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Monte blanco del delta inferior del río Paraná para niños

Enciclopedia para niños

El monte blanco, también conocido como bosque ribereño del Bajo Delta o selva en galería del Río de la Plata, es un ecosistema especial de selva que se encuentra en el delta inferior del río Paraná, en el centro-este de Argentina. Es un tipo de bosque en galería que crece a lo largo de las orillas del Río de la Plata, desde las islas al norte del río Paraná Guazú en la Provincia de Entre Ríos hasta la bahía de Samborombón en la Provincia de Buenos Aires.

Este bosque es la formación natural de tipo subtropical más al sur del planeta. Tiene una gran variedad de seres vivos, especialmente plantas y animales de origen tropical y subtropical. Muchas de estas especies llegan aquí a su límite más austral de distribución.

El monte blanco se ubica en una de las primeras zonas que fueron pobladas por los europeos y en el área más urbanizada de Argentina. Por esta razón, quedan muy pocos restos de los bosques originales. Los que aún existen están muy afectados y se encuentran principalmente en áreas protegidas o semiprotegidas, como la selva marginal de Punta Lara, el Parque Costero del Sur, el parque nacional Ciervo de los Pantanos y la isla Martín García.

En las tierras donde antes crecía el monte blanco, hoy hay plantaciones de árboles para madera, zonas urbanas y bosques nuevos dominados por especies que no son de aquí.

El Monte Blanco: Un Bosque Especial en Argentina

¿Qué es el Monte Blanco?

El nombre regional de “monte blanco” fue destacado por los científicos que estudiaron las plantas del delta. La palabra “monte” se usa en Argentina y Uruguay para referirse a un bosque denso o a un grupo de arbustos. Se cree que el calificativo “blanco” viene de dos posibles razones: que la madera de sus árboles es generalmente muy clara, o que la mayoría de sus flores son de color blanco.

Otros nombres para este ecosistema son: «selva en galería déltico uruguayense» o «selva marginal subtropical».

¿Dónde se encuentra este ecosistema?

Esta comunidad de seres vivos se encuentra en la parte baja del delta del río Paraná. En esta región, el delta se abre como un abanico con muchos brazos del Paraná, justo antes de que sus aguas lleguen al Río de la Plata. Esta característica hace que sea un delta de agua dulce, a diferencia de muchos otros deltas grandes del mundo que tienen agua salada cerca del mar. El Río de la Plata superior nunca tiene agua salada, ni siquiera durante las grandes sudestadas. Esto permite que el bajo delta tenga las condiciones adecuadas para que vivan plantas y animales subtropicales en latitudes más templadas.

El monte blanco se divide en dos zonas: una al norte del río Paraná Guazú, que pertenece a la provincia de Entre Ríos, y otra al sur de ese río, que pertenece a la provincia de Buenos Aires.

Antiguamente, también había monte blanco en algunas zonas favorables de la costa bonaerense del Río de la Plata superior, bordeando los tramos finales de los ríos que desembocan en el Plata.

En la isla Martín García, la parte central (que no se inunda) está rodeada por un anillo de selvas de monte blanco, que tienen algunas diferencias con las del delta. También hay monte blanco en las islas de Entre Ríos en el bajo río Uruguay y en algunas islas uruguayas del Río de la Plata superior.

En el delta, el monte blanco se extiende desde las islas del frente paranaense sobre el Río de la Plata hasta más arriba de Zárate por el lado de Buenos Aires y hasta Puerto Constanza por el lado de Entre Ríos. Cubre todos los albardones del delta inferior y algunos del delta medio.

¿Cómo es el terreno del Monte Blanco?

El monte blanco se encuentra en las islas de la parte final del bajo río Paraná, en la zona llamada “delta inferior”. Estas islas tienen una forma típica de plato o “palangana” cóncava, con dos zonas muy diferentes:

Las zonas bajas (pantano central)

El pantano central es una gran área hundida con zonas húmedas, esteros y lagunas. El suelo aquí está casi todo el año encharcado o inundado, y se cubre de agua con las mareas altas o sudestadas suaves. En este ambiente dominan plantas herbáceas altas que se extienden, con algunos arbustos y, en islas antiguas que no han sido afectadas por incendios o tala, un bosque abierto de grandes ceibos. También hay plantas acuáticas en algunas lagunas de esta zona. La altura del pantano central va desde unos centímetros por debajo del nivel medio de los ríos hasta unos 50 cm. Esta zona deprimida central ocupa aproximadamente el 80% de la superficie total de las islas.

Las zonas altas (albardones)

Los albardones son los bordes de la “palangana” y son las partes más altas de las islas. Se encuentran en las primeras decenas de metros justo después de los ríos y arroyos. Aunque son los terrenos naturalmente más elevados de las islas del delta inferior, suelen estar solo entre 50 y 200 cm por encima del nivel habitual del agua. La zona de albardones representa aproximadamente el 20% de la superficie total de las islas. Estos largos cordones elevados a lo largo de los ríos tenían originalmente una densa selva de monte blanco, que era más rica y compleja en los albardones más altos y antiguos que bordean los ríos más grandes. Entre los albardones y la zona interior deprimida de las islas, hay una franja intermedia de ancho variable, llamada localmente “medioalbardón” o medialoma.

También se pueden encontrar, dentro del pantano, albardones “fósiles”, que son restos de antiguos brazos o canales que cambiaron de curso o se cerraron por la acumulación de plantas acuáticas y restos flotantes. Allí vive una vida similar a la de los albardones de la costa.

Cada cientos de metros, los albardones son cortados por canales laterales o internos (activos e inactivos), que se forman naturalmente cuando el agua del pantano central busca una salida. Por estos canales, el agua entra rápidamente al pantano con las mareas y por ellos misma se desagua. Estos canales tienen aguas de color té o ámbar, mucho más transparentes que las de los ríos y arroyos.

¿Cómo es el suelo del Monte Blanco?

Geológicamente, los suelos modernos del delta son capas de la «formación Samborombón», que se formaron en el Holoceno (hace pocos miles de años).

El suelo del monte blanco se clasifica como suelo de llanura baja y está formado principalmente por capas de aluviones (sedimentos arrastrados por el agua) superpuestas. Generalmente, es una mezcla de limo arcilloso (pardo, muy fino) y arena muy fina. Son suelos fértiles, pero también compactos, con poco calcio y mal aireados. En pocos lugares son francamente arenosos. Obviamente, no hay ningún tipo de piedra, roca o canto rodado.

En cuanto a su acidez, los suelos del albardón son ácidos, con un pH entre 5 y 6. Curiosamente, las aguas de los arroyos y ríos son alcalinas: de 7,4 a 7,6 de pH. Las pequeñas zanjas de aguas estancadas que corren entre las hojas caídas de la selva son algo ácidas: 6,6 de pH.

El suelo del medioalbardón o medialoma adquiere características de gley húmico. Fuera del área cubierta por el monte blanco, en la depresión central de la isla, la acumulación de muchos restos vegetales en descomposición sin oxígeno crea suelos semipantanosos, negros y anegados, con hasta 1 metro de espesor de materia orgánica parcialmente descompuesta, que se apoya bruscamente sobre un horizonte mineral gris azulado. Los materiales que dieron origen a estos suelos son limos fluviales y de lagos de color pardo.

