar una guerra. Después de la Conferencia de Múnich, donde se permitió a Alemania anexar los Sudetes, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, incluso dijo que el acuerdo aseguraba "la paz para nuestro tiempo". Sin embargo, Hitler no detuvo sus ambiciones. Reino Unido y Francia cambiaron a una política de disuasión, pero su política de no intervención en conflictos como la Guerra Civil Española permitió que otros países se acercaran a Alemania e Italia.

En el verano de 1939, los nazis se interesaron en el "corredor polaco". Francia y Gran Bretaña prometieron ayudar a Polonia si era atacada. Los nazis evitaron una guerra con la URSS firmando un pacto de no agresión una semana antes de la invasión de Polonia. Antes, la URSS había intentado una alianza con Reino Unido y Francia contra Alemania, pero fue rechazada.

Finalmente, Alemania invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939. Los Aliados (Reino Unido y Francia) declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre. El 17 de septiembre de 1939, la Unión Soviética también invadió Polonia. Más tarde, el 22 de junio de 1941, Alemania nazi invadió la URSS. Estados Unidos se unió al conflicto después del ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. En Asia, la guerra se considera a menudo que comenzó con la segunda guerra sino-japonesa en 1937.

Causas de la Guerra en Europa

La Segunda Guerra Mundial en Europa se ve a menudo como una continuación de la Primera Guerra Mundial, ya que esta última dejó muchos conflictos sin resolver. Sin embargo, el nazismo no solo buscaba recuperar los territorios perdidos por Alemania en 1918, sino que también planeaba conquistar grandes extensiones de territorio en el este, buscando eliminar ciertas ideologías y reorganizar las poblaciones en los territorios ocupados.

El final de la Primera Guerra Mundial se selló con el Tratado de Versalles. Los líderes alemanes esperaban un tratado de paz más justo, pero el Tratado de Versalles despojó a Alemania de sus colonias y de territorio. Esto generó un gran resentimiento en el pueblo alemán, que culpó a los políticos que firmaron el tratado por la crisis económica y política. Este sentimiento fue aprovechado por algunos grupos para culpar a ciertos sectores de la sociedad alemana por la derrota en la guerra.

Archivo:Map Europe 1923-es
Mapa de Europa en 1923, cuando las fronteras nacionales estaban definidas.

La Primera Guerra Mundial no solo cambió las fronteras alemanas. Otros grandes imperios, como el Imperio austrohúngaro y el Imperio ruso, también perdieron mucho territorio. Austria y Hungría se separaron, y surgieron nuevas naciones como Checoslovaquia y Yugoslavia. En el este, la Rusia bolchevique perdió el control de los países bálticos y enfrentó una dura guerra interna. Del Tratado de Versalles surgieron once nuevos Estados, que debían servir como barreras contra la expansión alemana y soviética.

El resurgimiento de Polonia fue especialmente importante. Las influencias rusa y polaca chocaron en 1919, dando inicio a la guerra polaco-soviética. Polonia logró evitar la derrota, y ambos bandos, agotados, detuvieron las hostilidades. Sin embargo, tanto Alemania como la Unión Soviética querían revisar los tratados de paz. Además, Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia tenían importantes minorías étnicas que no se sentían representadas, lo que más tarde contribuiría a la desintegración de sus Estados.

Aunque el Tratado de Versalles fue duro con Alemania, la mayor parte de su territorio industrial permaneció intacto. Este factor, junto con su ubicación geográfica y el tamaño de su población, le dio a Alemania un gran potencial industrial. Aprovechando esto, los alemanes buscarían en el futuro recuperar lo que habían perdido.

El Anticomunismo

Archivo:Nieder mit dem Bolschewismus. Bolschewismus bringt Krieg und Verderben, Hunger und Tod LCCN2004665807
Cartel de propaganda anticomunista alemán de 1919. En el cartel se lee: Abajo el bolchevismo. El bolchevismo (representado como una serpiente) trae la guerra y la destrucción, el hambre y la muerte.

La llegada al poder de los bolcheviques en Rusia en 1917 y la idea de que el comunismo debía extenderse por el mundo, asustaron a muchos europeos. Los bolcheviques apoyaron a grupos comunistas en otros países, y después de la Primera Guerra Mundial, se establecieron gobiernos similares al ruso en Hungría y algunas regiones de Alemania. Esto hizo que muchos, especialmente las clases medias, temieran una revolución comunista en sus propios países. La expansión soviética fue detenida por el ejército polaco en 1920. Así, desde 1920, se formaron estados anticomunistas en las fronteras soviéticas.

Tanto los fascistas italianos como los nazis alemanes surgieron en parte como una reacción a los levantamientos comunistas. Existía un temor entre los nacionalistas a la formación de un "imperio eslavo". Grupos paramilitares de derecha, formados por veteranos de la Primera Guerra Mundial, conocidos como Freikorps, aplastaron levantamientos comunistas en Alemania. Muchos de estos veteranos se unieron a las Sturmabteilung (SA) nazis, que protagonizaron enfrentamientos violentos en las calles contra grupos comunistas. Esta violencia hizo que parte de la gente "moderada" deseara un gobierno fuerte que restaurara la estabilidad y el orden.

La República de Weimar

La República de Weimar fue el nombre del estado alemán entre las dos guerras mundiales. Era una república parlamentaria, pero si el Parlamento alemán no podía formar gobierno, el Presidente podía nombrar uno. Este poder especial del Presidente fue clave en los últimos años de la República y ayudó a Hitler a subir al poder.

Esta república nació de forma inesperada. Los líderes socialdemócratas la proclamaron rápidamente en 1918 para evitar que grupos de izquierda proclamaran una república soviética. Sin embargo, tuvieron que asumir la responsabilidad del impopular Tratado de Versalles.

Inestabilidad Política Alemana

Archivo:Resultados parlamentarios Weimar
Desempeño de los principales partidos políticos alemanes en las elecciones parlamentarias. Desde 1930, la democracia parlamentaria alemana dejó de funcionar, debido a la gran cantidad de fuerzas políticas presentes en el Parlamento alemán.

La proclamación de la república no detuvo a los grupos de izquierda que querían un estado socialista. Al mismo tiempo, muchos veteranos de guerra se unieron a los Freikorps, grupos paramilitares de derecha. Hubo enfrentamientos violentos en las calles. El levantamiento comunista de enero de 1919 asustó a los líderes de la República, que hicieron un pacto con el Ejército para evitar el comunismo. Con el apoyo del gobierno y el ejército, los Freikorps acabaron con el levantamiento, y sus líderes fueron asesinados. Aunque el Ejército parecía leal, un año después, el mismo oficial que ayudó a la República lideró un intento de golpe de estado para restaurar la monarquía. Esto demostró que el Ejército era muy independiente del gobierno.

En 1923, cuando Alemania se retrasó en el pago de las indemnizaciones de guerra, Francia ocupó el Ruhr, una importante región industrial. Esto causó una devaluación drástica de la moneda alemana y la clase media casi desapareció. La agitación política volvió a las calles. En noviembre de ese año, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, conocido como el Partido Nazi, intentó un golpe de estado en Múnich, que fue rápidamente sofocado. Este evento hizo famoso a su líder, Adolf Hitler, y su partido ganó importancia nacional.

