robot de la enciclopedia para niños

Historia de Suiza para niños

Enciclopedia para niños

Las primeras noticias sobre las tierras de la actual Suiza aparecen en los escritos de Julio César sobre la Guerra de las Galias. Después de grandes movimientos de pueblos que ayudaron a formar las diferentes zonas lingüísticas del país, se crearon alianzas entre pequeños estados durante la Edad Media.

Entre 1291 y 1332, se formó la Confederación de los III Cantones, que fue el primer paso para la creación de la Confederación Suiza. Luego, con más alianzas de defensa, en 1481 se estableció la Confederación de los VIII Cantones. En los siglos siguientes, se fue formando la Confederación de los XIII Cantones, hasta que Suiza logró su independencia en 1648.

Suiza obtuvo un estatus federal en 1803, cuando fue reorganizada como República Helvética durante la ocupación por la Francia Revolucionaria, gracias a Napoleón Bonaparte. Suiza se organizó en veintidós cantones hasta su liberación en 1815. Más tarde, después de una guerra interna, el Estado federal surgió en 1848. Gracias a su política de neutralidad, Suiza no participó en ninguna guerra durante el siglo XX.

Desde 1848, la Confederación Suiza es un Estado federal compuesto por cantones que tienen cierta independencia. Algunos de estos cantones han estado unidos por más de setecientos años, lo que hace de Suiza una de las repúblicas más antiguas del mundo.

Historia antigua de Suiza

¿Cómo era Suiza en la Prehistoria?

Hay descubrimientos arqueológicos que muestran que grupos de caza-recolección vivieron en los valles al norte de los Alpes al final del Paleolítico. En la era Neolítica, esta región estaba bastante poblada. Se han encontrado restos de construcciones sobre pilotes (llamadas palafíticas o lacustres) en las zonas poco profundas de muchos lagos.

Hacia el año 1500 a. C., llegaron a esta zona tribus de origen celta. Los retios vivieron en el este, mientras que los helvecios se asentaron en el oeste. Los primeros signos de vida en Suiza datan de hace unos 100.000 años. También se han encontrado vestigios de la era Neolítica con la aparición de la agricultura, alrededor del año 6000 a. C.

En el Neolítico medio, surgió la cultura del bronce, conocida por sus poblados junto a lagos y ríos. En el lago de Neuchâtel y en la bahía de Zúrich, se descubrieron las ruedas más antiguas de Europa, de hace unos 2500 años a. C. Estos pueblos, que podían tener hasta cien habitantes, fueron abandonados al final del siglo IX a. C. con la cultura de Hallstatt.

Desde la Edad del Hierro, los celtas ocuparon el territorio. Trajeron consigo las técnicas del hierro y desarrollaron artes como la cerámica y la joyería. La segunda parte de la Edad del Hierro se conoce como “período de La Tène”, por un lugar en el cantón de Neuchâtel descubierto en 1857. Algunos nombres de lugares actuales, como Nyon o Yverdon, son de origen celta.

Más tarde, llegaron tribus germánicas como los cimbrios desde Jutlandia hacia el 115 a. C., a quienes se unieron los teutones. Hacia el año 100 a. C., la mayor parte de la meseta suiza fue ocupada por cinco tribus helvéticas, mencionadas por primera vez por el historiador romano Tácito.

Originalmente nómadas, estas tribus se fueron asentando. Dos de ellas se unieron a los Cimbrios en el 107 a. C. en su expedición al suroeste de la actual Francia. Impulsados por los cimbrios, la tribu helvética de los tigurinos bajó por el valle del Ródano liderados por Divicón. En el 107 a. C., se enfrentaron y vencieron a un ejército romano cerca del Garona. En respuesta, Roma envió un nuevo ejército al mando de Cayo Mario, quien los derrotó casi por completo en la batalla de Aquae Sextiae (actualmente Aix en Provence) en el 102 a. C. Los tigurinos fueron obligados a regresar y establecerse en la región de Avenches.

Poco antes de la guerra de las Galias, varias poblaciones celtas vivían en lo que hoy es Suiza. Los helvecios ocupaban principalmente la meseta suiza. Partes del Jura y la región de Basilea estaban en manos de los ráuracos. Los retios y los grisones ocupaban parte del este de Suiza. El Tesino estaba poblado por leponcios, y el Valais se dividía entre los nantuates, veragros, sedunos y uberios. Ginebra era un oppidum (ciudad fortificada) de los alóbroges. Julio César, aunque nunca estuvo allí, describió el territorio de los helvecios como limitado por el Rin, el Jura, el lago Léman y el Ródano. César mencionó cuatro tribus helvéticas y doce poblaciones, una de ellas a orillas del río Aar, que es la actual ciudad de Berna.

A mediados del siglo I a. C., los helvecios emigraron hacia el país de la tribu gala de los sántonos, en el oeste de la actual Francia. Aunque no se sabe con certeza por qué, pudo ser por falta de tierras o por la ambición de su líder Orgétorix. Quemaron sus ciudades y pueblos, y más de 360.000 helvecios emprendieron el viaje. Julio César, entonces procónsul de la Galia Narbonense, los combatió en la batalla de Bibracte (58 a. C.) y los obligó a regresar a su tierra, donde debían defender la frontera del Rin de las invasiones germánicas. En el 52 a. C., los helvecios enviaron refuerzos a Vercingétorix.

¿Cómo fue Suiza bajo el Imperio Romano?

Archivo:Historische Karte CH Rom 1-fr
El territorio helvético bajo dominio romano
Archivo:MapGalliaParts
Organización del territorio en tiempos de los romanos

Los romanos fueron integrando poco a poco a los helvecios en el naciente Imperio romano. Fundaron una colonia de veteranos en Nyon y, bajo el emperador Augusto, Augusta Raurica cerca de Basilea. El territorio helvético pasó a formar parte de la Galia Bélgica. Solo las tribus del Valais y los réticos permanecieron independientes hasta que fueron conquistados por Tiberio y Claudio hacia el año 7 a. C., unificándolos en la provincia de Recia, con capital en Augsburgo.

En el siglo I, la orilla norte del Rin era una zona fronteriza importante del Imperio romano. Estaba ocupada militarmente y defendida por campamentos permanentes, como en Augusta Raurica (actual Augst).

