Emperador para niños
Un emperador es el gobernante principal de un imperio o un rey que tiene a otros príncipes bajo su mando. Es el título de mayor importancia en un sistema político. Su equivalente femenino es emperatriz, que puede ser la esposa de un emperador (emperatriz consorte), la madre (emperatriz viuda) o una mujer que gobierna por sí misma (emperatriz reinante).
Hoy en día, el emperador de Japón es el único monarca cuyo título se traduce como "emperador". Su nombre original, tennō (天皇), significa "monarca celestial".
Los emperadores y los reyes son ambos gobernantes. Sin embargo, un emperador suele gobernar sobre varias naciones y no está bajo la autoridad de ningún otro gobernante. Un rey, en cambio, podría tener que pagar tributo a otro o tener sus acciones limitadas. Un emperador, en teoría, es completamente libre de estas restricciones. A veces, los gobernantes de imperios no usaban el título de emperador. Por ejemplo, la reina Victoria no se llamó emperatriz del Imperio británico, aunque sí fue declarada emperatriz de la India.
En Europa occidental, el título de emperador lo usaba principalmente el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Ellos creían que su autoridad venía de los antiguos emperadores romanos. Aunque al principio gobernaban gran parte de Europa Central e Italia, en el siglo XIX su poder se limitó a los estados de habla alemana.
Aunque el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico se elegía, desde finales del siglo XVI lo heredaban los Habsburgo, que eran archiduques de Austria. Después de la guerra de los Treinta Años, su control sobre otros estados era casi nulo. Sin embargo, Napoleón Bonaparte se coronó emperador de los franceses en 1804. Poco después, Francisco II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, se declaró emperador de Austria ese mismo año. El cargo de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico terminó cuando Francisco II abdicó en 1806.
En Europa Oriental, los monarcas de Rusia también se consideraban herederos del Imperio romano de Oriente. Su estatus fue reconocido en 1514, pero no lo usaron oficialmente hasta 1547. A los emperadores rusos se les conoce más por su título de zar, incluso después de que Pedro el Grande adoptara el título de emperador de todas las Rusias en 1721.
Los historiadores a veces usan los términos "emperador" e "imperio" para describir grandes estados del pasado o presente, aunque no tuvieran relación con Roma. Títulos antiguos como "Gran Rey" o "Rey de Reyes" (usados por los reyes de Persia) se consideran equivalentes. A veces, esta idea se ha extendido a estados no monárquicos, como el Imperio ateniense o los "imperios" soviético y estadounidense durante la Guerra Fría. Sin embargo, estos "imperios" no siempre tuvieron un "emperador" como líder. A mediados del siglo XVIII, un imperio se identificaba más por sus grandes territorios que por el título de su gobernante.
Antiguamente, los emperadores tenían más importancia que los reyes en las relaciones entre países. Hoy en día, el orden de importancia entre los jefes de Estado (reyes, reinas, emperadores, presidentes) se basa en cuánto tiempo llevan en el cargo. Fuera de Europa, "emperador" se usaba para traducir títulos de gobernantes que tenían la misma importancia diplomática que los emperadores europeos.
Contenido
Historia del término "Emperador"
En el año 27 a.C., Octavio Augusto unió el mundo romano y creó el Imperio romano, que reemplazó a la República Romana. Octavio no quiso tomar todo el poder para evitar el destino de Julio César, quien fue asesinado en el año 44 a.C. por querer acabar con la República. Por eso, Octavio creó el "Principado", un sistema donde se mantenían los cargos de la República, pero él, como "el primero de los ciudadanos" (Princeps Civium), controlaba los puestos importantes. Así, Octavio controlaba el "Imperio Romano" (el territorio de Roma). El título más importante que tenía el Princeps era el de Imperator, que significaba "comandante" o "jefe del ejército".
Durante los primeros dos siglos del Imperio Romano, a los gobernantes se les llamaba "príncipes". Esto se debía a que había paz y la función civil del emperador era más importante. Pero durante la Crisis del siglo III, cuando el Imperio fue gobernado por líderes militares, el emperador se volvió más un líder militar. Así, el título de Imperator se hizo muy común y, con el tiempo, se identificó con el de gobernante absoluto de un imperio.