El Fracaso de la Democracia y la Gran Depresión

Después de la Primera Guerra Mundial, muchas naciones pequeñas de Europa oriental adoptaron sistemas democráticos. Sin embargo, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de estos sistemas habían sido reemplazados por gobiernos autoritarios. La falta de experiencia democrática, las tensiones con minorías étnicas, los altos gastos militares y los conflictos religiosos contribuyeron a la caída de estas democracias. También fue importante la indiferencia de las democracias occidentales ante la interferencia de Alemania y la Unión Soviética en los asuntos de estas naciones.

La llegada de la Gran Depresión en 1929 aceleró el fin de la democracia en varios países, incluida la República de Weimar. A principios de 1929, la República parecía estable, y los nazis eran una minoría en el Parlamento. Alemania recibía préstamos de Estados Unidos, que impulsaban su economía. Sin embargo, la Gran Depresión detuvo estos préstamos, llevando a Alemania a una nueva crisis económica. Miles de trabajadores perdieron sus empleos, y los bancos comenzaron a colapsar. La caída del comercio mundial empeoró la situación. El alto desempleo (45% de la población activa) hizo que el discurso de Hitler fuera muy atractivo.

Archivo:Bundesarchiv Bild 102-13774, Adolf Hitler
El discurso de Hitler tuvo más éxito durante la Gran Depresión.

En las elecciones parlamentarias de Alemania de 1930, los nazis obtuvieron 107 escaños en el Parlamento, convirtiéndose en el segundo partido más votado. En medio de la crisis, la gente apoyó a los partidos más radicales, y los comunistas también ganaron muchos votos. Con estos resultados, las fuerzas democráticas no pudieron formar un gobierno con mayoría. Desde 1930, el presidente Paul von Hindenburg comenzó a gobernar por decreto, eligiendo al canciller sin la aprobación del Parlamento. En enero de 1933, el excanciller Franz von Papen convenció a Hindenburg de nombrar a Hitler canciller, creyendo que podrían controlarlo. Hitler fue nombrado Canciller el 31 de enero de 1933, y rápidamente eliminó los últimos restos de democracia, con la ayuda del Ejército, para iniciar su programa político.

La Gran Depresión también desestabilizó a Austria. El canciller Engelbert Dollfuss usó la crisis para suspender el Parlamento, censurar la prensa y prohibir partidos opositores. Austria entró en una etapa llamada Austrofascismo, que acabó con la democracia y facilitó su acercamiento a Alemania.

El ascenso de los nazis impulsó movimientos similares en Europa oriental. En Hungría, Polonia, Rumania y Checoslovaquia surgieron grupos con ideas similares. Para 1938, solo Checoslovaquia mantenía una democracia fuerte en Europa oriental.

Expansionismo, Apaciguamiento y Aislacionismo

Archivo:Benito Mussolini and Adolf Hitler
Aunque la amenaza de la unión con Austria hizo que inicialmente Mussolini viera a Hitler como una amenaza, el carácter de sus políticas exteriores terminaría convirtiéndolos en aliados.

Las ideas de "espacio vital" (Lebensraum) influyeron mucho en Hitler. Mientras que la gente en Alemania quería recuperar las fronteras anteriores a la guerra en el este, los nazis querían más. Afirmaban que Alemania debía incluir a todos los alemanes étnicos y conquistar nuevos territorios en Europa del este, desplazando a los pueblos eslavos, a quienes Hitler consideraba inferiores. Alemania se convertiría así en un gran imperio continental, evitando un choque directo con Occidente, y buscando eliminar ciertas ideologías.

Alemania no era el único país que quería cambiar las fronteras. En el sur, Benito Mussolini soñaba con recrear el Imperio romano y planeaba conquistar Etiopía, miembro de la Sociedad de las Naciones. Cuando Hitler llegó al poder, Mussolini intentó acercarse a Reino Unido y Francia para oponerse a las intenciones alemanas de anexar Austria. Sin embargo, esta alianza fue débil y se desmoronó cuando Italia invadió Etiopía en octubre de 1935. Francia y Reino Unido reaccionaron con un embargo económico ineficaz, lo que animó a Alemania a seguir desafiándolos. Después de la participación italiana en la Guerra Civil Española, los británicos comenzaron a ver a Italia como un oponente, y Mussolini hizo planes para enfrentarlos en una futura guerra.

Por otro lado, la llegada de los nazis al poder mejoró las relaciones exteriores de la Unión Soviética. Las relaciones con Estados Unidos, Francia, Polonia e Italia se fortalecieron, y la Unión Soviética entró en la Sociedad de las Naciones en septiembre de 1934. Sin embargo, Stalin no estaba interesado en combatir directamente a Alemania. Preocupado por posibles problemas internos durante una guerra, Stalin inició una serie de reorganizaciones internas. Mientras pedía a las naciones occidentales que se enfrentaran a los nazis, al mismo tiempo mantenía conversaciones secretas con ellos.

Fracasos del Apaciguamiento

Archivo:Bundesarchiv Bild 146-1985-083-11, Anschluss Österreich, Innsbruck
Tropas alemanas son recibidas en Innsbruck durante la anexión de Austria.

El 16 de marzo de 1935, Hitler rechazó la cláusula de desarme del Tratado de Versalles, alegando que Francia no la respetaba. Reinstauró el servicio militar obligatorio y el Ejército alemán comenzó a crecer. A pesar del rearme, Hitler hizo discursos pacifistas para calmar al gobierno británico y logró el Acuerdo Naval Anglo-Germano, que le permitió expandir la Armada y construir submarinos. Este acuerdo no fue aprobado por Francia e Italia y contribuyó al fracaso de la alianza contra Alemania.

El 7 de marzo de 1936, mientras Reino Unido y Francia estaban ocupados con problemas internos y la guerra en Etiopía, Hitler ordenó la remilitarización de la Renania con una fuerza simbólica. Aunque Hitler había ordenado la retirada si los franceses respondían, y a pesar de que el presidente francés había dicho que no permitiría esta acción, ninguno de los países firmantes de los tratados se opuso. Esta fue una de las primeras victorias alemanas gracias a la política de apaciguamiento, que buscaba hacer concesiones a los nazis para mantener la paz en Europa.

La política de apaciguamiento fue impulsada por Neville Chamberlain, el primer ministro británico. Chamberlain sabía que la gente en Reino Unido y Francia se opondría fuertemente a una nueva guerra en Europa. Además, pensó que el vasto Imperio británico no tenía suficientes fuerzas para enfrentar una guerra con Alemania y, posiblemente, con Italia y Japón al mismo tiempo. El apaciguamiento también tenía apoyo de quienes creían que el Tratado de Versalles había sido injusto con Alemania y que los nazis se volverían más moderados si se satisfacían sus demandas iniciales. Muchos anticomunistas occidentales también veían a una Alemania fuerte como la mejor defensa contra la expansión del comunismo soviético.

