Antonio Canova para niños
Datos para niños Antonio Canova |
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![]() Canova por John Jackson, 1819-20.
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Información personal | ||
Nacimiento | 1 de noviembre de 1757 Possagno, ![]() |
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Fallecimiento | 13 de octubre de 1822 Venecia, ![]() |
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Sepultura | Possagno, Italia | |
Nacionalidad | Italia | |
Educación | ||
Educado en | Accademia di Belle Arti di Venezia | |
Alumno de | Giuseppe Bernardi | |
Información profesional | ||
Área | Escultor; pintor | |
Movimiento | Neoclasicismo | |
Géneros | Arte figurativo, desnudo, escultura, alegoría, figura, pintura mitológica, retrato, arte religioso y animalística | |
Obras notables |
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Antonio Canova (nacido en Possagno, República de Venecia, el 1 de noviembre de 1757, y fallecido en Venecia el 13 de octubre de 1822) fue un famoso escultor y pintor italiano. Es considerado uno de los artistas más importantes del Neoclasicismo, un estilo artístico que se inspiró en el arte de la Antigua Grecia y Antigua Roma.
Sus obras fueron tan admiradas que sus contemporáneos las compararon con las mejores esculturas de la antigüedad. Muchos lo consideraron el mejor escultor de Europa desde Bernini. Canova ayudó a establecer el estilo neoclásico, al igual que el teórico Johann Joachim Winckelmann y el pintor Jacques-Louis David. Aunque no tuvo alumnos directos, su influencia se extendió por toda Europa y fue una referencia para los escultores del academicismo durante el siglo XIX. Después de un tiempo en el que su obra fue menos valorada, su prestigio volvió a crecer a mediados del siglo XX.
Canova también se interesó mucho por la arqueología y coleccionaba antigüedades. Se esforzó para que el arte italiano, tanto antiguo como moderno, no fuera vendido a colecciones de otros países. Fue visto como un ejemplo de excelencia artística y de buena conducta personal. Además, apoyó a muchos artistas jóvenes. Fue director de la Academia de San Lucas en Roma e inspector general de Antigüedades y Bellas Artes de los Estados Pontificios. Recibió varios premios y el papa Pío VII le dio el título de marqués de Ischia.
Contenido
Antonio Canova: El Maestro Escultor Neoclásico
¿Quién fue Antonio Canova?
Antonio Canova nació en Possagno, un pequeño pueblo en las colinas de Asolo, en la República de Venecia. Cuando tenía tres años, su padre falleció, y un año después, su madre se volvió a casar. Antonio quedó al cuidado de su abuelo paterno, quien también era escultor. Su abuelo fue el primero en notar su talento y lo introdujo en el mundo del dibujo y la escultura. Antonio mantuvo una buena relación con su hermanastro, Giovanni Battista Sartori, quien más tarde sería su secretario.
Los Primeros Pasos de Canova en el Arte
Desde muy joven, Antonio pasó tiempo en talleres de arte, mostrando una gran habilidad para la escultura. Con solo nueve años, ya había creado dos pequeños relicarios de mármol que aún existen. Su abuelo, que recibía el apoyo de la rica familia Falier de Venecia, presentó al joven Antonio al senador Giovanni Falier, quien se convirtió en su protector.
Gracias a este apoyo, a los trece años, Antonio empezó a estudiar con Giuseppe Bernardi, uno de los escultores más importantes de su época en el Véneto. Sus estudios se complementaron con el acceso a grandes colecciones de esculturas antiguas, como las de la Galería de la Academia de Venecia y la del coleccionista Filippo Farsetti. Esto le permitió conocer a clientes adinerados.
Sus primeras obras fueron muy elogiadas por su habilidad. Cuando Canova tenía 16 años, su maestro falleció, y Antonio trabajó un año más con el sobrino de Bernardi, Giovanni Ferrari. Una copia en terracota que hizo de los famosos Luchadores de la Galería de los Uffizi le valió el segundo premio de la Academia.
Su protector le encargó dos grandes estatuas de tamaño real: Orfeo y Eurídice. Estas obras se exhibieron en la plaza de San Marcos y fueron muy admiradas. Un miembro de la importante familia Grimaldi le encargó una copia, que hoy se encuentra en el Museo del Hermitage en San Petersburgo. Durante su estancia en Venecia hasta 1779, Canova esculpió muchas obras, incluyendo un Apolo que donó a la Academia cuando fue elegido miembro, y el grupo Dédalo e Ícaro. Su estilo en ese momento combinaba elementos del rococó con un naturalismo veneciano y una tendencia a la idealización que había aprendido de los clásicos.
