robot de la enciclopedia para niños

Historia de los judíos en Italia para niños

Enciclopedia para niños

La historia de los judíos en Italia es muy antigua, siendo la comunidad judía más antigua de Europa occidental. Su presencia en la península italiana comenzó mucho antes de la época cristiana, durante el Imperio Romano. A lo largo de los siglos, esta comunidad ha continuado existiendo a pesar de momentos difíciles de persecución y expulsiones hasta el siglo XX.

Datos para niños
Estrella de David Judíos en Italia Bandera de Italia
יהדות איטליה (en hebreo)
Ebrei italiani (en italiano)
Great Synagogue of Rome.jpg
Gran Sinagoga de Roma
Población censal 23.901 (2014)
Población estimada 45.000
Cultura
Idiomas italiano, hebreo
Religiones judaísmo
Principales asentamientos
20.000 Roma - Bandera de Lacio Lacio
12.000 Milán - Bandera de Lombardía Lombardía

Los judíos en Roma durante la antigüedad

¿Cómo llegaron los judíos a Roma?

Archivo:Arch of Titus Menorah 22
Representación del triunfo romano celebrando el Saqueo de Jerusalén en el Arco de Tito en Roma. La procesión presenta la Menorá y otros vasos tomados del Segundo Templo.

Según un antiguo libro judío, el Primer Libro de los Macabeos, Judas Macabeo envió representantes al Senado romano en el año 161 a.C. para formar una alianza. Otros líderes judíos hicieron lo mismo más tarde. Es probable que los judíos, muchos de ellos comerciantes de la gran comunidad de Alejandría, ya vivieran en Roma antes del 139 a.C.

La comunidad judía de Roma creció mucho cuando Pompeyo llevó prisioneros judíos después de conquistar Jerusalén en el 63 a.C. Estos prisioneros fueron liberados rápidamente y la comunidad prosperó bajo el Imperio romano.

¿Cómo vivían los judíos en la antigua Roma?

En el año 59 a.C., los judíos ya eran numerosos en Roma. El orador romano Cicerón habló de ellos, mostrando que eran una fuerza importante en la ciudad. La mayoría de los judíos en Roma hablaban griego y muchos eran pobres. Habían llegado como comerciantes o como esclavos.

Los romanos veían a los judíos como personas con costumbres religiosas diferentes, pero no existía el odio hacia los judíos como se conoció más tarde. Respetaban la antigüedad de su religión y la fama de su Segundo Templo en Jerusalén. Julio César fue amigo de los judíos y les dio un estatus especial que les permitía tener cierta autonomía y no pagar algunos impuestos. Este estatus duró hasta la llegada de los emperadores cristianos.

El emperador Augusto también fue favorable a los judíos. Se dice que vivían en el barrio de Trastévere y asistían a sus sinagogas los sábados. Sin embargo, la situación de los judíos en Roma e Italia cambió a veces, con algunas expulsiones bajo los emperadores Tiberio y Claudio.

Se calcula que entre 30.000 y 40.000 judíos vivían en Roma en el siglo I. Esto se sabe por el tamaño de sus cinco catacumbas y las doce sinagogas que existían. Los escritos en las tumbas muestran que la mayoría hablaba griego y que la comunidad estaba bien organizada. Vivían principalmente del comercio, y aunque muchos eran pobres, algunos comerciantes eran ricos. También había artesanos, pintores, actores y poetas judíos.

Desde el siglo II, la presencia de judíos se extendió a otras ciudades costeras del sur de Italia. En Roma, la comunidad estaba dirigida por líderes llamados "arcontes". Los judíos de la Roma precristiana intentaron que muchos romanos se unieran a su fe, y un número creciente de personas adoptaron algunas de sus prácticas y creencias.

De la caída del Imperio Romano hasta 1492

Nuevos asentamientos y desarrollo

Desde el siglo VII hasta el siglo X, las ciudades marítimas italianas eran importantes para los comerciantes judíos. Se cree que las primeras comunidades judías prósperas en Alemania se fundaron con la ayuda de una familia judía de Lucca, en la Toscana. Esto muestra la importancia de las comunidades judías italianas.