Los sedimentos que arrastra el agua forman elementos como bancos e islas. Cada año, unos 160 millones de toneladas de sedimentos son transportadas hasta el Río de la Plata. Esta carga se compone de: limo (56%), arcilla (28%) y arena (16%). De toda la carga, el 90% viaja en suspensión. La mitad de los sedimentos que forman el suelo del delta inferior provienen de las montañas del noroeste argentino y sur de Bolivia, transportados por el río Bermejo; un 25% restante se origina en Bolivia y llega por el río Pilcomayo; el resto se reparte entre los demás afluentes del Paraná. El río Uruguay no trae una carga de sedimentos importante.

Estas son las bases de los suelos de los albardones, a las que se añade la tierra orgánica producida por la acumulación de detritos, hojas y ramas de la vegetación acuática, de la terrestre arrastrada por las aguas, y la que genera el propio monte blanco. Este perfil más rico se encuentra en los primeros centímetros desde la superficie.

¿Cómo influye el agua en el Monte Blanco?

El régimen del agua en el delta inferior está influenciado por un cambio gradual de oeste a este (del río a la marea). Hacia el oeste, la influencia del río Paraná aumenta y la del Río de la Plata disminuye, mientras que hacia el este ocurre lo contrario.

En este tipo de sistemas, que se desarrollan en una llanura aluvial de inundación, las inundaciones suelen ser el factor principal que moldea el paisaje. Son responsables de la existencia, productividad e interacciones de los seres vivos, actuando como “pulsos de energía y materia”. Los eventos periódicos de inundaciones grandes actúan como agentes de selección dentro del ecosistema.

Dos tipos de inundación afectan al monte blanco:

Inundaciones por crecidas de ríos

Este tipo de evento ocurre cada muchos años, con crecidas importantes aproximadamente una vez por década. La construcción de grandes represas en el río Paraná superior (Yacyretá e Itaipú), junto con muchas otras en los ríos de su cuenca alta, han reducido el ritmo de las crecidas que llegan al bajo Paraná. Sin embargo, las crecidas de los ríos del Chaco y, especialmente, las que se originan en el Pantanal y la cuenca del río Paraguay, siguen sin cambios. En cuanto al río Uruguay, la represa de Salto Grande ha hecho lo mismo.

Este tipo de inundación se llama localmente “creciente” y es la que más daños puede causar a las especies del monte blanco, sobre todo en casos de eventos catastróficos, como los ocurridos por fenómenos de “El Niño” en junio de 1905 (cuando el agua alcanzó un récord histórico de 621 centímetros sobre el nivel normal) y la gigantesca inundación de finales de 1982 hasta el otoño de 1983, que mantuvo las aguas altas por más de un año.

Crecidas como esas pueden matar a los ejemplares de especies menos resistentes a las inundaciones prolongadas (de varios meses). Por otro lado, también originan cambios importantes en la vida del lugar, ya que plantas y animales que viven a 1000 o 2000 kilómetros río arriba son arrancados de sus hogares y transportados a la fuerza en “balsas” vegetales improvisadas (como los camalotales) hasta el bajo delta y las costas del Plata. Muchas de estas especies no logran adaptarse y desaparecen del monte blanco al poco tiempo. En otros casos, encuentran el nuevo hábitat adecuado para sobrevivir y forman poblaciones en lugares muy lejanos de su origen.

Inundaciones por "sudestadas"

Las islas del bajo delta se clasifican como “sistemas de agua dulce sometidos a mareas”. Las mareas lunares del Río de la Plata suelen afectar solo la zona central deprimida, sin alcanzar generalmente el suelo del monte blanco. Solo lo cubren si se combinan con viento del sudeste, llamado localmente “sudestada”, que genera mareas de viento con alturas de alrededor de 1 metro, aunque pueden superar los 3 metros durante sudestadas con vientos fuertes y constantes durante varios días.

Por lo tanto, las inundaciones causadas por sudestadas son las más comunes en el monte blanco, ocurriendo una o dos veces al mes. Tienen una gran variación en duración y magnitud, siendo las más notables las que ocurren en primavera, aunque pueden presentarse en cualquier semana del año. Suceden cuando el viento del sudeste sopla con fuerza durante muchas horas o días. Esto empuja las aguas del Río de la Plata hacia el noroeste e impide que el Paraná descargue sus aguas, lo que termina haciendo crecer todos los ríos, arroyos y riachos del delta inferior. La vegetación del monte blanco está perfectamente adaptada y no sufre ningún daño. La selva se inunda generalmente por algunas horas y, más raramente, durante varios días, con un nivel de agua que va desde pocos centímetros hasta algunos metros en las mayores. Las sudestadas aportan agua extra a las lluvias y, al saturar todo el suelo, mantienen el subsuelo con agua dulce siempre disponible para las raíces de los árboles. A veces, una crecida prolongada del río Paraná coincide con sudestadas en el delta inferior; en esos casos, el daño se agrava.

¿Cómo es el clima en el Monte Blanco?

Archivo:Clima Buenos Aires (Argentina)
Climograma de Buenos Aires, similar al del monte blanco.

La particular diversidad de vida del monte blanco, en su mayoría de origen tropical, se debe en parte a las características climáticas subtropicales de la región.

El clima del área es subtropical marítimo, gracias a la influencia moderadora del gran río con aguas que vienen de latitudes tropicales.

Temperaturas

La temperatura media para el periodo 1981-1990 fue de 16,7 °C en el área continental. Registros de temperatura en el mismo delta muestran temperaturas medias más altas: 17,4 °C. En invierno suelen presentarse heladas suaves. La abundancia de cuerpos de agua, arroyos y ríos provoca un aumento de las temperaturas mínimas, así como una disminución relativa del rango de temperaturas diarias, de la frecuencia de heladas y de las temperaturas máximas.

Lluvias

La lluvia anual promedio durante el periodo 1981-1990 fue de 1073 mm, distribuyéndose especialmente en los meses cálidos.

Humedad

La humedad relativa para el periodo 1981-1990 fue del 76%. La abundancia de cuerpos de agua, arroyos y ríos provoca un aumento de la presión de vapor. La alta humedad impide que el suelo se seque rápidamente después de las lluvias o sudestadas, lo que permite que las plantas de la selva aprovechen mejor el agua.

La Vida en el Monte Blanco: Biodiversidad

¿Qué son las selvas en galería?

Cuando las temperaturas son adecuadas para mantener selvas (aunque solo cubran microambientes), si las lluvias no son muy abundantes (más de 1500 mm), o si no se concentran bien durante la temporada cálida, la selva solo logra sobrevivir en las orillas de los ríos de agua dulce. Así se forma un tipo particular de selva, que solo se extiende unas pocas decenas o cientos de metros desde los cursos de agua. Este tipo especial de selva se llama «selva en galería», «selva fluvial» o «selva riparia». El monte blanco es un ecosistema único dentro de este tipo de selva, destacando por ser la selva subtropical más austral de América.

El nombre de selva en galería se debe a que, en los cauces más pequeños y en los canales entre las islas, esta vegetación forma “túneles” o galerías donde las ramas de los árboles de ambas orillas se entrelazan.

Cabrera define al monte blanco como una selva marginal o selva en galería subclimáxica, que corresponde a la parte austral de la «galería Uruguayense». Tiene un carácter subclimáxico porque está determinada por el ambiente microclimático del río, por lo que no puede evolucionar hacia una selva clímax estricta.

¿De dónde vienen sus especies?

Casi todas las especies que viven en la selva del monte blanco llegaron originalmente desde poblaciones ubicadas más al norte, usando dos formas de colonización.