De Venecia a la Fama en Roma
A finales de 1779, Canova se mudó a Roma para perfeccionar su arte, visitando Bolonia y Florencia en el camino. Roma era entonces el centro cultural más importante de Europa, lleno de monumentos antiguos y grandes colecciones. Era el lugar ideal para estudiar el arte clásico y el Neoclasicismo estaba en su apogeo.
Antes de partir, sus amigos le consiguieron una ayuda económica anual. También obtuvo cartas de presentación para el embajador de Venecia en Roma, el Cavalier Girolamo Zulian, quien lo recibió con gran amabilidad. El embajador organizó la primera exposición pública de una obra de Canova en su propia casa: una copia del grupo Dédalo e Ícaro que había traído de Venecia. La obra fue muy admirada. A través del embajador Zulian, Canova conoció a importantes intelectuales y coleccionistas, como el arqueólogo Gavin Hamilton y el historiador Johann Joachim Winckelmann, uno de los principales impulsores del Neoclasicismo.
En Roma, Canova pudo estudiar a fondo las obras antiguas más importantes. Su primera obra creada en Roma, con el apoyo del embajador Zulian, fue Teseo y el Minotauro (1781), que fue recibida con gran entusiasmo. Luego, realizó una pequeña escultura de Apolo coronándose a sí mismo (1781-1782) y una estatua de Psique (1793). También recibió el apoyo del grabador Giovanni Volpato, quien le abrió puertas importantes, incluso en el Vaticano.
Su siguiente encargo fue un monumento funerario para el papa Clemente XIV en la basílica de San Pedro. Canova pidió permiso al Senado de Venecia antes de aceptarlo. Una vez concedido, cerró su taller en Venecia y abrió uno nuevo en Roma. Dedicó dos años a crear el modelo y otros dos a ejecutar la obra, que se inauguró en 1787 y recibió grandes elogios. Durante este tiempo, también hizo bajorrelieves en terracota y una estatua de Psiquis. Pasó más de cinco años preparando un cenotafio (un monumento funerario para alguien enterrado en otro lugar) para el papa Clemente XIII, entregado en 1792, lo que le dio aún más fama.
Reconocimiento y Últimos Años
En los años siguientes, Canova trabajó intensamente, creando muchas obras nuevas, incluyendo varios grupos de Eros y Psique. Recibió una invitación para trabajar en la corte rusa, pero la rechazó por su fuerte conexión con Italia. Otras obras destacadas de este período fueron Venus y Adonis, Hércules y Lichas, una estatua de Hebe y una primera versión de la Magdalena penitente. Sin embargo, tanto trabajo afectó su salud.
Cansado y debido a la ocupación francesa de Roma en 1798, se retiró a su ciudad natal, Possagno, donde se dedicó a la pintura al óleo. Luego, viajó por Alemania y Austria. En Austria, recibió el encargo de un cenotafio para la archiduquesa María Cristina, que se convirtió en una obra majestuosa. También se le pidió que enviara a Viena un grupo de Teseo y el centauro, que originalmente estaba destinado a Milán.
Al regresar a Roma en 1800, creó en pocos meses una de sus obras más aclamadas: Perseo con la cabeza de Medusa (1800-1801), inspirada en el Apolo de Belvedere. Esta obra le valió el título de Caballero del papa. En 1802, Napoleón Bonaparte lo invitó a París para hacerle un retrato a él y a su familia. Canova y Napoleón tuvieron conversaciones muy directas. También conoció a Jacques-Louis David, el pintor neoclásico francés más importante.
El 10 de agosto de 1802, el papa Pío VII nombró a Canova inspector general de Antigüedades y Bellas Artes de los Estados Pontificios, cargo que ocupó hasta su muerte. Este nombramiento reconocía su habilidad para juzgar obras de arte y su interés en preservar las colecciones papales. Entre sus responsabilidades estaba autorizar excavaciones arqueológicas, supervisar restauraciones, comprar y exportar antigüedades, y organizar nuevos museos. Incluso compró 80 piezas antiguas con su propio dinero y las donó a los Museos Vaticanos. Entre 1805 y 1814, decidió sobre las becas para artistas italianos que querían perfeccionarse en Roma. En 1810, fue nombrado presidente de la Academia de San Lucas, la institución artística más importante de Italia en ese momento. Su trabajo administrativo culminó en 1815 con la recuperación de obras de arte que Napoleón había tomado de Italia, incluyendo piezas de Rafael Sanzio, el Apolo de Belvedere, el grupo del Laocoonte y la Venus de Médici.
