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Plan Marshall
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El Plan Marshall, conocido oficialmente como European Recovery Program (ERP), fue una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental. Esta región había quedado muy dañada después de la Segunda Guerra Mundial. El plan recibió su nombre de George Marshall, quien era el secretario de Estado de Estados Unidos y lo diseñó.

El Plan Marshall consistió en dar ayuda económica, que sumó unos 13.000 millones de dólares de esa época. Estuvo activo durante cuatro años, desde el 3 de abril de 1948. Los objetivos de Estados Unidos eran reconstruir las zonas destruidas por la guerra, facilitar el comercio, modernizar la industria europea y ayudar a que el continente volviera a ser próspero. Todo esto buscaba evitar que el comunismo se extendiera, ya que tenía mucha influencia en Europa después de la guerra. El Plan Marshall también impulsó que los países europeos comerciaran más entre sí y que sus empresas fueran más modernas y productivas.

La ayuda se repartió entre los países según su población. Las naciones con grandes industrias recibieron más dinero, porque se creía que su recuperación era clave para toda Europa. Los países que fueron aliados de Estados Unidos recibieron un poco más de ayuda que los que habían sido parte del Eje o se mantuvieron neutrales. El Reino Unido fue el que más dinero recibió (26%), seguido de Francia (18%) y la nueva Alemania Occidental (13%). En total, 18 países europeos se beneficiaron.

Aunque se le ofreció, la Unión Soviética se negó a participar en el programa. Temía perder su independencia económica. Con su negativa, también impidió que países de Europa del Este, como Alemania Oriental o Polonia, pudieran unirse. Algunas críticas al plan señalaron que no se dio suficiente importancia a la recuperación de ciertos sectores europeos, favoreciendo la entrada de empresas estadounidenses. También hubo temor de que los países europeos se volvieran dependientes de Estados Unidos. Estados Unidos desarrolló programas similares en Asia, pero con otros nombres.

Sin embargo, el papel del Plan Marshall en la rápida recuperación de Europa ha sido muy debatido. La mayoría de los expertos no creen que el plan, por sí solo, haya "resucitado" milagrosamente a Europa. Hay pruebas de que la recuperación ya estaba en marcha. La ayuda del Plan Marshall no fue mucho mayor que la ayuda anterior de la UNRRA. Representó menos del 3% de los ingresos totales de los países que la recibieron entre 1948 y 1951. Esto significaría un aumento del PIB de solo 0,3%. Además, no hay una relación clara entre la cantidad de ayuda recibida y la velocidad de recuperación. Por ejemplo, Francia y el Reino Unido recibieron más ayuda, pero Alemania Occidental se recuperó mucho más rápido.

¿Quién fue George Marshall y cómo se creó el plan?

El plan lleva el nombre de George Marshall, quien fue un famoso general estadounidense durante la guerra y luego secretario de Estado. El plan tuvo el apoyo de los dos grandes partidos de Estados Unidos: los republicanos, que controlaban el Congreso, y los demócratas, que controlaban la Casa Blanca con Harry Truman como presidente.

El Plan Marshall fue diseñado principalmente por funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos, como William L. Clayton y George F. Kennan. Marshall habló de la necesidad urgente de ayudar a Europa en un discurso en la Universidad de Harvard en julio de 1946. Desde entonces, se usan expresiones como "nuevo Plan Marshall" para describir grandes programas de ayuda económica.

¿Cómo funcionó el Plan Marshall?

El plan de reconstrucción se propuso en una reunión de los países europeos el 24 de junio de 1946. La Unión Soviética y los países de Europa del Este también fueron invitados, pero las condiciones eran difíciles para ellos. Se les pedía que permitieran controles externos de su economía y que se unieran a un mercado europeo. Esto no era compatible con su sistema económico. Aun así, la Unión Soviética tuvo que convencer a algunos países, como Polonia y Checoslovaquia, que sí habían mostrado interés, para que no participaran.

El plan duró cuatro años fiscales desde junio de 1946. Durante este tiempo, los países europeos que se unieron a la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE), que fue el inicio de la OCDE, recibieron 13.000 millones de dólares y ayuda técnica.

Cuando el plan terminó, la economía de casi todos los países participantes, excepto Alemania Occidental, había superado los niveles de antes de la guerra. En las dos décadas siguientes, Europa Occidental tuvo un crecimiento y una prosperidad nunca vistos. Sin embargo, el impacto exacto del Plan Marshall en este crecimiento sigue siendo un tema de debate.

El Plan Marshall también se considera un impulso para la unificación europea. Creó instituciones para coordinar la economía en Europa. Además de los efectos económicos, el plan introdujo en Europa técnicas de gestión empresarial de Estados Unidos.

Algunos historiadores recientes han cuestionado las razones y la efectividad del plan. Algunos dicen que los beneficios vinieron más de nuevas políticas de libre comercio, que ayudaron a estabilizar los mercados. Por ejemplo, la OECE, además de repartir la ayuda, promovió el comercio libre y eliminó impuestos entre países.

