Revolución húngara de 1956 para niños
Datos para niños Revolución húngara de 1956 |
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Parte de la Guerra Fría | ||||
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Fecha | 23 de octubre-10 de noviembre de 1956 Fase principal: 23 de octubre - 4 de noviembre de 1956 |
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Lugar | ![]() |
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Casus belli | Matanza de unos manifestantes desarmados por parte de la policía política húngara (ÁVH). | |||
Resultado |
Victoria soviética
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Consecuencias |
Rechazo por los marxistas occidentales a las acciones cometidas por la Unión Soviética.
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Fuerzas en combate | ||||
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~3000 civiles muertos,
2000 húngaros ejecutados, 21 000 arrestados en campos 200 000 refugiados. |
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La Revolución húngara de 1956 (en húngaro, 1956-os forradalom o 1956-os felkelés), también conocida como Otoño húngaro, fue un levantamiento popular en Hungría. Ocurrió entre el 23 de octubre y el 10 de noviembre de 1956. Los húngaros se rebelaron contra el gobierno de la República Popular de Hungría y las políticas impuestas por la Unión Soviética.
Después de que Nikita Jrushchov criticara las acciones de Iósif Stalin, el pueblo húngaro empezó a pedir más libertad. Querían elegir su propio sistema político, diferente al que tenían. Surgieron movimientos en todo el país que pedían el fin de las actividades de la policía secreta.
La revuelta comenzó con una protesta de estudiantes en Budapest. Miles de personas marcharon hacia el edificio del Parlamento. Cuando un grupo de estudiantes intentó entrar a la radio estatal para leer sus peticiones, fueron detenidos. La Policía de Seguridad del Estado (ÁVH), la policía política húngara, disparó contra los manifestantes. Algunos soldados soviéticos, por error, también dispararon contra la ÁVH. Los manifestantes respondieron usando armas que tomaron o que les dieron soldados húngaros que se unieron a la revuelta.
La noticia se extendió rápidamente, causando más disturbios en la capital. La revolución se extendió por toda Hungría y el gobierno de András Hegedüs fue derrocado. Miles de personas formaron grupos para luchar contra la ÁVH y las tropas soviéticas. Se liberó a antiguos prisioneros políticos, quienes también se armaron. Se formaron consejos locales que tomaron el control de las ciudades, pidiendo cambios políticos. El nuevo gobierno, liderado por Imre Nagy, disolvió la ÁVH y anunció que Hungría se retiraría del Pacto de Varsovia. También prometió elecciones libres. A finales de octubre, los enfrentamientos casi habían terminado y parecía que la normalidad regresaba.
A diferencia de otras protestas en la región, la Revolución húngara desafió el sistema de gobierno existente. Esto preocupó a la Unión Soviética. Aunque al principio los líderes soviéticos dijeron que negociarían la retirada de sus fuerzas, cambiaron de opinión. Aprovechando que otros países estaban ocupados con la crisis de Suez, el Ejército Rojo envió 31.550 soldados y 1.130 tanques. El 4 de noviembre de 1956, invadieron Budapest y otras partes del país. La resistencia húngara continuó hasta el 10 de noviembre. Más de 2.500 húngaros y 722 soldados soviéticos murieron. Unos 200.000 húngaros huyeron del país como refugiados. Hubo muchos arrestos y acusaciones durante meses. Para enero de 1957, el nuevo gobierno, apoyado por los soviéticos y liderado por János Kádár, había terminado con toda la oposición.
Las acciones soviéticas fueron criticadas por muchos en Europa Occidental. Sin embargo, esto fortaleció el control soviético sobre Europa central. En Hungría, hablar de la revolución estuvo prohibido por más de treinta años. Pero desde la década de 1980, se ha estudiado y debatido mucho. En 1989, cuando se creó la Tercera República Húngara, el 23 de octubre fue declarado fiesta nacional para recordar la Revolución de 1956.
Contenido
¿Cómo comenzó la Revolución Húngara?
Hungría después de la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Reino de Hungría se unió a las potencias del Eje, como Alemania nazi e Italia fascista. Las tropas húngaras participaron en la invasión de Yugoslavia y en la invasión de la Unión Soviética. Sin embargo, el ejército soviético hizo retroceder a las fuerzas del Eje. En 1944, las tropas soviéticas avanzaron hacia Hungría. El gobierno húngaro intentó negociar un acuerdo de paz con los aliados. Pero Alemania invadió y ocupó el país, estableciendo un gobierno a su favor. Finalmente, las fuerzas húngaras y alemanas fueron derrotadas cuando la Unión Soviética invadió Hungría en 1945.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Hungría fue ocupada por el Ejército Rojo y quedó bajo la influencia de la Unión Soviética. Al principio, Hungría tuvo un gobierno con varios partidos. En las elecciones de 1945, se formó un gobierno de coalición liderado por el primer ministro Zoltán Tildy. Sin embargo, el Partido Comunista de Hungría, que seguía las ideas de la Unión Soviética, fue ganando poder poco a poco. A este proceso se le llamó la «Táctica del salami».
Después de las elecciones de 1945, el Ministerio del Interior, que controlaba la policía de seguridad del Estado húngaro (ÁVH), pasó a manos de un miembro del Partido Comunista. El ministro del Interior comunista László Rajk transformó la ÁVH en una institución que usaba la intimidación, acusaciones falsas y encarcelamiento para eliminar a quienes se oponían al gobierno.
El corto período de gobierno con varios partidos terminó cuando el Partido Comunista de Hungría se unió al Partido Socialdemócrata Húngaro. Juntos formaron el Partido Húngaro de los Trabajadores. En 1949, este partido se presentó sin oposición en las elecciones. Así se declaró la República Popular de Hungría. Para 1949, los soviéticos habían firmado un acuerdo con Hungría. Este acuerdo permitía a la Unión Soviética mantener una presencia militar en Hungría, asegurando su control político.