Después de la guerra en Etiopía, la relación entre Occidente e Italia se deterioró, lo que llevó a Italia a acercarse a Alemania. El 11 de julio de 1936, el ministro de Relaciones Exteriores italiano, Galeazzo Ciano, llegó a un acuerdo con Alemania sobre la unión con Austria. El 26 de octubre se creó el Eje Roma-Berlín, un tratado simbólico para Mussolini. Entonces, Bélgica se declaró neutral, esperando evitar una futura guerra, pero esto solo afectó los planes de defensa franceses. Con la conquista italiana de Etiopía, la credibilidad de la Sociedad de Naciones estaba muy baja, y Hitler se sintió lo suficientemente seguro para actuar contra Austria.

Archivo:MunichAgreement
El Primer Ministro británico Chamberlain muestra los documentos firmados en la Conferencia de Múnich, y afirma haber conseguido la "paz de nuestros tiempos". Hitler no respetaría los acuerdos, y la guerra estallaría en menos de un año.

A finales de 1936, Hitler, queriendo iniciar la búsqueda del "espacio vital" alemán en el este, buscó el apoyo de Reino Unido, sin éxito. Durante 1937, Hitler se dedicó a organizar el Ejército y la economía bajo el control nazi. Pero a principios de 1938, comenzó a presionar al Canciller austríaco Kurt Schuschnigg para que renunciara. Alemania movilizó su ejército a la frontera, y bajo amenaza de invasión, Schuschnigg renunció el 11 de marzo. Inmediatamente, el nazi austríaco Arthur Seyß-Inquart se declaró nuevo Canciller y aprobó la entrada de tropas alemanas en Austria. Aunque Mussolini ofreció al gobierno británico revivir la alianza para detener a Hitler, el 13 de marzo, Hitler declaró a Austria parte del Tercer Imperio Alemán.

Después de la crisis en Austria, surgió otra en Checoslovaquia. Cuando este Estado se creó en 1919, alemanes étnicos que vivían en la región de los Sudetes quedaron dentro de sus fronteras. Ahora, estos alemanes sumaban 3.5 millones, y Hitler, invocando el derecho de los pueblos a decidir su propio destino, denunciaba la supuesta persecución de esta minoría, mientras movilizaba sus ejércitos a la frontera checoslovaca. Presionado por los británicos, el gobierno checoslovaco inició negociaciones con los alemanes de los Sudetes, pero estos, siguiendo órdenes de Hitler, las estancaron. Chamberlain se reunió entonces con Hitler, quien exigió la separación de los Sudetes el 22 de septiembre. Los checoslovacos se negaron a ceder, a pesar de que Francia se había negado a defenderlos. Entonces, Mussolini propuso una conferencia para solucionar la crisis de los Sudetes.

La Conferencia de Múnich se llevó a cabo con la presencia de Hitler, Mussolini, Chamberlain y el primer ministro francés, Daladier; pero los checoslovacos no fueron invitados. El 30 de septiembre se firmaron los Acuerdos de Múnich, donde se decidió la anexión de los Sudetes por Alemania. Polonia aprovechó la oportunidad para obtener una región checoslovaca, a pesar de las advertencias soviéticas. Hitler prometió no hacer más demandas territoriales en Europa, por lo que Chamberlain regresó a Inglaterra eufórico, anunciando que había asegurado la paz en Europa.

Archivo:Charles Lindbergh speaking at America First rally
El famoso aviador estadounidense, Charles Lindbergh, habla en una reunión del Comité América Primero, principal organización aislacionista.

Checoslovaquia perdió 30.000 km² de territorio y la mayor parte de su defensa, lo que llevó a la renuncia de su presidente. La victoria política de Chamberlain fue corta, ya que, bajo estas condiciones, Checoslovaquia quedó muy vulnerable. Dos meses después, Hungría reclamó territorios a Checoslovaquia. Alemania intervino, y Hungría ganó unos 12.000 km². El 13 de marzo de 1939, Hitler presionó al líder eslovaco Jozef Tiso para que declarara la independencia de Eslovaquia. Luego, el nuevo Presidente checoslovaco Emil Hácha fue llevado a Berlín, y bajo amenaza de bombardear Praga, fue obligado a firmar una solicitud de incorporación a Alemania. De los restos de Checoslovaquia nacieron el Protectorado de Bohemia y Moravia y el Estado Eslovaco, ambos bajo control alemán. Fue entonces cuando quedó claro el fracaso de la política de apaciguamiento, y los gobiernos de Francia y Reino Unido decidieron que no harían más concesiones a Hitler, ratificando sus garantías de seguridad a las posibles próximas víctimas alemanas: Polonia, Grecia y Rumania.

Tardíamente, Reino Unido y Francia se dieron cuenta de que Alemania buscaba una gran expansión. Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, Estados Unidos, que había ayudado a las democracias europeas en la guerra anterior, estaba dividido entre quienes querían mantenerse al margen (aislacionistas) y quienes querían intervenir. Esto tranquilizó a los gobiernos de Roma y Berlín. En una reunión en octubre de 1938, Ribbentrop aseguró a Ciano que la actitud estadounidense durante la crisis de los Sudetes demostraba que Estados Unidos no intervendría en una futura guerra europea. El movimiento aislacionista estadounidense había ganado mucho apoyo en los años 30, después de que una comisión del Senado sugiriera que la participación de su país en la Primera Guerra Mundial había sido por motivos económicos. Además, muchos estadounidenses creían que la última guerra había sido iniciada por conflictos entre imperios y criticaban el Tratado de Versalles. La expansión de Alemania no cambió la opinión pública; un mes antes de que estallara la guerra, el 92% de los estadounidenses rechazaba la participación de su país. Bajo esta presión popular, se promulgaron las Leyes de Neutralidad, que limitaban la venta de material de guerra a los países en conflicto y parecían asegurar la no participación de Estados Unidos en el inminente conflicto europeo.

Inicio de la Guerra

Polonia fue el siguiente objetivo de la Alemania Nazi. El 20 de marzo de 1939, Hitler exigió un paso por el "corredor polaco" para conectar Prusia oriental con el resto de Alemania, así como la anexión de la ciudad libre de Dánzig. Dos días después, presionó a Lituania para que cediera la ciudad de Memel. Reino Unido reaccionó el 6 de abril, anunciando un acuerdo militar con Polonia. Muchos pensaron que esto era el fin de la política de apaciguamiento, pero Chamberlain aún no quería ir a la guerra. Ni Francia ni Inglaterra tenían una estrategia de ayuda inmediata. La Unión Soviética, el único país que parecía poder ayudar rápidamente a Polonia, era rechazada por esta última, que temía por su autonomía.

El 2 de junio, Stalin propuso una alianza militar con Occidente. Las naciones occidentales enviaron delegaciones a Moscú en barco, llegando el 11 de agosto. Los soviéticos descubrieron que los delegados no tenían autoridad para firmar un acuerdo. Las negociaciones avanzaron lentamente, pero se estancaron cuando Kliment Voroshílov propuso discutir la defensa de Polonia. El gobierno polaco se negó rotundamente a permitir la entrada de tropas soviéticas a Polonia, ya que temían perder los territorios ganados en la Paz de Riga. A mediados de agosto, la negativa polaca paralizó las negociaciones, incluso bajo presión anglo-francesa.