Una forma ocurre durante las crecidas importantes del río Paraná (y en menor medida del río Uruguay). Gracias a estas crecidas, se transportan sobre masas de plantas acuáticas (como balsas) casi todas las especies de vida de las islas del Paraná medio y de los humedales y selvas del chaco húmedo. Este método de transporte lo han usado principalmente animales, especialmente roedores, anfibios, reptiles e invertebrados.

Los que más se beneficiaron con este método son las plantas y las aves.

Aunque los grandes ríos Paraná y Uruguay —en sus tramos medios— atraviesan áreas con pocas lluvias, logran dar a sus orillas e islas la humedad que no les brindan las lluvias locales. Esto crea microambientes adecuados para que la vegetación selvática continúe río abajo desde las selvas paranaenses del norte, formando así franjas de selva rodeadas de zonas que no son aptas para esta vegetación debido al clima o al suelo. Muchas plantas y animales aprovechan y contribuyen a formar estas franjas de selva a ambos lados de los ríos para vivir en ellas o trasladarse a nuevas áreas más al sur.

Las especies que llegaron de este modo al monte blanco tienen dos orígenes.

Este origen es minoritario, ya que en el tramo final del Paraná medio y en las secciones media y superior del delta del Paraná, las condiciones del terreno impiden que las selvas del norte del Paraná medio se conecten con las del monte blanco.

Este origen es el más común, y las vías de acceso usadas son las galerías del río Uruguay, que originalmente no se interrumpían durante los 800 km que separan las selvas más australes en el extremo noreste de la provincia de Corrientes y las islas del delta inferior. La acción humana ha causado muchas interrupciones en esta ruta, por lo que el flujo de vida y genes se ha visto afectado. Curiosamente, aunque el monte blanco se encuentra casi en su totalidad en islas que pertenecen al río Paraná, su conjunto de plantas corresponde a la selva en galería del río Uruguay.

Desde el punto de vista de la biogeografía, esta región se considera una intrusión subtropical dentro de una zona templada, lo que crea un perfil de vida característico y diferente.

Esta selva marginal pertenece a la ecorregión terrestre Delta e islas del río Paraná, que se incluye entre las praderas y sabanas inundadas del Neotropical.

Desde el punto de vista de la fitogeografía, esta selva marginal pertenece al distrito fitogeográfico de las selvas mixtas de la provincia fitogeográfica paranaense, y está rodeada por distritos de otras provincias fitogeográficas.

¿Qué plantas viven en el Monte Blanco?

Archivo:Canal gob. de la Serna (1)
Vegetación de monte blanco, alterada e invadida por especies que no son de aquí, sobre el canal gobernador de la Serna, en el delta del Paraná, Buenos Aires, centro-este de la Argentina.

En el delta inferior en su conjunto viven unas 632 especies de plantas superiores, de las cuales el 16,14% son de origen exótico (102 especies).

La selva tiene un estrato arbóreo que, según los expertos, mide entre 8 y 15 metros de altura. Debajo de él, hay un estrato de arbustos, otro de hierbas y otro de musgos. Todos están unidos por un estrato de plantas trepadoras, y sobre muchas de ellas, un estrato de plantas epífitas (que crecen sobre otras plantas).

El monte blanco casi no tiene especies que solo vivan allí (endemismos). La razón es que, al ser un ecosistema de agua dulce, es relativamente nuevo en la zona. Hace solo unos pocos miles de años, la última entrada del mar hizo que las aguas de la zona fueran semisaladas, similares a las de la bahía de Samborombón. Todas sus especies actuales solo pudieron colonizar la región después de que el agua dulce se impusiera.

El monte blanco es una verdadera selva, aunque de baja altura. Tiene una estructura compleja, una densa estratificación, con muchas especies leñosas mezcladas, predominando las especies de hojas anchas que permanecen verdes todo el año, como el laurel y el mirto. Esto se refuerza por el origen subtropical de todas sus especies y la presencia de abundantes lianas y plantas epífitas. El aspecto estacional cambia muy poco. Dentro de la selva, la luz es escasa porque el dosel de los árboles oculta el sol todo el año. Esto mantiene altos los niveles de humedad del suelo y de la atmósfera, a la vez que el viento se ralentiza, favoreciendo así el desarrollo de hierbas delicadas.

Archivo:Río Paraná Miní
Vegetación de monte blanco con poca alteración y parcialmente invadida por especies que no son de aquí, sobre el río Paraná Miní, en el delta del Paraná, Buenos Aires, centro-este de la Argentina. En el centro de la imagen, una palmera pindó (Syagrus romanzoffiana).
Cómo se forman los albardones y el Monte Blanco
Archivo:Salix humboldtiana and Tessaria integrifolia
Bosque mixto de sauce criollo o colorado (Salix humboldtiana) y aliso de río (Tessaria integrifolia). Es muy común en el delta medio y superior. En el delta inferior, esta comunidad es solo una etapa intermedia en la formación del monte blanco.

El monte blanco es la etapa final y más desarrollada de las diferentes sucesiones de plantas que forman un hidrosere (una serie de cambios en la vegetación de un ambiente acuático). Pero estas son diferentes de los hidroseres de tipo lacustre (de lagos) característicos del Hemisferio Norte, ya que estas son hidroseres riparias (de riberas de ríos).

Originalmente, las islas se forman sobre un banco de arena o lodo, que es consolidado por los vigorosos juncos (Schoenoplectus californicus), que son verdaderos constructores de islas. Tienen raíces que se extienden y brotan del fango limoso, creando rápidamente comunidades densas y puras con sus tallos de uno a dos metros de altura, tan juntos que ayudan mucho a detener las aguas turbias, haciendo que los limos en suspensión se asienten y las protoislas comiencen a elevarse. Después, los restos de ramas, hojas o vegetación flotante quedan retenidos en los bordes de las nuevas islas, donde se van acumulando y, lentamente, comienzan a formar un protoalbardón. Este es rápidamente colonizado por los sarandíes blanco y colorado y otras especies de arbustos. Al mismo tiempo, el interior de las islas también se eleva, ya que la vegetación hidrófila, cada vez más densa y compleja, va reteniendo y acumulando los sedimentos arrastrados por el agua. En las zonas más bajas, las aguas sufren menos los embates del río, lo que permite un cambio en la composición de la vegetación de pantano, dejando de lado el juncal omnipresente y pasando a dominar cataizales de Polygonum acuminatum y Polygonum stelligerum, canutillares (Paspalum repens), pehuajozales de Thalia geniculata y Thalia multiflora, pirizales (Cyperus giganteus), totorales de Typha domingensis y Typha latifolia, espadañales de Zizaniopsis bonariensis y, finalmente, la paja brava (Scirpus giganteus).

Los albardones siguen ganando altura y los arbustos de ribera quedan relegados a la zona más externa, apenas separados del río por una franja de juncales. Mientras tanto, la zona más interna y elevada del albardón comienza a ser colonizada por especies de árboles: primero el ceibo rioplatense (Erythrina crista-galli var. crista-galli) y el curupí (Sapium haematospermum), luego dos especies pioneras que serán clave para formar una base forestal para las especies de la selva, el sauce criollo o colorado (Salix humboldtiana) y el aliso del río (Tessaria integrifolia). Ambas especies crecen muy rápido (varios metros por año de altura), por lo que en poco tiempo forman bosques densos de una sola especie. Estos son el paso temporal inmediatamente anterior a la formación del monte blanco, ya que bajo su protección, con los años irán germinando y desarrollándose las especies más longevas del “monte blanco”. Esta es la etapa final, culminante y estable de la secuencia o sucesión ecológica de las comunidades isleñas, la expresión vegetal más destacada después de la formación y evolución sin perturbaciones de las comunidades hidrófilas anteriores, siendo la comunidad clímax para los biotopos de albardón y la expresión de máxima biodiversidad de todo el delta del Paraná.