La red de caminos mejoró y se fundaron nuevas ciudades como Forum Claudii Vallensium (actualmente Martigny). Las élites celtas adoptaron las costumbres romanas. El antiguo centro principal de los helvecios, Aventicum (actualmente Avenches), fue elevado a colonia en el año 73 y se convirtió en la ciudad más importante de la región. Hacia el año 47, el Valais se convirtió en una provincia autónoma, los Alpes Peninos, y el territorio de los helvecios se unió en el 89 a la provincia de Germania Superior, cuya capital era la actual Maguncia.

Archivo:Convent of St Gall
Abadía de San Galo

Entre los siglos I y II, el imperio vivió la paz romana. Las fronteras se habían expandido hacia el norte, y Suiza ya no era una zona de frontera. Mientras el latín se extendía, el territorio experimentó un período de prosperidad económica. El cristianismo llegó desde Italia y se difundió por toda la región. Las primeras iglesias aparecieron en Ginebra y Martigny, y se establecieron sedes de obispos en Basilea, Martigny, Ginebra y Coira entre los años 350 y 400. Los misioneros cristianos fundaron muchas comunidades religiosas, especialmente en Saint-Ursanne, en Romainmôtier. El monje Galo se estableció al sur del lago de Constanza, donde años más tarde se construiría la abadía que lleva su nombre.

¿Qué pasó en Suiza durante la Alta Edad Media?

Archivo:Alamannien es
Territorios de Borgoña y de Suabia hacia el año 1000.

Hacia el final del siglo III, en el actual territorio suizo se produjeron invasiones bárbaras de los alamanes de Germania Magna, especialmente en 260, cuando saquearon numerosas ciudades, se dirigieron progresivamente al Rin, a lo largo del cual los emperadores romanos del siglo IV habían construido barreras defensivas (fortalezas y torres de vigilancia). A partir de 401, la población inquieta fue migrando hacia el sur y abandonó las ciudades de Nyon, luego de Augusta Raurica, al tiempo que las tropas romanas abandonaban el Rin marchando al sur de los Alpes, y abandonando también definitivamente el territorio de Suiza a los pueblos germánicos llamados «foederati», primero el pueblo burgundio, luego los alamanes. Estos se habían ido estableciendo en el centro y el este del país en busca de tierras cultivables, e impusieron allí sus dialectos germánicos. Hacia 443, los burgundios se asentaron al oeste del país en una región llamada Sapaudia («país de los abetos»), que corresponde a Saboya, e hicieron de Ginebra una de sus capitales. Los burgundios se asimilaron con la población galorromana, conservando el latín como idioma.

Al caer el Imperio romano, cuando Odoacro depuso al último emperador romano Rómulo Augústulo en 476, esos foederati se transformaron progresivamente en reinos, extendiéndose de forma considerable en el valle del Ródano, el ahora cantón del Valais, y los puertos de montaña alpinos. La frontera entre alamanes y burgundios quedó fijada entre los siglos VIII y IX. Las regiones de los Alpes orientales se vieron poco afectadas por esas invasiones y mantuvieron -incluso hasta hoy- un dialecto del latín vulgar, el romanche, también llamado retorrománico. La zona del Tesino, en el sur de la actual Suiza y parte de la Galia Cisalpina, permaneció bajo el control de la península itálica.

En 534, los francos vencieron al rey burgundio Segismundo y se anexionaron su reino, propiciando el asentamiento de los alamanes, a los que habían vencido previamente. Dos años más tarde, el ducado de los alamanes siguió su camino. En la región bajo dominio alamán, solo permanecieron comunidades cristianas aisladas. La misión hiberno-escocesa reintrodujo la fe cristiana a principios del siglo VII. Los francos conquistarán la Recia en 550, completando así su toma de control del conjunto del territorio helvético.

El territorio suizo formó parte del imperio de Carlomagno, y los monasterios y obispados se constituyeron en bases importantes para mantener el poder. Tras la muerte del emperador, el Tratado de Verdún de 843 dividió el Imperio en tresː Francia Occidental, Francia Media y Francia Oriental. El territorio suizo se vio dividido entre la Francia Media, al oeste (al que correspondió la Borgoña, la parte occidental de la Suiza actual) y la Francia Oriental de Luis el Germánico, al que correspondió el reino alamán (la parte oriental suiza y el futuro ducado de Suabia), que formará parte del Sacro Imperio Romano Germánico. El feudalismo se impuso al final del siglo IX, cuando varias familias trataron de asentar su autoridad sobre diferentes partes del territorio: los condes de Saboya, sobre el Vaud, Ginebra (cuyos condes son depuestos) y el Valais; los condes de Gruyère, sobre el interior del territorio de Friburgo; los Zähringen, fundadores de numerosas ciudades, entre otras Friburgo y Berna; los Kiburg, que se instalaron en la meseta suiza; los Hohenstaufen y los Habsburgo, que se establecieron en la región desde Zúrich hasta el paso de San Gotardo.

La habilitación del paso de San Gotardo, entre las regiones de Uri y el Tesino, con la ayuda de los Walsers inmigrantes recientes y expertos en construcción de caminos, al inicio del siglo XII, tuvo consecuencias importantes: el puerto del Gran San Bernardo, en el Valais, perdió importancia en el comercio internacional, lo que causó una crisis económica de dos siglos en el valle del Alto Ródano. En recompensa por ese trabajo, el Uri obtuvo «por servicios prestados al emperador» la Inmediación imperial que los independizó prácticamente de los Habsburgo, enriqueciéndose por los peajes y la venta de servicios (guías y posadas), lo que avivó evidentemente la codicia de los Habsburgo.

La omnipresencia y el poder de los Habsburgo, unidos a su voluntad de extender sus dominios y arrebatar las riquezas de los pequeños ducados y condados suizos, preocupaban a la pequeña nobleza local, que no tenía, sin embargo, la entidad necesaria para oponerse a su poder, por lo que no les quedó otra opción que servir a los extranjeros para sobrevivir. Por su parte, los campesinos pobres soportaban cada vez con más dificultad los pesados impuestos que debían pagar para beneficio exclusivo de una aristocracia extranjera que les imponía sus leyes sin tener en cuenta sus costumbres tradicionales. Los Waldstätten (literalmente «Comunidades del Bosque», la agrupación de los cantones primitivos) de los valles del lago de los Cuatro Cantones o lago de Lucerna, trataron en 1240 de oponerse a esa amenaza con una revuelta, pero fracasaron y fueron duramente reprimidos, al igual que las ciudades de Berna y sobre todo Zúrich, que acabaron casi en ruinas. Poco después, se constituiría en 1291 la Confederación de los III cantones, primera etapa de formación de la Antigua Confederación Suiza.