Archivo:Bundesarchiv Bild 183-H27337, Moskau, Stalin und Ribbentrop im Kreml
Stalin y Ribbentrop se saludan durante la firma del Pacto Mólotov-Ribbentrop, que selló el destino de Polonia.

Hay dos puntos de vista sobre las acciones soviéticas. Algunos historiadores dicen que después de la Conferencia de Múnich, Stalin creyó ver un plan occidental para empujar a Hitler hacia la Unión Soviética. Incluso después de que Reino Unido y Francia aseguraran su apoyo a Polonia, Stalin pensó que no eran sinceros y que las democracias occidentales querían que la Unión Soviética y Alemania se debilitaran mutuamente en la primera etapa de la guerra. Así, las dos principales amenazas de Occidente, el comunismo y el nazismo, se destruirían entre sí. Sin embargo, otros historiadores argumentan que la declaración británica sobre la seguridad polaca dio a Stalin la oportunidad de condicionar su participación en la guerra, y que la supuesta conspiración occidental fue un pretexto para justificar las negociaciones paralelas con Alemania. Además, culpan a Stalin por el fracaso de las negociaciones, ya que solicitó la ocupación militar de los Estados bálticos a cambio de su ayuda, una propuesta inaceptable para británicos y franceses. Finalmente, afirman que Stalin, temeroso de problemas internos, prefirió sacrificar a Polonia para calmar a la Alemania Nazi. En ambos casos, los historiadores coinciden en que el conflicto soviético-japonés en Manchuria hizo que Stalin pensara que no era el momento adecuado para iniciar una guerra con Alemania.

El primer indicio del acercamiento germano-soviético fue el 3 de mayo, cuando Stalin reemplazó a Maxim Litvínov por Viacheslav Mólotov como ministro de Relaciones Exteriores. Los nazis ahora podían negociar de nuevo con la Unión Soviética. El 19 de agosto, Joachim von Ribbentrop viajó a Moscú y se reunió con Mólotov para firmar un acuerdo comercial. Luego, Ribbentrop sugirió extender el acuerdo al ámbito político para asegurar buenas relaciones.

El 23 de agosto, Ribbentrop se reunió con Stalin y firmaron el Pacto Ribbentrop-Mólotov, que establecía la no agresión entre la Unión Soviética y la Alemania Nazi por 10 años, así como la neutralidad de una nación si la otra iba a la guerra con una tercera potencia. Un protocolo secreto, desconocido hasta 1945, indicaba que Finlandia, Estonia y Letonia pasarían a la influencia soviética, mientras que Polonia y Lituania serían divididas entre Alemania y la Unión Soviética. Además, la región de Rumania llamada Besarabia sería anexada por los soviéticos.

Aunque sus últimas acciones lo contradecían, Hitler quería evitar la guerra con Occidente. Además de neutralizar temporalmente a la Unión Soviética, Hitler creía que el Pacto Mólotov-Ribbentrop obligaría a Reino Unido y Francia a renunciar a su compromiso con Polonia. Hasta el último momento, el líder alemán pensó que esas naciones no irían a la guerra si atacaba a los polacos. Sin embargo, no fue así. El 25 de agosto, el acuerdo anglo-polaco de abril se convirtió en una alianza militar. Esta reacción perturbó a Hitler, quien retrasó la invasión de Polonia una semana. Durante este tiempo, ofreció garantías al Imperio Británico y exigió la visita de un representante polaco, sin obtener respuesta. Hitler también acudió a Mussolini, quien había permanecido en silencio a pesar de haber firmado el Pacto de Acero, un acuerdo político-militar, el 22 de mayo. En los últimos meses, Mussolini también había acelerado su proyecto de expansión, ya que el 7 de abril Italia había invadido el Reino de Albania. Sin embargo, el primer ministro italiano no quería iniciar una guerra con Reino Unido todavía, y Hitler decidió finalmente atacar Polonia sin su apoyo.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Hitler pronosticó incorrectamente la respuesta occidental, ya que dos días después Francia y Reino Unido le declararon la guerra, dando inicio a la Segunda Guerra Mundial en Europa. El 17 de septiembre, la Unión Soviética invadió Polonia desde el este. El 28 de septiembre, Alemania Nazi y la URSS firmaron el Tratado Germano-Soviético de Amistad, Cooperación y Demarcación. Sin embargo, dos actores importantes, Estados Unidos e Italia, se mantuvieron fuera del conflicto inicialmente.

Entradas Tardías

Aunque la guerra en Europa comenzó con la invasión de Polonia, no se convirtió en un conflicto mundial hasta que, una a una, varias naciones de otros continentes se unieron. Italia, miembro del Pacto Tripartito, fue la primera potencia importante en sumarse. Posteriormente, Estados Unidos, una de las grandes potencias, también se involucró.

Vacilación Italiana

Archivo:Bundesarchiv Bild 183-L05487, Paris, Avenue Foch, Siegesparade
Italia entró a la guerra el 10 de junio, cuando la caída de Francia era inminente. Cuatro días después, los alemanes entraron a París.

La principal razón por la que Italia se mantuvo al margen de la invasión de Polonia fue la escasa preparación de su ejército y la falta de interés en Europa oriental. También hubo razones estratégicas. Historiadores italianos aseguran que Mussolini, al mantenerse fuera del conflicto, planeaba romper su alianza con Alemania y, quizás, intentar renegociar con los británicos. Esto no significaba que el líder italiano estuviera a favor de la no intervención. En una reunión de gabinete el 8 de diciembre de 1939, concluyó que, sin importar qué bando ganara, la independencia política de Italia se vería afectada a menos que interviniera. Entonces, Mussolini expresó su deseo de participar en la guerra cuando ambos bandos estuvieran agotados. Sin embargo, la guerra en Europa aún no se intensificaba, y Mussolini también creyó posible terminarla por la vía diplomática. Con esto en mente, Mussolini intentó convencer a Hitler, en enero de 1940, de que suspendiera la guerra con Reino Unido y se concentrara en la Unión Soviética.

Mussolini fracasó en su intento de calmar a Hitler, y para marzo, se convenció de que las intenciones alemanas no podían ser cambiadas. Así que ordenó a Rodolfo Graziani que iniciara los preparativos para una guerra en el Mediterráneo y Yugoslavia. En otra reunión de gabinete el 2 de abril, Mussolini concluyó que si Alemania atacaba a Francia, Italia entraría en la guerra a su lado, pero retrasaría su entrada el mayor tiempo posible. Aunque muchos oficiales no estaban de acuerdo con la decisión de su líder, todos guardaron silencio una vez que Mussolini tomó la decisión. Al darse cuenta de que su primer ministro estaba decidido a ir a la guerra, el Rey italiano Víctor Manuel III envió señales indirectas al ministro de Relaciones Exteriores Galeazzo Ciano sobre la posibilidad de un cambio de gobierno contra Mussolini; pero Ciano, aunque no le gustaba la idea de ir a la guerra, las ignoró.

