Mito de la creación para niños
Un mito de la creación es una historia mitológica o religiosa que explica cómo comenzó el universo, la Tierra, la vida y los primeros seres humanos. Generalmente, estas historias cuentan que todo fue creado por uno o varios dioses creadores, según las creencias de diferentes culturas y religiones.
Contenido
- Mitos de la creación alrededor del mundo
- Mitos de la creación en África
- Mitos de la creación en América del Norte
- Mitos de la creación en América del Sur
- Mitos de la creación en Europa
- Mitos de la creación en Asia Oriental
- Mitos de la creación en India
- Judaísmo y cristianismo
- Mesopotamia
- Mitos de la creación en el Sureste asiático
- Religiones modernas
- Galería de imágenes
- Véase también
Mitos de la creación alrededor del mundo
Mitos de la creación en África
Yoruba
En la mitología yoruba, el dios del cielo le pidió a sus hijos que crearan un nuevo lugar para que sus descendientes vivieran. Él estaba seguro de lo que hacía y le dio a este lugar el nombre de un ecosistema. Su objetivo eran las primeras aguas. Así, Oduduwa bajó llevando un puñado de tierra, una gallina de cinco dedos y una semilla.
Cuando estuvo listo, Oduduwa lanzó la tierra sobre las aguas, y así se formó su nuevo reino, Ife. Allí, la gallina escarbó el suelo y enterró la semilla. De esta semilla creció un gran árbol con dieciséis ramas, que representan a los dieciséis hijos de Oduduwa. De ellos descienden las dieciséis tribus yoruba.
Zulú
Para el pueblo zulú, Unkulunkulu apareció de la nada y creó la tierra usando dos rocas. Luego, pidió a sus compañeros dioses y semidioses que, con la ayuda de hierbas, crearan a dos seres humanos: un hombre y una mujer.
Egipto
Según el mito heliopolitano, al principio solo había grandes masas de agua oscura, llamadas el océano primordial Nun. No existían el Cielo ni la Tierra, ni los humanos ni los dioses. El espíritu del mundo estaba en un gran caos, hasta que tomó conciencia y se nombró a sí mismo. Así nació el dios Ra, el dios del Sol.
Ra estaba solo, así que decidió crear a Shu (el viento) de su aliento y a Tefnut (la humedad) de su saliva. Les ordenó vivir al otro lado del Nun. Después, Ra hizo que apareciera un lugar seco para descansar, al que llamó tierra, y a la Tierra que surgió la llamó Egipto. Como la tierra salió del agua, viviría gracias a ella, así que Ra hizo que las aguas estuvieran en la Tierra, y así nació el Río Nilo.
Ra siguió creando la vegetación y los seres vivos del Nun para llenar la Tierra. Mientras tanto, Shu y Tefnut tuvieron dos hijos: Geb (el dios de la Tierra) y Nut (la diosa del Cielo). Geb y Nut se unieron, y el cielo estaba sobre la tierra. Shu, sintiendo celos, los separó, sosteniendo el cielo sobre su cabeza y hombros, y sujetando la tierra con sus pies. Otras historias dicen que Ra le pidió a Shu que los separara para que hubiera espacio para la creación. A pesar de esto, Nut tuvo hijas, las estrellas, dando origen a la bóveda celeste.
Ra había enviado uno de sus ojos a buscar a Shu y Tefnut. Cuando el ojo regresó sin éxito, otro ojo había tomado su lugar. El primer ojo comenzó a llorar, y Ra lo puso en su frente, creando así el Sol. De las lágrimas de ese ojo que cayeron a la tierra nacieron los primeros hombres y mujeres, que poblaron Egipto.
Cada mañana, Ra viajaba por el cielo en una barca sobre Nut, que ya cubría el cosmos. Esta barca transportaba el Sol, iluminando la Tierra por doce horas. Cada noche, Nut se tragaba el sol, pero este se regeneraba a la mañana siguiente. Ra continuaba su viaje por la Duat, el inframundo egipcio, donde debía cruzar doce puertas, una por cada hora de la noche. Estas puertas estaban custodiadas por la serpiente Apep, enemiga de Ra, cuyo objetivo era detener el sol. Si Ra atravesaba la Duat, el sol volvía a nacer de Nut, y Ra lo transportaba de nuevo por el cielo, dando inicio a un nuevo día.
Mitos de la creación en América del Norte
Inuit
Al principio del mundo, solo había un hombre y una mujer, sin animales. La mujer le pidió a Kaila, el dios del cielo, que llenara la Tierra. Kaila le dijo que hiciera un agujero en el hielo para pescar. Ella sacó del agujero, uno por uno, a todos los animales. El caribú fue el último. Kaila le dijo que el caribú era su mejor regalo, porque alimentaría a su gente. El caribú se multiplicó, y los humanos podían cazarlos, comer su carne, hacer ropa y tiendas con sus pieles.