También es importante recordar la ayuda de la Naciones Unidas, que ayudó a millones de personas entre 1944 y 1947. Esto también fue clave para la recuperación de Europa después de la guerra. En general, las opiniones sobre el Plan Marshall son positivas, aunque hay algunas críticas, especialmente desde el punto de vista económico liberal.

¿Por qué era necesario el Plan Marshall?

La situación de Europa después de la guerra

Después de seis años de guerra, gran parte de Europa estaba destruida. Millones de personas habían muerto o estaban heridas. Los combates habían afectado una zona mucho más grande que en la Primera Guerra Mundial. La mayoría de las ciudades estaban muy dañadas por los bombardeos, sobre todo las zonas industriales. Ciudades como Berlín y Varsovia eran montañas de escombros, y Londres y Róterdam también sufrieron mucho.

La economía del continente estaba en ruinas y millones de personas no tenían hogar ni recursos. Aunque se resolvió la escasez de alimentos en Holanda en 1944, la destrucción de la agricultura causó hambre en toda Europa. Esto empeoró con el duro invierno de 1946-1947. Las infraestructuras como vías férreas, puentes y carreteras también estaban destruidas, ya que fueron objetivos de los bombardeos. Muchos barcos de carga se habían hundido. Los pueblos pequeños no sufrieron tanto daño, pero la falta de transporte los dejó aislados.

Después de la Primera Guerra Mundial, la economía europea también quedó muy afectada. La recesión duró hasta bien entrados los años 1920, causando inestabilidad y bajada de precios en la economía mundial. Estados Unidos, a pesar de querer aislarse, intentó ayudar a Europa, sobre todo a través de sus grandes bancos. Cuando Alemania no pudo pagar las reparaciones de guerra, Estados Unidos también dio más préstamos.

Preocupaciones de Estados Unidos

El Departamento de Estado de los Estados Unidos, bajo la dirección de Harry Truman, quería tener una política exterior activa. Al principio, se pensó que Europa se reconstruiría rápido y que el Reino Unido y Francia, con la ayuda de sus colonias, saldrían pronto de la crisis. Sin embargo, en 1947 no había avances claros. Varios inviernos muy fríos empeoraron la situación. Las economías europeas no crecían, y el alto desempleo y la falta de alimentos causaron huelgas y revueltas. Dos años después de la guerra, las economías no habían vuelto a los niveles de antes de la guerra. La producción agrícola era solo el 83% de 1938, la industrial el 88% y las exportaciones el 59%.

La falta de comida era uno de los problemas más graves. Antes de la guerra, Europa Occidental dependía de las importaciones de Europa del Este, pero estas rutas comerciales estaban ahora cortadas por la división del continente. La situación era muy preocupante en Alemania, donde el consumo diario era de solo 800 calorías por persona en 1946 y 1947, una cantidad insuficiente para la salud. También había una gran escasez de carbón, cuyas reservas disminuyeron mucho después del invierno de 1946-47. En los hogares alemanes, sin calefacción, murieron cientos de personas de frío.

Alemania recibió ofertas de países de Europa occidental para comerciar comida a cambio de carbón y acero. Sin embargo, los aliados no querían que Alemania comerciara libremente.

El general Lucius D. Clay y el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos estaban preocupados por el avance del comunismo en Alemania. También les preocupaba que el resto de Europa no pudiera recuperarse sin la base industrial alemana. Por eso, en el verano de 1947, George Marshall convenció al presidente Harry Truman de cambiar la política de ocupación. La directiva anterior, JCS 1067, ordenaba no ayudar a la recuperación económica de Alemania. Fue reemplazada por la JCS 1779, que decía que "una Europa ordenada y próspera requiere la contribución económica de una Alemania estable y productiva".

La norma JCS 1067 había estado en vigor durante dos años. Después de su anulación, se levantaron parcialmente las restricciones a la producción industrial pesada. La producción de acero pudo aumentar del 25% al 50% de la capacidad de antes de la guerra.

Aun así, la desmantelación de la industria alemana continuó. En 1949, Konrad Adenauer pidió a los aliados que detuvieran este proceso. Argumentó que era contradictorio impulsar el crecimiento económico y al mismo tiempo eliminar fábricas. El desmantelamiento era apoyado principalmente por Francia. El primer plan industrial, de 1946, establecía que la industria alemana debía reducirse al 50% de su nivel de 1938, lo que implicaba destruir 1500 fábricas.

En enero de 1946, el Consejo de Control Aliado había limitado la producción de acero en Alemania a 5,8 millones de toneladas al año, el 25% del nivel de antes de la guerra. Las plantas de acero sobrantes debían ser desmanteladas. Además, Alemania debía reducir su nivel de vida a los niveles de la Gran Depresión (1932).

Para 1950, se había retirado el equipo de 706 fábricas de Alemania occidental. La capacidad de producción de acero se había reducido a 6,7 millones de toneladas anuales. Algunos autores, como Vladimir Petrov, creen que esto "retrasó varios años la reconstrucción económica del continente".

