Historia de los judíos para niños
La historia del pueblo judío es un viaje fascinante que abarca miles de años. Se trata de la historia de un pueblo, o nación, que desciende de los antiguos hebreos, especialmente de un líder llamado Jacob, a quien la Biblia también nombra "Israel". Esta historia no es solo sobre la religión judía, sino sobre la cultura y las experiencias de este pueblo a lo largo del tiempo.
Ser judío no es solo seguir una religión, sino también una identidad que se ha formado a través de muchos eventos históricos, a menudo interactuando con otras culturas y pueblos.
Después de la destrucción de su Templo en Jerusalén en el año 70 d.C. y la pérdida de su tierra como país independiente, muchos judíos se dispersaron por el mundo. A esta dispersión se le llama Diáspora. Durante casi 2000 años, la mayoría de los judíos vivieron en tierras de otros pueblos. Allí lograron mantener su religión y su identidad colectiva. Se adaptaron a nuevos lugares, pero a menudo vivieron en los márgenes de las sociedades no judías. Experimentaron momentos de tolerancia y de intercambio cultural, pero también enfrentaron la discriminación. A pesar de esto, a menudo tuvieron cierta autonomía como grupo minoritario, especialmente en sus asuntos religiosos y en la organización de sus comunidades.
Con la llegada de grandes cambios en el siglo XVIII, como la Revolución Francesa en 1789, y el surgimiento de las ideas de nación en el siglo XIX, la situación de los judíos cambió. Se debatió sobre su lugar en la sociedad y, aunque todavía no tenían un país propio, la idea de que eran un pueblo fue dando paso a la idea de una nación.
La historia del pueblo judío es la de un grupo que, en su mayoría, ha estado disperso y ha sido minoría en relación con otros grupos humanos con los que ha convivido, al menos desde el siglo I de nuestra era.
Mientras que la historia del pueblo hebreo abarca unos cuatro mil años, la historia del pueblo judío está directamente ligada a él y tiene unos tres mil años. Incluye a cientos de poblaciones diversas en los cinco continentes. En el siglo XXI, fuera del Estado de Israel, la mayoría son poblaciones minoritarias, con culturas diversas y distribuidas en grandes ciudades.
El judaísmo, como otras religiones, ha tenido diferentes corrientes. Pero lo que hace especial al pueblo judío es su distribución por el mundo, manteniendo al mismo tiempo una unidad en sus creencias y valores, que se transmiten a través de su religión y cultura. Los valores tradicionales provienen de su texto sagrado, la Torá.
El libro del Génesis en la Biblia cuenta que la historia del pueblo hebreo comenzó con tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Jacob también es conocido como Israel. En los textos sagrados del judaísmo, "Israel" tiene dos significados: uno es "Am Israel" (el pueblo de Israel), y el otro se refiere a la "Tierra Prometida", que luego se llamó "Eretz Israel" (Tierra de Israel). Para el pueblo judío, "Eretz Israel" se refiere a la nación o país de los descendientes de Jacob. El nombre oficial del Estado de Israel en hebreo es "Medinat Israel", que significa "País de Israel".

Fuera de la Biblia, la Estela de Merenptah, de alrededor del 1208 a.C., menciona por primera vez a los israelitas. Una fuente asiria, el Obelisco Negro del 841 a.C., habla de la victoria de Salmanasar III sobre el Reino de Israel.
A partir del siglo XIX, con movimientos como la Haskalá (Ilustración judía) y la Emancipación judía, la historia del pueblo judío dejó de ser solo la historia de su religión. Una parte importante de los judíos empezó a verse no solo como miembros de una religión, sino también como un pueblo o nación. Esto llevó a que el término "judeidad" se refiriera a su identidad étnica y cultural, además de la religiosa. Así, la historia del pueblo judío incluye a personas religiosas y a personas con diferentes grados de laicidad, que aún se sienten parte de este pueblo.
Contenido
Antigüedad: Los orígenes del pueblo judío
Los primeros tiempos de la historia judía se desarrollan en la región conocida como el Creciente Fértil. Esta área se extiende entre los ríos Nilo, Tigris y Éufrates, en la tierra de Canaán. Era un punto de encuentro de civilizaciones, rodeado por los imperios de Egipto y Babilonia, y por desiertos y montañas. Por allí pasaban antiguas rutas comerciales, lo que permitía la influencia de diversas culturas.
