Deforestación para niños
La deforestación es cuando los seres humanos destruyen o eliminan grandes áreas de bosques. Esto se hace para usar la tierra en otras actividades. Hoy en día, la deforestación está muy relacionada con la industria. Por ejemplo, se talan y queman árboles para expandir las zonas de cultivo y la ganadería. También, el crecimiento de las ciudades y la minería contribuyen a que los bosques desaparezcan. La construcción de carreteras que llegan a lugares remotos del bosque y la tala ilegal también causan deforestación. En menor medida, la agricultura para subsistencia también está involucrada.
La deforestación tiene un impacto directo en el cambio climático y el calentamiento global. Se calcula que la deforestación y otras prácticas agrícolas han contribuido con cerca del 20% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial. La deforestación daña la calidad del suelo, lo que lleva a la erosión y a la desertificación. Esto aumenta el polvo en el aire y puede causar tormentas de arena. Los bosques absorben gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), por lo que su eliminación afecta la capacidad del planeta para limpiar el aire.
Más del 70% de los animales y plantas viven en los bosques. Por eso, la deforestación causa una gran pérdida de hogares para millones de especies. Esto lleva a la extinción de especies y a la disminución de la biodiversidad. La deforestación también cambia cómo la Tierra refleja la luz del sol, lo que afecta las temperaturas, los vientos y las lluvias. Los árboles son importantes en el ciclo hidrológico porque devuelven vapor de agua a la atmósfera. Quitar los árboles también provoca cambios extremos de temperatura.
La deforestación puede obligar a las poblaciones indígenas y comunidades rurales a dejar sus hogares. Además, puede aumentar la aparición y propagación de enfermedades que los animales transmiten a los humanos cuando pierden su hábitat.
Desde 1750, los mayores cambios en la superficie del planeta han sido por la deforestación en climas templados. Cuando los bosques se talan para crear pastizales, la superficie refleja más luz, lo que puede calentar o enfriar el área. La deforestación también afecta la absorción de carbono, lo que puede aumentar el CO2 en la atmósfera. Algunas formas de limpiar la tierra, como el "corte y quema", empeoran estos efectos al liberar gases de efecto invernadero y partículas como el hollín al aire.
Los bosques aún cubren cerca del 31% de las regiones del mundo. Hace 10.000 años, antes de que la agricultura se extendiera, los bosques cubrían casi el 50% del planeta. La mayor parte de esa pérdida ha ocurrido en el último siglo. Brasil, Indonesia, Myanmar, Nigeria y Tanzania tuvieron el mayor porcentaje de deforestación entre 2010 y 2015. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 15 busca detener la deforestación para 2020.
En resumen, la deforestación es la tala completa de un bosque para usar la tierra en otra cosa. La causa principal es la agricultura no sostenible e ilegal, que se usa para cultivos como el aceite de palma y el caucho.
Contenido
- ¿Qué es la deforestación?
- ¿Por qué ocurre la deforestación?
- Historia de la deforestación
- ¿Cuáles son las causas de la deforestación?
- Regiones afectadas por la deforestación
- Consecuencias de la deforestación
- Acciones contra la deforestación
- Programa REDD
- Leyes ambientales para proteger los bosques
- Pagos para conservar los bosques
- Aumento en los precios de los insumos
- Aumento en los salarios de los trabajadores agrícolas
- Propiedad de la tierra
- Métodos agrícolas que no exigen despejar bosques
- Monitoreo de la deforestación
- Manejo forestal
- Prácticas sostenibles
- Reforestación
- Plantaciones de árboles
- Galería de imágenes
- Véase también
¿Qué es la deforestación?
Existen diferentes ideas sobre cómo definir la deforestación. Algunos la definen de forma amplia y otros de forma más específica.
La definición más específica se refiere solo a la eliminación total de la vegetación para usar la tierra de otra manera. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) la define como una "variación boscosa con agotamiento de la cubierta de copas arbóreas a menos del 10 por ciento". Esto significa que el 90% del bosque debe ser destruido para considerarse deforestación. Otros procesos que afectan el bosque se consideran "degradación". Esta visión es preferida por geógrafos y economistas.
La definición más amplia incluye no solo la eliminación total de la vegetación, sino también otros tipos de degradación que reducen la calidad de los bosques. Por ejemplo, la pérdida de biodiversidad, la densidad de los árboles o la cantidad de biomasa. El investigador Norman Myers describe esto como una degradación tan grave que el bosque restante ya no puede considerarse un bosque. Esta definición es más usada por conservacionistas y ecologistas.
La forma en que se define la deforestación afecta los datos que se obtienen sobre ella. Por ejemplo, la tasa de deforestación puede variar según la definición que se use.
En algunos lugares, como Argentina, se usa el término "desmonte" para referirse a la deforestación. Este término significa "cortar los árboles o matas en un monte". Aunque se usa a veces como sinónimo de deforestación, no tiene una definición científica precisa.

¿Por qué ocurre la deforestación?
Existen diferentes teorías sobre las causas de la deforestación: la escuela de la pobreza, la escuela neoclásica y la escuela de la ecología política. Cada una identifica causas y soluciones distintas.
La pobreza y los bosques
Para la escuela de la pobreza, la causa principal de la deforestación es el aumento de personas pobres. Estas personas usan los recursos del bosque para sobrevivir, explotándolos demasiado y talando árboles para conseguir nuevas tierras. El Informe Brundtland, por ejemplo, menciona que "aquellos que son pobres y están hambrientos a menudo destruirán su ambiente inmediato para sobrevivir: derribarán los bosques".
La economía y los bosques
La escuela neoclásica cree que la deforestación ocurre porque no hay derechos de propiedad claros sobre los bosques. Según esta idea, cuando los bosques son de "acceso abierto" (sin dueño claro), la gente tiende a explotarlos en exceso, lo que lleva a su degradación. Esta perspectiva se basa en la idea de la "tragedia de los comunes".
La política y los bosques
La ecología política considera que la deforestación es causada por grandes agricultores que invierten en ganadería y cultivos para exportación (como el aceite de palma o granos para alimentar ganado). Estos grandes agricultores presionan a los pequeños propietarios y al bosque. Los pequeños propietarios se ven obligados a adentrarse en el bosque para sobrevivir, mientras que los grandes agricultores siguen expandiendo sus tierras.
Historia de la deforestación
La historia de la deforestación estudia cómo los bosques han sido talados a lo largo del tiempo en diferentes sociedades. Se usan métodos de la paleoecología para entender estos procesos. La deforestación se ha practicado por decenas de miles de años con distintas técnicas. La velocidad de la deforestación global aumentó mucho alrededor de 1852.
La deforestación hoy
Actualmente, la deforestación ocurre principalmente en América Latina, África Occidental y algunas partes de Asia. En Brasil, la deforestación aumentó un 28% en 2017, con más de 5000 km² de árboles talados. Esto se debe en gran parte a cambios en las leyes que redujeron las áreas verdes protegidas. Los estados de Mato Grosso, Roraima y Pará fueron los más afectados. En Paraguay, la deforestación subió un 34% en comparación con 2012, con más de 160.000 hectáreas de bosques talados. Esto afectó gravemente la Reserva Natural Cabrera Timane y el parque nacional Médanos del Chaco. En Perú, se deforestan unas 150.000 hectáreas al año debido a la minería ilegal. El país ha perdido más del 50% de la cubierta vegetal de su costa.