La Confederación de los III Cantones y la Independencia

Archivo:Bundesbrief
Pacto federal de 1291.

La historia oficial de Suiza comienza el 1 de agosto de 1291. Ese día, los pueblos de Uri, Schwyz y Unterwalden firmaron un Pacto federal para luchar contra los Habsburgo, que eran los gobernantes de Austria. Los habitantes de estos lugares eran principalmente campesinos y nobles.

En abril de 1291, Rodolfo I de Habsburgo quería recuperar el control de Lucerna. Después de su muerte, el 15 de julio de 1291, y previendo problemas de sucesión, los hombres libres de los valles de Uri, Schwyz y Nidwalden renovaron un acuerdo de alianza y defensa a principios de agosto.

Este pacto fue olvidado hasta el siglo XVIII y se publicó en latín en 1760. Solo a finales del siglo XIX fue reconocido como el primer Pacto federal. La primera vez que se celebró su aniversario fue en 1891. Desde 1899, la fiesta nacional suiza se celebra cada 1 de agosto. Antes, la fundación de la Confederación se celebraba el 8 de noviembre de 1307, fecha del legendario Juramento de Rütli según Egidio Tschudi. Los hechos de la leyenda de Guillermo Tell también ocurrieron en esa época, a principios del siglo XIV.

Archivo:Bendicht Tschachtlan, Die Schlacht am Morgarten (c. 1470)
Representación de la Batalla de Morgarten (15 de noviembre de 1315)

La situación entre los Waldstätten (cantones originales) y los Habsburgo empeoró después de la muerte de Enrique VII de Luxemburgo en 1313. En respuesta a un ataque de Schwyz a la abadía de Einsiedeln el 6 de enero de 1314, se prohibió a los Waldstätten el acceso al mercado de Lucerna. Esto llevó a Luis de Baviera a enfrentarse a Federico el Hermoso después de una doble elección en 1314.

En 1315, el duque de Austria Leopoldo I atacó a 1500 montañeses. Estos vencieron a una primera columna de 3000 a 5000 soldados en la batalla de Morgarten, el 15 de noviembre, causando una gran derrota a los austriacos. La segunda columna, que iba hacia Unterwalden, se retiró sin luchar.

Después de esta victoria, los confederados renovaron su alianza con el pacto de Brunnen, el 9 de diciembre de 1315. En alemán, este texto fue el primero en usar el término Eidgenossen ("Confederados", que significa "compañeros unidos por un juramento"). También prohibía a los firmantes aliarse con potencias extranjeras. Esta regla no se eliminó hasta la fundación de la República Helvética en 1789.

Expansión de la Confederación

En 1332, los "Waldstätten" recibieron un nuevo aliado, Lucerna, que era una ciudad pequeña. Sin embargo, fue muy importante porque permitió la navegación en el Lago de los Cuatro Cantones, que desde entonces quedó completamente en territorio de los confederados.

Tres años después, la gente de Zúrich se levantó contra el poder de la nobleza. Pero Zúrich no firmó el pacto de alianza con los cuatro confederados hasta 1351. Esta fue una de las uniones más importantes, ya que Zúrich tenía 12.000 habitantes, lo que la convertía en una ciudad grande para la época.

En 1352, los Habsburgo declararon la guerra a Zúrich, lo que obligó a los confederados a actuar. La guerra permitió a los aliados ocupar los territorios de Glaris y Zug, que estaban bajo el dominio de los Habsburgo. Durante la ocupación, los habitantes de Zug pidieron ayuda a su emperador, pero este les dijo que no importaba si la ciudad era conquistada, pues ya la recuperaría más tarde. Esto hizo que los habitantes de Zug también firmaran una alianza con los confederados en 1352.

Los territorios de Glaris y Zug tuvieron que ser devueltos a los Habsburgo, pero ambos volvieron a la federación: Zug en 1365 y Glaris en 1388.

Archivo:Swiss Rütlischwur
Alegoría del juramento de Rütli por Jean Renggli

Tiempo después, la casa de los Habsburgo tuvo que firmar la paz con los "Waldstätten" tras perder la batalla de Sempach en 1386.

La Confederación de los VIII Cantones

La idea de los tres miembros fundadores fue cambiando a medida que se unían nuevos miembros. Las tres entidades originales crearon una red de alianzas de defensa durante cuarenta años, empezando con el Cantón de Lucerna en 1332 y el de Zúrich en 1351.

La ciudad de Zug y el valle de Glaris firmaron una alianza en 1352, aunque Glaris no tuvo el mismo estatus que los demás. Semanas después de estos acuerdos, los confederados tuvieron que devolver esos dos territorios a los Habsburgo. No recuperaron Zug hasta 1365 y Glaris hasta 1388. En 1353, se firmó una alianza con el Cantón de Berna para evitar cualquier reclamo sobre Obwald en el territorio de Berna.

Cuando los ocho pequeños estados se unieron bajo el nombre de “Confederación de los VIII cantones” en 1359, aparecieron por primera vez dos bandas cruzadas sobre fondo rojo como señal de renacimiento en los campos de batalla. Más tarde, en 1851, se definió la cruz blanca de brazos iguales sobre fondo rojo como el escudo oficial del país. En 1370, se firmó el nuevo pacto, llamado Pfaffenbrief ("Estatuto de sacerdotes" en alemán), entre los cantones que controlaban el paso de San Gotardo (todos, excepto Glaris y Berna). Este documento unificó la ley y estableció que todos, nobles o plebeyos, laicos o religiosos, eran iguales ante la justicia local.

Aun así, los Habsburgo no renunciaron a sus territorios. Intentaron conquistar los cantones dos veces sin éxito: en 1386 en la batalla de Sempach, y en 1388 en la batalla de Näfels. En ambos casos, los montañeses, aunque en menor número, lucharon contra soldados experimentados, ganando fama de guerreros valientes pero poco respetuosos con las costumbres de guerra. Estas dos victorias fortalecieron la alianza de las ocho comunidades, que firmaron en 1393 el primer estatuto común de ocho cantones, llamado el "Convenio de Sempach". Este documento definía reglas militares de comportamiento durante y después de los combates, y cómo iniciar un conflicto, que solo podía hacerse después de una decisión conjunta.