El Partido Comunista Húngaro comenzó a cambiar la economía capitalista por una socialista. Como parte de esto, el gobierno tomó el control de muchas empresas, siguiendo el modelo soviético. Esto causó problemas económicos, una disminución en la calidad de vida y un gran descontento. Los escritores y periodistas fueron los primeros en criticar abiertamente al gobierno en 1955. El 22 de octubre de 1956, estudiantes de la Universidad Técnica revivieron un consejo estudiantil prohibido, el MEFESZ. Organizaron una protesta para el 23 de octubre, lo que llevó directamente a la revolución.
Problemas en Hungría: Represión y economía
Hungría se convirtió en una república popular con un gobierno de un solo partido, bajo el liderazgo autoritario de Mátyás Rákosi. La policía de seguridad del Estado (ÁVH) llevó a cabo una serie de purgas. Más de 7.000 personas que no estaban de acuerdo con el gobierno fueron acusadas falsamente y obligadas a confesar en juicios injustos. Luego, fueron enviadas a campos en el este de Hungría. En 1949, el gobierno de Rákosi arrestó y condenó al cardenal József Mindszenty en un juicio injusto por traición.
Entre 1950 y 1952, la policía política obligó a miles de personas a mudarse de sus hogares. Sus propiedades y viviendas fueron entregadas a miembros del Partido de los Trabajadores Húngaros. Esto también buscaba eliminar a la clase intelectual y burguesa. Miles de personas fueron arrestadas, juzgadas y encarceladas en campos, deportadas o ejecutadas. En solo un año, más de 26.000 personas fueron trasladadas de Budapest. Esto causó problemas para encontrar trabajadores y viviendas. Los deportados vivían en condiciones muy difíciles y eran obligados a trabajar en granjas colectivas. Muchos murieron por las malas condiciones o la falta de alimentos.
El gobierno de Rákosi controló por completo el sistema educativo húngaro. El objetivo era reemplazar a las personas educadas con una "intelligentsia trabajadora". El estudio del idioma ruso y la enseñanza de ideas comunistas se hicieron obligatorios en todas las escuelas y universidades. Las escuelas religiosas fueron controladas por el Estado y los líderes de la iglesia fueron reemplazados por personas leales al gobierno. En 1949, el líder de la Iglesia católica en Hungría, el cardenal József Mindszenty, fue arrestado y condenado a cadena perpetua por traición. Bajo la dirección de Rákosi, el gobierno húngaro fue uno de los más represivos de Europa.
La economía húngara después de la guerra enfrentó muchos desafíos. Hungría tuvo que pagar unos 300 millones de dólares en reparaciones de guerra a la Unión Soviética, Checoslovaquia y Yugoslavia. También tuvo que mantener a las tropas soviéticas. En 1946, la moneda húngara perdió mucho valor, lo que llevó a una de las inflaciones más altas de la historia. La participación de Hungría en el Consejo de Ayuda Mutua Económica, apoyado por la Unión Soviética, le impidió comerciar con Occidente o recibir ayuda del Plan Marshall.
Aunque los ingresos por persona aumentaron a principios de los años 50, el nivel de vida bajó. Grandes cantidades de dinero se usaron para financiar la industria, lo que redujo el dinero disponible para las familias. La mala gestión causó escasez de alimentos básicos como pan, azúcar, harina y carne, lo que llevó al racionamiento. La venta de bonos del Estado redujo aún más los ingresos de los ciudadanos. En 1952, el dinero real disponible para los trabajadores era solo dos tercios de lo que había sido en 1938. Estas políticas causaron un gran descontento, mientras la deuda externa aumentaba y la gente sufría por la falta de productos.
Eventos internacionales que influyeron
El 5 de marzo de 1953, murió Iósif Stalin. Esto marcó el inicio de un período de cambios moderados en la Unión Soviética. En Hungría, el reformista Imre Nagy reemplazó a Mátyás Rákosi como primer ministro. Sin embargo, Rákosi siguió siendo el líder del Partido y pudo detener la mayoría de las reformas de Nagy. En abril de 1955, Rákosi logró que Nagy fuera destituido de su cargo. Después del "Discurso secreto" de Nikita Jrushchov en febrero de 1956, donde criticó a Stalin, Rákosi fue reemplazado por Ernő Gerő el 18 de julio de 1956.
El 14 de mayo de 1955, la Unión Soviética creó el Pacto de Varsovia. Este acuerdo unió a Hungría con la Unión Soviética y otros países de Europa Central y del Este. Entre los principios de esta alianza estaban el "respeto a la independencia y soberanía de los estados" y la "no interferencia en sus asuntos internos".
En 1955, el Tratado del Estado austríaco declaró a Austria como un país neutral y sin ejército. Esto dio esperanzas a los húngaros de que también podrían ser neutrales. La neutralidad de Austria cambió la estrategia militar de la Guerra Fría, ya que dividía geográficamente a la OTAN. Por lo tanto, la importancia estratégica de Hungría para el Pacto de Varsovia aumentó.
En junio de 1956, un levantamiento de trabajadores polacos en Poznań fue reprimido por el gobierno, con varios muertos y heridos. En respuesta a la demanda popular, en octubre de 1956, el gobierno polaco nombró a Władysław Gomułka, un comunista reformista, como primer secretario. Gomułka negoció con el gobierno soviético para obtener concesiones comerciales y reducir las tropas. Después de unos días de negociaciones tensas, el 19 de octubre, los soviéticos aceptaron las demandas de Gomułka. Las noticias de estas concesiones, conocidas como el Octubre polaco, animaron a muchos húngaros a esperar cambios similares para su país. Esto contribuyó al ambiente tenso en Hungría en la segunda mitad de octubre de 1956.