Al mismo tiempo, comerciantes judíos de los Balcanes se establecieron en la región del Véneto. En el siglo XI, se crearon importantes escuelas judías en esta zona, atrayendo a estudiantes de Grecia.

En el siglo IX, los árabes conquistaron Sicilia, donde también se establecieron judíos. Allí, y en el sur de Italia, floreció una vida intelectual judía.

Cambios bajo el reino ostrogodo

Cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano en el año 313, la situación de los judíos en Italia empeoró. Se crearon leyes que los oprimían. Sin embargo, bajo el gobierno de Teodorico el Grande (493-526), había comunidades judías prósperas en varias ciudades. Los líderes de la Iglesia de esa época no eran muy hostiles, y los judíos incluso ayudaron a defender la ciudad de Nápoles contra las fuerzas del Imperio Bizantino.

Después de un tiempo, la mayor parte de Italia fue dominada por los lombardos (568-774), bajo quienes los judíos vivieron en paz. Los lombardos no crearon leyes especiales contra los judíos, y los líderes de la Iglesia de ese tiempo los protegieron. Esto permitió que los judíos se dedicaran a sus actividades comerciales.

La Edad Media: Prosperidad y desafíos

Hubo algunas expulsiones de comunidades judías, como la de Trani en 1380 y una breve expulsión de Bolonia en 1172. Sin embargo, en general, las leyes contra los judíos a menudo no se aplicaban en Italia. Algunos papas incluso tuvieron médicos judíos.

Época de prosperidad y cultura

Desde el siglo XI hasta el siglo XIII, los judíos prosperaron en el sur de Italia, especialmente bajo el reinado de Federico II de Hohenstaufen (1220-1250), quien les dio el control de la industria de la seda. Este crecimiento económico también trajo un gran desarrollo intelectual. En Roma, Nathan ben Yehiel escribió un importante diccionario de arameo talmúdico. En esta época también se desarrolló el idioma judeo-italiano y el rito italiano, que todavía se usan en las sinagogas de Italia.

Archivo:Messina Giudecca
El barrio judío (Giudecca), Messina, siglo XVI

A mediados del siglo XV, se estima que los judíos estaban establecidos en unas 300 ciudades italianas. La comunidad judía italiana también creció con la llegada de judíos expulsados de Francia en 1306 y 1394. Estos inmigrantes se asentaron en ciudades como Asti y Fossano, donde mantuvieron sus propias costumbres.

En 1437, Cosme de Médici permitió a los financieros judíos abrir un banco en Florencia. Esto llevó a la creación de bancos cristianos para competir.

Este desarrollo también impulsó una gran actividad literaria y religiosa. Italia atrajo a muchos estudiosos judíos, como Immanuel ben Salomon, amigo de Dante Alighieri, que dominaba el hebreo, el italiano y el latín.

La imprenta y los libros judíos

Archivo:Mishnah Torah
Mishné Torá de Maimonides, publicado en Venecia, reedición 1575

Una de las mayores contribuciones de los judíos en Italia fue la impresión de los primeros libros en hebreo y judeo-arameo a partir de la década de 1470. Como a los judíos se les prohibía trabajar en algunas corporaciones en Alemania, muchos impresores judíos alemanes se establecieron en Italia. El primer libro en hebreo se imprimió en 1475, y la primera Biblia hebrea en 1482 en Bolonia. La dinastía Soncino, una famosa familia de impresores, contribuyó a la difusión de la Biblia y el Talmud por toda Europa.

Banca y préstamos

Al principio, había pocos banqueros judíos en Italia. Pero a principios del siglo XIV, esto cambió. Las ciudades italianas necesitaban dinero, y a los cristianos se les prohibía prestar dinero con interés. Los judíos, que a menudo tenían dinero en efectivo por sus actividades comerciales, comenzaron a dedicarse a los préstamos.