En 1951, Alemania Occidental aceptó unirse a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) al año siguiente. Esto levantó algunas restricciones de producción y la industria pasó a ser regulada por la CECA.

Estados Unidos fue la única gran potencia cuyas infraestructuras no sufrieron daños en la guerra. Esto se debió a que entró en la guerra mucho más tarde y no sufrió ataques en su territorio. Sus reservas de oro estaban intactas, al igual que su agricultura e industria. Los años de guerra fueron el período de mayor crecimiento económico para Estados Unidos. Sus fábricas de material de guerra abastecían a la nación y a los aliados. Después de la guerra, las industrias se adaptaron para producir bienes de consumo. La austeridad de la guerra dio paso a un gran aumento del consumo. La salud a largo plazo de la economía dependía del comercio internacional, ya que los excedentes de producción necesitaban mercados para ser exportados. El Plan Marshall se usaría en gran parte para comprar materias primas y productos manufacturados de Estados Unidos.

Otro gran motivo para el Plan era el inicio de la Guerra Fría. Muchos funcionarios estadounidenses sospechaban de las actividades soviéticas. George Kennan, uno de los diseñadores del Plan, ya preveía una división del mundo en dos bloques. Para él, el Plan Marshall era clave para "contener" a la Unión Soviética. Sin embargo, cuando se introdujo el Plan Marshall, las alianzas de la guerra todavía existían y la Guerra Fría no había comenzado realmente.

Lo que sí preocupaba a los estadounidenses era la influencia de algunos partidos comunistas con apoyo local. En Francia e Italia, la pobreza de la posguerra fortalecía a estos partidos, que habían sido importantes en la resistencia. Tuvieron mucho apoyo en las elecciones de posguerra, especialmente en Francia. Aunque muchos historiadores creen que la posibilidad de que Francia o Italia se volvieran comunistas era remota, los líderes estadounidenses de la época lo veían como una amenaza real. La política de contención decía que Estados Unidos debía apoyar a los países no comunistas para evitar que cayeran bajo la influencia de Moscú. Además, esperaban que algunas naciones de Europa oriental también se unieran y pudieran "salir" del bloque soviético.

Incluso antes del Plan Marshall, Estados Unidos ya había enviado ayuda a Europa. Entre 1945 y 1947, se calcula que unos 9.000 millones de dólares llegaron a Europa de forma indirecta. Esto fue a través de acuerdos como el Programa de Préstamo y Arriendo y la construcción de infraestructuras por parte de soldados estadounidenses. También hubo acuerdos bilaterales, los más importantes con Grecia y Turquía, para que tuvieran suficiente material militar, dentro de la Doctrina Truman. La joven Organización de Naciones Unidas también lanzó misiones humanitarias y de ayuda, financiadas casi por completo por Estados Unidos. Todos estos esfuerzos fueron útiles, pero les faltaba planificación y coordinación, y no cubrieron las necesidades más urgentes de los europeos.

¿Cómo se anunció el Plan Marshall?

Antes del discurso de Marshall, ya se habían hecho cálculos sobre el costo de la reconstrucción de Europa. El secretario de Estado James F. Byrnes presentó un proyecto del Plan Marshall en un discurso en Stuttgart el 6 de septiembre de 1946. El general Lucius D. Clay también había pedido un informe sobre Alemania después de la guerra.

Una opción principal para financiar el Plan era obtener recursos de Alemania. Esto se conoció como Plan Morgenthau en 1944, propuesto por el Secretario del Tesoro estadounidense Henry Morgenthau. Preveía "una extracción masiva de recursos de Alemania para ayudar a la reconstrucción del resto de Europa y evitar que Alemania recuperara su capacidad económica". Un plan similar fue propuesto por el francés Jean Monnet. En 1946, las potencias vencedoras acordaron limitar la reindustrialización de Alemania. Se establecieron límites a la cantidad de carbón y acero que se podían producir.

Sin embargo, los problemas de este plan se hicieron evidentes. Alemania había sido el gigante industrial de Europa, y su pobreza frenaría la recuperación de todo el continente. La escasez en Alemania también generaba gastos para las fuerzas de ocupación. Estos factores, junto con la crítica pública cuando los planes se filtraron a la prensa, llevaron al rechazo de los planes Morgenthau y Monnet. Algunas de sus ideas, sin embargo, permanecieron en la Directiva 1067 del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, que fue la base de la política de ocupación estadounidense hasta julio de 1947.

La idea del Plan también fue resultado de un cambio de mentalidad en Estados Unidos durante la Gran Depresión. Las dificultades económicas de los años treinta convencieron a muchos de que el mercado libre sin intervención no garantizaba el bienestar. Muchos de los que habían trabajado en el New Deal para reactivar la economía estadounidense, ahora colaboraban en el nuevo Plan para Europa. Al mismo tiempo, la Gran Depresión había mostrado los peligros de los aranceles y el proteccionismo. Esto llevó a una fuerte creencia en la necesidad del libre comercio y la integración económica europea.

