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Guerras de religión de Francia para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Guerras de religión francesas
Parte de guerras de religión en Europa

Representación de la matanza de San Bartolomé de François Dubois
Fecha 18 de marzo de 1562 - abril 1598
Lugar Reino de Francia, Reino de Navarra
Resultado Victoria de los «Politiques»
Consecuencias El Edicto de Nantes concedió a los calvinistas derechos sustanciales en determinadas zonas; París, Dijon, Lyon, Ruan y Toulouse fueron declaradas de forma permanente zonas exclusivamente católicas.
Beligerantes
Protestantes:
Croix huguenote.svg Hugonotes
Flag of England.svg Reino de Inglaterra

Flag of Scotland (1542–2003, sky blue).svg Reino de Escocia
Prinsenvlag.svg Provincias Unidas
Bandera de Reino de Navarra.svg Reino de Navarra


Insigne modernum Francum.svg Politiques
Flag of France (XIV-XVI).svg Reino de Francia
Flag of New Spain.svg España (hasta 1588)
Flag of the Papal States (pre 1808).svg Estados Pontificios (hasta 1588)
Flag of the Grand Duchy of Tuscany (Medici period).svg Gran Ducado de Toscana
Católicos:
Flag of the Catholic League (French Wars of Religion).svg Liga Católica de Francia
Flag of Cross of Burgundy.svg España
Flag of Savoie.svg Saboya
Flag of Portugal (1578).svg Reino de Portugal
Comandantes
Croix huguenote.svg Luis I, Príncipe de Condé  
(hasta 1589)
Croix huguenote.svg Gaspar de Coligny  
Croix huguenote.svg Gabriel I de Montgomery  
Flag of England.svg Isabel I
Flag of Scotland (1542–2003, sky blue).svg Jacobo VI
Bandera de Reino de Navarra.svg Juana de Albret
CoA Zweibrücken County.svg Wolfgang del Palatinado-Zweibrücken  
CoA Zweibrücken County.svg Juan I del Palatinado-Zweibrücken
Prinsenvlag.svg Guillermo de Orange
Prinsenvlag.svg Luis de Nassau
Flag of France (XIV-XVI).svg Francisco de Anjou
Blason maison fr de Montmorency.svg Enrique I de Montmorency (desde 1574)
Flag of France (XIV-XVI).svg Catalina de Médici
Flag of France (XIV-XVI).svg Enrique III  
Flag of France (XIV-XVI).svg Carlos IX
Flag of France (XIV-XVI).svg Enrique de Navarra (desde 1589)
Flag of France (XIV-XVI).svg Antonio de Borbón  
Flag of France (XIV-XVI).svg Jacques d'Albon de Saint-André  
Flag of France (XIV-XVI).svg Francisco de Guisa  
Flag of France (XIV-XVI).svg Enrique I de Guisa (hasta 1584)  
Flag of France (XIV-XVI).svg Francisco de Montmorency
Flag of France (XIV-XVI).svg Anne de Montmorency  
Flag of France (XIV-XVI).svg Claudio de Guisa  
Flag of the Catholic League (French Wars of Religion).svg Casa de Guisa
Flag of Cross of Burgundy.svg Felipe II
Flag of the Papal States (pre 1808).svg Papa Sixto V
Flag of Savoie.svg Carlos Manuel I
Bajas
2 000 000-3 000 000 muertos

Las guerras de religión de Francia fueron una serie de conflictos internos que ocurrieron en el reino de Francia y en el reino de Navarra. Estos enfrentamientos tuvieron lugar durante la segunda mitad del siglo XVI, entre 1562 y 1598. Aunque se distinguen ocho guerras principales, la violencia fue constante en ese periodo.

El motivo principal de estas guerras fueron las diferencias religiosas entre católicos y protestantes calvinistas, conocidos como hugonotes. Estas tensiones se hicieron más fuertes por las rivalidades entre importantes familias nobles, como los Borbón y los Guisa, que apoyaban a cada bando religioso.

Además, el conflicto en Francia tuvo un impacto internacional. Inglaterra, bajo el reinado de Isabel I, apoyó a los protestantes. Por otro lado, España, la mayor potencia católica de la época, liderada por Felipe II, respaldó a los católicos. Este conflicto también influyó en la rebelión de las Provincias Unidas contra España. También afectó la expansión del protestantismo en el Sacro Imperio Romano Germánico.

Las guerras terminaron con el fin de la dinastía Valois-Angulema. Enrique IV de Borbón subió al trono. Después de convertirse al catolicismo, promulgó el Edicto de Nantes en 1598. Este edicto garantizó cierta tolerancia religiosa para los protestantes en algunas zonas. Sin embargo, ciudades como París, Dijon, Lyon, Ruan y Toulouse se mantuvieron exclusivamente católicas.

A pesar del Edicto de Nantes, los conflictos entre la Corona y los hugonotes resurgieron varias veces. Finalmente, el nieto de Enrique IV, Luis XIV, eliminó esa tolerancia con el Edicto de Fontainebleau en 1685. Este edicto prohibió todas las religiones excepto la católica, lo que llevó a más de 200.000 hugonotes a exiliarse.

¿Qué causó las guerras de religión en Francia?

Las diferencias religiosas

Desde finales del siglo XIV y especialmente durante el Renacimiento, surgieron ideas que cuestionaban la religión católica tradicional. También se criticaba la autoridad de la Iglesia de Roma y la riqueza del clero.

Los problemas comenzaron entre 1540 y 1550. Los protestantes destruyeron objetos religiosos que los católicos consideraban sagrados, como reliquias y estatuas. Cuando el rey Enrique II murió en 1559, el conflicto se volvió político. Los grupos religiosos organizaron sus fuerzas militares. Las guerras de religión comenzaron en 1562 y continuaron, con periodos de paz, hasta 1598, cuando se firmó el Edicto de Nantes.