Los judíos de todo el mundo se consideran descendientes de los antiguos israelitas y hebreos, con su origen en el patriarca Abraham. La tradición judía cuenta que los israelitas provienen de los doce hijos de Jacob, quienes se mudaron a Egipto. Allí, sus descendientes formaron doce tribus y fueron esclavizados por un faraón. La liberación de los hijos de Israel de Egipto y los eventos del Éxodo, cuando Moisés los guio hacia la tierra prometida, son momentos clave en la formación del pueblo israelita.
La Biblia hebrea menciona que los israelitas partieron de la ciudad de "Ramesés" hacia Sucot, ciudades que se sitúan en el siglo XIII a.C., durante el reinado de Ramsés II en Egipto. Por eso, se cree que el Éxodo ocurrió alrededor del año 1250 a.C.

La Biblia narra que, después de cuarenta y un años en el desierto, los israelitas llegaron a Canaán y la conquistaron bajo el liderazgo de Josué. Él repartió el territorio entre las doce tribus. Durante un tiempo, el pueblo fue gobernado por jueces, y luego se estableció una monarquía unida. Saúl fue el primer rey de Israel, seguido por David, quien estableció una línea de reyes. Después del reinado de Salomón, en el 928 a.C., la nación se dividió en dos: el Reino de Judá al sur y el Reino de Israel al norte. Unos doscientos años después, el Reino de Israel fue conquistado y sus habitantes deportados, perdiéndose su rastro.
Exilio en Babilonia y el regreso a Judea
Más de un siglo después, el Reino de Judá fue conquistado y el Templo de Jerusalén destruido por los babilonios en el 586 a.C. La élite fue llevada a Mesopotamia, en lo que se conoce como el Cautiverio de Babilonia. Sin embargo, en el 538 a.C., el rey persa Ciro el Grande, que ya dominaba Babilonia, permitió el regreso de los judíos a su tierra. Una parte importante de la población judía en Babilonia regresó entonces a su patria, guiada por los profetas Esdras y Nehemías.
Bajo el dominio persa, Judea fue restaurada en el 537 a.C. y el Templo de Jerusalén reconstruido entre el 520 y el 515 a.C. Judea fue un estado semi-independiente hasta el 332 a.C.
Época griega y romana: Cambios y desafíos
En este período, surgieron nuevas divisiones entre los israelitas, con tres grupos principales: los saduceos, los fariseos y los esenios.
Dominación griega
En el 334 a.C., Alejandro comenzó su conquista del Imperio Persa y dominó Judea en el 332 a.C. Tras su muerte, su imperio se dividió, y la región de Judea quedó bajo el Imperio Seléucida. Los reyes seléucidas intentaron difundir la cultura griega. Antíoco IV Epífanes inició una de las primeras persecuciones religiosas conocidas, prohibiendo ritos y tradiciones judías. Esto llevó a una rebelión de los judíos ortodoxos, liderada por los Macabeos.
Judaísmo helenístico
Desde el siglo II a.C., muchos escritores mencionan poblaciones judías en varias ciudades del Mediterráneo. Una corriente del judaísmo, influenciada por la filosofía griega, se desarrolló en comunidades judías como la de Alejandría. Un ejemplo de esta mezcla de ideas es Filón de Alejandría.
Judea bajo Roma: Rebeliones y dispersión
En el 63 a.C., Pompeyo conquistó Judea, convirtiéndola en un reino que pagaba tributo a Roma. En el 40 a.C., el Senado romano nombró a Herodes el Grande rey de Judea, dándole cierta independencia. Sin embargo, en el año 6 d.C., Judea se unió a Siria, formando la Provincia de Judea bajo el gobierno romano.

Hubo tres grandes rebeliones judías contra Roma:
- En el año 66 d.C., estalló la primera guerra, que llevó a la destrucción de Jerusalén y su Templo en el año 70 d.C.
- En el 115 d.C., hubo una segunda sublevación en todo el oriente del Imperio.
- Entre el 132 y el 135 d.C., estalló una tercera guerra debido a leyes romanas que prohibían prácticas judías. Después de esta derrota, Jerusalén fue renombrada Aelia Capitolina y la provincia pasó a llamarse "Syria Palaestina". Se prohibió a los judíos vivir en Aelia Capitolina y la religión judía fue prohibida.
La destrucción de Judea y la gran dispersión de la población judía en el año 70 d.C. (la Diáspora judía) hicieron que la autoridad religiosa pasara de los sacerdotes del Templo a los rabinos. Ellos recopilaron sus interpretaciones de los textos sagrados en el Talmud.