Sin embargo, la rápida derrota aliada en la Batalla de Francia lo cambió todo. El 10 de junio, el ejército italiano atacó Francia, con resultados poco exitosos. Aunque la invasión italiana de Francia se ha visto como la culminación de un plan de expansión, varios historiadores sostienen que Mussolini decidió entrar en la guerra al creer que sería breve. En abril, había mencionado que Italia podía luchar una guerra de seis meses, ya que un período mayor le causaría problemas económicos insuperables. Con la llegada de la paz, su nación estaría en una mejor posición para negociar con Occidente.

Inicio de la "Gran Guerra Patria"

Archivo:Bundesarchiv Bild 183-1984-1206-523, Berlin, Verabschiedung Molotows
Mólotov (izq.) saluda a su contraparte alemán, Joachim Ribbentrop (der.), al llegar a Berlín el 12 de noviembre de 1940.

Aunque en su libro Hitler había expresado su deseo de expandir el Imperio Alemán hacia el este, buscando someter a los pueblos eslavos y eliminar el comunismo, la invasión alemana de la Unión Soviética también tuvo motivaciones más prácticas. Con la caída de Francia, el líder alemán había intentado iniciar negociaciones de paz con los británicos, siendo rechazado por el gobierno de Winston Churchill. Documentos encontrados después de la guerra muestran que Hitler buscaba libertad para invadir la Unión Soviética, violando el Pacto Nazi-Soviético, aunque parece que nunca pensó respetarlo, ya que solo dos meses después de su firma ordenó que Polonia se convirtiera en un "área para futuras operaciones alemanas".

Mientras Hitler luchaba en el oeste, Stalin también había iniciado su propia serie de acciones. Usando el protocolo secreto del Pacto Mólotov-Ribbentrop, la Unión Soviética invadió Polonia en septiembre de 1939 y luego intentó anexar a Finlandia en el invierno de 1939. La Guerra de Invierno terminó con una anexión parcial de territorios finlandeses y contribuyó a la opinión de Hitler de que el Ejército Rojo no era una gran amenaza. La derrota francesa aceleró los planes soviéticos de expansión; a mediados de junio de 1940, tropas soviéticas anexaron las naciones bálticas. A finales de ese mes, Stalin comenzó a exigir a Rumania que entregara la Besarabia, una región perdida por Rusia en la Primera Guerra Mundial. Los generales alemanes se alarmaron, ya que Rumania era el principal exportador de combustible a Alemania, y temían que la Unión Soviética la ocupara. Aprovechando la situación, Mólotov también exigió que los rumanos entregaran la Bucovina, algo que no estaba en el pacto que firmó con Ribbentrop. Comprometidos en el oeste, los alemanes tuvieron que presionar a los rumanos para que cedieran los territorios mencionados, lo que llevó a la ocupación soviética de Besarabia y el norte de Bucovina.

Estas acciones soviéticas impulsaron la búsqueda alemana del "espacio vital" en el este. El 31 de julio, Hitler anunció a sus generales que la destrucción de la Unión Soviética aumentaría el poder de Japón en Asia, y Estados Unidos ya no podría participar en un conflicto europeo. Concluyó que Reino Unido quedaría aislado y se rendiría. Anunció entonces que invadiría la Unión Soviética en la primavera de 1941.

En las semanas siguientes, las relaciones germano-soviéticas empeoraron. El Segundo arbitraje de Viena fue visto por los soviéticos como una violación del Pacto Nazi-Soviético, y protestaron por no haber sido informados. Los alemanes respondieron que ellos no habían sido notificados de la ocupación de las provincias rumanas y las naciones bálticas. El paso de tropas alemanas por Finlandia hacia Noruega y la firma del Pacto Tripartito empeoraron la situación. Para resolver las tensiones, a mediados de octubre Ribbentrop invitó a Mólotov a Berlín para definir las áreas de influencia de Alemania, Japón, Italia y la Unión Soviética. Decidido a atacar a la Unión Soviética, esta invitación de Hitler parece contradictoria; se ha sugerido que el líder alemán intentó dar una oportunidad a la diplomacia para detener el avance ruso hacia el oeste, o quizás solo quería ganar tiempo y averiguar las intenciones de Stalin.

El 12 de noviembre de 1940, Viacheslav Mólotov llegó a Berlín. Ribbentrop sugirió de inmediato que los soviéticos buscaran su "salida natural" al mar a través del Medio Oriente, sin despertar entusiasmo en el enviado ruso. La entrevista con Hitler fue peor; pronto ambos bandos comenzaron a acusarse mutuamente de querer ocupar Finlandia. Cuando Mólotov comunicó el interés soviético en los Balcanes, específicamente Bulgaria, Rumania y Turquía, los alemanes respondieron de forma evasiva. En su última jugada de la visita, Ribbentrop ofreció incluir a la Unión Soviética en el Pacto Tripartito y ofreció de nuevo el océano Índico a la Unión Soviética, pero fue rechazado por Mólotov.

Era obvio que Stalin estaba decidido a avanzar hacia los Balcanes, y esto quedó mucho más claro dos semanas después, cuando aceptó unirse al Pacto Tripartito con la condición de que Finlandia y Bulgaria quedaran en su área de influencia. Además, solicitó bases navales y aéreas cerca del Bósforo y los Dardanelos; y si Turquía se oponía, propuso que todos los firmantes del Pacto intervinieran militarmente contra ella. Adicionalmente, tomaba el control de las regiones entre el Cáucaso y el Golfo Pérsico. Hitler ni siquiera se molestó en responder a Moscú.

Archivo:Bundesarchiv Bild 101I-185-0139-20, Polen, Russland, Panzer in Bereitstellung
Tanques alemanes entrando a la Unión Soviética en junio de 1941.

Para mayo de 1941, la situación en los Balcanes se inclinaba a favor de Alemania. Hitler acudía en ayuda de Mussolini en Grecia y también invadía Reino de Yugoslavia en el proceso. Sin embargo, a pesar de esta acción alemana y de los muchos rumores de una invasión inminente, Stalin estaba convencido de que Hitler no lo atacaría ese año. A mediados de abril, el embajador alemán en Moscú telegrafió una declaración de Stalin:

Debemos seguir siendo amigos, ¡y tú debes hacer todo lo posible para lograrlo!
Stalin al embajador alemán Friedrich Werner von der Schulenburg

Las palabras de Stalin fueron acompañadas por hechos; después de la difícil visita de Mólotov, la entrega de materias primas soviéticas a Alemania había disminuido, pero en marzo de 1941 el comercio se reactivó. No obstante, a pesar de que el embajador von Schulenburg aseguró en varias ocasiones que la Unión Soviética no tenía intenciones de atacar, Hitler continuó diciendo a sus generales que un ataque soviético ocurriría pronto y que debían atacar primero.