Aumento del descontento social
La renuncia de Rákosi en julio de 1956 animó a estudiantes, escritores y periodistas a participar más en la política. Empezaron a organizar foros de debate llamados círculos Petőfi, donde analizaban los problemas de Hungría. Estos foros se hicieron muy populares y atrajeron a miles de personas. El 6 de octubre de 1956, László Rajk, quien había sido ejecutado por el gobierno de Rákosi, fue enterrado de nuevo en una ceremonia emotiva que fortaleció a la oposición. Más tarde ese mes, el reformista Imre Nagy fue readmitido en el Partido Comunista Húngaro.
El 16 de octubre de 1956, estudiantes universitarios en Szeged desafiaron al sindicato oficial de estudiantes, el DISZ. Restablecieron el MEFESZ (Sindicato de estudiantes de la Universidad Húngara y de la Academia), una organización estudiantil democrática que había sido prohibida. En pocos días, grupos de estudiantes en Pécs, Miskolc y Sopron siguieron su ejemplo. El 22 de octubre, estudiantes de la Universidad Técnica de Budapest crearon una lista de 16 puntos con varias peticiones para el país. Cuando los estudiantes supieron que el Sindicato de Escritores Húngaros planeaba mostrar su apoyo a los movimientos de reforma en Polonia al día siguiente, decidieron organizar una manifestación similar.
La Revolución de 1956
Los primeros disparos
La tarde del 23 de octubre de 1956, unas 20.000 personas se reunieron alrededor de la estatua de Bem. Péter Veres, presidente del sindicato de escritores, leyó un mensaje a la multitud. Los estudiantes leyeron sus peticiones y la gente cantó la "Canción Nacional" (Nemzeti dal), que había sido prohibida. Alguien en la multitud quitó el escudo comunista de la bandera húngara, dejando un agujero. Otros rápidamente hicieron lo mismo.
Después, la mayoría de la gente cruzó el Danubio para unirse a los manifestantes frente al edificio del Parlamento. Hacia las 6 de la tarde, la multitud había crecido a más de 200.000 personas. La manifestación era animada, pero pacífica.
Alrededor de las 8 de la noche, el primer secretario Ernő Gerő dio un discurso por radio. Condenó las peticiones de los escritores y estudiantes, llamando a los manifestantes una "turba reaccionaria". Enojados por el rechazo de Gerő, algunos manifestantes decidieron cumplir una de sus demandas: derribar el monumento a Stalin. Era una estatua de bronce de 10 metros de alto, construida en 1951. Para las 9:30 de la noche, la estatua fue derribada. La multitud celebró colocando banderas húngaras en las botas de Stalin, lo único que quedó de la estatua.
Casi al mismo tiempo, una gran multitud se reunió en el edificio de la Radio Budapest, que estaba fuertemente protegido por la ÁVH. La situación se volvió tensa cuando una delegación que intentaba difundir sus demandas fue detenida. Se extendieron rumores de que habían disparado a los manifestantes. Desde las ventanas del edificio, se lanzaron gases lacrimógenos y la ÁVH abrió fuego contra la multitud, causando varias víctimas. La ÁVH intentó reabastecerse de armas escondiéndolas en una ambulancia, pero la multitud descubrió el engaño e interceptó el vehículo. Soldados húngaros enviados para ayudar a la ÁVH dudaron y luego se unieron a la multitud. En respuesta al ataque de la ÁVH, los manifestantes respondieron con violencia. Incendiaron coches de policía, tomaron armas de depósitos militares y las distribuyeron. Los símbolos del gobierno fueron dañados.
La lucha se extiende y el gobierno cambia
Durante la noche del 23 de octubre, el secretario del Partido Comunista Húngaro Ernő Gerő pidió ayuda militar a la Unión Soviética para "detener una manifestación que estaba creciendo mucho". Los líderes soviéticos ya tenían planes para intervenir en Hungría desde hacía meses. Hacia las 2 de la madrugada del 24 de octubre, tanques soviéticos entraron en Budapest, bajo las órdenes del ministro de defensa soviético.
El 24 de octubre, los tanques soviéticos estaban fuera del Parlamento y los soldados soviéticos vigilaban los puentes y cruces importantes. Los revolucionarios armados construyeron barricadas para defender la ciudad. Se informó que habían capturado algunos tanques soviéticos a media mañana. Ese día, Imre Nagy reemplazó a András Hegedüs como primer ministro. Por la radio, Nagy pidió el fin de la violencia y prometió iniciar reformas políticas. La gente siguió armándose mientras la violencia continuaba. Los manifestantes armados tomaron el edificio de la radio. En las oficinas del periódico comunista Szabad Nép, guardias de la ÁVH dispararon a manifestantes desarmados, pero huyeron cuando llegaron los manifestantes armados. En este momento, la ira de los revolucionarios se centró en la ÁVH. Las unidades militares soviéticas aún no habían entrado en combate y había rumores de que algunas tropas soviéticas simpatizaban con los manifestantes.
El 25 de octubre, una gran multitud se reunió frente al Parlamento. Unidades de la ÁVH comenzaron a disparar a la gente desde los tejados de los edificios cercanos. Algunos soldados soviéticos respondieron disparando a la ÁVH, pensando que eran el objetivo. Con armas tomadas de la ÁVH o dadas por soldados húngaros que se unieron a la revuelta, algunas personas de la multitud comenzaron a disparar.
Los ataques al Parlamento causaron la caída del gobierno. El primer secretario del Partido Comunista, Ernő Gerő, y el ex primer ministro András Hegedűs huyeron a la Unión Soviética. Imre Nagy fue nombrado primer ministro y János Kádár primer secretario del Partido Comunista. Los revolucionarios comenzaron una ofensiva contra las tropas soviéticas y lo que quedaba de la ÁVH.