Después de la caída de Roma
Una vez que el Imperio romano de Occidente cayó en el año 476, el Imperio romano de Oriente (conocido como Imperio bizantino) continuó la tradición romana. Sin embargo, dejaron de usar el latín y adoptaron el griego. A partir del año 610, los emperadores de Oriente se llamaron basileus, que significa "rey" o "emperador". En el este, también surgió el título de Zar, que viene del nombre latino César. Este título lo usaron primero los zares de Bulgaria y luego los del Imperio ruso, después de que Constantinopla cayera en manos de los turcos otomanos.
Aunque el Imperio Romano desapareció en Occidente, la Iglesia de Roma se consideró su sucesora espiritual. Al principio, los papas romanos reconocían a los emperadores bizantinos. Pero las diferencias entre ellos crecieron, porque los emperadores bizantinos se metían en las elecciones papales y no defendían Roma de las invasiones. Por eso, el papado buscó ayuda en el creciente poder de los francos. Los papas pidieron ayuda a Pipino el Breve para acabar con la amenaza de los lombardos, y lo coronaron rey de los francos.

Su hijo Carlomagno fue coronado Emperador de los Romanos en el año 800 en Roma por el papa León III. Esto pudo ser por agradecimiento o para evitar que Carlomagno se acercara demasiado a la emperatriz bizantina Irene. En el año 812, el emperador bizantino Miguel I Rangabé reconoció a Carlomagno como Emperador de Occidente. Sin embargo, Bizancio no creía que los nuevos reyes germanos tuvieran una conexión legal con el Imperio Romano.
Cuando Carlomagno fue coronado, el título militar romano de Imperator se empezó a usar como sinónimo de "rey". Después de que los nietos de Carlomagno dividieran su imperio en el Tratado de Verdún en el año 843, muchos intentaron ser reconocidos como emperadores. Finalmente, en el año 962, el rey germano Otón el Grande fue coronado legítimo Emperador, considerándose heredero de Carlomagno. Así se fundó el Sacro Imperio. Sus sucesores mantuvieron el título hasta que el Imperio se disolvió en 1806 por Napoleón Bonaparte, aunque ya había sido debilitado en 1648.
Emperadores importantes
Sacro Imperio Romano Germánico
Durante siglos, en Occidente se creyó que solo el papa podía nombrar emperadores. Se pensaba que el emperador gobernaba el mundo en lo terrenal y el papa en lo espiritual. Por lo tanto, solo podía haber un emperador, con autoridad sobre todos los reyes cristianos. Sin embargo, esto nunca se cumplió del todo, ya que ningún emperador logró imponerse a todos los reyes. Carlos V del Sacro Imperio y I de España fue quien más se acercó a este ideal en el Siglo XVI, cuando el nacionalismo empezaba a surgir. Aunque los reyes medievales luchaban entre sí y contra el emperador, nunca intentaron tomar el título de emperador, ya que no tenían la base legal para ello. Así, durante casi mil años, los monarcas del Sacro Imperio fueron los únicos en tener el título de "Emperador".
Imperio napoleónico
La llegada de Napoleón Bonaparte cambió muchas cosas. En el Siglo XVIII, hubo un gran interés por la cultura romana antigua (Neoclasicismo). Napoleón quiso volver al modelo imperial romano. Primero, se convirtió en líder de un gobierno llamado el Consulado. En 1804, Napoleón presionó al papa Pío VII para que lo coronara Emperador en la catedral Notre Dame de París. Napoleón cambió la tradición al ponerse él mismo la corona, y el papa solo dio su bendición. Esto significaba que el papa ya no era la fuente de la autoridad del emperador, sino que el emperador lo era por sus propios logros. El gesto de Napoleón inspiró a otros gobernantes, como Jacobo I en Haití (1804), Agustín de Iturbide en México (1821) y Pedro I en Brasil (1822).