El discurso de Marshall

Las discusiones públicas previas sobre la necesidad de reconstrucción habían sido ignoradas. Finalmente, se acordó que el secretario de Estado, George Marshall, aclararía las dudas en un discurso público. El discurso, escrito por Charles Bohlen, tuvo lugar en la Universidad Harvard el 5 de junio de 1947. Allí se hicieron públicas las ideas generales de la ayuda a Europa. Marshall dijo: "Es lógico que Estados Unidos haga lo que pueda para ayudar a la recuperación de la salud económica normal en el mundo, sin la cual no puede haber estabilidad política ni paz asegurada. Nuestra política no se dirige contra ningún país, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos. Cualquier gobierno que desee ayudar a la recuperación encontrará total cooperación por parte de los Estados Unidos de América". Marshall creía que la estabilidad económica traería estabilidad política a Europa. Ofreció ayuda, pero los países europeos debían organizar el programa por sí mismos.

El discurso no dio detalles ni cifras exactas del plan. Su parte más importante fue el llamado a los europeos para que se pusieran de acuerdo y crearan su propio plan de reconstrucción. Estados Unidos financiaría ese plan. El gobierno pensó que el Plan Marshall sería impopular en Estados Unidos, por lo que el discurso estaba dirigido principalmente a los ciudadanos europeos. Para mantenerlo fuera de la prensa estadounidense, no se convocó a periodistas. El presidente Truman dio una conferencia de prensa el mismo día para desviar la atención. En cambio, se contactó con los medios europeos, especialmente los británicos, y el discurso se leyó completo en la BBC.

¿Por qué la Unión Soviética rechazó el Plan?

El ministro de asuntos exteriores británico, Ernest Bevin, escuchó el discurso por radio y contactó con su colega francés, Georges Bidault, para preparar una respuesta europea. Ambos pensaron que era bueno invitar a los soviéticos, ya que eran otra potencia vencedora. El discurso de Marshall había incluido explícitamente a la URSS, porque los estadounidenses pensaban que excluirla sería una señal clara de desconfianza. Los funcionarios del Departamento de Estado sabían que Iósif Stalin no querría participar y que el Congreso de Estados Unidos no aprobaría un plan que enviara mucho dinero a la URSS.

Al principio, Stalin mostró un interés cauteloso. La doctrina leninista decía que, cuando las economías capitalistas empezaran a caer, intentarían comerciar desesperadamente con los comunistas. Así, Stalin pensó que en estas circunstancias los soviéticos podrían dictar las condiciones de la ayuda. Envió a su ministro de exteriores, Viacheslav Mólotov, a París para hablar con Bevin y Bidault. Los británicos y franceses compartían la visión estadounidense sobre los soviéticos y le presentaron a Mólotov una lista de condiciones que sabían que la URSS no aceptaría. La más importante era que cualquier país que se uniera al plan debía permitir que su economía interna fuera controlada por organismos o personas extranjeras, algo que los soviéticos no aceptarían. Bevin y Bidault también insistieron en que cualquier ayuda debía ir acompañada de la creación de una economía europea unificada, lo cual era incompatible con la estricta planificación económica soviética. Mólotov, por lo tanto, rechazó la ayuda y se fue de París.

El 12 de julio se celebró una gran reunión en París. Se invitó a todos los países de Europa, excepto España y los pequeños estados de Andorra, San Marino, Mónaco y Liechtenstein. España no había participado en la Segunda Guerra Mundial y tenía un régimen político cercano a los nazis. La URSS también fue invitada, pero no asistió. Los países del futuro bloque oriental también fueron invitados, y Checoslovaquia y Polonia mostraron interés. Sin embargo, el ministro de asuntos exteriores checoslovaco, Jan Masaryk, fue llamado a Moscú, donde Stalin le "recomendó" que lo pensara bien antes de ir a París. El primer ministro polaco, Josef Cyrankiewicz, fue recompensado por rechazar el plan con un acuerdo comercial de cinco años, un crédito de 450 millones, 200.000 toneladas de grano y maquinaria pesada.

Stalin creía que el Plan Marshall ponía en peligro el control soviético sobre Europa del Este. Pensaba que la integración económica europea permitiría a los países bajo su influencia escapar de su control. Los estadounidenses también lo pensaban y esperaban que la ayuda estadounidense contrarrestara la creciente influencia soviética en la región. Por eso, no se sorprendieron cuando Moscú recomendó a checoslovacos y polacos no asistir. El resto de los países orientales rechazaron la oferta de inmediato. Incluso Finlandia lo hizo para evitar conflictos con la URSS. La alternativa soviética al Plan Marshall fue el Plan Mólotov y, más tarde, el COMECON.

En un discurso ante las Naciones Unidas en 1947, el viceministro soviético para Asuntos Exteriores, Andréi Vyshinski, dijo que el Plan Marshall violaba los principios de las Naciones Unidas. Acusó a Estados Unidos de intentar imponer su voluntad a otros estados independientes, usando la ayuda económica como un instrumento de control político.

¿Cómo se negoció y aplicó el Plan Marshall?