En el otoño de 1815, Canova cumplió su sueño de viajar a Londres, donde fue muy bien recibido. Su viaje tenía dos objetivos: agradecer al gobierno británico por ayudar a recuperar las obras italianas y conocer los mármoles de Elgin, esculturas del Partenón de Atenas hechas por Fidias. Para él, conocer estas obras fue una revelación y confirmó su idea de que el arte griego era superior en calidad y en su imitación de la naturaleza. Se le pidió su opinión experta sobre la importancia de los mármoles, que Lord Elgin ofrecía a la Corona británica. Canova los elogió mucho, pero se negó a restaurarlos, creyendo que debían permanecer sin cambios como auténticos testimonios del arte griego. Al regresar a Roma en 1816 con las obras devueltas por Francia, el papa le otorgó una pensión y su nombre fue inscrito en el Libro de Oro del Capitolio con el título de marqués de Ischia.
Canova comenzó a trabajar en una estatua monumental de la Religión. Aunque era muy devoto, su idea de instalarla en Roma no se concretó. Finalmente, una versión más pequeña fue hecha en mármol para Lord Brownlow y llevada a Londres. Canova decidió construir un templo en su ciudad natal para albergar la figura original y otras de sus obras, y donde sus restos descansarían. La primera piedra se colocó en 1819. Cada otoño, regresaba para supervisar la obra y animar a los constructores. Sin embargo, el proyecto fue muy costoso, y el artista tuvo que seguir trabajando intensamente a pesar de su edad y sus problemas de salud. De esta etapa son algunas de sus obras más importantes, como el grupo de Marte y Venus para la Corona inglesa, la estatua colosal de Pío VI, una Pietà (solo el modelo) y otra versión de la Magdalena penitente. Su última obra terminada fue un gran busto de su amigo, el conde Cicognara.
En mayo de 1822, visitó Nápoles para supervisar la construcción de un modelo para una estatua ecuestre del rey Fernando I de las Dos Sicilias. El viaje afectó su delicada salud. Aunque se recuperó un poco al volver a Roma, su estado empeoró durante su visita anual a Possagno. Fue trasladado a Venecia, donde falleció tranquilamente. Sus últimas palabras fueron Anima bella e pura (alma hermosa y pura). Sus amigos contaron que su rostro se iluminó, como si estuviera en un estado de éxtasis. La autopsia reveló una enfermedad intestinal. Su funeral, el 25 de octubre de 1822, fue un evento de gran honor en Venecia. Su cuerpo fue enterrado en el Templo Canoviano de Possagno, y su corazón fue depositado en una urna en la Academia de Venecia. Su muerte causó luto en toda Italia. Al año siguiente, se comenzó a construir un cenotafio en la basílica de Santa María dei Frari de Venecia, con un diseño que el propio Canova había creado en 1792 para homenajear al pintor Tiziano.
La Vida Personal de Canova
Según la Memoria Biográfica de su amigo el conde Cicognara, Canova llevó una vida sencilla y una rutina regular. Se levantaba temprano y empezaba a trabajar de inmediato. Tenía una enfermedad crónica de estómago que le causaba fuertes dolores. Parece que tenía una fe religiosa profunda. No era una persona de mucha vida social, aunque era muy solicitado. Prefería recibir a sus amigos en casa por la noche, donde era un anfitrión amable e inteligente. Él decía que sus esculturas eran su única preocupación. Aunque estuvo a punto de casarse dos veces, permaneció soltero toda su vida. Tenía un gran círculo de amigos a quienes quería mucho.
No tuvo alumnos regulares, pero si veía talento en un artista joven, no dudaba en darle consejos y ánimo, a menudo con apoyo económico y ayudándoles a conseguir encargos. Incluso cuando tenía mucho trabajo, dejaba su estudio si otro artista lo llamaba para pedirle opinión o consejo técnico.
Siempre mantuvo un gran entusiasmo por el estudio del arte antiguo y la arqueología. Le gustaba la literatura clásica y leía a menudo. Incluso tenía la costumbre de que alguien le leyera mientras trabajaba, considerando la lectura de buenos autores esencial para su desarrollo personal y artístico. Aunque no fue escritor, mantuvo una gran cantidad de cartas con amigos e intelectuales, mostrando un estilo claro y espontáneo. En una carta de 1812, mencionó que quería publicar algo sobre los principios de su arte, pero nunca lo hizo. Sin embargo, muchas de sus ideas fueron registradas por sus colaboradores y se hicieron públicas más tarde.
Parecía inmune a los celos y las críticas, y nunca le molestó el éxito de otros. Al contrario, elogiaba el trabajo de sus colegas y agradecía los consejos o críticas justas. Cuando una crítica negativa apareció en un periódico de Nápoles, disuadió a sus amigos de responder, diciendo que su trabajo daría la respuesta adecuada.