Para que una comunidad judía pudiera tener una casa de empeño, necesitaba un contrato con la autoridad de la ciudad. Este contrato fijaba el impuesto anual y la tasa de interés de los préstamos.

El comienzo de las dificultades

Sin embargo, desde finales del siglo XII, los papas comenzaron a mostrarse hostiles hacia los judíos. En 1179, un concilio de la Iglesia prohibió que los cristianos trabajaran para judíos. En 1215, otro concilio ordenó que los judíos usaran una insignia distintiva en su ropa para ser reconocidos.

A mediados del siglo XIII, la Inquisición se estableció en Roma y Milán. Los judíos fueron obligados a asistir a sermones que los invitaban a convertirse al cristianismo.

Con la llegada de la dinastía angevina al poder en Nápoles en 1266, la hostilidad hacia los judíos se extendió al sur de Italia y Sicilia. Hubo acusaciones falsas de asesinato ritual en Trani. Se estima que entre 1266 y 1294, la mitad de la población judía del sur de Italia fue obligada a convertirse.

Empeoramiento de las condiciones bajo Inocencio III

La situación de los judíos en Italia empeoró mucho bajo el papa Inocencio III (1198-1216). Este papa amenazó con castigar a quienes emplearan a judíos en cargos públicos y ordenó que los judíos siempre llevaran una insignia amarilla especial. En 1235, el papa Gregorio IX emitió la primera declaración papal contra las falsas acusaciones de asesinato ritual. Otros papas también lo hicieron más tarde.

Los judíos sufrieron mucho por las persecuciones del antipapa Benedicto XIII. Cuando el papa Martín V fue elegido, los judíos le enviaron una delegación para pedirle que eliminara las leyes opresivas. Tuvieron éxito, pero la libertad duró poco. El siguiente papa, Eugenio IV, volvió a imponer las leyes restrictivas. Sin embargo, en ciudades importantes como Venecia y Florencia, los intereses comerciales eran más importantes, y los judíos, muchos de ellos banqueros y comerciantes, vivieron en mejores condiciones.

Los judíos también eran médicos muy hábiles y apreciados por nobles y gobernantes.

De 1492 a 1848: Expulsiones y guetos

Expulsión de Sicilia y refugiados de España

Archivo:Piero della Francesca - 6. Torture of the Jew (detail) - WGA17530
Trato duro a un judío (detalle), P. della Francesca, Italia, 1452-66.

A finales del siglo XV, había unos 70.000 judíos en Italia. En 1492, cuando los judíos fueron expulsados de España, muchos encontraron refugio en Italia, especialmente en Nápoles, donde el rey Fernando I de Nápoles los protegió. También fueron bien recibidos en Ferrara y la Toscana. Sin embargo, en Roma y Génova sufrieron mucho por el hambre y la pobreza, y algunos se vieron obligados a convertirse al cristianismo.

Los papas desde Alejandro VI hasta Clemente VII fueron tolerantes con los judíos. Alejandro VI dio la bienvenida a los judíos expulsados de España, Portugal y Provenza. Las comunidades judías de Nápoles y Roma recibieron a la mayoría de los refugiados. Sin embargo, Venecia, siguiendo el ejemplo de ciudades alemanas, asignó a los judíos un barrio especial: el gueto.

Expulsión de Nápoles y más dificultades

Archivo:Consolasam samuel usque
El Tratado Portugués "Consolação ás Tribulações de Israel", por Samuel Usque (1553)

La Inquisición intentó establecerse en el reino de Nápoles, que estaba bajo dominio español. Aunque el emperador Carlos V de Habsburgo consideró expulsar a los judíos, la influencia de personas como Benvenida, esposa de Samuel Abravanel, lo retrasó. Sin embargo, en 1533, el decreto de expulsión fue proclamado. Muchos judíos huyeron al Imperio Otomano, a Ancona y a Ferrara.