Sin embargo, los humanos siempre elegían los caribús más grandes. Un día, solo quedaron los débiles y enfermos, y los inuits no los quisieron. La mujer se quejó a Kaila. Él la envió de nuevo al hielo, y ella pescó al lobo, enviado por Amarok, el espíritu del lobo, para que comiera a los animales débiles y enfermos y así mantuviera a los caribús sanos.
Azteca
Los aztecas tenían varias historias sobre la creación, debido a que integraron diferentes culturas. En una de ellas, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dieron cuenta de que los dioses se sentían solos y necesitaban compañía. Por eso, decidieron crear la tierra. Al principio, solo había un mar inmenso donde vivía un monstruo terrestre. Para atraerlo, Tezcatlipoca ofreció su pie como carnada, y el monstruo salió y se lo comió. Antes de que pudiera sumergirse, los dos dioses lo tomaron y lo estiraron para darle forma a la tierra. Sus ojos se convirtieron en lagunas, sus lágrimas en ríos y sus orificios en cuevas. Después, le dieron el don de la vegetación para consolar su dolor. Más tarde, se dedicaron a crear a los primeros hombres.
Según otra historia conocida como «La leyenda del quinto sol», al principio, todo era oscuro, sin vida. Los dioses se reunieron en Teotihuacán y se preguntaron quién tendría la tarea de crear el mundo, para lo cual uno de ellos tendría que lanzarse a una hoguera. Dos dioses fueron elegidos para esto.
Aunque el más fuerte y valiente dudó al momento de lanzarse al fuego, el segundo, un dios pequeño, humilde y pobre (usado como metáfora del pueblo azteca sobre sus orígenes), se lanzó sin dudarlo, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios, sintiendo valor, decidió arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la Luna.
Maya
El mito maya de la creación se cuenta en su libro sagrado, el "Popol Vuh". En él, al principio solo existían los dioses en un estado de calma sobre un mar quieto. Entonces, hubo palabras y decidieron crear el mundo para que existiera el ser humano. Intentaron crear a la humanidad dos veces y fallaron, pidiendo ayuda a dioses de menor rango. La primera vez, intentaron hacerlos con barro, pero los humanos no podían moverse bien y eran tontos y sin alma. Luego, lo intentaron con madera, y estos humanos se movían y hablaban, pero eran perezosos y no tenían voluntad. Finalmente, crearon a los humanos con masa de maíz mezclada con la sangre de los dioses: Balam Quitzé, Balam Akab, Mahucutah e Iqui Balam fueron los cuatro primeros hombres, y después otras cuatro mujeres. Así, la sangre de los humanos es su alma y es el alma de los dioses, y los hombres estaban conectados con los dioses y a ellos debían regresar.
Mitos de la creación en América del Sur
Inca
Los Incas tenían varias historias sobre la creación. El mito de Huiracocha o Viracocha es uno de los más conocidos. En este mito, Viracocha creó todo el universo y sus elementos. Después, intentó crear a la primera humanidad en la Tierra. Esta primera humanidad fue hecha cuando el dios todopoderoso sopló sobre unas piedras. Sin embargo, el resultado fueron gigantes poderosos pero poco inteligentes que no reconocieron a Viracocha como su creador. Viracocha acabó con esta raza de gigantes con un gran diluvio. Algunas versiones del mito dicen que Viracocha creó a la humanidad como la conocemos a partir de piedras más pequeñas o de los restos de esos gigantes que se negaron a reconocerlo.
Otra versión de este mito menciona que el primer intento de crear a la humanidad ocurrió antes de que Viracocha creara los astros (excepto la Tierra). Por eso, el mundo estaba vacío y en profunda oscuridad, sin vida. En esta ocasión, el resultado fueron criaturas llamadas Ñawpa Machus (los gentiles). Eran altos y delgados, pero muy fuertes y violentos entre sí. Como castigo por las acciones de esta primera humanidad, Viracocha creó el Sol, cuya luz exterminó a estos seres.
Generalmente, los pueblos de los Andes centrales entendían los orígenes de cada pueblo de forma separada, como apariciones divinas de algún lugar natural llamado pacarina. El origen del hombre se atribuye principalmente a los dos hijos del Sol, Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes salieron del lago Titicaca y dieron origen a los incas del Cuzco. De acuerdo con la leyenda de los hermanos Ayar, creían que su pueblo había surgido del cerro de Tamputoco.