En algunas islas del delta de Entre Ríos se encuentran albardones mucho más altos, quizás originados por médanos fósiles. Su suelo es claramente arenoso, con un subsuelo fuertemente arcilloso. Estas características le dan poca capacidad para retener agua, por lo que no tienen monte blanco (excepto en sus bordes). En su lugar, se presenta un bosque semidesértico, dominado por el espinillo (Acacia caven) (más del 85%), con pocos curupíes (cerca del 8%) y ceibos (cerca del 4,5%). Este particular lugar del delta se llama localmente: “albardón alto”, para diferenciarlos de los albardones medianos, que son los que sostienen la selva marginal, siendo estos últimos mucho más abundantes.

Árboles del Monte Blanco
Archivo:Cantera de la isla Martín García
Cantera de la isla Martín García, Argentina. Al fondo, monte blanco en buen estado, creciendo entre este cuerpo de agua y las costas del Río de la Plata. En las zonas de ribera de esta isla se conserva un monte blanco con algunas especies que no están en el delta paranaense.

En los albardones se ha desarrollado la selva marginal o monte blanco, con variadas y numerosas especies subtropicales.

La mayor diversidad se encuentra en los albardones más altos con suelos limo-arcillosos, que rara vez son alcanzados por las crecidas. Estos suelos se mantienen húmedos pero más aireados, permitiendo el crecimiento vigoroso de muchas especies más delicadas en cuanto a la duración de la inmersión, generando una selva de mayor tamaño.

La expresión máxima del monte blanco se localiza en las islas de Entre Ríos, en la zona de Ibicuy.

El estrato arbóreo del delta tiene una altura promedio de 8 a 15 metros. Este estrato está compuesto por más de 30 especies de árboles. Entre las más llamativas se encuentra la palmera pindó (Syagrus romanzoffiana), una de las palmeras más australes del mundo y la más cultivada en Argentina. Aquí alcanza su distribución más al sur, con ejemplares aislados entre la selva, o formando densos palmares, aunque estos últimos fueron destruidos.

El agarrapalo (Ficus luschnathiana) es una especie leñosa que nace como epífita (sobre otros árboles) en la selva, pero luego intenta con mucho esfuerzo alcanzar el suelo con sus raíces. Cuando lo logra, se desarrolla como un árbol enorme que terminará rodeando y matando a su hospedante.

El timbó colorado (Enterolobium contortisiliquum) es el árbol más alto de esta selva, alcanzando unos 20 metros. Fue muy afectado por la tala desde el período indígena, ya que los chantes y guaraníes que habitaban las islas usaban la corteza de los grandes ejemplares para construir sus canoas. En tiempos de la colonia, su madera servía para construir vigas de techo. Sumado a la destrucción general de su ecosistema, se ha vuelto muy raro fuera de las áreas de reserva, aunque en algunas de estas es abundante por sobrepoblación.

Este estrato también incluye: el laurel negro (Ocotea acutifolia), el laurel del río (Nectandra angustifolia), la anacahuita o arrayán del río (Blepharocalyx salicifolius), el guayabo blanco (Eugenia uruguayensis), la murta (Myrceugenia glaucescens), el azahar del monte (Symplocos uniflora), el chal-chal (Allophylus edulis), el mataojo (Pouteria salicifolia), los blanquillos (Sebastiania brasiliensis y Sebastiania commersoniana), el yerba del bugre (Lonchocarpus nitidus), el tarumá (Citharexylum montevidense), el palo amarillo (Terminalia australis), los canelones (Myrsine laetevirens y Myrsine parvula), el ingá (Inga uraguensis), el tala gateador (Celtis iguanaea), el lapachillo morado (Poecilanthe parviflora), el ceibo rioplatense (Erythrina crista-galli var. crista-galli), el curupí (Sapium haematospermum), los tembetaríes colorado (Zanthoxylum fagara) y teta de perra (Zanthoxylum rhoifolium), el espinillo (Acacia caven), el saúco (Sambucus australis), el coronillo (Scutia buxifolia), el sauce criollo o colorado (Salix humboldtiana), el aliso del río (Tessaria integrifolia), el palo cruz (Guettarda uruguayensis), el falso café o mandioca brava (Manihot grahamii), el fumo bravo (Solanum granuloso-leprosum), etc.

Entre los árboles raros se encuentra el timbó blanco (Albizia inundata) (que es escaso en los bosques del delta medio y común en el delta superior).

En el monte blanco de la isla San Gabriel, frente a la ciudad uruguaya de Colonia, o en el de la isla Martín García, viven especies que aún no se han encontrado en el mismo ecosistema de las islas del bajo delta. Entre estas están árboles como el palo víbora (Tabernaemontana catharinensis), el sota caballo (Luehea divaricata), y el guayabo colorado (Myrcianthes cisplatensis).

Una especie mencionada solo una vez, a principios del siglo XX, en el delta inferior de Buenos Aires es el mataojos colorado (Pouteria gardneriana), por lo que se cree extinto. Todavía está presente en las islas del río Uruguay en el departamento de Concepción.

Investigaciones arqueológicas en el delta inferior han encontrado en sitios aborígenes restos carbonizados de palmeras, entre ellos, además de la pindó (que aún existe), los de una especie hoy ausente en el delta, la yatay (Butia yatay). Se cree que hace más de 500 años, la yatay habitaba hasta el delta inferior, y se extinguió por cambios climáticos o por la acción humana.

Según sus propios escritos, el botánico francés Aimé Bonpland encontró, en diciembre de 1818, ejemplares de yerba mate (Ilex paraguariensis) en la isla Martín García. También mencionó su posible presencia silvestre en las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires. Se cree que la pequeña población de yerba mate en la isla, que siempre sufrió una fuerte presión de recolección humana, habría desaparecido con el tiempo.

Arbustos y sotobosque

En el estrato de arbustos destaca uno de los elementos florísticos más importantes, los cañaverales de yatevó o tacuara brava (Guadua trinii), que es el bambú más al sur en la vertiente Atlántica americana. Crece densamente en colonias intrincadas, con cañas huecas de hasta 10 metros de altura, ásperas y arqueadas, cubiertas de espinas.

En el estrato arbustivo también se encuentran, entre otras, la rama negra (Senna corymbosa), Cordia corymbosa, la afata (Cordia bifurcata), el algodonillo (Aeschynomene montevidensis), las acacias mansas: la rojiza (Sesbania punicea) y la amarilla (Sesbania virgata), varias especies de mimosas, como la rama negra (Mimosa bonplandii), la carpinchera (Mimosa pigra) y la Mimosa pilulifera, el plumerito blanco y rosa (Calliandra parvifolia), la escoba dura (Sida rhombifolia), las abundantes malvas (Pavonia sepium –de flores amarillas- y Pavonia hastata –de flores rosadas-), los duraznillos negros (Cestrum parqui y Cestrum corymbosum), Diodia brasilensis, Buddleja stachyoides, Buddleja trhyrsoides, Acalypha gracilis, la rosa de río (Hibiscus striatus), Eupatorium tremulum, Baccharis penningtonii, Baccharis glutinosa, Baccharis punctulata, Baccharis spicata, Baccharis salicifolia, Baccharis caprariefolia, Baccharis phyteuma, el chal-chal de gallina (Psychotria carthagenensis), (Vernonia scorpioides), (Crotalaria micans), (Escallonia megapotamica), varias especies de Cleome, la camará (Lantana camara), el ibirá (Daphnopsis racemosa), la chilca negra (Tessaria dodonaefolia), la mariposita (Heteropterys glabra), Sebastiana schottiana, el falso índigo (Indigofera suffruticosa), el hediondillo (Solanum bonariense), el revientacaballo (Solanum pseudocapsicum), Buettneria urticifolia, etc.