Los judíos fueron aceptados en el Imperio Romano y algunos incluso se hicieron ciudadanos. Sin embargo, con la llegada del cristianismo al poder, las restricciones para los judíos aumentaron. Las persecuciones y expulsiones forzaron cambios en los centros comunitarios judíos.
El Imperio Bizantino y los judíos
La política oficial del Imperio Bizantino era convertir a los judíos al cristianismo. En el 351 d.C., los judíos se rebelaron contra estas presiones, pero la rebelión fue aplastada. En este período, Hillel II, líder del Sanedrín, creó un calendario oficial basado en cálculos matemáticos y astronómicos. También se empezó a redactar la Mishná en la academia judía de Tiberíades.
El emperador Teodosio I hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio. Prohibió a los judíos tener esclavos, construir nuevas sinagogas o tener cargos públicos. El matrimonio entre judíos y cristianos se consideraba un delito grave. Teodosio eliminó el Sanedrín. Con Justiniano I, se restringieron aún más los derechos civiles y religiosos de los judíos. A pesar de esto, en los siglos V y VI, se construyeron nuevas sinagogas con hermosos mosaicos en Judea.
Edad Media: Convivencia y desafíos
Durante la Edad Media, hasta las cruzadas en el siglo XI, la mayoría de los judíos vivieron con relativa prosperidad bajo el dominio musulmán. Los judíos de Occidente también tuvieron condiciones favorables para su desarrollo económico y cultural en los territorios cristianos.
Europa cristiana: Crecimiento y limitaciones

A pesar de ataques ocasionales y conversiones forzadas, el número de judíos en Europa creció, incluso superando el crecimiento de algunos grupos no judíos. Aunque la Iglesia imponía limitaciones económicas, los ingresos judíos solían ser mayores que el promedio de los cristianos. Los guetos, creados para diferenciar a judíos y no judíos, también garantizaban la autonomía de las comunidades judías en sus asuntos internos y, en casos extremos, protegían a los judíos y sus bienes.
Algunos historiadores, como Salo Baron y Robert Chazan, han cuestionado la idea de que la vida judía medieval en Europa fue solo de sufrimiento. Aunque hubo dificultades, las comunidades judías crecieron, lo que sugiere que las condiciones no eran tan terribles como a veces se pensaba. En el año 1000, había pocos judíos en Europa en comparación con las grandes poblaciones en Bizancio y tierras musulmanas. Cinco siglos después, la mayoría de los judíos se habían establecido en territorios católicos latinos, donde prosperaron.
Territorios islámicos: Una época de oro
Los judíos mantuvieron parte del comercio en Palestina y prosperaron bajo el sistema del "dhimmi" en tierras musulmanas. Aunque eran ciudadanos de segunda clase, no sufrieron persecuciones, ya que sus costumbres eran similares a las musulmanas y no representaban una amenaza política. Se adaptaron al mundo árabe, aprendieron su idioma y ocuparon diversas posiciones en la sociedad, incluso en la corte. Culturalmente, siguieron evolucionando; por ejemplo, el sistema de puntuación del hebreo (niqud) se desarrolló en Tiberíades.
Hacia el año 1000, el 80% de los judíos del mundo vivía en territorios musulmanes, desde Mesopotamia hasta el norte de África, incluyendo gran parte de la península ibérica y Sicilia.
España: Convivencia y expulsión
En Al-Ándalus (la España musulmana), los judíos fueron bien tratados y vivieron una "Edad de Oro" entre los años 900 y 1100. También fueron aceptados en la corte de algunos reyes cristianos, como Alfonso X.
Sin embargo, a partir del siglo XI, hubo disturbios que obligaron a los judíos a refugiarse en guetos. También hubo persecuciones por parte de algunos musulmanes, y se dictaron decretos para destruir sinagogas o forzar conversiones al islam. Los almohades, que conquistaron la península ibérica en 1172, fueron muy estrictos y expulsaron a judíos y cristianos de Marruecos y Al-Ándalus. Muchos huyeron a tierras más tolerantes, como Maimónides.
En los reinos cristianos de la península, la situación empeoró con el tiempo, hasta la expulsión de 1492. Estos judíos expulsados son los sefarditas, que aún hoy conservan el ladino, una lengua relacionada con el antiguo castellano. Los judíos que se quedaron fueron obligados a convertirse al catolicismo y a menudo fueron víctimas de la Inquisición.