Mapuche
Antes de la humanidad actual, vivían otros hombres. Un día, la serpiente marina Kai Kai Vilú decidió acabar con ellos ahogándolos con el agua del mar. La serpiente buena Treng Treng Vilú sintió compasión por los humanos y los llevó a las montañas para salvarlos. Hizo que las montañas crecieran a medida que Kai Kai hacía crecer el mar. La lucha entre estos dos espíritus fue larga y causó la muerte de muchos hombres, a quienes Treng Treng convirtió en aves, peces y lobos marinos. Solo un grupo de hombres sobrevivió (los antepasados de los mapuches). Después de hacer un Nguillatún o ceremonia, lograron calmar a Kai Kai y luego poblar la tierra. Sin embargo, debido a sus malas acciones, Treng Treng les envió erupciones de volcanes, lo que los obligó a vivir en lugares más seguros donde no estuvieran expuestos a los maremotos de Kai Kai o las erupciones de Treng Treng.
Mitos de la creación en Europa
Grecia clásica
Los «mitos de origen» o «mitos de creación» intentan hacer que el universo sea comprensible para los humanos y explicar cómo empezó el mundo.
La historia más aceptada del comienzo de las cosas, según la Teogonía de Hesíodo, empieza con el Caos, un gran vacío. De este vacío surgieron Gea (la Tierra) y otros seres divinos muy antiguos: Eros (Amor), el Abismo (el Tártaro) y el Érebo.
Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), quien luego la fertilizó. De esta unión nacieron, primero, los Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Cronos), luego los Cíclopes y los Hecatónquiros o Centimanos. Cronos («el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos [de Gea]») derrocó a su padre y se convirtió en el gobernante de los titanes, con su hermana y esposa Rea como compañera y los otros Titanes como su corte. Este conflicto entre padre e hijo se repitió cuando Cronos se enfrentó a su hijo, Zeus, quien, convencido por su madre, lo desafió a una guerra por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la victoria, encerrando a Cronos y los Titanes en el Tártaro.
Los antiguos griegos consideraban la teogonía (el estudio del origen de los dioses) como el tipo de poesía más importante, con poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta más famoso, era también el cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en las Argonáuticas de Apolonio, y para conmover a los dioses del inframundo en su viaje al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses.
La Teogonía de Hesíodo no solo es el relato más completo que se conserva sobre los dioses, sino también el más completo sobre la función antigua de los poetas, con su larga invocación a las Musas. La teogonía también fue el tema de muchos poemas que se han perdido, atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros profetas legendarios, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos misteriosos. Hay indicios de que Platón conocía alguna versión de la teogonía órfica.
Se conservan algunos fragmentos de estas obras en citas de filósofos neoplatónicos y en fragmentos de papiro encontrados recientemente. Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra que al menos en el siglo V a. C. existía un poema teogónico-cosmogónico de Orfeo. Este poema intentaba superar la Teogonía de Hesíodo, y la genealogía de los dioses se extendía con Nix (la Noche) como un comienzo definitivo antes de Urano, Cronos y Zeus.
Los primeros pensadores sobre el cosmos reaccionaron contra, o a veces se basaron en, las ideas míticas populares que existían en el mundo griego. Algunas de estas ideas se pueden deducir de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la Tierra era vista como un disco plano flotando en el río de Océano y cubierta por un cielo semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol (Helios) cruzaba los cielos como un conductor de carro y navegaba alrededor de la Tierra en una copa dorada por la noche. Se podían hacer oraciones y juramentos al sol, la tierra, el cielo, los ríos y los vientos. Las grietas naturales se consideraban popularmente entradas a la morada subterránea de Hades, el hogar de los muertos.
Países nórdicos
Al principio, existía el mundo de la niebla Niflheim y el mundo de fuego Muspelheim. Entre ellos estaba el Ginnungagap, un «hueco profundo» donde no había vida. En Niflheim había una fuente de aguas heladas, llamada Hvergelmir (‘caldero rugiente’), que burbujeaba, y lo que caía, lo hacía en Ginnungagap. Al tocar el vacío, se transformaba en hielo, hasta que, finalmente, el hielo lo llenó todo. Las brasas de Muspelheim caían sobre el hielo, creando grandes nubes de vapor de agua, que al llegar de nuevo a Niflheim, formaban un bloque de hielo. En uno de estos bloques estaba un gigante primitivo, Ymir, y una vaca gigante, Auðumbla, de la cual Ymir se alimentaba bebiendo su leche. La vaca lamió el hielo, creando al primer dios, Buri, quien fue padre de Bor. Bor, a su vez, fue padre de los primeros Æsir: Odín y sus hermanos Vili y Ve. Ymir era un ser que podía crear vida por sí mismo, y sus piernas dieron origen a la raza de los gigantes. Luego, los hijos de Bor (Odín, Vili y Ve) mataron a Ymir y de su cuerpo crearon el mundo.