La relación de Canova con la política de su tiempo se ve en las obras que hizo para la Casa de Austria y la Casa de Bonaparte. Los deseos de los gobernantes de ser glorificados a veces chocaban con el deseo de Canova de mantener una postura neutral. Algunas de sus obras fueron rechazadas o criticadas por no ajustarse a los deseos de sus clientes, como el grupo de Hércules y Licas (1795), rechazado por el emperador de Austria, y el retrato alegórico de Napoleón como Marte pacificador. Su opinión sobre Napoleón era compleja: lo admiraba y aceptó encargos de su familia, pero también lo criticaba por la invasión de Italia y la confiscación de obras de arte.
Valoraba el éxito de sus obras, pero la fama personal nunca fue su objetivo principal. A pesar de ser uno de los artistas más famosos de su tiempo, recibir muchas condecoraciones y la protección de nobles, y ser nombrado para altos cargos públicos y miembro de academias de arte sin haberlo solicitado, gastó gran parte de su fortuna en obras de caridad, en promover asociaciones y en apoyar a jóvenes artistas. A menudo compraba obras de arte con su propio dinero para museos públicos y colecciones de libros para bibliotecas, haciendo sus donaciones de forma anónima.
Su fascinación por la antigüedad clásica lo llevó a coleccionar muchas piezas arqueológicas de mármol y terracota. Su colección de placas de terracota de la Campania era especialmente interesante. Estas piezas, muchas de ellas completas y de alta calidad, mostraban su conocimiento de las tendencias museológicas de su tiempo. Su interés en la arcilla se debía a que la usaba para crear modelos de sus obras en mármol, ya que era más fácil de trabajar que el yeso. También la usaba para preparar relieves que él llamaba "recreaciones privadas", donde representaba escenas inspiradas en las lecturas de Homero, Virgilio y Platón.
La Obra de Antonio Canova
La producción artística de Canova es muy extensa. En esculturas de gran tamaño, dejó unos 50 bustos, 40 estatuas y más de una docena de grupos, además de monumentos funerarios y numerosos modelos en arcilla y yeso. Algunas de estas piezas nunca llegaron a ser transferidas a mármol, siendo así únicas. También realizó obras más pequeñas como placas y medallones en relieve, pinturas y dibujos.
El Estilo Neoclásico de Canova
El Neoclasicismo fue un movimiento artístico y filosófico que se extendió por Europa y América entre mediados del siglo XVIII y mediados del siglo XIX. Surgió como una reacción contra el estilo Rococó, que se consideraba demasiado decorativo. El Neoclasicismo se inspiró en el clasicismo grecorromano, adoptando principios como el orden, la claridad, la sencillez, la razón y el equilibrio, con un propósito moral.
Este cambio se apoyó en dos ideas principales:
- Los ideales de la Ilustración, que promovían la razón, combatían la superstición y buscaban el mejoramiento personal y el progreso social.
- Un creciente interés científico por el arte y cultura clásica que llevó a excavaciones arqueológicas, la creación de importantes colecciones públicas y privadas, y la publicación de estudios sobre el arte antiguo.
La publicación de informes detallados e ilustrados de expediciones arqueológicas, como la de Anne Claude de Caylus, Recueil d'antiquités égyptiennes, étrusques, grecques et romaines, contribuyó a educar al público y a ampliar su visión del pasado, fomentando una nueva pasión por todo lo antiguo.
Aunque el arte clásico ya se valoraba desde el Renacimiento, ahora el interés se basaba en métodos más científicos y sistemáticos. Gracias a estos descubrimientos, fue posible establecer por primera vez una cronología del arte grecorromano, distinguiendo lo propio de cada cultura. Esto despertó un interés en la tradición puramente griega, que había estado opacada por el patrimonio romano. Johann Joachim Winckelmann, el principal teórico del Neoclasicismo, elogió la escultura griega, viéndola como un ejemplo de "noble sencillez y serena grandiosidad". Animó a los artistas a imitarla para restaurar un arte idealista. Sus escritos tuvieron un gran impacto, llevando a los artistas a usar la historia, la literatura y la mitología antiguas como inspiración.
Al mismo tiempo, otras culturas y estilos antiguos, como el gótico, también estaban siendo revalorizados. Los principios neoclásicos se compartían en gran medida con el romanticismo, creando una mezcla de influencias. El movimiento también tenía un trasfondo político, ya que la inspiración neoclásica venía de la cultura griega y su democracia, y la romana con su república, asociadas a valores como el honor, el deber, el heroísmo y el patriotismo. Sin embargo, el Neoclasicismo también se convirtió en un estilo usado por monarcas y príncipes para glorificarse a sí mismos o decorar sus palacios. Fue adoptado por las academias de arte, consolidando un sistema educativo que apoyaba los principios éticos y estéticos de la Antigüedad clásica.
¿Cómo desarrolló Canova su estilo?