Los cantones suizos aseguraron parte de su independencia frente a los líderes regionales, todos esperando la postura del Sacro Imperio Romano Germánico. El siglo XV fue una fase de expansión para la Confederación, que conquistó territorios cercanos y hizo alianzas con pueblos vecinos como Appenzell, el Valais y San Galo. En 1415, los confederados planearon y ejecutaron juntos, a costa de los Habsburgo y con la aprobación del emperador, la conquista del Cantón de Argovia, parte del cual fue administrado bajo un acuerdo común.

La guerra de Zúrich

Archivo:Historische Karte CH 1474
Mapa de la Confederación en la guerra de Borgoña

Tras la muerte de Federico VII, conde de Toggenburgo (1436), sin herederos, sus territorios quedaron sin gobierno. Entonces, los confederados, especialmente Schwyz y Zúrich, se enfrentaron por la herencia del conde durante la antigua guerra de Zúrich (1440-1446). Schwyz, queriendo nuevas tierras, invadió la mayor parte del condado. El problema surgió cuando el ejército de Zúrich llegó para ocupar los mismos territorios. Zúrich se enfrentó a Schwyz intentando conquistar lo que ya estaba ocupado. Entonces, la Dieta federal (una asamblea de representantes) intervino por primera vez, dando la razón a Schwyz (que estaba aliado con Glaris).

La Dieta federal decidió declarar la guerra a Zúrich, que se rindió a los confederados y fue obligada a firmar un tratado de paz. El alcalde de Zúrich (Stüssi), en represalia, decidió firmar un pacto con la casa de Austria, enemiga de los confederados.

Zúrich, aliada con Austria, fue a la guerra contra los confederados. Desafortunadamente para Stüssi, los confederados eran vistos como el ejército más fuerte y grande de Europa, capaz de reunir más soldados que el propio Imperio Austriaco. Por eso, la batalla de Santiago del Sihl fue ganada por la confederación.

Finalmente, Turgovia fue conquistada en 1460 y se unió como estado confederado tras la firma de un acuerdo común.

La Confederación de los XIII Cantones

Al final de la guerra de Borgoña, dos nuevos cantones, Friburgo y Soleura, pidieron unirse a la confederación. Sin embargo, los cantones se dividieron ante estas solicitudes, y una guerra civil amenazó con estallar entre los cantones rurales (que temían perder su mayoría) y los cantones urbanos. Finalmente, el ermitaño Nicolas de Flue propuso en 1481 un acuerdo aceptable, el Convenio de Stans: Friburgo y Soleura fueron admitidos en la Confederación.

Archivo:Carte guerre de Souabe
Mapa de la guerra de Suabia

Después de la derrota de los Borgoñones, el emperador Maximiliano reorganizó el Sacro Imperio Romano Germánico, estableciendo un tribunal imperial y un nuevo impuesto en 1495. Los confederados se negaron a someterse y vencieron a las tropas imperiales y a una coalición de ciudades del sur de la actual Alemania en la Guerra Suaba, que duró de diciembre de 1498 a septiembre de 1499. El tratado de Basilea del 22 de septiembre de 1499 marcó la independencia de facto de los cantones suizos frente al imperio, que renunció a sus derechos. Sin embargo, la independencia legal no fue reconocida hasta la Paz de Westfalia (1648). Las ciudades de Basilea y Schaffhausen, ya unidas, se convirtieron en cantones en 1501, seguidas por Appenzell en 1513. Así nació la confederación de XIII cantones, que duraría hasta 1798.

En ese entonces, la confederación fue puesta a prueba en las difíciles guerras de Italia. Actuando como aliada y enemiga de Francia, logró dominar parte del Tesino antes de sufrir una dura derrota en la batalla de Marignano en 1515. Luego, firmaron la Paz perpetua con Francia, que obtuvo el derecho de reclutar libremente mercenarios suizos a cambio del Tesino y parte de la Valtelina. Este tratado marcó el fin de la política de expansión de los Confederados, que ya no participaron en las guerras de Europa, salvo como mercenarios.

Archivo:Ulrich-Zwingli-1
Retrato del reformador Zuinglio

En el siglo XVI, la Reforma protestante llegó a Zúrich gracias a la predicación de Ulrico Zuinglio. Pronto se extendió por gran parte de la Confederación, que quedó dividida durante cuatro guerras religiosas: la primera (con el famoso episodio de la sopa de leche) y la segunda guerras de Kappel terminaron en 1531 con la derrota de los protestantes y la muerte de Zuinglio. A estas le siguieron las dos guerras de Villmergen en 1656 y 1712. La dieta federal se dividió entre siete cantones católicos, dos mixtos y cuatro reformados (protestantes), que eran menos numerosos pero más poblados. Esta división se acentuó con la Contrarreforma, liderada por los jesuitas, lo que llevó a la división en 1597 del cantón de Appenzell en dos semicantones: Appenzell Rodas Exteriores (protestante) y Appenzell Rodas Interiores (católico).

Aunque la Reforma fue contenida por la Contrarreforma en la parte alemana del país, se extendió hacia el oeste, principalmente gracias a Guillermo Farel, quien predicó y convirtió gran parte del país de Vaud, de Neuchâtel y de Ginebra. Luego la llevó a Lausana en un debate público contra los católicos (conocido como la «Disputa de Lausana») con la ayuda de Juan Calvino y Pierre Viret. En 1533, el obispo de Ginebra huyó y la ciudad se convirtió en una república libre y, más tarde, en 1541, en una teocracia bajo la influencia radical de Calvino, quien transformó la ciudad en la "Roma Protestante".

Mientras tanto, el Ducado de Saboya fracasó en 1536 al intentar recuperar sus antiguos dominios: fue expulsado del país de Vaud por los Berneses, los friburgueses y los Valesianos. Sin embargo, en esta ocasión conquistó algunos territorios, como el Chablais (actualmente francés) en la orilla sur del Lago Leman, fijando así las fronteras del país.