Los dioses regulaban el paso de los días y las noches, así como las estaciones. Los primeros seres humanos fueron Ask (fresno) y Embla (olmo), que fueron tallados de madera y a quienes Odín, junto con sus hermanos Vili y Ve, les dio vida y características humanas, según el Gylfaginning. O, según el Völuspá, fue junto a Hœnir y Lóðurr. Sól es la diosa del sol, hija de Mundilfari y esposa de Glen. Todos los días, cabalga por los cielos en su carro, tirado por dos caballos llamados Alsvid y Arvak. Este camino se conoce como Alfrodull, que significa «gloria de elfos», un nombre común para el sol. Sól es perseguida durante el día por Sköll, un lobo que quiere devorarla. Los eclipses solares significan que Sköll casi la atrapa. Está destinado que Sköll, finalmente, atrapará y devorará a Sól; sin embargo, será reemplazada por su hermana. La hermana de Sól, la luna, Máni, es perseguida por Hati, otro lobo. La tierra está protegida del calor total del sol por Svalin, quien se encuentra entre el sol y ella. En la creencia nórdica, el sol no emitía luz, sino que esta emanaba de las melenas de Alsvid y Arvak.
En el Völuspá, la völva (una vidente) describe el gran fresno Yggdrasil y a las tres nornas (símbolos femeninos del destino; sus nombres, Urðr (Urd), Verðandi (Verdandi) y Skuld, se relacionan con el pasado, presente y futuro), quienes tejían los hilos del destino bajo él.
Mitos de la creación en Asia Oriental
China
Una característica especial de la cultura china es que los mitos sobre la creación aparecieron relativamente tarde en su literatura, después de la fundación del confucionismo, el taoísmo y las religiones populares. Las historias tienen varias versiones, a veces diferentes entre sí. Por ejemplo, la creación de los primeros seres se atribuye a Shangdi, Tian (el cielo), Nüwa, Pangu o el emperador de Jade.
En todo el Extremo Oriente y Oceanía, existía una idea de dos fuerzas opuestas en el cosmos: por un lado, la luz, el sol y el fuego; por otro, la oscuridad, la luna y el agua. Generalmente, un pájaro representaba el primer principio. En China, era un cuervo. El pájaro solar es un tema importante de la dinastía Shang, la primera dinastía china confirmada por la arqueología. Una serpiente, como animal acuático, representaba el segundo principio. La madre de Shun —uno de los gobernantes míticos de China—, pertenecía al clan de la serpiente, y su padre al clan del pájaro. Por lo tanto, Shun era el resultado de la unión de los dos principios. Este mito también muestra el totemismo de la antigua sociedad china, donde cada clan tenía un animal antepasado, y la exogamia, que exigía que los esposos fueran de clanes diferentes.
Xiè fue el antepasado de Shang, y su madre se llamaba Jiandi. Un día, ella fue a bañarse con sus sirvientes en el río de la colina oscura. Un pájaro negro (quizás una golondrina o un cuervo) pasó llevando un huevo de muchos colores en su pico. Lo dejó caer. Jiandi lo tomó y se lo puso en la boca, pero sin querer se lo tragó. Después de esto, concibió a Xie. En esta historia, se trata de una forma especial de unión de los dos principios cósmicos, ya que este mito involucra el agua y la oscuridad, y por otro lado un pájaro.
Shangdi aparece en la literatura alrededor del año 700 a.C. o antes (la fecha depende de cuándo se escribió el Shujing, un libro clásico de historia). Shangdi parece tener características de persona, pero no se le identifica como creador hasta la dinastía Han.
La aparición de Tian, el Cielo, en la literatura presenta un problema similar al de Shangdi, también dependiendo de la fecha del Shujing. Las cualidades del Cielo y de Shangdi parecen unirse en la literatura posterior hasta ser adorados como una sola entidad, por ejemplo en el Templo del Cielo de Pekín. Aún no se ha resuelto la distinción entre ambos.
Nüwa aparece alrededor del año 350 a.C. Su compañero es Fuxi, y a veces se les adora como los ancestros finales de la humanidad.
Pangu aparece en la literatura no antes del año 200 de nuestra era. Fue el primer creador. Al principio, solo había un caos sin forma del que surgió un huevo de 18.000 años. Cuando las fuerzas yin y yang estaban en equilibrio, Pangu salió del huevo y se encargó de crear el mundo. Dividió el yin y el yang con su hacha. El yin, pesado, se hundió para formar la tierra, mientras que el yang se elevó para formar los cielos. Pangu permaneció entre ambos, elevando el cielo durante 18.000 años, después de lo cual descansó. De su respiración surgió el viento, de su voz el trueno, de su ojo izquierdo el Sol y del derecho la Luna. Su cuerpo se transformó en las montañas, su sangre en los ríos, sus músculos en las tierras fértiles, el vello de su cara en las estrellas y la Vía Láctea. Su pelo dio origen a los bosques, sus huesos a los minerales valiosos, la médula a los diamantes sagrados. Su sudor cayó en forma de lluvia, y las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo (pulgas en algunas versiones), llevadas por el viento, se convirtieron en los seres humanos.