Mientras la resistencia húngara luchaba contra los tanques soviéticos usando cócteles molotov en las calles de Budapest, surgieron consejos revolucionarios en todo el país. Estos consejos asumieron el control local y llamaron a huelgas generales. Los símbolos públicos del gobierno, como las estrellas rojas y los monumentos soviéticos, fueron retirados y los libros del gobierno quemados. Surgieron grupos armados espontáneos, como el de 400 hombres liderado por József Dudás, que atacaron a simpatizantes soviéticos y miembros de la ÁVH. Las unidades soviéticas lucharon principalmente en Budapest; en otras zonas rurales, la situación estaba más tranquila. Los comandantes soviéticos a menudo negociaron acuerdos de paz locales con los revolucionarios. En algunas regiones, las fuerzas soviéticas lograron detener la actividad revolucionaria. En Budapest, la lucha contra los soviéticos llegó a un punto muerto y los enfrentamientos comenzaron a disminuir. El general húngaro Béla Király, liberado de prisión, intentó restaurar el orden uniendo a la policía, el ejército y los grupos rebeldes en una Guardia Nacional. Se acordó un alto el fuego el 28 de octubre y el 30 de octubre, la mayoría de las tropas soviéticas se habían retirado de Budapest a sus bases fuera de la ciudad.
Un breve período de calma
Los combates casi habían cesado entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre. Muchos húngaros creyeron que las tropas soviéticas se estaban retirando de Hungría.
El nuevo Gobierno Nacional Húngaro
La rápida extensión de la revuelta en Budapest y la caída del gobierno de Gerő-Hegedűs sorprendieron a la nueva dirección del país. Al principio, estaban desorganizados. Nagy, un reformista leal al Partido, que se describía a sí mismo con "habilidades políticas modestas", inicialmente pidió calma y el regreso al orden. Nagy era el único líder húngaro con credibilidad tanto para los húngaros como para los soviéticos. Él "concluyó que estaba ocurriendo un levantamiento popular, no una contrarrevolución". Después de llamar a la revuelta "un amplio movimiento democrático de masas" en un discurso radial el 27 de octubre, Nagy formó un gobierno que incluyó a algunos ministros no comunistas. Este nuevo Gobierno Nacional eliminó tanto la ÁVH como el sistema unipartidista.
Como solo estuvo en el poder diez días, el Gobierno Nacional tuvo poco tiempo para detallar sus políticas. Sin embargo, los periódicos de la época destacaron que Hungría debía ser una democracia social con varios partidos y ser neutral. Muchos prisioneros políticos fueron liberados, siendo el caso más conocido el del Cardenal József Mindszenty. Partidos políticos que habían sido prohibidos, como el Partido de los Pequeños Propietarios y el Partido Nacional de los Campesinos, reaparecieron para unirse a la coalición.
Los consejos revolucionarios locales que se formaron en toda Hungría, y que generalmente no formaban parte del Gobierno Nacional en Budapest, asumieron varias responsabilidades de los gobiernos locales del antiguo Partido Comunista. Para el 30 de octubre, estos consejos habían sido aprobados oficialmente por el Partido Húngaro de los Trabajadores. El gobierno de Nagy les pidió su apoyo como "órganos locales democráticos formados durante la Revolución". De igual manera, se establecieron consejos de trabajadores en las minas y fábricas. Allí se eliminaron muchas reglas impopulares, como las normas de producción. Los consejos de trabajadores se esforzaron por gestionar las empresas y proteger los intereses de los trabajadores. Así, buscaron establecer una economía socialista libre del control estricto del partido. El control local de los consejos no siempre fue pacífico: en Debrecen, Győr, Sopron, Mosonmagyaróvár y otras ciudades, la ÁVH disparó a muchos manifestantes, causando muchas muertes. La ÁVH fue desarmada, a menudo por la fuerza, en muchos casos con la ayuda de la policía local.
La visión soviética
El 24 de octubre, el Politburó discutió los levantamientos en Polonia y Hungría. Un grupo más estricto, liderado por Mólotov, presionaba por una intervención. Pero Jrushchov y el mariscal Zhúkov se opusieron al principio. Una delegación en Budapest informó que la situación no era tan grave como se había descrito. Jrushchov creía que la petición de intervención del secretario del Partido Ernő Gerő indicaba que el Partido Comunista Húngaro aún tenía la confianza del pueblo. Además, vio las protestas no como una lucha de ideas, sino como el descontento popular por problemas económicos y sociales básicos que no se habían resuelto.
Después del debate, el 30 de octubre se decidió no eliminar al nuevo gobierno húngaro. Incluso el mariscal Gueorgui Zhúkov dijo: "Debemos retirar las tropas de Budapest y, si es necesario, de toda Hungría. Esta es una lección para nosotros en el ámbito militar y político". Adoptaron una Declaración del Gobierno de la Unión Soviética sobre los Principios de Desarrollo y posterior fortalecimiento de la amistad y cooperación entre la Unión Soviética y otros estados socialistas, que se hizo pública al día siguiente. Este documento decía: "El Gobierno soviético está preparado para iniciar negociaciones con el gobierno de la República Popular Húngara y otros miembros del Tratado de Varsovia sobre la presencia de tropas soviéticas en Hungría". Por un breve momento, pareció que podría haber una solución pacífica.