Una tercera parte de la tierra está cubierta por bosques, lo que equivale a unos 4.000 millones de hectáreas. Diez países concentran dos tercios de estos bosques: Australia, Brasil, Canadá, China, la República Democrática del Congo, India, Indonesia, Perú, la Federación Rusa y los EE. UU.. Estos bosques han sido explotados por años para obtener madera, frutos o para establecer asentamientos humanos, ganadería y agricultura. Indonesia, Malasia, Paraguay, Bolivia, Zambia y Angola son los países que más superficie forestal han perdido.
En los últimos 25 años, la velocidad a la que desaparecen los bosques se ha reducido a la mitad. Desde 1990, se han perdido 129 millones de hectáreas de bosque. La tasa anual de pérdida neta de bosques (que considera los nuevos bosques plantados) bajó de 0,18% en los años 90 a 0,08% en los últimos cinco años. Más países están mejorando la gestión forestal y hay más áreas protegidas. En Europa, por ejemplo, la superficie boscosa ha aumentado considerablemente, teniendo un tercio más de bosques en 2016 que un siglo atrás. Lo mismo ocurre en Cuba, con un aumento de casi el 30% en las últimas décadas gracias a un programa de reforestación. Rusia, que tiene el 20% de los bosques del planeta, también ha visto crecer sus áreas boscosas desde 1961.
En los países más desarrollados, los bosques sufren otros problemas, como la lluvia ácida. Esto se intenta controlar con requisitos de calidad para los combustibles, como limitar el azufre.
En los países menos desarrollados, los bosques se reducen cada año. En cambio, en los países industrializados se están recuperando debido a la presión social, convirtiéndose en lugares turísticos y de recreo.
Aunque la tala en la selva tropical ha recibido más atención, los bosques secos tropicales se están perdiendo a un ritmo mucho mayor. Esto se debe principalmente a las técnicas de tala y quema para reemplazarlos con cultivos. La pérdida de biodiversidad suele estar relacionada con la tala de árboles.
En 2019, se perdían anualmente 26,1 millones de hectáreas de bosque, mientras que entre 1999 y 2019 solo se habían restaurado 26,7 millones de hectáreas. Esto significa que la deforestación era 10 veces más rápida que la reforestación.
¿Cuáles son las causas de la deforestación?
Las causas de la deforestación son las razones que llevan a las personas a destruir los bosques. Hay causas directas e indirectas. Las directas son las más fáciles de identificar, mientras que las indirectas son las fuerzas principales, pero son más difíciles de medir.
Algunos expertos identifican dos causas principales:
- Directas: La competencia entre humanos y otras especies por los espacios naturales. Esto se ve claramente cuando la tierra forestal se convierte para otros usos como la agricultura, la construcción de infraestructuras, el desarrollo urbano o la industria.
- Indirectas: Los sistemas económicos no valoran el ambiente de forma real. Muchas funciones de los bosques tropicales no se consideran al tomar decisiones. Además, las decisiones de talar selvas tropicales son impulsadas por incentivos económicos.
Otros autores usan los términos "causas inmediatas" y "causas subyacentes". Las causas subyacentes son factores a nivel macroeconómico y políticas públicas. Las causas inmediatas son las decisiones que afectan directamente a las personas, como las instituciones, el mercado, la tecnología y las infraestructuras.

Precios de los productos agrícolas
Hay pruebas de que un aumento en el precio de los productos agrícolas impulsa la deforestación. Un estudio de 1987 encontró una relación entre el área cultivada y el precio de los productos agrícolas en 58 países. La única excepción es cuando la agricultura es solo para subsistencia. Cuando los agricultores buscan ganar más dinero, la relación entre el precio y la deforestación es mayor.
Expansión de la agricultura
Alrededor del 60% de la deforestación se produce para convertir los bosques en tierras agrícolas.
La agricultura itinerante o de tala y quema destruye el bosque para cultivar hasta que los nutrientes del suelo se agotan. Esto hace que las poblaciones se muevan y deforesten nuevas áreas. En el pasado, esta agricultura era la causa principal de deforestación. Hoy en día, la conversión de bosques a tierras agrícolas está aumentando, mientras que la agricultura itinerante está disminuyendo.
Plantaciones de árboles
Las plantaciones de árboles deberían ayudar a reducir la deforestación. Sin embargo, el hecho de que las plantaciones reduzcan la presión sobre los bosques para producir madera no siempre significa menos deforestación, sino a veces más. Las plantaciones de madera pueden dañar los ecosistemas de los bosques tropicales. Los cultivos de árboles, especialmente las plantaciones de caucho, tienen un papel importante en la deforestación en Indonesia, más que la agricultura de subsistencia. Cerca de la mitad de las plantaciones en áreas tropicales se establecen en tierras donde antes había bosques nativos. Las plantaciones también pueden fomentar la deforestación al construir carreteras que facilitan el acceso a otros agentes de deforestación, como los agricultores itinerantes.
Explotaciones forestales y leña
Las explotaciones forestales no siempre causan deforestación, pero pueden degradar gravemente los bosques. Además, las explotaciones forestales facilitan la deforestación al abrir carreteras y caminos, lo que reduce el costo de talar los árboles restantes y preparar la tierra para cultivos o pastoreo.
La recolección de leña y otros combustibles de madera se concentra a menudo en los bosques secos tropicales y en áreas forestales degradadas. La recolección de leña no suele ser la causa principal de deforestación en los bosques húmedos tropicales, aunque sí puede serlo en lugares con pocos bosques, como Filipinas, Tailandia y partes de América Central. En El Salvador, la recolección de leña se consideraba la principal causa de deforestación y degradación forestal.
También pueden ocurrir actividades ilegales durante el transporte de la madera, como procesamiento y exportación ilegal, declaraciones falsas en aduanas y evasión de impuestos.
Fuego e incendios forestales
El fuego es una herramienta muy usada para avanzar sobre el bosque y convertir la tierra para agricultura o pastizales. El fuego es útil en la agricultura y la gestión de bosques, pero también puede causar deforestación. Según datos de más de 118 países, un promedio de 19,8 millones de hectáreas (el 1% de todos los bosques) fueron afectadas significativamente cada año por incendios forestales. La deforestación causada por la construcción de carreteras en Brasil también llevó a más incendios forestales.
Conflictos y fuerzas armadas
Hay pruebas de que las operaciones militares en la guerra de Vietnam y otras guerras causaron deforestación. Más recientemente, se han documentado vínculos entre conflictos y el comercio de madera en la guerra civil entre Birmania y Tailandia. El régimen birmano vendía madera a los tailandeses para financiar su guerra. La destrucción forestal en El Salvador también fue resultado de la guerra. Además de la intervención militar, se ha documentado el papel de las fuerzas armadas en la deforestación en el sudeste asiático y América del Sur. En Brasil, el papel de las fuerzas armadas en la política es una causa importante de la deforestación en la selva amazónica.