El emperador de Jade aparece en la literatura después del establecimiento del taoísmo. También se le representa como Yuanshi Tianzun o como Huangtian Shangdi.
Japón
Los primeros dioses llamaron a la existencia a dos seres divinos, el macho Izanagi y la hembra Izanami, y les encargaron crear la primera tierra. Para ayudarlos, les dieron una lanza decorada con joyas, llamada Amenonuhoko (lanza de los cielos). Entonces, las dos deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra, Amenoukihashi (puente flotante de los cielos), y agitaron el océano con la lanza. Cuando las gotas de agua salada cayeron de la punta de la lanza, formaron la isla Onogoro (autoformada).
Ellos bajaron del puente de los cielos y establecieron su hogar en la isla. Desearon unirse, así que construyeron un pilar llamado Amenomihashira y alrededor de él levantaron un palacio llamado Yahirodono (la habitación de ocho brazos). Izanagi e Izanami giraron alrededor del pilar en direcciones opuestas y, cuando se encontraron, Izanami, la deidad femenina, habló primero con un saludo. Izanagi pensó que esta no era la forma correcta, pero se unieron de todos modos. Tuvieron dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas), pero estaban mal formados y no se consideraron dioses.
Pusieron a los niños en un bote y los dejaron en el mar. Luego, les preguntaron a los otros dioses qué habían hecho mal. Ellos respondieron que el dios masculino debió haber iniciado la conversación durante la ceremonia de unión. Así que Izanagi e Izanami giraron alrededor del pilar una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, Izanagi habló primero y su unión fue exitosa.
De esta unión nacieron las Ohoyashima (las ocho grandes islas de la cadena japonesa):
- Awaji
- Iyo (más tarde Shikoku).
- Ogi
- Tsukushi (más tarde Kyushu).
- Iki
- Tsushima
- Sado y
- Yamato (más tarde Honshu).
Es importante saber que en tiempos antiguos, Hokkaidō, Chishima y Okinawa no formaban parte de Japón.
Crearon seis islas más y muchas deidades. Sin embargo, Izanami murió al dar a luz al infante Kagututi (dios del fuego) o Ho-Masubi (causante del fuego). Fue enterrada en el monte Hiba, en la frontera de las antiguas provincias de Izumo y Hōki, cerca de Yasugi en la prefectura de Shimane. Lleno de ira, Izanagi mató a Kagututi. Su muerte también creó docenas de deidades.
Los dioses nacidos de Izanagi e Izanami representan aspectos importantes de la naturaleza y la cultura, pero son demasiados para mencionarlos aquí.
Mitos de la creación en India
Budismo
En el budismo, el universo o concepto de mundo nunca tuvo un origen ni tiene un fin; los budistas creen que el mundo siempre ha existido. El budismo en sí mismo no se enfoca en el origen de la vida. Buda, al hablar del origen del mundo, dijo: «Pensar sobre el (origen) del mundo, oh monjes, es algo impensable que no debería ser pensado; al pensar en esto, uno experimentaría sufrimiento y confusión». Respecto a no responder la pregunta del origen de la vida, Buda dijo: «¿Y por qué no hablo sobre esto? Porque no tiene relación con el objetivo, no es algo fundamental para una vida santa. No lleva al desencanto, a la falta de pasión, a la calma, al conocimiento directo, al despertar, a la libertad. Por eso no hablo de ello». Buda también compara la pregunta del origen de la vida —así como otras preguntas complejas— con la parábola de la flecha envenenada: un hombre es herido por una flecha envenenada, pero antes de que el médico se la quite, él quiere saber quién le disparó, de dónde vino la flecha, por qué esa persona le disparó, etc. Si el hombre sigue preguntando esas cosas antes de que le quiten la flecha, Buda razona que morirá antes de obtener la respuesta. El budismo se preocupa menos de responder a preguntas como el origen de la vida y más del objetivo de liberarse a sí mismo y a otros del sufrimiento, alcanzando el nirvana. Sin embargo, el Kalachakra tantra, un texto del budismo tibetano, trata sobre la formación y el funcionamiento de la realidad. Los budistas modernos, como el dalái lama, buscan que el budismo y la ciencia no entren en conflicto y consideran que son formas complementarias de entender el mundo que nos rodea.