Plantas herbáceas

El sotobosque de hierbas que crecen en la sombra es muy importante. Entre otras especies de hierbas del monte blanco se encuentran orquídeas como Platythelis platensis, Beadlea elata, Pelexia bonariensis, y Chloraea membranacea; Dichondra repens, pastos que crecen en la sombra como Stipa megapotamica, Olyra latifolia, Panicum unilineatum, Briza glomerata, Briza subaristata, Oplismenus setarius, Bromus uruguensis; Picrosia longifolia, Blainvillea biaristata, Conyza rivularis, Pratia hederacea, Relbunium vile, Valeriana scandens, Muchlenbergia schreberi, Carex sellowiana, Hypoxis decumbens, Vicia montevidensis, Euphorbia lorentzii, Lathyrus pubescens, Desmodium affine, Cardamine bonariensis, Cardamine chenopodiifolia, Cetastium humifusum, Monteiroa glomerata, Hybanthus parviflorus, Hypericum mutilum, Blumenbachia urens, Cuphea fruticosa, Epilobium brasilense, Lilacopsis minor, Plantago heterophylla, Verbena megapotamica, Scutellaria platensis, Solanum nigrescens, Solanum commersonii, Physilis viscosa, Spigelia humboldtiana, Hydrocotyle leucocephala, Hydrocotyle pusilla, Hydrocotyle verticillata, Hydrocotyle, una begonia: la flor de nácar (Begonia cucullata), varias especies de cardas (Eryngium pandanifolium, Eryngium eburneum, Eryngium serra Eryngium ebracteatum, etc.), Phyllanthus niruri, Tragia volubilis, etc.

Dos grandes plantas de la familia de las aráceas crecen en las zonas bajas y luminosas y en el medioalbardón: Philodendron tweedianum y Philodendron undulatum. Estas representan la distribución más austral, no solo del género sino también de las aráceas terrestres. En zonas sombreadas de la selva destacan varias especies con flores ornamentales: las grandes flores naranjas del Hippeastrum striatum, las pequeñas azuladas de la salvia rastrera (Salvia procurrens), Tripogandra elongata, Tradescantia fluminensis, etc.

Son abundantes los helechos y licófitas terrestres, con más de 30 especies, que se desarrollan sobre el suelo o troncos caídos. Muestra una marcada influencia del sur de Brasil, con poca relación con la flora andina.

Entre ellos destaca Goniopteris burkartii, que es única del monte blanco.

Los más comunes o llamativos son los culandrillos (Adiantum raddianum y Adiantum chlorophylla), Adiantopsis chlorophylla, Anemia phyllitidis, Anogramma chaerophylla, Anogramma chaerophylla, Asplenium ulbrichtii, Asplenium sellowianum, Athyrium decurtatum, Blechnum australe subsp. auriculatum, Blechnum brasiliense, Ctenitis submarginalis, Cyclosorus gongylodes, Doryopteris concolor, Doryopteris pentagona, Dryopteris riograndensis, Equisetum giganteum, Goniopteris riograndensis, Isoetes ekmanii, Ophioglossum reticulatum, Osmunda regalis var. spectabilis, Pteridium aquilinum, Rumohra adiantiformis, Salvinia biloba, Salvinia minima, Selaginella muscosa, Selaginella marginata, Thelypteris abbiattii, Thelypteris hispidula, Thelypteris rivularioides, Thelypteris argentina, Trismeria trifoliata, etc.

Enredaderas

En este estrato destacan las mburucuyás (Passiflora caerulea y Passiflora misera). Otras especies de enredaderas que trepan por las ramas, enriqueciendo la composición de estos bosques son las campanillas: la batata porteña (Ipomoea bonariensis), la dama de noche (Ipomoea alba), la campanilla roja (Ipomoea indivisa), el suspiro azul (Ipomoea purpurea), la campanilla del Plata (Ipomoea platensis), la campanilla rosada (Ipomoea grandifolia) e Ipomoea cairica; Melica sarmentosa, la cortina del cielo (Cissus verticillata), las uvas del diablo (Cissus palmata y Cissus striata), las uña de gato (Dolichandra unguis-cati y Macfadyena dentata) de grandes flores amarillas, (Clytostoma callistegioides) de grandes flores liláceas, Metastelma virgatum, el tasi (Araujia hortotum), Cayaponia bonariensis, Cayaponia podantha, el jazmín (Solanum laxum, el jazmín de Córdoba (Solanum amygdalifolium), la papa de río (Stigmatophyllum littorale), la mutisia roja (Mutisia coccinea), la flor de pitito (Tropaeolum pentaphyllum), porotillo (Vigna luteola), el isipó (Canavalia bonariensis), el poroto amarillo (Phaseolus lobatus), Phaseolus adenanthus, el cabello de ángel (Clematis bonariensis), cipó sumá (Anchietea parvifolia), el cipó (Urvillea uniloba), el globitos (Cardiospermum grandiflorum), Serjania meridionalis, las falsas zarzamoras (Byttneria urticifolia, Byttneria filipes, y Byttneria scabra), la vernonia (Vernonia scorpiodes, Aristolochia macroura, Metastelma diffusum, la zarzaparrilla blanca (Smilax campestris), Herreria montevidensis, el carapé (Dioscorea sinuata), Schystogyne sylvestris, (Mikania cordifolia), etc.

Entre las especies que aún no se han encontrado en el monte blanco del delta pero viven en el monte blanco de la isla Martín García se encuentran el cepillo (Combretum fruticosum), el isipó colorado (Camptosema rubicundum), Gouania ulmifolia, etc.

Plantas que crecen sobre otras (epífitas)
Archivo:Tillandsia aeranthos
El clavel del aire (Tillandsia aeranthos) es una especie de bromeliácea epífita abundante en el monte blanco.

Entre las plantas epífitas (que crecen sobre otras plantas) destaca el agarrapalo (ya descrito como componente arbóreo).

  • Orquídea patito (Gomesa bifolia)
  • Clavel del aire (Tillandsia aeranthos)
  • Clavel del aire Tillandsia bandensis
  • Clavel del aire "Gallinita" (Tillandsia recurvata)
  • Clavel del aire Tillandsia recurvifolia
  • Barba de monte (Tillandsia usneoides)
  • Helecho (Blechnum auriculatum)
  • Suelda consuelda (Microgramma mortoniana)

Se encuentran extintas en el área Microgramma vaccinifolia y los hierba de perro (Pleopeltis macrocarpa y Pleopeltis minima), una peperomia (Peperomia catharinae), una cactácea (Rhipsalis lumbricoides), etc.

Abundan los hongos, musgos y líquenes, como el folioso Ramalina ecklonii, Usnea barbata, varias Parmelia, etc.