El arte de Canova, surgido en este ambiente, puede considerarse un ejemplo perfecto del Neoclasicismo. Canova desarrolló lentamente su comprensión del arte antiguo, con la ayuda de estudiosos como Gavin Hamilton y Quatremere de Quincy. Ellos le ayudaron a ir más allá de la simple copia y a crear su propia interpretación original de los clásicos. Aunque veneraba a maestros antiguos como Fidias y Policleto, para él, el estudio directo de la naturaleza y la originalidad eran fundamentales para crear una verdadera "belleza natural", como la que se encuentra en la escultura griega clásica. Su amplio conocimiento de la iconografía clásica le permitía eliminar elementos innecesarios para crear una obra que recordaba la antigüedad, pero con nuevos significados.
La sensualidad sutil y elevada de sus figuras femeninas siempre fue admirada, y se le llegó a llamar "el escultor de Venus y las Gracias". Esto es cierto solo en parte, dada la fuerza y virilidad de sus obras heroicas y monumentales. Según Giulio Argan, Canova transformaba la sensación en idealismo en el arte, de manera similar a como Kant lo hacía en la filosofía, Goethe en la literatura y Beethoven en la música.
Aunque la crítica moderna ve la obra de Canova como idealista y racional, los relatos de la época muestran que también había un ardor pasional, típicamente romántico. Canova dijo una vez que "nuestros grandes artistas (del pasado) eran maravillosos en la parte del afecto; a lo largo de los años han adquirido un énfasis en el lado de la razón, pero con esto ya no entendían con el corazón". Sus esculturas eran a menudo objeto de admiración. El pulido minucioso de sus composiciones acentuaba la belleza de la obra. El propio Canova, al admirar los mármoles griegos en Londres, los acariciaba, diciendo que eran "verdadera carne". Sin embargo, también declaró que con sus obras no quería "engañar al observador, sabemos que son de mármol —mudo e inmóvil— y si fuesen tomadas como reales, ya no se serían admiradas como obras de arte. Solo deseo estimular la imaginación, y no engañar a la vista". También le gustaba el arte barroco de Rubens y Rembrandt, y después de su primer contacto en su viaje a Alemania, escribió que "las obras más sublimes... poseen en sí mismas la vida y la capacidad de hacer llorar, alegrar y conmover, y esta es la verdadera belleza".
¿Cómo trabajaba Canova?
Canova era un trabajador incansable. Salvo breves descansos, pasaba todo el día en su taller. En su juventud, durante muchos años, tenía la costumbre de no ir a la cama sin antes haber diseñado al menos un nuevo proyecto. Esta dedicación constante explica por qué su obra fue tan abundante.
Para sus esculturas, Canova primero dibujaba su idea en papel. Luego, creaba un prototipo pequeño en arcilla o cera, lo que le permitía corregir la idea original. Después, hacía un modelo en yeso del tamaño exacto de la obra final, con todos los detalles precisos. Para transferir la escultura al mármol, contaba con la ayuda de asistentes que desbastaban el bloque de piedra, acercándose a la forma definitiva usando un sistema de puntos de medición del modelo original. En esta etapa, el maestro retomaba el trabajo hasta su finalización. Este método le permitía trabajar en varias esculturas al mismo tiempo, dejando el trabajo inicial a sus ayudantes y encargándose él mismo de los detalles finales y el pulido. Este pulido sutil y refinado daba a sus obras un brillo especial y un aspecto aterciopelado, lo que era muy elogiado y mostraba su maestría técnica. Sin embargo, esta organización con ayudantes solo fue posible cuando ya era famoso y tenía recursos; gran parte de sus primeros trabajos los hizo completamente él.
En la época de Canova, se descubrió que los griegos usaban color en sus estatuas. Él hizo algunos experimentos en este sentido, pero la reacción negativa del público le impidió seguir, ya que la blancura del mármol se asociaba fuertemente con la pureza idealista del Neoclasicismo. Algunos de sus clientes le pidieron expresamente que no pusiera color en el material. Después del pulido final, Canova solía bañar las estatuas con acqua di rota (el agua donde se lavaban los instrumentos de trabajo) y luego les aplicaba cera para obtener un color suave similar al de la piel.
El acabado personal de las esculturas, con su pulido fino y sus mínimos detalles, era una práctica inusual en su época. La mayoría de los escultores solo hacían el modelo y dejaban la ejecución en piedra a sus ayudantes. Para Canova, este acabado era una parte esencial del efecto que buscaba. Su secretario, Melchor Missirini, escribió que su mayor cualidad era la capacidad de "ablandar la materia, darle suavidad, dulzura y transparencia, y finalmente, aquella claridad que engaña al mármol frío y su seriedad sin ninguna pérdida de la fuerza real de la estatua". Canova mismo dijo: "No hay nada más precioso para mí que el tiempo... sin embargo, cuando estoy terminando un trabajo y cuando se ha finalizado, yo siempre lo retomaría de nuevo... porque la fama no está en la cantidad, sino en pocas y bien hechas; procuro encontrar en la materia un no-se-qué de espiritual que le sirva de alma... tengo que ayudarla con el intelecto y volver noble estas formas con la inspiración, simplemente porque me gustaría que tuvieran una apariencia de vida".
