Guerra de las Comunidades de Castilla para niños
Datos para niños Guerra de las Comunidades de Castilla |
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![]() Ejecución de los comuneros de Castilla, del romántico Antonio Gisbert (1860, Palacio de las Cortes).
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![]() El movimiento comunero en el territorio de la Corona:
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Fecha | 1520-1522 | |||
Lugar | Corona de Castilla | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
La Guerra de las Comunidades de Castilla fue un importante levantamiento que ocurrió en la Corona de Castilla entre los años 1520 y 1522. Este conflicto tuvo lugar al principio del reinado de Carlos I de España, quien más tarde sería conocido como el emperador Carlos V. Las ciudades más importantes en esta rebelión fueron Segovia, Toledo y Valladolid, ubicadas en el centro de la península.
Este levantamiento ha sido estudiado de muchas maneras. Algunos historiadores lo ven como una protesta contra los señores feudales. Otros lo consideran uno de los primeros movimientos de cambio social en la Edad Moderna. También hay quienes piensan que fue una protesta por los impuestos y por los intereses particulares de las ciudades.
La rebelión surgió en un momento de inestabilidad en Castilla, que venía desde la muerte de la Reina Isabel la Católica en 1504. En 1517, el rey Carlos I llegó a Asturias desde Flandes. Él ya se había proclamado rey de sus territorios hispanos en 1516. Cuando llegó a las Cortes de Valladolid en 1518, apenas hablaba castellano. Además, trajo consigo a muchos nobles y religiosos flamencos. Esto causó desconfianza entre los castellanos, quienes temían perder su poder y posición. Este descontento se extendió a la gente común. Como señal de protesta, aparecieron carteles en las iglesias que decían:
Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor.
Las exigencias de dinero, junto con la partida del rey a Alemania para ser elegido emperador, provocaron revueltas en varias ciudades. Estas ciudades se unieron y buscaron apoyo en la madre de Carlos, la Reina Juana, quien era la verdadera dueña de Castilla. Aunque Juana no colaboró activamente, los rebeldes esperaban que su situación pudiera cambiar.
Después de casi un año de rebelión, los partidarios del rey se reorganizaron. La alta nobleza y algunas regiones de Castilla, como Andalucía y Granada, apoyaron al rey. Las tropas del rey dieron un golpe decisivo a los comuneros en la Batalla de Villalar el 23 de abril de 1521. Al día siguiente, los líderes comuneros, Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, fueron capturados y perdieron la vida. El ejército comunero se desintegró. Solo Toledo continuó la rebelión hasta su rendición final el 3 de febrero de 1522.
La Guerra de las Comunidades ha sido muy estudiada en España. Su significado ha sido a veces idealizado y usado con fines políticos. Pintores como Antonio Gisbert retrataron a los comuneros. Documentos como el Pacto Federal Castellano también los mencionan. Los intelectuales conservadores tenían una visión más favorable al rey y criticaban a los comuneros. A partir de la segunda mitad del siglo XX, se renovaron los estudios históricos con nuevas formas de investigación.
Hoy en día, el 23 de abril se conmemora la derrota de los comuneros. En Castilla y León, este día es el Día de la Comunidad. Los movimientos que buscan resaltar la identidad de Castilla también usan este evento como símbolo. El poema épico Los comuneros, de Luis López Álvarez, con música del grupo Nuevo Mester de Juglaría, ha ayudado a difundir su historia.
Contenido
- ¿Qué causó la Guerra de las Comunidades?
- El inicio de la rebelión
- La rebelión se extiende
- Reacciones y crisis
- Momentos difíciles para ambos bandos
- La batalla de Tordesillas
- Reorganización comunera
- La reacción del rey
- La batalla de Torrelobatón
- Acuña en el sur
- La batalla de Villalar
- El fin de la guerra
- El Perdón General de 1522
- Consecuencias de la guerra
- Influencia en épocas posteriores
- En las artes y la cultura popular
- Véase también
- Galería de imágenes
¿Qué causó la Guerra de las Comunidades?


La situación que llevó a la guerra en 1520 se había estado formando durante años. El siglo XV trajo muchos cambios políticos, sociales y económicos. El equilibrio que habían logrado los Reyes Católicos se rompió al inicio del siglo XVI. Hubo malas cosechas y enfermedades, lo que, junto con los altos impuestos, causó mucho descontento. La zona central de Castilla fue la más afectada, a diferencia de las regiones costeras que se beneficiaban del comercio.