Durante la guerra de los Treinta Años, Suiza se mantuvo neutral, pero tuvo que defenderse movilizando 36.000 hombres en sus fronteras, creando el concepto de «Neutralidad Armada». Finalmente, la independencia y neutralidad de Suiza fueron reconocidas en la Paz de Westfalia, que puso fin al conflicto europeo en 1648.

El siglo XVII fue un período de prosperidad científica y económica, con el avance de la agricultura y la llegada de los hugonotes franceses. De este período data la idea de una nación suiza, desarrollada con la creación de cátedras de historia nacional en las universidades del país. Esto ayudó a borrar las diferencias religiosas, políticas, económicas y sociales para dar paso a una Suiza “Unida y pacífica”. La llegada de viajeros extranjeros marcó el inicio del Turismo en Suiza.

Sin embargo, durante este período hubo varias revueltas, como la Guerra campesina suiza de 1653 contra Berna y Lucerna, o la “Conjura Henzi” contra la nobleza de Berna en 1749. También hubo la “sublevación Livin” contra Uri en 1755 o la “Sublevación Chenaux” en 1781 contra Friburgo. Estas revueltas buscaban obtener o mantener derechos específicos y, salvo el intento de Davel, no tenían un carácter revolucionario.

Suiza bajo la ocupación francesa

Archivo:Tuileriensturm
Representación de la toma de Tullerías por Jean Duplessi-Bertaux

La noticia de la masacre de 800 guardias suizos en el asalto al palacio de las Tullerías el 10 de agosto de 1792 causó una profunda reacción en Suiza. Ese mismo año, se enviaron tropas de Berna y Zúrich a Ginebra para evitar una invasión francesa de este territorio aliado. Sin embargo, semanas después, la ciudad del Leman cayó en manos de los revolucionarios. También en 1792, Francia invadió el obispado de Basilea, que era independiente bajo el nombre de República Rauraciense, antes de ser sometida nuevamente por Francia como el departamento de Mont-terrible el 23 de marzo de 1793.

En 1795, Frédéric-Cesar de la Harpe inició un levantamiento en Vaud por razones lingüísticas contra Berna, pero no consiguió muchos seguidores y tuvo que huir a París. Desde su exilio, pidió al gobierno francés que enviara sus tropas a la Suiza de habla francesa. Finalmente, en 1798, con el pretexto de la muerte de diez soldados en Thierrens, las tropas francesas invadieron el país. Encontraron poca resistencia y fueron relativamente bien recibidas, excepto en Berna y en Suiza Central, donde Nidwalden luchó solo contra Francia. Las dos victorias francesas de Grauholz y Fraubrunnen llevaron a la capitulación de Berna en el otoño de 1798. Después, se proclamaron unas cuarenta repúblicas en pocas semanas, y finalmente París impuso el nuevo régimen de la República Helvética.

El 24 de enero de 1798, se proclamó la República Lemánica, separada y liberada de Berna. Pero la revolución no terminó ahí, ya que los territorios de Argovia, también bajo el poder de Berna, se declararon independientes, al igual que el antiguo ducado de Toggenburgo, que dejó de ser parte de Schwyz para formar el cantón de Turgovia. Las separaciones también afectaron a los aliados de los confederados: el Bajo Valais se independizó del Alto Valais.

Napoleón, sabiendo que Suiza era el camino más corto entre el norte y el sur de Europa, y entre Francia e Italia, decidió conquistar Suiza. Para justificar la invasión, Napoleón aprovechó la revuelta del pueblo del Lemán para entrar en Suiza, con la excusa de proteger a sus habitantes. Además, dijo haber sido aconsejado por los propios suizos (dos refugiados suizos en París convencieron a Napoleón de que liberara su patria, incluido el Lemán).

La invasión comenzó el 2 de marzo de 1798 con la caída de Friburgo y Soleura. Tres días después, el gobierno de Berna fue sometido por primera vez. Los cantones se fueron rindiendo, algunos sin siquiera luchar. Los confederados habían perdido sus grandes ejércitos.

El emperador francés obligó a los confederados a cambiar de régimen en 1799. Lo que se llamaba Confederación de los XIII, pasó a ser la “República Helvética, una y sola”. Los cantones ya no eran cantones, ahora eran simples prefecturas. Las Tres Ligas de los Grisones perdieron el territorio de la Valtelina, que fue anexada a la República Cisalpina. Los territorios del antiguo obispado de Basilea ahora se limitaban a la ciudad misma. Las ciudades de Mulhouse y Ginebra fueron anexadas a Francia.

La «república helvética una e indivisible», según su nombre oficial, era un estado centralizado y unitario, gobernado por un directorio que nombraba a los gobernadores de los cantones, convertidos en simples divisiones administrativas y cuyas fronteras fueron redibujadas. Además del conflicto europeo, que se desarrollaba en parte en suelo suizo (como las batallas de Zúrich en 1799), los conflictos entre centralistas y federalistas fueron constantes hasta el verano de 1802, cuando las tropas francesas se retiraron del territorio y se desató la Stecklikrieg ("Guerra de bastón" en alemán), una revuelta federalista contra la República Helvética, cuyo gobierno se refugió en Lausanna.

La era de Napoleón

El 30 de septiembre de 1802, Napoleón Bonaparte intervino. Después de convocar en París a una delegación suiza de 63 representantes y cuatro senadores franceses, impuso el Acta de Mediación, proclamada el 19 de febrero de 1803. Esta acta estableció una nueva constitución para el país. Apaciguó las tensiones internas, especialmente al restablecer las fronteras tradicionales de la mayoría de los cantones. Una excepción notable fue el cantón de Berna, que perdió definitivamente los nuevos cantones de Vaud y Argovia. También se crearon los cantones de San Galo, Turgovia, Tesino y de los Grisones, uniendo territorios conocidos. Para asegurar el control de los puertos alpinos, Valais se separó de Suiza y se hizo independiente, pero fue anexada por el primer Imperio francés en 1810, al igual que Ginebra, que se convirtió en capital del departamento francés de Leman. Neuchâtel se transformó en un principado, ofrecido al mariscal Berthier, quien nunca lo visitó.