El 30 de octubre, manifestantes húngaros armados atacaron el destacamento de la ÁVH que custodiaba la sede del Partido Húngaro de Trabajadores en Budapest. Esto fue provocado por rumores de que tenían prisioneros allí y por los disparos previos de la ÁVH a manifestantes en la ciudad de Mosonmagyaróvár. Más de 20 oficiales de la ÁVH perdieron la vida a manos de la multitud. Los tanques del ejército húngaro enviados para rescatar la sede del Partido bombardearon el edificio por error. El jefe del comité del Partido en Budapest, Imre Mező, resultó herido y murió más tarde. Pocas horas después, se mostraron escenas de estos hechos en los noticieros soviéticos. Los líderes revolucionarios de Hungría condenaron el incidente y pidieron calma. La violencia de la multitud disminuyó, pero las imágenes de las víctimas fueron usadas como propaganda por varios grupos.
El 31 de octubre, los líderes soviéticos decidieron cambiar su decisión del día anterior. Hay desacuerdo entre los historiadores sobre si la declaración de Hungría de salir del Pacto de Varsovia causó la segunda intervención soviética. Pero los documentos de la reunión del Politburó del 31 de octubre muestran que la decisión de intervenir militarmente se tomó un día antes de que Hungría declarara su neutralidad y su retirada del Pacto de Varsovia. Sin embargo, algunos historiadores rusos que no apoyan la era comunista sostienen que la declaración de neutralidad húngara hizo que el Kremlin interviniera por segunda vez. Dos días antes, el 30 de octubre, cuando representantes del Politburó soviético, Anastás Mikoyán y Mijaíl Súslov, estaban en Budapest, Nagy había sugerido que la neutralidad era un objetivo a largo plazo para Hungría y que esperaba discutirlo con los líderes del Kremlin. Esta información fue transmitida a Moscú. En ese momento, Jrushchov estaba considerando sus opciones sobre Hungría. Uno de sus colaboradores dijo que la declaración de neutralidad fue un factor importante en la decisión de apoyar una intervención. Además, algunos líderes húngaros de la revolución, así como los estudiantes, habían exigido mucho antes la retirada de su país del Pacto de Varsovia, lo que pudo haber influido en la toma de decisiones soviética.
Los líderes soviéticos decidieron romper el alto el fuego y detener la revuelta húngara. El plan era establecer un "Gobierno Revolucionario Provisional" bajo el mando de János Kádár, quien pediría ayuda soviética para restaurar el orden. Según testigos, Kádár estuvo en Moscú a principios de noviembre y estaba en contacto con la embajada soviética mientras aún era miembro del gobierno de Nagy. Se enviaron delegaciones a otros gobiernos de Europa del Este y China para evitar un conflicto regional. También se prepararon mensajes propagandísticos para difundir tan pronto como comenzara la segunda intervención soviética. Para ocultar estas intenciones, los diplomáticos soviéticos debían seguir conversando con el gobierno de Nagy sobre la retirada de las fuerzas soviéticas.
Según algunas fuentes, el líder chino Mao Zedong tuvo un papel importante en la decisión de Jrushchov de detener la revuelta húngara. El vicepresidente del Partido Comunista de China (PCCh), Liu Shaoqi, presionó a Jrushchov para que enviara tropas y terminara el levantamiento por la fuerza. Aunque las relaciones entre China y la Unión Soviética habían empeorado en años anteriores, las palabras de Mao aún tenían mucho peso en el Kremlin. Estuvieron en contacto frecuente durante la crisis. Inicialmente, Mao se opuso a la segunda intervención, y esta información fue transmitida a Jrushchov el 30 de octubre, antes de la reunión del Politburó donde se decidió la intervención. Luego, Mao cambió de opinión a favor de la intervención, pero no está claro cuándo y cómo Jrushchov se enteró de esto y si influyó en su decisión del 31 de octubre.
Del 1 al 3 de noviembre, Jrushchov salió de Moscú para reunirse con sus aliados de Europa del Este e informarles de la decisión de intervenir. Primero, se reunió con Władysław Gomułka en Brest (Bielorrusia). Luego, se reunió con los líderes de Rumanía, Checoslovaquia y Bulgaria en Bucarest. Finalmente, Jrushchov fue con Georgi Malenkov a Yugoslavia, donde se encontraron con Tito. Los yugoslavos convencieron a Jrushchov de elegir a János Kádár en lugar de a Ferenc Münnich como el nuevo líder de Hungría.
Reacción internacional

Aunque el secretario de Estado de los Estados Unidos recomendó el 24 de octubre que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas discutiera la situación en Hungría, se tomaron pocas acciones inmediatas. En respuesta a la petición de Nagy durante la segunda intervención soviética el 4 de noviembre, la resolución del Consejo de Seguridad que criticaba las acciones soviéticas fue vetada por la Unión Soviética. La Asamblea General, con 50 votos a favor, 8 en contra y 15 abstenciones, pidió a la Unión Soviética que terminara su intervención en Hungría. Sin embargo, el gobierno recién formado de Kádár rechazó a los observadores de la ONU.
El presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, conocía un estudio detallado sobre la resistencia húngara que no recomendaba una intervención militar estadounidense. También sabía de discusiones políticas previas en el Consejo de Seguridad Nacional que se centraban en promover el descontento en los países bajo influencia soviética solo a través de políticas económicas y discursos políticos. En una entrevista de 1998, el embajador húngaro Géza Jeszenszky criticó la falta de acción de Occidente en 1956. Mencionó la influencia de las Naciones Unidas en esa época y puso como ejemplo la intervención de las Naciones Unidas en Corea de 1950 a 1953.
Durante el levantamiento, la Radio Free Europe (RFE), con programas en húngaro, transmitió noticias sobre la situación política y militar. También hizo llamados a los húngaros para que lucharan contra las fuerzas soviéticas, incluyendo consejos tácticos sobre métodos de resistencia. Después de la represión soviética, la RFE fue criticada por haber dado a entender al pueblo húngaro que la OTAN o la ONU intervendrían si seguían resistiendo.