En la misma orilla del río y en el medioalbardón se forman zonas de transición o ecotonos, que son ocupados por diferentes tipos de vegetación. Son característicos de lugares soleados y con agua permanente en sus bases, los sarandíes blanco (Phyllanthus sellowianus) y colorado (Cephalanthus glabratus), diversas especies de chilcas, arbustos de grandes flores amarillas como Ludwigia peruviana, o lilas como Vernonia rubricaulis y Eupatorium tremulum, y pastizales de cortadera, junto a numerosas especies de gramíneas y herbáceas, entre las que destacan varias especies de orquídeas del género Habenaria.

Plantas que no viven aquí

Las frecuentes inundaciones y sudestadas mantienen al monte blanco completamente libre de las especies características de otras zonas cercanas.

Es imposible encontrar ejemplares de especies que no soportan que sus raíces queden sumergidas mucho tiempo, ya que mueren asfixiadas y se pudren. Estas especies tienen poblaciones hasta las mismas barrancas que caen hacia el valle de inundación donde se asienta el monte blanco, pero no entran en él.

En el estrato arbóreo están ausentes: el tala (Celtis ehrenbergiana), el ombú (Phytolacca dioica), el sombra de toro ( Jodina rhombifolia), el chañar (Geoffroea decorticans), el algarrobo blanco (Prosopis alba), el algarrobo dulce (Prosopis flexuosa), el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), el quebradillo (Acanthosyris spinescens), el incienso (Schinus longifolia), etc.

En el estrato arbustivo están ausentes la barba de chivo (Caesalpinia gilliesii), el chal-chal de gallina (Schaefferia argentinensis), las congorosas (Maytenus vitis-idaea y Maytenus ilicifolia), los barbas de tigre (Colletia tenuicola y Colletia spinosissima), el curro (Colletia paradoxa), el chucupí (Porlieria microphylla), la totalidad de las cactáceas terrestres, como el cardón oriental (Cereus uruguayanus), el cardoncito (Cereus aethiops), varias Opuntia, Harrisia pomanensis, y Echinopsis oxygona; el calafate (Berberis ruscifolia), los niño-urupás (Aloysia chacoensis y Aloysia gratissima), varias carquejas y chilcas (Baccharis), el chivil (Lycium cestroides), el tabaquillo del talar (Trixis praestans), Holmbergia tweediei, el ñapinday (Acacia bonariensis), etc.

En el estrato herbáceo están ausentes: Peperomia comarapana, los camarás (Lantana x entrerriensis y Lantana x megapotamica), varias especies de gramíneas de los géneros Stipa y Bromus, etc. Entre las epífitas destaca la ausencia de las ligas (Ligaria cuneifolia).

Hay especies que viven o vivieron en áreas con el mismo tipo de terreno, cercanas y conectadas con el monte blanco, pero que aún no se han encontrado en él, viviendo en las selvas en galería de las islas del bajo río Uruguay.

Entre estos grupos se encuentran especies de árboles y arbolitos. De norte a sur encontramos que hasta el departamento de Colón en Entre Ríos llegan: el lapacho negro (Handroanthus heptaphyllus), el guayabo overo (Myrcia selloi) y el socará (Myrrhinium atropurpureum); hasta el de Concepción lo hacen: Casearia sylvestris, el ñangapirí (Eugenia mansoni), el ñangapirí negro (Eugenia repanda), el ubajay (Hexachlamys edulis), el aguay (Chrysophyllum gonocarpum), el vasuriña (Chrysophyllum marginatum) y el sangre de drago (Croton urucurana); hasta el de Gualeguaychú habitan la espina colorada (Xylosma venosum), los viraró (Ruprechtia laxiflora y Ruprechtia salicifolia), etc.

Entre las epífitas se encuentra otra cactácea: Rhipsalis cereuscula, que llega hasta Concepción.

¿Qué animales viven en el Monte Blanco?

Archivo:Dusky-legged guan
Pava de monte (Penelope obscura), el ave más representativa del monte blanco.

La variedad de animales del monte blanco es muy rica, debido a la diversidad de ecosistemas y la presencia de refugios naturales.

Se han contado un total de 567 especies de vertebrados nativos en todo el delta.

Aves

Entre los animales, las aves son muy importantes, y muchas de ellas anidan en la zona.

Se han contado un total de 269 especies de aves nativas en todo el delta. Al igual que con las plantas, el conjunto de aves también se relaciona con las especies de la selva paranaense que llegan por el río Uruguay. La especie de ave más representativa es la pava de monte (Penelope obscura), que se ha vuelto rara en toda su distribución debido a la caza intensa, pero que encuentra en los bosques del delta inferior su refugio más austral e importante.

  • Águila negra (Buteogallus urubitinga)
  • Gavilán mixto (Parabuteo unicinctus)
  • Taguató común (Buteo magnirostris)
  • Ipacaá (Aramides ypecaha)
  • Chiricote (Aramides cajanea)
  • Paloma picazuró (Patagioenas picazuro)
  • Paloma yerutí (Leptotila verreauxi)
  • Alicucu común (Megascops choliba)
  • Caburé chico (Glaucidium brasilianum)
  • Ñacurutú (Bubo virginianus)
  • Cuclillo canela (Coccyzus melacoryphus)
  • Cuclillo chico (Coccycua cinerea)
  • Lechuzón orejudo (Asio clamator)
  • Picaflor bronceado (Hylocharis chrysura)
  • Picaflor garganta blanca (Leucochloris albicollis)
  • Picaflor verde común (Chlorostilbon aureoventris)
  • Picaflor de barbijo (Heliomaster furcifer)
  • Tingazú (Piaya cayana)
  • Carpintero bataraz chico (Veniliornis mixtus)
  • Carpintero real (Colaptes melanolaimus)
  • Martín pescador chico (Chloroceryle americana)
  • Martín pescador mediano (Chloroceryle amazona)
  • Martín pescador grande (Megaceryle torquata)
  • Chinchero chico (Lepidocolaptes angustirostris)
  • Pijuí frente gris (Synallaxis frontalis)
  • Titirí (Syndactyla rufosuperciliata)
  • Pijuí plomizo (Synallaxis spixi)
  • Choca corona rojiza (Thamnophilus ruficapillus)
  • Choca común (Thamnophilus caerulescens)
  • Burlisto pico canela (Myiarchus swainsoni)
  • Burlisto pico negro (Myiarchus ferox)
  • Burlisto cola castaña (Myiarchus tyrannulus)
  • Mosqueta corona parda (Leptopogon amaurocephalus)
  • Burlisto castaño (Casiornis rufus)
  • Viudita pico celeste (Knipolegus cyanirostris)
  • Mosqueta parda (Lathrotriccus euleri)
  • Mosqueta común (Phylloscartes ventralis)
  • Mosqueta estriada (Myiophobus fasciatus)
  • Fiofío pico corto (Elaenia parvirostris)
  • Fiofío grande (Elaenia spectabilis)
  • Benteveo (Pitangus sulphuratus)
  • Benteveo rayado (Myiodynastes maculatus)
  • Suirirí real (Tyrannus melancholicus)
  • Anambé verdoso (Pachyramphus viridis)
  • Anambé común (Pachyramphus polychopterus)
  • Chiví común (Vireo olivaceus)
  • Juan chiviro (Cyclarhis gujanensis)
  • Urraca común (Cyanocorax chrysops)
  • Zorzal colorado (Turdus rufiventris)
  • Zorzal chalchalero (Turdus amaurochalinus)
  • Golondrina doméstica (Progne chalybea)
  • Golondrina parda (Phaeoprogne tapera)
  • Tacuarita azul (Polioptila dumicola)
  • Arañero coronado chico (Basileuterus culicivorus)
  • Arañero silbón (Myiothlypis leucoblephara)
  • Pitiayumí (Parula pitiayumi)
  • Cabecita negra (Carduelis magellanica)
  • Pepitero verdoso (Saltator similis)
  • Cardenilla (Paroaria capitata)
  • Monterita litoraleña (Poospiza lateralis)
  • Sietevestidos común (Poospiza nigrorufa)
  • Brasita de fuego (Coryphospingus cucullatus)
  • Reinamora grande (Cyanocompsa brissonii)
  • Reinamora chica (Cyanoloxia glaucocaerulea)
  • Boyeros negro (Cacicus solitarius)
  • Boyeros ala amarilla (Cacicus chrysopterus)
  • Chopí (Gnorimopsar chopi)