Regiones afectadas por la deforestación
La deforestación a nivel mundial se concentra en tres regiones: América del Sur, África y Oceanía. Se estima que la deforestación anual mundial es de 13,7 millones de hectáreas, lo que equivale al área de Grecia.
El 30% de la superficie terrestre global está cubierta por bosques, o alrededor de 3.9 mil millones de hectáreas. Se calcula que la cubierta forestal original a nivel global era de seis mil millones de hectáreas. En 2009, 2/3 de los bosques del mundo estaban concentrados principalmente en diez países: (1) Rusia, (2) Brasil, (3) Canadá, (4) Estados Unidos, (5) China, (6) Australia, (7) Congo, (8) Indonesia, (9) Perú e (10) India.
Solo la mitad de esta área se compensa con nuevos bosques o crecimiento forestal. Además de la deforestación causada directamente por el ser humano, los bosques en crecimiento también se han visto afectados por el cambio climático, aumentando los riesgos de tormentas y enfermedades que afectan el crecimiento de los árboles. El protocolo de Kioto incluye el acuerdo para prevenir la deforestación pero no las acciones para cumplirlo.
África
En África, entre 2000 y 2005, se perdieron unos cuatro millones de hectáreas de bosques al año, cerca de un tercio del área deforestada en todo el mundo. La causa principal es la conversión a agricultura permanente. Para combatir la deforestación en África, se está adoptando un sistema de certificación para asegurar que la madera provenga de bosques gestionados de manera sostenible. Sin embargo, la aplicación de esta certificación aún es limitada. De los 306 millones de hectáreas de bosques certificados en el mundo (junio de 2007), solo unos 3 millones (1%) corresponden a África, y la mayoría son bosques plantados. Con unos 15 millones de hectáreas de bosques plantados en todo el mundo (FAO, 2006), África solo representa el 5% del total.
África está sufriendo deforestación al doble de la tasa mundial, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Algunas fuentes afirman que la deforestación ya ha eliminado aproximadamente el 90% de los bosques originales de África Occidental. La deforestación se está acelerando en África Central. Según la FAO, África perdió el mayor porcentaje de bosques tropicales de cualquier continente durante las décadas de 1980, 1990 y principios de 2000. Según cifras de la FAO (1997), solo el 22.8% de los bosques húmedos de África Occidental permanecen, pero en gran parte degradados. Nigeria ha perdido el 81% de sus bosques primarios en solo 15 años (1990-2005). La deforestación masiva amenaza la seguridad alimentaria en algunos países africanos. Un factor que contribuye a las altas tasas de deforestación del continente es que el 90% de su población depende de la madera como combustible para calefacción y cocina.
Investigaciones de WWF International en 2006 muestran que en África, las tasas de tala ilegal varían del 50% en Camerún y Guinea Ecuatorial al 70% en Gabón y al 80% en Liberia. En Liberia, los ingresos de la madera jugaron un papel importante en la financiación de la guerra civil de Sierra Leona y otros conflictos armados regionales hasta que el Consejo de Seguridad de la ONU prohibió toda la madera de Liberia en 2003.
También se han tomado otras medidas a nivel regional contra la deforestación y la desertificación, como la Iniciativa de la Gran Muralla Verde del Sahara (UNU, 2007), que integra la agricultura, la ganadería y la actividad forestal.
Superficie total (1000 ha) | Variación anual (1000 ha) | Tasa de variación anual % | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
1990 | 2000 | 2005 | 1990-2000 | 2000-2005 | 1990-2000 | 2000-2005 |
699 361 | 655 613 | 635 412 | -4375 | -4040 | -0,64 | -0,62 |
América del Norte
América del Norte tiene el 17% de la superficie forestal global (677 millones de hectáreas). Aproximadamente un tercio del territorio regional está cubierto de bosques. Debido a la gran variedad de climas, hay una gran diversidad de ecosistemas forestales, desde bosques húmedos tropicales hasta bosques boreales. Algunos de los bosques más productivos del mundo se encuentran en esta región.
La cubierta forestal en la región se mantiene estable.
América del Norte contribuyó con aproximadamente el 2% de la deforestación mundial anual entre 2000 y 2005, aunque la tasa de desaparición de los bosques está disminuyendo. El cambio climático podría aumentar las amenazas a los bosques. La intensidad y frecuencia de los incendios forestales han aumentado en Canadá y Estados Unidos, impulsadas por sequías prolongadas (atribuidas al cambio climático) y por programas de control de incendios que, aunque exitosos, han aumentado la cantidad de material combustible. De igual manera, el cambio climático está fomentando las infestaciones de plagas: en el oeste de Canadá y Estados Unidos, el escarabajo del pino de montaña está causando una mortalidad y daños graves a los árboles.
Superficie total (1000 ha) | Variación anual (1000 ha) | Tasa de variación anual % | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
1990 | 2000 | 2005 | 1990–2000 | 2000–2005 | 1990–2000 | 2000–2005 |
677 801 | 677 971 | 677 464 | 17 | -101 | 0 | -0,01 |
América Central y el Caribe
La historia de la mayoría de los países centroamericanos incluye ciclos de deforestación y reforestación. En el siglo XV, la agricultura intensiva maya había reducido significativamente los bosques. Antes de la llegada de los europeos, los bosques cubrían 500.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente el 90% de la región. Finalmente, la influencia de la "economía monetaria de Europa en América Latina" creó la demanda de exportación de productos primarios, lo que llevó a la necesidad de grandes cantidades de tierras agrícolas despejadas para producir esos productos. Desde la década de 1960, la ganadería se ha convertido en la principal razón para la limpieza de tierras. El ganado alimentado con hierba producido en los ranchos centroamericanos era ideal para los restaurantes de comida rápida estadounidenses, y este mercado creó la llamada "conexión de la hamburguesa" que vincula el estilo de vida de los consumidores en América del Norte con la deforestación en América Central.
En la mayoría de los países de América Central, la pérdida neta de superficie forestal disminuyó entre 2000 y 2005 en comparación con la década anterior, y Costa Rica logró un incremento neto de dicha superficie. No obstante, en términos porcentuales, América Central presenta una de las mayores tasas de desaparición forestal del mundo en relación con el resto de las regiones, más del 1% anual en el período entre 2000 y 2005.
En el Caribe se registró un reducido aumento de la superficie forestal entre 2000 y 2005, principalmente en Cuba. La liberalización del comercio, que ha hecho que exportaciones agrícolas tradicionales como el azúcar y los plátanos no sean competitivas, está ocasionando el abandono de las tierras agrícolas y su conversión en bosque secundario (Eckelmann, 2005). Además, se está dando mayor énfasis a la protección del medio natural para apoyar la creciente industria del turismo. Por ello, se espera que la superficie forestal permanezca estable o se incremente en la mayoría de los países caribeños.