En el Digha Nikaia hay una historia sobre el comienzo del ciclo actual del mundo. En el sutra 27 del Aggañña sutra, Buda la usa para explicar el sistema de castas y mostrar por qué una casta no es realmente mejor que otra. Según Richard Gombrich, hay fuertes pruebas de que este sutra fue creado como una crítica a creencias anteriores.
Según ese texto, en un momento el mundo se encogió. Cuando se expandió de nuevo, los seres reencarnaron en él. Todo era agua y oscuridad, pero el comienzo era luminoso. Después, la tierra se formó en la superficie del agua. Las personas comenzaron a comerla porque era sabrosa. Al hacer esto, sin embargo, su propia luz desapareció, y el Sol, la Luna, los días y las noches comenzaron a existir. Las personas seguían comiendo la tierra. Luego, se fueron transformando y aparecieron personas con diferentes apariencias. Esto hizo que los de apariencia agradable se volvieran orgullosos y que la tierra sabrosa desapareciera. La transformación continuó: aparecieron entonces hermosos hongos para comer. La transformación siguió: la gente se volvió más ruda y orgullosa, y los hongos fueron reemplazados por plantas y luego por arroz listo para comer. La gente continuó volviéndose más ruda. Empezaron a diferenciarse en hombres y mujeres. Las relaciones entre ellos eran vistas con discreción, así que las personas construyeron refugios para tener privacidad. El siguiente paso fue cuando la gente comenzó a recolectar arroz para varias comidas a la vez. Entonces, la calidad del arroz empezó a empeorar y no volvía a crecer de inmediato. Después, la gente creó campos de arroz con límites. Esto dio origen a la aparición del robo. Para combatir el crimen, ofrecieron pagar arroz a uno de ellos para que fuera su líder. Al final, aparecieron todas las clases sociales, originarias del mismo tipo de personas.
Algunos estudiosos han señalado que la intención principal de este texto es criticar y desmentir las afirmaciones de los brahmanes sobre el origen divino del sistema de castas, mostrando que es solo una costumbre humana.
El texto budista Agama-sutra dice que existe un proceso de interacción, o de evolución conjunta, donde todas las cosas participan en una red de causas y efectos mutuos. Una expansión produce la siguiente contracción, donde reina el caos, seguida de una expansión donde reina el orden, y así sigue sin fin. El mundo es infinito y no fue creado; sus elementos básicos son el alma, la materia, el tiempo y el espacio, y los principios de movimiento y reposo. El universo se concibe como una figura humana, y el conjunto está envuelto en tres atmósferas, llamadas Vata-valayas (escudos de viento). El centro del universo es atravesado por la región de las almas móviles, donde viven todos los seres vivos: dioses, seres espirituales, hombres, mujeres, animales y plantas. En el punto más bajo está el séptimo infierno. En el punto más alto hay 16 cielos y 14 regiones celestiales, y más allá del universo (Lokakasa) hay un lugar en forma de media luna (Siddhasila) donde residen las almas liberadas después de dejar sus cuerpos materiales. Nuestra humanidad surgió de otra humanidad anterior que pasó de un estado espiritual a uno material. El Agama-sutra sostiene que los dos sexos se desarrollaron al mismo tiempo. Los deseos mal dirigidos atraen problemas y crean la rueda del karma, que provoca las reencarnaciones hasta que se llega a un maha yuga que termina con el colapso del Universo sobre sí mismo, volviendo al vacío total.
Hinduismo
El dios dividido
La historia más antigua se encuentra en el himno «Púrusha sukta» (del Rig-veda, el texto más antiguo de la India, de mediados del segundo milenio a.C.). Describe la creación del universo a partir de los restos de un gigantesco dios antiguo llamado Púrusha en una época muy antigua en la que se realizaban púrusha medha (‘sacrificios de seres’).
El huevo cósmico
No se sabe cuándo los sacrificios de seres fueron reemplazados por sacrificios de animales. Después de la aparición del budismo (siglo VI a.C.) con su ahimsa (‘no violencia’), también desaparecieron los sacrificios de animales y surgieron nuevas historias que contradecían la original.
El universo surgió de un huevo cósmico Hiranyagarbha (‘útero de oro’). Del huevo nació Prayapati. (Este Prajapati más tarde —en la época puránica— fue identificado como el creador Brahmá).
La flor de loto de Brahmá
Los Puranás (escritos en el primer milenio de la era vulgar) presentan varios procesos de creación. Primero, en un rincón del infinito universo espiritual existe un «océano de causa [material]». Allí está acostada la más grande de las muchas formas del dios Visnú: Mahavisnú. De su cuerpo surgen los universos (a veces se mejora este mito con la idea moderna de que cada molécula del aire que respira es un universo finito). Cada universo esférico está lleno de líquido hasta la mitad. Sobre ese océano está acostada otra forma de Visnú, llamada Garbhodakasai Visnú (‘el Visnú acostado [sayi] en el océano [udaka] de causa [karana]’), acostado sobre la serpiente divina Ananta Shesha. En su ombligo se forma un lago, y sobre ese lago nace una flor de loto. Cuando la flor se abre, de ella nace el dios Brahmá.