España propuso a Hungría enviar 100.000 voluntarios para ayudar a la resistencia. Pero la falta de aviones que pudieran hacer el viaje sin repostar hizo imposible la misión. Países "dependientes" de Estados Unidos o la ayuda directa de un tercer país no quisieron participar. Franco mostró su disposición a vender material militar, pero el problema seguía siendo la incapacidad de transporte debido al bloqueo europeo a España. Finalmente, la única ayuda real fue un tren cargado de arroz, al que sí se le permitió el paso por tener una función humanitaria.
La intervención soviética del 4 de noviembre
El 1 de noviembre, Imre Nagy recibió informes de que tropas soviéticas habían entrado en Hungría por el este y se dirigían hacia Budapest. Nagy buscó y recibió garantías del embajador soviético Yuri Andrópov de que la Unión Soviética no invadiría Hungría, aunque Andrópov sabía que esto no era cierto. El gabinete, con János Kádár de acuerdo, declaró la neutralidad de Hungría, su retirada del Pacto de Varsovia y pidió ayuda a los diplomáticos en Budapest y al secretario general de la ONU para defender la neutralidad de Hungría. Se pidió al embajador Andrópov que informara a su gobierno que Hungría comenzaría negociaciones sobre la salida de las fuerzas soviéticas de inmediato.
El 3 de noviembre, una delegación húngara liderada por el ministro de Defensa Pál Maléter fue invitada a negociar la retirada soviética en el comando militar soviético en Tököl, cerca de Budapest. Alrededor de la medianoche, el general Iván Serov, jefe de la Policía de Seguridad Soviética (NKVD), ordenó el arresto de la delegación húngara. Al día siguiente, el ejército soviético atacó Budapest de nuevo.
Esta segunda intervención soviética, llamada "Operación Torbellino", fue lanzada por el mariscal Iván Kónev. Las cinco divisiones soviéticas que estaban en Hungría antes del 23 de octubre se aumentaron a un total de 17 divisiones. El 8.º ejército mecanizado y el 38.º ejército fueron enviados a Hungría para esta operación. Se dice que algunos soldados soviéticos creyeron que los enviaban a Berlín para luchar contra los fascistas alemanes. Para las 9:30 de la noche del 3 de noviembre, el ejército soviético había rodeado completamente Budapest.
A las 3 de la mañana del 4 de noviembre, tanques soviéticos entraron en Budapest por el lado de Pest del Danubio en dos ataques: uno por el camino Soroksári desde el sur y otro por el camino Váci desde el norte. Así, antes de que se disparara un arma, los soviéticos habían dividido la ciudad en dos, controlando todos los puentes y protegidos por el río Danubio. Unidades blindadas cruzaron a Buda y a las 4:25 de la madrugada dispararon los primeros tiros a las barricadas del camino Budaörsi. Poco después, se escucharon disparos de artillería soviética y tanques en todos los distritos de Budapest. La Operación Torbellino combinó ataques aéreos, artillería y la acción coordinada de tanques e infantería de 17 divisiones. El ejército húngaro ofreció resistencia esporádica, pero sin coordinación. Aunque algunos oficiales de alto rango eran abiertamente prosoviéticos, los soldados rasos eran en su mayoría leales a la revolución, por lo que lucharon contra la invasión o desertaron. Las Naciones Unidas informaron que no hubo incidentes de unidades del ejército húngaro luchando del lado de los soviéticos.
A las 5:20 de la mañana del 4 de noviembre, Imre Nagy transmitió su último mensaje a la nación y al mundo. Anunció que las fuerzas soviéticas estaban atacando Budapest y que el Gobierno seguía en su puesto. La estación de radio libre Kossuth Rádió dejó de transmitir a las 8:07 de la mañana. Se celebró una reunión de emergencia del gabinete en el Parlamento, pero solo asistieron tres ministros. Cuando las tropas soviéticas llegaron para ocupar el edificio, se negoció una evacuación. El ministro de Estado István Bibó fue el último representante del Gobierno Nacional en quedarse. Esperando ser arrestado, escribió una emotiva declaración sobre la paz y la verdad, dirigida a la nación y al mundo.
A las 6 de la mañana del 4 de noviembre, en el pueblo de Szolnok, János Kádár proclamó el "Gobierno Revolucionario Húngaro Obrero-Campesino". Declaró que "debemos poner fin a los excesos de los elementos contrarrevolucionarios. La hora de la acción había comenzado. Vamos a defender el interés de los obreros y campesinos y los logros de la democracia popular". Más tarde esa misma noche, Kádár llamó a "los luchadores leales a la verdadera causa del socialismo" a salir de sus escondites y tomar las armas. Sin embargo, el apoyo húngaro no se materializó. La lucha no fue una guerra civil, sino más bien "un ejército extranjero bien equipado que aplastó el movimiento nacional con una fuerza abrumadora y eliminó al Gobierno".
Para las 8 de la mañana, la defensa organizada de la ciudad desapareció después de que la estación de radio fuera capturada y muchos defensores se retiraran a posiciones fortificadas. Los civiles húngaros se mantuvieron alejados de los combates más intensos. Las tropas soviéticas no se esforzaron en diferenciar entre objetivos militares y civiles. Por esta razón, los tanques soviéticos avanzaron lentamente por las calles principales, disparando sin distinción a los edificios. La resistencia húngara más fuerte se encontraba en las áreas industriales de Budapest, que fueron el objetivo principal de la artillería soviética y los ataques aéreos. El último grupo de resistencia en el barrio de Csepel de Budapest pidió un alto el fuego el 10 de noviembre. Más de 2.500 húngaros y 722 tropas soviéticas habían muerto, y miles más resultaron heridos.