Temas en las Obras de Canova
Canova exploró una amplia variedad de temas, que en conjunto muestran un panorama casi completo de las emociones humanas y los principios morales positivos. Representó la frescura y la inocencia de la juventud en figuras como las "Gracias" y las "Danzarinas", la pasión del amor trágico en el grupo de Orfeo y Eurídice, el amor ideal en el mito de Eros y Psique (representado varias veces), y el amor místico y devocional en las "Magdalenas penitentes". También abordó la muerte en sus tumbas y epitafios, y el heroísmo, la fuerza y la violencia en sus obras de Teseo y Hércules, a menudo de una manera innovadora.
También realizó muchos retratos y escenas alegóricas. Sin embargo, nunca representó vicios, pobreza o fealdad. No era un escultor realista ni estaba interesado en los problemas sociales de su tiempo. Aunque en su vida personal era sensible a las dificultades de la gente, en sus obras artísticas prefería temas que le permitieran expresar su idealismo y su conexión constante con la Antigüedad clásica.
Esculturas de Figuras Femeninas
Canova creó figuras femeninas en decenas de ocasiones, tanto en esculturas individuales como en grupos y bajorrelieves. El grupo de Las tres Gracias, hecho para la emperatriz Josefina, es una de sus creaciones más famosas. Muestra sus ideas sobre la feminidad y su habilidad para esculpir el cuerpo femenino en movimiento. Este grupo refuta la idea de que Canova abordaba lo femenino con frialdad. Para Judith Carmel-Arthur, este grupo no es impersonal y muestra su destreza y originalidad al entrelazar los cuerpos con gran fluidez y sensibilidad, logrando una armonía basada en el contraste de formas, los efectos sutiles de luz y sombra, y la expresión de una belleza elevada.
La Venus itálica, creada para reemplazar la Venus de Médici que había sido llevada a Francia en 1802, fue un éxito inmediato. El poeta Ugo Foscolo la describió con gran admiración, diciendo que si la Venus de Médici era una diosa bellísima, la de Canova era una mujer bellísima que acercaba el paraíso a este mundo. La Venus itálica se hizo tan popular que Canova esculpió otras dos versiones, y se hicieron cientos de copias más pequeñas para los turistas, convirtiéndose en una de las estatuas más reproducidas de todos los tiempos.
También es notable la Magdalena penitente (1794-1796), que existe en dos versiones principales y muchas copias. Fue muy elogiada por Quatremere de Quincy como una representación del arrepentimiento cristiano. Sin embargo, causó cierta controversia en el Salón de París en 1808. George Sand escribió irónicamente años después, preguntándose por qué lloraba la mujer. Erika Naginski sugirió que la obra no representa un idealismo canoviano, sino una estética burguesa y sentimental del arte a principios del siglo XIX. En cualquier caso, la posición de rodillas era casi inexistente en la escultura, y Canova fue pionero en establecer esta tipología para representar la melancolía, influyendo en artistas posteriores como Auguste Rodin.
Esculturas de Héroes
La representación de figuras heroicas sin ropa se estableció en la antigüedad clásica, cuando las competiciones atléticas celebraban el cuerpo humano, especialmente el masculino. Los atletas competían sin ropa, y los griegos los veían como ejemplos de lo mejor de la humanidad, asociando la representación del cuerpo con la gloria, el triunfo y la excelencia moral. Estas representaciones eran ideales, no retratos, y buscaban un concepto general de belleza, juventud, fuerza, equilibrio y armonía entre mente y cuerpo. En otras culturas antiguas, la representación del cuerpo sin ropa a menudo era un signo de debilidad o deshonra.
Cuando el cristianismo se convirtió en la cultura dominante en Occidente, la representación del cuerpo sin ropa se volvió un tabú. En el arte medieval, las imágenes de cuerpos sin ropa son muy raras, excepto en Adán y Eva, donde su desnudez simbolizaba su caída en el pecado. La revalorización de la cultura clásica en el Renacimiento trajo de nuevo el interés por el cuerpo humano y las figuras sin ropa, junto con los mitos antiguos. Desde entonces, la representación del cuerpo ha vuelto a ser un tema para los artistas. Durante el Barroco y el Neoclasicismo, el interés no disminuyó. En el Neoclasicismo, la representación del cuerpo sin ropa se volvió omnipresente en el arte occidental, pero generalmente se reservaba para temas mitológicos, considerándose inapropiado para personas vivas.