Además de las malas cosechas, los comerciantes del interior protestaban por el monopolio de los mercaderes de Burgos en el comercio de la lana. Esto aumentó la tensión en ciudades como Segovia y Cuenca. La gente esperaba que el Estado ayudara, pero el gobierno también estaba en crisis. La Reina Juana no podía gobernar, y el trono pasó a su hijo Carlos de Habsburgo.
Carlos había crecido en Flandes, no hablaba castellano y no conocía bien sus territorios en España. Por eso, la gente recibió su llegada con dudas, aunque también con la esperanza de estabilidad. Cuando llegó a finales de 1517, su corte flamenca empezó a ocupar puestos importantes en Castilla. Un nombramiento muy criticado fue el de Guillermo de Croy, un joven de veinte años, como arzobispo de Toledo.
En 1519, Carlos I fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Este nombramiento fue aceptado por el rey, quien decidió viajar a Alemania. El concejo de Toledo protestó, cuestionando el papel de Castilla en este nuevo imperio y los gastos que esto implicaría.
El 12 de febrero de 1520, Carlos I convocó a las Cortes en Santiago de Compostela para pedir más dinero para su viaje a Alemania. A pesar de las presiones, la mayoría de las ciudades se negaron a votar a favor. El rey suspendió las Cortes y las volvió a convocar en La Coruña. Allí, obtuvo el impuesto extraordinario y el 20 de mayo se embarcó hacia Alemania, dejando como regente a Adriano de Utrecht, un flamenco.
El inicio de la rebelión
La rebeldía de Toledo
Desde abril de 1520, Toledo se negaba a obedecer al rey. La situación estalló cuando el rey llamó a los representantes de la ciudad para que fueran a Santiago de Compostela. El 15 de abril, una multitud impidió que los representantes de Toledo, liderados por Juan de Padilla, partieran. La gente tomó el control del gobierno local y empezó a llamar a la insurrección "Comunidad". Los predicadores animaban a los toledanos a unirse contra el poder flamenco.
Los toledanos tomaron todos los poderes locales, expulsando al corregidor del Alcázar el 31 de mayo. Después de que el rey se fuera a Alemania, los disturbios se extendieron por las ciudades de la Meseta. Los incidentes más violentos ocurrieron en Segovia, donde el 29 y 30 de mayo, los segovianos castigaron a dos funcionarios y al representante Rodrigo de Tordesillas. También hubo problemas en Burgos y Guadalajara.
Propuestas de Toledo a otras ciudades
El 8 de junio, Toledo propuso a las ciudades con voto en las Cortes una reunión urgente con cinco objetivos:
- Anular el impuesto votado en La Coruña.
- Volver a un sistema de impuestos más antiguo.
- Reservar los cargos públicos y beneficios religiosos solo para castellanos.
- Prohibir la salida de dinero del reino.
- Nombrar a un castellano para gobernar en ausencia del rey.
Estas ideas fueron bien recibidas, especialmente las dos primeras. La gente también criticaba cómo Carlos I había conseguido ser emperador. La idea de reemplazar al rey empezó a circular, y Toledo propuso que las ciudades castellanas fueran "ciudades libres", como algunas en Italia. La situación pasó de ser una protesta por impuestos a una verdadera revolución.
Los comuneros se hicieron fuertes en el centro de Castilla y en otros lugares como Murcia. Sin embargo, no hubo rebeliones en Galicia o el País Vasco. Los rebeldes intentaron extender sus ideas, pero su influencia disminuía lejos de las dos Castillas.
La rebelión se extiende
La Junta de Ávila
La reunión que Toledo había pedido se celebró en agosto en Ávila. Se llamó Cortes y Junta General del Reino, pero solo asistieron cuatro ciudades: Toledo, Segovia, Salamanca y Toro. Allí se redactó la Ley Perpetua, un primer proyecto de constitución para España, que la reina Juana nunca llegó a firmar.