Superficie total (1 000 ha) | Variación anual (1 000 ha) | Tasa de variación anual % | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
1990 | 2000 | 2005 | 1990–2000 | 2000–2005 | 1990–2000 | 2000–2005 |
923 807 | 882 339 | 859 925 | -4147 | -4483 | -0,46 | -0,51 |
América del Sur
Esta región se encuentra la mayor masa continua de bosque pluvial tropical del mundo: la cuenca del Amazonas.
En los últimos dos decenios, algunos países han concedido la propiedad legal de los bosques a las comunidades indígenas, por ejemplo, Perú, 6400 millones de hectáreas; Bolivia, 1200 millones de hectáreas; Brasil, 10.300 millones de hectáreas; Colombia, 27 millones de hectáreas; Ecuador, 4,5 millones de hectáreas y Guyana, 1,4 millones de hectáreas de tierra, comprendidos los bosques. Si bien la propiedad confiere a las comunidades derechos firmes de uso sostenible de los recursos forestales, los conflictos sobre la propiedad, en ocasiones violentos, y la falta de aplicación de las normas y los reglamentos han permitido la ocupación y la explotación maderera ilegales en extensas áreas de estos bosques.
Todos los países de América del Sur registraron una pérdida neta en la superficie forestal entre 2000 y 2005, excepto Chile y Uruguay, que presentaban tendencias positivas debido a programas de plantación industrial a gran escala. Los nuevos bosques plantados para usos industriales, en particular en Argentina, Uruguay y, posiblemente, Colombia, podrían contrarrestar, en lo que se refiere a hectáreas forestadas, la desaparición de bosques naturales, pero no en términos ecológicos. En caso de los países integrados en la Región Norte de América Latina como lo son Ecuador, Colombia y Venezuela las políticas de protección de áreas forestales no son estrictas y la deforestación de la zona persiste, lo que amenaza el equilibrio ecológico y climático de América del Sur, y puede tener repercusiones mundiales (expuesto en el Acuerdo Caracas FAO 2010).
Asia oriental

Esta región posee el 18,6% de la superficie forestal mundial, repartida en una gran variedad de ecosistemas, como bosques tropicales, bosques templados, manglares costeros, montañas y desiertos.
La región contaba con 734 millones de hectáreas de bosques en el año 2005, unos tres millones más que en 2000. No obstante, este aumento fue resultado, en gran medida, de la alta tasa de repoblación forestal de China, la cual oculta la notable desaparición de bosques naturales en diversos países; en total, desaparecieron en la región 3,7 millones de hectáreas de bosque al año entre 2000 y 2005.
La pérdida de bosques es importante en el sudeste de Asia, el segundo de los grandes focos de biodiversidad del mundo. Según el informe de 2005 realizado por la FAO, Vietnam tiene la segunda tasa más alta de deforestación de bosques primarios en el mundo, después de Nigeria. Más del 90% de las selvas tropicales antiguas del archipiélago filipino han sido taladas. Otros países del sudeste asiático donde se está llevando a cabo una importante deforestación son Camboya y Laos. Según un documental de TelePool, la deforestación está siendo dirigida por personal militar corrupto y el gobierno (servicios forestales).
Algunos países han invertido sus tendencias de pérdida de bosques, pero no es probable que los países que sufren una mayor deforestación sean capaces de hacerlo. La expansión de los cultivos comerciales a gran escala será la causa más importante de deforestación en la región.
La región de cuenta con 136 millones de hectáreas de bosques plantados, prácticamente la mitad del total mundial. La mayor parte de los bosques plantados se encuentran en Australia, China, Filipinas, la India, Indonesia, Nueva Zelanda, Tailandia y Vietnam.
Superficie total (1 000 ha) | Variación anual (1 000 ha) | Tasa de variación anual % | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
1990 | 2000 | 2005 | 1990–2000 | 2000–2005 | 1990–2000 | 2000–2005 |
743 825 | 731 077 | 734 243 | -1275 | 633 | -0,17 | 0,09 |
Asia occidental y central
Es la región con menos bosques del mundo, con tan solo un 4% de cubierta forestal (el 1,1% de la superficie forestal mundial). La mayor parte de la superficie forestal corresponde a unos pocos países, mientras que en 19 países se encuentra menos del 10% de la cubierta forestal. Cerca del 75% de la región es árida, con una baja productividad de biomasa. La vegetación varía desde matorrales desérticos en Asia Central y la península arábiga hasta pequeñas áreas de manglares en la costa del golfo Pérsico y praderas de altura en Asia central. Debido a esta reducida cubierta forestal, los árboles fuera del bosque, especialmente en granjas y en otras tierras arboladas, desempeñan importantes funciones productivas y protectoras.
El establecimiento de cortavientos es una parte integral de las prácticas agrícolas en la mayoría de los países. El cultivo de palma datilera en diversos países de Asia occidental ha convertido los desiertos en oasis. En los Emiratos Árabes Unidos, las extensas plantaciones de palmas datileras han mejorado el paisaje a la vez que producen ingresos sustanciales.
Superficie total (1 000 ha) | Variación anual (1 000 ha) | Tasa de variación anual % | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
1990 | 2000 | 2005 | 1990–2000 | 2000–2005 | 1990–2000 | 2000–2005 |
43 176 | 43 519 | 43 588 | 34 | 14 | 0,08 | 0,03 |
Europa
Europa cuenta con una cuarta parte de los recursos forestales mundiales, aproximadamente mil millones de hectáreas, el 81% de las cuales se encuentran en la Rusia.
Prácticamente todos los países de Europa han firmado la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación y han elaborado planes nacionales que dificultan notablemente la deforestación y la reconversión a otros usos de la tierra, a menudo con apoyo externo. Además, se proporciona apoyo fiscal a la actividad forestal en virtud del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, lo que fomenta de manera significativa la plantación de árboles. Por ello, es probable que la superficie forestal aumente a medida que decrecen las tierras dedicadas a la agricultura.
Las principales amenazas a las que se enfrentan los recursos forestales en Europa son de naturaleza ambiental, como incendios, brotes de plagas y tormentas, algunas de las cuales se podrían incrementar con el cambio climático. Aunque se desconocen las repercusiones a largo plazo del cambio climático en los bosques, se han atribuido a este fenómeno numerosos acontecimientos catastróficos recientes. Se prevé un incremento considerable de la magnitud y de la frecuencia de los incendios, por ejemplo en la península ibérica y en Rusia.
Superficie total (1 000 ha) | Variación anual (1 000 ha) | Tasa de variación anual % | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
1990 | 2000 | 2005 | 1990–2000 | 2000–2005 | 1990–2000 | 2000–2005 |
989 320 | 998 091 | 1 001 394 | 877 | 661 | 0,09 | 0,07 |
Consecuencias de la deforestación
Efectos en la atmósfera

La deforestación es una de las principales causas del efecto invernadero y el calentamiento global. La pérdida de bosques tropicales es responsable de aproximadamente el 20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La deforestación hace que el CO2 permanezca más tiempo en la atmósfera. Al aumentar el CO2, se forma una capa que atrapa la radiación solar. Esta radiación se convierte en calor, causando el efecto invernadero.