Consecuencias de la Revolución
En Hungría
Entre el 10 de noviembre y el 19 de diciembre, los consejos de trabajadores negociaron directamente con los ocupantes soviéticos. Aunque lograron la liberación de algunos prisioneros, no consiguieron la retirada soviética. Miles de húngaros fueron arrestados, encarcelados y deportados a la Unión Soviética, muchos sin pruebas. Aproximadamente 200.000 húngaros huyeron de Hungría. Unos 26.000 fueron juzgados por el gobierno de Kádár, y de ellos, 13.000 fueron encarcelados. El ex canciller húngaro Géza Jeszenszky estimó en 350 el número de ejecuciones. Tanto la resistencia armada esporádica como las huelgas convocadas por los consejos de trabajadores continuaron hasta mediados de 1957, causando una gran interrupción económica.
Con la mayor parte de Budapest bajo control soviético para el 8 de noviembre, Kádár fue nombrado primer ministro del "Gobierno Revolucionario Obrero-Campesino" y secretario general del Partido Comunista Húngaro. Pocos húngaros se unieron al Partido reorganizado, ya que su dirección había sido purgada bajo la supervisión soviética. Aunque el número de miembros del Partido disminuyó de 800.000 antes de la revolución a 100.000 en diciembre de 1956, Kádár aumentó constantemente su control sobre Hungría y neutralizó a los opositores. El nuevo gobierno esperaba recibir apoyo al adoptar principios populares de autodeterminación húngara, expresados durante la revuelta, pero las tropas soviéticas permanecieron. Después de 1956, la Unión Soviética reorganizó severamente el ejército húngaro y volvió a introducir la enseñanza política en las unidades restantes. En mayo de 1957, la Unión Soviética aumentó sus tropas en Hungría y, mediante un tratado, Hungría aceptó la presencia soviética de forma permanente.
La Cruz Roja y el ejército austríaco establecieron campos de refugiados en Traiskirchen y en Graz. Imre Nagy, junto con Georg Lukács, Géza Losonczy y la viuda de László Rajk, Júlia, se refugiaron en la embajada de Yugoslavia cuando las fuerzas soviéticas entraron en Budapest. A pesar de las garantías de paso seguro fuera de Hungría por parte de los soviéticos y el gobierno de Kádár, Nagy y su grupo fueron arrestados cuando intentaban salir de la embajada el 22 de noviembre y fueron llevados a Rumanía. Losonczy murió durante una huelga de hambre en prisión mientras esperaba juicio. El resto del grupo fue devuelto a Budapest en 1958. Nagy fue ejecutado, junto con Pál Maléter y Miklós Gimes, después de juicios secretos en junio de 1958. Sus cuerpos fueron colocados en tumbas sin marcar en el cementerio municipal de Budapest.
Para 1963, la mayoría de los prisioneros políticos de la Revolución Húngara de 1956 habían sido liberados. Durante el ataque soviético a Budapest en noviembre de 1956, el cardenal Mindszenty recibió asilo político en la embajada de los Estados Unidos. Allí vivió durante los siguientes 15 años, negándose a abandonar Hungría a menos que el gobierno anulara su condena de 1949 por traición. Debido a su salud deteriorada y a una petición de la Santa Sede, finalmente dejó la embajada para ir a Austria en septiembre de 1971.
A nivel internacional

A pesar de la retórica de la Guerra Fría de Occidente a favor de limitar el dominio soviético en Europa del Este, los líderes nacionales de ese período vieron el fracaso de la revuelta en Hungría como una señal de que la Guerra Fría en Europa había llegado a un punto muerto. El Canciller de Alemania del Oeste, Heinrich von Brentano, recomendó que la gente de Europa del Este no tomara "acciones drásticas que pudieran tener consecuencias desastrosas para ellos mismos". El secretario general de la OTAN, Paul-Henri Spaak, calificó la revuelta húngara como la autodestrucción colectiva de todo un pueblo. En una entrevista de 1957, Jrushchov comentó que "el apoyo de los Estados Unidos... es más bien del tipo que da la cuerda al hombre colgado". Doce años después, cuando las fuerzas soviéticas detuvieron un movimiento similar hacia la liberalización en Checoslovaquia, el primer secretario Alexander Dubček, recordando la experiencia húngara, pidió a sus ciudadanos que no resistieran la ocupación.
En enero de 1957, el secretario general de la ONU Dag Hammarskjöld, en respuesta a las resoluciones de la Asamblea General que pedían investigar los eventos en Hungría, estableció el Comité Especial sobre el Problema de Hungría. El Comité, con representantes de Australia, Ceilán (actual Sri Lanka), Dinamarca, Túnez y Uruguay, realizó audiencias en Nueva York, Ginebra, Roma, Viena y Londres. Durante cinco meses, entrevistaron a 111 refugiados, incluyendo ministros, comandantes militares y otros funcionarios del gobierno de Nagy, trabajadores, miembros del consejo revolucionario, gerentes de fábricas y técnicos, comunistas y no comunistas, estudiantes, escritores, profesores, personal médico y soldados húngaros. También revisaron documentos, periódicos, grabaciones de radio, fotografías, videos y otros registros de Hungría, así como testimonios escritos de otros 200 húngaros. Los gobiernos de Hungría y Rumanía negaron la entrada a los oficiales del Comité de la ONU, y el gobierno de la Unión Soviética no respondió a las solicitudes de información. El informe del Comité, de 268 páginas, fue presentado a la Asamblea General en junio de 1957. Documentó el curso de la rebelión y la intervención soviética, concluyendo que el gobierno de Kádár y la ocupación soviética violaban los derechos humanos del pueblo húngaro. Se aprobó una resolución de la Asamblea General que lamentaba la represión del pueblo húngaro y la ocupación soviética, pero no se tomó ninguna otra acción.