Estos conflictos fueron muy complejos. A las diferencias religiosas se sumaron luchas políticas, problemas sociales y tensiones en toda Europa.

El poder real se debilita

A finales del siglo XV y principios del XVI, la monarquía francesa había crecido mucho. Tenía más poder en el territorio, las finanzas, la economía y el ejército. Los reyes Francisco I y Enrique II mantuvieron un equilibrio con la nobleza. Se apoyaban en ella para gobernar, pero sin permitir que los dominaran.

Surgió una nueva nobleza poderosa, como las familias Guisa, Borbón y Montmorency. Estas familias controlaban el gobierno central y local. El equilibrio se rompió cuando Enrique II murió en 1559. Sus hijos, Francisco II y Carlos IX, eran muy jóvenes o no podían gobernar bien. Esto convirtió la competencia entre nobles en una lucha por controlar el poder del rey.

La reina madre Catalina de Médici y su canciller Michel de L'Hospital intentaron crear un gobierno más profesional. Esto molestó a la alta nobleza, que sentía que perdía su influencia. La reina intentó mantener la paz con tolerancia religiosa, pero esto solo hizo que ambos bandos se sintieran insatisfechos. Todo esto, junto con las divisiones religiosas, llevó a un largo periodo de conflictos.

La familia Montmorency, unida por la religión, formó un partido político fuerte. Esto explica por qué las guerras duraron 36 años. Las creencias religiosas se convirtieron en partidos: el Partido Hugonote y la Liga Católica. El Partido Hugonote surgió para defender su fe. La Liga Católica apareció como reacción a los éxitos de los hugonotes.

Durante las guerras, la monarquía perdió el control. Los reyes Valois (Carlos IX, Enrique III y su madre Catalina de Médici) no pudieron detener la lucha. La gente de todas las clases sociales participó en las guerras. Esto mostró una gran reacción social contra el intento de crear un Estado fuerte y unido.

La desobediencia de los franceses siguió el ejemplo de los príncipes y grandes señores. Ellos se levantaron en armas sin permiso del rey. El feudalismo aún presente en Francia se hizo evidente con la autonomía de los señores. La convocatoria de los Estados Generales (35 veces durante las guerras) mostró el debilitamiento del poder real. Los reyes necesitaban el apoyo de sus súbditos para tomar decisiones.

¿Quiénes fueron los personajes más importantes?

La familia Valois-Angulema

Esta era la familia real de Francia. Estaba formada por la reina madre Catalina de Médici, viuda de Enrique II, y sus hijos: Francisco II, Carlos IX, Enrique III y Francisco de Alençon. También sus hijas Isabel, Claudia y Margarita (Margot).

La familia Borbón

Archivo:Blason duche fr Bourbon (moderne)
Borbón.

Los Borbones eran descendientes directos de San Luis IX. Eran príncipes de sangre y herederos de los Valois. Estaban divididos entre católicos y protestantes. Luis de Condé y su hijo Enrique de Condé, y Antonio de Borbón y su hijo Enrique IV, apoyaron a los hugonotes. Finalmente, Enrique IV logró imponerse y se convirtió en rey de Francia tras la muerte de Enrique III.

La familia Guisa

Archivo:Armoiries ducs de Guise
Guisa.

Los Guisa eran primos del duque Carlos III de Lorena. Ganaron poder gracias a Claudio y Francisco de Lorena. También por el matrimonio de María de Guisa con Jacobo V de Escocia, de quienes nació María Estuardo, reina de Escocia y esposa de Francisco II. Otros miembros importantes fueron el cardenal de Lorena y el duque Enrique de Guisa.

Los Guisa lideraron a los católicos franceses. Eran muy populares y apoyaron a la dinastía Valois. Aunque la reina madre Catalina de Médici a veces los apartaba por su intransigencia, siempre regresaban gracias a su popularidad y al apoyo de España.

El rey Enrique III intentó deshacerse de la influencia de los Guisa asesinándolos. Pero esto solo hizo que los católicos lo despreciaran. En 1588, la Liga Católica tomó París y expulsó al Rey. Enrique III se unió a los protestantes y fue asesinado por un católico. A pesar de su derrota final, los Guisa tenían suficiente poder para que Enrique IV prefiriera negociar con ellos en lugar de destruirlos.

La familia Montmorency

Archivo:Blason maison fr de Montmorency
Montmorency

Esta era una de las familias más antiguas y poderosas de Francia. El condestable Anne de Montmorency fue muy importante bajo Francisco I y Enrique II. Aunque perdió el favor de Francisco I, tuvo gran influencia sobre Enrique II y acumuló una enorme fortuna. Otros miembros fueron Francisco de Montmorency y los hermanos Châtillon, como Gaspar II de Coligny.

Los Montmorency estaban divididos entre católicos y protestantes. Se unieron contra la creciente influencia de sus rivales, los Guisa. Su lucha por el poder hizo que la primera parte de las guerras de religión fuera en gran parte un conflicto entre estas dos familias.

Los Montmorency fueron los grandes perdedores del conflicto. Casi todos sus miembros murieron en combate, fueron asesinados, encarcelados o exiliados. Sin embargo, resurgieron con Enrique IV de Borbón, con Enrique de Montmorency-Damville.

¿Cómo influyeron los países vecinos en el conflicto?