Después de la muerte del papa Paulo III (1534-1549), que había sido favorable a los judíos, comenzó un período de persecución. Los judíos fueron expulsados de Génova. Algunos judíos que habían sido obligados a convertirse en España y Portugal, llamados marranos, pudieron volver a practicar el judaísmo en Ferrara.

En 1553, el Talmud, un libro sagrado judío, fue quemado en varias ciudades italianas, incluyendo la Plaza de San Marcos en Venecia. En 1555, el papa Marcelo II quiso expulsar a los judíos de Roma por falsas acusaciones, pero se detuvo cuando se descubrió al verdadero culpable.

El papa Paulo IV y los guetos

Archivo:Wormsjews
Judíos con la insignia amarilla: el hombre sostiene un bolso de dinero y bulbos de ajo, son un estereotipo de odio.

El papa Paulo IV confirmó todas las leyes contra los judíos y añadió medidas más duras. La declaración papal Cum nimis absurdum de 1555 creó el Gueto de Roma y exigió el uso de una insignia amarilla. Los judíos fueron obligados a trabajar sin pago en la restauración de los muros de Roma.

Muchos judíos abandonaron Roma y Ancona y se fueron a Ferrara y Pésaro, donde fueron bien recibidos.

Expulsión de los Estados Pontificios

El papa Pío V restauró todas las leyes contra los judíos de sus predecesores. En Lombardía, los judíos fueron oprimidos de muchas maneras. En Cremona y Lodi, sus libros fueron quemados. En 1569, los judíos fueron expulsados de todos los Estados Pontificios, excepto Roma y Ancona. Esta expulsión fue confirmada en 1593 por Clemente VIII. Los judíos que habían sido forzados a convertirse en la península ibérica, llamados marranos, se establecieron en guetos en varias ciudades como Venecia, Padua y Florencia.

En el sur de Italia quedaban pocos judíos. En las comunidades importantes de Roma, Venecia y Mantua no había más de 2.000 judíos. El papa Gregorio XIII prohibió estrictamente a los judíos atender a pacientes cristianos. También hizo que la Inquisición quemara muchos libros judíos.

Se instituyeron sermones especiales para convertir a los judíos, y al menos un tercio de la comunidad judía, incluyendo hombres, mujeres y jóvenes mayores de doce años, estaba obligado a escucharlos. A menudo, estos sermones eran dados por judíos convertidos al cristianismo. Estas duras opresiones obligaron a muchos judíos a abandonar Roma.

En la Iglesia Católica, algunos monjes franciscanos, como Bernardino da Feltre, incitaron a la población contra los judíos, lo que llevó a falsas acusaciones de asesinato ritual, como el caso de Simón de Trento en 1475. Varias decenas de judíos de Trento fueron sometidos a tratos muy duros y perdieron la vida.

En 1474, en la ciudad de Módica en Sicilia, hubo un ataque violento contra el barrio judío, resultando en muchas víctimas.

La persecución contra los judíos continuó durante el siglo XVII. En 1597, Felipe II de España expulsó a los judíos del Ducado de Milán. En 1682, los bancos judíos de Roma fueron cerrados. En 1684, el gueto de Padua fue saqueado.

Sinagogas en los guetos

Archivo:Schola levantina Facciata
Sinagoga española del Gueto de Venecia

Desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, los judíos italianos construyeron muchas sinagogas. Estas sinagogas eran discretas por fuera, apenas distinguibles de las casas vecinas, debido a la vida en el gueto. Eran pequeñas porque las comunidades no eran muy grandes. Sin embargo, por dentro estaban muy ricamente decoradas con arte barroco.

En el gueto de Roma, la falta de espacio llevó a que un solo edificio albergara cinco sinagogas de diferentes tradiciones.

La época napoleónica y la restauración

Bajo la influencia de Napoleón I, los judíos de Italia, al igual que los de Francia, obtuvieron su libertad. El poder de los papas disminuyó, y ya no pudieron crear leyes contra los judíos.