El asedio de Segovia
Después de este resultado, la situación cambió. El 10 de junio, el alcalde Rodrigo Ronquillo recibió la orden de investigar el asesinato del representante de Segovia. En lugar de eso, amenazó a los segovianos e intentó aislar la ciudad. La gente de Segovia se unió a la Comunidad, liderada por Juan Bravo. La resistencia de Segovia hizo que Ronquillo enviara más soldados. Segovia pidió ayuda a otras ciudades. Toledo y Madrid enviaron milicias, lideradas por Juan de Padilla y Juan de Zapata. Así comenzó el primer gran enfrentamiento entre las fuerzas del rey y los rebeldes.
El incendio de Medina del Campo
Adriano de Utrecht pensó en usar la artillería real que estaba en Medina del Campo. Cuando supo que la milicia de Padilla se acercaba a Segovia, ordenó a Antonio de Fonseca tomar la artillería. El 21 de agosto, Fonseca llegó a Medina, pero encontró una fuerte resistencia. La gente pensaba que la artillería se usaría contra Segovia. Fonseca intentó distraerlos con un pequeño incendio, pero no funcionó y tuvo que retirarse.
El incendio de Medina del Campo destruyó una parte importante de la villa y provocó el levantamiento de toda Castilla, incluso de ciudades que no se habían unido antes, como Valladolid. La Comunidad se estableció en Valladolid, lo que cambió la situación. El Cardenal Adriano intentó controlar la situación. Este nuevo panorama hizo que más ciudades se unieran a la Junta de Ávila, en medio de la indignación contra el Consejo Real.
La Junta de Tordesillas
El ejército comunero, con milicias de Toledo, Madrid y Segovia, se dirigía a Tordesillas. El 24 de agosto llegaron a Medina del Campo para tomar la artillería. El 29 de agosto, el ejército llegó a Tordesillas y se reunió con la Reina Juana. Le informaron de la situación del reino y de los planes de la Junta de Ávila. La reina declaró que la Junta debía estar a su servicio.
Así, la Junta se trasladó de Ávila a Tordesillas. A finales de septiembre, catorce ciudades estaban representadas: Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, León, Salamanca, Zamora, Toro, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Murcia y Madrid. Solo faltaron las cuatro ciudades andaluzas. El movimiento comunero se centró en la Meseta Central. Como la mayor parte del reino estaba representada, la Junta pasó a llamarse "Cortes y Junta general del reino".
Los representantes se reunieron con la reina el 24 de septiembre. Le explicaron que querían que ella recuperara su poder y que el reino volviera a ser estable. Al día siguiente, la Junta declaró que usaría las armas si era necesario. El 26 de septiembre, la Junta de Tordesillas decidió asumir el gobierno, quitando autoridad al Consejo Real. El 30 de septiembre, capturaron a los últimos miembros del Consejo Real en Valladolid. En ese momento, se estableció el Gobierno revolucionario.
Reacciones y crisis
Revueltas en los señoríos
La expansión de la rebelión comunera hizo que la gente culpara a los funcionarios y a los señores por los problemas. Las protestas comuneras habían empezado por los excesos de la administración, pero pronto surgieron nuevas demandas contra otros tipos de injusticias. Por ejemplo, en Dueñas, el 1 de septiembre de 1520, los habitantes se levantaron contra su señor. La Santa Junta tuvo que decidir si apoyar a los rebeldes o a los señores. Como muchos señores reclutaban hombres para protegerse, la Junta decidió apoyar las revueltas. Esto hizo que muchos aristócratas y señores se alejaran de la causa comunera.
La respuesta de Carlos I

Ante la nueva situación, Carlos I, a través del Cardenal Adriano, tomó nuevas medidas. Anuló el impuesto concedido en las Cortes de La Coruña y nombró a dos nuevos gobernadores: el condestable de Castilla, Íñigo de Velasco, y el almirante de Castilla, Fadrique Enríquez. Adriano también logró acercar a los nobles al rey, convenciéndolos de que sus intereses eran los mismos. El Consejo Real se estableció en Medina de Rioseco, lo que les permitió acercarse a las ciudades que dudaban y amenazar a las ciudades rebeldes.
Momentos difíciles para ambos bandos
Las primeras dificultades para los comuneros llegaron en octubre de 1520, cuando el Consejo Real se instaló fácilmente en Medina de Rioseco. Además, las esperanzas puestas en la reina Juana no se cumplieron, ya que ella se negaba a firmar ningún compromiso.