Jefes de Estado durante las guerras de religión
Reyes de Francia Gobernadores de los Países Bajos españoles Reyes de España Reyes de Inglaterra
Enrique II Manuel Filiberto de Saboya 19- Rei D. Filipe I - O Prudente.jpg
Felipe II
Elizabeth1England.jpg
Isabel I
Francisco II Anthonis Mor 009.jpg Margarita de Parma
Bemberg Fondation Toulouse - Portrait de Charles IX - François Clouet - Inv.1012.jpg
Carlos IX Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba, por Willem Key.jpg El duque de Alba
Henri III Versailles.jpg
Enrique III
Luis de Requesens
Don Juan de Austria
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Alejandro
Farnesio
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Enrique IV
Pedro Ernesto de Mansfeld
Ernesto de Austria
Pedro Enríquez de Acevedo
Archiducs albert isabelle pays-bas.jpeg Archiduque Alberto de Austria Diego Velázquez - Philip III on Horseback (detail) - WGA24408.jpg
Felipe III

Las guerras de religión en Francia también fueron afectadas por la intervención de países vecinos que querían debilitarla. Después de que Francia fuera derrotada en la Batalla de San Quintín en 1557, perdió su liderazgo en favor de España. Sin embargo, Francia siguió siendo una gran potencia en Europa. La reina de Inglaterra, Isabel I, apoyó a los protestantes. El rey de España, Felipe II, apoyó a los Guisa, que eran católicos muy estrictos. Así, Francia se dividió en dos grupos apoyados por potencias extranjeras. En la década de 1580, Inglaterra y España se enfrentaron usando Francia como escenario.

También había reclamos de territorios. Inglaterra quería recuperar Calais, que había perdido en 1558. España intentaba recuperar la parte norte de Navarra. Por su parte, Saboya, aliada de España, quería recuperar ciudades italianas ocupadas por Francia.

Las guerras de religión en Francia dependían mucho de lo que pasaba en Europa. Esto fue muy claro con los Países Bajos españoles, donde los problemas políticos y religiosos aumentaron desde 1566. La guerra en Flandes afectaba directamente a los conflictos franceses y viceversa.

El rey de Francia también usó ejércitos extranjeros para mantener su autoridad. Contrató soldados suizos e italianos, enviados por el Papa. Ambos bandos usaron mercenarios alemanes. Los españoles también usaron tropas de Flandes.

¿Cómo comenzaron los conflictos?

Los primeros problemas

Los primeros problemas religiosos surgieron durante el reinado de Francisco I (1515-1547). El rey creía que las ideas protestantes eran malas para su autoridad. Se opuso a ellas cuando los protestantes comenzaron a destruir imágenes y objetos religiosos. Después del Asunto de los Pasquines, donde los hugonotes pusieron carteles por todo el país, la persecución de los protestantes comenzó en 1534. Se publicaron edictos que los condenaban y en 1545 ocurrió la masacre de Mérindol.

Durante el reinado de su hijo Enrique II (1547-1559), las tensiones religiosas aumentaron. Enrique II era más estricto que su padre. Persiguió a los protestantes, creando tribunales especiales llamados "cámaras ardientes" para condenarlos a la hoguera. A pesar de esto, el protestantismo creció mucho. Bajo líderes como Juan Calvino, ganó muchos seguidores, especialmente entre artesanos, burgueses y nobles. Su éxito provocó un gran odio entre los católicos. Ambos grupos creían tener la verdad sobre la fe. El país estaba al borde de una crisis, y solo la fuerte autoridad del rey mantuvo a Francia unida. La muerte de Enrique II en un accidente en 1559 abrió un periodo de incertidumbre.

El reinado de Francisco II (1559-1560)

El hijo mayor de Enrique II y Catalina de Médici, Francisco II, subió al trono a los 16 años. Aunque ya podía reinar, dejó el gobierno en manos de los tíos de su esposa María Estuardo, los hermanos Guisa, que eran líderes católicos. Los Guisa controlaron el palacio y al rey. Con las finanzas del reino en mal estado, la reina viuda Catalina decidió apoyarse en los Guisa. Ellos rápidamente ocuparon los puestos más importantes. El duque Francisco I dirigió los ejércitos, y su hermano Carlos, cardenal de Lorena, manejó las finanzas y los asuntos de la Iglesia. Para mejorar la economía, se redujo drásticamente el gasto público, lo que causó muchas protestas y represiones.

Las rivalidades entre las familias nobles aumentaron. La Casa de Borbón, la más importante del reino, quería recuperar su influencia. Los Borbones debían presidir el Consejo Real, pero el Cardenal de Lorena tomó el control. Antonio de Borbón, rey de Navarra, fue enviado a España para acompañar a Isabel de Valois a casarse con Felipe II.

La persecución religiosa del cardenal de Lorena, que era gran inquisidor de Francia, empeoró el problema. A pesar de los intentos de la reina Catalina por mediar, los calvinistas buscaron protección en Luis de Borbón, príncipe de Condé, hermano de Antonio de Borbón. Condé creía que la causa religiosa le permitiría ganar poder.

Esto llevó a la Conspiración de Amboise en 1560. El plan era tomar al rey y quitarle influencia a los Guisa. Pero Condé dejó la ejecución en manos de un noble menor, el Señor de la Renaudie, y el complot fue descubierto. El rey se trasladó a la fortaleza de Amboise, y los conspiradores fueron capturados y ejecutados.

Pronto se vio que muchos hugonotes solo querían acabar con los Guisa. Si los Borbones dirigían el Consejo Real, se calmarían. La reina madre y el canciller Michel de L’Hospital buscaron una solución pacífica. Una asamblea en Fontainebleau en agosto de 1560 fortaleció la posición de la reina, pero no pudo acabar con el poder de los Guisa.

Archivo:Antoine-de-bourbon
Antonio de Borbón, rey de Navarra.

Al no poder eliminar a los Guisa, los Borbones se acercaron al calvinismo. También querían conquistar Navarra a la católica España. Si se mantenían católicos y los Guisa en el poder, romper con España era imposible. Los Montmorency también apoyaban los disturbios. Los hugonotes se prepararon para la guerra, atacando ciudades en el sur y suroeste de Francia. La guerra civil parecía inevitable. La reina madre llamó a Condé y Antonio de Borbón a Orleáns. Antonio de Borbón obedeció, y Condé fue arrestado y condenado a muerte por los Guisa.