Sin embargo, la libertad de los judíos no duró mucho. Cuando Napoleón cayó, el papa Pío VII recuperó sus territorios y volvió a confinar a los judíos en el gueto. En Roma, se les obligó de nuevo a escuchar sermones para su conversión.

En 1829, se abrió el primer Colegio Rabínico Italiano en Padua, donde se formaron muchos rabinos importantes.

Italia moderna: Desde 1848 hasta la actualidad

Resurgimiento y Unificación de Italia

La opresión medieval no duró mucho. La revolución de 1848 trajo grandes ventajas a los judíos. Aunque el gobierno papal se restauró por un tiempo, las persecuciones y la violencia del pasado disminuyeron.

El último incidente importante contra los judíos en Italia fue el caso Edgardo Mortara en Bolonia en 1858. En 1859, la mayoría de los estados papales se unieron al Reino de Italia. Excepto en Roma, donde la opresión papal duró hasta 1870, los judíos obtuvieron la plena igualdad de derechos. Los judíos participaron activamente en las campañas por la libertad de Italia.

Muchos judíos destacados contribuyeron al nuevo Reino de Italia, como Isaac Maurogonato Pesaro, ministro de finanzas, y Samuele Romanin, un famoso historiador. Los nombres de los soldados judíos que murieron por la libertad de Italia se unieron a los de sus compañeros cristianos en los monumentos.

Odio y discriminación

El papa Juan Pablo II permitió el acceso a archivos secretos del Vaticano, lo que ayudó a los estudiosos a entender mejor el papel de la Iglesia en el aumento del odio hacia los judíos en los siglos siglo XIX y siglo XX. Según algunos estudios, los papas y publicaciones católicas de la época a veces distinguían entre un "buen" y un "mal" odio hacia los judíos. El "mal" odio era el que se dirigía contra los judíos solo por su origen, lo cual se consideraba no cristiano. El "buen" odio, sin embargo, denunciaba supuestas conspiraciones judías para controlar el mundo.

Principios del siglo XX y la Primera Guerra Mundial

A principios del siglo XX, los judíos italianos estaban muy integrados en la sociedad. Ocupaban puestos importantes en el gobierno y la cultura. Luigi Luzzatti, que fue primer ministro en 1910, fue uno de los primeros judíos en el mundo en ser jefe de gobierno sin haberse convertido al cristianismo. Otros judíos importantes fueron Ernesto Nathan, alcalde de Roma, y muchos profesores universitarios, escritores y artistas.

Alrededor de 1890, la comunidad judía en Italia era de unas 45.945 personas.

Soldados judíos en la Primera Guerra Mundial

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la comunidad judía italiana era de unas 35.000 personas. Aproximadamente 5.000 judíos italianos fueron reclutados, y muchos de ellos sirvieron como oficiales debido a su alto nivel educativo. Alrededor de 420 murieron o desaparecieron en combate.

Los judíos italianos vieron la guerra como una forma de consolidar su reconocimiento como ciudadanos. Por primera vez, soldados judíos de diferentes países se encontraron luchando entre sí.

Las organizaciones judías en Italia hicieron todo lo posible para satisfacer las necesidades religiosas de los soldados judíos, proporcionando alimentos especiales y objetos rituales.

Período de entreguerras y la era fascista

En las décadas de 1920 y 1930, los judíos italianos estaban muy presentes en la sociedad. Escritores como Italo Svevo y artistas como Amedeo Modigliani eran figuras destacadas.

La reacción de los judíos italianos al ascenso del fascismo fue variada. Algunos, con fuertes sentimientos nacionalistas, se unieron a Benito Mussolini en la Marcha sobre Roma en 1922. Algunos judíos tuvieron papeles importantes en el Partido Nacional Fascista. Sin embargo, también hubo una presencia importante de judíos en los movimientos antifascistas.

Aunque siempre hubo un componente de odio hacia los judíos en el movimiento fascista, durante muchos años no hubo leyes abiertamente discriminatorias. Los Pactos de Letrán de 1929 limitaron la libertad religiosa en Italia.