La primera gran obra heroica de Canova fue el grupo de Teseo y el Minotauro (c. 1781). Canova cambió la idea tradicional de representarlos en combate y, con el consejo de Gavin Hamilton, dibujó una imagen estática. La escena que Canova concibió, con el héroe ya victorioso, sentado sobre el cuerpo del monstruo, nunca había sido representada antes. La composición fue un éxito inmediato y le abrió las puertas al mecenazgo romano.
El grupo de Hércules y Licas (1795-1815) fue creado para Onorato Gaetani. Sin embargo, la caída de los Borbones interrumpió el encargo. Canova buscó un nuevo cliente para la versión en mármol. Finalmente, la obra fue vendida al banquero romano Giovanni Torlonia y expuesta en su palacio con gran éxito.
Quizás su composición más famosa en el género heroico fue Perseo con la cabeza de Medusa, diseñada alrededor de 1790 y esculpida rápidamente entre 1800 y 1801. Se inspiró en el Apolo del Belvedere, una obra cumbre del arte griego clásico. El héroe no está en combate, sino en un triunfo sereno, relajado después de la lucha con la Medusa. Esta obra expresa dos ideas psicológicas opuestas: la "ira que disminuye" y la "satisfacción que nace". Fue reconocida como una obra maestra. Años más tarde, cuando Napoleón se llevó el Apolo a Francia, el papa Pío VII adquirió la obra de Canova para reemplazarlo, instalándola en el mismo pedestal. Por eso, la estatua de Canova recibió el apodo de "El Consolador". Existe una segunda versión en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
La última gran composición heroica de Canova fue el grupo de Teseo vencedor del centauro (1805-1819), una de sus imágenes más intensas. Fue un encargo de Napoleón Bonaparte para Milán, pero fue adquirida por el emperador de Austria y llevada a Viena. Un viajero inglés que la vio sin terminar, dijo que era la respuesta para quienes tildaban a Canova de ser solo un maestro de lo "elegante y suave". El grupo tiene una forma piramidal, con la fuerte diagonal del cuerpo del héroe a punto de vencer al centauro. La anatomía del centauro es muy detallada. También son notables las estatuas de Palamedes, Paris, Héctor y Áyax.
Psique y Eros
Canova representó la figura de Psique varias veces, sola o junto a su compañero mitológico Eros. Entre las más notables está el grupo de Psique reanimada por el beso del amor (1793), que se encuentra en el Museo del Louvre (y una segunda versión en el Museo del Hermitage). Este grupo se aleja de los modelos clásicos y de las representaciones comunes del siglo XVIII. La obra fue encargada en 1787, y la escena captura el momento en que Eros revive a Psique con un beso. Para Honour y Fleming, este grupo es significativo porque ofrece una imagen idealizada y humana del amor. Las grandes superficies y el sorprendente grosor de las alas de Eros, los puntos de apoyo bien elegidos, y el elegante entrelazado de las formas corporales, que parecen tan naturales, esconden una notable habilidad técnica y un profundo conocimiento del artista sobre las capacidades expresivas del cuerpo humano.
Retratos Alegóricos
Parte de sus encargos oficiales fueron estatuas que combinaban el retrato con una imagen alegórica. Esto era común para representar a figuras públicas importantes, asociándolas con el aura mítica de la antigua iconografía. Aunque a menudo tuvieron éxito, algunos fueron criticados. Por ejemplo, el retrato colosal de tres metros de altura de Napoleón como Marte pacificador (mármol, 1802-1806 y otra versión en bronce de 1807). Aunque usaba elementos clásicos, como el Doríforo de Policleto, fue demasiado innovador al representar a Napoleón sin ropa, lo cual era aceptable para figuras mitológicas, pero no para personas vivas. Napoleón le había dado total libertad para trabajar, pero la decisión de Canova de representarlo de esta manera fue polémica. La estatua se exhibió en el Museo del Louvre hasta 1816, cuando fue llevada a Londres y regalada a Arthur Wellesley primer duque de Wellington, y hoy se exhibe en su mansión, Apsley House. Una copia en bronce (1811) se encuentra en la Pinacoteca de Brera, Milán.
El retrato de George Washington para el gobierno de Carolina del Norte en los Estados Unidos en 1816, lamentablemente se perdió en un incendio. Fue otro ejemplo del uso de modelos clásicos modificados, representándolo como César, vestido con una túnica y armadura antigua, pero sentado escribiendo. La obra también generó controversia, ya que se consideró muy alejada de la realidad republicana de América.