La situación estaba estancada cuando Francisco II enfermó gravemente en noviembre de 1560. Catalina aprovechó para reconciliar a sus enemigos, perdonando a los Borbones y ofreciéndoles una posición importante. A cambio, obtuvo la regencia de su hijo Carlos y garantizó que los Guisa no serían castigados. Francisco murió el 5 de diciembre. María Estuardo regresó a Escocia, y Catalina se convirtió en reina regente, habiendo neutralizado y reconciliado, al menos por un tiempo, a las casas de Borbón y Guisa.

El reinado de Carlos IX (1560-1574)

Catalina de Médici, ahora gobernante, se dedicó a unir el reino, asegurar la autoridad real y restaurar el poder de la monarquía francesa. Carlos IX tenía 10 años, lo que le daba a la reina al menos 4 años para sus planes. Primero, Antonio de Borbón fue nombrado teniente general del reino y Condé fue liberado. El Cardenal de Lorena fue apartado del poder, pero Francisco de Guisa siguió al mando del ejército. Los Montmorency también vieron una oportunidad en el nuevo reinado. Así, la Casa Real y las principales familias nobles se unieron en los Estados Generales de diciembre de 1560. No se resolvió la falta de dinero, pero se acabaron los abusos judiciales, se eliminaron aduanas internas y se unificaron pesos y medidas. También se acordó reunir los Estados al menos cada cinco años.

La reina no logró unir el reino dividido. La política de tolerancia del canciller Michel de L'Hospital cambió la situación. El edicto de Ramoritin (enero de 1560), que buscaba aliviar a los protestantes, no funcionó. La política conciliadora de Catalina la hizo parecer débil a los calvinistas, que pedían más, y alarmó a los católicos, que se volvieron más hostiles. Así, los Guisa se unieron a los Montmorency y al mariscal de Saint-André en abril de 1561, con apoyo de España, para defender la fe católica. En ese momento, el calvinismo estaba en su punto más alto, con más de dos millones de seguidores, cada vez más involucrados en política y violentos. La situación empeoró para los católicos cuando, tras la reunión de los Estados Generales en Pontoise, se pidió libertad religiosa y la confiscación de bienes de la Iglesia. El intento de negociación, conocido como coloquio de Poissy, causó más división y descontento, llevando a nuevos disturbios en París y el sur de Francia. Católicos y protestantes se armaron, y la violencia se extendió por todo el reino.

Como resultado, Catalina de Médici promulgó el Edicto de Saint-Germain (17 de enero de 1562), un último intento de paz. Permitía a los hugonotes practicar su culto fuera de las ciudades y en sus casas. También podían reunirse en sínodos con permiso real. Los ministros protestantes fueron reconocidos, y los hugonotes podían formar grupos religiosos. A los nobles se les permitía total libertad de conciencia. Pero esta tolerancia civil tuvo el efecto contrario. Los protestantes no aceptaban ser ciudadanos de segunda clase, los católicos estaban furiosos y el Parlamento se negó a aprobarlo. Presionado, Antonio de Borbón dejó el protestantismo y se unió a los Guisa y los Montmorency.

El 18 de marzo, el duque de Guisa y sus hombres mataron a 23 protestantes reunidos en una granja para celebrar su culto. Fue la matanza de Wassy. Al regresar a París, el duque fue recibido como un héroe. La reina Catalina intentó mantener la paz, pero el duque presionó a la regente al aparecer con sus tropas en Fontainebleau, donde estaba la Corte. El joven rey y su madre fueron forzados a seguirlo a París, con la excusa de protegerlos de los protestantes, obligándolos a tomar partido por los católicos. En Sens fueron asesinados cien calvinistas. En París, saquearon las casas de hugonotes ricos. En Tours encerraron a los protestantes tres días sin comida, luego los llevaron al Loira y los mataron. Por su parte, Condé dejó la capital, unió fuerzas con Coligny y se puso al frente de los calvinistas, tomando la ciudad de Orleáns. Los hugonotes armados declararon su lealtad al Rey, diciendo que solo querían librarse de los Guisa y que se respetara el edicto de libertad de culto. Mataron a algunos católicos, saquearon iglesias y destruyeron altares, crucifijos y estatuas. Las guerras de religión habían comenzado.

El desarrollo del conflicto

La expansión protestante (1560-1570)

En la primera parte de las guerras, el protestantismo ganó fuerza entre la nobleza y en las ciudades. El aumento de seguidores hizo que los protestantes creyeran que podían convertir a todo el país. Después de varios enfrentamientos, la Matanza de San Bartolomé en 1572 detuvo bruscamente el avance del movimiento y acabó con las esperanzas de los protestantes.

Primera guerra de religión (1562-1563)

Al inicio de la guerra, los hugonotes pidieron ayuda a Ginebra, Inglaterra y a los príncipes protestantes del Sacro Imperio. La reina y sus nobles pidieron ayuda a España y a los Estados italianos. Con el tratado de Hampton Court, Condé obtuvo el apoyo de la reina de Inglaterra, mientras que Felipe II envió tropas para los realistas.

Esta primera guerra tuvo varios frentes. Los más importantes fueron alrededor del Loira y en Normandía. Otra zona de combate fue el sureste, en Languedoc, y una tercera en el suroeste, donde Blas de Montluc reprimió a los protestantes. En medio de la crueldad de ambos bandos, los calvinistas tomaron muchas ciudades importantes, como Lyon, Orleáns o Ruan. En cada conquista, los protestantes saqueaban y destruían iglesias. Los católicos sufrieron grandes pérdidas, pero los hugonotes no lograron tomar Toulouse ni Burdeos. Pronto, las fuerzas realistas atacaron, asediando las ciudades perdidas. Una a una, recuperaron Tours, Poitiers, Angers y Bourges. Finalmente, en el asedio de Ruan, murió Antonio de Borbón. Su joven hijo Enrique, futuro rey, fue educado en el calvinismo por Juana de Navarra.