Las leyes raciales fascistas

El cambio más drástico ocurrió en 1938, cuando el régimen fascista adoptó una postura racista. Se publicó el Manifiesto de la Raza, que sentó las bases para las leyes raciales fascistas. Estas leyes, firmadas por Benito Mussolini y promulgadas por el rey Vittorio Emanuele III, legitimaron una visión racista de la "cuestión judía".

Estas leyes tuvieron un impacto inmediato y doloroso en la vida de los judíos italianos, quienes hasta entonces habían vivido con igualdad de derechos. La legislación discriminatoria incluía:

  • Prohibición de matrimonios entre italianos y judíos.
  • Prohibición de que los judíos tuvieran trabajadoras domésticas de "raza aria".
  • Prohibición para las administraciones públicas y empresas de tener judíos en su empleo.
  • Prohibición de que judíos extranjeros se mudaran a Italia.
  • Revocación de la ciudadanía italiana a judíos extranjeros que la habían obtenido después de 1919.
  • Prohibición de ejercer ciertas profesiones, como notario y periodista, y limitaciones severas para otras profesiones.
  • Prohibición de matricular a niños judíos en escuelas públicas.
  • Obligación de las comunidades judías de crear escuelas específicas para niños judíos, donde solo maestros judíos podrían trabajar.

Muchos científicos e intelectuales judíos afectados por estas leyes emigraron a otros países, como Estados Unidos y Gran Bretaña. Otros, como Albert Einstein, renunciaron a sus puestos en instituciones científicas italianas.

La Iglesia y las leyes raciales

El papa Pío XI expresó su desacuerdo con el racismo en 1938, diciendo que la humanidad es una sola raza y que el odio hacia los judíos es inaceptable. El Ministerio de Cultura Popular fascista prohibió a los periódicos italianos publicar artículos contra el racismo. Pío XI se sintió avergonzado de ser italiano por esta situación.

Sin embargo, la revista oficial de los jesuitas, La Civiltà Cattolica, adoptó posiciones cercanas al odio hacia los judíos en 1938, aunque intentó diferenciar el racismo fascista del nazismo.

Algunos líderes católicos intentaron encontrar acuerdos con el fascismo, pero muchos otros se declararon abiertamente en contra del racismo. El arzobispo de Milán, el cardenal Schuster, condenó el racismo como una idea peligrosa.

Segunda Guerra Mundial

Italia aliada con la Alemania nazi (1940-1943)

Cuando Italia entró en la guerra en junio de 1940 junto a la Alemania nazi, se crearon campos de internamiento para refugiados judíos extranjeros y para judíos italianos considerados "peligrosos". La vida en estos campos era difícil, pero los internados tenían cierta libertad y podían recibir ayuda.

La organización judía DELASEM (Delegación para la Asistencia de Emigrantes Judíos) ayudó a los refugiados judíos, mejorando sus condiciones de vida en los campos y facilitando la emigración de miles de ellos, lo que los salvó de la persecución.

Durante este período, el régimen fascista y el ejército italiano aplicaron las leyes raciales, pero no contemplaban la eliminación física de los judíos ni su entrega a los alemanes. En 1942 y 1943, los militares italianos se negaron a entregar a los judíos a los nazis en Croacia y Francia.

La ocupación alemana y la República Social Italiana (1943-1945)

Archivo:Holocaust memorial in Rome Jewish ghetto
Memorial del Holocausto en el Gueto de Roma

Con la ocupación alemana de Italia en septiembre de 1943 y la creación de la República Social Italiana, la persecución de los judíos se intensificó. El plan de los nazis era eliminar a toda la población judía en Italia.

Las tropas alemanas se retiraron al sur de Italia, lo que llevó a la liberación de los judíos en los campos de internamiento de esa zona. Sin embargo, para los judíos del centro-norte de Italia, la situación se volvió muy difícil. Hubo masacres, como la de las Masacre de las Fosas Ardeatinas en Roma en 1944, donde 75 de las 335 víctimas eran judíos.