Finalmente, el 21 de junio de 1941 se ejecutó la Operación Barbarroja. Sin embargo, esta campaña fue diferente a las campañas en el oeste, ya que también fue planeada con la intención de eliminar a ciertos grupos. Para este fin, fuerzas especiales de la Wehrmacht y de las SS fueron asignadas para preparar el camino a los colonos alemanes, buscando eliminar a los pueblos eslavos que no huyeran del avance alemán. Esta alta mortalidad también permitió que los campos de trigo de la ocupada Ucrania alimentaran a los ciudadanos alemanes, causando un aumento en la producción.

Entrada Oficial de Estados Unidos

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Hitler en el Reichstag declara la guerra a Estados Unidos. Lo consideró una formalidad, ya que entre ambos países ya existía un estado de guerra no declarada.

Aunque Hitler pensaba que tarde o temprano tendría que enfrentarse a Estados Unidos, primero quería terminar la guerra en Europa. Su embajada en Washington D.C. se encargó de influir en congresistas estadounidenses y financió al Comité América Primero, la principal organización aislacionista, en un intento de mantener a EE. UU. fuera de Europa.

Respecto a Japón, Alemania intentó inicialmente mantenerlo fuera de la guerra para que sirviera de contrapeso a Estados Unidos. Sin embargo, a principios de 1941, Hitler emitió una directiva secreta ordenando empujar a Japón hacia la guerra con los británicos, con la esperanza de que obtuvieran una victoria rápida y dejaran a los estadounidenses aislados en la zona. Si Japón lograba atacar las colonias europeas sin que Washington reaccionara, Hitler habría logrado una gran victoria, ya que habría obligado a los británicos a desviar recursos militares a Asia y habría acabado con cualquier esperanza japonesa de llegar a un acuerdo con Estados Unidos. Con esto último, los estadounidenses se verían obligados a enviar más recursos al Pacífico, descuidando el Atlántico.

Sin embargo, la Armada alemana urgía medidas inmediatas. Aunque Estados Unidos mantenía una posición oficial neutral frente al conflicto europeo, también suministraba materias primas a Inglaterra bajo condiciones muy favorables, usando la Ley de Préstamo y Arriendo. Además, había organizado patrullas estadounidenses que comenzaron a escoltar a los convoyes hasta Islandia, limitando seriamente el área de operación de los submarinos alemanes durante la Batalla del Atlántico. El Almirante Erich Raeder le pidió permiso a Hitler para atacar estas patrullas, pero este se negó. Para junio, la situación había empeorado, pero Raeder fue obligado por Hitler a ordenar a sus submarinos que se abstuvieran de atacar, a menos que estuvieran completamente seguros de que los barcos tenían bandera británica.

El 9 de julio, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt anunció que sus tropas ocuparían Islandia, una isla estratégica que hasta entonces estaba bajo ocupación militar británica y que ya había sido declarada objetivo de guerra alemán. En ese momento, Hitler estaba concentrado en la invasión de la Unión Soviética, y a pesar de la indignación de Raeder ante "este acto de provocación" estadounidense, el primero le respondió que debía mantener a Estados Unidos fuera de la guerra por "uno o dos meses". Sin embargo, Raeder pronosticó que, tarde o temprano, uno de sus submarinos hundiría por error un navío estadounidense, hecho que ya había ocurrido en mayo.

Archivo:Franklin Roosevelt signing declaration of war against Germany
Roosevelt firma la declaración de guerra a Alemania. Gracias a la declaración de Hitler, el presidente estadounidense no tuvo que tomar esta decisión.

Esta predicción se hizo realidad en las semanas siguientes, y Roosevelt reaccionó el 11 de septiembre, ordenando a su Armada atacar cualquier submarino a la vista dentro de una zona de defensa establecida por Estados Unidos. Sin embargo, Hitler continuó negándose a permitir que se atacara indiscriminadamente a cualquier navío con rumbo a las islas británicas o a sus colonias, incluso fuera de esta zona.

De esta manera, Alemania y Estados Unidos entraron en un estado de guerra no declarada. El primer combate con bajas se realizó en la noche del 16 y 17 de octubre, cuando un destructor estadounidense acudió en ayuda de un convoy atacado por submarinos alemanes y fue torpedeado por estos, convirtiéndose en la primera baja estadounidense de la guerra. Esa semana, los alemanes le pidieron a Japón que comunicara a los estadounidenses que si estos combates continuaban, les declararían la guerra. En realidad, Hitler todavía esperaba mantener a la nación americana fuera del conflicto, y este mensaje solo era una apuesta diplomática para intimidar a Washington.

Mientras tanto, Japón mantenía negociaciones con Estados Unidos para levantar un embargo impuesto por los británicos, neerlandeses y estadounidenses, como respuesta a la ocupación japonesa de Indochina. Hitler y sus asesores deseaban que estas negociaciones fracasaran, ya que creían que Japón atacaría entonces las colonias británicas y neerlandesas o, mejor aún, a la Unión Soviética. Aparentemente, nunca se les ocurrió que el gobierno de Tokio planearía atacar a Estados Unidos también. En efecto, el 7 de diciembre de 1941, Japón realizó el ataque a Pearl Harbor.

Aunque este ataque puso fin a las disputas entre intervencionistas y aislacionistas, el Presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt se negó a mencionar a Alemania en su famoso discurso del "Día de la infamia". El Secretario de Guerra Henry L. Stimson le urgió que aprovechara la oportunidad para declarar la guerra a Alemania, pero Roosevelt se negó.

Hitler se encargó de resolver el dilema de Roosevelt; el 11 de diciembre, Alemania declaró la guerra a los Estados Unidos. El Canciller alemán concluyó que debido a los conflictos en el Atlántico, su nación ya estaba en guerra con los estadounidenses. Hitler pareció subestimar el potencial industrial y militar de Estados Unidos y, en cambio, sobreestimó las fuerzas de su aliado japonés.

Causas de la Guerra en Asia

Modernización de Japón

Archivo:JapanPunch29September1894
Caricatura japonesa de 1894: el gigante chino es derrotado por el diminuto japonés en la primera guerra sino-japonesa.

Desde 1641, Japón había estado casi totalmente aislado del mundo, un período conocido como Sakoku. Esto cambió en 1853, cuando el comodoro estadounidense Matthew Perry llegó con una flota armada y obligó a los japoneses a abrir algunos puertos al comercio extranjero. Pronto llegaron las potencias coloniales europeas, quienes también firmaron tratados comerciales con Japón, generando inestabilidad económica y política. Esta inestabilidad causaría la caída del Shogunato Tokugawa, que había gobernado Japón por más de 260 años, y dio inicio a un nuevo período conocido como la Restauración Meiji. En los años siguientes, el Emperador Meiji lideraría un período de rápida modernización y occidentalización de Japón, reformando la sociedad y construyendo unas fuerzas armadas modernas.

Pronto, Japón se unió a la expansión de las potencias europeas. En 1876, obligó a Corea, entonces bajo influencia china, a firmar un acuerdo comercial desventajoso, usando su armada como presión, tal como el Comodoro Perry había hecho. El choque de las esferas de influencia china y japonesa en Corea llevó a la primera guerra sino-japonesa, que terminó con la derrota de China en 1895. Así, Japón ganó influencia en Corea y anexó la Isla de Formosa, las islas Pescadores y la estratégica península Liaodong.