También es notable el retrato que hizo de Paulina Bonaparte como Venus victoriosa (1804 -1808). Canova sugirió inicialmente que fuera representada como Diana, la diosa de la caza, pero ella insistió en ser mostrada como Venus, la diosa del amor. La escultura la presenta reclinada sobre un diván y sosteniendo una manzana en su mano izquierda. Aunque hace referencia al arte antiguo, muestra un naturalismo típico del siglo XIX. Debido a la fama de Paulina, su marido, el príncipe Camillo Borghese, mantuvo la escultura oculta al público, permitiendo su visión solo en raras ocasiones y bajo la tenue luz de una antorcha. La obra fue muy bien recibida y se considera una de las obras maestras de Canova. La obra original se puede ver en la Galería Borghese de Roma.
En cuanto a los retratos convencionales, Canova demostró una gran habilidad para captar las expresiones faciales, pero moderándolas dentro de un estilo formal que recordaba los importantes retratos de la antigua Roma. Recibió numerosos encargos de retratos, muchos más de los que pudo atender.
Monumentos Funerarios
Los monumentos funerarios de Canova son considerados muy innovadores. Abandonó las tradiciones dramáticas del Barroco y se alineó con los ideales de equilibrio, moderación, elegancia y reposo del Neoclasicismo. Sus diseños originales combinaban representaciones sobrias e idealistas de la figura humana con audaces ideas arquitectónicas. Entre sus obras más significativas en este género se encuentran los cenotafios papales y el que diseñó para Tiziano, que finalmente fue construido para él mismo después de su muerte. De todos ellos, el más destacado es el Monumento fúnebre de María Cristina de Austria (1798-1805), que sorprendió mucho a sus clientes, la Casa Imperial austriaca.
Su forma piramidal y la presencia de figuras anónimas que representan diferentes etapas de la vida, sin ser retratos ni alegorías, se diferenciaban radicalmente de los modelos funerarios de la época. La imagen de la persona fallecida solo aparece en un medallón sobre la entrada. Christopher Johns lo interpreta como una declaración deliberadamente apolítica y antipropagandística del autor, en un momento de crisis en Europa por la Revolución Francesa.

Estos monumentos establecieron varios elementos significativos que fueron adoptados por sus sucesores. En todos ellos aparecen figuras similares, como el genio con la antorcha invertida y apagada (simbolizando el fin de la vida), el león alado dormido (esperando la resurrección), mujeres que lloran (indicando luto), figuras de diferentes edades (simbolizando la universalidad de la muerte y la brevedad de la vida), y una puerta que conduce a un espacio oscuro (indicando el misterio del más allá). El desfile de figuras solo está presente en los grandes cenotafios de Viena y en el suyo propio, pero algunos elementos aparecen en las tumbas papales y en epitafios más pequeños. Un monumento más pequeño, pero importante para el desarrollo del nacionalismo italiano, fue el creado en 1810 para el poeta Vittorio Alfieri. Se convirtió en un modelo de exaltación del difunto como ejemplo de virtud, representó la primera alegoría de Italia como una entidad política unificada y fue aclamada como un hito de la unificación de Italia. Se encuentra en la Basílica de la Santa Cruz (Florencia).
El último monumento funerario de Canova fue la escultura para el conde Faustino Tadini, la Stele Tadini, conservada en la Academia Tadini en Lovere.
Pintura y Arquitectura
La pintura y la arquitectura fueron actividades secundarias para Canova, pero realizó algunos experimentos. En las últimas décadas del siglo XVIII, comenzó a pintar como pasatiempo privado, completando veintidós obras antes de 1800. Son obras de menor importancia en su producción total, en su mayoría recreaciones de pinturas de la antigua Roma que vio en Pompeya, junto con algunos retratos y otras obras, como un Autorretrato, Las tres gracias bailando y una Lamentación sobre Cristo muerto colocada en el Templo de Possagno.
Proyectó una capilla de estilo palladiano en el pueblo de Crespano del Grappa. Algunos de sus monumentos funerarios tienen importantes elementos arquitectónicos. Su trabajo en este campo culminó con el Templo Canoviano en Possagno, que él diseñó con la ayuda de arquitectos profesionales. La primera piedra se colocó el 11 de julio de 1819. Su estructura se asemeja al Panteón de Roma, pero en una versión más compacta y pequeña, con un pórtico de columnas dóricas que sostiene un frontón clásico y el cuerpo principal del edificio cubierto por una cúpula. También incluye un ábside, ausente en el modelo romano. El templo está situado en lo alto de una colina, dominando Possagno y creando un paisaje impresionante. Es en este templo donde se encuentra el cuerpo del artista enterrado.
Galería de imágenes
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Orfeo (c.1777) Museo del Hermitage.
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Retrato de Pío VII, protector de Canova. Museo Chiaramonti
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Náyade en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
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El cenotafio de Canova en Venecia.
Véase también
En inglés: Antonio Canova Facts for Kids