Imperios austriaco y alemán
Después de ser derrotado por Napoleón, Francisco II renunció a su trono y disolvió el Sacro Imperio. Más tarde, se proclamó emperador de Austria con el nombre de Francisco I. El Imperio austríaco fue considerado el heredero del Sacro Imperio después del Congreso de Viena de 1815. Tras perder la guerra austro-prusiana en 1866, pasó a llamarse Imperio austrohúngaro.
En 1871, el rey Guillermo de Prusia, después de la guerra franco-prusiana, se proclamó emperador de Alemania y fundó el II Reich. Tanto el Imperio austrohúngaro como el alemán usaron el término káiser para sus monarcas, palabra que viene de "césar. Ambos imperios fueron abolidos en 1918, terminando así la línea del Imperio romano de Occidente. La línea del Imperio romano de Oriente había desaparecido en 1917 con la caída de los zares de Rusia.
Imperio otomano
Después de la Caída de Constantinopla en 1453, los gobernantes turcos adoptaron el título de "kaysar-i Rum" (césar de los romanos). Se veían a sí mismos como los sucesores del Imperio romano de Oriente que habían conquistado. Este título a menudo se usaba junto con otros, como sultán o kan.
Imperio británico
La reina Victoria del Reino Unido se proclamó emperatriz (Empress) de la India en 1876, aunque Gran Bretaña siguió siendo un "Reino". El término "Imperio británico" se refiere al conjunto de colonias y territorios que Gran Bretaña tenía en todo el mundo. Esto también se aplica a otros "imperios" coloniales, como el español o el francés.
Imperio centroafricano
En 1976, el general africano Jean Bédel Bokassa, quien admiraba a Napoleón Bonaparte, transformó la República Centroafricana en el Imperio centroafricano. Él mismo se proclamó emperador (Empereur) Bokassa I en una ceremonia muy lujosa. Su gobierno duró tres años, hasta que fue derrocado por un levantamiento popular.
Emperadores fuera de Europa
Algunos títulos de monarcas han sido traducidos a las lenguas europeas como "emperador", aunque no tienen relación con el Imperio Romano. Por ejemplo, los gobernantes de Persia o Irán recibieron el título de emperadores desde la creación del Imperio persa en el 550 a.C. hasta su disolución en 1979. Como Sah se tradujo como "emperador", el término Sahbanu, que solo usó Farah Diba, se tradujo como "emperatriz".
En Vietnam, los monarcas usaron el título de hoàng đế, que también se tradujo como emperador. En China, el título del monarca era Wáng (rey), y cuando el país se unificó en el 221 a.C., pasó a ser Huángdì, que se ha traducido como emperador. Este título lo usaron los monarcas del Imperio chino hasta 1912, cuando Puyi fue depuesto.
Aunque a los gobernantes de los grandes estados islámicos no se les ha llamado "emperadores" por los historiadores (sino califa o sultán), a sus estados sí se les ha llamado imperios, como el Abásida o el Omeya. También se tradujo como emperador a los títulos de Etiopía y Corea, entre otros.
Después de que México se independizó, se organizó como un imperio con Agustín de Iturbide como emperador. Este estado duró hasta 1823. En 1863, después de la segunda intervención francesa en México, se declaró el segundo imperio mexicano, esta vez con Maximiliano de Habsburgo como emperador.
Actualmente, el único gobernante en el mundo que mantiene el título de Emperador es el de Japón. Su título, tenno, no tiene relación con el origen romano y también puede entenderse como "rey" o "monarca".
Hay personas que reclaman ser herederos de tronos en varios países y que, si la monarquía fuera restaurada, podrían convertirse en emperadores. Algunos ejemplos son la Gran duquesa María Vladímirovna de Rusia y Luis de Orleans-Braganza de Brasil.
Emperadores en la mitología
En la mitología china y taoísta, destacan con el título de emperador el Emperador de Jade y el Emperador Amarillo.
Véase también
En inglés: Emperor Facts for Kids
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