Sin embargo, la alegría japonesa duró poco, ya que las potencias europeas reaccionaron negativamente a la idea de compartir el control de China con Japón. Japón se vio obligado a entregar el control de Liaodong al Imperio ruso, aunque a cambio recibió un aumento en el pago de indemnización de guerra por parte de China. Después de arreglar la paz entre Japón y China, Rusia, Gran Bretaña, Francia y Alemania procedieron a obtener beneficiosas concesiones en China.

Mientras tanto, Japón duplicó sus esfuerzos militares y siguió consolidando su presencia en Corea. En 1904, inició otra guerra por el control de Liaodong, esta vez con Rusia, atacando por sorpresa su flota en Port Arthur. Después de destruir las fuerzas navales y terrestres rusas en Corea, la guerra ruso-japonesa fue finalmente terminada por Japón al destruir una nueva flota rusa en la famosa Batalla de Tsushima. Aunque esta batalla acabó con la influencia rusa en Manchuria, también influyó en la forma de pensar de los oficiales navales; la idea de que una sola batalla decisiva podía ganar la guerra contra un enemigo numéricamente superior influyó notablemente en la conducta japonesa en la década de 1940 y sería un factor determinante en la planificación del ataque a Pearl Harbor.

Llegada de Estados Unidos

Archivo:Battle of Manila Bay by J. G. Tyler
La batalla de Cavite ocasionó la salida española de las Filipinas, que pasaron a control estadounidense.

Después de la llegada del Comodoro Perry, la presencia comercial estadounidense en Japón aumentó gradualmente, hasta que la guerra civil estadounidense la hizo disminuir por varios años. Este distanciamiento se acentuó cuando Estados Unidos no participó en el reparto europeo de China, al aplicar una política de "puertas abiertas" ineficaz en ese país, intentando, sin éxito, mantener el mercado chino abierto a todos. Sin embargo, el resultado de la guerra hispano-estadounidense dio a Estados Unidos el control de las Filipinas, un territorio que en los años previos a la Segunda Guerra Mundial se llenaría de bases aéreas estratégicas.

A pesar de la presencia estadounidense en Filipinas, las relaciones entre Estados Unidos y Japón no se vieron afectadas, y hasta 1912, aunque eran principalmente comerciales, siguieron siendo amistosas. No obstante, la victoria japonesa sobre Rusia y la creciente influencia japonesa en China habían generado preocupación en la opinión pública estadounidense. Durante los años anteriores, misioneros cristianos en China habían escrito artículos sobre el "nacimiento de una nueva China", y ahora el avance de Japón se presentaba como un obstáculo para el desarrollo industrial de China. Sin embargo, en los círculos gubernamentales esta preocupación no se transmitió; de hecho, el presidente Theodore Roosevelt se mostró dispuesto a reconocer la supremacía japonesa en algunas partes de la región. Durante el segundo período de Roosevelt, esta política oficial comenzó a cambiar, y algunos políticos estadounidenses, como el Secretario de Guerra William Howard Taft, comenzaron a pedir una participación estadounidense en China más profunda que la comercial.

En 1909, Taft fue elegido presidente y pronto comenzó a usar el potencial económico estadounidense para reducir la influencia japonesa en Manchuria, alegando seguir sus principios morales. Como parte de la llamada "diplomacia del dólar", Estados Unidos construyó una línea ferroviaria paralela a la línea principal del Ferrocarril del Sur de Manchuria, intentando acabar con el control japonés. Sin embargo, los esfuerzos de Taft fracasaron, ya que solo acercaron más a Japón y Rusia, y por otro lado alejaron a Reino Unido, que no parecía dispuesta a involucrarse en un posible conflicto en China por una cuestión moral.

Aunque los esfuerzos de Taft no tuvieron éxito, sí alarmaron a los japoneses. Aunque desde 1907 la Armada estadounidense había desarrollado planes para enfrentar a Japón en una hipotética guerra, no fue hasta 1917 que la Armada Imperial Japonesa comenzó a considerar a Estados Unidos como un enemigo muy probable. El entonces Ministro de la Armada Tomosaburō Katō consideró que la política de puertas abiertas en China, la Doctrina Monroe, la oposición a la expansión japonesa hacia el Mar de la China Meridional, las restricciones de inmigración estadounidenses a los asiáticos y la expansión de ambas Armadas llevarían a la guerra con Estados Unidos.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, las concesiones alemanas en Shantung, China, pasaron a control japonés. Además, Japón recibió las colonias alemanas en el Pacífico bajo la forma del Mandato del Pacífico Sur de la Sociedad de Naciones. De esta manera, la Armada Imperial Japonesa continuó expandiéndose por el Pacífico, entrando en claro conflicto con la estadounidense. Bajo estos acontecimientos, en la mente de muchos militares japoneses la guerra con Estados Unidos se hizo inevitable. Por otro lado, una tendencia similar ocurrió en el bando opuesto, ya que diversos oficiales comenzaron a mostrar una actitud más firme frente a Japón.

Hacia la Segunda Guerra Sino-Japonesa

Ascenso de los Nacionalistas

Al final de la Primera Guerra Mundial, el mundo experimentó una ola de movimientos políticos y sociales, que también llegó a Japón. En 1924 se legalizaron los partidos políticos y el voto universal. Sin embargo, esta nueva era de democracia en Japón fue usada por políticos para actos de corrupción, lo que desprestigió el sistema democrático. Mientras tanto, la calidad de vida de los japoneses empeoró, ya que la economía no podía seguir el ritmo de una población que crecía un millón de personas al año. Pronto hubo desempleo, y surgieron movimientos de izquierda y sindicatos.

Pronto surgieron también movimientos nacionalistas. Uno de los líderes nacionalistas más conocidos fue Ikki Kita, quien proponía una ideología que combinaba ideas socialistas con la expansión territorial. Internamente, pedía la eliminación de las instituciones democráticas y el establecimiento de una dictadura. En cuanto a la política exterior, Kita abogaba por la participación activa de Japón en la búsqueda de la independencia de las naciones asiáticas, y proponía un sistema mundial donde Japón sería la nación principal. Millones de jóvenes se sintieron atraídos por este discurso nacionalista y se alistaron en las Fuerzas Armadas.

Archivo:IJA troops in Manchuria
Tropas japonesas entran a Manchuria durante el incidente de Mukden.

Con la idea de la expansión territorial en la mente de los jóvenes oficiales, solo faltaba ponerla en práctica. Esto ocurrió finalmente en 1928. Dos oficiales, el teniente coronel Kanji Ishihara y el coronel Seishiro Itagaki, decidieron usar al Ejército Guandong para sus propósitos, desobedeciendo al gobierno de Tokio. Este ejército se había formado en 1905, después de la guerra ruso-japonesa; Japón había invertido millones de dólares en Manchuria y luego había creado esta unidad para mantener el orden alrededor de las líneas férreas que poseía en la región. El trabajo del Ejército Guandong fue exitoso, y pronto cientos de miles de comerciantes de varias nacionalidades comenzaron a establecerse alrededor de las guarniciones militares japonesas. Ishihara ideó entonces crear un estado semiautónomo manchú, que proporcionaría nuevas tierras para Japón, que ya sufría de sobrepoblación.