Brahmá con su mente crea el mundo plano (la Tierra) y todos los lokas (‘lugares’, planetas y estrellas visibles e invisibles en el cielo, donde viven los dioses y otros seres). La distancia de los planetas desde la Tierra es siempre la misma (1,3 millones de km). Su orden de cercanía a la Tierra es:
- Sol (1,3 millones de km).
- Luna (2,6 millones de km).
- todas las estrellas (5,2 millones de km).
- Venus (7,8 millones de km).
- Mercurio (10,4 millones de km).
- Marte (13 millones de km).
- Júpiter (15,6 millones de km).
- Saturno (18,2 millones de km).
- Los Siete Rishis u Osa Mayor (32,4 millones de km). En realidad, las estrellas de esta constelación están a diferentes distancias entre sí, entre 274 millones y 5.193 millones de km de la Tierra. En la constelación no hay 7 rishis sino 35.
Judaísmo y cristianismo
En el libro del Génesis se cuenta cómo Dios, "en el principio creó los cielos y la tierra", aunque no da más detalles sobre la creación del universo. Después, preparó la tierra para ser habitada en un período de 6 días creativos, que son períodos de tiempo de duración desconocida, en los cuales la tierra se hizo apta para la vida. En el sexto día, fueron creados todos los animales salvajes de la tierra y, como su última creación, Dios formó al primer hombre Adán del suelo y sopló en su nariz el aliento de vida, y lo puso en el jardín del Edén. Luego creó a Eva de una costilla de Adán. La historia continúa con la desobediencia de ambos al comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; la historia de sus dos primeros hijos: Caín y Abel; la aparición de tribus y el desarrollo de los pueblos; la historia de la Torre de Babel; y cómo Dios castiga a la humanidad por sus acciones con un diluvio universal (salvando a Noé y a una pareja de cada especie animal).
Mesopotamia
El universo apareció por primera vez cuando Nammu, un abismo sin forma, se abrió y, en un acto de creación propia, dio a luz a An (dios del cielo) y a Ki (diosa de la Tierra), a quienes se les conoce comúnmente como Ninhursag.
La unión de An y Ki produjo a Enlil, el señor del viento, quien finalmente se convirtió en el líder de los dioses. Después del destierro de Enlil de Dilmun (el hogar de los dioses) por un incidente con Ninlil, tuvieron un hijo, Sin (dios de la Luna), también conocido como Nannar.
Sin y Ningal dieron a luz a Inanna (diosa del amor y de la guerra) y a Utu o Shamash (dios del Sol). Durante el destierro de Enlil, él tuvo tres deidades del inframundo con Ninlil, siendo el más notable Nergal.
Nammu también dio a luz a Enki o Abzu, dios del abismo acuático. Enki también controlaba el Me, los decretos sagrados que regían cosas básicas como la física y cosas complejas como el orden y las leyes sociales. Esto explica el origen de la mayor parte del mundo.
Cierto mito mesopotámico afirma que el hombre creció de la tierra como una planta.
Mitos de la creación en el Sureste asiático
Filipinas
Debido a los intensos intercambios culturales que han durado miles de años, muchas de las mitologías de los diferentes grupos étnicos en Filipinas tienen similitudes. Algunos ejemplos son: (1) los mitos de la creación del pueblo bicolano y los pueblos de Visayan, cuyos nombres de deidades son diferentes pero las actividades en sus mitos de creación son muy parecidas; (2) la presencia de deidades llamadas Mayari / Malayari / Apûng Malyari, que es común en las mitologías Tagalog, Kapampangan y Sambal; (3) la presencia de deidades lunares, llamadas Bulan en las mitologías Hiligaynon, Karay-a, Cebuano y Bicolano, y deidades serpiente llamadas Bakunawa en las mitologías Hiligaynon, Karay-a, Cebuano y Bicolano; (4) la presencia de monstruos que devoran la luna llamados Tambanokano en las mitologías Mandaya y Manobo, donde el Tambanokano Mandaya se representa como un cangrejo, mientras que el Tambanokano Manobo se representa como una tarántula o escorpión, según el subgrupo étnico; (5) la presencia de deidades enemigas llamadas Gugurang y Asuang en la mitología de Bicolano y Agurang y Aswang en la mitología de Hiligaynon; y (6) la presencia de deidades llamadas Kabunian en las mitologías de los pueblos Ibaloi o Bontoc.