También empezaron a surgir desacuerdos dentro del propio bando comunero, especialmente en Burgos, que quería dar marcha atrás. El condestable de Castilla, siguiendo órdenes del rey, entró en Burgos el 1 de noviembre y concedió lo que pedían para que la ciudad se separara de la Junta.
Después de esto, el Consejo Real esperaba que otras ciudades siguieran el ejemplo de Burgos. Valladolid estuvo a punto de cambiar de bando, pero los partidarios del rey fueron apartados y la ciudad se mantuvo rebelde.
En noviembre de 1520, el almirante de Castilla intentó convencer a los comuneros de que se rindieran. El bando real tenía pocos fondos, pero recibió ayuda de Portugal y recuperó la confianza de los banqueros castellanos.
Soluciones a la crisis
Durante octubre y noviembre de 1520, ambos bandos se dedicaron a conseguir dinero, reclutar soldados y organizar sus tropas. El rey superó la rebelión gracias al apoyo de la nobleza y los grandes comerciantes. Los comuneros organizaron sus milicias en las ciudades principales para asegurar el éxito de la rebelión, pagando los gastos con impuestos.
La batalla de Tordesillas
Poco a poco, Toledo y su líder, Juan de Padilla, perdieron influencia en la Junta. Surgieron nuevas figuras como Pedro Girón y Antonio de Acuña. Girón era uno de los pocos nobles leales a los comuneros. Acuña era obispo de Zamora y líder de una milicia de religiosos.
En el bando realista, los señores no se ponían de acuerdo sobre la estrategia. Todos los intentos de negociación entre comuneros y virreyes fracasaron. A finales de noviembre de 1520, ambos ejércitos estaban cerca, haciendo inevitable el enfrentamiento.
Las tropas comuneras, lideradas por Pedro Girón, avanzaron hacia Medina de Rioseco. El 2 de diciembre, el ejército rebelde se movió hacia Villalpando, que se rindió sin resistencia. Esto dejó el camino a Tordesillas desprotegido. El ejército real aprovechó la oportunidad y ocupó Tordesillas el 5 de diciembre, tras derrotar a la guarnición comunera.
La toma de Tordesillas fue una gran derrota para los comuneros. Perdieron a la reina Juana y sus esperanzas de que ella apoyara sus demandas. Además, muchos de sus representantes fueron capturados. Esto afectó mucho la moral de los rebeldes y hubo críticas a Pedro Girón, quien renunció a su puesto.
Reorganización comunera
Después de la derrota en Tordesillas, los comuneros se reagruparon en Valladolid, que se convirtió en la tercera capital del movimiento. El 15 de diciembre, la Junta ya estaba activa de nuevo en Valladolid. El ejército también se reconstruyó, con muchos nuevos reclutas, especialmente de Toledo, Salamanca y Valladolid. Con la llegada de 1521, los comuneros parecían listos para una guerra total.
Acciones militares
En el ámbito militar, el ejército rebelde, dirigido por Antonio de Acuña, obispo de Zamora, intentó extender la rebelión en la zona de Palencia. Su misión era expulsar a los realistas, recaudar impuestos para la Junta y nombrar una administración favorable a los comuneros. Realizó incursiones en la zona de Dueñas, recaudando dinero y animando a la población.
A mediados de enero, Pedro López de Ayala, conde de Salvatierra, que apoyaba a los comuneros, organizó un ejército y se dirigió hacia Medina de Pomar y Frías, buscando levantar la zona del condestable de Castilla. Burgos, fiel al rey, esperaba el cumplimiento de las promesas del cardenal Adriano. Ayala y Acuña decidieron cercar Burgos para provocar un levantamiento de los comuneros locales.
La reacción del rey

El 17 de diciembre de 1520, Carlos I firmó el Edicto de Worms, donde condenaba a 249 comuneros importantes. Los que no eran religiosos serían castigados con la pérdida de la vida. También declaró traidores a todos los que apoyaran a las Comunidades. Este Edicto se leyó públicamente en Burgos el 16 de febrero de 1521.
El Consejo Real ordenó la ocupación del castillo de Ampudia. La Junta envió a Padilla a unirse con Acuña en Trigueros del Valle, formando un ejército de unos 4000 hombres. Las tropas comuneras ocuparon Torremormojón y luego se centraron en Ampudia, que se rindió el 16 de enero.