La batalla de Dreux (19 de diciembre de 1562) dio ventaja al ejército real. Condé fue hecho prisionero, pero los católicos perdieron al Mariscal de Saint-André y al condestable Anne de Montmorency. El duque Francisco de Guisa murió en febrero de 1563, asesinado durante el sitio de Orleáns, al parecer por orden de Coligny. Esto inició el deseo de venganza de los Guisa.

Con Guisa muerto y Condé prisionero, y ambos bandos sin sus líderes, la reina Catalina pudo negociar la paz. Esto llevó al Edicto de Amboise (19 de marzo de 1563). Las ciudades de Ruan, Orleans y Lyon volvieron al control católico. Se garantizó la libertad de conciencia a los hugonotes y se permitió el culto protestante en casas privadas y en propiedades de nobles. París y sus alrededores quedaron prohibidos para los protestantes.

Esta guerra tuvo consecuencias graves. Ciudades como Ruan, Orleans y Lyon se convirtieron en centros del catolicismo más estricto. Muchos católicos buscaron vengarse de los protestantes. La paz impuesta por la reina madre fue muy frágil. El odio católico hacia los protestantes aumentó por la destrucción causada. Los calvinistas seguían creyendo que eran tratados como ciudadanos de segunda clase y que Francia necesitaba reformas. A pesar de la paz, ninguno de los bandos se desarmó, y los rencores llevaron a muchos asesinatos. Para fortalecer la paz, el rey Carlos IX fue declarado mayor de edad en agosto de 1563.

Segunda guerra de religión (1567-1568)

Después de cuatro años de paz, el reino estaba de nuevo al borde de la guerra. Las hostilidades se reanudaron en 1567 por tres razones: el fracaso del Edicto de Amboise en las provincias, las tensiones internacionales y la rivalidad entre el Príncipe de Condé y el joven hermano del rey, Enrique, duque de Anjou. El ascenso del joven príncipe molestó a Condé, quien dejó la Corte.

En 1566, una ola de destrucción de imágenes religiosas afectó iglesias y conventos en los Países Bajos. El ejército español enviado para reprimir la revuelta se movió cerca de la frontera francesa. La presencia de estas tropas asustó a los hugonotes y al rey de Francia. El rey contrató mercenarios suizos para protegerse. Esto, a su vez, aumentó los temores de los hugonotes, que comenzaron a prepararse para otra guerra. Ante la represión del Duque de Alba en los Países Bajos, los hugonotes, liderados por Coligny, pidieron apoyo francés a los rebeldes. Sin embargo, la reina Catalina no quería declarar la guerra a su poderoso yerno. Cuando quedó claro que no toleraría a los protestantes que atacaban a los católicos, los hugonotes temieron que la reina se aliara con los españoles para acabar con el protestantismo.

La segunda guerra estalló el 28 de septiembre de 1567. Los líderes hugonotes, dirigidos por Condé, intentaron tomar a la familia real y al cardenal de Lorena en un ataque sorpresa, la sorpresa de Meaux. La reina madre se sintió muy ofendida y decidió castigar a los traidores. Los ejércitos se enfrentaron de nuevo y los protestantes fueron derrotados el 10 de noviembre en la Batalla de Saint-Denis. Pero el Condestable de Montmorency murió en la batalla. La reina madre nombró a su hijo Enrique de Anjou teniente general del ejército, a pesar de las protestas. El joven de 16 años no pudo detener el avance hugonote. Finalmente, el debilitamiento de ambos bandos llevó a la Paz en Longjumeau el 22 de marzo de 1568. Los hugonotes se comprometieron a retirarse del territorio conquistado a cambio de que se licenciaran los mercenarios suizos y se aplicara el Edicto de Amboise.

Tercera guerra de religión (1568-1569)

La paz de Longjumeau no puso fin a los enfrentamientos. Los protestantes se negaron a dejar las ciudades que habían tomado. La violencia se extendió por todo el reino, mostrando que la paz era muy frágil. Pocos meses después de la tregua, la reina madre intentó adelantarse al enemigo y ordenó detener al príncipe de Condé (28 de julio de 1568). Condé, advertido, huyó con Coligny. La reina publicó la Declaración de Saint-Maur, que anulaba las concesiones del Edicto de Amboise y prohibía toda religión que no fuera el catolicismo. Por esas fechas, su hija Isabel de Valois, esposa de Felipe II, falleció, lo que debilitó la alianza entre España y Francia.

Catalina sobornó al Príncipe de Orange para que saliera de Francia y no ayudara a los hugonotes. El ejército realista, de nuevo bajo el mando de Enrique de Anjou, derrotó a las tropas protestantes en la batalla de Jarnac, el 15 de marzo de 1569. Los hugonotes sufrieron grandes pérdidas, incluyendo la muerte de Condé. Gaspar de Coligny se convirtió entonces en el líder de los hugonotes. Reorganizó el ejército y se dirigió al sur para reclutar más tropas. También tomó bajo su protección a los hijos de Antonio de Borbón y Condé: Enrique de Navarra y Enrique de Condé.

Archivo:Gaspard de Coligny, amiral de France
El Almirante Gaspar de Coligny

Con el apoyo de los príncipes protestantes del Sacro Imperio, los hugonotes volvieron a atacar. Sin embargo, los realistas los derrotaron de nuevo en la batalla de Moncontour (3 de octubre de 1569). Los hugonotes se fortificaron en su bastión de La Rochelle. Las dificultades para vencer a los rebeldes, la falta de dinero, los celos entre el Rey y su hermano el Duque de Anjou, y las diferencias entre la nobleza realista, detuvieron su avance. Esto llevó a la reina madre a buscar una nueva paz. Coligny formó el “ejército de los vizcondes” y recuperó la iniciativa militar. El Almirante marchaba de nuevo hacia París cuando se firmó una nueva tregua, la Paz de Saint-Germain el 8 de agosto de 1570. Este tratado restableció la libertad de conciencia y culto. Hizo de La Rochelle, Coñac, Montauban y La Charité plazas seguras para los hugonotes. Sus propiedades les serían devueltas y terminaría la discriminación religiosa en cargos públicos. Ninguna de las partes quedó contenta con esta paz.