Son características de este ambiente selvático, entre otras, varias especies de tráupidos, como el naranjero (Thraupis bonariensis), el celestino (Thraupis sayaca), el fueguero (Piranga flava), el frutero azul (Stephanophorus diadematus), el frutero negro (Tachyphonus rufus), la zaíra de antifaz (Pipraeidea melanonota), y otras ocasionales como el tangará común (Euphonia chlorotica), el pioró (Pyrrhocoma ruficeps), el tangará gris (Thlypopsis sordida), etc.

En zonas bajas y arboladas dentro de la selva, diferentes aves acuáticas encuentran un lugar adecuado para anidar, entre ellas podemos reconocer al caraú, la garza blanca, la garcita blanca, la garza mora, la garza bruja, el pato barcino, etc.

Entre las aves extintas en la región destaca el pato criollo o picazo (Cairina moschata), un gran pato que vivía en los árboles y mantenía sus poblaciones más australes en el monte blanco. Aún sobrevivía a finales del siglo XIX según Marcos Sastre.

Mamíferos

Archivo:Marsh Deer, Esteros Del Ibera, Corrientes, Argentina, 3rd. Jan. 2011 - Flickr - PhillipC
El ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) es el mamífero más grande que aún vive en el monte blanco del delta inferior, manteniendo allí la población más austral del mundo.

Muchas especies de mamíferos vivieron en el pasado en el monte blanco, pero no han podido mantener poblaciones en el delta inferior.

Entre los mamíferos ya extintos se encuentran el yaguareté austral, el puma, el ocelote, el pecarí de collar (que al menos llegaría al monte blanco de la ribera platense), etc.

Investigaciones arqueológicas en el delta inferior han encontrado en diferentes sitios aborígenes restos de Mazama (seguramente corzuela parda —Mazama gouazoubira—). Esta especie aún vive en zonas del norte (de Entre Ríos) del delta superior.

Reptiles

Archivo:Lagarto overo (Tupinambis merianae)
Lagarto overo (Salvator merianae), en el suelo del monte blanco de la isla Martín García, Argentina, justo debajo de un lugar donde anidan garzas, seguramente esperando que caiga algún pichón. Este es el reptil más fácil de ver en el monte blanco. Soporta bien las inundaciones y tiene una dieta muy variada, desde frutas, peces y caracoles hasta otros vertebrados.

Se han contado un total de 37 especies de reptiles nativos en todo el delta. Entre estos, destacan como especies carismáticas la yarará (Bothrops alternatus) —la única serpiente de este ecosistema con veneno muy peligroso— y el lagarto overo (Salvator merianae).

También se encuentran la culebra verde y negra (Liophis poecilogyrus sublineatus), la culebra verde (Philodryas aestivus subcarinatus), la culebra ratonera (Philodryas patagoniensis), las ojo de gato (Thamnodynastes strigatus y Thamnodynastes hypoconia), la culebra de agua (Liophis miliaris semiaureus), etc.

Las dos serpientes más grandes, la ñacaniná (Hydrodynastes gigas) y la gran boa curiyú (Eunectes notaeus) están extintas en la zona. La primera, al bajo delta hoy solo llega con las inundaciones, pero mantiene poblaciones en el delta medio. La segunda solo tiene registros de la época de la conquista española; aún mantiene poblaciones en el Paraná medio, aunque podría volver a colonizar la región por medio de ejemplares que llegarían sobre "balsas de camalotes" arrastrados por las crecidas del río Paraná. De esta manera se presume que llegó un ejemplar capturado en la isla de Flores del Río de la Plata, cerca de Montevideo.

También está extinto el yacaré overo (Caiman latirostris). Aunque no hay pruebas de que usara el bajo delta para reproducirse, aún lo hace en el delta superior. Llega al delta inferior durante las grandes inundaciones del río Paraná, junto con el yacaré negro (Caiman yacare), pero, al igual que gran parte de la fauna mayor que llega en los camalotales de las crecidas, son cazados o capturados antes de que logren formar poblaciones locales.

Entre las especies de lagartos, el lagarto arborícola (Anisolepis longicauda) estaría ya extinto, pues hace más de un siglo que no se lo reporta, desde que fue capturado un ejemplar en el monte blanco de Punta Lara, el cual sirvió de base para la descripción de una nueva especie, hoy sinónima de A. longicauda. Este reptil encuentra los insectos de los que se alimenta recorriendo los troncos y ramas de los árboles de la selva marginal.

Anfibios

Se han contado un total de 27 especies de anfibios nativos en todo el delta, de las familias Microhylidae, Leptodactylidae, Hylidae, Bufonidae, etc. Las especies más destacadas son: la cecilia del Plata (Chthonerpeton indistinctum), el sapito jardinero (Rhinella fernandezae), el sapo común (Rhinella arenarum), el escuerzo (Ceratophrys ornata), la ranita trepadora deltaica (Argenteohyla siemersi siemersi), Elachistocleis bicolor, la ranita trepadora amarilla (Dendropsophus nanus), la ranita yui-í (Dendropsophus sanborni), la ranita del zarzal (Hypsiboas pulchellus), la ranita trepadora hocicuda manchada (Scinax berthae), la ranita trepadora hocicuda (Scinax granulatus), la ranita trepadora hocicuda lisa (Scinax nasicus), la ranita trepadora hocicuda rayada (Scinax squalirostris), la rana nadadora grande (Pseudis paradoxa), la rana nadadora chica (Lysapsus limellum), la rana nadadora austral (Pseudis minuta), la ranita enana (Pseudopaludicola falcipes), la rana criolla (Leptodactylus latrans), Leptodactylus latinasus, Pseudis minuta, etc.

Insectos

Archivo:Morpho epistrophus argentinus
Mariposa bandera argentina (Morpho epistrophus argentinus) en la isla Martín García, Buenos Aires, centro-este de la Argentina. Este gran lepidóptero es la mariposa más austral de su tipo, y la más visible de estas selvas. Sus larvas se alimentan de varias especies de árboles del monte blanco.

Entre los invertebrados, destacan especialmente las mariposas (lepidópteros), con más de 100 especies. Gran parte de estas especies alcanzan aquí su límite de distribución más al sur. La mariposa bandera Argentina (Morpho epistrophus argentinus), símbolo de Argentina, tiene una importancia especial aquí. Las más destacadas del ambiente selvático son: Urbanus teleus, Chiomara asychis autander, Phoebis neocypris, Phoebis argante, Eurema albula sinoe, Ministrymon una, Nicolae torris, Euselasia euploea, Lycorea ilione, Mechanitis lysimnia, Episcada hymenaea, Pteronymia sylvo, Mcclungia cymo salonina, Pseudoscada erruca, Parypthimoides zeredatha, Marpesia petreus, Dynamine myrrhina, Ortilia velica durnfordi, Adelpha syma, Chalodeta theodora, etc.