Mientras tanto, la rebelión comunera planeada en Burgos para el 23 de enero fracasó porque se adelantó dos días. Los comuneros de Burgos tuvieron que rendirse.
La batalla de Torrelobatón
Antes de la batalla

Después de los fracasos en Burgos, Padilla regresó a Valladolid. Acuña continuó atacando las propiedades de los señores en Tierra de Campos. Con estas acciones, Acuña quería destruir u ocupar las fortalezas de los señores, mostrando el rechazo de la revuelta comunera al sistema feudal.
Padilla quería una victoria para levantar la moral de sus tropas. Decidió tomar Torrelobatón y su castillo. Era un lugar estratégico entre Tordesillas y Medina de Rioseco, y cerca de Valladolid, lo que la convertía en una buena base militar.
El desarrollo de la batalla
El asedio de la villa comenzó el 21 de febrero de 1521. La villa resistió cuatro días gracias a sus murallas. El 25 de febrero, los comuneros lograron entrar en la localidad. La villa fue saqueada, excepto las iglesias. El castillo siguió resistiendo, pero se rindió ante la amenaza de que todos los habitantes serían castigados si no lo hacían.
Consecuencias
La victoria en Torrelobatón animó mucho a los comuneros y preocupó a los realistas. Los nobles fieles al Cardenal Adriano se acusaban mutuamente de no haber evitado la pérdida de Torrelobatón. El Condestable envió tropas a Tordesillas como refuerzo.
A pesar del entusiasmo, los rebeldes se quedaron en sus posiciones en los Montes Torozos sin atacar. Esto hizo que muchos soldados comuneros volvieran a sus casas, cansados de esperar pagos y nuevas órdenes.
Acuña en el sur

Tras la muerte del arzobispo de Toledo, Guillermo de Croy, en enero de 1521, la Junta propuso a Antonio de Acuña como su sucesor y le encargó tomar posesión del arzobispado.
Acuña partió en febrero hacia Toledo con una pequeña tropa. Anunció que tomaría posesión del arzobispado, lo que animó a los comuneros de Alcalá de Henares. Esto preocupó a la aristocracia de la zona de Toledo, que temía que Acuña actuara en sus tierras como lo hizo en Tierra de Campos. Acuña firmó un pacto de neutralidad con importantes aristócratas.
Sin embargo, tuvo que enfrentarse al prior de la Orden de San Juan, Antonio de Zúñiga, jefe de las fuerzas realistas en la zona de Toledo. Acuña fue derrotado en un enfrentamiento cerca de Lillo y El Romeral.
Después de esta derrota, Acuña se dirigió a Toledo, llegando el 29 de marzo. La gente lo recibió con entusiasmo y lo llevó a la catedral, pidiendo que fuera el arzobispo. Al día siguiente, se reunió con María Pacheco, esposa de Padilla, quien dirigía la comunidad toledana. Hubo cierta rivalidad entre ellos, pero buscaron la reconciliación.
Una vez en el arzobispado de Toledo, Acuña reclutó hombres para luchar contra las tropas del prior de San Juan. Después de que Mora fuera incendiada por las tropas realistas el 12 de abril, Acuña partió de Toledo con 1500 hombres.
La batalla de Villalar
Antes de la batalla
A principios de abril de 1521, el bando realista tenía un gran ejército cerca de Tordesillas. Este ejército ocupó posiciones en localidades como Becerril de Campos y Peñaflor de Hornija, uniéndose a las tropas del Almirante.
Mientras tanto, los comuneros reforzaron sus tropas en Torrelobatón, pero su ejército no estaba del todo unido. Padilla consideraba ir a Toro en busca de refuerzos.
El desarrollo de la batalla

Padilla decidió ir a Toro en la madrugada del 22 al 23 de abril, pero perdió mucho tiempo, lo que permitió a los realistas reunir todas sus tropas.
Las tropas realistas del Almirante y el Condestable salieron tras Padilla y lo alcanzaron en Villalar. Bajo una intensa lluvia, Padilla intentó atrincherar a sus casi 6000 hombres, pero no pudo desplegar sus tropas. La caballería realista, con unas 500 o 600 lanzas, aplastó al ejército rebelde.