Europa: Préstamos y persecuciones

Ha habido poblaciones judías en Europa desde hace mucho tiempo, especialmente en la zona que fue parte del Imperio Romano. Hay registros de comunidades judías en Francia y Alemania desde el siglo IV. Generalmente, fueron perseguidos. Como eran los únicos a quienes se les permitía prestar dinero con interés (algo prohibido a los católicos por la Iglesia), algunos judíos se hicieron importantes prestamistas. Los reyes cristianos vieron la ventaja de tener súbditos que pudieran darles dinero sin ser excomulgados, por lo que el comercio de dinero en Europa occidental quedó en manos de los judíos.
Las persecuciones se hicieron más intensas a partir de la Primera Cruzada y fueron seguidas por expulsiones. En 1269, los judíos fueron obligados a usar un paño amarillo en su ropa como señal de discriminación. Los judíos expulsados de Francia (1396) y Austria (1421) huyeron a Polonia; son los askenazíes, que hablan yidis, una lengua derivada del alemán. La mayoría de los sefarditas se refugiaron en el Imperio Otomano, Holanda y el norte de África.
Imperio Otomano: Un refugio
Los judíos han vivido en Asia Menor por más de 2400 años. Su prosperidad inicial en épocas griegas disminuyó bajo los bizantinos, pero se recuperó bajo los gobiernos musulmanes. Durante el período otomano, Turquía fue un lugar seguro para los judíos y aún hoy tiene una pequeña población judía.
Cuando el Levante pasó a poder otomano, había comunidades judías en muchas poblaciones. Entre ellas Safed, que se convirtió en un centro espiritual para los judíos.
La era moderna: Cambios, desafíos y el nacimiento de Israel
Hacia el año 1500, la situación en Europa cambió mucho. Las fuerzas cristianas expulsaron a los musulmanes de casi todo el continente. La población creció, la economía se desarrolló y hubo estabilidad política y fuerza militar, junto con un gran florecimiento cultural. También hubo muchas exploraciones y conquistas. En el año 1500, las comunidades judías europeas eran tan importantes como las de tierras musulmanas, e incluso tendían a superarlas en número. El centro de la vida judía se encontraba en Europa. Muchos judíos se mudaron a Occidente, atraídos por las oportunidades. Después de las conquistas cristianas, varias comunidades judías decidieron quedarse bajo la protección de las autoridades cristianas, que les ofrecieron estabilidad y autonomía. En otros casos, las autoridades cristianas invitaron a comunidades judías a vivir en sus tierras para ayudar a desarrollar la economía.
Renacimiento judío en Europa y América

Debido a las expulsiones, en el siglo XVII vivían pocos judíos en Europa occidental. La tolerante Polonia tenía la mayor población judía de Europa.
A partir de 1791, en el Imperio Ruso, los judíos fueron obligados a vivir en la "Zona de Asentamiento", donde su número creció mucho debido a las expulsiones de otras aldeas. Generalmente vivían en condiciones difíciles, dedicándose a la artesanía, ya que otras profesiones les estaban prohibidas.
Durante la Ilustración, hubo cambios en la comunidad judía. La Haskalá (Ilustración judía) fue un movimiento paralelo, y algunos judíos comenzaron a integrarse en la sociedad europea a partir de 1700. La educación no religiosa y científica se sumó a la instrucción religiosa tradicional, y creció el interés por una identidad judía nacional y por el estudio de la historia y el idioma hebreo. La Haskalá dio origen a movimientos reformistas y conservadores, y también sembró las semillas del sionismo, que buscaba una nación propia para los judíos.
Al mismo tiempo, surgió el Judaísmo jasídico, que promovía el seguimiento estricto de los preceptos de la Torá. Estos dos movimientos, Haskalá y Jasidismo, formaron la base de las divisiones modernas dentro de la sociedad judía.
Mientras el mundo interior de las comunidades judías cambiaba, comenzaron las discusiones para darles igualdad de derechos como ciudadanos. Francia fue el primer país en hacerlo, después de la Revolución de 1789. Algunos esperaban que los judíos se integraran y dejaran su religión.