Las plantas absorben CO2 de la atmósfera a través de la fotosíntesis, usando el carbono para crecer y liberando oxígeno. Solo cuando un árbol o un bosque crecen pueden extraer carbono de la atmósfera y almacenarlo. La descomposición o quema de la madera devuelve ese carbono a la atmósfera. Para que los bosques realmente eliminen carbono de la atmósfera, debe haber una acumulación neta de madera. Una forma es cortar árboles, usar la madera para objetos duraderos y plantar nuevos árboles. La deforestación también puede liberar el CO2 acumulado en el suelo. Los bosques pueden ser tanto "sumideros de carbono" (lo absorben) como "fuentes" (lo liberan), dependiendo de las circunstancias.
En las áreas deforestadas, el suelo se calienta más rápido por el sol y alcanza una temperatura mayor. Esto favorece corrientes de aire ascendentes que forman nubes y producen más lluvia. Sin embargo, algunos modelos sugieren que la deforestación tropical causa un aumento leve de la temperatura en la atmósfera tropical. Estos modelos no predicen cambios significativos fuera de los trópicos.
La deforestación afecta los vientos, el vapor de agua y la absorción de energía solar, influyendo en el clima local y global. La deforestación de un área puede aumentar las tormentas de arena en zonas cercanas.
La reducción de las emisiones de la deforestación y la degradación forestal (REDD) en países en desarrollo es una política climática importante. La idea es dar dinero a los países que logren reducir significativamente la deforestación.
Aunque se cree que los bosques tropicales contribuyen mucho al oxígeno de la atmósfera, los científicos consideran que su contribución neta es pequeña y que la deforestación tiene efectos menores en los niveles de oxígeno. Sin embargo, la quema de bosques para obtener tierras de cultivo libera grandes cantidades de CO2, lo que contribuye al calentamiento global. Los científicos también afirman que la deforestación tropical libera anualmente 1.500 millones de toneladas de carbono a la atmósfera.
Efectos en el agua
La deforestación también afecta el ciclo del agua: los árboles extraen agua del subsuelo y la liberan a la atmósfera. Cuando desaparecen, el clima se vuelve más seco. Además, la deforestación reduce la cantidad de agua en el suelo y el subsuelo, disminuyendo la disponibilidad de agua para las plantas restantes. También reduce la cohesión del suelo, lo que provoca erosión, inundaciones, desertificación y corrimientos de tierras.
Al reducirse la cubierta de árboles, disminuye la capacidad del entorno para interceptar, retener y liberar la lluvia. Las áreas boscosas atrapan el agua y la filtran al subsuelo. Las áreas deforestadas, en cambio, se convierten en fuentes de agua superficial, que se mueve mucho más rápido. Los bosques devuelven a la atmósfera la mayor parte del agua que cae sobre ellos. Por el contrario, cuando una zona se deforesta, casi toda la lluvia se pierde como agua superficial. Este transporte más rápido de agua superficial puede causar inundaciones repentinas y más concentradas. La deforestación también reduce la evapotranspiración y, por lo tanto, los niveles de humedad atmosférica. Esto, en algunos casos, afecta las precipitaciones en las zonas a sotavento del área deforestada, porque el agua no se recicla en los bosques, sino que corre directamente a los océanos. Un estudio mostró que en un área deforestada en el norte y noroeste de China, la precipitación media anual disminuyó un tercio entre 1951 y 1981.
Los árboles y las plantas influyen mucho en el ciclo hidrológico:
- Sus copas interceptan parte de la lluvia, que luego se evapora.
- Sus residuos en el suelo (hojas muertas, ramas) frenan el agua que corre.
- Estos residuos también mejoran la capacidad del suelo para retener agua.
- Sus raíces crean espacios que aumentan la filtración al subsuelo.
- Contribuyen a la evaporación y reducen la humedad del suelo.
- Controlan la humedad del aire a través de la transpiración de sus hojas. El 99% del agua absorbida por las raíces es transpirada.
Como resultado, la presencia o ausencia de árboles cambia la cantidad de agua subterránea, superficial o atmosférica. Esto también cambia el ritmo de erosión y la disponibilidad de agua para el ecosistema o para los humanos. La deforestación de las llanuras puede trasladar la formación de nubes y la lluvia a terrenos más altos.
En caso de lluvias muy intensas, es posible que, a pesar de la presencia de bosques, se produzcan inundaciones si la capacidad de absorción del suelo se supera.
La selva tropical es la fuente de alrededor del 30% del agua dulce del planeta.
La deforestación altera los patrones climáticos, favoreciendo un clima más cálido y seco. Esto aumenta la sequía, la desertificación, la pérdida de cosechas, el derretimiento de los polos, las inundaciones costeras y el desplazamiento de plantas y animales.
Efectos en el suelo
Los bosques naturales tienen un ritmo de erosión muy bajo. La deforestación generalmente aumenta la pérdida de suelo al incrementar el agua que corre por la superficie y reducir la protección de los residuos vegetales. Las operaciones de tala también aumentan la erosión por la construcción de carreteras y el uso de maquinaria pesada.
La meseta de Loes en China fue despojada de sus bosques hace miles de años. Desde entonces, se ha erosionado, creando profundas cárcavas y aportando el sedimento que da al río Amarillo su color característico, lo que favorece las inundaciones en su curso bajo.
La desaparición de los árboles no siempre aumenta la erosión. En algunas regiones de Estados Unidos, los arbustos y árboles han limitado las praderas. Los árboles mismos pueden aumentar la pérdida de plantas herbáceas en el suelo sombreado por sus copas. Si el suelo queda desnudo, es muy vulnerable a la erosión. El Servicio Forestal estadounidense, por ejemplo, estudia cómo restaurar el ecosistema y reducir la erosión quitando árboles.
Las raíces de los árboles mantienen el suelo unido y, si es poco profundo, lo fijan a la roca madre. Por esta razón, talar árboles en laderas empinadas con suelo poco profundo puede aumentar el riesgo de corrimientos de tierras y amenazar a las personas que viven cerca.
Efectos en la biodiversidad

La deforestación reduce la biodiversidad y causa la extinción de muchas especies. Más de la mitad de las especies de plantas y animales terrestres viven en las selvas tropicales. La pérdida de áreas boscosas ha resultado en un ambiente degradado, con menos biodiversidad. Los bosques son el hábitat de muchas especies de fauna y flora, algunas de las cuales pueden tener usos medicinales. Al ser los biotopos forestales fuentes irremplazables de nuevas medicinas (como el taxol), la deforestación puede destruir para siempre la riqueza genética que protege a las plantas comestibles de las plagas.
Las selvas tropicales son los ecosistemas con mayor diversidad en la Tierra, albergando alrededor del 80% de la biodiversidad conocida. La desaparición de grandes áreas de árboles ha provocado la degradación del suelo y un ambiente con menor biodiversidad. Un estudio en Rondonia (Brasil) muestra que la deforestación también elimina la comunidad microbiana que recicla nutrientes, limpia el agua y elimina la contaminación.