Consecuencias
La batalla resultó en casi mil bajas para los comuneros y la captura de sus líderes principales: Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado. Ellos fueron capturados y perdieron la vida en la mañana del 23 de abril en la Plaza Mayor de Villalar. Esto fue un golpe casi definitivo para la rebelión.
El resto del ejército comunero que escapó intentó llegar a Toro, pero se dispersó debido a la persecución del Condestable de Castilla.
El fin de la guerra
Después de la batalla de Villalar, las ciudades de Castilla la Vieja se rindieron rápidamente al rey. A principios de mayo, todas las ciudades del norte volvieron a ser leales al rey. Solo Madrid y Toledo, especialmente esta última, mantuvieron viva la rebelión por más tiempo.
La resistencia de Toledo
Las primeras noticias de Villalar llegaron a Toledo el 26 de abril, pero la Comunidad local las ignoró. La certeza de la derrota se hizo evidente cuando los primeros supervivientes llegaron a la ciudad y confirmaron lo sucedido. Toledo se declaró en luto por la muerte de Juan de Padilla.
Después de la muerte de Padilla, Acuña perdió popularidad en Toledo, y María Pacheco, la viuda de Padilla, ganó influencia. Empezaron a surgir voces que pedían negociar con los realistas para evitar más sufrimiento en la ciudad, sobre todo después de la rendición de Madrid el 7 de mayo. Parecía que la caída de Toledo era cuestión de tiempo.
En este contexto, Acuña abandonó la ciudad, intentando huir al extranjero por la frontera de Reino de Navarra. Fue reconocido y detenido allí.
La invasión francesa de Navarra hizo que el ejército realista se concentrara en expulsar a los franceses, posponiendo la recuperación de la autoridad del rey en Toledo. A partir de ese momento, María Pacheco tomó el control de la ciudad, instalándose en el Alcázar, recaudando impuestos y fortaleciendo las defensas. Pidió la ayuda del marqués de Villena para negociar con el Consejo Real.
La rendición de Toledo
El marqués de Villena dejó las negociaciones. María Pacheco negoció directamente con el prior de la Orden de San Juan. El acuerdo de rendición de Toledo se logró el 25 de octubre de 1521.
El 31 de octubre, los comuneros abandonaron el Alcázar de Toledo y se nombraron nuevos funcionarios.
La revuelta de febrero de 1522
Después de que Toledo volviera al orden, el nuevo corregidor de la ciudad intentó restaurar completamente la autoridad del rey, lo que provocó a los antiguos comuneros. María Pacheco seguía en la ciudad y se negaba a rendirse hasta que el rey firmara personalmente los acuerdos. Por ello, el corregidor exigía la captura de María Pacheco.
La situación llegó a un punto crítico el 3 de febrero de 1522, cuando se ordenó detener a un agitador, a lo que los comuneros se opusieron. Hubo un enfrentamiento, que se calmó gracias a la intervención de María de Mendoza y Pacheco, hermana de María Pacheco. Se acordó una tregua, que significó la derrota de los comuneros, pero que María Pacheco aprovechó para escapar a Portugal, donde vivió exiliada hasta su fallecimiento en 1531.
Un lugar que recuerda la Guerra de las Comunidades es la Plaza de Padilla en Toledo. Se creó al demoler el palacio de Juan de Padilla y María Pacheco. El corregidor ordenó esparcir sal en el terreno para que nada creciera, pero la gente de Toledo llamó a ese lugar "plaza de Padilla", manteniendo viva la memoria de los líderes comuneros.
El Perdón General de 1522
Carlos I regresó a España el 16 de julio de 1522. A partir de su llegada, la represión contra los excomuneros se intensificó. Por ejemplo, Pedro Maldonado, un líder de Salamanca y primo de Francisco Maldonado, fue capturado y perdió la vida.
Carlos I permaneció en Palencia hasta finales de octubre, luego se trasladó a Valladolid. Allí, el 1 de noviembre, se proclamó el Perdón General, que ofrecía amnistía a quienes habían participado en el movimiento comunero. Sin embargo, 293 personas, incluyendo a María Pacheco y al Obispo Acuña, fueron excluidas del perdón.
Se calcula que unos cien comuneros fueron capturados y perdieron la vida desde la llegada del rey, siendo los más conocidos Pedro Maldonado y el obispo Acuña. Este último fue capturado y perdió la vida en el castillo de Simancas el 24 de marzo de 1526, tras un intento de escape.