La guerra de los descontentos (1572-1580)

En este periodo, las guerras de religión se vieron más como un conflicto político. Un grupo de católicos moderados estaba descontento con el aumento del poder del rey. A la cabeza de este movimiento estaba el propio hermano del rey, Francisco de Alençon, junto con la alta nobleza católica.

Cuarta guerra de religión (1572-1573)

Archivo:Elizabeth1
En 1572, Isabel I de Inglaterra se alió con Francia contra España.

La reina madre probablemente sabía que la paz de Saint-Germain era frágil. Pero le dio tiempo para fortalecer el reino y asegurar la supervivencia de la dinastía Valois. La hermana del Rey, Margot, se volvió clave en la estrategia política. Carlos IX se casó con Isabel de Austria, hija del emperador Maximiliano II. En cuanto a Enrique de Anjou, su boda con Isabel de Inglaterra fracasó. Pero al quedar vacante el trono polaco, Catalina de Médici buscó que su hijo favorito fuera rey de Polonia. La reina también intentó casar a Margot de forma ventajosa para el reino. Primero se pensó en Sebastián I de Portugal, pero luego surgió la idea de casarla con Enrique de Navarra, hijo de Antonio de Borbón. La reina Juana III de Navarra se opuso a este matrimonio y falleció poco después.

Como resultado de la paz de Saint-Germain, el líder hugonote Gaspar de Coligny entró en el Consejo Real. Pronto se ganó la confianza del joven rey Carlos, quien quería liberarse del dominio de su madre. Para unir a los franceses, Coligny propuso romper la alianza con España e intervenir en los Países Bajos para ayudar a los rebeldes holandeses. Comenzó a ayudar a los orangistas con armas y dinero. Cuando un ejército hugonote cruzó la frontera de Artois, fue claro que el almirante provocaría la guerra para forzar al Rey a romper con España. Para la reina madre, eliminar a Coligny era esencial para la paz con los Habsburgo. Además, la boda entre Enrique de Navarra y Margot, que debía traer paz, solo aumentó las tensiones. Católicos y protestantes rechazaron el matrimonio de una princesa de Francia con el rey de Navarra. La corte estaba tensa, y Catalina de Médici no obtuvo permiso del Papa. Los obispos franceses dudaban. La reina madre usó su astucia para convencer al cardenal de Borbón de oficiar la boda. Margot no quería casarse con un protestante, y fue el propio Rey quien la obligó a aceptar.

Coligny seguía reclutando tropas para la guerra después de la boda. Catalina había logrado que su hijo se distanciara del Almirante. El 22 de agosto de 1572, Coligny fue víctima de un ataque planeado por la reina madre, Anjou y los Guisa, perdiendo un brazo. Este ataque enfureció a los miles de hugonotes en la capital. El rey, sin saber la implicación de su madre, se reunió con Coligny para asegurarle su protección. La tensión creció, y los grupos católicos y protestantes comenzaron a chocar. La noche del 23 de agosto, una multitud de hugonotes se presentó ante el Louvre y las residencias de los Guisa, pidiendo venganza. La amenaza hugonote y la investigación del rey, que apuntaba a Catalina de Médici, la asustaron. Temiendo por su vida y su dinastía, Catalina se reunió con el rey y le habló de un complot. Le aseguró que solo eliminando a los líderes hugonotes se evitaría una guerra civil. Carlos IX decidió eliminar a los líderes protestantes, excepto a su cuñado Enrique de Navarra y al príncipe de Condé. Pero lo que debía ser una operación limitada se convirtió en una terrible masacre, la Matanza de San Bartolomé. Solo unos pocos hugonotes escaparon. La masacre duró 3 días, durante los cuales la familia real se atrincheró en el Louvre, temiendo por sus vidas. Esta terrible matanza, celebrada por el Papa (mal informado por la Reina Madre) y la Europa católica, no destruyó el movimiento hugonote, pero cambió su actitud hacia los Valois. La reina Catalina se dio cuenta de que ella y sus hijos se habían ganado el odio eterno de los protestantes. Los líderes hugonotes, Condé y Enrique de Navarra, rehenes en la Corte, fueron obligados a renunciar a su religión. Aun así, la guerra civil había vuelto a estallar.

Los hechos de París provocaron acciones similares en Ruan, Orleáns, Burdeos y Tolosa. Entre 10.000 y 15.000 calvinistas fueron asesinados. Esto obligó a los hugonotes a reorganizarse en el sur y oeste, y a acercarse al “partido político”, que creía en la tolerancia para lograr la paz. El fracaso del sitio de La Rochelle por el ejército real hizo que esta guerra terminara pronto. La reina madre y Carlos IX se esforzaron por asegurar la elección de Enrique de Anjou como rey de Polonia. Esto contribuyó a que en julio de 1573 se firmara un nuevo tratado de paz, el Edicto de Boulogne. Por este edicto, los hugonotes volvían a tener libertad de conciencia en todo el reino, y de culto en La Rochelle, Nîmes y Montauban.

Enrique de Anjou fue elegido Rey de Polonia el 11 de mayo de 1573. Sin embargo, cuando dejó la Corte para ir a Polonia, era evidente que el rey Carlos, con mala salud, se estaba muriendo. En medio de conspiraciones, la reina madre Catalina hizo que el rey reconociera a Anjou como su heredero. El hermano menor del Rey, el Duque de Alençon, quería el trono y formó un grupo con su hermana Margot, los Montmorency, Condé y Enrique de Navarra. Pero Alençon no tenía la habilidad para sus ambiciones y fue usado por políticos más astutos. Un intento de este grupo para tomar al Rey fracasó. Carlos atacó a los Montmorency, arrestando a sus líderes. Esto llevó a la aparición de un nuevo partido contra la Corona, los “políticos”. Finalmente, Carlos IX murió el 30 de mayo de 1574.