Se estima que cada día se pierden 137 especies de plantas y animales (incluidos insectos) debido a la deforestación de las selvas, lo que suma 50.000 especies al año. Algunos autores afirman que la deforestación de las selvas está contribuyendo a la extinción masiva del Holoceno.
Los ritmos conocidos de extinción de mamíferos y aves por la deforestación son mucho más bajos, aproximadamente una especie por año. Pero si se extrapola a todas las especies, la cifra es de unas 23.000 cada año. Se ha predicho que el 40% de las especies animales y vegetales del sudeste asiático podrían desaparecer en el siglo XXI. Sin embargo, estas predicciones han sido cuestionadas, ya que en 1995 se observó que, aunque la mayoría del bosque original en el sudeste asiático se ha transformado en plantaciones de monocultivo, las especies potencialmente amenazadas son pocas y los árboles y la flora restante permanecen estables y extendidos. La comprensión científica del proceso de extinción es insuficiente para hacer predicciones precisas sobre el impacto de la deforestación en la biodiversidad. La mayoría de las predicciones de pérdida de biodiversidad por operaciones forestales se basan en modelos especie-área, asumiendo que si el bosque disminuye, la diversidad de especies también lo hará. Sin embargo, muchos de esos modelos han demostrado ser incorrectos, y la pérdida de hábitat no siempre lleva a una pérdida de especies a gran escala. Se sabe que los modelos especie-área sobreestiman el número de especies amenazadas en las áreas deforestadas, especialmente en el caso de especies más comunes.
Un estudio de 2012 sobre la Amazonia predice que, a pesar de la falta de extinciones por ahora, hasta el 90% de las extinciones predichas ocurrirán en los próximos 40 años.
Fragmentar los bosques, o incluso construir carreteras en ellos, tiene un fuerte impacto en la biodiversidad. Un estudio de 2017 mostró que el 85% de las especies animales que viven en una selva se ven afectadas por el "efecto borde". El 46% aumenta su población, y el 39% (especialmente anfibios pequeños, grandes reptiles y mamíferos no voladores de tamaño medio) la disminuye.
Efectos en los humanos
La deforestación puede causar la aparición de nuevas enfermedades o la rápida propagación de enfermedades que los bosques mantenían bajo control. Una revisión científica de 2007 encontró una relación entre la deforestación y la malaria. Otro estudio de 2010 demostró que un 4% de deforestación en la selva amazónica de Brasil llevó a un aumento del 43% en los casos de malaria. Otro estudio en Brasil mostró que la degradación de un bosque en un radio de menos de 5 km² es un factor que favorece la presencia de malaria.
En 2000, la FAO concluyó que "el papel de la dinámica de la población en un entorno local puede variar de decisivo a insignificante", y que la deforestación puede ser resultado de "una combinación de presión demográfica y estancamiento económico, social y tecnológico".
Acciones contra la deforestación
Programa REDD
Las principales organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y el Banco Mundial, han comenzado a desarrollar programas para combatir la deforestación. El término general REDD (Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación) describe estos programas. Utilizan incentivos económicos para animar a los países en desarrollo a limitar o revertir la deforestación. Se ha discutido sobre la financiación, pero en la conferencia COP 15 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Copenhague (diciembre de 2009), se acordó que los países desarrollados aportarían unos 30 mil millones de dólares para el período 2010-2012.
Se están desarrollando herramientas para controlar cómo los países en desarrollo cumplen los objetivos REDD. Estas herramientas incluyen el seguimiento remoto de los bosques con imágenes satelitales y otras fuentes de datos, como FORMA (iniciativa de Seguimiento Forestal para la Acción) del Centro para el Desarrollo Global y el portal de seguimiento del carbono forestal del Grupo de Observación de la Tierra (GEO). También se dio importancia a la guía metodológica para el seguimiento de los bosques en la COP 15. La organización Socios para Evitar la Deforestación lidera la campaña para el desarrollo de REDD con financiación del Gobierno estadounidense. En 2014, la FAO, junto con varios socios, lanzó Open Foris, un conjunto de programas informáticos de código abierto para ayudar a los países a recopilar, producir y compartir información sobre el estado de sus bosques. Estos programas (disponibles en español) cubren todo el ciclo del inventario forestal, desde la planificación hasta el análisis y la difusión de datos. Incluyen herramientas para el procesamiento de imágenes remotas y para las comunicaciones internacionales REDD y MRV (medida, comunicación y verificación).
Para evaluar las implicaciones de las reducciones de emisiones, se presta atención a los países con muchos bosques y altas tasas de deforestación (HFHD), y a los países con pocos bosques pero altas tasas de deforestación (LFHD). Ejemplos de países HFHD son Brasil, Camboya, Guinea Ecuatorial, Malasia, Islas Salomón, Timor Este, Venezuela y Zambia. Ejemplos de países LFHD son Afganistán, Benín, Botsuana, Birmania, Burundi, Camerún, Chad, Ecuador, El Salvador, Etiopía, Ghana, Guatemala, Guinea, Haití, Honduras, Indonesia, Liberia, Malaui, Malí, Mauritania, Mongolia, Namibia, Nepal, Nicaragua, Níger, Nigeria, Pakistán, Paraguay, Filipinas, Senegal, Sierra Leona, Sri Lanka, Sudán, Togo, Uganda, Tanzania y Zimbabue.
Leyes ambientales para proteger los bosques
Varios países han implementado leyes para proteger los bosques, como las leyes de bosque nativo en Argentina y Chile.
Un estudio científico analizó el impacto de la Ley de Bosque Nativo de Argentina, enfocándose en cómo los gobiernos provinciales y municipales organizan el territorio. El estudio encontró que la gestión de los gobiernos locales podía ayudar a reducir la deforestación en las provincias de Salta, Santiago del Estero y Chaco, las más afectadas.
En 2022, el Parlamento Europeo aprobó una ley para detener la importación de productos relacionados con la deforestación. Este Reglamento de Deforestación de la UE (EUDR) puede hacer que países como Brasil detengan la deforestación para la producción agrícola y aumenten la productividad en las tierras ya existentes. La ley fue aprobada por el Consejo Europeo en mayo de 2023. Exige a las empresas que quieran importar ciertos productos a la Unión Europea que demuestren que su producción no está vinculada a zonas deforestadas después del 31 de diciembre de 2020. También prohíbe la importación de productos relacionados con abusos a los derechos humanos. La lista de productos incluye: aceite de palma, ganado, madera, café, cacao, caucho y soja. También se incluyen algunos derivados como chocolate, muebles y papel impreso.
Sin embargo, un informe llamado Bankrolling ecosystem destruction muestra que esta regulación de importaciones no es suficiente. El sector financiero europeo está invirtiendo miles de millones de euros en la destrucción de la naturaleza. Los bancos no responden a las peticiones de detener esto, por lo que el informe pide que se endurezcan las normas europeas y se prohíba a los bancos seguir financiando la deforestación.