Ishihara presentó su plan al Emperador Shōwa y al ministro de Guerra, pero ambos se negaron a aprobarlo. Entonces, Ishihara e Itagaki decidieron desobedecer a sus superiores. Primero, se deshicieron del gobernante oficial de Manchuria, el líder chino, el Mariscal Zhang Zuolin. El 4 de junio de 1928, oficiales japoneses detonaron una bomba en los rieles cuando el tren del Mariscal pasaba, hiriéndolo mortalmente. El gobierno nacional reaccionó débilmente ante este acto de desobediencia, y los líderes del Ejército Guandong continuaron planificando la ocupación total de Manchuria.

El 18 de septiembre de 1931, los planes de Ishihara llegaron a un punto clave. Oficiales japoneses colocaron explosivos en vías de tren japonesas, y después de detonarlas culparon a los chinos. Luego procedieron a ocupar Mukden. El llamado incidente de Mukden no solo sorprendió al mundo, sino al propio gobierno de Japón, que no lo había autorizado. Las órdenes de Tokio de suspender el avance por Manchuria simplemente fueron ignoradas, y pronto, toda la región quedó bajo control del Ejército Guandong. Debido a su inferioridad militar, el gobierno nacionalista chino no opuso resistencia y recurrió a la Liga de las Naciones, que exigió a Japón que retirara sus tropas, sin éxito. En marzo de 1932, los japoneses establecieron un estado bajo su control en Manchuria, Manchukuo; cuando la Liga de las Naciones, animada por Estados Unidos —país no miembro—, se negó a reconocer este Estado, Japón se retiró del organismo.

Las Facciones Militares y el Puente de Marco Polo

Archivo:Okada Matsuo
El Primer Ministro Alm. Keisuke Okada (izq.) logró salvar su vida durante el incidente del 26 de febrero, gracias a que las tropas rebeldes lo confundieron con su cuñado, el coronel Denzō Matsuo (der.).

El triunfo de los nacionalistas en Manchuria coincidió con el empeoramiento de los efectos de la Gran Depresión en Japón, y el pueblo japonés comenzó a ver a los militares como la única fuerza capaz de acabar con la corrupción y la pobreza. Con el aumento de poder en manos del Ejército, surgieron dos visiones diferentes sobre el camino a seguir en China. Una facción, llamada la Facción del Camino Imperial (Kōdōha), propuso consolidar la posición japonesa en Manchuria para establecer un estado industrializado que sirviera de barrera contra la influencia soviética. La llamada Facción de Control (Tōseiha) surgió en oposición, pidiendo continuar el avance en China. La mayoría de los jóvenes oficiales apoyaban a la Kōdōha, y en un intento de forzar al gobierno a ceder a sus demandas, comenzaron a asesinar políticos, entre ellos el primer ministro Tsuyoshi Inukai, quien se había opuesto a la invasión de Manchuria y al establecimiento de Manchukuo. Sin embargo, aunque inicialmente las acciones violentas de los nacionalistas de la Kōdōha fueron bien recibidas por la opinión pública, pronto la situación cambió.

El 26 de febrero de 1936, oficiales de la Kōdōha asesinaron a varios miembros clave del gobierno, sin lograr ejecutar al primer ministro Keisuke Okada. Aunque el levantamiento fracasó, sirvió para fortalecer la posición de la Tōseiha, que era apoyada principalmente por altos oficiales, ya que esta parecía ser la única fuerza capaz de restablecer la disciplina dentro del Ejército Imperial. De hecho, varios simpatizantes de la Kōdōha fueron condenados a muerte en juicios secretos, y otros fueron expulsados de las filas militares. El incidente del 26 de febrero también sirvió para debilitar aún más al gobierno civil, y desde entonces los políticos fueron incapaces de formar un gobierno sin la aprobación de los líderes del ejército.

Mientras tanto, Manchuria se estaba convirtiendo en una base para operaciones militares contra el norte de China por parte de oficiales japoneses que actuaban sin autorización. El mayor general Kenji Doihara lideraba estas acciones, instigando a varios líderes y oficiales chinos a romper con el gobierno del Kuomintang y a declarar la autonomía de las cinco provincias del norte de China. Aunque el gobierno japonés le ordenó suspender estas maniobras políticas, Doihara siguió conspirando y pronto formó una especie de estado semiautónomo entre Manchukuo y China. Las relaciones entre China y Japón pronto alcanzaron un nuevo punto bajo, y se generó tensión entre las tropas de ambos países presentes en China.

Segunda Guerra Sino-Japonesa

Archivo:OcupaciónJaponesaDeChina1940
Avance japonés en China en 1940

Finalmente, después del Incidente del Puente de Marco Polo en 1937, el Generalísimo Chiang Kai-shek decidió hacer frente a Japón. En aquella época, China contaba con 80.000 soldados de élite, entrenados por alemanes, y un ejército de 1.7 millones de hombres, aunque la mayoría no tenía entrenamiento.

A pesar de estas mejoras chinas, los ataques japoneses hicieron retroceder a las fuerzas chinas al centro y al sur. En la batalla de Shanghái, los nacionalistas chinos ofrecieron su primera resistencia seria, aunque perdieron sus mejores tropas. La entrada de tropas japonesas en Nankín, conocida como la masacre de Nankín, es considerado uno de los episodios más difíciles de esta guerra, debido a la gran cantidad de muertes de civiles chinos en la ciudad.

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, China no contaba con apoyo directo internacional, y el gobierno se había trasladado a la remota ciudad de Chongqing, mientras que el ejército japonés ocupaba la mayor parte de la costa oriental de China, controlando los principales centros económicos. Sin embargo, esta guerra influyó de manera importante en eventos posteriores: en primer lugar, la fuerte resistencia china y la negativa a rendirse frustraron las esperanzas japonesas de una victoria rápida en China. Por ello, continuaron buscando territorios de fácil expansión en el norte, controlado por la Unión Soviética, y luego en el sur, controlado por las naciones europeas. Finalmente, el Imperio de Japón se dirigiría al sureste, chocando directamente con los intereses de Estados Unidos, que impondría un embargo económico a Japón, lo que sería el principal detonante del ataque a Pearl Harbor. En segundo lugar, las fuerzas del Partido Comunista obtuvieron un respiro del acoso que recibían de las fuerzas del Kuomintang, y durante la guerra ganaron territorio. Al finalizar la guerra, expulsarían a las fuerzas del Kuomintang, con apoyo soviético, a Taiwán.

La entrada de Estados Unidos en la guerra en 1941 frenó el avance japonés en China, aunque el Imperio de Japón continuó controlando los territorios conquistados, e incluso, en 1944, logró lanzar una ofensiva exitosa hacia el sur de China.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: World War II Facts for Kids

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Causas de la Segunda Guerra Mundial para Niños. Enciclopedia Kiddle.