Quinta guerra de religión (1574-1576)

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Francisco de Alençon, retratado por Nicholas Hilliard.

Mientras Enrique III huía de Polonia para ocupar el trono de su hermano, comenzó la quinta guerra de religión. Condé escapó de la Corte, donde estaba bajo libertad vigilada desde la Matanza de San Bartolomé. El nuevo Rey fue coronado en Reims el 13 de febrero de 1575 como Enrique III, y el 15 de febrero se casó con Luisa de Lorena. Enrique era un político experimentado y comenzó a gobernar con fuerza. Adoptó una política de represión contra los hugonotes, que habían formado un Estado independiente en Languedoc. Sin embargo, la alianza de los hugonotes con el partido de los “políticos” fue desastrosa para el nuevo rey. Condé invadió el país con un ejército mercenario prestado por Juan Casimiro, y el propio hermano del Rey, Alençon, desertó. Enrique de Navarra también huyó a sus territorios. Con el reino al borde de la desintegración, la quinta guerra terminó el 6 de mayo de 1576. El rey aceptó firmar el humillante Edicto de Beaulieu para conservar el trono. Enrique III culpó a su madre y a su hermano por esta catástrofe y nunca los perdonó. Los 63 artículos del edicto fueron el mayor triunfo de los hugonotes hasta entonces. Alençon recibió muchos títulos y propiedades, incluyendo el ducado de Anjou. La matanza de San Bartolomé fue condenada, y Coligny y los hugonotes muertos fueron rehabilitados. Sus viudas y huérfanos recibieron pensiones reales durante 6 años. Los protestantes obtuvieron ocho plazas fuertes, y Enrique de Navarra fue nombrado lugarteniente de la Guyena. Francia se comprometió a pagar a los mercenarios de Condé, y Juan Casimiro recibió propiedades en Francia y una asignación anual. Finalmente, el rey se comprometió a convocar los Estados Generales en seis meses.

Sexta guerra de religión (1576-1577)

Sintiéndose humillados por la debilidad del Rey, los católicos formaron un partido político, la Liga Católica. Imitaron la organización de los hugonotes. Antes de la reunión de los Estados Generales, su objetivo era obligar al Rey a seguir sus órdenes. Pero al ver que los tres grupos representados estarían dominados por católicos estrictos, los hugonotes y los “políticos” se negaron a aceptar la reunión. Enrique de Guisa, que había apoyado a la Liga, fue considerado por los católicos como su defensor. Lo veían como el hombre ideal para acabar con la dinastía Valois y la herejía. Sin embargo, esta idea fue contraproducente, ya que solo sirvió para reconciliar al Rey con su hermano Alençon (ahora duque de Anjou). Ellos dejaron de lado su odio para evitar que los Guisa dominaran.

En la reunión de los Estados Generales, el rey decidió liderar la Liga. Se comprometió a luchar contra los hugonotes. El monarca se negó a aceptar las exigencias de los Estados o a ceder su poder. Pero los Estados no le dieron dinero al Rey para financiar la guerra. Enrique invitó en vano a los líderes hugonotes a discutir la situación. La Sexta guerra fue corta. El duque de Anjou se destacó por sus matanzas, ganándose el odio de los hugonotes. Esto satisfizo al Rey y a la reina madre, quienes sabían que el heredero al trono ya no podría unirse a sus antiguos aliados. Finalmente, el conflicto terminó con la Paz de Bergerac el 17 de septiembre de 1577 y el Edicto de Poitiers el 8 de octubre. Este edicto confirmaba la Paz de Bergerac, limitaba el culto protestante y eliminaba las humillaciones del Edicto de Beaulieu.

Mientras la reina madre viajaba por el sur de Francia para pacificar la región, el rey Enrique y su hermano reanudaron su enemistad. Anjou quería ser rey de los Países Bajos, lo que significaría guerra con España. Las violentas peleas entre sus seguidores ensangrentaron la Corte. Finalmente, Anjou hizo una incursión inútil en los Países Bajos en 1578, lo que molestó a Felipe II de España con el rey de Francia. La boda de Anjou con Isabel de Inglaterra fracasó por el rechazo del pueblo y la Corte.

Séptima guerra de religión, o guerra de los enamorados (1579-1580)

En 1579, el conflicto estalló de nuevo, pero con poca intensidad. Los problemas personales de Margot, la esposa de Enrique de Navarra en Nérac, llegaron a oídos del rey Enrique, quien los comentó con sarcasmo. Estas provocaciones y las incursiones católicas llevaron a los protestantes descontentos a atacar. La guerra, corta y sin mucho sentido, terminó con la toma de Cahors por Enrique de Navarra y la Paz de Fleix el 26 de noviembre de 1580. Esta paz extendía por seis años los privilegios de las plazas fuertes protestantes.

Mientras tanto, la muerte del rey Sebastián de Portugal enfrió las relaciones con España. Catalina reclamó el trono de Portugal, por encima de los derechos de Felipe II. Anjou, proclamado "protector de la libertad de los Países Bajos", convenció a Enrique III para que ayudara a los rebeldes sitiados en Cambrai. También intentó involucrar a Inglaterra en el conflicto. Después de que sus planes de boda con Isabel I fracasaran, Francisco de Anjou entró en Amberes como nuevo señor de los Países Bajos. Su impopularidad solo fue superada por su frustración al ser un gobernante sin poder, en manos de Guillermo de Orange. Tras intentar tomar su propia capital por la fuerza y fracasar ante las tropas españolas de Alejandro Farnesio, Anjou enfermó y regresó a París. Se reconcilió con Enrique III antes de morir el 19 de junio de 1584. Las expediciones enviadas por la reina madre para expulsar a los españoles de Portugal también fracasaron.

La ofensiva católica (1580-1598)

En el tercer y último periodo, los católicos, aliados con España, intentaron expulsar a los protestantes del reino. Esta última fase de las guerras de religión fue la más sangrienta. Fue una guerra a gran escala, con la intervención directa de potencias extranjeras y continuas matanzas causadas por el odio acumulado de 20 años de conflicto.