Los 19 cantones resultantes eran entidades independientes, cada una con su propia constitución y aduana. El poder central, ejercido por la dieta federal, estaba dirigido por el Landammann de Suiza, el único caso histórico en que el país fue gobernado por una sola persona. La Asamblea controlaba el ejército suizo y el franco suizo, que se convirtió en la única moneda del país. Sin embargo, entre 1803 y 1813, Suiza fue un protectorado francés, sin mucho poder de decisión, que realmente estaba en París. Pero el país vivió un período de estabilidad y paz, aunque su industria se vio muy afectada por el bloqueo continental, y Suiza tuvo que proporcionar cuatro regimientos al "gran ejército" de Francia, con un total teórico de 16.000 hombres.

El número de cantones y sus nombres variaron. Ahora formaban parte de la confederación 18 cantones. Berna se dividió en dos: Berna y Oberland (Thun). El Valais fue anexado a Francia como prefectura; Lemán (Vaud), Friburgo, Soleura, Lucerna, Basilea, Argovia, Baden (Argovia), Lugano (Tesino), Bellinzona (Tesino), Rhetia (Grisones), Zúrich, Schaffhausen, Linth (Glaris y San Galo), Säntis (San Galo y Appenzell), Waldstätten (Uri, Schwyz, Zug y Unterwalden) y Turgovia.

Por primera vez, Suiza fue declarada neutral.

En 1802, Bonaparte retiró sus tropas de Suiza, lo que permitió que un año después, seis cantones cambiaran de nombre o se fusionaran. Lemán pasó a ser Vaud, Bellinzona y Lugano pasaron a ser el Tesino, Rethia se denominó Grisones, Turgovia fue reconocida como cantón, Linth se dividió en Glaris y San Galo, Säntis se dividió en Appenzell y otra parte se unió a San Galo, Argovia y Baden se fusionaron en Argovia, el Oberland desapareció reuniéndose con Berna, Waldsätten se dividió en cuatro cantones: Uri, Schwyz, Unterwalden y Zug. El territorio del Valais desapareció, convirtiéndose en un departamento francés.

En 1813, los confederados finalmente se liberaron de Napoleón. En 1814, Ginebra volvió a ser libre gracias a la ayuda de los austriacos.

La Confederación de los XXII Cantones

A partir de 1813, ejércitos extranjeros cruzaron el país varias veces persiguiendo a las tropas francesas, obteniendo suministros del lugar. Esto causó hambrunas a la población, sin que el ejército ni la Dieta pudieran impedirlo, excepto por una incursión de 24.000 hombres durante algunos meses en el país de Gex, que fue la última vez que tropas suizas salieron al extranjero. Una vez que los franceses se fueron, varios cantones, apoyados en parte por las potencias europeas, se apresuraron a restaurar el antiguo régimen. La existencia de algunos de los nuevos cantones estuvo amenazada, en particular Argovia, que Berna quería recuperar.

Archivo:CongressVienna
Firma del Congreso de Viena de 1815

El Congreso de Viena de 1815

En este contexto, el 7 de agosto de 1815, todos los cantones firmaron un nuevo pacto federal, estableciendo la Confederación suiza. Esta confederación estaba formada por cantones independientes, unidos por un solo tratado común y no por una red de alianzas diferentes. En el Congreso de Viena, las potencias europeas reconocieron la neutralidad perpetua de Suiza el 20 de mayo de 1815. También le otorgaron tres nuevos cantones: Valais, Ginebra (a la que Francia y el reino de Cerdeña cedieron algunas tierras para asegurar su continuidad territorial), y Neuchâtel, que hasta entonces era un principado prusiano. Así se formó la Confederación de XXII cantones.

El tratado de París de 1815 también asignó la parte de Jura que pertenecía al obispado de Basilea y la región de Bienne al cantón de Berna, como compensación por la pérdida de Argovia y los territorios de Vaud. Las ligas grisonas habían perdido definitivamente los territorios de Valtellina y Bormio en 1798, porque las Tres Ligas se negaron a dar igualdad a sus antiguos súbditos. La frontera de Suiza no sufriría más cambios importantes.

Después de la Revolución de Julio de 1830 en Francia y por las ideas de igualdad que se difundieron, la mitad de los cantones fueron haciendo sus constituciones más democráticas, extendiendo el derecho al voto. En 1832, estalló un conflicto entre la ciudad de Basilea y su zona rural, lo que obligó al ejército a intervenir y provocó la separación del cantón en dos semicantones: el de Basilea-Ciudad y el de Basilea-Campiña. Ese mismo año, se rechazó una revisión del pacto federal que buscaba introducir más libertades individuales.

Archivo:Sonderbund war map-es
Facciones y principales acciones militares de la Guerra del Sonderbund

En los años siguientes, el Partido Radical-Demócrata creció en varias ciudades y cantones protestantes. Sus miembros, que querían un sistema más centralizado, lograron ser mayoría en el parlamento. Aprobaron programas que llevaron al cierre de conventos en Argovia en 1841. En 1845, el cantón de Lucerna recibió a los jesuitas católicos en su territorio y les confió la educación superior. Esto escandalizó a los radicales, quienes por pocos votos estuvieron a punto de lograr la expulsión de los jesuitas. Sintiéndose amenazados, los siete cantones católicos de Lucerna, Uri, Schwyz, Unterwalden, Valais, Vaud y Zug formaron una alianza secreta en 1845, el "Sonderbund" (literalmente «alianza especial» en alemán). Esta alianza salió a la luz cuando intentaron aliarse con Austria, lo que iba en contra de la Constitución. En 1847, el Parlamento ordenó la disolución del Sonderbund, y ante la negativa de los siete cantones, estalló la guerra civil.

El conflicto, en el que el general Guillaume-Henri Dufour comandaba las tropas de la Confederación, fue breve y poco sangriento. Terminó con la derrota de los cantones católicos, seguida por el establecimiento y la adopción de una nueva constitución en 1848, que no sería revisada profundamente hasta 1874.

El Estado Federal

Archivo:Expansion suiza
Expansión de la Confederación
Archivo:Bern, Federal Palace, 1857
Vista del Palacio Federal en 1857

La nueva constitución federal, aprobada el 12 de septiembre de 1848 por la mayoría de los cantones, definió un nuevo estado, federal y centralizado. Aunque seguía llamándose «confederación», los cantones ya no eran independientes, sino «soberanos» que cedían parte de sus poderes al gobierno federal. La constitución también estableció nuevas instituciones políticas: el Consejo Federal y la Asamblea Federal (con dos cámaras), con sede en Berna, que se convirtió en la nueva capital y donde se construyó el Palacio Federal. Se estableció una unión aduanera y monetaria, eliminando aduanas, fronteras y monedas cantonales y regionales.