La persecución se centró en el arresto y la deportación de judíos a campos de concentración y trabajo forzado en Europa Central, principalmente Auschwitz. Los alemanes gestionaban el transporte, y las autoridades italianas de la República Social se encargaban de buscar y capturar a los judíos.

Sin embargo, una gran red de solidaridad ayudó a los judíos. DELASEM continuó su trabajo en secreto con el apoyo de personas no judías, incluyendo obispos y conventos. Ciudadanos privados, institutos religiosos y orfanatos abrieron sus puertas a los fugitivos. Se estima que más de 500 italianos no judíos han sido reconocidos por el Instituto Yad Vashem de Israel como Justos entre las Naciones por ayudar a los judíos.

Aproximadamente 7.500 judíos italianos fueron víctimas de la persecución. El 13% de los judíos italianos no sobrevivieron a la guerra.

Después de la guerra, Italia se convirtió en un punto importante para la emigración de miles de judíos que habían sobrevivido a la persecución en Europa Central y querían ir a Eretz Israel.

El período de posguerra

Archivo:Jerusalem - Memorial for italians jews deported
Memorial en Jerusalén que reza:
"Dios recordará bien a los mártires de las comunidades de Italia."
"En memoria de los Judíos deportados de Italia."

Se estima que unos 7.700 judíos italianos perdieron la vida durante la persecución. Después de la guerra, el número de judíos en Italia disminuyó debido a las deportaciones, la emigración y la integración en la sociedad. Sin embargo, la comunidad judía sobreviviente mantuvo su identidad y siguió teniendo un papel importante en la política, la literatura, la ciencia y la industria.

Las comunidades judías italianas se reorganizaron. Se reconstruyeron sinagogas y se abrieron nuevas escuelas judías. Personalidades de origen judío destacaron en la cultura italiana de posguerra, como los escritores Primo Levi y Natalia Ginzburg, y los premios Nobel Emilio Segrè y Rita Levi-Montalcini.

Las relaciones entre judíos y cristianos mejoraron notablemente a partir de la elección del papa Juan XXIII en 1958. La publicación del documento Nostra Aetate en 1965, que condenó el odio hacia los judíos, abrió una nueva etapa en estas relaciones.

En la década de 1970, el número de judíos en Italia aumentó debido a la llegada de judíos de Irán y del norte de África, especialmente de Libia.

En 1982, los judíos italianos sufrieron un grave ataque terrorista en la Sinagoga de Roma, donde un niño de 2 años perdió la vida y 37 personas resultaron heridas.

El 13 de abril de 1986, el papa Juan Pablo II visitó la Gran Sinagoga de Roma, siendo la primera vez en la historia que un papa entraba en una sinagoga. Fue recibido por el Gran Rabino Elio Toaff, y el Papa se refirió a los judíos como "nuestros hermanos favoritos y, en cierto modo, nuestros hermanos mayores".

En los años 90, el interés público por los eventos de la persecución aumentó, gracias a películas como "La lista de Schindler" y "La vida es bella".

Situación en el siglo XXI

Los principales centros del judaísmo italiano hoy en día son Roma y Milán. Las comunidades judías italianas están agrupadas en la UCEI (Unione delle Comunità Ebraiche Italiane). Hay escuelas judías y dos escuelas rabínicas. En 2006, una antigua sinagoga en Trani que había sido transformada en iglesia fue devuelta al culto judío.

La comunidad judía ha sido afectada por ataques terroristas, como el de la sinagoga de Roma en 1982 y otros incidentes.

Las visitas de los papas a la sinagoga de Roma, como las de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Papa Francisco, han sido eventos importantes para la reconciliación entre la Iglesia Católica y la comunidad judía.

La comunidad judía italiana ha disminuido de 26.706 miembros en 1995 a 23.901 en 2014.

Galería de imágenes

Véase también

kids search engine
Historia de los judíos en Italia para Niños. Enciclopedia Kiddle.