A pesar de ser grupos étnicos relacionados, las deidades, los héroes y las criaturas son completamente diferentes entre sí, y sus historias deben respetarse tal como son y no mezclarse en una sola narración. También es importante señalar que cada historia étnica tiene varias versiones. En muchos casos, las historias varían de un pueblo a otro, aunque los pueblos de las áreas específicas pertenezcan al mismo grupo étnico.
Filipinas está formada por más de 7000 islas, divididas en tres regiones principales: Luzón, Visayas y Mindanao (que aquí se subdivide en Norte y Sur). Se ha intentado relacionar cada región con mitologías precoloniales específicas; sin embargo, la diferencia en las mitologías y sistemas de creencias no es por región, sino por grupos étnicos. Algunos grupos étnicos tienen influencia en solo unos pocos pueblos, mientras que otros tienen influencias regionales que abarcan varias provincias. El Budismo y el hinduismo en Filipinas influyen en la cultura y los mitos de la gente de las tres principales regiones insulares. No existe una mitología unificada entre las tres regiones, debido a la gran diversidad de culturas que siguen existiendo de forma distinta en las islas. Estos mitos se transmitieron oralmente, lo que significa que incluso los mitos dentro de la misma región tendrán algún grado de cambio.
Religiones modernas
Mormonismo
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (conocidos como mormones) tienen su propia forma de entender la historia del Génesis. Ellos creen que la realidad física (espacio, materia y energía) es eterna y, por lo tanto, no tiene un origen. El Creador es un arquitecto y organizador de la materia que ya existía. Además de la organización de la tierra a partir de materia preexistente, Joseph Smith dice que no existe la materia que no sea material. Todo espíritu es materia, pero es más fina o pura, y solo puede ser vista por los ojos más puros; nosotros no podemos verla; pero cuando los cuerpos se purifican podemos ver que todo es materia.
Por otro lado, los textos sagrados de los Santos de los Últimos Días incluyen dos mitos de la creación: el primero, en el Libro de Moisés (que se encuentra en La perla de gran precio), es una ampliación del mito del Génesis, pero enfatiza la idea de «creación espiritual» (Libro de Moisés 4:5 y siguientes), según la cual la creación durante una semana y las descripciones del Edén se unen en una narración más larga; el segundo, en el Libro de Abraham (también en La perla de gran precio), destaca el papel de un consejo divino antes de la creación de la Tierra (Libro de Abraham 3-5).
Cienciología
Según el escritor estadounidense de ciencia ficción, Ron Hubbard —fundador de la doctrina de la dianética—, Xenu (también Xemu) era el líder de la Confederación Galáctica. Hace 75 millones de años, trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Luego, los dejó cerca de volcanes y los eliminó con bombas. Sus almas se juntaron en grupos y se adhirieron a los cuerpos de los vivos, y aún hoy siguen causando problemas.
Los cienciólogos conocen esta historia como «El Incidente II», y los recuerdos difíciles asociados a esto como la «Pared de Fuego» o «La implantación de R6». La historia de Xenu es una pequeña parte de las creencias de la cienciología sobre civilizaciones extraterrestres y sus intervenciones en la Tierra, descritas en conjunto como una obra de ciencia ficción sobre viajes espaciales por L. Ron Hubbard, el fundador de la cienciología.
Hubbard reveló esta historia en detalle a los miembros del nivel OT III en 1967. En la historia de Xenu se introdujo el uso del volcán como un símbolo común de la cienciología y la dianética, que se mantiene hasta hoy.
Las críticas a la cienciología a menudo usan la historia de Xenu en su contra. La cienciología ha intentado sin éxito mantener la historia de Xenu en secreto. Los críticos argumentan que la revelación de la historia es de interés público, considerando el alto costo para alcanzar el nivel OT III. La cienciología solo enseña esta doctrina a los miembros que han contribuido con grandes sumas de dinero a la organización.
La cienciología evita mencionar a Xenu en declaraciones públicas y ha hecho un esfuerzo considerable para mantener la confidencialidad, incluyendo acciones legales basadas en los derechos de propiedad intelectual y el secreto comercial. A pesar de esto, mucho material sobre Xenu se ha hecho público.
Galería de imágenes
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La Piedra del Sol en el Museo Nacional de Antropología de México.
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Albrecht Dürer - Adam and Eve (Prado) 2.jpg
Albrecht Dürer - Adam and Eve (Prado) 2
Véase también
- Abiogénesis
- Biogénesis
- Ciencia de la creación
- Datación de la creación
- Elohim
- Enuma Elish
- Formación y evolución del Sistema Solar
- Hipótesis del mundo de ARN
- Hipótesis del mundo de HAP
- El Libro del Génesis
- Creación (teología)
- Creacionismo
- Mitología judía
- Origen de la vida
- Origen de las religiones
- Panspermia
- Teoría del Big Bang.