Para poner en marcha el Plan, era necesario negociar sus términos con los países participantes y lograr que el Congreso de los Estados Unidos lo aprobara. En París, dieciséis estados se reunieron para decidir cómo sería la ayuda estadounidense y cómo se repartiría. Las negociaciones fueron largas y complejas, ya que cada país tenía sus propios intereses. Francia quería asegurarse de que Alemania no se reconstruyera tanto como para ser una amenaza. Los países del Benelux, aunque sufrieron bajo el dominio nazi, estaban muy ligados a la economía alemana y no querían retrasar su reconstrucción. Las naciones escandinavas, especialmente Suecia, insistían en que sus relaciones comerciales con Europa del Este no se rompieran y que su neutralidad no se viera afectada. El Reino Unido quería un estatus especial, preocupado de que si recibía el mismo trato que los países continentales (más devastados) no recibiría mucha ayuda. Finalmente, los estadounidenses querían impulsar la idea de integración económica y libre comercio como una forma de frenar el comunismo.

La administración Truman, representada por William Clayton, prometió a los europeos libertad para organizar el Plan a su gusto, pero les recordó que debía ser aprobado por el Congreso. La mayoría del Congreso priorizaba el libre comercio y la integración europea, y no querían dar demasiado dinero a Alemania.

Finalmente, se llegó a un acuerdo. Los europeos enviaron su borrador del plan de reconstrucción a Washington, pidiendo 22.000 millones de dólares. Truman lo redujo a 17.000 millones antes de enviarlo al Congreso. El Plan encontró una fuerte oposición, especialmente de los congresistas republicanos, que preferían una política más aislacionista y estaban cansados del gran gasto público. El principal opositor de este grupo era Robert A. Taft. También hubo oponentes en el sector demócrata, con Henry A. Wallace a la cabeza, quien veía el Plan como un obstáculo para las exportaciones estadounidenses y pensaba que dividiría el mundo. Esta oposición disminuyó mucho después de la caída del gobierno democrático de Checoslovaquia en febrero de 1948. Poco después, el Congreso aprobó una ayuda de 5.000 millones de dólares, que finalmente se ampliaría a 12.400 millones repartidos en cuatro años.

Truman ratificó el Plan Marshall el 3 de abril de 1948 y creó la Administración para la Cooperación Económica (ACE) para gestionar el programa, liderada por Paul G. Hoffman. Ese mismo año, los países participantes (Alemania Occidental, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Grecia, Islandia, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, el Reino Unido, Suecia, Suiza, Turquía y los Estados Unidos) firmaron el acuerdo para fundar la OECE como agencia coordinadora.

¿Cómo se usó el dinero?

Las primeras ayudas importantes llegaron a Rumanía y Bélgica en enero de 1947. Estos dos países eran considerados la primera línea contra la expansión comunista y ya recibían ayuda económica bajo la Doctrina Truman. Al principio, el Reino Unido también había aportado dinero, pero por su situación económica tuvo que pedir a Estados Unidos que continuara solo. La ACE comenzó formalmente a ayudar a los dos países en julio de 1948.

La misión oficial de la ACE era mejorar la economía europea en la producción industrial, apoyar las monedas europeas y facilitar el comercio internacional (especialmente con Estados Unidos, que quería una Europa recuperada para importar productos estadounidenses). Las naciones europeas habían agotado sus reservas de dinero durante la guerra, por lo que no podían importar nada. Otro objetivo no oficial de la ACE y del Plan Marshall era contener la influencia soviética en Europa, sobre todo en países con partidos comunistas fuertes como Checoslovaquia, Francia e Italia.

El dinero del Plan Marshall se transfería a los gobiernos europeos, pero la administración se hacía de forma conjunta entre el gobierno local y la ACE. Había un representante de la ACE en cada capital europea, que solía ser un empresario estadounidense importante. Este asesoraba al gobierno. Se fomentó el gasto conjunto entre varios países y se crearon comisiones de funcionarios, empresarios y sindicatos para estudiar la economía y decidir dónde se necesitaba más ayuda.

El Plan Marshall se usó en gran parte para comprar productos de Estados Unidos. Como los europeos habían gastado casi todas sus reservas de dinero durante la guerra, la ayuda del Plan Marshall era una de sus pocas formas de importar bienes. Al principio, compraron productos básicos como alimentos y combustible, pero poco a poco empezaron a importar bienes necesarios para la reconstrucción, que era el objetivo principal del Plan. Más tarde, por la presión del Congreso y el inicio de la guerra de Corea, una parte importante de la ayuda se destinó a fortalecer los ejércitos. De los 13.000 millones de dólares aportados por Estados Unidos hasta mediados de 1951, 3.400 millones se gastaron en materias primas, 3.200 millones en alimentos, 1.900 millones en maquinaria y 1.600 millones en combustible.