La ley federal sobre la moneda del 7 de mayo de 1850 estableció el franco suizo, que circuló desde 1852. Se adoptó un sistema monetario similar al de Francia, lo que permitió a Suiza formar parte de la Unión Monetaria Latina, creada en 1865 y disuelta en 1926. En 1854, se fundó la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, y los ferrocarriles privados comenzaron a recorrer la meseta suiza.

Sin embargo, las divisiones entre los cantones centrales y católicos y los protestantes de la meseta central seguían siendo fuertes. La deuda de guerra que los perdedores de la guerra de Sonderbund tuvieron que pagar hasta 1852, el sistema mayoritario impuesto para las elecciones federales (que eliminó casi por completo a la oposición conservadora) y la separación constitucional entre Iglesia y Estado fueron algunas causas de tensión. Estas tensiones mejoraron, sobre todo cuando los católicos conservadores lograron un asiento en el Consejo Federal en 1891.

En cuanto a la política exterior, este período estuvo marcado por el caso de Neuchâtel entre 1856 y 1857, seguido por el caso de Saboya en 1860, cuando el Consejo Federal consideró ocupar los territorios franceses de Chablais y Faucigny. En 1868, con la firma de la Convención de Mannheim, Suiza obtuvo su única salida al mar: el cauce del Rin fue declarado aguas internacionales desde el último puente y puerto de Basilea hasta su desembocadura.

Archivo:Committee of Five Geneva 1863
Retratos de los fundadores del Comité internacional de la Cruz Roja

Durante la guerra franco-prusiana de 1870, Suiza movilizó su ejército, dirigido por el general Hans Herzog, pero se limitó, como país neutral, a acoger refugiados. Entre ellos, 85.000 hombres del ejército francés del Este, comandados por el general Charles Denis Bourbaki, fueron los primeros en recibir ayuda del Movimiento internacional de la Cruz Roja, recientemente creado por Henri Dunant.

En política interna, se concedió gradualmente a los ciudadanos el derecho de referéndum facultativo y el de Iniciativa Popular Federal. En 1868, el sistema mayoritario fue abandonado en favor del sistema proporcional, considerado más representativo. De igual forma, la revisión de la constitución de 1874 otorgó nuevos poderes al gobierno federal y estableció permanentemente el Tribunal Supremo Federal en Lausana. La escuela primaria se hizo obligatoria, así como mantener un registro civil. Esta revisión constitucional se llevó a cabo durante el Kulturkampf alemán, cuyos efectos también se sintieron en Suiza en algunos artículos de la Constitución, llamados artículos de excepción, que restringían la libertad de religión y de expresión, especialmente en relación con el catolicismo, y que llevaron a la ruptura de relaciones diplomáticas entre Suiza y la Santa Sede en 1874.

La centralización del poder continuó. En 1891, el monopolio de la emisión de billetes de banco otorgado a la Confederación resultó, en 1907, en la creación del Banco Nacional de Suiza, encargado de esta tarea y de la política monetaria. En 1898, el derecho penal y el derecho civil pasaron a ser competencia exclusiva del estado federal, lo que llevó a la creación de un Código Civil y un Código Penal, seguidos por el Código Federal de Obligaciones. También durante este período, en el ámbito del progreso social, se implantó (1877) la limitación de la jornada laboral a once horas y seis días a la semana. Luego, en 1890, la Confederación tuvo que crear un seguro en caso de accidente o enfermedad que podía hacerse obligatorio para todos los habitantes, o para una o más categorías específicas.

Suiza en el siglo XX

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la población suiza se dividió. La Suiza alemana se inclinaba hacia las Potencias Centrales, mientras que la Suiza romance simpatizaba con los Aliados. El Consejo Federal recibió plenos poderes y la Asamblea Federal nombró a Ulrich Wille como General del ejército suizo, una decisión que no fue unánime, ya que se le consideraba demasiado cercano a Alemania. Las tropas suizas, relativamente bien preparadas y abastecidas, no sufrieron mucho la guerra, pero la población suiza sí. Tanto que en 1915, el Consejo Federal otorgó el monopolio de la distribución de cereales a la Confederación para luchar contra el mercado negro.

El Tratado de Versalles, que marcó el final de la guerra, reconoció la neutralidad perpetua de Suiza. A cambio, Suiza renunció al derecho, puramente teórico, de ocupar Saboya del norte en caso de conflicto, un derecho que había obtenido en 1815. En Tirol se organizó un plebiscito (votación popular) sobre su incorporación a la Confederación: el pueblo lo aceptó, pero los aliados finalmente incorporaron la región a la nueva República de Austria.

Las dificultades sociales causadas por la guerra llevaron a la huelga general de 1918, convocada por el comité de Olten tras el armisticio, que duró tres días. La huelga, aunque se detuvo ante la amenaza de intervención militar, permitió al Partido Socialista de Suiza lograr algunas de sus demandas, como la elección por voto proporcional del Consejo Nacional en 1919 o la limitación de la semana laboral a 48 horas en 1920.

El voto proporcional significó el fin de la mayoría radical, que en 1919 perdió 45 de los 105 escaños que tenía en el Parlamento. El Consejo Federal también se reorganizó, otorgando un segundo escaño al Partido Demócrata Cristiano y, en 1929, un escaño al Partido de los Agricultores, Comerciantes e Independientes (futura Unión Democrática de Centro). El Partido Socialista suizo aún se mantuvo fuera del poder ejecutivo debido a la coalición gobernante.

La política exterior se basó en la neutralidad armada: Suiza se unió en 1920 a la Sociedad de Naciones (SDN), con sede en Ginebra, después de una votación el 16 de mayo de 1920, obteniendo una fuerte mayoría en los cantones francófonos (93,2 % en el cantón de Vaud). La salida de la organización de Alemania e Italia en la segunda mitad de los años 30 complicó la política suiza, que decidió, en nombre de la neutralidad, no aplicar las sanciones económicas decididas por la Sociedad de Naciones contra Italia.