Pagos para conservar los bosques
En Bolivia, la deforestación en las zonas altas de los ríos ha causado problemas ambientales, como erosión del suelo y disminución de la calidad del agua. Un proyecto innovador permite que los usuarios del agua río abajo paguen a los propietarios de tierras río arriba para que conserven sus bosques. Los propietarios reciben dinero para mantener los árboles, evitar prácticas ganaderas que contaminen y favorecer la biodiversidad y la fijación de carbono en sus propiedades. También reciben dinero para comprar colmenas, lo que les compensa por conservar dos hectáreas de bosque durante cinco años, protegiendo así una fuente de agua. Los ingresos por hectárea de la miel recolectada ascienden a cinco dólares anuales. El proyecto es llevado a cabo por la Fundación Natura Bolivia y la organización ecologista Rare, con el apoyo de la Alianza Clima y Desarrollo.
En China, el Estado paga 7500 yuanes anuales por hectárea (unos 937 euros en 2018) durante cinco años a los agricultores de zonas prioritarias para la reforestación. Esto es si abandonan sus cultivos, plantan árboles y los cuidan.
En países como Costa Rica, México y Mozambique, existen los llamados PSA (Pago por Servicios Ambientales). Estos buscan recompensar económicamente la preservación del medio ambiente. A pesar de sus objetivos, varios estudios han demostrado que sus efectos para evitar la deforestación son modestos.
Aumento en los precios de los insumos
La evidencia sobre el precio de los insumos para la producción agrícola (como fertilizantes y pesticidas) no es clara. Un estudio en algunas áreas de América Latina sugirió que un aumento en el precio de los fertilizantes puede reducir la deforestación. Otros estudios encontraron que un aumento en el precio de otros insumos, como semillas, pesticidas y herramientas, reduce la deforestación.
Aumento en los salarios de los trabajadores agrícolas
La evidencia sugiere que salarios más altos para los trabajadores agrícolas reducen la deforestación, ya que hacen que las actividades agrícolas y forestales sean más costosas. Otras ofertas de empleo con mejores salarios en áreas no agrícolas también reducen la deforestación.
Propiedad de la tierra
Se dice que transferir la propiedad de las tierras forestales a las poblaciones indígenas es una forma eficaz de protegerlas. Esto incluye proteger esos derechos cuando las leyes existentes los otorgan, como en la ley india de bosques. Se sostiene que transferir estos derechos en China, quizás la mayor reforma agraria de la Edad Contemporánea, ha aumentado la cobertura forestal. En Brasil, las áreas forestales cuya propiedad se ha transferido a pueblos indígenas sufren menos tala permanente que incluso los parques nacionales.
Métodos agrícolas que no exigen despejar bosques
Talar el bosque y plantar con métodos agrícolas tradicionales produce poco. Algunos métodos agrícolas nuevos que ofrecen mucho mayor rendimiento por hectárea (y por lo tanto permiten talar menos bosque, o no talarlo en absoluto, si se aplican al terreno donde se usaban métodos tradicionales) son: plantas hibridadas, invernaderos, huertos urbanos o hidroponía. Estos nuevos métodos a menudo dependen de productos químicos (abonos, pesticidas) para mantener su alto rendimiento. En la agricultura cíclica (a diferencia de la agricultura itinerante, donde una tribu tala una zona de bosque, la cultiva y, cuando la tierra se agota, la abandona para talar una nueva zona), el ganado pasta sobre tierra en barbecho, fertilizándola y preparándola para una próxima siembra. La rotación de cultivos es una forma de agricultura cíclica. Por otra parte, la agricultura biointensiva obtiene rendimientos muy altos en terrenos muy pequeños sin usar sustancias químicas. La agricultura intensiva, en cambio, puede disminuir los nutrientes del suelo rápidamente. El enfoque más prometedor es la jardinería forestal (también llamada "bosque nutritivo" en francés), en permacultura. Consiste en sistemas agroforestales diseñados para imitar los bosques naturales, que favorecen especies animales y vegetales útiles para la alimentación, la madera y otros usos. Estos sistemas dependen poco de combustibles fósiles y sustancias químicas, necesitan poco mantenimiento, son muy productivos y causan poco impacto en el suelo, la calidad del agua y la biodiversidad.
Monitoreo de la deforestación
Existen varios métodos adecuados y fiables para monitorear la deforestación. Uno es la interpretación visual de fotos aéreas o imágenes por satélite. Es un trabajo que requiere mucho tiempo, pero no necesita formación avanzada en procesamiento automático de imágenes ni una gran inversión en ordenadores. Otro método es el análisis de los "puntos calientes" (zonas de cambio rápido) usando la opinión de expertos o imágenes de satélite de baja resolución para identificar estas zonas, y luego realizar análisis digitales detallados con imágenes satelitales de alta resolución. Normalmente, la deforestación se mide cuantificando la cantidad de área deforestada en el momento actual.
Desde un punto de vista ambiental, cuantificar el daño y sus posibles consecuencias es una tarea más importante. Los esfuerzos de conservación se centran en proteger los bosques y desarrollar usos alternativos de la tierra para evitar que la deforestación continúe. La velocidad de la deforestación y el área total deforestada se han usado mucho para monitorear la deforestación en muchas regiones, como la Amazonia brasileña por el INPE (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais). Hay una vista satelital de la Tierra disponible.
Manejo forestal
El manejo forestal o gestión forestal es la parte de la ingeniería de montes que se encarga de las actividades administrativas, económicas, legales y sociales de los bosques. Sigue principios científicos y técnicos de silvicultura, protección y regulación. Puede ser el manejo de bosques naturales o de bosques artificiales o reforestados.
En las zonas donde se practica la agricultura de tala y quema (también llamada de roza y quema), cambiar a "talar y carbonizar" (en vez de quemar con llama, convertir la materia vegetal cortada en carbón vegetal mediante combustión incompleta y esparcir el carbón sobre el terreno) no solo es un método duradero de fijación del carbono. También enriquece mucho el suelo. Mezclando el carbón vegetal con biomasa se crea la terra preta, uno de los suelos más ricos y el único conocido que se regenera solo.
Desde hace siglos se han hecho esfuerzos para detener o frenar la deforestación, porque se sabe desde hace mucho tiempo que puede causar daños ambientales tan graves que lleven a la desaparición de sociedades enteras. En Tonga, los gobernantes crearon políticas para evitar conflictos entre las ganancias a corto plazo de convertir los bosques en tierras de cultivo y los problemas a largo plazo de la desaparición del bosque. En Japón, durante el shogunato Tokugawa (siglo XVII-XVIII), los shogunes desarrollaron un sistema avanzado de planificación a largo plazo para detener e incluso revertir la deforestación de los siglos anteriores. Lo hicieron sustituyendo la madera por otros productos y usando de forma más eficiente la tierra que se había cultivado durante siglos. En la Alemania del siglo XVI, los terratenientes desarrollaron la silvicultura para enfrentar los problemas de la deforestación. Sin embargo, esas políticas suelen limitarse a ecosistemas con suficiente lluvia, sin estación seca y con suelos muy jóvenes (resultado de vulcanismo o glaciaciones). En suelos más viejos y menos fértiles, los árboles crecen demasiado lento para que la silvicultura sea rentable, mientras que en zonas con una larga estación seca, siempre existe el riesgo de que un incendio forestal destruya los árboles plantados antes de que maduren.