Consecuencias de la guerra
Las principales consecuencias de la Guerra de las Comunidades de Castilla fueron la pérdida de la élite política de las ciudades castellanas y un impacto en las finanzas del Estado. El rey tuvo que compensar a quienes perdieron bienes o sufrieron daños durante la revuelta. Las mayores compensaciones fueron para el Almirante de Castilla y el Condestable.
Estas compensaciones se pagaron con un impuesto especial para la población de cada ciudad comunera. Estos impuestos afectaron las economías locales durante unos veinte años. Además, la industria textil del centro de Castilla perdió oportunidades de crecimiento.
La nobleza quedó subordinada a la monarquía. La alta aristocracia fue recompensada por su apoyo al rey, pero quedó claro que eran súbditos del monarca. Las Cortes de Toledo de 1538, las últimas a las que la nobleza fue convocada como "estamento", confirmaron esta nueva forma de gobernar la Monarquía Católica de los Habsburgo.
Influencia en épocas posteriores
En el siglo XVII
En el Siglo de Oro, se empezó a mencionar a las Comunidades en obras literarias, como en el Quijote. La palabra "comunero" también fue usada por Francisco de Quevedo como sinónimo de rebelde.

En el siglo XIX
A partir del siglo XIX, la figura de los Comuneros empezó a ser vista de forma positiva, como defensores de la libertad.
En enero de 1821, un grupo formó una sociedad secreta llamada Confederación de Comuneros Españoles. El primer gran acto conmemorativo fue en abril de 1821, por el tercer centenario de la batalla de Villalar. Juan Martín Díez, El Empecinado, fue a Villalar para buscar los restos de los líderes. Así comenzaron los homenajes a los comuneros por parte del gobierno liberal.
Desde entonces, se destacó la figura de los comuneros como defensores de las libertades frente al poder absoluto y de la identidad nacional.
En 1869, en Valladolid, se firmó el Pacto Federal Castellano, que hacía referencia a las Comunidades.
En el siglo XX
Los primeros estudios sobre los comuneros fueron realizados por Ángel Ganivet. Después, otros autores como Manuel Azaña y Gregorio Marañón también los estudiaron.
Desde mediados del siglo XX, la historia de las Comunidades se renovó con nuevas formas de investigación.
El interés por las Comunidades con fines reivindicativos resurgió a partir de 1976, durante la Transición española. Desde ese año, se celebran concentraciones en Villalar cada 23 de abril. Ese mismo año, el grupo Nuevo Mester de Juglaría puso música al poema Los Comuneros, de Luis López Álvarez.
Después de varios años de concentraciones no autorizadas, la fiesta del 23 de abril se hizo oficial en 1983, cuando se formó la comunidad autónoma de Castilla y León.
Además, cada 3 de febrero desde 1988, se celebra un homenaje a los Comuneros en Toledo, recordando la rebelión de 1522 y destacando a Juan de Padilla y María Pacheco.
Desde 2007, el castillo de Torrelobatón alberga el centro de interpretación de la Guerra de las Comunidades de Castilla, por lo que se le conoce como el Castillo de los Comuneros de Torrelobatón.
El 15 de marzo de 2015, se inauguró en Toledo un monumento a Juan de Padilla en la plaza donde estaban sus casas. Este monumento, de bronce y piedra, tiene una altura de 4,72 metros y pesa 32 toneladas.
En la política
Después de la Transición, muchos partidos que buscan resaltar la identidad de Castilla han usado la figura de los comuneros. También surgieron los "Concejos Comuneros", formados por castellanos que viven en otras ciudades.
Entre los primeros partidos que usaron esta figura están la Unidad Comunera Castellana y Tierra Comunera, que ya no existen.
En las artes y la cultura popular
La Guerra de las Comunidades ha sido tema de novelas, como Pueblo sin rey (2020) de Olalla García.
Véase también
En inglés: Revolt of the Comuneros Facts for Kids
- Rebelión de los comuneros (levantamiento armado en el Virreinato de la Nueva Granada en los años 1780)
- Revolución comunera (insurrecciones en Paraguay en el siglo XVI y XVIII)
- Santa Junta
- Germanías