La política interna entre guerras se polarizó en dos frentes opuestos, la izquierda y la derecha. Cada parte usó el referéndum para bloquear acciones que no les gustaban, lo que obligó al gobierno federal a usar la Ley Federal Urgente, que no podía ser rechazada por referéndum. Económicamente, Suiza sufrió una primera crisis en 1921 y 1922, y luego, con varios años de retraso, se vio inmersa en la crisis mundial de 1929. El franco suizo se devaluó un 30 % en 1936.

La Segunda Guerra Mundial

Los inicios de los años 30 se caracterizaron por el surgimiento de movimientos fascistas, de los que, sin embargo, los partidos tradicionales se distanciaron rápidamente. Los enfrentamientos entre la extrema izquierda y la extrema derecha culminaron en 1932 en el tiroteo de Ginebra del 9 de noviembre, durante el cual el ejército disparó contra la multitud, matando a 13 personas y dejando 65 heridos. En la segunda mitad de los años 30, hubo un cambio en el clima político con la unión de varios partidos nacionales bajo la idea común de "defensa espiritual", que culminó con la Exposición Nacional Suiza en 1939 en Zúrich, la “landi”.

En 1937, empresarios y trabajadores firmaron la paz laboral, que priorizaba la consulta y la negociación en los conflictos sociales. Durante este período, el Gobierno también preparó al país para un conflicto militar: Europa se estaba armando rápidamente y el Consejo Federal quería evitar los problemas de abastecimiento de la Primera Guerra Mundial. Por eso, el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 no tomó a Suiza por sorpresa: el suministro estaba asegurado, el ejército dirigido por el general Guisan ocupó las fronteras y se garantizó el racionamiento de alimentos para la población.

Después de la derrota de los franceses en mayo de 1940, el país quedó completamente rodeado por las fuerzas del Eje. Un discurso ambiguo de la Consejera Federal Marcel Pilet-Golaz, que sugería la necesidad de tratar con la dictadura, provocó protestas. El 25 de julio de 1940, en el informe Rütli, se presentó la estrategia de Reducto Nacional, que consistía en desproteger las fronteras y fortalecer las montañas del interior para permitir una guerra de desgaste contra un posible invasor.

Presionada por ambos grupos de países en guerra, Suiza mantuvo una posición ambigua. Por ejemplo, abrió sus fronteras a los judíos que huían del régimen nazi, pero mantuvo el comercio con los aliados del Eje. En la política interna, un socialista, Ernst Nobs, fue elegido para el Consejo Federal por primera vez en 1943, y le siguió un segundo en 1959. Esto estableció la "fórmula mágica", que se mantuvo sin cambios hasta 2003.

La posguerra

Después de la guerra, Suiza continuó expandiendo el estado de bienestar con la introducción del Seguro de Vejez y Sobrevivientes en 1946 y luego con la aplicación del «sistema de los tres pilares» en 1972. El sufragio femenino en Suiza, que ya existía en algunos cantones, se generalizó en toda la federación en 1971 y luego se impuso a nivel cantonal en los otros cantones, principalmente en 1971 y 1972. El cantón de Appenzell Rodas Interiores fue obligado en 1990 por un tribunal a respetar el principio de igualdad entre mujeres y hombres, garantizado por la Constitución Federal. Los problemas religiosos del siglo XIX se olvidaron, y los artículos de excepción fueron eliminados en su mayoría en 1973.

El final de los años 60 se caracterizó por la secesión de Jura, que pedía la separación de los distritos de habla francesa de Berna y la formación de un 23º cantón. Finalmente, se realizó una votación en 1974: los distritos católicos de habla francesa aceptaron la creación de la nueva entidad, mientras que los distritos protestantes votaron a favor de permanecer en el cantón de Berna. Después de un referéndum federal en 1978, se creó el cantón de Jura. En 1991, la edad para votar y ser elegido se redujo de 20 a 18 años para hombres y mujeres.

Externamente, Suiza se mantuvo fuera de las Naciones Unidas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte y abogó por una estricta neutralidad armada. Aunque no se interesó en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y, cuando se formó, en la Comunidad Económica Europea (CEE), se unió al Consejo de Europa en 1963 y a la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) en 1960, ambas diseñadas como un contrapeso a la CEE incipiente.

Durante este tiempo, Suiza fue el país más próspero del mundo a pesar de la crisis del petróleo de 1973, que vio la instauración de algunas zonas sin automóviles. Se desarrollaron las industrias química y textil, así como los bancos. La tasa de desempleo se mantuvo por debajo del 3 %, y Suiza continuó con una política exterior de neutralidad estricta, ofreciendo sus "buenos oficios" para resolver disputas. Por eso, la primera reunión entre Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan se celebró en Ginebra en 1985. La sede europea de la ONU en la misma ciudad también permitió a la institución acoger a personas, como Yasser Arafat, que no podían ir a Estados Unidos.

Desde 1990

Sin embargo, la crisis económica de los años 90 afectó al país: el desempleo superó el 6 %, muchas empresas se reorganizaron, otras quebraron y algunas pasaron a manos extranjeras. A pesar de esta reestructuración, la economía suiza mantuvo una industria fuerte y los sectores financiero y bancario se desarrollaron aún más. Al mismo tiempo, las relaciones exteriores se caracterizaron por el crecimiento de la Unión Democrática de Centro, que buscaba la independencia y neutralidad del país frente a los grandes grupos supranacionales. El fracaso del referéndum sobre la entrada en el Espacio Económico Europeo (EEE) el 6 de diciembre de 1992 marcó una pausa en el proceso de integración en la Unión Europea, considerado por algunos como peligroso para la democracia directa y para ciertos aspectos de la economía suiza, como el secreto bancario.

A cambio, se impulsó la vía bilateral de Acuerdos entre Suiza y la Unión Europea, como el establecimiento de la libre circulación de personas con 25 países europeos, una mayor integración económica y la integración en el cielo único europeo.

Muchos expertos en política creen que a esta causa se debe la victoria de la UDC o SVP en las elecciones de 2003, en las cuales este partido obtuvo el derecho de tener otro ministro en el Consejo Federal, terminando con más de cincuenta años de la llamada Fórmula mágica.

En 2002, el pueblo suizo aprobó la entrada de Suiza en la Organización de Naciones Unidas. En 2005, el pueblo suizo firmó los acuerdos de Schengen.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: History of Switzerland Facts for Kids

kids search engine
Historia de Suiza para Niños. Enciclopedia Kiddle.