Entre los quironómidos (un tipo de mosquitos) destacan especies que son fieles al ecosistema selvático, por ejemplo Pseudosmittia adunca.

¿Qué amenazas enfrenta el Monte Blanco?

Especies invasoras

La destrucción del ecosistema original causada por la vegetación invasora es el principal problema que afecta a este bosque hoy en día. Desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI, se ve amenazada por la invasión de especies que no son de aquí. Estas terminan formando bosques nuevos compuestos por especies de Asia, Europa y América del Norte, con las que solo pueden coexistir muy pocos ejemplares de árboles nativos, y solo de las especies menos delicadas.

Entre las plantas leñosas que no son de aquí y son más agresivas, destacan el ligustro (Ligustrum lucidum), la ligustrina (Ligustrum sinense), la madreselva (Lonicera japonica), la zarzamora (Rubus ulmifolius), las moras (Morus alba y Morus nigra), el fresno (Fraxinus pennsylvanica), el arce (Acer negundo), la acacia negra (Gleditsia triacanthos), el espino cerval (Rhamnus catharticus), falso índigo (Amorpha fructicosa), etc. Las áreas algo deprimidas dentro de la selva (al igual que los pajonales pantanosos cercanos en el interior de la isla) están fuertemente invadidas por una planta ornamental que no es de aquí: el lirio amarillo (Iris pseudacorus).

Estas especies que se extienden rápidamente forman bosques nuevos o “neoecosistemas”, ya que sus agresivos integrantes invaden áreas que son abandonadas después de las actividades humanas, impidiendo así que las especies del monte blanco reconstruyan el lugar. Pero —lo que es un daño aún más grave— las plantas que no son de aquí también invaden y llegan a dominar totalmente los bosques nativos que quedan y las pocas reservas naturales creadas, sin que se haya encontrado un método efectivo para controlarlas. Por esta razón, el futuro de estas selvas parece incierto.

La llegada en el siglo XXI al bajo delta del ciervo axis (Axis axis), originario de Asia, posiblemente afecte a las poblaciones restantes del ciervo de los pantanos.

Actividades humanas

Al estar el monte blanco sobre los albardones, resultó ser el ecosistema más alterado de todo el delta. Esto se debe a que, al ser esos terrenos los más altos de las islas, también sobre ellos se asentaron todas las construcciones y la mayor parte de las actividades humanas. Durante la primera mitad del siglo XX, el monte blanco fue talado para usar los albardones en la producción de frutas y verduras. Ya en la segunda mitad de ese siglo, y hasta la actualidad, la economía de las islas se orientó hacia una intensa producción forestal de sauces y álamos (Salix y Populus), convirtiéndose en una de las mayores áreas del mundo plantadas con estas especies. Sin embargo, a finales de ese siglo y durante el siglo XXI, se observa una reducción en su extensión activa debido a la constante migración de los habitantes de las islas hacia las ciudades del continente.

La forestación es la principal actividad económica de las islas del bajo delta; se realiza en terrenos altos o bien drenados, especialmente la de álamos, por lo que la selva nativa es eliminada por completo. Esta actividad reemplazó a la antigua de plantaciones frutícolas (manzana, durazno, ciruela, naranjas, limones, etc.), que no pudo competir con la que posteriormente se estableció en zonas continentales que bordeaban el delta medio. La forestación ha causado profundas alteraciones en la vida y el paisaje original, que fue transformado en un mosaico de pequeños parches de origen natural rodeados de nuevos ambientes creados por el hombre: zanjas, canales, diques, caminos, terraplenes, polders, etc., junto con plantaciones activas y otras abandonadas.

La forma en que se maneja la producción de madera (corte de grandes áreas forestales cada 8 a 10 años), sumado a la presencia de alimento, agua y relativa tranquilidad, hace que en ellas encuentren un buen refugio las especies de aves y mamíferos amenazados característicos de la región.

Caza y recolección

Las especies más representativas del monte blanco son objeto de caza “deportiva” o como alimento por parte de los habitantes locales.

La sobrepesca llevó a la extinción local del pacú (Piaractus mesopotamicus). Esto también afectó a las especies de árboles del monte blanco, ya que este pez era el encargado de dispersar sus semillas después de comer sus frutos cuando caían al agua o eran arrastrados a los arroyos después de las sudestadas.

Las especies de árboles con mejor madera son frecuentemente taladas en los pocos lugares donde sobreviven. Ya desde la época precolombina, cuando estas islas eran habitadas por tribus de amerindios que usaban canoas, estos construían sus embarcaciones utilizando la corteza de los gigantescos timbóes colorados.

Los pocos restos que quedan sufren la presión de los recolectores de plantas, que extraen ejemplares de especies ornamentales para venderlas. Este tipo de recolección afecta especialmente a las orquídeas epífitas y a los helechos terrestres.

¿Cómo se protege el Monte Blanco?

El monte blanco es la selva más austral entre las selvas subtropicales americanas. Antiguamente cubría los albardones de las islas del delta inferior del río Paraná, y algunos sectores limitados de la costa bonaerense del Río de la Plata superior y las desembocaduras de los cursos de agua en el mismo.

Desde el comienzo de la colonización occidental del delta inferior, estas selvas han sido muy afectadas. Se encuentran en contacto cercano con la segunda zona urbana e industrial más grande del Hemisferio sur, por lo que la alteración de este ecosistema forestal es muy grande. Solo persisten en pocos lugares pequeños, pero de gran valor ecológico, aunque tampoco han podido mantenerse en un estado natural.

En las tierras que antes ocupaba el monte blanco, hoy hay plantaciones de árboles para madera, zonas urbanas y bosques nuevos dominados por especies que no son de aquí. Estas especies invaden las áreas después de que se abandonan las actividades humanas, así como las pocas reservas naturales creadas, que sufren importantes procesos de alteración o degradación, en algunos casos irreversibles, sin que se haya logrado realizar ningún tipo de compensación o mitigación.

Para evitar la destrucción total de este ecosistema, se han creado varias áreas de reserva con diferentes grados de protección y leyes.

Áreas protegidas en Buenos Aires

  • Reserva natural Otamendi
  • Reserva natural de uso múltiple Río Luján
  • Reserva natural Paraná Guazú, incorporada con la sanción del Decreto 461/11.
  • Reserva natural integral Delta en Formación, que comprende las islas, bancos y aguas del frente de avance del Delta inferior bonaerense sobre el Río de la Plata, e incorpora automática y progresivamente las tierras aluvionales que surjan entre los límites prefijados;
  • Parque natural municipal Ribera Norte, en San Isidro.
  • Reserva ecológica de Vicente López, en el partido homónimo.
  • Reserva natural integral Punta Lara, en Ensenada. Fue creada en la década de 1950 para proteger la porción más austral de esas selvas marginales.
  • Reserva natural de uso múltiple Isla Botija, ubicada en las islas del partido de Zárate;
  • Reserva de biosfera Delta del Paraná, creada por Ordenanza N.º 7470/00 del municipio de San Fernando.
  • Reserva natural de objetivo definido Isla Martín García, La Plata;

Áreas protegidas en la Ciudad de Buenos Aires

  • Reserva ecológica Ciudad Universitaria
  • Costanera Sur

Galería de imágenes

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Monte blanco del delta inferior del río Paraná para Niños. Enciclopedia Kiddle.