Los eventos en Hungría causaron divisiones dentro de los partidos comunistas en Europa Occidental. Dentro del Partido Comunista Italiano (PCI) hubo una división: la mayoría de los miembros y líderes del partido, incluyendo a Palmiro Togliatti y a Giorgio Napolitano, vieron a los rebeldes húngaros como contrarrevolucionarios, según informó L'Unità, el periódico oficial del PCI. Sin embargo, Giuseppe Di Vittorio, jefe de la Confederación General Italiana de Trabajo (CGIL), rechazó la posición de la dirección, al igual que otros miembros importantes del partido como Antonio Giolitti, Loris Fortuna y muchos otros intelectuales influyentes, quienes más tarde fueron expulsados o dejaron el partido. Pietro Nenni, el secretario nacional del Partido Socialista Italiano, un aliado cercano del PCI, también se opuso a la intervención soviética. Napolitano, elegido en 2006 Presidente de la República Italiana, escribió en su autobiografía política de 2005 que lamentaba su justificación de la acción soviética en Hungría. En ese momento, él creía en la unidad del partido y el liderazgo internacional del comunismo soviético. Dentro del Partido Comunista de Gran Bretaña (CPGB), la disidencia que comenzó con el rechazo del estalinismo por John Saville y E.P. Thompson, historiadores influyentes, culminó con la pérdida de miles de miembros del partido después de los eventos en Hungría. Peter Fryer, corresponsal del periódico del CPGB Daily Worker, informó con precisión la violenta represión de la revuelta, pero sus informes fueron fuertemente censurados. Fryer renunció al periódico a su regreso y fue expulsado del Partido Comunista. En Francia, comunistas moderados, como el historiador Emmanuel Le Roy Ladurie, renunciaron, cuestionando la política de apoyo a las acciones soviéticas por parte del Partido Comunista Francés. El filósofo y escritor francés Albert Camus escribió una carta abierta, La sangre de los húngaros, en la que criticó la falta de acción de Occidente. Incluso Jean-Paul Sartre, todavía un comunista convencido, criticó a los soviéticos en su artículo Le Fantôme de Staline, en Situations VII. El Partido Comunista de España, en el exilio, no cuestionó la represión. Para los historiadores Guillermo A. Pérez Sánchez de la Universidad de Valladolid y Javier Paredes de la Universidad de Alcalá de Henares, el declive de los grandes partidos comunistas occidentales de Italia, Francia y España comenzó con el desenlace violento de la Revolución de Hungría en 1956.
Conmemoración y legado
En la esquina noroeste del parque MacArthur en Los Ángeles, California, Estados Unidos, la comunidad húngaro-estadounidense construyó una estatua para recordar a los luchadores por la libertad húngaros. Construida a finales de la década de 1960, la estatua del obelisco se alza con un águila americana que vigila la ciudad de Los Ángeles. Hay varios monumentos dedicados a la Conmemoración de la Revolución Húngara en todo Estados Unidos. Uno de esos monumentos se puede encontrar en Cleveland, Ohio, en la Cardinal Mindszenty Plaza. También hay un monumento de "Un Chico de Pest" en la ciudad de Szczecin, Polonia. Denver tiene el parque de la Libertad Húngara, nombrado en 1968 para conmemorar el levantamiento.
Hablar públicamente sobre la revolución estuvo prohibido en Hungría durante más de 30 años. Desde la década de 1980, ha sido objeto de intenso estudio y debate.
El 16 de junio de 1989, en el 31.º aniversario de su ejecución, los restos de Imre Nagy fueron enterrados de nuevo con todos los honores. La Tercera República Húngara fue declarada en 1989 en el 33.º aniversario de la Revolución, por el presidente interino Mátyás Szűrös, desde un balcón del edificio del Parlamento. El 23 de octubre es ahora fiesta nacional húngara.
En diciembre de 1991, en los tratados con la Unión Soviética desmembrada, bajo Mijaíl Gorbachov, y Rusia, representada por Borís Yeltsin, se pidió disculpas oficialmente por las acciones soviéticas de 1956 en Hungría. Esta disculpa fue repetida por Yeltsin en 1992 durante un discurso ante el parlamento húngaro.
El 13 de febrero de 2006, el Departamento de Estado de los Estados Unidos conmemoró el cincuentenario de la Revolución Húngara de 1956. La secretaria de Estado de los Estados Unidos, Condoleezza Rice, destacó las contribuciones de los refugiados húngaros de 1956 a los Estados Unidos y otros países que los acogieron. También mencionó el papel de Hungría al dar refugio a los alemanes orientales durante las protestas de 1989 contra el régimen. El presidente estadounidense, George W. Bush, también visitó Hungría el 22 de junio de 2006 para conmemorar el cincuentenario.
Películas relacionadas con la Revolución húngara de 1956
Algunas de las películas sobre la Revolución de Hungría de 1956 o relacionadas son:
- 1959 - El viaje, de Anatole Litvak
- 1963 - Diálogo (Párbeszéd), de János Herskó.
- 1965 - La edad de las ilusiones (Álmodozások kora /Felnott kamaszok), de István Szabó.
- 1965 - Veinte horas (Húsz óra, 1965) de Zoltán Fábri.
- 1965 - Los desesperados (Szegénylegények), de Miklós Jancsó.
- 2006 - Los hijos de la Gloria (Szabadság, szerelem), de Krisztina God,
- 2023 - El sol del futuro (Il sol dell'avvenire ), de Nanni Moretti.
Véase también
En inglés: Hungarian Revolution of 1956 Facts for Kids
- Sublevación de 1953 en Alemania del Este
- Primavera de Praga
- Invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia
- Protestas de Poznán de 1956
- Octubre polaco
- Revolución de Terciopelo