También se crearon unos fondos contravalor que usaron el Plan Marshall para establecer fondos en las monedas europeas. Según las normas de la ACE, el 60% de estos fondos debía invertirse en la industria. Esto se aplicó especialmente en Alemania, donde los fondos se destinaron a préstamos para empresas de reconstrucción, ayudando mucho a la reindustrialización del país. En 1949-50, por ejemplo, el 40% de las inversiones en la industria del carbón venían de estos fondos. Las empresas debían devolver los préstamos, y ese dinero se podía prestar a otras empresas. Este proceso continúa hoy en día. El Fondo Especial, supervisado por el ministro de economía alemán, valía 10.000 millones de marcos alemanes en 1971. En 1997, valía 23.000 millones de marcos. Gracias a este sistema de préstamo-devolución-préstamo, en 1995 el Fondo había hecho préstamos a ciudadanos alemanes por un valor de 140.000 millones de marcos. El 40% restante se usó para pagar deudas, estabilizar la moneda o invertir en proyectos no industriales. Francia fue la que más se benefició de los fondos contravalor, sobre todo para reducir su déficit presupuestario. Sin embargo, en Francia y en la mayoría de los otros países, el fondo contravalor se integró en los ingresos generales del gobierno y no se reutilizó como en Alemania.

Otra iniciativa de la ACE, más barata pero efectiva, fue el Programa de Asistencia Técnica. Este programa reunía a ingenieros e industriales europeos y los llevaba a Estados Unidos para visitar minas, fábricas y fundiciones. Así podían copiar los avances tecnológicos en Europa. Al mismo tiempo, cientos de asesores técnicos estadounidenses fueron enviados a Europa.

¿Cómo se repartió la ayuda?

Archivo:Marshall Plan
Países de Europa que recibieron ayudas del Plan Marshall. Las columnas rojas indican la cantidad de dinero recibido.

El Plan Marshall se repartió entre los países participantes principalmente según su renta per cápita (ingreso por persona). Gran parte del dinero se destinó a las grandes industrias, ya que se pensaba que su recuperación era esencial para la reconstrucción europea. Además, repartir la ayuda según la renta per cápita era una forma indirecta de ayudar a los Aliados, dejando menos para los países del Eje o los neutrales. La tabla siguiente muestra la cantidad de ayuda por país y año. No hay un acuerdo total sobre las cantidades exactas, ya que a veces es difícil saber qué parte de la ayuda estadounidense era del Plan Marshall.

País 1948–1949
(millones
de dólares)
1949–1950
(millones
de dólares)
1950–1951
(millones
de dólares)
Total
(millones
de dólares)
Bandera de Alemania Alemania Occidental 510 438 500 1448
AustriaFlag of Austria.svg Austria 232 166 70 488
BélgicaFlag of Belgium (civil).svg Bélgica y LuxemburgoBandera de Luxemburgo Luxemburgo 195 222 360 777
DinamarcaBandera de Dinamarca Dinamarca 103 87 195 385
Bandera de Francia Francia 1085 691 520 2296
GreciaFlag of Greece.svg Grecia 175 156 45 366
Bandera de Irlanda Irlanda 88 45 0 133
IslandiaBandera de Islandia Islandia 6 22 15 43
ItaliaFlag of Italy.svg Italia y Free Territory Trieste Flag.svg Trieste 594 405 205 1204
NoruegaFlag of Norway.svg Noruega 82 90 200 372
Países BajosFlag of the Netherlands.svg Países Bajos 471 302 355 1128
Bandera de Portugal Portugal 0 0 70 70
Reino UnidoBandera de Reino Unido Reino Unido 1316 921 1060 3297
SueciaFlag of Sweden.svg Suecia 39 48 260 347
SuizaFlag of Switzerland (Pantone).svg Suiza 0 0 250 250
TurquíaBandera de Turquía Turquía 28 59 50 137

¿Qué consecuencias tuvo el Plan Marshall?

Archivo:Marshall Plan poster
Cartel creado para promover el Plan Marshall en Europa. En el cartel puede leerse Cualquiera que sea el clima sólo alcanzamos la prosperidad juntos.

El Plan Marshall terminó, como estaba previsto, en 1951. Los intentos de extenderlo chocaron con los crecientes gastos de la guerra de Corea y el rearme. Además, los republicanos, que eran más críticos con el Plan, habían ganado más representación en las elecciones al Congreso de 1950 y se opusieron firmemente. De todas formas, otras formas de ayuda siguieron llegando a Europa.

De 1948 a 1952, Europa vivió el período de mayor crecimiento económico de su historia. La producción industrial aumentó un 35%, y la agrícola superó con creces los niveles de antes de la guerra. La pobreza y el hambre de los primeros años de posguerra desaparecieron. Europa Occidental tuvo dos décadas de crecimiento sin precedentes, lo que llevó a un aumento espectacular del nivel de vida. Hay un debate importante entre los historiadores sobre cuánto de este crecimiento se puede atribuir al Plan Marshall. La mayoría no cree que el Plan, por sí solo, haya "resucitado" milagrosamente a Europa, ya que hay pruebas de que la recuperación económica ya había comenzado. Muchos creen que el Plan Marshall sirvió para acelerar esta recuperación, pero no la inició.