El siglo XIX: Emancipación y discriminación
En Rusia, la situación de los judíos empeoró. A partir de 1827, los judíos de entre 12 y 25 años debían servir en el ejército ruso por al menos 25 años, con el objetivo de que abandonaran su religión. Las comunidades judías debían proporcionar reclutas, y si no lo hacían, eran secuestrados. Luego eran "reeducados" y se esperaba que se convirtieran al cristianismo. En 1843, los judíos fueron expulsados de Kiev. Las condiciones de vida en la Zona de Asentamiento eran difíciles, con comunidades judías viviendo en aldeas llamadas "shtetl", donde se dedicaban a tareas rurales y al pequeño comercio.
Aunque en el siglo XIX hubo persecuciones ocasionales, la emancipación de los judíos se extendió por Europa, gracias a políticas como las de Napoleón, que los animó a salir de los guetos. En 1871, casi todos los países europeos, excepto Rusia, habían dado a sus judíos la ciudadanía y la igualdad de derechos civiles.
Pero a pesar de la integración, surgió una nueva forma de discriminación basada en ideas de raza y nacionalismo. Se difundieron teorías que decían que los judíos eran una raza separada e inferior. Esto llevó a la aparición de partidos políticos en Francia, Alemania y Austria-Hungría que buscaban quitarles los derechos a los judíos. Un caso famoso fue el caso Dreyfus en Francia. Esta discriminación, junto con los ataques violentos (pogromos) en Rusia, llevó a muchos judíos a apoyar las ideas de Theodor Herzl, quien creía que el pueblo judío solo estaría seguro y podría desarrollarse plenamente en su propia nación.
Desde el siglo XVIII, la mayoría de los judíos del mundo se concentraban en Europa del Este. Pero esta situación cambió entre 1870 y 1925, cuando, debido a la discriminación en el Imperio Ruso, unos 3.5 millones de judíos emigraron a América. Esto llevó a la creación de nuevas comunidades judías, principalmente en Estados Unidos, Canadá y Argentina, donde no había las mismas restricciones. Algo similar ocurrió en Sudáfrica y en la Tierra de Israel.
A partir de 1881 y hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, muchos judíos europeos emigraron a América Latina, especialmente a Argentina, Brasil y Uruguay. También llegaron a Chile, México, Venezuela, Colombia y Perú. En 1889, se fundó Moisés Ville, el primer asentamiento agrícola judío en Argentina.
El siglo XX: La tragedia y el renacimiento
La Shoá. Aunque los judíos se integraron en Europa, lucharon por sus países en la Primera Guerra Mundial y contribuyeron a la ciencia y el arte, la discriminación no solo persistió, sino que aumentó. Su forma más terrible fue la destrucción de muchas comunidades judías europeas y el asesinato de alrededor de seis millones de judíos durante la Shoá, lo que borró una parte importante de su historia de más de 2000 años.
Estado de Israel. El 29 de noviembre de 1947, las Naciones Unidas aprobaron la creación de un Estado judío y otro árabe en la región de Palestina. El 14 de mayo de 1948, el Estado de Israel se declaró independiente, siendo la primera nación judía desde la destrucción de Jerusalén. Al día siguiente, el 15 de mayo de 1948, comenzó la guerra árabe-israelí, ya que los países árabes no aceptaron la declaración del Estado de Israel. Esta fue la primera de varias guerras entre Israel y sus vecinos árabes, que también llevaron a la persecución de casi 900.000 judíos que vivían en países árabes.
El siglo XXI
Sobre las ruinas de un antiguo templo judío que fue destruido en 1948, Israel reconstruyó y restauró por completo la Sinagoga Hurva en Jerusalén, entre 2006 y 2010.
Galería de imágenes
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León de Judá. El león es el símbolo de Judá, de cuyo reino proviene el gentilicio "judío"—'procedente del reino de Judá'.
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Mosaico con Menorá, lulav y etróg, siglo VI.
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Relieve judeorromano con menorá portada por querubines clásicos tardíos, siglos II-III.
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Rabí Ashi enseñando en la Academia Talmúdica de Sura, Babilonia, siglo IV d. C.
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Vidrio judeorromano con representación simbólica del Templo de Jerusalén, siglo II d. C.
Véase también
- Hebreos
- Idioma hebreo
- Historia del antiguo Israel
- Judaísmo
- Diez Mandamientos
- Menorá
- Historia de los judíos en la Tierra de Israel
- Sion
- Estrella de David
- Pueblo judío
- Emancipación judía
- Cifras históricas de población judía
- Diáspora
- Casa de las Diásporas
- Diáspora sefardí
- Apellidos judíos
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- Judíos sefardíes
- Judíos asquenazíes
- Arte judío
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