Prácticas sostenibles
La certificación de que un bosque se explota de manera sostenible, como la que ofrecen los sistemas globales Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal (PEFC) o Consejo de Administración Forestal (FSC), ayuda a frenar la deforestación. Esto crea un mercado para productos de bosques gestionados de forma sostenible. Según la FAO, "Una condición indispensable para la gestión forestal sostenible es la demanda de productos producidos de forma sostenible y el deseo de los consumidores de pagar los mayores costos que implican". La certificación busca cambiar de regulaciones a incentivos de mercado para promover la gestión forestal sostenible. Sin embargo, la organización australiana Rainforest Rescue argumenta que los estándares de organizaciones como FSC están demasiado ligados a la industria maderera y no garantizan una gestión forestal sostenible y socialmente responsable. Afirman que los sistemas de seguimiento de las certificaciones son inadecuados y que se han documentado varios casos de fraude.
Algunas naciones han tomado medidas para aumentar el número de árboles en la Tierra. En 1981, China creó el día nacional de plantación de árboles. En la década de 2000, la cobertura forestal alcanzó el 16,55% del territorio, mientras que en la década de 1990 era solo del 12%.
Usar bambú como leña, que no es un árbol sino una hierba, produce una combustión más limpia que la madera de árbol. Además, como el bambú madura mucho más rápido que la madera, se reduce la deforestación porque el suministro se puede reponer más rápidamente.
Reforestación
La reforestación es una actividad de la silvicultura que busca repoblar zonas que fueron deforestadas en el pasado (generalmente se consideran los últimos 50 años). Por extensión, también se llama reforestación, aunque sería más correcto el término forestación, a la plantación masiva de árboles en áreas donde no existieron, al menos en tiempos históricos recientes (igualmente, unos 50 años). También se llama reforestación al conjunto de técnicas necesarias para crear un bosque, formado por especies leñosas.
En muchas partes del mundo, especialmente en el este de Asia, la reforestación y la forestación están aumentando las áreas boscosas. La cantidad de bosque ha crecido en 22 de las 50 naciones con más bosques del mundo. Asia, en conjunto, ganó un millón de hectáreas de bosque entre 2000 y 2005. Asimismo, el bosque tropical en El Salvador creció más del 20% entre 1992 y 2001. Basándose en estas tendencias, un estudio estima que la superficie forestal mundial en 2050 será un 10% —una superficie del tamaño de la India— superior a la de 2006.
En China, donde se han destruido bosques a gran escala, era una obligación legal para cada ciudadano capacitado, entre 11 y 60 años, plantar de 3 a 5 árboles anualmente, o hacer un trabajo equivalente en otros servicios forestales. El Gobierno chino sostiene que, desde 1982, se ha plantado al menos mil millones de árboles cada año y se han recuperado anualmente 50.000 km² de superficie forestal. En 2016, esta obligación ya no está vigente, pero cada 12 de marzo en China es el día de la plantación. Además, está en marcha el proyecto Gran Muralla Verde de China que, plantando árboles, busca frenar la expansión del desierto de Gobi. Aunque debido al alto porcentaje de árboles que mueren después de plantarlos (hasta el 75%), el proyecto no está teniendo mucho éxito, la superficie forestal en el norte del país ha pasado del 5 al 12,4%. En China, la superficie forestal ha aumentado 47 millones de hectáreas desde la década de 1970. El número total de árboles en 2001 se estimaba en 35 mil millones. Otra propuesta ambiciosa para China es el sistema aéreo de reforestación y control de la erosión.
En África, con un nombre similar, la Gran Muralla Verde de África, se está llevando a cabo otra iniciativa para contener el desierto (el Sahara en este caso) mediante la plantación de árboles. Se ha propuesto usar invernaderos de agua marina.
En los países occidentales, la creciente demanda de los consumidores por productos forestales cultivados y cosechados de forma sostenible está haciendo que los propietarios de bosques y la industria maderera sean cada vez más responsables de sus prácticas de gestión forestal y tala.
El programa de rescate de la selva de la Arbor Day Foundation en Norteamérica usa sus donaciones para comprar y preservar selvas antes de que las puedan adquirir compañías madereras. Esta fundación protege así las tierras de la deforestación. También protege el modo de vida de las tribus que las habitan. Otras organizaciones como Cool Earth, Community Forestry International, The Nature Conservancy, WWF/Adena, Conservation International, African Conservation Foundation y Greenpeace también se centran en preservar los hábitats forestales. En particular, Greenpeace ha identificado los bosques aún intactos y ha publicado esta información en Internet. Por su parte, el Instituto de Recursos Mundial ha trazado un mapa temático más simple donde se muestran los bosques hacia el año 6000 a.C. y a principios del siglo XXI (mucho más reducidos). Estos mapas muestran la cantidad de reforestación necesaria para reparar el daño causado por la humanidad.
Plantaciones de árboles
Para satisfacer la demanda mundial de madera, los expertos Botkins y Sedjo proponen plantaciones de árboles de alto rendimiento. Se ha calculado que plantaciones que produzcan 10 m³ (metros cúbicos) de madera por hectárea anualmente podrían suministrar toda la madera que demanda el comercio internacional usando solo el 5% del área forestal actual. Los bosques naturales solo producen entre 1 y 2 m³ por hectárea, por lo que se necesitaría de 5 a 10 veces más terreno para satisfacer la demanda. El ingeniero forestal Chad Olivier propone un mosaico de bosques de alto rendimiento mezclados con tierras protegidas.
Los bosques plantados en el mundo aumentaron del 4,1% al 7,0% de la superficie forestal total entre 1990 y 2015. En 2015, sumaban 280 millones de hectáreas, un aumento de unos 40 millones de hectáreas desde 2010. El 18% de estos 280 millones son especies no nativas, mientras que el resto son nativas del país donde se plantaron. En el este y sur de África, Sudamérica y Oceanía, los bosques plantados son principalmente de especies no nativas: 65%, 88% y 75% respectivamente. En Norteamérica, Asia central y occidental, y Europa, las proporciones de especies no nativas son mucho menores: 1%, 3% y 8% del área total plantada respectivamente.
En Senegal, en la costa oeste de África, un movimiento liderado por jóvenes ha ayudado a plantar más de seis millones de árboles de manglar. Estos árboles protegerán las aldeas de las tormentas y proporcionarán un hogar para la fauna y flora local. El proyecto comenzó en 2008 y en 2010 ya se pidió al Gobierno senegalés que protegiera los nuevos manglares.
Galería de imágenes
Véase también
- Degradación forestal
- Deuda de extinción
- Impacto ambiental de la agricultura
- Conservación ambiental
- Forestación
- Reforestación
- Vegetación