Por otro lado, algunos piensan que los efectos políticos del Plan Marshall fueron casi tan importantes como los económicos. El Plan ayudó a que las naciones europeas suavizaran las medidas de austeridad y el racionamiento, lo que redujo el descontento y aportó estabilidad política. La influencia comunista en Europa Occidental disminuyó considerablemente, y los partidos comunistas perdieron popularidad en los años siguientes al Plan Marshall. Las relaciones comerciales entre las dos costas del Atlántico favorecieron la creación de la OTAN, que incluso sobreviviría durante la Guerra Fría. Además, la no participación de Europa del Este fue una de las primeras señales claras de que el continente ya estaba dividido en dos áreas de influencia opuestas.

El Plan Marshall también contribuyó a la integración europea. Los europeos, al igual que los estadounidenses, creían que una cierta unificación del continente era casi indispensable para asegurar la paz y la prosperidad. El Plan fue una herramienta interesante para establecer una primera guía de cómo llevar a cabo este proceso. Sin embargo, en cierto modo falló, ya que la organización que impulsó, la OECE, nunca pasó de ser un simple agente de cooperación económica. No obstante, fue un antecedente de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que realmente sentó las bases de lo que un día sería la Unión Europea (aunque excluía al Reino Unido). La OECE sirvió de modelo y campo de pruebas para las estructuras y la burocracia que más tarde se usarían en la Comunidad Económica Europea. El Plan, en cierto modo ligado a los Acuerdos de Bretton Woods, también estableció el libre comercio entre los países de la región.

Aunque algunos historiadores modernos dicen que los elogios al Plan Marshall son exagerados, en general se tiene una visión positiva. Se ha considerado que un proyecto similar podría ayudar a otras áreas del mundo. Después de la caída del comunismo, hubo varias propuestas para crear un "Plan Marshall para Europa del Este" que ayudara a revitalizar la región. Otros han propuesto un Plan Marshall para África o incluso el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, sugirió un "Plan Marshall Mundial".

El Plan Marshall se convirtió en una forma de referirse a cualquier programa gubernamental a gran escala diseñado para resolver un problema social específico. A menudo se usa para pedir gastos federales en casos donde el sector privado no funciona bien.

En cuanto a la recuperación económica alemana, se debió en parte a la ayuda económica del Plan Marshall. Pero también se considera que un factor fundamental, ajeno al Plan, fue la reforma monetaria de 1948. Esta reforma reemplazó el Reichsmark por el marco alemán como moneda de curso legal, y sirvió para detener la inflación descontrolada. Este cambio de moneda, que fortaleció la economía alemana, había sido prohibido durante los dos años de la directiva de ocupación JCS 1067. Esa política económica fue parte de las medidas implementadas por el canciller alemán Ludwig Erhard en su programa económico de recuperación. Él llevó a cabo una política liberal, eliminando la planificación centralizada y restaurando la economía de mercado en Europa, alejándose de la planificación extrema de la época nacionalsocialista. El Plan Marshall fue, por tanto, uno más de los factores que impulsaron la recuperación alemana. Sin embargo, en Alemania todavía existe el mito del Plan Marshall. Según la obra de Susan Stern Marshall Plan 1947–1997 A German View, muchos alemanes todavía creen que Alemania fue la única beneficiaria de las ayudas del plan, y que fue un regalo sin condiciones de grandes sumas de dinero, siendo el único responsable de la recuperación económica alemana en los años 50.

¿Se devolvió el dinero del Plan Marshall?

La OECE se encargó de distribuir los fondos y la ACE de las importaciones europeas. A los productores estadounidenses se les pagaba en dólares del Plan Marshall. Las mercancías importadas no eran gratuitas; los europeos debían pagarlas, ya fuera al contado o a crédito, con su moneda local. Este dinero iba a un fondo contravalor y podía reutilizarse para proyectos de inversión.

La mayoría de los países participantes en el Plan sabían desde el principio que nunca tendrían que devolver a Estados Unidos el dinero de los fondos contravalor. Por eso, lo integraron en sus presupuestos nacionales y "desapareció". Sin embargo, toda la ayuda ofrecida a Alemania sí debía ser devuelta. Aunque después de los acuerdos de Londres sobre las deudas de 1953, la cantidad a devolver se redujo a 1.000 millones de dólares (incluyendo las reparaciones de guerra). La ayuda a los alemanes hasta el 1 de julio de 1951 sumaba 270 millones de dólares, de los cuales los alemanes devolvieron 16,9 a través del Banco Export-Import de Estados Unidos. En realidad, hasta 1953 Alemania no supo la cantidad exacta que debía devolver. Por eso, insistía en que el dinero de los fondos contravalor solo se daba como préstamos, un sistema en el que, gracias a los intereses, el dinero crecía en lugar de reducirse. Estados Unidos encargó a un banco hipotecario que controlara el sistema. Los préstamos del Programa de Recuperación Europea se usaron principalmente para apoyar a pequeñas y medianas empresas. Finalmente, Alemania pagó la deuda a plazos, terminando en junio de 1971. Sin embargo, el dinero para pagar la deuda salió de los presupuestos nacionales, no de los fondos contravalor, por lo que estos siguen existiendo hoy en día.