Octava guerra de religión o guerra de los tres Enriques (1585-1598)

Archivo:Guise
El duque Enrique de Guisa en 1588.

La situación se complicó aún más cuando quedó claro que Enrique III no tendría hijos. Al morir Anjou, hubo una gran crisis por la sucesión al trono. La corona le correspondía legítimamente al hugonote Enrique de Navarra, por ser primo de Enrique III y descendiente de Roberto de Clermont. Enrique III reconoció al Borbón como su sucesor (esperando que se convirtiera al catolicismo). Pero la Liga Católica no reconoció sus derechos, sino los de su tío, el anciano Cardenal de Borbón.

Entonces estalló la más larga y feroz de todas las guerras de religión, conocida como la "guerra de los tres Enriques". En ella lucharon Enrique III, Enrique de Navarra y Enrique de Guisa. Frente a los hugonotes aliados con la Corona, la Liga Católica contaba con el apoyo militar y financiero de España. Después de que la reina madre no lograra negociar con Guisa, la Liga pronto controló todo el norte y noroeste de Francia, amenazando París. Enrique III, atrapado, firmó el Tratado de Nemours el 7 de julio de 1585. Este tratado anulaba todos los edictos de tolerancia anteriores y prohibía el protestantismo. Enrique de Navarra, al ser protestante, fue excluido de la sucesión al trono. Además, la Liga tomó muchas ciudades.

Enrique de Navarra, apoyado militarmente por el Palatinado y Dinamarca, se convenció de que solo una victoria decisiva sobre los Guisa le devolvería su lugar en la sucesión. El conflicto se intensificó tras la ejecución de María Estuardo en febrero de 1587. Felipe II, decidido a acabar con Inglaterra, necesitaba una Francia en paz para su campaña contra Isabel Tudor. Sin embargo, las fuerzas católicas dirigidas por los favoritos del Rey fueron derrotadas. La Liga exigió que se aplicara lo acordado en Nemours, la publicación de las decisiones del Concilio de Trento, la introducción de la Inquisición y la confiscación de bienes protestantes para financiar la guerra. Los enfrentamientos entre católicos y hugonotes se endurecieron con la alianza entre protestantes y rebeldes neerlandeses contra España, y la de los católicos de la Liga con Felipe II de España. Despreciado por España y por la Liga, Enrique III no pudo mantener su autoridad. Tuvo que huir de París tras el Día de las barricadas, el 12 de mayo de 1588. Guisa tomó el control de la capital, apoyado por la gente. Finalmente, Enrique III aceptó las exigencias de la Liga (5 de julio de 1588) a cambio de que rompiera su alianza con España. El acta de Unión, publicada el 21 de julio, perdonaba a los participantes en el "Día de las barricadas", reconocía al Cardenal de Borbón como heredero, nombraba a Guisa teniente general y concedía tierras y beneficios a su familia y seguidores.

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Enrique IV en la última década del siglo XVI.

Pero el fracaso de la Armada Invencible dio nuevos ánimos al rey y al partido de los “políticos”, mientras que los Guisa sufrieron un duro golpe. Enrique III, más valiente, intentó someter a la Liga y ordenó el asesinato de Enrique de Guisa durante la reunión de los Estados en Blois. Guisa murió el 23 de diciembre de 1588 a manos de la guardia real. Luego fueron encarcelados el hermano del Duque, el cardenal Luis II de Guisa (asesinado poco después) y todo su grupo. Los cuerpos de los Guisa fueron quemados para evitar que sus tumbas se convirtieran en lugares de veneración para la Liga Católica. Días después, el 5 de enero de 1589, murió la reina madre Catalina de Médici. El rey volvió a aliarse con Enrique de Navarra para combatir a los Guisa. Después de varios meses de conflicto, el 1 de agosto, Enrique III fue asesinado por un fraile dominico, Jacques Clément, mientras intentaba ocupar París. El líder de los hugonotes, Enrique de Navarra, se convirtió así en rey de Francia con el nombre de Enrique IV.

Con la muerte del monarca, la guerra civil francesa entró en su última fase: la lucha por la sucesión al trono y la reconquista del reino. La Liga proclamó al Cardenal de Borbón como Carlos X, pero Enrique IV lo capturó poco después. Los papeles se invirtieron. Los hugonotes se volvieron defensores del derecho hereditario y la autoridad real, unidos a los politiques y a los realistas que apoyaban al Borbón. La Liga, por otro lado, adoptó las ideas de resistencia y soberanía popular que antes defendían los hugonotes. España intervino activamente, decidida a evitar que un protestante subiera al trono francés y a promover la candidatura de la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II e Isabel de Valois. Después de cuatro años de lucha, la conversión de Enrique IV al catolicismo el 25 de julio de 1593, donde pronunció la famosa frase "París bien vale una misa", le abrió las puertas de la capital el 22 de marzo de 1594 y le permitió llegar a una tregua con la Liga. Enrique IV aún mantuvo una guerra contra Felipe II, que comenzó con algunas victorias españolas, como en el asedio de Doullens en julio de 1595 y en Calais en abril de 1596. Pero la derrota española en Amiens el 25 de septiembre de 1597 llevó a la Paz de Vervins el 2 de mayo de 1598. El problema religioso se resolvió con el Edicto de Nantes, el 13 de abril de 1598. Este edicto incluía todas las disposiciones de tolerancia religiosa acordadas antes y finalmente entró en vigor.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: French Wars of Religion Facts for Kids

  • Anexo:Cronología de Francia
  • Tratado de Lyon (1601)
  • Rebeliones de los hugonotes
  • Guerras de religión en Europa
  • La reine Margot (película francesa de 1994 que trata sobre la masacre)
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Guerras de religión de Francia para Niños. Enciclopedia Kiddle.