¿Qué áreas no recibieron el Plan Marshall?

Muchas partes del mundo que también fueron devastadas por la Segunda Guerra Mundial no se beneficiaron del Plan Marshall. El único gran país de Europa occidental excluido fue España. Después de la guerra civil española, España adoptó una política de aislamiento y proteccionismo bajo el régimen franquista. A pesar de las dudas sobre colaborar con un país de ese tipo, Estados Unidos decidió ofrecer ayuda económica a España. El régimen de Francisco Franco garantizaba que el país no recibiría influencias soviéticas. Durante los años cincuenta, España recibió financiación estadounidense (Pactos de Madrid de 1953). Aunque nunca llegó a las cantidades que sus vecinos recibieron con el Plan Marshall, fue el punto de partida de una recuperación económica después de más de diez años de una posguerra muy dura.

Mientras que la parte occidental de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas había quedado muy afectada por la guerra, la parte asiática del país estaba casi intacta y se había industrializado rápidamente durante la guerra. El gobierno soviético impuso el pago de grandes sumas de dinero como reparaciones de guerra a los países del Eje: Finlandia, Hungría, Rumanía y, sobre todo, la RDA fueron obligadas a pagar enormes cantidades de dinero y recursos. Muchas de sus fábricas fueron trasladadas pieza a pieza a territorio ruso. Todas estas reparaciones equivalían, en la práctica, a las sumas del Plan Marshall que recibió Europa occidental.

Europa del Este no recibió ni un dólar del Plan Marshall, ya que sus gobiernos rechazaron unirse. También recibieron poca ayuda de los soviéticos. Aunque se creó el COMECON para contrarrestar el Plan Marshall, este no fue tan generoso. Más bien, terminó siendo un método para transferir recursos de Europa a la URSS. Los miembros del COMECON dependían de la Unión Soviética para el combustible y, a cambio, debían entregar maquinaria y bienes agrícolas, industriales y de consumo. La recuperación económica oriental fue mucho más lenta. Muchos piensan que las economías de Europa del Este nunca se recuperaron durante el período comunista, lo que llevó a la formación de economías de escasez y una brecha entre el este y el oeste del continente. Los estados del Este podían mantener el racionamiento, pero los grandes gastos en policía y servicios de espionaje interno consumían mucho dinero que podría haberse destinado a la reconstrucción. Yugoslavia, en cambio, sí recibió ayuda de Estados Unidos, pero no se considera parte del Plan Marshall.

Japón, por otro lado, también quedó muy devastado después de la guerra. Sin embargo, en este caso, ni los estadounidenses ni el Congreso sentían tanta simpatía por los japoneses como por los europeos. Además, Japón no tenía un interés estratégico o económico tan grande para Estados Unidos, por lo que no se creó ningún plan de ayuda y la recuperación económica hasta 1950 fue lenta. Aun así, ese año estalló la guerra de Corea, y Japón se convirtió en el centro de operaciones de las misiones de las Naciones Unidas, además de un proveedor crucial de material. A partir de 1952, el crecimiento japonés fue muy rápido: entre 1952 y 1971, el crecimiento anual promedio del Producto Nacional Bruto real fue del 9,6%. Estados Unidos, en contraste, creció un promedio del 2,9% anual entre 1952 y 1991. La importancia de la guerra de Corea se puede ver en el ejemplo de la compañía Toyota: en junio de 1950, solo produjo unos 300 camiones y estaba a punto de quebrar. Durante los primeros meses de la guerra en el país vecino, recibió un pedido del ejército estadounidense para producir 5.000 vehículos, y la compañía se recuperó. Durante los cuatro años de la guerra, entró más dinero a la economía japonesa que a cualquier otro país miembro del Plan Marshall.

Canadá, al igual que Estados Unidos, casi no sufrió los efectos de la Segunda Guerra Mundial. En 1945, era una de las economías más grandes del mundo. Sin embargo, dependía mucho más del comercio con Europa que Estados Unidos, y después de la guerra se empezaron a notar las consecuencias. En abril de 1948, el Congreso de Estados Unidos modificó el Plan Marshall, permitiendo que los europeos también compraran bienes y productos de Canadá. Esta modificación fue clave para la estabilidad económica canadiense, ya que Canadá ganó 1.000 millones de dólares durante los dos primeros años de la operación. Esto contrasta con el trato que se le dio a Argentina, otra gran economía que dependía de Europa para sus exportaciones agrícolas. Sus productos fueron excluidos deliberadamente de los mercados europeos que participaron en el Plan debido a las diferencias políticas entre Estados Unidos y el entonces presidente de Argentina, Juan Perón. Esto dañaría al sector agrícola argentino y ayudaría a precipitar el deterioro de la economía del país.

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Véase también

Kids robot.svg En inglés: Marshall Plan Facts for Kids

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Plan Marshall para Niños. Enciclopedia Kiddle.